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Salmos 15:1-3 Jehov, quin habitar en tu tabernculo? Quin morar en tu monte santo? 2 El que anda en
integridad y hace justicia, Y habla verdad en su corazn. 3 El que no calumnia con su lengua, Ni hace mal a su prjimo,
Ni admite reproche alguno contra su vecino.
Isaas 1:18 Venid luego, dice Jehov, y estemos a cuenta: si vuestros pecados fueren como la grana, como la nieve
sern emblanquecidos; si fueren rojos como el carmes, vendrn a ser como blanca lana.
Mateo 11:28 Venid a m todos los que estis trabajados y cargados, y yo os har descansar.
VI. Un modelo celestial
El origen del modelo del Tabernculo era celestial. Fue un diseo preparado por Dios, lleno de figuras y sombras, sobre
todo, mostrando a Aquel que habra de venir; el justo precio por el pecado, satisfaciendo la justicia de Dios. Aun cuando
el Tabernculo de Moiss, visto desde afuera no tena una apariencia atractiva, el mensaje y la enseanza que este
trajo al hombre, fue de vital importancia para la revelacin del deseo de Dios, de salvar al hombre de la muerte eterna y
restaurarlo para hacerlo habitante celestial.
Cada pieza del Tabernculo tena un significado profundo del proyecto de Dios, los materiales utilizados para su
construccin, sus compartimientos y el amoblado mismo, era un diseo que de ninguna manera pudo tener algn
origen terrenal. Era la silla del juicio, donde el juez aplicaba la justa paga por el pecado, aunque su mensaje era
escatolgico tuvo una realidad incalculable para los hebreos en su tiempo. (Ap. Isauro Vielman)
Hebreos 9:1; 9
1 Ahora bien, aun el primer pacto tena ordenanzas de culto y un santuario terrenal.
9 Lo cual es smbolo para el tiempo presente, segn el cual se presentan ofrendas y sacrificios que no pueden hacer
perfecto, en cuanto a la conciencia, al que practica ese culto,
Hebreos 9:23 Fue, pues, necesario que las figuras de las cosas celestiales fuesen purificadas as; pero las cosas
celestiales mismas, con mejores sacrificios que estos.
CONCLUSIN
Apocalipsis 21:3-4 Y o una gran voz del cielo que deca: He aqu el tabernculo de Dios con los hombres, y
l morar con ellos; y ellos sern su pueblo, y Dios mismo estar con ellos como su Dios. 4 Enjugar Dios
toda lgrima de los ojos de ellos; y ya no habr muerte, ni habr ms llanto, ni clamor, ni dolor; porque las
primeras cosas pasaron.