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Buenos días a todos. Me es muy grato estar aquí con ustedes en este Foro de
Diálogo Mexicano que, como en otras partes del mundo, ha sido convocado por la
Comisión Mundial sobre la Dimensión Social de la Globalización. Como sabemos
todos los presentes, la Comisión desea recoger contribuciones nacionales y
regionales al ejercicio de reflexión mundial que lleva a cabo sobre el tema que nos
reúne hoy. No recuerdo algún diálogo internacional que haya reunido a tan
eminentes personalidades de gobiernos y sociedad civil, de organizaciones de
empleadores y trabajadores, de pensadores de variadas opiniones y tendencias,
provenientes de todos los rincones del mundo.
1. ¿Qué es la globalización?
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América o a los procesos de colonización: no se ponía el sol en el imperio de Carlos
V de Habsburgo.
Hay divergencias que tienen que ver con aquello que caracteriza al proceso.
Algunos se limitan a la esfera económica y hablan de la globalización del capital, de
la expansión mundial de los procesos productivos o de la liberalización del comercio.
Otros visualizan el proceso como algo más amplio, como la interdependencia e
interpenetración creciente de las sociedades, que llevará finalmente a una única
sociedad mundial.
Nuestra primera tarea habrá de ser una revisión del estado en que nos encontramos.
Constatamos que sin duda, los enormes avances tecnológicos de nuestra era, la
multiplicación de intercambios de ideas, de información, de productos y de capital,
abren un mundo de nuevas oportunidades para el crecimiento económico, el
desarrollo social y la generación de empleos. Sin embargo, persisten grandes
carencias en el desarrollo humano. En ciertos aspectos incluso hemos sufrido
retrocesos.
Son bien conocidas las cifras que han dado a conocer las organizaciones
internacionales como las Naciones Unidas y el Banco Mundial. En materia de
pobreza humana, la situación es dramática. Al terminar el milenio, 2,800 millones de
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El Foro Económico Mundial reúne anualmente en la ciudad suiza de Davos a los principales líderes
empresariales, políticos e intelectuales para discutir sobre temas globales de actualidad. El evento se realizó este
año en Nueva York, en solidaridad por los atentados del 11 de septiembre. El Foro Social Mundial se lleva a
cabo anualmente en Porto Alegre, Brasil, organizado por movimientos sindicales y diversas ONG. Este foro
tiene interés en servir como una plataforma para la formulación de políticas alternativas y proyectos para
promover los derechos humanos, la justicia social y el desarrollo sustentable.
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personas, casi la mitad de la población del mundo, subsistían con menos de dos
dólares diarios. De estas personas, 1,200 millones vivían con menos de un dólar
diario; es decir, una de cada cinco personas en el planeta se encontraba en situación
de pobreza extrema. Y aunque el porcentaje de seres humanos en pobreza extrema
disminuyó de 29% a 23% en el último decenio del siglo XX, el número absoluto de
personas en esa situación permaneció casi inalterado.2
En México, que se clasifica como un país de desarrollo medio, se estima que las
personas en pobreza alcanzan la alarmante cifra de al menos 37.7 millones de
personas, con 15.9 millones en pobreza extrema.3 Estimaciones recientes con
metodología distinta, dadas a conocer por la Secretaría de Desarrollo Social, son aún
más impactantes: más de la mitad de la población mexicana en situación de pobreza
(53.7%) y una cuarta parte (24.2%) en pobreza extrema.4
2
Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), Informe sobre desarrollo humano 2002:
profundizar la democracia en un mundo fragmentado, Ediciones Mundi-Prensa, Madrid-Barcelona-México,
2002, p. 17.
3
PNUD, op.cit., p. 157.
4
Secretaría de Desarrollo Social (SEDESOL), Subsecretaría de Prospectiva Planeación y Evaluación, La
Medición de la Pobreza en México al año 2000, Comunicado de Prensa de SEDESOL, 13 de agosto de 2002.
5
PNUD, ibid., p. 19.
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Entre los efectos de la mayor movilidad de capital, productos, servicios y personas,
es urgente reflexionar sobre la creciente migración a nivel mundial. Hay que
reconocer las oportunidades que se crean tanto para los individuos que migran,
como para las sociedades que los reciben, las cuales se enriquecen con su trabajo y
talento. No obstante, los acrecentados flujos migratorios han traído consigo un
endurecimiento de las condiciones en que se desenvuelven los migrantes, que
constituyen uno de los grupos más vulnerables de la sociedad moderna. Hoy más
que nunca enfrentamos la imperiosa necesidad de identificar las
amenazas contra la seguridad y la dignidad de las personas. Se hace cada vez más
evidente la necesidad de asegurar, dentro de los cauces legales de cada país, la
protección de los derechos humanos y laborales de los trabajadores migratorios
independientemente de su status jurídico, precisamente porque su dignidad de
personas así lo reclama.
Ante este escenario de luces y sombras, es imprescindible una visión del futuro que
queremos alcanzar. ¿Hacia dónde vamos? ¿Cuáles son nuestras prioridades?
¿Cuáles son nuestros valores y principios? Sin reflexionar sobre estas cuestiones,
no es posible establecer nuestro rumbo ni diseñar las estrategias que nos permitirán
alcanzar un mejor entorno para el pleno desarrollo de la humanidad.
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4. La dimensión humana de la mundialización
¿Cuáles son los valores éticos y los principios universalmente válidos que subyacen
estos esfuerzos? Lo central es la dimensión humana; es decir, cómo los procesos de
integración e interdependencia afectan a las personas humanas, para bien o para
mal. Nos interesa el desarrollo, la erradicación de las desigualdades, de la
discriminación, de las injusticias y los males que nos aquejan, porque los seres
humanos están en el centro de nuestras preocupaciones.
Quisiera recordar lo que hace un año comentó Juan Somavía, durante la Conferencia
Interamericana de Ministros de Trabajo: “ En medio del torbellino de cambios que se
han producido en los últimos 20 años, hay una cosa que se ha mantenido constante.
Dicho de otro modo, hay un cambio que no se produjo, y ese cambio que no se
produjo se refiere a la relación de la persona con el trabajo, ya sea porque éste es
fuente de la dignidad personal, fuente de la estabilidad de la familia o fuente de la
paz que necesita toda comunidad, o porque efectivamente, el trabajo está en el
corazón de la política.”
Como dijera Karol Wojtyla, “El diálogo entre las culturas, instrumento privilegiado
para construir la civilización, se apoya en la certeza de que hay valores comunes a
todas las culturas, porque están arraigados en la naturaleza de la persona. En tales
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valores la humanidad expresa sus rasgos más auténticos e importantes. Hace falta
cultivar la conciencia de estos valores, dejando de lado prejuicios ideológicos y
egoísmos partidarios, para alimentar ese humus cultural, universal por naturaleza,
que hace posible el desarrollo fecundo de un diálogo constructivo…El diálogo entre
las culturas resulta hoy particularmente necesario si se considera el impacto de las
nuevas tecnologías de la comunicación en la vida de las personas y de los pueblos.
Vivimos en la era de la comunicación global, que está plasmando la sociedad según
nuevos modelos culturales, más o menos extraños a los modelos del pasado. La
información precisa y actualizada es, al menos en línea de principio, prácticamente
accesible a todos, en cualquier parte del mundo. El libre aluvión de imágenes y
palabras a escala mundial no sólo está transformando las relaciones entre los
pueblos a nivel político y económico, sino también la misma comprensión del mundo.
Este fenómeno ofrece múltiples potencialidades, en otro tiempo impensables, pero
presenta también algunos aspectos negativos y peligrosos. El hecho de que un
número reducido de países detente el monopolio de las “industrias” culturales,
distribuyendo sus productos en cualquier lugar de la tierra a un público cada vez
mayor, puede ser un potente factor de erosión de las características culturales. Son
productos que contienen y transmiten sistemas implícitos de valor y, por tanto,
pueden provocar en los receptores unos efectos de expropiación y pérdida de
identidad”.6
Por ello la Secretaría del Trabajo y Previsión Social ha definido la siguiente visión del
futuro, en el marco de la nueva cultura que promovemos:
“México cuenta con la cultura laboral que propicia el bienestar y el bien ser de sus
habitantes, por la que el trabajo productivo es un medio para el desarrollo integral de
las personas, y los trabajadores de México tienen un nivel de vida acorde con su
dignidad humana.”
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L´Osservatore Romano, edición semanal en lengua española, año XXXIII, núm. 50 (1668), 15 de diciembre de
2000, pp. 11-13.
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Esto es lo que esperamos alcanzar para el año 2025; hemos puesto manos a la obra
para tener resultados inmediatos y significativos. Sabemos que para llegar a nuestra
visión el camino es el diálogo social. Hemos mirado hacia otros países y regiones
del mundo para aprovechar sus experiencias en la conformación de nuestros propios
foros de diálogo tripartito.
Estamos construyendo en México una nueva relación del gobierno federal con todos
los sindicatos mexicanos, bajo el principio de la inclusión social y del diálogo. La
esencia de la democracia participativa es construir consensos y acuerdos
permitiendo a todos expresar sus opiniones, sin mirar las tendencias. En Italia, por
ejemplo, los sindicatos están divididos de acuerdo a distintas líneas políticas,
ideológicas y confesionales, pero esta situación no les ha impedido establecer una
colaboración efectiva.
El Acuerdo para crear el Consejo para el Diálogo con los Sectores Productivos
propone transitar a una nueva cultura “que reconozca la dignidad de la persona y
conciba al trabajo como actividad que permite no sólo la satisfacción de las
necesidades materiales del ser humano, sino también como instrumento de
dignificación de su existencia; que logre una mejor distribución de la riqueza
mediante niveles salariales verdaderamente remuneradores; impulse y promueva la
capacitación para la productividad, la prevención de accidentes, la seguridad e
higiene en los centros de trabajo; profundice en la conciencia de la sociedad la
impostergable necesidad de la conservación de los recursos naturales y el cuidado
de la ecología en su conjunto; pero también que se funde en el diálogo, la
concertación y los entendimientos entre autoridades, trabajadores y empresarios
como las únicas vías para la solución de diferencias y el desarrollo sostenido de los
centros de trabajo y de las actividades productivas.”
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Desde la creación del Consejo, las reuniones se han llevado a cabo con la
participación plural de organizaciones sindicales y de empresarios, así como de
representantes de las más importantes instituciones académicas del país. Por el
Gobierno Federal han acudido regularmente los titulares de ocho Secretarías de
Estado responsables de política económica y social, así como el Banco de México y
diversas instituciones públicas a cargo de temas tan diversos como vivienda, ahorro
para el retiro, salario mínimo, defensa del consumidor, educación y estadísticas. El
propio Presidente de la República participa dos veces por año.
6. El diálogo internacional
• Segundo, hemos de trabajar juntos para superar las brechas que separan la
situación de privilegio de la de marginación: brechas tecnológicas, brechas en
perjuicio de mujeres, brechas que impiden el acceso justo a los mercados
mundiales. Es imperativo procurar el acceso universal al saber y los
conocimientos técnicos que con tanta rapidez se generan en nuestros días y,
por medio de la educación universal y la capacitación, asegurar un acceso
equitativo a las oportunidades de trabajo.
7. Conclusiones
Señores y señoras:
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• La protección del ambiente no es únicamente una cuestión técnica, sino
también y sobre todo una cuestión ética. Todos tienen el deber moral de
cuidar el ambiente, no solamente para el bien propio, sino también para el
bien de las generaciones futuras.
No me resta más que desear el mejor de los éxitos a los trabajos de este Foro de
Diálogo Nacional. Muchas gracias.
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