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Verdad
Falsedad
Suspendido
Indefinido
Sobredefinido
Verdad, tanto como falsedad, son valores que no plantean dificultad alguna y que se
corresponden con la lgica bivalente de origen aristotlico; y ms radicalmente,
digamos, occidental. (Nunca huelga recordar que Aristteles corresponde al perodo
helenstico de la Grecia antigua, cuando ya se anunciaba la decadencia y el ocaso del
mundo griego y el ascenso de Roma).
Como se aprecia sin dificultad, en lgica, como en buena ciencia, anlogamente a como
acontece en la buena literatura y en la poesa, por ejemplo, los sinnimos no existen y
corresponden ms bien a pereza o facilidad del pensamiento. Cada palabra designa una
realidad propia, y as, la complejidad resulta inescapable.
Por su parte, el quinto valor de la lgica pentavalente corresponde a todo aquello que
est sobredeterminado, o mucho mejor, sobredefinido. Un enunciado o una situacin
sobredefinida son aquellos a los que les cabe numerosas acepciones, usos,
interpretaciones o comprensiones sin que quepa precisar cul de ellos es el ms
adecuado. De esta suerte, la sobredefinicin o sobredeterminacin es el valor que no
termina de inclinarse ms de un lado que de otro, en un plano que otro, en un contexto
que en otro, por ejemplo. Y, en consecuencia, debe ser asumido exactamente al mismo
nivel que los otro cuatro valores definitorios de la lgica pentavalente.
Ante una tradicin, ante unos valores y principios, ante una cultura y estructura de
pensamiento que son eminentemente reduccionistas, la lgica pentavalente introduce,
manifiestamente, grados de libertad y, por tanto, de indeterminacin. En verdad, en toda
la tradicin de Occidente siempre hubo el llamado o la constriccin a reducir el mundo,
la vida y la naturaleza a un valor determinado. Expresado en trminos originariamente
teolgicos, se extendi a la poltica, por ejemplo, y entonces se habl del mal menor,
como si un mal menor fuera una alternativa plausible o razonable. Como si hubiera que
decidirse, ulteriormente, entre dos valores, o incluso uno solo, as fuera con matices.
Esa historia corresponde, sin forzar las cosas, a una historia de violencia y exclusin.
Por ejemplo, a la idea de que haba guerras justas, y entonces se llamaron y se llaman
guerras santas, por ejemplo.