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Esta pregunta puede parecer muy apropiada en un ámbito cotidiano. ¿Qué puede tener de
sagrado la geometría?
Efectivamente todos hemos aprendido que la geometría, en términos básicos, es una rama
de las matemáticas que estudia la lógica de las formas en el espacio, ya sea bidimensional
o tridimensional. Es decir, trabaja y explica problemas concretos de la forma. En la vida
práctica la geometría presta una gran utilidad para medir las tierras y para poder analizar
y comprender las obras concretas que realiza el ser humano (puentes, acueductos,
edificios, etc.).
Por otro lado el término sagrado nos sugiere una dimensión espiritual o moral que se
inserta en la evolución del ser humano, con una proyección trascendente. Es decir, como
lo contrario a lo profano y al rol cotidiano y práctico de nuestras vidas.
A primera vista la geometría, en su dimensión arquetípica, nos parece que tiene más que
ver con el mundo práctico y cotidiano, porque es ahí donde presta su real utilidad.
Entonces, ¿cómo es que podemos instalarla en una dimensión espiritual y trascendente?
• ¿Qué buscaban aquellos que dejaron las huellas que nos permiten identificar una
Geometría Sagrada?
Ha habido muchos estudiosos que se han hecho estas preguntas y que han logrado
estructurar un campo de conocimiento y experimentación que ha permanecido oculto por
mucho tiempo. Desde Platón, pasando por Fra Luca Pacioli, Leonardo da Vinci,
Leonardo de Pisa, Matila C. Ghyka, hasta los actuales físicos cuánticos y estudiosos
espiritualistas como Drunvalo Melchizedek o artistas como Charles Gilchrist, el artista,
matemático y geómetra George W. Hart y muchos otros que nos han permitido ir
descubriendo y develando el misterio que hay detrás de la Geometría Sagrada.
La enseñanza que nos han dejado nos permite comprender que la Geometría Sagrada es
un conocimiento que contiene el patrón de crecimiento, evolución, expansión y desarrollo
de todo lo manifestado, lo que, de alguna manera, nos revela los orígenes del tejido del
universo. Como patrón de crecimiento, podemos decir que se trata de una forma abstracta
de razonamiento y como tal se puede aplicar no solo a procedimientos y fenómenos
concretos, naturales y empíricos, sino que también a realidades conceptuales, abstractas e
incluso espirituales.
En este contexto no se puede dejar de mencionar la estrecha relación que existe entre lo
sagrado de la geometría con lo sagrado de los números. Esta se manifiesta a través de las
series numéricas y las relaciones y razones numéricas existentes en las proporciones de
las partes componentes de las entidades geométricas, las cuales expondremos más
adelante. Podríamos decir que la geometría traza el despliegue de los números en el
espacio, realizando un viaje o un camino desde el simple punto, pasando por la línea y
llegando al plano, para luego entrar a la tercera dimensión y eventualmente trascenderla,
para luego retornar al punto nuevamente. En otras palabras se trata de una disciplina que
incursiona en las leyes de ordenación del universo y de la huella digital de la creación. A
través de proporciones, patrones, sistemas, códigos y símbolos, establece las bases tanto
de la creación natural (el universo, la materia, los organismos vivos y su ADN) como de
las re-creaciones humanas: el arte, la arquitectura, el diseño, la ciencia, la física, la
música, la cábala, las matemáticas, etc. A través de estas últimas, el hombre hace de
creador e intenta acceder a niveles superiores de consciencia, entendimiento,
conocimiento o sensibilidad que lo conecten en forma creciente con la vastedad que lo
rodea. Y esto lo logra cuando basa su creación – consciente o inconscientemente - en la
Geometría Sagrada, obteniendo así lo que G.I. Gurdjieff llamaba ‘arte objetivo’:
“El arte oriental es preciso, matemático, sin manipulaciones. Es una forma de escritura…
Por ejemplo, tomemos la arquitectura. He visto algunos ejemplos de arquitectura en
Persia y Turquía; por ejemplo, un edificio de dos habitaciones. Todo aquel que entraba a
estas habitaciones, ya fuera viejo o joven, inglés o persa, lloraba… El resultado era
siempre el mismo. Con estas combinaciones arquitectónicas, las vibraciones calculadas
matemáticamente contenidas en el edificio no podían producir otro efecto. Estamos bajo
ciertas leyes y no podemos resistir las influencias externas. Como el arquitecto de este
edificio tenía una comprensión diferente y construyó matemáticamente, el resultado era
siempre el mismo. Hicimos otro experimento. Afinamos nuestros instrumentos musicales
de un modo especial y combinamos los sonidos de tal manera que aún trayendo a los
transeúntes casuales de la calle obtuvimos el resultado que queríamos. La única
diferencia era que uno sentía más, otro menos. Supongamos que llega a un monasterio;
usted no es un hombre religioso, pero lo que tocan y cantan allí evoca en usted el deseo
de orar…. Y así sucede con todos. Este arte objetivo está basado en leyes...”
(Extractado de “Perspectivas desde el Mundo Real”, Ed. Hachette, Argentina, 1977, págs.
164-165).
(Extractado del artículo “Why Sacred Geometry” from Mid – Atlantic Geomancy.)
www.bibliotecapleyades.net/geometria-sagrada
2.1.- El vacío.
Fig. 1 El vacío
2.2.- El punto
En este espacio aparece un simple punto (fig. 2) que será nuestro primer arquetipo que
conforma la primera dimensión. Este representa la consciencia de unidad, la mente divina
e indivisible. Es donde comenzamos nuestro camino, desde donde iniciaremos nuestra
misión para luego retornar al punto que es la raíz absoluta del concepto mental y el que,
del mismo modo, es la raiz del pensamiento holístico. Para nosotros es el punto de
síntesis que brota del tercer ojo en la glándula hipófisis en el cerebro.
Fig. 2 El punto
Fig. 4 El radio
Fig. 5 El arco
2.5.- El circulo.
El arco continuará girando a partir del punto B en torno al punto A hasta volver a retornar
al punto B desde donde comenzó a girar. Este movimiento da origen a la primera forma
cerrada de la Geometría Sagrada. El círculo es una manifestación bidimensional de la
Mente Divina e indivisible. Además representa un movimiento y un tiempo que se
manifiesta como el primer ciclo cerrado o la primera forma cerrada de la Geometría
Sagrada. Es como el ciclo inicial que expresa el Génesis.
Los números trascendentes son irracionales, pero no todo irracional es trascendente (por
ejemplo raíz de 2). Es decir, trascendente implica irracional pero no al revés. El número
Phi no sólo es irracional (no es igual a ninguna fracción o cociente de dos enteros) sino
que además trascendente. No es algebraico, es decir no es solución de ninguna ecuación
algebraica (=polinominal).
Fig. 6 El círculo
Nuestra consciencia situada en el centro del espacio puede proyectarse en seis direcciones
y por tanto seis rayos. Adelante y atrás, izquierda y derecha y arriba y bajo. Esto lo
tenemos que visualizar en el espacio tridimensional (fig. 7). Cabe considerar que para
los budistas estas direcciones del espacio pasan a ser diez.
Luego podemos trasladar esta imagen tridimensional a una de dos dimensiones o plana,
logrando que estos seis rayos giren y completen el círculo (fig. 8), y a su vez den origen a
seis puntos B sobre la circunferencia del círculo. Estos a su vez dan origen a los ejes del
patrón de crecimiento de la creación.
Es así como la línea recta o el rayo (arquetipo masculino) en conjunto con la línea curva
o arco (arquetipo femenino), dan origen al primer ciclo completo o Génesis que es
simbolizado por el primer círculo (bidimensional) o esfera (tridimensional)
A partir de este círculo (o esfera), se insinúa el primer movimiento, que no hace otra cosa
que duplicar esta figura arquetípica, dando origen al primer día después del Génesis. Este
segundo círculo se desplaza haciendo centro donde el rayo intercepta el primer círculo
originario (punto B).
Esta es la primera forma traslapada de la Geometría Sagrada, llamada “dos círculos con
radio común” (fig.9).
Fig. 9 El primer día del Génesis. Dos círculos con radio común.
Este primer movimiento o día del Génesis da origen a la segunda forma cerrada de la
Geometría Sagrada: La Vesica Piscis, también conocida como “la vejiga del pez” o
“mandorla” (fig. 10). Esta forma es como el útero o matriz del universo. A partir de ella
se crean todas las formas que se desarrollan en el espacio.
A partir de esta imagen nacen dos nuevos puntos, el C y el D, los cuales se han concebido
como los hijos mellizos de A y B.Esta figura también hay que imaginarla en tres
dimensiones, en donde las dos esferas dan origen a esta nueva figura tridimensional que
es como una pelota de rugby o zeppelín.
Por lo tanto podemos decir que este primer movimiento del Génesis da origen al patrón
de la vida y de la luz, y por tanto a partir de este momento nuestros ojos pueden ver la
creación.
Este da origen al cuarto círculo o esfera que representa el tercer día del Génesis (fig. 13).
Si se observan detenidamente veremos que estos cuatro círculos contienen cinco Vesica
Piscis y un pétalo central, el cual constituye otra de las figuras contenidas de la
Geometría Sagrada (fig. 14).
Estos cuatro círculos son muy simbólicos ya que representan la esencia de la familia en el
lenguaje de la Geometría Sagrada. Los círculos 1 y 2 son los padres, los 3 y 4 los hijos, y
el corazón de la familia se nos presenta en forma de pétalo.
Fig 13. Tercer día del Génesis. Cuatro círculos y el pétalo central.
Dan origen, respectivamente al quinto, sexto y séptimo círculos o esferas, que a su vez
simbolizan el cuarto, el quinto y el sexto día del Génesis (figs. 15, 16 y 17).
Fig. 15, 16 y 17: Cuarto, Quinto y Sexto día después del Génesis
Si observamos la construcción del huevo de la vida (fig. 21) , veremos que hay seis
puntos donde se cruzan tres círculos. Si hacemos centro en cada uno de ellos y trazamos
sus respectivas circunferencias en el mismo tamaño que las anteriores, obtendremos una
tercera rotación (fig. 24).
Esta tercera rotación permite la construcción de la Flor de la Vida. Son seis círculos
azules, seis verdes y seis rojos, más el verde central, que hacen un total de 19 círculos. Es
muy importante observar que los seis círculos exteriores azules tocan tangencialmente al
círculo verde central. Podemos reproducir esta figura si colocamos siete monedas iguales
sobre una mesa (fig. 25).
Estos diecinueve círculos conforman una figura de una gran importancia en la Geometría
Sagrada y ha estado presente en las más variadas civilizaciones desde tiempos
inmemoriales. Siempre los diecinueve círculos, los cuales fueron rodeados por dos
círculos mayores, son los que dieron forma a la Flor de la Vida (fig. 26). A esta altura nos
damos cuenta que este patrón podría seguir hasta el infinito, sin embargo se detiene aquí.
Así como ocurriera con el Huevo de la Vida, el cual permitió la formación de algunas
formas masculinas a partir del punto central de sus círculos, el Fruto de la Vida da
origen, al unir los puntos centrales de sus círculos, al Cubo Metatrón, que es la
contraparte masculina del Fruto de la Vida, utilizando la energía masculina de las líneas
rectas que unen dichos centros, y es uno de los sistemas informativos esenciales de la
creación. La correcta construcción del Cubo Metratón se logra trazando un círculo cuyo
centro está en el centro del círculo central y su radio coincide con los centros de los
círculos exteriores del fruto de la vida (círculo azul). Luego se traza un segundo círculo
(verde) con el mismo centro que el azul pero con un radio que es igual al radio del círculo
azul multiplicado por Phi de valor 0,6180339 (fig. 29).
Luego se traza una estrella tetraédrica haciendo crecer la interior hasta que sus vértices
hagan contacto con el circulo interior (verde). Estos puntos indican el trazado que
permitirá trazar correctamente el Cubo Metatrón completo, de modo de poder trazar las
coordenadas que permiten construir la totalidad de los sólidos Platónicos, especialmente
el dodecaedro y el icosaedro, como se expone en el punto. 8 Los sólidos Platónicos a
continuación (fig. 30).
Este cubo debe su nombre al ángel Metatrón, el cual también es conocido como el
primero y el último de los Arcángeles, y recibe diversas denominaciones como Canciller
del Cielo, Ángel de la Alianza y Rey de los Ángeles. Su función celestial es la de
supervisar la anotación de todos nuestros actos en el Libro de la Vida.
Los sólidos Platónicos son cinco estructuras espaciales que conforman volúmenes
tridimensionales en los cuales todas sus caras son de la misma forma y del mismo tamaño
y cuyos bordes o aristas tienen la misma longitud. Además todos los ángulos interiores
son también del mismo tamaño. Por último, si inscribimos cada sólido Platónico en una
esfera apropiada, todas las puntas tocarán la superficie de la esfera.
Estos sólidos fueron nominados luego que Platón los describiera en el 350 A.C. en su
obra “El Timeo”. Han llegado a ser la base de la estructura de la vida orgánica y de las
obras de creación humana. Las podemos encontrar en la vida animal y orgánica, en los
minerales, en el sonido, en el lenguaje, en la música, en las artes plásticas, en la
arquitectura, en las obras de ingeniería, etc.
1. El tetraedro (fig. 31), cuyas caras son cuatro triángulos equiláteros iguales. De este
poliedro se desprende la estrella tetraédrica, que no es otra cosa que dos tetraedros
invertidos e intersectados (fig. 32).
2. El cubo o hexaedro (fig. 33), que es un poliedro cuyas caras son seis cuadrados
iguales.
3. El octaedro (fig. 34), cuyas caras son ocho triángulos equiláteros iguales.
4. El dodecaedro (fig. 35), que es un poliedro de doce caras conformadas por doce
pentágonos regulares.
5. El icosaedro (fig. 36), que tiene veinte caras conformadas por veinte triángulos
equiláteros iguales.
Fig. 31 Tetraedro
Fig. 32 Estrella tetraédrica
Fig. 34 Octaedro
Fig. 35 Dodecaedro
Fig. 36 Icosaedro
Si observamos con detención cada uno de estos poliedros trazados en el cubo Metatrón
veremos que tienen una versión igual pero más pequeña que se inscribe en los siete
círculos tangentes interiores que se manifestaron en la tercera rotación (fig. 24 y fig. 25)
Como hemos podido ver, el arco o línea curva representan el arquetipo femenino y el
radio o línea recta el masculino. La forma cerrada primaria que construye el arco es el
círculo, y en el caso de la línea recta es el cuadrado. Por otro lado el círculo ha sido la
forma que se le ha asignado a los cielos y el cuadrado a la tierra. Desde muy antiguo se
ha intentado equilibrar o unificar el cielo con la tierra, el espíritu con la materia, lo
femenino con lo masculino, etc. En otras palabras, asimilar al máximo el perímetro del
cuadrado con el del círculo y su circunferencia. Esto es lo que se conoce como la
cuadratura del círculo.
Se trata de construir un cuadrado que tenga el mismo perímetro que un círculo dado. O
bien la misma área que un círculo dado. Y resulta que no es posible construirlo usando
sólo regla y compás.
Es una tarea que no ha sido fácil y es probable que la respuesta exacta todavía no haya
podido encontrarse. La respuesta es que no es posible realizar la construcción con regla y
compás, pero por supuesto, existe un cuadrado con la propiedad requerida. Una de las
aproximaciones más precisas radica en concebir un cuadrado cuyo lado es igual al
diámetro de la tierra (12.700 klm). Es decir, la tierra queda inscrita en un cuadrado de
esta medida. En seguida se traza un círculo haciendo centro en el centro del cuadrado que
contiene el círculo de la tierra y cuyo radio es igual a la suma del radio de la tierra (6.350
klm) más el radio de la luna, cuyo diámetro es 3.500 klm aproximadamente (1.750 klm),
quedando el radio en cuestión en 8.100 klm (fig. 38)
Por otro lado el conocido dibujo de Leonardo da Vinci del hombre Vitruviano, construido
en la superposición del círculo y el cuadrado, presenta una aproximación un poco más
alejada que la anterior a la buscada cuadratura del círculo (fig. 39).
En este dibujo el cuadrado tiene como lado 7 unidades y el radio del círculo es de 4,2
unidades.
Por lo tanto:
Perimetro cuadrado = 5 U x 4 = 20
Perimetro de la circunferencia = 2 x pi (3,1416) = 6,2832 x r ( 3 U) = 18,85
Error= 5,75%
11.- El eneagrama.
En segunda instancia se ubican (en verde) los círculos tangentes a los azules y entre ellos,
y en los centros de los círculos verdes se localizan los puntos que dividen cada uno de los
tres tramos en tres sub tramos, quedando un total de nueve de ellos. Estos seis puntos son
los que marcan el recorrido de la Ley de Siete. Luego, haciendo centro en el punto central
del patrón, y radio en los centros de los círculos verdes, se traza la circunferencia (en
rojo) que contiene el eneagrama (fig. 42)
Por último, en los puntos en que la circunferencia de color rojo corta los tres ejes de la
fig. 41 se encuentran los tres vértices del triángulo equilátero, el tetraedro que marca los
puntos 3, 6 y 9 que simbolizan la Ley de Tres. Por otro lado los puntos 1, 2, 4, 5, 7, y 8
son los que permiten la construcción de la Ley de Siete, cuyo recorrido sigue el orden de
1, 4, 2, 8, 5, 7 y de vuelta al 1.
Esta secuencia nace de la unidad (1) dividida por el total de etapas (7).
Del mismo modo, pero desfasado, resulta al dividir:
1:7 = 0,1428571
2:7 = 0,2857142
3:7 = 0,4285714
4:7 = 0,5714285
5:7 = 0,7142857
6:7 = 0,8571428
Fig. 41 Eneagrama etapa 1
No cabe duda de que hay variadas definiciones de belleza y muchas de ellas concuerdan
en que la belleza se logra cuando hay armonía en las proporciones. Para comprender el
concepto de proporción es recomendable remontarse a los orígenes y recurrir a lo que
entendían los griegos por proporción.
“Pero es imposible combinar dos cosas sin una tercera; es preciso que exista entre ellas
un vínculo que las una. No hay mejor vínculo que el que hace de sí mismo y de las cosas
que une un todo único e idéntico. Ahora bien, tal es la naturaleza de la proporción.”
Platón: Timeo.
“La Geometría tiene dos grandes tesoros: uno el Teorema de Pitágoras; el otro es la
división de una línea en una proporción extrema y una media”
Kepler
Rafael Alberti
“Números Racionales : Es un número que puede ser expresado como la razón de dos
números enteros, como 1/3 o 37/22. Todos los números que, cuando son representados en
notación decimal, o bien se detienen luego de un número finito de dígitos o caen en un
patrón repetitivo, son números racionales.”
“Un número trascendental requiere de un número infinito de términos para ser definido
con exactitud. Es una manera de pensar en Dios. Hay ecuaciones especiales para derivar a
los números trascendentales donde los términos son cada vez más pequeños a medida que
se avanza, de modo que se pueden ir agregando para alcanzar algún nivel de precisión
requerido, pero el verdadero número no se puede lograr con exactitud.Esa es la belleza
de los números trascendentales.”
Luego, si trazamos dos círculos con radio común 1 AB, la intersección de éstos genera
una Vesica Piscis cuyo lado menor ( AB) es 1.
La diagonal del doble cuadrado de lado 1 nos proporciona dos triángulos rectángulos de
catetos 2 y 1 respectivamente. Aplicando Pitágoras obtenemos la dimensión de la
hipotenusa y diagonal del doble cuadrado, que es raíz cuadrada de 5 (fig. 48).
Fig. 48 Raíz cuadrada de cinco en el doble cuadrado
Las otras posibilidades son que a sea mayor que b, o que b sea mayor que a.
De acuerdo a Fra Luca Paccoli de Borgo, existe una proporción de origen divino en que
la relación de las partes es: a es b como c es a a. En otras palabras que el tramo AB sea al
tramo AC como el tramo AC es al tramo CB (fig.50). Es decir que el tramo completo sea
al subtramo mayor como éste es al menor.
Una variante interesante es que usemos el punto C para “doblar” el segmento AB, como
si fuera un vara de plomo y lo juntamos con otra igual, para formar un rectángulo. Uno se
pregunta entonces, dónde habrá que doblar para que el rectángulo se vea lo más armónico
posible… Si se hace el experimento con muchos sujetos, la mayoría opta por una forma
de rectángulo cuya razón largo: ancho estará muy cerca de la razón áurea.
Solo hay un punto C que cumple con esta condición, que se manifiesta como la razón que
expresa la igualdad a/b = a+b/a, que es lo mismo que a/b = c/a, o bien a2 = b (a+b). Esta
proporción se reduce a un número que multiplicado por el tramo a me dará el tramo a+b
que equivale al tramo c, donde ambos cumplen con la proporción o relación referida. Lo
mismo si tomamos el tramo c y lo dividimos por el mismo número obtendremos el valor
numérico del tramo a.
Este número es el llamado número áureo o número de oro o simplemente número Phi.
Número que encontraremos presente en las bellas artes, en la arquitectura, en las plantas,
en el cuerpo humano, en los animales y en todo el universo.
Vamos a suponer un tramo a entre los puntos A y C como en la fig. 50. Le daremos al
tramo a un valor de 2 unidades. A partir de este tramo se construye un cuadrado ACDE
de lado a con valor 2. Acontinuación encontramos el punto medio del tramo AC, el cual
queda dividido en dos subtramos de 1 unidad. Unimos este punto con el vértice D del
cuadrado y con un compás hacemos centro en el mencionado punto medio y arco en D y
lo abatimos sobre la prolongacion del tramo AC donde lo corta está el punto B. Ahora
tenemos el tramo b entre los puntos C y B que queda en proporción áurea en relación al
tramo a. A su vez esto permite construir el rectángulo áureo ABFE (fig. 51).
El número Phi se obtiene a partir del triángulo rectángulo GCD. Según Pitágoras el
cuadrado de la hipotenusa ( GD) es igual a la suma de los cuadrados de los catetos.
Es decir (GD)2 = ( GC)2+( CD)2
Por lo tanto GD2 = 12 + 22 = 5
GD = ?5
El tramo GD, al abatirse sobre la extensión del tramo AC, se iguala al tramo GB.
Entonces el tramo AB es igual al GB+AG, por lo tanto igual a?5+1, lo que se debe
dividir por 2 para obtener Phi.
PhiØ = (V5+1):2 = 1,6180339……………..
14.- El pentágono y el triángulo áureos.
El pentágono regular da origen al triángulo áureo que es un triángulo isósceles con dos
ángulos en la base que miden 72? y el ángulo opuesto 36?. A su vez, si la base del
triángulo mide 1, sus otros dos lados están en proporción áurea y miden 1,6180339…..
(fig. 52)
Para comprender la serie Fibonacci debemos primero definir lo que se entiende por una
serie numérica. Esto no es otra cosa que una sucesión progresiva de números que sigue
un patrón definido en su evolución. Por ejemplo la sucesión de números naturales, de
números pares, de números impares, de números primos, etc.
No está muy claro cuál es el patrón de los primos: en realidad parece aleatorio, y la
sucesión de los primos contiene secuencias aritméticas arbitrariamente largas…
(teoremas recientes de Terence Mao, “premio Nobel” en matemáticas, año 2006).
Si bien esta serie numérica primero fue descubierta por matemáticos de la India como
Gopala alrededor del año 1135 y luego Hemachandra en 1150, que investigaron los
patrones rítmicos que se formaban con notas o sílabas, su real dimensión nos ha llegado,
en occidente, desde que fuera descrita y explicada por Leonardo de Pisa, también llamado
Leonardo Fibonacci, un matemático italiano del siglo XIII.
Leonardo de Pisa la describió con el fin de resolver un problema que planteaba la cría de
conejos, tratando de encontrar el patrón rítmico de nacimiento de éstos.
Más adelante fue descrita también por el matemático alemán Johannes Kepler en el siglo
XVI. Y luego el matemático escocés Robert Simpson en 1753 descubrió la relación de
dos números sucesivos de la serie Fibonacci con la proporción áurea, detectando que
mientras más progresan éstos, más se aproxima su cociente al número de oro o divina
proporción (fig.55).
Fig. 55 Serie Fibonacci y la razón áurea
En la fig. 49 tomamos el número inicial 0+1 = al número siguiente que en este caso es 1 y
al sumar el 1 inicial con el 1 siguiente tenemos2, al sumar ambos tenemos3, luego al
sumar estos dos números, llegamos a5, enseguida a8, después a 13 y así sucesivamente
hasta el infinito.
En realidad, para cualquier número de decimales que nos demos de antemano, se observa
que la sucesión de los cocientes llega a coincidir en esos decimales con el número Phi.
Ahora bien, si hacemos las divisiones a la inversa, es decir el número inicial dividido por
el siguiente, es decir si en lugar de dividir10946: 6765 = 1,6180338, dividimos 6765 :
10946 = 0,6180339. Esto es la proporción áurea a la inversa, es decir si el tramo mayor
mide 1 unidad, el tramo áureo menor medirá 0,6180339.
La espiral es una de las figuras geométricas con mayor carga simbólica que se expresa en
la geometría sagrada. Para comenzar estamos viviendo en una espiral, la galaxia. Esta
figura que en teoría no tiene ni principio ni fin está presente en todo nuestro entorno
natural, cultural y espiritual. Nuestro oído, con el que escuchamos, se desarrolla en forma
de espiral, y también lo encontramos en los conos de los pinos, en algunos cuernos
animales, en variadas plantas, en las conchas marinas, en el flujo natural del agua que se
escurre por un desagüe, en el flujo de aire de los tornados y huracanes, simbolizando los
ciclos de evolución de numerosos procesos, etc. Cada vuelta de la espiral representa un
ciclo de evolución, ofreciendo una perspectiva cada vez más amplia e inclusiva. Si
imaginamos la evolución como un patrón curvo, la espiral implica el concepto de
crecimiento de esta evolución. En caso contrario si la curva vuelve al comienzo, nos
encontramos atrapados en un proceso regresivo e involutivo.
Ambas espirales, si bien al partir tienen un patrón de desarrollo diferente, a medida que
van gradualmente creciendo y alejándose de su centro, comienza a desaparecer la
diferencia y se igualan cada vez más. Es decir ocurre algo equivalente a lo que ocurre
cuando crece la serie Fibonacci, aproximándose cada vez más al número áureo.
Por otro lado las espirales se dividen en femeninas y masculinas, lo que dice relación con
los dos tipos de energías que las construyen. La espiral masculina se expresa a través de
las diagonales de los cuadrados que van girando en 90°. Esto ocurre tanto en los
cuadrados que dan origen al rectángulo áureo para la espiral áurea (fig.60), como en la
trama de cuadrados que dan origen a la espiral Fibonacci (fig. 61).
Fig. 60 Espiral áurea masculina
La espiral femenina se va construyendo con el arco que queda conformado entre los
trazos de estas diagonales y los círculos cuyos radios son el lado de los cuadrados que
definen dichas diagonales. (figs. 62 y 63).
Otra manera de trazar la espiral áurea es a partir del triángulo áureo, con dos ángulos de
72°en la base y uno de 36°en el extremo opuesto que se genera en el pentágono regular.
Utilizando líneas paralelas del trazado de dicho triángulo y del pentágono en el cual se
inscribe (fig. 65), se logra construir un secuencia de triángulos áureos que permiten trazar
los círculos con centros en los puntos A, B, C y D, y cuyos arcos conforman esta nueva
espiral áurea (fig 66).
• A pesar de la extensión de este texto, hay que aclarar que cada uno de los temas que se
han tocado son solamente el inicio. Se pueden profundizar y desarrollar mucho más allá
de lo expuesto aquí.
• Lo sagrado puede considerarse como aquello que conecta al fenómeno individual con la
creación toda y con su origen. En el caso de la geometría sagrada, se trata de un sistema
simbólico específico que nos evidencia un universo (universo: una sola voz) construido
con patrones semejantes desde lo más inmenso hasta lo más pequeño, desde lo global
hasta lo más íntimo o personal, en una relación de completa correspondencia que nos
llama a la reflexión.
• Todo lo que ha sido expuesto puede y debiera imaginarse en tres dimensiones, lo que lo
potencia aún más el significado esencial de lo que hasta ahora se ha visto.