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ora de quitar la cicuta del campo,

cultivando purificados modelos,


rechazando su hedor de Sodoma.
Y brillar el Sol de otra edad,
con el sello fantstico y cierto,
cuando modorra pase a despido,
y cada mano firme la obra,
dejando la impostura en silencio.

Huancayo, t eres bastin elegido,


para el crisol de nueva moral,
la religin del hombre sano y libre,
que no santifica la complicidad,
con mil letanas sin redencin.
Dejemos los forzados delirios,
delitos que fueron dulcificados,
obligando al pueblo postrarse ,
siguiendo la varita del manicomio.

Huancayo, luchemos juntos!,


descartando lo vergonzante,
despilfarro espiritual de multitudes.
Anunciemos al mundo la buena nueva,
con advertencias que llegan de lejos,
desde su autor de las eras,
que observa todos los hechos,
guiando a Huancayo hacia el futuro,
con toda firmeza, sin retroceso.
Huancayo, ciudad de mi abolengo!,
sigamos por el camino sincero,
con los humanos criaturas terrestres,
que honran a padres con su lealtad.
Ganemos con ilustres aliados,
que no vendieron sus rangos celestes,
ni compraron con sangre ajena
su ley imperfecta del pecador.

Nota: el autor es nombrado Ciudadano Distinguido de Huancayo, por decreto


del Honorable Consejo Provincial.

y mi lira entona bro terrestre,


al asomar el Sol entre las cumbres,
iluminando Huancayo con su nobleza.
A lo lejos retumban los truenos,
posible aguacero entre relmpagos,
que fructifiquen la inspiracin,
con gracia del Cielo a tiempo,
en Huancayo baluarte de libertad,
donde no temen el bizarro combate,
cuando llaman cadenas a su portal.

Huancayo ciudad de valientes,


cuya paz es marcial galardn,
yo te bendigo sobre tus enemigos,
y ofrezco ms versos o este puo,
para bruir tu existencia gloriosa,
o defender el suelo de mi linaje

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