You are on page 1of 69
ry Historia contemporanea ro () Bl sur de América del Norte, con plantaciones de tahaco y otros. Hasta Ja independencia subsistird una economfa campesina tradicional y, aunque st ha introducido el algodén, el grado de complementariedad seré menor, puesto que la balunsa comercial es bastante desfavorable para ta colonia. c) Las colonias del norte, con una economfa basada en el cereal o cn el autoconsumo, sin nada que ver con las grandes plantaciones. Tentan que impor- tar las manufacturas de Inglaterra y disponian de muy poco para exportar, sélo madera para la construccién naval inglesa. Esto permitird la aparicién de siste- mas compensatorias. Exportardn trigo hacia la América espafiola. Evidentememte, una parte del sistema colonial inglés subsistiré al margen de las relaciones bilaterales con Inglaterra. En 1776, un informe de B. Franklin dird que Pennsylvania cubre el 90 % del coste de sus importaciones gracias a lo que exporta a otras zonas americanas, Por ejemplo, produce trigo para Connec- ticut © Massachusetts, tiemras pobres que empiezan a implantar actividades ma- nufactureras. No obstante, la metrépoli empezard a poner trabas ya desde el siglo xvi: en 1699 prohfbe ta elaboracién dz textiles y, en 1750, la de metales. No obstante, las colonias hardn boicot a los productos ingleses el cual, ademas de ser muy eficaz, demostraré que pueden autoabastecerse. La metrdpoli no intentard una solucién de fuerza por varias razones: wna, porque sabe que sera un enfren- tamiento total; y ota, porque el coniral que ha logrado sobre la economfa mun- dial le permite no depender imperiosamente de sus colonias (Jones, 1996). Paratelamente, las colonias tampoco quernin enfrentarse ala metrépoli, y esto porque son conscientes de una serie de ventajas. Por una parte, les asegura un mercado para Ios productos de plantacion; por otra, subvenciona determina- dox productos como 1a madera; y, en tereer tugar, es cierto que el transporte 32 Los procesos de las diversas independencias americanas maritimo y la distribucién también reportan beneficios para las colonias, pues- to que desde Cromwell sélo los navios ingleses son admitidos en los puertos britdnicos. Ademés, hay motivos politicos y militares, como son la presidn de los fran- ceses en el noroeste, que reclaman unos territorios que podrian ahogar a las coto- nias inglesas, y las malay relaciones con los indfgenas del ocste, que controlan unos territories vitales para Ja expansién agricola y que son aliados de los france- ses. La existencia de estos peligros inflayé cn la organizacién de las colonias, tanto dandoles cohesién como reforzdndolas militarmente. En Ja guerra de los Sicte Afios, que signified la desaparicidn de Nueva Francia, los colonos hicieron una lucha auténoma y popular, absolutamente apo- yada por la opinién publica. La paz de Paris, en 1763, supuso el fin de! poder francés, as{ como el inicio de los problemas con la metrépoli, puesto que el aztt- car de las Antillas inglesas empieza a tener problemas por el agotamiento de las tierras y por el absentismo de los terratenientes, y las colonias americanas ven- dian y compraban mercane‘as en Las Antillas francesas, Por eso es por lo que una de las disposiciones de 1a metrépoli para las colonias fue la Proclamation Act. segdin la cual las colonias no podian extenderse mds. Las monarquias berbéni- cas, Espafia y Francia, habfan firmado un pacto de familia contra Inglaterra. Sin embargo. la guerra de los Siete Afios significd la derrota de los dos paises; con- cretamente Espafia perdié La Florida y recibié Louisiana, no conquisté Portugal ni recuperé Gibraltar; los ingleses entraron en Montevideo y en La Habana. A pesar de todo, a Inglaterra también le cost6 cara la partida y, como consideraba que Ja guerra se habia producido por defender a sus colonias, entendié que eran éstas quienes tenfan que pagar la factura. 1.1.2 El proceso de independencia Se trata de un proceso largo en ef cual podemos ver dos fases: 1a prime- ta, desde la paz de Paris (1763) a [a matanza de Boston (1770), y ta segunda, desde 1770 a 1776 (Declaracién de Independencia, tras una guerra inter- na desde 1775) (Nevins et al., 1994). La paz de Paris significa, ademas de la derrota de Espaia y Francia, la victoria de los colonos de América del Norte, al ser eliminada la amenaza france. sa. La metrépoli empieza a pasar facturas y, ademds de la Proclamation Act, impone la compra de azicar antillano a las colonias del norte, azévar quo hu perdido competitividad, cuando los colonos estén comprandolo mds barato a los franceses, Otras medidas de la metedpoli seran la lucha contra el contrabando, es de- cir, todo el comercie que, desde el punto de vista britinico, se considera ilicilo; Ja Stamp Act o Ley del Timbre, por la cual todo documento publico se tiene que hacer en papel oficial; la Quartering Act o Ley de los Cuaricles, que establece un ejército de cien mil hombres que tendré que ser pagado por los colanos; las Le- yes de Towshend, que no ran mis que impucstos sobre el consumo de productos 3 Joan dei Alcazar et al. como el azticar, el té y otros. Ante esto se produce una moderada reaccidn de los colonos, aunque no coincide exactamente con el deseo de independencia. Desta- can hombres como Dickinson, Franklin y Sam Adams. El primero critica todas las medidas porque perjudican a los calonos: cl segundo avisa que, al venir las disposiciones de Londres, si no se paga serd necesario enfrentarse con la mewé- poli; Adams es partidario de no pagar si no hay una representacién de los colonos para hacer ofr su voz en ef Parlamento inglés: «ninguna contribucién sin repre~ sentucién» (Adams, 1980). Sin embargo, no todas las protestas son tan refinadas y no todos escriben libros. Existen los Hamados Comités de Correspondencia, que se limitan a pro- voear a los ingleses y a organizar disturbios. Se wata de sectores mds populares que, en ocasiones, ponen en dificultades a los dirigentes de la sociedad colonial. E] primer ministro North, que habia sustituido a Pitt en 1770, concedié el monopolio de la venta de té a la Compatfifa de las Indias Orientales, lo cual signi- ficaba que todo el té consurnide por los narteamericanos, incluido el comprado at por menor, tenia que ser vendido por esta compafifa. Este fue el motivo del Boston Tea Party (cincuenta americanos disfrazados de indios destruyeron todo el té almacenado en el puerto de Boston, cn dicicmbre de 1773), que seria con- testado por Londres con las que se conocerén como las Leyes intolerables, es decir: autorizé el alojamiento de tropas britdnicas en casas particulares de ameri- canos; clausuré el puerto de Boston hasta que se recogiera cn meldlice una can- tidad igual a la de las pérdidas ocasionadas y se aceptara pagar los impuestos: los responsables serfan juzgados en Londres; el Canada francés se unfa al Canad inglés, dejando de formar parte de Nueva Inglaterra; y, finalmente, la disolucién de la Asamblea y et cambio de la Constitucién de Massachussets. Ante estas medidas, la oposicién anticolonial se unificaré en un Congreso, el primero de Filadelfia, en el cual se aprobard la Declaracién de los Derechos de los Colonos, se creard una comisi6n de seguimiento de los acontecimientos y se dccretard el boicot a tos productos ingleses, lo cual supondrd la autosuficiencia. La reaccién inglesa al Primer Congreso sera inmediat declaradas en rebeldia, al mismo tiempo que se envia a un ejército de mercena- tios alernunes para reforzar la guarnicién inglesa. En 1775 se convocard el Se- gundo Congreso, todavia con pasiciones conciliadoras. Aunque no s¢ rechazan soluciones de vinculacion con la Corona (parecidas a lo que después seria la Commonwealth), los acontecimientos se aceleran y un incidente en Lexington marcarg el inicio de la guerra. Una escaramura entre britinicos y campesinos patriotas norteamericanos. que tuvo lugar en Ja primavera de 1775, en la cual muri¢ron ocho americanos, es considerada como el comienzo de Ia revolucién. Se cuenta que Sam Adams, al escuchar los disparos, cxclamG una frase que, cierta o leyenda, se incorporé a la mitologfa norteamericana: «jQué gloriosa es esta mafianats (Nevins ef al,, 1994). En 1776, el Tercer Congreso de Filadelfta impondra la cmancipacion, encargéndose Thomas Jefferson de la redaccién de la Declaracién de Inde- pendencia: : lax colonias seran 34 Los provesos de las diversas independencias americanas Consideramos evidentes las siguientes verdades: que todos los hombres fueron creadox iguales; que su Creador los ha dotado de ciertox derechos, inalienables; que entre éstos estan Jos de la Vida, Ia libertad y la bisqueda de ta felicidad. Que, para garantizar estos detechos, se han instituide (o- biernus entre los hombres, y su poder juridico deriva de la aprobacién de los gohernadns; que cada vez. que alguna forma de gobierno impide la realizaciGn de estos fines, el pueblo esté en su derecho de alterarlu.o su- primislo y de instituit un nucvo Gobierno, poniendo sus fundamentos en tales principios y organizando sus poderes de Iu forma que Jes parezea més conveniente para la consecuci6n de su seguridad y su felicidad. (Nevins et al., 1994) Imeresa resaltar, como dice W. P. Adams (1980), que no fueron méviles democratico-radicales ni proyectos de reforma social los que impulsaron a la élite politica a manifestarse de este modo en 1776, a decantarse tan claramente por la igualdad entre Jos hombres y el pleno derecho de los gobernados a derri- bar a los gobernamtes. La necesidad de justificar la independencia de un nuevo Estado fue la que condujo a esta proclamaci6n de nuevos principios del poder legitimo. ‘Tras la Declaracin de la Independencia vendrd la guerra. Francia y Espa- fa permanecerin neutrales hasta 1778, momento en ef que tos esfuerzos de B. Franklin por hacer aceptable la causa ante las monarquias borbénicas tendrén éxito. Francia presionard a la marina inglesa, y Espaita actuard desde el sur. Como é efecto de su implicacién recuperard La Florida -y también Menorea-, pero Fran- cia s6lo conseguira un enorme endeudamiento exterior. En 1783, mediante el Tratado de Paz de Versalles, la independencia sera reconocida. De este mo- do, el derecho a ta rebelidn entrara a formar parte del corpus ideolégico de las revoluciones burguesas. Con Ia Declaracidn de Independencia empez6 una gucera de mas de seis afios entre la metr6poli y las Trece Colonias rebeldes. La nueva colonia cana- diense, gobernada militarmente sin asamblea, continué fiel a la metudpoli y se convirliG en cl principal refugio y base de operaciones de los realistas que lucha- ron comra los colonos sublevados. La guerra empezé con demostraciones de fuerza de la metrépoli —Nueva York y Filadelfia-, y operaciones atriesgadas de los rebeldes “Trenton y Prinucton-. En 1777 las milicias continentales consi- guieron en Saratoga la rendicién del general Burgoyne, que comandaba las tro- pas realistas del norte que se refugiaron en Nueva York. La guerra se desplaré hacia el sur y, cl 19 de octubre de 1781, el general realista Cornwallis sc rindié en ‘Yorktown. Las tropas de Washington ganaron la guerra porque disfrutaron de una coyentura internacional muy favorable. El rey francés envié tropas y dos cescuadras navales para apoyar las avciones mililarcs de Washington; la eseuadra francesa de De Grasse fue vital para la rendiciGn de Comwallis. Los franceses también atacaron otras posesiones coloniales briténicas, igual que los espafioles, que aprovecharon ls coyuntura para penetrar por cl norte de Nueva Espana y atacar las posesiones briténicas del Caribe y, en Europa, Jas proximas a la penfn- sula Ibérica, En 1779 los franceses y los espaiioles firmaron un tratado para re- 35 Joan del Alcazar et al. cuperar los territorios que habian perdido en Ja guerra de los Sicte Afios y, en 1780, los franceses crearon una liga a favor de la libertad de los mares. En conclusién, la independencia se produjo porque la metrdpoli querfa con- trolar cada vez. mas y mejor u las colonias, y lus respectivas asambleas de Estas no estuvieron dispuestas a aceptar este reformismo centralizador. Las colonias habjan experimentado un crecimiento econdmico y de poblacién se habia pro- ducido una intensa inmigracin de europeos y una incorporacin forzada de es- ctavos africanos-, y este crecimiento les permitié hacer frente a la metrdpoli. Es necesaria aitadir que la politica imperial francesa y espaftola, cama ya hemos dicho, también tuvo una gran trascendencia en el proceso (Hernandez Alonso, 1996). 1.1.3 Evaluacién del proceso La raz6n de Ja independencia fue clara y explicita: el hecho de pertenecer al Imperio britdnico era un obstacule para el crecimiento de las propias colonias. La pregunta, pues, es inmediata: {signified la independencia un gran desarrollo? Con respecto a la poblacién, el crecimiento fue extensive 1710 = 0,33 millones de habilantes. 1775 =2,5 1815 =8.5 Feondmicamenic, Inglaterra subvencienaba algunos productos que Te re= sultaban interesantes: madera, construccién naval. afil.... y permitfa el transpor- te de mercancias en barcos de las colonias en sintonia con las actas de navega- cién. Después de la independencia, lo que pasé fue que pesé més el crecimiento basado en: a) la produceién campesina de cercales, puesto que antes Inglaterra habfa prohibido et trafico y habfa grabado su consumo; }) las manufacturas au- téctonas, que Inglaterra no necesitaba y que. por tanto, no compraba; y c) las grandes plantaciones (arroz, tabaco), con una expansién antes controlada por la metrépoli mediante el monopolie comercial. Fs necesario hacer énfasis en que los intereses agrarios fueron decisivos, puesto que, en 1775, un 90 % de La pobla- cién eran campesinos (G. Washington y T. Jefferson rambidn eran campesinos, un conceplo amplio que no debemos concetar a la extensidn de la propiedad) En conclusién, lo que sucedié fue que. a la hora de 1a verdad. pesé mas aquel sector de la economia colonial que no se beneficiaba de la articulacién con la metspoli y que deseaba desarrollarse auténomamente. En esto consistié la independencia. ‘Que la constitucién del nuevo Estado abniera el camino de este crecimiento no quiere decir que éste surgiera inmediatamente. Lo que si qued6 claro fue que. has- ta 1793, las relaciones con Inglaterra experimentaron una importante reduccién. Valor de las exportaciones a Inglaterra: 1772-17975 100 1784-1787 83,7 1788-1791 90,6 36 Los procesos de las diversas independencias americanas En 1793 se invertird la tendencia, gracias a la inwoduccién masiva del al- godén (a desmontadora) y a la gucrra cn Furopa. LQué pasé con el otro sector de la economia? Estados Unidos habria podi- do incrementar sus exportaciones en otros pafses, pero era un mal momento, por el proteccionisme gencralizado y por la supremacia inglesa, tal y como eviden- cia un informe de T. Jefferson de 1793 (Douglas-North, 1969). Esto no quiere decir que la independencia fue un fracaso, puesto que permitié un desarrollo propio, a largo plazo; un desarrotlo que empezaré a partir de 1793, especialmen- te, como ya hemos dicho, por la introduccién masiva del algodén y su exporta- cién a los paises beligerantes europeos. Y fue posible aprovechar esta coyuntura porque Fstados Unidos ya no cra una colonia inglosa. En este sentido fue una revolucidn burguesa, en la medida que sents las bases del desarrollo de! capita- lismo en el Ambito politico, mediante la representacién politica, al crear un Esta- do propio, Por Jo que respecta 4 las estructuras internas, los cambios fueron me- nos importantes. Se procedié a la expropiacién de los dvafistas y se cambiaron algunas leyes del pasado que no eran més que reliquias, pero la propiedad no sultié grandes modificacioncs. Paralelamente, las estructuras sociales que ha- bian surgido dentro del sistema colonial (estructura de la propiedad, esclavitud, etc.) no fueron alteradas (Zinn, 1997). En este contexto, con estas modificaciones y estas permanencias, Estados Unidos se convirtié en una nacién. Para la historiadora francesa M. Elise Ma- rientras (1977), la revolucién de las Trece Colonias es la creacién artificial de una nacién, puesto que sélo existe en comtin la voluntad de crecer y de desarro- llarse, obviando la exposicién de la forma en la cual se realizar este propésito. Esta realidad tendré grandes repercusiones a lo large de toda la historia de Esta- dos Unidos hasta Ja actualidud. Ei historiador radical R. Hofstadter (1984) opina que el nuevo pais estard caracterizado por un sentido paranoico de mania per- secutoria; esto es, una obsesidn porque se ponen obstaéculos a su crecimiento, lo cual condicionard extraordinariamente su comportamiento politico. 1.1.4 La construccidn del Estado independiente BI proceso de independencia habia sido lemo. La configuracién de una nueva sociedad y una nueva cconomfa fue, igualmente, un proceso pausado. Por eso e¢ por lo que las férmutas politicas para la formacion de un nuevo Estado fueron definiéndose poco a poco. Sus formas detinitivas se adaptaron a las aue- vas necesidades originadas por la independencia. a) Durante ta guerra Los congresos de Filadelfia eran reuniones eventuales con objetivos casi exclusivamente defensivos. En 1776, R. Lee, el mismo que habia propuesto la aprobacién de la independencia, sugitié la constitucién de una confederacién: una organizactén estatal en ta cwal las partes integrantes no renuncien a su sobe- rania, y que se diferencia de lo que es un Estado federal. Las antiguas colonias se 37 Joan del Alcazar et al. erigen en soberanas, aun cuando voluntariamente s¢ integran dentro de una uni- dad superior: la confederacién. Hasta tal punto no implica pérdida de soberanfa Particular, que cualquicra de clas podria separarse en el momento que lo consi- derara oportuno, La soberania reside en lox Estados, no en los ciudadanos. No hay ciudada- nos de la confederacicin, sino de los distintos estados, lo cual consagraba la auto- nomfu de las antiguas colonias para decidir snbre sus problemas intenos. No cs necesario insistir en la importancia de este hecho, teniendo en cuenta que la es- tructura social y politica de los estados iba a sex decisiva, A pesar de todo, s6lo dos estadox se dotarin de nuevas cartas: Massachusetts y New Hampshire. Como el resto se limitd a reformar las viejas cartas coloniales (tan sdlo eliminando Las alusiones al Parlamento y al rey inglés), éstos dos se ganaron la fama de revolu- cionarios. La direcci6n estatal de la confederacién tendrd asignados varios papeles (cuyo cumplimiento se concede a un débil Congreso): ct arbitraje entre los esta- dos, el Ejévcito, las relaciones exteriores y el cobra de los impuestos en relacién directa con los habitantes de cada Estado. Un problema importants, como es el de jas tierras existentes al oeste de cada Estado, que cada uno reclamaba como propius, se resolvi6 acordando que estas ticrras fueran patrimonio de la confede- tacién (Adams, 1980). La aprobacién de ios articulos de la confederacién fue una tarea larga y pesada, puesto que, inevitablemente, chocuban los distintos intereses de los difc> Tentes estados. Y es que a los problemas mencionados, es necesario ahadir los directamente ligados a la depresién econémica sobrevenida después de la inde- pendencia. Con posterioridad al Tratado de Versalles, ia confederacién empicza a tener problemas econémicos por la financiaci6n de los gastos originaclas por el contlicto. Algunas colonias habian emitido deuda piiblica, que habfa sido colo- cada incluso en Buropa de forma incentrolada. Unes estados habfan hecho mas que otros y, en caso de no pagar, la credibilidad internacional del nuevo Estado serfa nula, Ademds, también los inversores internos qucrian cobrar, 6) Después de lat guerra Entran en un perfode critico con motive det profundo bache por el que ulraviesa la economia. Podemos concretar los problemas subsiguientes a la cons- ttucién de la confederucién en los siguientes: - Financiacién de la guerra y del comcrcio posterior. Pago de las emisio- nes de deuda tederal, limitadas por tas aportaciones de los estados (la confedera- cidn propondrd cobrar una tasa del 5% del comercio de cada Estado); pago por la disolucisin del Rjército, que hard necesurio un préstamo de los Pafses Bajos para pagar los salarios atrasados. — Disturbios por el cobro de los impuestos. Hubo desdrdenes priblicos que hicicron entonder a las élites dirigentcs que era necesario pactar entre ellas para Do perder el poder, En Mussuchusetts hay una revuelta dirigida por Shays en contra de untos impuestos: es una rebelién de los Hijas de la Libertad, que mues- 38 Los procesos de tas diversas independencius americanas tra que esta corriente, desaparecida durante aflos, podtu reaparceer. [.a rebelion sera reprimida por las tropas, pero el aviso sera efectivo, No fue una rebelin contra el Gobiemo, sing una protesta violenta en contra de condiciones de cxis- tencia que se habfan vuelto intolerables (Nevins er al., 1994). Hacia 1786 parece necesario reformular el Estado, modificando tos articu- ios de Ia confederaci6n. A propuesia de Madison, Hamilton y otros se realizard un congreso en Filadclfia, en el que se pondré en marcha la Constitucién de 1787. sta fue un mal menor para todos, puesto que se trataba de un documento lleno de compromisos, de intentos de conciliar intereses contrapuestos. Los com- promisos son evidentes a tres niveles: el Congreso, legislativo; ¢) presidente, el cjecutivo; y los estados de fa Uni6n, el aspecto federal. La inspiracién ideotégica se encuentra en Montesquieu, con la divisidn de poderes como forma de evitar los peligros de ta democracia. En cuanto a los conflictos estatales, se pronuncian por la reptiblica federal, pero basada en los derechos de los estados y en su igual- dad, con un sistema de voto no regulado por la Constitucién, sino por los respec- tivos estados. Con respecto a las tierras del oeste, se aprueba que podran crearse nuevos estados al alcanzar la cifra de setenta mil habitantes. La nueva Constitucién viene a establever un yobierno federal con capaci- dad para cobrar impucstos, reglamentar cl comercio, acufiar monedas, mantener un Ejército y una Armada, firmar tratados, solicitar préstamos, resolver las dis- putas entre los estados federados y legislar. La forma de Fstado y de régimen previstos fueron los de una reptiblica federal presidencialista con un Congreso de dos cémaras: el Senado y la Camara de Representantes, La aprobacién de la queva Constitucidn por los trece estados entre 1787 y 1790 provowd un dchate entre sus partidarios, ilamados federatistas, como Ale- xander Hamilton, James Madison y John Jay, y quienes defendian la situacién anterior, Ilamados anifederalistas, como Patrick Henry, Finalmente ganaron los partidarios de lu nueva Constitucién de 1787 y, en 1789, George Washington fue elegido primer presidente de la nueva republica federal presidencialista, y John Adams vicepresidente. Las primeras medidas del nuevo y fuerte gobierno tederal fueron resolver Jas problemas que hacfan peligrar el futuro de la independencia. El primer scers~ tario del Tesoro de la Unién de Estados de América, Alexander Hamilton, con- vencié al Congreso de 1790 para que reconociera el pago de la deuda publica. En (791 cre6 el Banco de los Esiados Unidos -en 1809 los inversores europeos po- sefan ¢l 72 % del capital social del banec-, ¢ introdujo varios impuestos federales, yen 1798 empevuron a aplicarse incluso impuestos sobre La renta (Jones, 1996). Las medidas de Hamilton topezaron con Ia oposicién de algunos sectores del Congreso, fo que provoed la formacidn de dos partidos politicos: los partida- tios de la politica federal fuerte Federal Interest- y los contrarios —Republican Imerest 0 Republican Party-. En 1796, al renunciar Washington a presentar de nuevo su candidatura a la Presidencia, hubo una campafia electoral donde se enfrenturon los dos partidas. Ganaron los federales de John Adams, quien teafir- m6 el poder federal com la Ley de Sedicién, para castigar a quien conspirara 39 Joan del Alcazar et al. contra las medidas del Congreso de Extados Unidos. Los republicanos de Jef- ferson ganaron Jas siguientes elecciones presidenciales en 1801. pero la politica econémica del nueve Gobierno, como podia esperarse, no fue tan diferente de la de sus antecesores. La solucién de las disputas territoriales con los imperias curopeos encontré una coyuntura favorable, gracias a las guerras generadas con motivo de la Re- volucién francesa en Europa desde 1793. La legacién diplomatica de John Jay consiguié un primer acuerdo con los britinicos en 1794 para que abandonaran destacamentos militares del norveste, a cambio de 1a neutralidad americana en la guerra europea. Los colonos briténicos no cumplieron el acuerdo hasta la batalla de Fallen Timbers. En 1795 los espafioles —por el Tratado de San Lorenzo— con- cedieron u Estados Unidos el derecho de navegar por el Mississippi, un deposito de mercancfas en Nueva Orleans, y fijaron las fronteras de Louisiana y Florida. En 1800 los espafioles cedieron Louisiana a los franceses, y los americanos vol- vieron a negociar el tema de tas fromeras con éstos, los cuales tinalmente les vendieron este territorio en [803 por quince millones de délares. De esta manera, la nueva frontera de Estados Unidos se situé en las Montafias Rocosas y empezdi la colonizacién de las tierras del oeste. La frontera con Florida se mantuvo en el paralelo 31° hasta el Mississippi. La guerra europea también facilité a Hstados Unidos el aumento de sus exportaciones, pero la Corona britdénica declaré contrabando el comercio de ali- mentos norteamericanos y no les permitid negociar con las islas inglesas del Caribe. El comercio exterior de Estados Unidos progresivamente se vio afectudo de forma negativa por las medidas econémicas de las guerras britdnicas y france- sas y, lo que fue més grave, por la politica briténica dc reemplazo forzoso de marineros entre 1793 y 1811 los ingleses reclutaron por la fuerza a diez mil marineros nortcamericanos—. Tras varios incidentes, Madison declaré ta guerra a Gran Bretafia en 1812 -aquel afio Louisiana fuc admilide como uno mas de los Estados Unidos-. La guerra acabé en 1814 con la paz de Gante, sin que hubiera una victoria clara de nadie (Adams, 1980). Esta segunda guerra contra Gran Bretafia sirvids para que Jos estados del norte impulsaran la produccion de manufacturas que sustituyeran a las importa- ciones que necesitaban los cstudos agricotas del sur, y también puso en evidencia la debilidad militar y naval de la nueva nacidn. Después dc la guerea se firmé un nuevo tratado comercial con los ingleses, pero continuaron cerradas al comercio norteamericano las islas britdnicas del Caribe. La consecuencia més importante de la guerra fuc la apertura de una nueva era de armonia nacional entre republicanos y federalistas. Los republicanos se convencieron de 1a nevesidad para el desarrollo del pais de unas atribuciones federales fuertes. Desde cl Gobicmo prepararon un ¢jército y una marina de gue- tra federal; dictaron aranceles proteccionistas, crearon un segundo banco de los Estados Unidos después del cierre el primero en 1811; e intervinieron en la cons- truccidn de carreteras interestatales. El senador de Kentucky, Henry Clay, dijo de esta politica que era el «sistema americano», el cual estaba por encima de cual- quier rivalidad entre los partidos (Jones, 1996). 40 Los procesos de las diversas independenctas americanas La creaci6n de nuevos estados continué: en 1816 Indiana, en 1817 Mis- sissippi, en 1818 Hlinois y en 1819 Alabama. Precisamente, la creacién de nue- vos estadlos hizo peligrar ef futuro y Ia armonfa del pais. En 1820 los habitantes de Missouri partidarios de ja esclavitud pidieron la constitucion de un nuevo estado esclavista. Los estados no eselavistas de la Cémara de Representantes, que tenfan la mayorfa, se negaron, mientras que en el Senado las votaciones estuvieron igualadas. La cuestion se resolvié con un compromiso que permitio crear el Estado no eselavista de Maine (1820) para mantener la iguaidad en el Senado entre unas y otros; acto seguido se acepté el Estado esclavista de Missouri (1821). También acordaron que quedaba prohibida Ia esclavitud al norte del pa- ralelo 36° 30' (Nevins ef al., 1994), Fn 1821, aqueltas Trece Colonias costeras que se independizaron de Gran Bretafia se habian convertido en una gran republica federal presidencialista, com- puesta por veinticuatro estades y por un territorio por colonizar de iguales di- Mensiones a las de todos los estados juntos. En 1818 Gran Bretafia les habia cedido ia regidn de la frontera canadiense del oeste de los Grandes Lagos, al norte de Louisiana. En el sur, después de que Andrew Jackson castigara a los indios seminola de Florida ante ta impotencia espafiola, que bastanie tenfa con Jas guerras de independencia, los norteamericanos compraron esta region a los espafioles por cinco millones de délares en 1819. La nueva frontera con las colo- nias espafiolas era ahora Texas. A modo de conclusion, se puede decir que los dos aspectos centrales de la! independencia son la bésqueda de un desarrollo propio, independiente del drea de acumulacién britanica, y por otro iado, una clara identificacion de este desa- trollo nacional con los intereses de las estructuras vigentes. La Constitucién con- sagraba politicamente la independencia real, que se puede resumir en el liberalis- mo de Adam Smith, es decir, que cl desarrollo econémico es algo esponténca, fruto de la naturaleza propia de las cosas, que la ampliacién del mercado y lay incorporacién de tecnologfa son las rafces de la prosperidad, y que el bien comin es la suma de los bienes individuals. Es decir, lo que Thomas Paine habia visto en el] movimiento independen- tista, el derecho del hombre a Ia felicidad y a la propiedad de los frutos de su trabajo y el ataque contra los privilegios que van contra la libertad. Esta era la independencia. No obstante, cuando el nuevo sistema no proporcionaba prospe- ridad para todos, emergfa el sustrato social que le servia de base: las estructuras sociales de los ms afortunados. que tenfan que defenderse. Asi. se producird una relacién entre liberalismo y mantenimiento del orden social, que quedard esta- blecida en 1a Constitucién. Esta Constituci6n tendré toda una serie de insuficiencias: } Ia no existen- cia de un desarrollo de los mecanismos electorales en la propia Constitucion —las eyes particulares de cada Estado se hacen en funcién de la correlacién de fuer- Zas internas de cada uno de ellos; en los estados del sur se tomé la medida de considerar a los negros come 3/5 de blanco, y sdlo en la eleccién de compromi- sarios, lo cual no les daba derecho al volo-; bse puede decir que el poder fedaral surgia como compromiso, como wna prevencién contra la participacién popular 4 Joan del Aleazar et al. —se crea asi un poder politico que no se adaptara bien a la pluralidad de la socie- dad cuando ésta se haga ms compteja-; y ¢) quizds una de las més importantes insuficiencias de la Constitucién americana sea la inexistencia de una declara- cidn de los derechos de los ciudadanos. Normalmente las constituciones iencn una parte (eGrica y otra normativa; Fstados Unidos carece de la programdtica, que ha sido suplida parcialmente después mediante enmiendas. Una de las pri- meras fue la del derecho a la propiedad; después, la de tener y comprar armas y Ja de intervenir en problemas de orden ptiblico cuando asf lo pida el gobernador del Estado (Hernandez Alonso, 1996). 1.2 La independencia de las colonias hispanoamericanas Es posible afiemar que, si bien 1a desoparivion reul de] dominio colonial espaiiol sobre las tierras americanas se inicia a partir de la invasi6n de la penfn- sula [bérica por las tropas de Napolesn, las causas remotas de este proceso, sin embargo, tenemos que busearlas cn la segunda milud del siglo xvis, cuando ta monarquia de Carlos II] introdujo una serie de reformas en la politica colonial con el objetivo de recuperar un timén que las anteriores administraciones metro- polilunas habian perdido. Lus contradiccioncs: goncradas por aquellas mismas reformas en a sociedad colonial y entre Las colonias y La metrépoli, en un con- + texto internacional determinado, estallarén en el momento en que en Espaiia se produzea ta doble abdicacidn de Carlos TV y Fernando VIT. En 1808, Ja formacién de las juntas, en sinton{a con las que habfan sido creadas en la peninsula Ibérica, abrita la puerta a la formacién de dos bandos: los autonomiistas criollos y los realislas adictos. Si bien el primer juntismo tiene que Ser considerado como un fenémeno totalmente controlado por Lspafia, cuando en Ja metrépoli las juntas sean vaciadas de contenido —sobre todo por Ja instala- cidn de a Junta Central en 1808 y, cn 1810, por la dclegacién que se hace sobre el Consejo de Regencia-, en América se encontrarin cada vez més enfrentadas, incluso militarmente. Con la derrota de los franceses en 1815, Gran Bretaiia dard un apoyo mis efectivo a los reheldes criollos sin que Fspafa sepa o pueda hacer nada por contrarrestar la actividad de éstos. Hue esta polarizacién en facciones, cada vez mas radicalizadas, lo que favorecié realmente la continuidad de las acciones bélivus, Pero no debemos creer que durante las fuchas por la independencia se pro- dujo. de forma homogénea en el territorio, una fragmentacién politica nitida en- tre Ja poblacién blanca americana: por un lado, los blancas criollos partidarios de la secesién y, por el otro, los peninsulares decantadas por el mantenimiento de la autoridad de la monarquia espafola. Ni tampoco debemos pensar que las ansias etnancipadoras alentaron por igual « los criollos de las diversas regiones. Las guerras dividieron familias, ciudades y tertitorios, y como muestra podemos alu- dir a ta decisién tomada en 1810 por el cabildo abierto de Cérdoba que —pese a la postura de Buerios Aires— jurG fidelidad a la regencia metropolitana, o -tal y como recnerda Mique! I2ard (1990)- la «péblica alegria de Caracas por Ia insta- 2 Los procesos de las diversas indeperutencias americanas lacion de la Suprema Junta Central». En otras zonas, que en un principio se sumaron a la insurgencia, dieron marcha atrés al ver que ct rudicalismo de algu- nos revolucionarios proclamaba la igualdad entre indios y blancos, principio f4- cil de asumit cuando éstos representaban una minoria, pero no cuando cons tufan Jas dos terceras partes de la poblacitin, Razones de este tipo explican que Perd fucra un hastidn realista durante muchos afios. En México, el 95 % de las tropas que se enfrentaron al levantamiento del cura Hidalgo eran mexicanas; el propio Agustin de Iturbide fue un general realista hasta 1820, Respecto 4 los peninsulares, conviene saber que también entre ellos se producen deserciones, como, por ejemplo, la evidenciada por Ia proclama del alzamiemo de Buenos Aires, en 1810, avalada por importantes comerciantes peninsulares; o la del capitin general de Guatemala, que colaboré con los inde- pendentistas. Con respecto al proceso emancipador on su conjunts, cl caso més singular €s, muy prohablemente, ef de Pert, en cuyo territorio tropas de procedencia ar- gentina y chilena, comandadas por San Martin, fueron recibidas con indiferencia en 1820, Posteriormente, en Ja devisiva batalla de Ayacucho, que significé la deseparicién espafiola, las tropas de Sucre eran mayoritariamente colombianas. Las tropas realistas de Pert estaban formadas por oficiales peninsulares y crio- los, pero el grueso de 1a fuerza militar cran indios y cholos. La presencia de Bolivar lendré una buena acogida aunque, despnés de su marcha, su representan- te serd expulsado en Jos prolegomenos de la declaraci6n de guerra que Peni hard a Ia Colombia bolivariana. Asimismo, para cntendcr cl desarrollo del proceso americano después de la desaparicién del poder espaol, seri necesario tener en cuenta disputas territoriales internas y anteriores, como la pugna entre el Rio de Ia Plata y Brasil por el control de la banda oriental uruguaya, 0 el enfrentamiento entre Bucnos Aires y Paraguay que, después de la derrota de Belgrano, dio paso ala revolucion de 1811. en la que éste ditimo territorio proclamaba su indepen- dencia de Buenos Aires y de Espaiia. Los argumentas en clave politica no son, Iégicamente, suficientes. No po- demos olvidar que, durante més de tres siglos. Espaiia ejercid -con mayor © me- nor vigor-el controt total sobre fas colonias americanas. El objetivo no era otro que la explotacién econémica, por lo que el desarrollo autéctono de formas po- liticas, sociales y econdmicas dio lugar a una sociedad piramidal de amplia base, con una cspide ocupada en exclusiva por blancos, criollos y peninsulares. La modalidad de relaciones econémicas imperiales, junto con el proyecto politico que las sustentaba, favorecié la aparicién de grupos oligérquicos de poder eco- ndémico que cumplian el papel de intermediarios. Paralelamente, con un peso cuantitativo mucho més reducida, fueron surgiendo ciertas capas medias entre la minorfa criolla. Bl resto, excepcién hecha de los blancos peninsulares, consti- tufa la mayorfa de la poblaciGn, formada por indios, negros y mestizos, colecti- vos social y politicamente excluidos de toda actividad que no fuera la de sujetos activos de la explotacién colonial. Es necesario tencr en cucnta que la composicién social existente en la Amé- rica hispana durante el siglo xvi viene determinada fundamentalmente por la 43 Joan det Alcazar et al. division émica, 1a cual presenta cuatro grupos, qui: son los indios, los mestizos, fos negros y los blancos en sus variadas subdivisiones. Se trata de lo que L_ncena Salmoral (1988) denomina la «sociedad tricolor», Como anéedota hay que re- cordar que el venezolano Miranda introdujo el color amarillo en la bandera inde- pendentista como simbole de la poblacin india y mestiza, ejemplo que més larde seria seguido por varios paises después de su independencia; nadie, sin etnbargo, incorporé en éstas el color negro. La sociedad tricolor en 1810 (émbito continental) Grupes Total Porconiajes | Blancos 3.850.000 207 Mestizos 4.400.000 23,6 Indios 7.050.000 379 Negros 3.300.000 137 i TOTAL 18.600.000 100 Desde esta dptica podemos decir que a la emancipacidn politica se Negara Por tres tipos de razones estrechamente interconectadas, que s6lo a efectos expli- cativos exponemos de forma separada ~ Razones de cardcicr econémico, por él callején sin satida at cual condujo [a politica colonial de Madrid. Centrada fundamentalmente en una férres politica fiscal que, pese a haber producido una reactivacién econémica durante buena parte de la segunda mitad del siglo xvin, acabarfa dando paso a una crisis que, paulatinamenta, iria gencratizandose a lo largo y anche de todo el territoria, con Ja Unica excepcion de Cuba, gracias a sus relaciones econémicas con Lstados Unidos, y de algunos pucrios favorecidos por el ineremento comercial. Es nece- sario incluir aqui las primeras repercusiones originadas por el proceso indus- tializador, que provocard transformaciones fundamentales nu sdlo en los 4mbi- tos comerciales, sino también en el dmbito de las relaciones internacionales. Los mercados coloniales latinoamericanos jugariin un buen papel a la hota de la co- mercializacién de una parte de la produccién textil de los primcros afios de Ja industrializacién. Esta expansién de tos intercambios hay que ponerla en rela- cin con el predominio naval y la red financicra briténica. Inén configurindose asi los clementos de lo que seré la nueva divisin internacional del trabajo, aun- que Ia conerecién total del modelo se produciré més tarde, cuando Ilegue a impo- nerse e] free trade (1846) y la afluencia masiva de capitales para invertir cn fos paises periféricos del sistema capitalista. ~ Razones de carécter politico y social. Respecto a las primeras, por el grado de madurez politica que aleanzarin amplios sectores de las clases dirigen- tes criollas, que se habfan visto Cavorecidas durante los afios dle bonanza mercan- 44 Los procesos de ias diversas independencias americanas ti] sin que su creciente rclevancia econémica hubiera tenido una traduccisn poli- tica, Este malestar se agudizard a partir de la década de los noventa, al sentirse ahogatlos politicamente y perjudicados econémicamente por Espaiia, Por otra parte, la crisis politica abicrta ca la monarquia espafiola por La invasién francesa de 1808 provocard en las colonias un debulc sobre la soberania y la representa- cin en ausencia del rey, lo cual dara paso -a partir de 1810— a un proceso revo- lucionario con objetives independentistas. En lo que se refiere a las razones s0- ciales, estas clases dirigentes se sienten amenazadas por las mayorfas no blancas (el proceso haitiano les horrorizard, especialmente después de haber vivido las, insurrecciones indigenas dc la década de los ochenta) y entienden que silo cuen- lan con sus propias fuerzas para mantener el stale quo. — Razones de cardcter ideolégico que vienen dadas, en primer lugar, por la influencia de la Tlustracisn, y que dardn una cierta base tedrica a las reivindica- ciones criollas, Este es un punto polémico en Iz historiografia, puesto que se ha exagerado la supuesta influencia de las Luces, especialmente por aquellos que querian ver grandes paralelismos con 1a evoluci6n estadounidense, lo cual dlti- marnente se matiza mucho, hasta el punto que Lynch (1976) afirma que suponer que a Hustracién hizo revolucionarios a fos americanos cs confundir causa y efecto. En segundo lugar, dentro de las razones ideolégicas, es necesurio incluir lus repercusiones que en América Latina tendriin tres hechos histéricos sobre los cuales volveremus més tarde: la independencia de las Tree Colonias, la de Haiti y la Revolucién francesa En este marco podemos adelantar, como prinera conclusién, que el acceso ala independencia serd, como dice Pierre Vilar (1976), cl resultado de la deci- sidn de las minorias criollas, cn un proceso que tendrd dos hitos sefiatizadores: el caso de Haiti, donde los esclavos se hicieron con el poder; y el de fas Antillas, donde ja clase dominante criola, en una situacién de pleno desarrollo, decidié no romper sus lazos de unién con la metrépoli. Para comprender plenamente este proceso es preciso analizar la evolucién de la situacidn politica, social y ecand- mica de las colonias hispdnicas durante la Gltima parte del periodo colonial. 1.2.4 Las reformas borbdnicas Aceptando la definici6n cldsica, un sistema colonial es un complejo de relaciones reguladas con la pretensi6n de crear un imperio colonial autosufi- ciente, de partes econémicas mutuamente complementarias, cuyas caracteristi- cas bdsicas se configuran a partir cic un objetivo, la defensa imperial, mediante cl ordenumicnto fiscal como medio de captacién dc recursos. Desde esta perspecti- va debemos acercarnos al andlisis de la crisis colonial aceptande Iu contradic- cién entre lo que la monarquia espafiola decfa pretender en sus escritox politi- cos piiblicos y la cruda realidad imperial. Es en lox eatos elaborados para el consumo interno de la élite dominante donde Jos objetivos colonialistas apa- recen con imptidica claridad, con 10 cual no hay sitio para la confusién. Como dice Fontana (1991), en los eseritos redactados para cl consumo publico siempre 45 Joan del Alcazar et al. se habla de los «patemnales desvelos» de la Corona por la felicidad de sus stibdi- tos, mientras que en los segundos se utiliza el lenguaje crudo de las necesidades de Estado. En 1785, el conde de Aranda dirigia al secretario de despacho, el conde de Floridablanca, la siguiente carta: Nuestros verduderos intereses son que fa Fspatia europea se refuerce con poblacién, cultivo, antes y comercio, porque la del otro lado del charce ‘oc€ano lahenws de mirar como precaria a afios de diferencia. ¥ asf, mien- tras la tengamos, hagamos uso de lo que nus pueda ayudar, para que 10- memes sustuncia, pues, on legdndola a perder, nos faltaria ese pedazo de tocinn para el caldo gordo. Es necesario entender esta concepcién para no equivocarse. El conde de Rovillagigedo, virrey de México, escribia en 1794: No debe perderse de vista que esto es una colonia que dene depender de su matriz, la Bspaa, y debe corresponder a ella con algunus ulilidades por los beneficies que recibe de su protcecién. ¥ asf se necesita gran tino puru combinar esta dependencia y que se haga mutue y reciproce el inte- rés, lo cual cesatia en el momento en que no se necesitase aqui las manu- fucturas curopeas y sus frutos, Fontana, 1986) Quizas parezca una simplcza pero no lo es, Ln el andlisis del proceso es nevesario partir de Ia base de que Espafia tenia unas colonias cn América y que su interés no era otro que explotarlas en su beneficio. Las colonias ta clase dirigente de éstas— debian accptar cste estado de cosas a cambio de la protectin: éproteceisin de qué y ante quién? Légicamente, de sus intereses particulares yde raza ante la mayorfa de la poblacién, sujetos activos de la explotacién colonial, especialmente ante las mayorias Stnicax de indios, negros y mestizos. A nuestro pa- recer, cualquicr planteamiento que olvide este punto de partida resultaré estéril Desde los tiempos de la conquista, la intervencidn del Estado tenfa que garantizar que se cumplicran tres directrices basicas: traer la plata (pero no en exces, para cvitar su depreciaciGn), exportar mercancias y dar ocupacién a la marina espafiola. La clave del éxito del sistema comercial radicaba en el acierto 6 la equivocacién en la combinacién de estos factores y en asegurar la dependen- cia entre las dos partes del imperio. Aun asi, hacia finales del siglo xvi, empieza lo que Burkolder y Chandler (1975) han denominado ta «etapa de impotencia» de ta administracién colonial cxpafiola. Los esfuerzos desplegados durante lox reinados de Felipe V y Fernando V1 para ja adecuacién de Espafia a las pautas del mercantilismo contribuyeron a agravar los problemas de liquidez del Tesoro. Lo que los franceses Hamaban el exclusive —la obligacién de las colonias a comprar sus necesidades y vender sus frutos a Ia metrOpoli- era més tedrico que real, en buena medida por la incapacidad espafiola para cubrir los pedidos de aquéllas, Besta incapacidad se agudizurd desde 1713, puesto que, después de la firma del Tratado de Utrecht, Espana habfa hecho unas concesiones a Inglaterra que habian abterto una brecha legal: el derechu de usiento (que daba a los britanicos el monopolio del tréfico) y el navie de permiso. Ademéas, el contrabando britani- 46 Los procesos de las diversas independencias americanas co desde Jamaica, el holandés desde Curacao y cl francés desde el Caribe eran cada vez mas importantes. Durante el siglo xvt y buena parte del siglo xva, el sistema de monopolio impuesto por Espafia habia sido superado ilegalmente por las propias colonias. Un importante comercio intercotonial surgi con rapidez y este cambio econd- mico dard pie a un cambio social: una élite criolla de terratenicntes y comercian- tes entrar4 con fuerza en la estructura sovial de las colonias. Ya desde el princi- pio, los intereses de esta clitc y los de la metrépoli no siempre eran coincidentes, especialmente respecto a las demandas de propiedad y de mano de obra que continuamente exigfan los criotlos. El nucvo cquilibrio de poder, determinado por Ja presencia de esta nucva élite junto con una burocracia formada por penin- sulares, corrupta porque era de su agrado o por obligacién, pronto tuve repercu- siones econémicas para Espafia, puesto que cl tesoro remitido desde las colonias registrard una bajada muy scnsible (Van Bath, 1989). Las colonias desarroilaron su propia industria de astilleros y dlisfrutaron de una autonomfa global en materia defensiva. Las defensas navales de México y Peni eran pagadas por la tesorerfa propia, exactamente igual que los astilleros, los talleres de armas y toda la industria subsidiaria. Y es que la pérdida de rele- vancia de la minerfa en el contexto econdmico americano y en las relaciones comerciales entre Ia metropoli y las colonias no marcé necesariamente un signo de recesidn econdmica, sino que pudo significar un cambio, una transicidn de una economfa de base estrecha a otra de base mas amplia. Claro que, entonccs, una pregunta que puede surgir esponténeamente es: {por qué las cofonias no aprovecharon Ia crisis metropolitana de la gucrra de Sucesién para conseguir la independencia? La respuesta es concreta: ni e] am- biente ideolégico y politico de principios del siglo xvut favorectan esta demanda, ni los wrtitorios americangs necesitaban declarar fa independcacia formal, pues- to que disirutaban de un buen nivel de independencia de facto. Cuando el nuevo colonialismo de 1a administracién borbénica les afecte tan decisivamente como lo hard, las cosas cambiardn de verdad. La reaccién se produciré cuando la me- trépoli entre en actividad, no mientras cstaha mortecina. Por eso es por lo que la primera intenci6én del reinado de Carlos III con Tespceto al problema colonial fue detener la primera emuncipacién america- na. A partir de Ia derrota de la guerra de los Sicto Afios, Espafia empieza a hacer un enorme esfuerzo por rcequilibrar su situacién, no sélo en Europa, sino tam- bién en América. La Espafia de Carlos HI pretendia controfar el comercio de las colonias, limitande drésticameute e! papel que ~de forma ilegal- habia llegado a lograr buena parte de los criollos, asf como el que desempefiaban detetminadas polencias extranjeras en relaci6n con el comercio americano. Espafiacstaha, efec- tivamente, muy preocupada por controlar mejor a los extranjeros y sus activida- des comerciales. No obstante, el principal abjetivo no era expulsarlos, sing con- trolar a los criollos. Esta era, pues, la base de la «segunda conquisla de América» (Brading, 1975; Lynch, 1990). Durante el reinady de Carlos TH (1759-1788), la necesidad de nuevos in- gresos fiscales se hizo urgente, teniendo en cuenta que los envios de Indias con 47 doan del Aledzar et al. destino a la Real Hacienda tendiun claramente a fa baja en una primera etapa, hasta 1777, tal y como ha demostrado Garcfa-Baquero (1976). En una segunda fase, después de las reformas. veremos cémo ta situacién cambia radicalmente elgado, 1990). La urgencia de incrementar los recursos fiscales se hizo todavia mds nece- saria después de la guerra de los Siete Afios (1756-1763), al demosteaise que los sistemas de defensa de las plazas cotoniales habjan quedado obsolctos frente ala nueva capacidad militar briténica (como puso en evidencia la toma de La Haba- ta y Manila), por lo cual resulté imprescindible proceder a la renovacién de las fortificaciones de los principales puertos de las Indias. Légicamente esto tenia que hacerse a costa de los contribuyemtes americanos, sin que implicara una re- duccién de las ya escasas remesas de capitales que llegaban a la metropoli (Del- gado, 1990), Es en este contexto donde debemos entender el reformismo de Los ilustra- dos de Carlos IIL En opinién de Brading, cl primer paso dado por éstos fue organizar una fuerza militar adecuada que preservara a las colonias tanto de los ataques de otras polencias europeas como de los posibles alzamientos internos, Se crearon regimientos coloniales, que eran ms numerosos cuanto mas eleva- dos eran los recursos Jocales. Extox contingentes militares se formaron mayo- fitariamente con alistados natives y con unos mandos que, de capitin para abajo, eran criollos, realidad ésta que tendrd enormes consecuencias a Ja bora del en- frentamiento militar posterior (Doméinguez, 1985). Mds adelante vendria la deci- dida acciga sobre los jesuitas, que ejercian una gran influencia sobre las élites criotlas mediante la ensefianza, pero lo mis relevante de la nueva politica arneri- cana fucron las reformas administrativas, Tras crear un nuevo virreinato con capital en Buenos Aires, éstas se centra- ran en Ja entrada en funcionamiento especialmente desde el nombramiento de José de Galvez como visitador general— de una burocracia asatariada. Se establecié el monopolic del tabaco y se reorganizé la recaudacion de la alcabala, se increments la produceién de plata mediante las exenciones «i puestos y la consiguiente reduccitin en los gastos de productos como la pélvora y el mercurio. Ademiis, como los Borbones entend/an quc las colonias interesaban en Ja medida que ofecian productos que no se encontraban en Europa, al deseo det contral sobre el oro y Ja plata se aftadieron el del cacao, el aztivar, el café y el tabaco, Esto permilid a la monarquia incrementar sustancialmente las recauda- clones fiseales como consecuencia de lu expansién de la actividad econémica Provocada por las reformas en cl comercio y el fomento de las exportaciones coloniales, En 1765 se puso fin al monopolio de Cadiz. En 1774 se autorizé el comer cio entre las regiones americanay de Peri, Nueva Granada, México y Guatemala: ¥, dos afios después, sc incorporaron Buenos Aires y Chile, En £775 se autorizé el comercio libre entre quince puertos espujioles y veinticuatro americanos. Co- mo dice Josep Maria Delgado, [as reformas del comercio libre no pretenderian romper el marco proteecionista en el cual se desarrollaban Jos intercambios con América, sino hacerlo mis eficiente, aumentando la participacién del comercio 48 Los procesos de las diversas independencias americanas espafiol mediante la concesién de facilidadcs a las regiones de la periferia mejor dotadas econémicamente para ello. El estimulo de esta participacién fue fiscal y burocrético: simplificacién del sistema impositive, reduceién de los derechos arancelarios, de los estorbos buracraticos, etc. (Delgado er al., 1986). El resultado fue espectacular: enue 1778 y 1788 el tréficu se multiplies por siete y, a finales de siglo, el comercio monopolistico crecia mas que el ilfcito. La Real Hucicnda fue la gran beneficiada, puesto que aumentaron los ingresos fis- cales en concepto de comercio exterior, se consiguid que las reziones no produc- toras de plata generaran los recursos que necesitaban y también incrememtar los envios de mineral a F.spafia pese a Ja subida de los gastos publicos en tas Indias, ‘Los efectos del comercio libre sobre América han sido estudiados por John Fi- sher, quien ha demostrado un notable incremento de las exportaciones america- nas hacia los puertos peninsulares, procedentes, especialmente, de Nueva Espa- iia, el Caribe y el Rfo de la Plata. Ente los productos exportados, cl oro y la plata superan con claridad al conjunto global del resto de productos. Como dice lisher, tefiriéndosc al Mumative caso de Nueva Espafia, la explicacién fundamental del pape! dominamte de este virreinato en el comercio hispdnicu durante este perfodo no deriva de sus actividades agricolas, sino ded crecimiento dramatico de su mi- nerfa. Josep Fontana ha escrito que, en lineas generales, el comercio libre rom- pié las articulaciones de la vieja economia colonial, sin reemplazarlas por otras nuevas, 1o cual ayuda a entender, adcmas, el dificit arranque de estos paises una vez conseguida la independencia (Fontana, 1982). La situacién econémica de la América hispana durante la segunda mitad Gel sigho xvmi es una cuestidn polémica: a) La tesis clasica puede quedar representada por C. FE. S. Cardoso y H. Peé- rez Brignoli (1984), para quienes este period cx, cxceptuando la década final, una época econdmica muy positiva: crece la poblacién, la produccién y el co- mercio, y los centros mineros dan paso a una serie de actividades subsidiarias de cierta complejidad (ganaderfa, agricultura, artesanfa). [as economfas coloniales se diversificardn con respecto a los puntos de origen y de destino, al abrir un abanico, antes insospechado, de posibles rutas comerciales. Ademds, segtin es- tos historiadores, entre el contrabando y cl comercio legal todavia habré espacio Para que respiren civrtas actividades manufactureras, aunque escasamente desa- rrofladas. 5) La tesis més actual, producto de las uiltimas investigaciones, esté en la linea del trabajo de Josep Maria Delgado (1990) —tesis que sintoniza con la de- fendida por Fisher— las consecuencias del impetu reformista variaron sept las caracteristicas de'las diferentes regioncs amcricanas, puesto que la nueva poli- Hea favorecié cl desarrollo de las economias portuarias (La Habana, Buenos Ai- res 0 Caracas) ligadas al comercio con Espafia, como resultado de la expansion del gasto puiblico en ellas y de las nucvas oportunidades de beneficie mercan- Ul, posibilitado por el comercio libre con la peninsula Ibérica. Aun asi, en las antiguas tegiones neurdlgicas del imperio (México central, Nucva Granada y wy Joan del Alcdzar et al. Peri), en las cuales incidirfa con fuerza la inaci6n provocada por el incremen- to de la produceién de plate, cl impacto fuc negativo, La tesis de Delgado sintoniza con la de Slicher Van Bath (1989), quien in- siste en la idea de los tiempos de honanca vividos por la Real Hacienda, apoyén- dose en su pormenorizado estudio cuantitativo, donde demuestra que, después de 1760, los ingresos fiscales del gobierno espafiol alcanzaron cifras antes des- conocidas. Esto, advierte Slicher Van Bath, no cs por definicién una sefial positi- ya de la situacion econémica de jas colonias, puesto que, aunque,el aumento de los ingresos gubernamentales puede ser un signo de bienestar econémico, en este caso se habia alcanzado tal punto de presién impositiva que estaba provocdndo- se una astixia lenta de la vida econémica. Este historiador utiliza el trabajo de ‘Van Oss sobre la construccién de edificios —con la conviccién de que éste es un indicador fiable de ta situacién econémica— y advierte la escasa actividad del sector en México, en Pert y en Quito, lo cual le permite afirmar que la regidn sufrfa una severa crisis econémica que puede conectarse a la inflacién pravaca- da por la plata, origen de un scnsiblc incremento de los precios de los principales articulos de consumo, como por ejemplo el mafz y el trigo (Van Bath, 1989) Este proceso se hard particularmente evidente desde la tiltima década del siglo, cuando empieza lo que Halperin Donghi (1986) Tama la

You might also like