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‘ Me ee Es pequeiiito y tiene luz? Bs un duende AMAS DE LOS NACIMIENTOS AUN ASOMAN EN LOS CANGILONES Y POZAS DE LA SERRANIA eto. Y QUIEN TENGA UN ATISBO DE DUDA, QUE LEA ESTA FASCINANTE RIATURAS QUE HABITAN EN EL CORAZON DE LA TIERRA, DE LAS AGUAS Y DE LOS VIENTOS, 1 OCASIONES SE DEJAN VER PERO NO OIR PORQUE, AL PARECER, NO HABLAN. Rafael José Alvarez 4a Rosa. Elencuen ai con una muchacha fina y pelleza que simultanea- ece a dos personas, es distintos, hace watiablemente al mora feotiste de Pérez todavia lamenta la pérdida de su .gustin, cuya desaparicion, ocurrida en 1943, ayor de La Guinea, Esta comarca for- nientos de origen afticano que ocu- Jeste de la fila de La Chapa. En verdad son La mayoria de sus habitantes ha emigrado nte con las quernilas de los 60. A ex cepcion de Macuquita y Santa Maria de La Chapa -o de la frontera, como la llaman también sus pobladores~ la disper de viviendas en las terrazas de un amplio despliegue mon. na una idea de las contadas familias que ain permanecen en la 2 {A inmediaciones discurren dos que: bbradas, la del Consolado y la de Caguapana. En la primera es donde tiene su asiento, segun se nos informa, la encanta que domina todos los nacimientos en esa parte de lasierra. A ella culpa Teotiste de la pérdida de su hijo. Otra vecina, ‘Maria de las Nieves Molina -a quien retomaremos mas adelante- tam- bién sabe por experiencia propia de los asedios de la ninfa, De modo que estos seres sigilosos se reparten por igual embelesos y arrebatos, aunque la sefora Teotiste asequra que el duende “no es compatiero del en: canto”. Si se molesta al primero dice “reacciona y ataca con un palo”, Sostiene ademas haber escu- chado sus movimientos donde no hay persona alguna. “Fijese que el ‘duende anda solo, no conviene con lo malo ni con palabras pesadas” ‘Afiade que en los pefascos “hacen brotar un perfume, y entonces se oye como si recogieran loza”. Sin embar- 90, quienes viven del otro lado de Ia fila de La Chapa, en el valle de Uria, vinculan a unos y otros —los erraticos enanos y las damas de los nacimientos- como si pertenecieran a una misma comunidad. En la ya nombrada ciénaga det Bucare, tanto ninfas como duendes suelen salir a la superficie, lo que dda a entender que comparten una misma habitacién. Carmen Eulacia, de la Soledad de Uria, vio asomar a un enanito en BED) | Pony rer Ano de vais titres de post y neat: “Labor po vars anos en ofa de prensa dela Uoverside Prunes de honda Bn 199% las Editor Libres Blanes publics Consagracones. io que reine su cba pote, kos! the sido registra en ancoogas reba cnes. rab | gw repre esta revista pertenev # a capil del Tro Tato con dvendes, ot | prove de cin | | Ee EWA MGOTE/ N48. ARR MAY 109 “FUESE QUE EL DUENDE ANDA SOLO, NO CONVIENE CON LO MALO NI CON PALABRAS PESADAS” MADE QUE EN Los PERASCOS “HACEN BROTAR UN PERFUME, Y ENTONCES SE OYE COMO Si RECOGIERAN LOZA” medio de esa laguna, y entonces no pudo apartar sus ojos de {a mirada intensa del repentino vigilante. Una amiga que para el momento la acompariaba -Maximina Lois trd del brazo de la muchacha y la arrancé virtualmente del hechizo de aquellos minasculos ojos penetrantes. En los afluentes de estos valles retozaban todo el di, sobre todo cuando la gente se entregaba a sus faenas en los sembradios. Don Felipe Sanchez y su hermana Tedfila cuentan {que de niios percibian “el chapoteo lejano en los parajes de Milin. Por el quiebre de los terrenas inclinados corrian aguas donde asomaban y se hundian alternativamente los sombre- ros desmesurados. Amanda Zamarripa, vecina de La Soledad, se bataba con sus hermanas en el lenante que formaban esas aguas, cuando flot6 un sombrero y de pronto se vieron sorprendidas por puriados de flores que se desparramaban 3 su alrededor. Amanda nos dice ahora que tanta galanteria las habla aterrorizado. "Por alli cerca, en Mirajumo, hay una casa de piedra de ca”, dice Felipe. “A la entrada vimos un dia a un sujeto rosado, techoncho, y de una cabellerarojizay tan larga que le bariaba Jos hombros” Los hay ~ya lo sabemos- rubicundos, capinos y morenos. Tam- bién se habla de su piel “de barro”, semejante al matiz cobr- 20 de los indios. Ast, al descubrir a dos enanos que estaban de ‘espaldas mirando el pozo donde pensaba bafarse, una cam pesina de las montafas de Cumarebo de nombre Maria de los Santos Romero les lamé la atencion a voces, y cuando volvie- ron el rostro reparé que los tunantes eran “tan lanosos como Jos pantalones con pelos o flecos que levaban” Otro tanto observé el agricultor Sotero Rivas, de Min, al dis= tinguir a una de estas gentecilas que se encarninaba monte adentro, a tiempo que el hombre se ocupaba de acarrear un tendal de cafta en la parcela que limpiaba, EI pequeto lucia una camisola que lo arropaba hasta las rodilas. “Grité at des- conocido y entonces se detuvo y volted hacia donde yo me 130 : ‘encontraba, y al preguntarle @ donde iba me contest6: ;Fara Pekin! Eso fue lo que oy® Sotero Rivas o le pareci6 que dijo e caminante, cuyo rostro “era terroso” UN poema sorAnico ‘Algunas personas manifiestan que los duendes no hablan. 0 hablan lo necesario. Al nifto que retienen suelen recriminario cuando se excede en la ingesta de frutas que le ponen. “jNo coma tanto!”, reacciona la mujercita que se encarga de cuidar al confinado. Pero regularmente es un lenguaje o jerga queen || muchos casos ni el cautivo ni la gente que se los tropieza pue- de comprender. Este incidente que nos conto una de las per | sonas que lo vib en carne propia confirma lo anterior. Jost | Lugo pescaba anguilas con su hijo Juan, de siete afios, en un | pozo de Uria llamado EI Caipio, cuando después de un ligero | movimiento el agua “se partié en dos” y salié del fondo un | hombrecito que enseguida pas6 rozando a los pescadores y se | alejo tranquilamente. El pequerio Juan se desgajé en llanto y su padre lo calmaba diciéndole que el duende no les haria ningun dafo. Volvié un rato después y, justo antes de abrirse de nuevo las aguas, dijo algo en tono enérgico que a José le soné como el nombre de una planta. Gilberto Chirinos ha dicho de los duendes que son “un poe- ma boténico”. El raro silabario que emplean y la coloracién de estas criaturas parecen refundirse con la naturaleza que rodea al morador © a quien tiene permanente contacto con aquélla, Por esa vida agraria y armoniosa se alejan de los ruidos, de las presencias importunas. AJ olfatear a los viandantes desde sus, ‘escondrijos “les causa admiracién cuanto llevan encima”. Lo dicen en la sierra y lo acentiia don Felipe. “Aunque la compa: racion es indebida observa se asemejan al perro dormido ab que ventea la presa cuando pasa”. Pero son los apacibles, Jos ‘mas puros, aquellos que por alguna razon dejan moments: neamente su habitacion oculta en las montanas, Ejercitan en- ETA GOTT N,N 8 GitRERTO CHiRINOS HA DICHO DE LOS DUENDES QUE SON “UN POERA ROTANICO™. EL RARO SILABARIO QUE EMPLEAN ¥ LA COLORACION DE ESTAS CRIATURAS PARECEN REFUNDIRSE CON LA NATURALEZA OUF PERMANENTE CONTACTO CON AQUELLA SE ALEIAN DE LOS RUIDC tonces sus conjuros para confundir a las personas que tratican por los montes, Sobrevienen cambios de paisaje, malabarismos, insercion de ajenas realidades al acontecer corriente ‘A Sulpicio Morillo fo invadié una extrafia sensacion al llegar & ‘su estancia en La Cruz, en el Hondo de Uria, provisto de to necesario para entregarse a sus quehaceres en un dia friolento yarrumado. En tanto encendia su tabaco sentado en una pie- dra, se sitio transportado a otro lugar, aunque también tenia la convicciin de encontrarse en el sitio descansando en su asiento improvisado. Se dio cuenta entonces como se movian {su alrededor numerosos “visitantes” que se diriglan a len forma atropellada pero amistosa, El contorno no era el mis- | mo, Habla ingenios de cana y gente trabajando alll Pero todo ‘ocurtié con incomprensible rapidez. En un abrir y cerrar de ojos vivid aquella experiencia, segun la relacién que ofrecio despues de abandonar su finca la misma manana del suceso, no regresando al sitio sino pasados varios dias. Las hermanas Vale (irra e Inés) volvian a La Soledad luego de ‘un dla de solaz en las casas de piedra de El Pefiascal, cuando subitamente se vieron perturbadas por “un caballo colorado" | que se les interpuso en el camino Era una bestia grande, de cola y crin nevadas. Pero lo que més las lend de confusion fue ‘que al instante las muchachas se encontraron dentro de una caverna. Aparecieron all sin haber dado un paso, sin haber sentido desplazamiento alguno. El caballo sequla frente a ellas y movia nerviosamente las patas y 1a cola En cuanto a rasgos flsicos se refiere pueden apreciarse, sequin el modo de aparecerse, marcadas diferencias entre ellos. A la descripcion de chaporritos y morenos como fos conciben don Felipe Sanchez y doa Carmen Simona de Ferrer, se suma la apariencia rubia y delicada que les atribuyen fos hermanos Navarro. La experiencia del lugarefio permite deducir que para 132 é DE LA RODEA AL MORADOR O A QUIEN TIENE Pon ESA VIDA AGRARIA ¥ ARMONIOSA PRESENCIAS IMPORTUNAS. cada incidencia la intencién del duende no es ta misma. En ‘este particular son los nifios los ms afortunados. La pureza 0 inocencia de unas personas, 0 por el contrario, la esencia no | siempre inmaculada de otras, al parecer influyen en las formas, ‘que adoptan estos seres para manifestarse. Ello no exciuye desde luego aquellas situaciones en que emplean las més dt vertidas jugarretas para molestar principalmente 2 las muje- tes. Pero en general su preferencia por los nifios los induce & magicos artticos, bien sea con la presencia de bellos anima: les, de los cuales toman, por ejemplo, apariencias aviformes, 0 bien haciendo brotar de entre sus manos, como un impecable juego de naipes, lucientes imagenes florales. En este sentido ‘on risuefios hombrecitos que no despiertan el mds leve temor ‘en elinfante que a partir de ese momento es presa del encan- tamiento Evaristo Navarro desgranaba café en el sembradio de su pa- | dre. En a cerrada fila de gramineas que forma el lindero entre parcela y ciénaga, también cublerto de palagrs (pasto),Evarsto descubria a tres nifios de igual estatura y como de unos cinco ‘fos de edad, vestidos, uno de rojo, el otro de azul claro y un tercero de una tonalidad crema, de una sola pieza. “Los vi", cuenta nuestro informante, “a una distancia aproximada de ‘cincuenta metros. Bajéy me acerqué a la orila y estuve a pun- to de meterme en el pantano para ir tras ellos. Mi padke, que me observaba desde lejos, me llamaba a gritos”. Con gran {ribulacién miraba Evaristo a los nifios mientras se hundian en la ciénaga. Momentos antes él le habia advertido 3 su paps ‘que esos nifios se iban ahogar. Al punto desaparecieron, y vio entonces como unos cabellos de mujer ~justo en el sitio donde se sumergieron los nifios- estaban sobresaliendo del ‘agua, y como también se disolvian en ella, Era una cabellera resplandeciente que flot6 por un instante, cubriendo una par- te de la superficie. Tiempo despues, una nueva experiencia tiene lugar muy cerca de la ciénaga. “Yo tenia trece anos”, cuenta Evaristo, “Iba por STA COT AF 4 Ran RE A SUS ESPALDAS SINTIO ENTONCES UNA OZ FEMENINA QUE LE DABA LOS BUENOS DIAS. AL VOLVER EL ROSTRO DESCUBRIO A UNA MUJERCITA “BASTANTE REDUCIDA”” CON UNA CESTA BAJO EL BRAZO. DEBIDO A LA APARIENCIA DEL EXTRANO SER ¥ LO QUE EL MUCHACHO DEDUJO QUE HABIA DENTRO DE LA CESTA, "EL MALICIO AL MOMENTO. QUE TRAIA SABROSAS FRUTAS PARA ENCANTARLO”, et paso real y entonces me detuve al observar ave a unos diez metros delante de mise presentaba un nito de sombrero alv- do, de espaidas, ya para llegar al hondito, que en realidad es un decive que bordea el camino", En esto de nmedato se | predujo “un remotino de hoja. ito dio media welt y | puso a hacerle sefas a Evaristo, insinuandole con ello -pues | Esto comprendio muchacho- aque lo acompanara al mis- | mo lugar a donde habia sido transportado seis afios antes. Su | madre le habla preparado unas prevenciones para ahuyetar | al duende. Las mismas consistian en un macuto y una oracion: | Que debisrectat mentalmente cuando vera la figura. Sele Fabia dicho que mordiea el amuleto para que ef duende se | laa. Er ents cain también pu ober con Getenmiento, Su tala correspond a las vsiones anteriores | Lucia una especie de braga color beige. La parte frontal del | re eevee como esmotace de velo tesosy amar "Pa: | tia un munequitor recuerda Evaristo Tenia lapel sada y | fos ojos “como el agua”. Pero un detalle raro: Jos pies los | mostraba al revés, los talones delante y los dedos hacia atras, FTrerolina que se moma junto aéltuvo breve duracén; no as la presencia del pequeno ser que se mantuvo un poco mas, ttempo ene cval Evanst lo conjuraba con la oracion ArARICIONES ENTRE AGUA Y REMOLINOS DE VIENTO Las ndyades exhiben su peligrosa belleza discurriendo por las | aguas. Tal y como algunas encantas se presentan, quizas que- de revelada de otro modo su intencién. La sefiora Deusdedis Gonzalez, de Cabure, nos conto lo que le sucedio a un mu- cchacho de la misma localidad llamado Segundo Gotopo, mien- tras estaba sentado en una piedra en las afueras del poblado. El hecho es de reciente data, pues ocurtié en 1986. A sus es- ppaldas sintio entonces una voz femenina que le daba los bue- ros dias. Al volver el rostro descubrié a una mujercita “bas- tante reducida” con una cesta bajo el brazo, Debido a la apa- 134 | riencia del extrano ser y lo que el muchacho dedujo que habla dentro de la cesta (“él malicié al momento que trala sabrosas frutas para encantarlo", dice Deusdedis) Segundo no respon- 6 al saludo y se alejé del sitio precipitadamente. Son gentes de carne y hueso, aseguran los testigos de seme jantes ocurrencias. La delgada figurta, a menudo bien pareci- dda, como suele decir e! morador, acaso rumie su frustracion at ro verse correspondida. En otro caso el temeroso que se fa habia tropezado descubria con estupor, una vez legad a asa, la canasta de frutas volcada sobre la mesa De estos mismos pormenores se alimentan los pasajes de los Viejos cuentos de hadas. En Europa reciben muchos nombres, ‘aun en una determinada region. Pero la imagen del percance | ue le ocurtié a Segundo la encontramos en zana, voz del italiano antiguo referente a una persona que se presenta pro- vista de una cesta con comida. Segun el doctor Ledn Croizat, todas las formas de este vocablo ~desde Persia hasta Cerdena- conducen ala expresion hada ‘Aqueliafurtiva enana del incidente narrado por Deusdedis bien ppudo ser una reina acuatica. La jovencita de unos doce anos avistada por Sara Ferrery su prima Tula Sanchez en la cénaga del Bucare en 1950, tenia la misma particularidad de la que habia observado la sefiora Maria Lara unos quince afios mis tarde, a un paso del nombrado nacimiento, en un labrantio aque trabajaba en esos dias don Cecio Chirinos. “Era una nifa de traje verde con adornitos de oro en la pechera”, sostiene Maria, solo que llevaba "una cesta bajo el brazo”. Caminaba ‘al descuido por entre fos cultivos de cana y la vio tan natural {que se atrevid a sequiria, Fue entonces cuando "se apago en Ln dos por tres", recuerda la mujer. Esta activa sucesion de apariciones y desapariciones no se ha aplacado con los afios. 0 al menos hoy dia éstas se dan en forma esporddica, sequin lo afirman personas como Alejanckina © la senora Teotila Sanchez. En el area de la ciénaga 0 sus alrededores siempre surgen relatos vinculados con la incursién ETA NGOTT 4749 ARR MAY 8197 EN LA SIERRA SE HAN REGISTRADO CASOS QUE ENVUELVEN A MENORES: QUE HAN SIDO “MUDADOS” Sitt QUE APARENTEMENTE NADIE TENGA QUE VER CON £505 HECHOS, EN EL Penascat UNOS GEME ESTERA DONDE DORMIAN CUANDO LA MADRE LOS SE ESFUMARON DE LA SE EMIPINABA HACIA LA DESPENSA PARA ALCANZAR LOS BIBERONES, momentanea de hadas y duendes, a quienes se atribuyen las mas “engorosas necedades”, para repetir con don Esteban ‘Morillo las jugarretas 0 “maldades” de estos seres. En la sierra se han registrado casos que envuelven a menores que han sido “mudados” sin que aparentemente nadie tenga ‘que ver con esos hechos. En El Periascal unos gemelos se esfu- maron dela estera donde dormian cuando la madre se empi: aba hacia la despensa para alcanzar los biberones. Fue un hecho relampago. Al volver sobre sus pasos advirtié que solo deambulaba por la sala el perrito de la casa. Ella estuvo a pun- to de caer. Entonces se dirigié al animal que parecia compren- der la situacion, Agitando la cola salié de la vivienda sequido por la mujer, y después de recorrer unos quinientos metros por pasos accidentados, torcieron hacia un barranco y dieron con uno de los nifios que yacia sobre una laja. El otro se en- contrabe un poco mas adelante, “en medio de un rastrojo eno de cadillos”. Estaban en perfectas condiciones. Ctra lugarefia que llevabe de la mano a su hija de cinco afios ‘por un atajo en las montafias de Min, sintio de pronto que alguien le arrebataba a la nifa con tal rapidez que la mujer ‘quedo desconcertada, Soplaban rafagas, y con la angustia que ‘el hecho le produjo se estuvo dando vueltas y entonces percibo el ilanto de su hija que provenia de lo alto de un periasco, Nada ‘pudo hacer ante semejante confusion y desde luego echo @ comrer y a poco pidié ayuda a dos arrieros que acudieron al sitio. | y treparon por la empinada ladera del pefasco, pero no pudie- ron llegar hasta la nifia que estaba materialmente rodeada de. ‘matorrales espinosos. Los hombres tuvieron que desbaratar el cerco a golpes de machete para rescatarla, La desconsolada Mercedes que asi se lamaba la mujer- no podia explicarse el ‘modo como le habla sido arrancada la pequena y iuego depost- tada en aquel paraje tan elevado y de cerrado acceso. Casi siempre fuertes remolinos acompanan a las apariciones, También el agua, Ambos elementos se cierran en forma de movimiento huracanado alrededor de un nino del caserio de 136 ‘san Diego en el momento en que es arrebatado, Asimsmo, un sostenido giro de hojas se presenta con el pequenio ser que descubria Evaristo muy cerca de la ciénaga del Bucare, Una inesperada ventolina obliga @ dos labriegos @ abandonar Ia pesca en el interior de una caverna. Otro tanto ocurre 3 Alejandrina Morillo al verse sorprendida por un par de ojos verdes superpuestos a un remolina que surgia del fondo de una comente. De otro modo un viento arrasador acomete 2 dos viandantes de la Guinea mientras se dirigian a una fuente cercana al nombrado vecindario. Maria de las Nieves Molina ros relata con minucioso recuerdo lo que Je habia sucedido cierto dia de! afio 1950. Ella, que andaba entonces por fos trece afios, y José, su hermano menor, de cinco, se vieron 320 | tados por una brusca sacudida apenas comenzaban el trayec: to. “Yo abrazaba a mi hermano para protegerio”. cuenta Maria, “mientras corrian atolondradas unas cabras que pastaban cer- ca”. Una vez que los vientas cesaran un poco, emergio de no se sabe dénde una muchacha que traia un encendido ramo de flores. Era tubia y vestia un sencillotraje largo, rosado, con finos bordados en los hombros. La brisa la envolvia, y los cabe- llos se arremolinaban sobre su cara sin tocados, “perfilada y bonita”. Aun no repuesta de la impresi6n, con voz temblorosa ‘Maria preguntaba a la desconocida: “Para quién son esas flores?” Lo dijo en vista de que la muchacha aproximaba et ramillete al niio que la mirada absorto. Fue entonces cuando la atribulada Maria de las Nieves sac6 valor de donde no tenia y recomend6 a la misteriosa dama Hlevarle las flores a su progenitora (la de la aparicion, se entiende). Con un gesto de sorpresa, ésta le ech6 encima sus grandes ojos claros y contes- 16 enseguidar "{Nina.. qué barbaridad!”. Entonces los vien- tos arreciaron y se evapord en el acto. El profesor Francisco Tamayo, célebre naturalista venezolano citado por Gilberto Antolinez, acopia las denominaciones con que se conocen en las montafas del Yaracuy los seres ‘elementarios que estan subordinados al reino subacustico de STA BOP 4AM mY a a Marra Rivero, pe SANTA CRUZ DE BUCARAL, NOS DICE QUE VEIA DUENDES EN LAS VEREDITAS, EN LAS ROCAS ¥ EN LA ORILLA DE LOS POZOS. “NACEN VIEIOS, LA NARIZ BIEN ANCHA. USAN UN SOMBRERO ATARRAGADO QUE LES TAPA LA PUNTICA DE LAS OREJAS. LLEVAN BLUSA PARECIDA AL LIQUILIQUE, PERO SUCIA ¥ ESTROPEADA. HABLAN POR SENAS”- ‘Marie Lionza. Entre ellos figura un personaje de escasa estatu- ray de gran movilidad llamado Don Juan de los Vientos, que se presenta justamente en medio de un huracén. En una bella estampa recogida de labios de la sefora Brigida dde Marin por la joven cursante de la universidad Francisco de Miranda, Lilian Garvett, se manifiesta el signo recurrente de Jos vientos como personificacién de los recénditos habitantes del agua | eae seline errenene £8 Pines Ties, En el caserio Arayca, al extremo sur del sistema montafioso de ‘Churuguara, se localiza un ojo de aqua llamado E/ Buco don- de tiempo atrés se aparecian unos seres del tamafio de un fino y de rostro senil, que vestian de camisa de puro, pantalo- nes cortos y sombrero y zapatos muy estrafalarios. Se cuenta ‘que cada vez que los indigenas que poblaban la zona se dis pponian alimpiar el buco, se desencadenaba una brisa tempes- tuosa que les impedia llevar a cabo su labor. De modo que los naturales optaron por sujetarse de la cintura con una cuerda para bajar hasta el propio nacimiento. Entonces arrojaban a fondo -que no tenia fin, segin decian- un poco de aguar- diente destinado al duefio de! manantial que vivia en el sen de esas aguas, a objeto de que la brisa no los importunara fn estos altos Martha Rivero, de Santa Cruz de Bucaral, nos dice que veia duendes en las vereditas, en las rocas y en la ofilla de los pozos. "Nacen viejos, la nariz bien ancha, Usan un sombrero atarragado que les tapa la puntica de las orejas. Lle- van blusa parecida al liquilique, pero sucia y estropeada. Ha- blan por sefias. Un dia mi hijo pequefo se perdi. Tenia dos _afios de nacido, Pero entonces me lo encontraba @ veces en tun promontorio de lajas donde regularmente descansaba el enanito, que tenia sus mafias: $e llevaba a mi hijo del sitio donde estaba y lo hacia aparecer en otras partes. Ast lo vela- mos montado en el tronco de un arbol, en una raiz o cerca de 138 una aguada. EI nifo se lamaba Adelmes, De esto hace como uarenta afios, Su nombre fo saqué yo misma de mi mente Donde viviamos eran puros cangilones de piedra. Era una zona | indigena: se hallaban huesos, pelos, anillos, dientes. Esto lo encontrabamos cuando haciamos los huecos para clavar fos horcones con los que levantébamos los ranchitos de bahare- ‘que. Y s6lo los indios sablan los nombres de los duendes, Por | cierto, a mi segundo hijo lo correteaban ellos, Se les siente ef resuello cuando vienen detras de uno” Para José Clemente Bosso, parroco de Santa Cruz de Bucaral, Jos duendes “no son criaturas buenas”. Conviene que se les, tome como guardianes de los rios, “pero hacen dafo 2 las | personas”, asegura. Sobre eso dice tener “un caso” en El Charal, zona de nieblas donde comienza a oscurecerse la mon- tava. All un hombre -tal como se lo confié recientemente 2 | Luis Alberto Crespo- caminaba envuelto por la candela y levitaba Bosso, con facultades desencantatorias, presta ayu- da a la gente que se siente afectada por la intrusion de los ‘duendes, sobre todo las muchachas y los nifios. De este modo acepta la presencia de los espiritus del agua. “No se ven dice pero se aprecian sus efectos”. Entonces cuenta que é! socorrié @ una muchacha que estuvo un tiempo distanciada de la gente debido a la atraccién que sobre ella ejercia uno de ‘estos demonios, como 6! 0s llama. Los vecinos me refieren, lo mismo que el parroco, acerca del brisote que los acompana ‘cuando se mueven en el agua. “No se olvide -observa- que Leviatan desencadené el diluvio” Se dejan ver por algin trajinante distraldo. Pero con mucha frecuencia por los nifios. Una amiga nos cuenta su experien- cia. En Pedra Grande, serrania del sureste falconiano, Neysa Pereira, que entonces tenia seis afios de edad, vio tres hombrecitos de sombrero hongo en el instante en que sala del pueblo en automovil con sus padres. Fue un dia del ano 1946 a las tres de la tarde, Recuerda que cerca del sitio donde advirtié a las figuritas se encontraba “un ojo de agua*. Sus ESTAIGOTT/N-49, ABR MAY 999 ELLos TENEN LUZ PROPIA Y SE COMUNICAN POR MEDIO DE LAS AGUAS. SON INOFENSIVOS; MIENTRAS MAS PURA SEA LA PERSONA, MAS LA PERSIGUEN LOS DUENDES, ELLOS TIENEN SU REY ¥ SU REINA, Osrentan Un TRON ESPECIAL. PIERDEN A Los CAZADORES. EL QUE PUEDE FScUCHA su MUSICA DF CUERDAS” vestimentas eran “de un color mustio”. Se movian como ha- cierdo equilibrio, segin la declarante. “Eran cetrinos, de 105- ‘ros cuadraditos, recortados” Neysa dice que cada uno leva- | ba puesto “un chaquetén como de popelina, as! como, Cinturoncitos y pantalones largos. Me sonrelan y me hablaban algo que no entendi. Cuando artancé el auto los vi caminan- do por la orilla de la carretera. Iban uno delante y dos detrds. Ellos me llamaban; me di cuenta de eso por sus gestos” El mundo de los duendes es interno en la madre tierra", ha dicho Amado Torres, de Cabure, en el ramal sur dela sierra de Coro. “Ellos tienen luz propia y se comunican por medio de las aguas. Son inofensivos; mientras més pura sea la persona, mas la persiguen los duendes. Ellos tienen su rey y su reina COstentan un trono especial. Perden a los cazadores. EI que puede escucha su musica de cuerdas”. Don Felipe Sanchez nos cuenta acerca de una nina de nombre Evangelita Rivas que habla advertido en el salon de la casa de piedra, en Milin, a una duendecita que “bailaba con laticas ue brilaban” En Pedra Blancas, a Romelia Morén, una muchacha muy bella que vivia en San Joaquin, se fe aparecié un hombrecito que ‘apenas sobrepasaba un palmo. El pequefiinempunaba un ramo de flores mientras le hacia gestos afectuosos a la muchacha | que huy6 despavorida, pues aquelacriatura “era detorme y peluda” CCtenta Mario Rojas, un labriego de San Joaquin, que un mu- chacho de nombre Danilo Pulgar se fue una noche de caza a {a montaia del Uruguay, en el valle de Ura, y al regreso, cuan | do pasaba por Piedras Blancas, se encontrd en medio del sen- ddero con una pequefa piedra luminosa, Como en su vida ja- ‘mds se habla tropezado con nada semejante, torn el guijaro fo guard6 en el bolsilo del pantalon. Un rato despues, al ‘aproximarse a su vivienda le salieron al paso varios enanitos | que de inmediato se abalanzaron sobre él, lo derribaron a go pes lo despojaron de la piedra. Una vez en casa todos cons- 140 tataron que habia sido, en efecto, bastante maltratado, pues le observaron en las piernas y en los brazos varios moretones Evangelita Rivas, que ahora sobrepasa los sesenta afios, obser- ‘v6 a dos duendecitas que “caian por una corriente de agua ‘como si se deslizaran en tobogan”. Nosotros acudimos 2 su ‘casa en El Atipino, en lo mas alto de la montafia de Mlin, recomendados por don Felipe Sanchez. Evangelita nos cont de la visién que tuvo en Puente Piedra, lugar cercano a su vivienda, cuando ella tenia diez aios de edad, por la década del 30. Enel sitio, como en todo el valle de Uria, hay formacio- nes naturales, grandes habitaciones abovedadas, en el saién de una de las cuales descubrié Evangelita a otra duenda, pe- ‘uenita y de cabellos rubios, bailando con sus muchas laticas brilantes que le colgaban de las manos”. Ella comenta que el salon “se vela todo iluminado” Done HAY BATALLA EN EL AGUA Los diminutos personajes se manifiestan “haciendo batalla en el agua”. Esta apreciacion es de la sefora Te6fila Sanchez -hermana de Felipe- que as! los avistaba mientras ella se ded- ‘aba al lavado de sus ropas en una de las vertientes que corre proxima a la caverna del Pozo de Hueque, entre El Pefiascaly Min El tantas veces nombrado don Felipe Sanchez nos cuenta que su abuelo José de la Paz y un hermano suyo de nombre Se- undo, estuveron todo un dia en el pozo de Hueque, sin que el tafir, un pez de color azul metalico que abunda en los re- rmansos del bosque nublado de Uria, hubiera picado el anzue- lo, "El pozo hervia de peces, pero pasaron las horas y en el ‘abo no pieé ninguno”, recuerda Felipe que contaban sus abye- los. Los nombrados pescadores, por recomendacién del padre dde ambos, don Isidro Sanchez, “compusieron un tiro al duen- de", a quien atribuian aquelia contrariedad. Al dia siguiente se fueron al pozo y observaron "una sabana blanca extendida STA GOTT 948 ABR-ARY X19 F Ne awe RMAN FAMILIAS QUE VIVEN DEBAJO DE LA TIERRA. LOS HOMBRES TIENEN UN JEFE, LAS MUJERES UNA JEFA. AN, 1, SOLO HACEN GESTOS ¥ MUESTRAN COsAS A LOS NINOS. ANDAN SILVESTRES POR LAS VEGAS (AS QUEBRADAS RECOGIENDO LO QUE SE LES DEJA, PUEDEN SER SANDALIAS, VESTIDITOS Y HASTA COMIDA sin sat. A TEOFILO GONZALEZ, UN PRIMO Mio, NO LO DEJARAN EN PAZ. LO PERSEGUIAN A MENUDO. EL nufio €RA Dien PaRECIDO ¥ MUY AGI.” y flotando sobre et agua”, en dlreccion a la cual hicieron fue- 9 con su vieja escopeta de piston, Al momento se produjo un poderoso remolino que obligé a los aterrorizados campesinos 2 abandonar inmediatamente el lugar. Cosmita Amaya, de Coro, nos reirio un experiencia personal que quarda semejanza con el hecho anterior. Ellay su herma- 1a Emilia hablan avistado, cernido sobre las tunas, un tenzo ppardusco en et que brilaban flores y ramos que parecian es- tampados en él, Esta vision la tuvieron una tarde en que am- ‘bas descendian de los monticulos arenosos de La Retama, en las afueras de la ciudad, La tistoria de Cosmita tiene para ella Lun significado a la vez triste y premonitorio, Lawision de sdbanas en el agua o suspendidas a ras de tierra {as encontramos en varios de los relatos que se nos ofrecen ‘en ia sierra, y aun en la ciudad, Tiene también una connota- on biblica. Pedro dio testimonio acerca de un lienzo que descendia del cielo amarrado por las cuatro puntas, Para él cesta vision debid'ser desconcertante. “Dentro habla toda clase de anvenales, tanto de la tierra como del cielo: cuadrupedos. reptiles y aves” 1a Dona Antonia Zarraga de Garcia ilustra de este modo su rela- cién sobre los duendes: “Forman familias que viven debajo de la tierta. Los hombres tienen un jefe, as mujeres una jefa. No hablan, sélo hacen gestos y muestran cosas a los nifos ‘Andan silvestres por las vegas de las quebradas recogiendo lo que se les deja. Pueden ser sandalias, vestiditos y hasta comida sin sal A Tedtilo Gonzalez, un primo mio, no lo deja~ bban en paz Lo persegulan a menudo. EI nino era bien pare- ido y muy agi. ‘Me laman’, decia. Los seres que se asoman {los manantiales son las jefas. Ellas también encantan y son las que gobiernan a las mujeres, A los jefes les caen las bar- thas al pecho.Tienen cabellos jacios, como también rubios, castafios 0 negros” Proserphina reina lo subterraneo en la mitologia griega. El fe- émeno en nuestros campos se reduce a quien afirma haber estado en ambitos acultos bajo tierra. Narcisa ~una nina rap- tada en la serrania de Coro y que habria de permanecer siete aos con los duendes-sinté la necesidad de contar sus trave- sas, su estada en lugares distantes y desconocidos, solo cuan- do tuvo certeza de que iba a mori POSIAIIGOTT N49 ABR Many A 198 TT

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