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TEORIA GENERAL DE LA OPOSICION VII

Por: FERNANDO AUGUSTO RAMIREZ GUERRERO*

En la ponencia sobre partidos, sistema electoral y estatuto de la


oposición, al interior de la Asamblea Constituyente de 1991, se
consigno lo siguiente: “El ejercicio de la oposición tiene como finalidad el
fortalecimiento del sistema democrático, mediante la función crítica y la formación
es decir: La oposición,
de nuevas alternativas de cambio gubernamental (…)”,
los partidos de oposición, es garante de la democracia. Ella debe
expresar una forma de pensar diferente sobre aspectos neurálgicos
de la concepción del Estado de parte del partido o de los partidos que
no acceden a la jefatura del Estado.

Dentro del mismo documento se afirmo lo siguiente: “El hilo conductor de


la nueva Carta es sin duda el de la democracia participativa dentro de los cauces de
un amplio pluralismo, (…). Elemento esencial para la realización de dichos
conceptos son los partidos y movimientos políticos que además de expresar el
pluralismo ideológico son instrumentos para la formación y la manifestación de la
Así las cosas, todos los partidos políticos, incluidos los
voluntad popular”.
de la oposición son pilares de la democracia, por ello el Estado debe
brindarles, sin discriminación alguna las garantías para el ejercicio de
un derecho fundamental, cual es el de: “Constituir partidos,
movimientos y agrupaciones políticas sin limitación alguna; formar
parte de ellos libremente y difundir sus ideas y programas” (Art.40, 3
Constitucional).

Ahora bien, ¿cómo se ejerce la función crítica, por parte del partido o
los partidos que quedan por fuera del gobierno?, ¿basta un texto
constitucional, como guía, una ley estatutaria o es menester una
verdadera cultura de la convivencia pacífica al interior de los Estados
entre las fuerzas políticas que pugnan por su control? La respuesta
debe tener un elemento fundamental: la tolerancia; el respeto por la
dignidad humana; el propósito común de ganadores y perdedores de
ser artífices concurrentes de la construcción de un proyecto común,
que no es otro distinto que el bienestar general de los asociados.

En el ordenamiento jurídico colombiano se ideo la figura de la ley


estatutaria contentiva del estatuto de oposición, sin embargo la ley 130
de 1994, tiene como epígrafe el siguiente: “Por la cual se dicta el
Estatuto Básico de los partidos y movimientos políticos, se dictan normas
sobre su financiación y la de las campañas electorales y se dictan otras
disposiciones”, guardando silencio respecto del estatuto de la
oposición; sin embargo, en el titulo VII “Disposiciones Generales” se
ocupa de la definición de la oposición como un “derecho de los partidos
y movimientos políticos que no participen en el Gobierno, para ejercer
libremente la función crítica frente a éste y plantear y desarrollar alternativas
políticas”.

No debe perderse de vista que el literal c) del artículo 152


Constitucional incluye dentro de las materias que deben regularse vía
ley estatutaria, las relacionadas con: “Organización y régimen de los
partidos y movimientos políticos; estatuto de la oposición y funciones
electorales”; a lo cual la Corte Constitucional en sentencia C/089 de
1994 sostuvo: “Los partidos y movimientos que en un momento dado
participan en la actividad de los órganos del Estado, pueden luego
estar colocados en la oposición y desde allí ejercer la crítica y
fiscalización a los actos que de éstos emanan. El proceso político
democrático, por otra parte, integra en su seno de manera
permanente esta bipolaridad y en él confluyen los actos de acción y
afirmación del poder como también los de oposición y lucha al mismo.
No peca contra la sindéresis, pues, la ley estatutaria que al regular el
sistema de los partidos deja sentadas reglas sobre el estatuto del
derecho de la oposición, con miras a su consolidación jurídica y a su
vigencia práctica. La Constitución no se opone a su tratamiento
unitario”.

En este orden de ideas y dado que la ley estatutaria 130 de 1994, no


corresponde al texto constitucional hoy vigente dada la reelección
presidencial inmediata y la forma de elegir al Consejo Nacional
Electoral, su reingeniería debe ser total y no por partes, como lo ha
propuesto el actual Ministro del Interior y de Justicia.
*Constituyente de la Fundación Democracia y Libertad, Abogado Constitucionalista.
fargo1949@gmail.com // www.fernandoaugustoramirezguerrero.com //
www.democraciaylibertad.com

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