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Ningn hombre puede domar la lengua, para eso necesitamos de la ayuda de Dios. El rey
David or a Dios que pusiera un centinela o un guardia en la puerta de su boca (vea Salmos
141:3). Tambin or que las palabras de su boca y la meditacin de su corazn pudieran ser
aceptables a los ojos de Dios (vea Salmos 19:14). David saba que l no poda controlar su
boca sin la ayuda de Dios, y nosotros tampoco podemos.
Deberamos evitar todas las palabras speras, duras e injustas (vea Isaas 58:9). Jess dice
que debemos tomar su yugo sobre nosotros y aprender de l, que es amable, manso y
humilde, no spero, duro, cortante ni apremiante (vea Mateo 11:29, 30). Una lengua amable
(con su poder sanador) es un rbol de vida, pero la lengua insidiosa deprime el espritu (vea
Proverbios 15:4). Hasta el tono de nuestra voz es importante, porque revela la condicin de
nuestro corazn.
Podemos decir palabras que sanen o palabras que hieran; podemos edificar y construir o
desalentar y derribar. Las palabras son estuches de poder y acarrean poder sea positivo o
negativo. La decisin es nuestra! Las palabras son semillas que sembramos y con seguridad
darn una cosecha en nuestra vida. Quienes consienten su lengua, deben comer el fruto de
sus palabras, sea para vida o para muerte (Proverbios 18:21).
Una de las cosas que deberamos esforzarnos por hacer es pensar antes de hablar. La Biblia
dice que no debemos precipitarnos a hablar, pero cuntas veces decimos algo y luego
pensamos: "Oh, yo no quera decir eso"?. Pero ya es demasiado tarde, porque las palabras ya
estn haciendo su trabajo. Le recomiendo hacer un cuidadoso estudio de todos estos temas,
y una oracin sincera pidiendo a Dios que lo ayude a domar su lengua.