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JORGE ALADRO FONT PEDRO MALON DE ECHAIDE Y LA CONVERSION DE LA MAGDALENA (VIDA Y OBRA DE UN PREDICADOR) Ba Gobierno de Navarra WSS Departamento de Educacién y Cultura Serie: LITERATURA Y FILOLOGIA. Numero 26 Titulo: Pedro Malén de Echaide y La Consersién de la Magdalena. (Vida y obra de un predicados) Autor: Jorge Aladro Fone © GOBIERNO DE NAVARRA Departamento de Educacién y Cultura Direccién General de Cultura - Institucién Principe de Viana © Jorge Aladro Fone Fotocomposicién: Pagina, S.L. Imprime: Gréficas Ona, S.A. ISBN: 84-235-1727-6 D.L: NA 1.038/1998 Promociona y distribuye: Fondo de Publicaciones del Gobierno de Navarra (Departamento de Presidencia e Interior) CiNavas de Tolosa, 21 Teléfono y Fax: 948-427123 Correo electrénico: fpubli0l @cfnavarra.es 31002 PAMPLONA Tu nombre en mi nombre. En tu nombre mi nombre Uno frente al otro uno contra el otro uno en torno al otro El uno en el otro Sin nombres PARA ALMUT INDICE INTRODUCCION.. MALON DE ECHAIDE.. Biografia de Pedro Malén de Echaide: Nuevo Esbozo Entorno y formacién cultural de Malén de Echaid Malén de Echaide y el Humanismo Florentino... LA CONVERSION DE LA MAGDALENA...... Fecha y lugar de composicién Tema: La Maria Magdalena de Malén. Estructura temética ¢ ideolégica de la ob. Obras supuestas: Malén de Echaide y Jerénimo de Saona FRAY PEDRO MALON DE ECHAIDE: PREDICADOR DEL SI- GLO DE ORO Valoracién literaria: La critica de la Malén de Echaide: Ejemplo de lo que fue la predicacién espaola en el siglo xv1.. ' Ejemplo de un sermén de Malén de Echaid EDICIONES, TRADUCCIONES Y BIBLIOGRAFIA. Ediciones y tradui Obras citadas Bibliografia nes ll 19 21 35 56 75 Ta 80 110 133 149 151 156 183 189 191 193 197, INTRODUCCION Malén de Echaide es uno de nuestros grandes clisicos del siglo xvi. La simple lectura de su obra nos revela al escritor agustino, ademds de un te- élogo originalisimo y un excepcional escritor, como uno de los més bri- Mantes y originales espiritus de nuestro humanismo. La obra de Fray Pe- dro no es tan sélo como se ha pensado una pardfrasis de los Evangelios, sino un rico mosaico, que, tomando la figura de la Magdalena como sim- bolo del penitente, amalgama los més diversos temas sociales, teol6gicos, histéricos y lingiiisticos. Todo perfectamente conjuntado por la mentali- dad de un humanista ascético. En su libro La Conversién de la Magdalena (Barcelona, 1558) se atinan las mas diversas corrientes que formaron nuestro Renacimiento. Platén, Plotino y San Agustin se encuentran per- fectamente armonizados en la obra del escritor cascantino junto a los ne- oplaténicos italianos, sobre todo Ficino y Pico della Mirandola. La Conversin de la Magdalena gox6 de gran éxito y difusién durante los siglos XVI y Xvi, como lo demuestra las numerosas ediciones y su ronta traduccién a otros idiomas (alemdn —1604-, francés -1619-, ita- iano —1661-). Aunque elogiada por el mismisimo Quevedo e imitada por Lope, no deja de sorprendernos que su autor, regularmente citado en todas las historias de la literatura espafiola, carezca de una completa bio- grafia’ y de amplios estudjos crfticos. Hay, por cierto, valiosos trabajos que tratan parcialmente la obra, pero no hay ninguno que intente una apro- ximacién global a la figura de fray Pedro Maldn de Echaide. De sion’ cebanl dicho Goes can dieparsraaa corachaiie Gue “amigo fiel y sincero de Cristébal Colén”*; amén de haber recibido las mas vario- 1. Los trabajos del P. Isidro de la Viuda y Javier Clemente han Henado parcialmente este vacto, 2. Eugenio GARCIA BARBARIN, Manual Histdrica-Geognifico de Navarra. Pamplona, Neme- sio Aramburu, 1909. 13 pintas acotaciones. Sirva como ejemplo el de Hans Langenegger: “En ge- vera, la Conversifn de la Magdalena se revela como obra tipiea de un me- ridional. Serfa sencillamente imposible suponer que un europeo, por ejemplo, un suizo, aleman o un noruego, hayan podido escribir libro se- mejante. Falta aqui la sensitiva interioridad alemana, que con tanta fre- cuencia suelen alabar [los alemanes] en las obras afines de origen germa- nico. No tiene la sencillez y sobriedad de tales escritos, sino que en el mejor sentido de la frase es la obra de un antiguo retérico [cristiano]. Nin- gxin mistico alemén ha tratado con esa opulencia del amor a Dios; ese gra- Cioso colorido en las descripciones es cosa extrafia a la austeridad nérdica y seria en ella un aditamento inorgénico. En cambio, en nuestro espafiol se dan la mano el espiritu clésico de Roma y el orientalismo semitico de la Biblia”’. Sin comentarios. No faltan injustas y tergiversadas valoracio- nes como la de Helmut Hatzfeld, que califica a Malon de predicador ‘fan- tastico y grotesco”, y afiade que su contribucidn a la literatura devota es de segundo orden, periférica y vacla. Por otra parte, se ha encuadrado al escritor cas¢antino én el Renacimiento (Vinci, F. Garcia), en el Manietis- mo (Valbuena Prat, Pastor) y en el Barroco (Hatzfeld, S. Gilman); se le ha clasificado indistintamente como escritor ascético y mistico. En resumen, en torno a la figura y obra de Malén, de Echaide reina bastante confusién. A mi modo de ver, uno de los aspectos més interesantes, y el més ca- racteristico y menos estudiado, bajo el cual se debe considerar la comple- jay vigorosa personalidad de Fray Pedro Malén de Echaide, es el de la pre~ dicacién. Ante todo y sobre todo, Fray Pedro fue un gran predicador; toda su actividad, ya como hombre religioso, ya como hombre de letras, tuvo una finalidad doctrinal, fuese desde la catedra o desde el puilpico, donde logré innumerables éxitos, como lo atestiguan sus contemporaneos y él mismo lo hace en el prélogo a su obra. Fray Pedro Malén de Echaide es un original predicador representativo de lo que fue nuestra prédica rena- centista, que utilizé como base estructural de su obra las principales ca- racteristicas del sermén. La Conversién de la Magdalena es la obra de un predicador “independiente”, que si bien tomé por modelo a los retéricos del siglo de Augusto por la légica de los argumentos y la elegancia del es- tilo, rechazé el enlace de las partes del discurso y la unidad del plan. Imi- t6 la libertad y soltura de las homilfas de los Santos Padres, sin seguir un método riguroso. De modo que la homilia cristiana arraigada en la tradi- cién de la Iglesia apostdlica y patristica y realzada por el humanism bi- blico fue la forma del sermén, de la cual La Conversién de la Magdalena es un claro exponente. Imposible comprender en toda su grandeza la obra de fray Pedro si no es desde el punto’ de vista de la predicacion sagrada, 3. Hans LANGENEGGER, “La Conversién de la Magdalena’, Traducido y anotado por Lope CIRUELO. Archivo Agustiniano, xiv, 1952, pp.19-42. 14 Pero puntualizando més todavia, quiero advertir al lector que aqui no se estudiaré a Fray Pedro en tanto que predicador, sino como un insigne es- critor y tedlogo que, siendo pred -ador extraordinario, utilizé el sermén como su medio natural. Al analizar La Conversion de la Magdalena como obra de un predica- dor, he atendido a la predicacién espafiola; y si los estudios sobre la obra y figura de Malén son pocos y confusos, la situacién en torno a la Orato- ria Sagrada es bastante desoladora. Asi, Pedro Catedra describe el estado de la prédica medieval espafiola como depresivo: “The present situation [in sermos studies] could well be described as depressing”, y ya Miguel Mir sefialé que la historia de la elocuencia sagrada es el mayor vacio que hay en nuestra literatura’. Respecto al Siglo de Oro, Francis de Cerdén apunté acertadamente que predomina la impresién de que lo que queda por hacer en el estudio de la predicacién renacentista sigue siendo mds im- portante que lo que se ha logrado hasta el momento, Intentaré, en la me- dida de las posibilidades de este trabajo, paliar en algo dichas deficiencias’. Sobre la predicacién espafiola del siglo XVI parece lugar comin entre los historiadores el considerar a Espafia como un pais que no ha tenido prandes exponentes. Francia tuvo un Bossuet, un Massillon, un Bourda- joue, que dieron excelsa categoria al ptilpito con sus magnificos sermones. Italia, a Segneri o Bartoli, que pueden presentarse como ejemplos de pre- dicadores cristianos. Dos han sido, a mi parecer, los factores que han dis- torsionado la imagen de la predicacién ‘espafiola del Renacimiento. En primer lugar, se ha entendido erréneamente que solo hubo un tipo de ora- toria “completa, artistica y retéricamente considerada”, cuyos modelos eran los predicadores franceses. En segundo lugar, no se ha visto que una gran parte de nuestra literatura religiosa procede del puilpito y que gran nuimero de nuestros libros devotos son sermones dlesarrollados en forma de tratados. Asi, por lo que respecta a nuestra patria, la rica coleccién de obras homiléticas que florecié en el siglo XVI estaba en perfecta armonia con el movimiento humanista que impregné todos los Ambitos universi- tatios, especialmente Alcala y Salamanca. Pues bien, dentro de este glo- rioso resurgir de la teoria y practica de la sagrada elocuencia hay que en- 4, Pedro CATeDRA, “The present situation in Spain", MSSNL, 3 (1978) p.18. 5, Fray Alonso CABRERA, Sermones, Prologo y notas de Miguel Mir. Madrid, Bailly-Ballid- re, 1930. 6. _ Francis de CerDAn, “Historia, de la historia de la Oratoria Sagrada espafiola en el Siglo de Oro, Introduccién eritica y bibliogrifica”, Criticén, 32 (1985), pp. 55-107. 7. Deficiencias que poco a poco van siendo subsanadas gracias a los trabajos de Antonio Marti Alanis, Pedro Citedra, Cafiizares Llovera, Agustin Redondo, Vicente Gémez, Hilary Dan- sey Smith, Delgado Cobos. Especial mencién merecen los trabajos de Francis Cerdin y el estu- pendo y extenso libro de Félix HERRERO Salgado La Oratoria sagrada en los siglos XVI y XV, Ma- drid, Fundacién Universitaria Espafiola, 1996. 15 cuadrar el libro del Padre Malén, si se quiere apreciar en su valor justo. Vista desde esta perspectiva, La Conversién de la Magdalena no es una obra aislada, sino que su existencia se justifica de lleno y encuentra su ob- via y natural explicacién dentro de la lista de los ilustres libros devotos que ‘orma de tratado dieron cabida al sermén evangélico en lengua caste- llana. El estudio de la prédica como fuente de conocimiento socio-cultural ya est4 ampliamente reconocido. Los sermones pueden decitnos mucho sobre la vida social, religiosa, intelectual y literaria de un pueblo. Son una especie de prensa popular donde se refleja la mentalidad de la época, y nos da, al mismo tiempo, una yisidn interior del pensamiento de sus predica- dores y sus auditorjos. Asi, analizando distintos aspectos del “tratado o sermén” de Fray Pedro, llegaremos a conocer su pensamiento y la socie- dad que lo produjo; una sociedad con una Iglesia enfrentada a la Refor- ma, cuyos predicadores fueron los peones en ese extraordinario tablero te- oldgico-ajedrecistico que fue Europa en el siglo xvi. Philips Brooks definié la predicacién acertadamente: “Predicar es comunicar la verdad por medio de un hombre a los hombres. Contiene dos elementos esen- ciales: la verdad y la personalidad. Para ser predicacién no puede prescin- dirse de ninguno de ellos*. Malén de Echaide, ya como tedlogo, ya co- mo escritor, cumplié sobradamente con los dos requisitos. Aunque las dificultades de su estudio son numerosas, el observar la sociedad espafio- laa través del sérmén como espejo hace fa aventura amena y satisfactorias tampoco ha sido solitaria, No puedo dejar de expresar el agradecimiento y deuda contraida con quienes me han ayudado. Este trabajo hubiese si- do imposible a no ser por la colaboracién y comentarios de maestros y amigos. Mi gratitud a José Manuel Blecua y Manuel Alvar, a los Padres agustinos Rafael Lazcano e Isidro de la Viuda, por su generosidad; a En- nique Rodriguez Cepeda por su apoyo; a Rafael Villafranca y a la gente de Cascante (ciudad natal de Malén) por su amabilidad; al “maloniano” y amigo Javier Clemente; a Asuncién Romero, que con amistad tecled bas- tantes de estas paginas; a Alvaro Romero por ser y estar. Especial recono- cimiento para Alicia de Colombi-Monguié —Maestra y Amiga— “en su pa- reja serenidad de dias y de hondura”. A todos ellos mi gratitud, y si los lectores del mismo, ya en palabras de Fray Pedro, alguna cosa hallaren que les dé gusto y parezca bien, a ellos den las gracias; pero si cosa toparen me- nos buena y no tan bien puesta, esa culpa débeseme a mi, que mia es y por propia la conozco. Para terminar y haciendo nuestras las palabras de otro predicador con- tempordneo a Malén, Fray Miguel Angel de Almenara, en su prélogo “Pa- 8. 16 Philip Brooxs, Lectures on Preaching. New York, E.P. Dutton, 1877, p. 5. ra Todos” a sus Pensamientos Literales y Morales, podemos concluir que los lectores de La Conversion de la Magdalena: “Hallaran en estos libros los Prediicadores sermones; el Tedlogo Excolstico, los puntos dificultosos que se ventilan en las escuelas declarados; el Tedlogo positivo, muchos lugares de la Sagrada Escritura y con doctrina de los Santos Padres; el Humanis- ta, diversidad de historias; el buen Christiano, doctrina moral para la sal- vacidn de su alma. Comida es guisada para todos, cada cual coma lo que viere le fuere de mas provecho”, 9. He utilizado la edicién del P. Felix GaRcta, Malin de Echaide. La Conversién de la Mag- dalena. Madrid, Espasa-Calpe, Clasicos castellanos, 1959, 3 vols. 17 MALON DE ECHAIDE BIOGRAFIA DE MALON DE ECHAIDE: NUEVO ESBOZO Para poder apreciar en su justo valor una obra, cualquiera que sea, ayuda, por cierto, conocer la vida y y personalidad de su autor. Porque, si es verdad que él estudio del lugar y de la época en que vivid un escritor o aparecié una obra, contribuyen en mucho a formar la visién completa de ambos, de la misma maneia el conocimiento de la vida y hechos del au- tor cuyo pensamiento, doctrina y estilo se estudia, sirve poderosamente para comprenderlos mejor, ya que hombre y obra son lo que son, siempre en sus Circunstancias. Reconstruir la biografia de Fray Pedro Malén de Echaide! resulta ta- rea dificil e ingrata, por las escasas y limitadas noticias que poseemos del ilustre navarro. Sin embargo, no es esfuerzo perdido. Reuniendo materia- les dispersos, basindonos en los ejemplares y rigurosos estudios del P. San- tiago Vela y Ricardo del Arco, y reciénremente los del P. Isidro de la Viu- da y Javier Clemente, més aportando nuestra propia investigacién se intenta ofrecer aqui la més completa biografia del autor cascantino tal cual ésta puede ser conocida en nuestros dias. Cascante, la patria chica Padro Man de Echaide nacis en Cascante, poqueiacindad romana de la Ribera perteneciente al partido judicial de Tudela en Navarra, y con 1, José Ramén Castko, en un articulo publicado en el Diario de Navatra el 21 de no- viembre de 1929, sostuvo que el apellido es Echaide y no Chaide, aportando la prueba gréfica de la firma del padre de Fray Pedro. 2. Véanse los trabajos de Juan Ignacio FERNANDEZ Masco. Cascante. Compendio de 2000 aitos de su historia. Bilbao, Ed. Vizcaina, 1983 y Cascantum. 100 pdginas histéricas. Bilbao, Ed. Mensajero, 1994. 21 dependencia eclesidstica de la didcesis de Tarazona en la provincia de Za- ragoza. En la mayoria de manuales al uso se da el afio 1530 como fecha de su nacimiento, aunque carece de comprobacién documental. El apellido “de Malén”, evidentemente toponimico, procedente de la cercana villa zaragozana}, no ha de parecer extrafio a ningtin cascantino. Ya en siglos anteriores al Xvi existian “maloneros” avecindados en Cas- cante. Asi en 1336 un libro de fuegos (hogares) registra al hidalgo cas- cantino Juan de Malén, que diez afios después llevaba en arriendo el hor- no real de la villa. En las obras de reparacién del castillo de Santorcaz, en 1384, trabajaron de peones otro Juan de Malén y cierto Sancho de Ma- lon. En 1452, el vecino Pedro de Malén estuvo presente en la toma de po- sesién del sefiorio de Cascante por el Conde de Castro. Situada extramu- ros, Santa Maria era la tinica iglesia parroquial, que por estar entonces tan deteriorada fue necesario que el acto oficial y juramento ptiblico se cele- brasen en la capilla de la Casa de la Abadfa, la cual un siglo después fue palacio de los Antillones y ahora lo es de los Bobadilla. En 1501 aparece —como: testigo— en un documento del cabildo ecle- sidstico un Francisco de Malén, & profesién notario. Y en 1516 y 1519 él mismo levanté acta en dos documentos. Afios después llegaron a Cas- cante los abuelos de nuestro autor, Juan y Maria de Echaide, con sus hi- jos Juan-y Pedro. Este tiltimo, Juan de Echaide, homénimo del padre, y seguramente primogénito, tenia entonces 17 afios, segtin su propia decla- racién; por tanto, habia nacido en 1505, fuera de Ja villa cascantina. Jun- to a su tio paterno, el ya nombrado notario Francisco de Malén, Juan aprenderia su oficio. Justamente por esas mismas fechas el concejo cas- cantino tomé el acuerdo, el 19 de octubre de 1522, de levantar una igle- sia parroquial dentro de la villa. El sitio-elegido fue el que habia ocupado la sinagoga, pero de hecho resultaba insuficiente, y fue preciso comprar varios mie por lo que las obras no comenzaron hasta enero de 1527. Pudo ser este mismo afio cuando el aprendiz de escribano, a os veintidés de edad, contrajo matrimonio en Cascante con Graciana Zapata. No-es posible saber la fecha exacta, porque el Libro | parroquial no comienza a registrar matrimonios ni bautizos sino a partir de 1548, Lo cierto cs que la pareja tuvo varios hijos. Sabemos que nuestro escritor tuvo dos hermanos y dos hermanas. Al rimogénito se le puso el nombre de Juan, y fue también notario, nuevo jomédnimo, ahora del padre y del abuelo paterno. Contrajo matrimonio con Lucia de Morales en 1563, de quien tuvo una hija. Al morir éste en 1588 desaparecié con él en Cascante el apellido “Malén de Echaide”, per- durando sélo el de “Malén” en los demas descendientes. Al segundo, SASTILLO GENZOR, Adolfo, La villa de Malén, su historia y su blasén. Zaragoza, 1964. 22 nuestro fraile, se le bautizé Pedro, tal como su tio el labrador. Catalina Malon es la que viene inmediatamente después de nuestro escritor; de ella sabemos que fue madrina de la hija de sus tfos Pedro Malén.y Graciana de Ylarri, y que murié en mayo de 1554. Le sigue Ana Malén, casada con Esteban Gil y viuda en 1562. Al benjamin de la familia, fruto de un se- ae matrimonio del padre, se le llamé Cristdbal. Se casard con Isabel je Bafios y tendré un hijo en 1571, al que pondrén de nombre Juan. No es de asombrar que tanto homénimo Ileve a confusiones4, De ha- ber nacido a mitad de siglo el problema de su filiacién y apellidos no exis- tirfa, pero Pedro Malén de Echaide vino al mundo antes de que el Con- cilio de Trento urgiera las inscripciones sacramentales a los parrocos. En 1571 el prior de los agustinos de Salamanca, Fray Manuel Vidal, nos da la filiacion de Pedro Malén de Echaide, “hijo legitimo de Juan Malén y Graciana Zapata’, que debe de provenir de su inscripcidn al entrar en la orden agustiniana. Fl dato queda corroborado por un registro del cabildo cascantino que, con fecha de 1572, dice textualmente: “Carta de censo que Cristébal Malén cargé sobre su casa de esta villa, que afronca a dos calles. ...Ly sigue diciendo] Y este censo es en favor de Juan.de Malén ma- yor de Echaide, escribano”. Sobre esa misma casa —que estaba en la calle San Pedro— dice otra inscripcién del cabildo que el censo fue para fundar el aniversario (cabo de afio) del citado escribano y “su primera mujer Gra- ciana Zapata”, en cuyo caso nuestro autor se llamarfa hoy Pedro Malén Zapata. Pero, ya su progenitor —para diferenciarse de su. propio padre el escribano Juan Maldn— siempre firmé sus escrituras con los apellidos pa- terno y materno, “Malén de Echaide”; afiadié mas adelante “mayor”, pa- ra diferenciarse también de su propio hijo y notario “Juan Malén de Echaide menor”, quien hoy firmarfa Juan Malén Zapata. Fuese por el iceiasotde a tae eanta pacers por Gira ramones el Reotelue et hotario “menor” ~hermano de nuestro biografiado— siempre firmé los do- cumentos con los dos apellidos paternos. Otro tanto debié de hacer fray Pedro cuando en la portada de su tinica obra literaria estampé su nombre: “Pedro Malén de Chaide”. Resaltemos que es ésta la primera vez que apa- recen juntos el nombre y los dos apellidos del escritor navarro. Asimismo, no -quedaba claro el cambio ortografico de “Echaide” por “Chaide”. Al- gunos critics, basandose en las palabras del propio Malén, lo justificaron €omo un error del impresor. “El no poderme hallar presente alguna parte de la impresién (...), me hizo no poder volver a enmendar lo ya tirado” (1,39); otros lo adjudicaron a un acto deliberado del escritor que defendia la correspondencia entre grafia y fonética, “Digo, pues, una regla general, que tengo por acertado que se escriba cada palabra s6lo con aquellos ca. 4, Véase al final de este capitulo el esquema de a genealogi

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