y aireada est la antigua sala habitada de dicha; en tomo a verdes tapices huele la nube de la alegra y brillando a lo lejos, plenas de madursimos frutos y clices coronados de oro, armnicamente ordenados, una suntuosa fila, al lado ah y all ascendiendo sobre el suelo allanado, estn las mesas. Pues viniendo de lejos hasta aqu, a la hora de la tarde, se han citado amantes huspedes.
Y con ojo crepuscular pienso ya,
sonriendo de la seria jornada, verlo a l, al Prncipe de la fiesta. Pero si ya niegas gustoso tu pas extranjero, y cuando cansado de larga y heroica marcha bajas tu ojo, olvidado, levemente ensombrecido, y tomas figura de amigo, t de todos conocido, slo lo alto casi doblega la rodilla. Nada antes de ti, slo una cosa s; no eres mortal. Un sabio puede esclarecerme mucho; pero donde an aparece un dios, hay all empero otra claridad.