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"El corazn del hombre piensa su camino; mas Jehov endereza sus
pasos" (Proverbios 16: 9). En lugar de alabar al albedro humano,
debemos alabar humildemente al Seor, cuyos propsitos determinan
nuestras vidas, segn confes el profeta Jeremas: "Conozco, oh Jehov,
que el hombre no es seor de su camino, ni del hombre que camina es el
ordenar sus pasos" (Jeremas 10: 23).
Al hablar del "libre albedro", casi todo el mundo supone que la naturaleza
humana es neutral en cuanto al bien y el mal, y que, por tanto, es capaz de
escoger entre los dos, pero tal idea es falsa. Tanto el albedro como la
naturaleza humana se encaminan nica y continuamente al mal.
"Mudar el etope su piel, y el leopardo sus manchas? As tambin,
podis vosotros hacer bien, estando habituados a hacer mal?" (Jeremas
13: 23). La necesidad imperiosa de todo hombre es la transformacin
sobrenatural de su ser. De otra manera, su albedro permanece
esclavizado a escoger el mal.
Amado lector, arrjate sobre esta gracia, sobre esta misericordia divina,
implorando la salvacin. Pide a Dios que Su Espritu de gracia cree en ti
un espritu nuevo, una naturaleza nueva.