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EVANGÉLICO EN EL PERÚ
Podemos afirmar que la conciencia de estar viviendo una nueva era se ha generalizado
como un fenómeno a escala mundial. Diferentes sectores de la población desde
diversos lugares y discursos están diagnosticando el fin de una época y el inicio de
nuevas formas de percibir el mundo. Antiguos valores de la sociedad industrial de
occidente han comenzado a relativizarse y perder vigencia. Una nueva conciencia, que
se expresa a través de los canales más variados, está emergiendo. Nos encontramos
ante la crisis del proyecto de la modernidad y la aparición del fenómeno de la
postmodernidad.
Esta visión del mundo entró en crisis por las consecuencias de insatisfacción
generalizada que produjo la cultura de la abundancia, por la alienación del hombre y la
injusticia en las relaciones sociales que trajo consigo. De esta manera, desde los
propios países desarrollados, surgen voces de disconformidad con el proyecto moderno
liberal-burgués. La razón no sólo sirve para un mayor desarrollo del confort y el
bienestar material, sino que, juntamente con esto, demanda una represión de la
subjetividad y de las emociones, y el empleo de mayores niveles de control de una
cultura tecnocrática que no permite la realización plena de las necesidades lúdicas,
poéticas y simbólicas del hombre.
Vale la pena, plantearnos ahora la pregunta sobre cuánto puede permanecer esta
lógica de la modernidad en una sociedad que ya no cree en el valor de la racionalidad
como fuente de bienestar y progreso para sus miembros.
5 Sobre la perspectiva de una historia unitaria entendida como un centro alrededor del cual se reúnen y giran
los acontecimientos, se puede revisar: VATTIMO, Gianni. "Postmodernidad: ¿una sociedad transparente?. En:
VATTIMO, Gianni y otros. En torno a la postmodernidad, Ed. Anthropos, Barcelona, 1991
6 Entrevista a Jean-Francois Lyotard, en: Libération, 21-22, junio 1986. Citado por URDANIBIA, Iñaki, "Lo
narrativo en la postmodernidadad". En: VATTIMO, Gianni y otros. En torno a la posmodernidad. Barcelona,
Anthropos, 1990
Es así que en la sociedad postmoderna de nuestro tiempo, la idea del valor del
individuo, se transforma en individualismo egoísta; el énfasis en el trabajo, se
convierte en alienación del trabajador; la desregulación del estado en materia
económica, se transforma en la aparición de grupos y poderes oligopólicos que
controlan la tecnología y la información y someten a su capricho las reglas de juego de
la supuesta competencia perfecta.
10 Podemos considerar como líderes del movimiento neoconservador a intelectuales de la talla de Peter
Berger, Daniel Bell y Michael Novack, los cuales apuestan por una modernización bajo los auspicios de un
sistema de valores que retoma los postulados de la tradición puritana, como eje fundamental del desarrollo de
la cultura moderna
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De hecho, podría pensarse que la afirmación de múltiples voces, la crisis de los
absolutos, la afirmación de la subjetividad y la relatividad de las perspectivas, podría
implicar la crisis final de las religiones, relegándolas a la esfera de lo privado y con
grandes posibilidades de perder cualquier pretensión de eficacia en el plano de su
función social. Sin embargo esto no ha sido así. La religiosidad de los individuos se ha
mantenido y hasta podríamos decir que el auge por lo sagrado ha aumentado hasta tal
punto que, la revitalización de la experiencia religiosa o el reencantamiento del mundo
es una de las características de la sociedad actual.
La esencia del mundo moderno ha sido la secularización, como corriente liberadora del
control de la religión de los procesos científicos, estéticos y morales, los cuales
comenzaron a adquirir autonomía propia en el mundo moderno. Sin embargo, el
fenómeno de la independencia total de estos campos fue de tal magnitud, que trajo
como consecuencia el "desencantamiento del mundo", según la terminología
weberiana. Este es un mundo en el que la racionalidad técnico-científica, el control de
la población, el pluralismo de las cosmovisiones y la racionalidad funcional fueron
dejando poco espacio para la religión en la esfera de lo público. Como lo señala
Mardones, en la esencia del fenómeno moderno está la aparición de sustitutos al
fundamento religioso de la estructura social.
Frente a este sentido de crisis de la religión en la esfera de lo público, han surgido por
lo menos dos tipos de respuesta desde el plano de la religión. Por un lado, prolifera
una espiritualidad construida en base a los criterios de adaptación a las necesidades
psico-sociales de evasión y escape del hombre, de la falta de sentido y de las
realidades dolorosas de este mundo.
11 CAPANNA, Pablo. "De la Secularización al Neopaganismo". En: Sectas en América Latina, Bogotá, CELAM,
1989, p.241
12 MARDONES, José María. Postmodernidad y Cristianismo. El desafío del fragmento. Santander, Sal Terrae,
p.21
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así que muchos antiguos paganismos, provenientes de sistemas religiosos de otras
épocas y tiempos se han revitalizado con una fuerza inusual. Las religiones de evasión
son una válvula de escape de las tensiones sociales y una forma de reacción y
adaptación de la religión a las estructuras mentales del mundo contemporáneo.
Escape del mundo o manipulación de lo secular para provecho propio, podrían resumir
las características de los nuevos discursos religiosos en el contexto de la sociedad
postmoderna. Queda entonces la pregunta acerca de cómo esta situación puede
relacionarse con instituciones y movimientos directamente vinculados con la Iglesia
Evangélica. ¿Qué tendría de particular el auge del Movimiento Carismático en una
época donde la apertura a lo sobrenatural, el énfasis en la experiencia religiosa y la
fascinación por lo esotérico han hecho su aparición? Este tema será el objeto del
siguiente punto en nuestra presentación.
Para que este fenómeno se llegue a producir se hace necesario que acontezcan ciertos
cambios en la manera en como la religión se presenta a sí misma en el panorama
social.
Entre los cambios que se hace necesario encarar para enfrentar esta nueva realidad,
figuran por ejemplo, el tema del valor de la experiencia religiosa.
En quinto lugar, parte del nuevo discurso evangélico de la Iglesia rumbo al tercer
milenio, está caracterizado por una postura más conformista y conservadora en cuanto
a las relaciones de la Iglesia con el sistema dominante. Cada vez más se especifica
que la función principal de la Iglesia en el mundo es la evangelización y que para esto
debemos concentrarnos no en cuestionar los asuntos macrosociales en los cuales la
Iglesia Evangélica no puede ni debe entrometerse, para asumir que la perspectiva del
14 PAXTON, Geoffrey. "El panorama religioso actual y la Biblia". En: Pregonero de Justicia, Número Especial,
1980, p.11-12
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Evangelio no se relaciona con el poner en tela de juicio las estructuras en las que
vivimos, sino más bien aprovechar las ventajas que de ésta se puedan generar para el
cumplimiento de la tarea evangelizadora.
En esta parte de nuestro trabajo queremos hacer una comparación entre los elementos
propiamente religiosos de la espiritualidad carismática, y aquéllos que caracterizan lo
que hemos denominado la espiritualidad de una nueva era; vale decir, el tipo de
vivencia que vemos expandirse en nuestras sociedades latinoamericanas
fundamentalmente a través del auge de los nuevos movimientos religiosos.
De alguna manera, esta búsqueda religiosa pretende responder a las deficiencias que
las Iglesias han tenido en su desarrollo en este aspecto. En concordancia con ese
intento, el Movimiento Carismático se ha levantado desde sus orígenes como un
esfuerzo restaurador y de avivamiento de las potencialidades dormidas desde el
interior de la propia Iglesia Evangélica. La idea de este movimiento es justamente
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hacer frente a las demandas de la época, dando una respuesta a las necesidades
religiosas, que llevaba a que muchos creyentes abandonen sus iglesias y
congregaciones para profundizar en cultos místicos de oriente, en el conocimiento
esotérico de la filosofía gnóstica o en las técnicas pseudo-psicológicas de la Meditación
Trascendental. El intento apologético del Movimiento Carismático frente a estas
realidades es una variable a tener en cuenta a la hora de pensar acerca de este
fenómeno.
En estas pocas características podemos percibir una nueva realidad, donde se valora
entre otras cosas, la dimensión religiosa -no sólo como un elemento de la cultura en
general donde uno vive- sino como una opción, construida en base a las búsquedas
que el creyente ha venido realizando en el mundo.
Es así que Dios aparece como un ser más cercano e inmanente en el mundo;
asimismo, un Cristo sobre el que importa cada vez menos la historicidad de su
15 FOX, Matthew. "Spirituality for a New Era". En: FERGUSSON, Duncan. New Age Spirituality.
Westminster, 1993, p.196-219
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existencia mientras que se privilegia más bien las narraciones fantásticas que lo
asemejan y vinculan con la larga tradición de guías espirituales que el mundo ha
recibido a lo largo de los tiempos. Una forma de expresar el culto y adoración a ese
Dios que está con nosotros, que no se limita a lo que le decimos, sino que privilegia la
expresión corporal como vehículo de lo sagrado.
El autor Phillip Lucas,16 menciona los siguientes paralelos que él encuentra entre los
énfasis del Movimiento Carismático, y aquellos que caracterizan a uno de los
movimientos que representan esta nueva espiritualidad, el movimiento conocido como
la Nueva Era:17
16 LUCAS, Phillips. "The New Age Movement and the Pentecostal/Charismatic Revival". En: LEWIS, James.
Perspectives on the New Age. New York, New York Press, 1992, pp.189-211
17 Para un análisis más detallado y profundo de los supuestos de la Nueva Era, se puede consultar el trabajo
de Russel Chandler, La Nueva Era, publicado por Editorial Unilit, así como la separata sobre la Nueva Era, de
Moisés Chávez
11
que van más allá de los límites de lo practicado por la Iglesia Evangélica hasta
entonces: caídas o "descansos en el Espíritu", formas o coreografías de danzas de
adoración, mapeos espirituales, hasta extremos de experiencias de risa colectiva
generalizada o imitación de gritos de animales salvajes. Todo este clima sobrenatural
es el punto de contacto con el poder de lo sagrado, que de alguna manera es síntoma
de la comunicación real y directa con la divinidad, así como del hecho de gozar de un
margen de credibilidad o autenticidad de la doctrina enseñada. Para muchos
predicadores del Movimiento Carismático, las señales o manifestaciones espirituales
son la mejor evidencia de estar practicando lo correcto o de contar con el respaldo y
autoridad de Dios.
Continuando con este primer paralelo, podemos también mencionar el hecho que
ambos movimientos afirman la comunicación con seres espirituales de naturaleza
extra-terrenal, sean éstos, ángeles, demonios, espíritus o guías espirituales.
En la Nueva Era, las connotaciones morales entre los seres del bien y del mal se
relativizan de una manera mucho más aguda. No se parte de una cosmovisión bíblica
para la afirmación de su existencia, y en muchos casos el trato con ellos está vinculado
con el fenómeno OVNI o la práctica de la consulta a los muertos.
Esto podemos verlo en el caso de la Iglesia Evangélica en nuestro país en el hecho que
hace unos años eran las corrientes más progresistas vinculadas a la afirmación de la
misión integral de la Iglesia, las que promovían el trabajo en unidad, pero ahora ese
trabajo previo ha servido como plataforma que los grupos carismáticos han sabido usar
para sus propios propósitos, de modo tal, que podemos afirmar que el asunto de la
unidad ha pasado a ser uno de los temas prioritarios dentro de la agenda del
Movimiento Carismático. La posibilidad de superar las barreras, que durante años han
separado a los liderazgos denominacionales, se han visto relativizadas por una suerte
de punto de encuentro que el Movimiento Carismático ha sabido promover, el cual es
la experiencia religiosa.
Parte del discurso de este movimiento es que uno puede conservar su propia línea
denominacional y, al mismo tiempo, compartir una visión renovada y fresca de la vida
12
cristiana gracias a un encuentro personal con la obra del Espíritu Santo, entendida bajo
los supuestos de la lectura carismática del texto bíblico.
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Por su parte, el Movimiento de la Nueva Era ha idolatrado siempre el potencial
humano. Parte de su discurso es encontrar la manera de descubrir al dios que todos
llevamos dentro, y que somos nosotros mismos. El auge de las técnicas psicológicas y
las terapias espirituales que ayudan al hombre postmoderno a superar el estrés de la
competencia o simplemente las tensiones sociales, ha llevado a la proliferación de
centros y especialistas en descontaminación espiritual y re-potenciación de los ánimos
descargados. Existe en nuestra sociedad, todo un rubro dentro de los movimientos
nuevaeristas dedicado especialmente al cuidado de la imagen del hombre en lo externo
y lo interno. Esto va desde pastillas y aparatos para reducir el peso, para mantener
los músculos en forma, para superar o disimular defectos físicos, hasta eventos y
reuniones que promueven el mejoramiento de la autoestima, la superación de los
complejos, el desarrollo de las capacidades oratorias o de memoria y el logro de la
armonía consigo mismo y con la naturaleza.
Como lo señala Phillip Lucas,
Una convicción de estar siendo comisionados por Dios para establecer un gobierno
teocrático de carácter representativo, a través del movimiento espiritual del liderazgo
carismático, es una idea cada vez más familiar en la perspectiva de los grupos
vinculados al Movimiento Carismático. Las primeras experiencias políticas, que
algunos miembros de este movimiento han logrado con cierto éxito a nivel del
Continente latinoamericano, así como la expresión de estos vientos de renovación
espiritual de la política, en la agrupación conocida como la Mayoría Moral, en los
Estados Unidos, nos conduce a observar un cambio importante con respecto a la
formulación tradicional del pentecostalismo clásico en el mundo evangélico, que
afirmaba la destrucción del planeta tierra por el Juicio de Dios y la salvación de la
Iglesia, sea por el arrebatamiento de los santos o por la purificación victoriosa de la
Gran Tribulación. En el Movimiento Neo-pentecostal, el giro ha llevado a la afirmación
de la doctrina del Milenio y en la confianza que muchas de las promesas de Dios de un
gobierno perfecto se van a dar en nuestra generación, siendo los líderes carismáticos,
los instrumentos directos de esta restauración.
En esta serie de comparaciones y paralelos hemos podido percibir que hay puntos de
encuentro reales, así como diferencias, entre ambos fenómenos socio-religiosos como
parte de su ubicación en el mundo de la postmodernidad, y en sintonía con esta nueva
espiritualidad que ha surgido como clima religioso en el mundo contemporáneo. Con
esta idea en mente, podemos entender mejor por qué decimos que el Movimiento
Carismático es cualitativamente distinto a los énfasis que el Movimiento Pentecostal,
produjo como aporte al mundo evangélico desde inicios de nuestro siglo.
2.2 Del "refugio de las masas" al mercado religioso: una comparación del
Movimiento Pentecostal y el Movimiento Carismático en el Perú.
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Aparece en el pentecostalismo la hipótesis que el carismatismo podría haber aparecido
como un movimiento del Señor para la renovación de los propios sectores
pentecostales.
Esto ha producido que no todas las personas hayan percibido las diferencias
sustantivas que hay entre ambos movimientos. Intuyendo algunas por el lado de la
diferencia entre una denominación y un movimiento trans-denominacional, algunos
han hecho la siguiente diferencia:
Aparte de esto, existen otras diferencias importantes que queremos señalar en el plano
de la cosmovisión. Según el trabajo de Samuel Palma y Hugo Villela,20 el
pentecostalismo, como expresión de religiosidad popular en América Latina, no debe
ser entendido como un movimiento en una situación de "refugio de las masas", sino
como expresión de las necesidades simbólicas de los sectores populares, con
independencia de la dirección que las cúpulas denominacionales, nacionales o
extranjeras pretende dar al movimiento.
20 PALMA, Samuel y VILLELA, Hugo. "El pentecostalismo: la religión popular del protestantismo
latinoamericano". En: Cristianismo y Sociedad No 109, pp.87-95
21 Ibid. p.87-88
16
Hemos asistido en los últimos años a un fenómeno de inculturación y enraizamiento
del pentecostalismo en nuestros países, de tal forma que el Movimiento Pentecostal ha
obtenido su propia dinámica e identidad, luego que éste llegara a través de misioneros
extranjeros al Continente. Este fenómeno de apropiación y reinterpretación del
Pentecostalismo, realizado básicamente por los sectores populares, ha sido una
creación de parte de los creyentes, que han dado forma, a partir de sus vivencias, así
como desde los elementos de su propia religiosidad, a lo que actualmente conocemos
como fenómeno pentecostal.
Por su parte, estas otras instituciones tales como los ministerios de Jimmy Swaggart,
el Club 700 o el Club PTL, por citar algunos, tienen una propuesta que en los últimos
años, ha ido vinculándose a modelos neo-pentecostales, por medio de los cuales la
influencia del carismatismo ha llegado a las dirigencias de las principales
denominaciones en nuestro país.
Por razones de esta experiencia que ha vivido la Iglesia Pentecostal en muchas zonas
de nuestro país, los evangélicos tienen ahora un reconocimiento y un prestigio de
participación en la vida nacional, con el que antes no se contaba. Por su parte, el
liderazgo pentecostal denominacional, de sectores urbanos, no ha logrado estar a la
altura de un acompañamiento pastoral a estos esfuerzos. Más aún, en muchos casos,
22 TAPIA, Carlos. "La guerra del fin del mundo". En: Domingo de La República, 25 de Setiembre de 1994,
p.23
17
este modelo de pentecostalismo contextual, ha carecido de una sistematización
histórica o teológica, y se ha desarrollado por la iniciativa y conducción de un
pastorado local poco preparado teológicamente, pero que ha sabido responder a las
necesidades simbólicas de la gente, al mismo tiempo que a las necesidades materiales
de su congregación. En muchos casos esta respuesta se ha visto perjudicada por las
tensiones que el líder pentecostal popular ha debido enfrentar ante las nuevas
tendencias que comienza a percibir al interior de su propia denominación. Y es que
desde la ciudad se enseña y se habla sobre el problema del crecimiento, 23 de la
renovación de la alabanza o la teología de la prosperidad, que poco o nada tienen que
ver con los conflictos diarios que el liderazgo de tipo popular debe enfrentar. Debido a
la estructura centralizada del liderazgo denominacional pentecostal, podemos observar
cómo las tendencias que llegan a nuestro país, especialmente vinculadas con la
propuesta neo-pentecostal, son asumidas y luego difundidas en el mundo de las
iglesias del interior del país o de las zonas urbano-marginales de las grandes
ciudades. A los grandes eventos de capacitación que el liderazgo mayor organiza para
la membresía urbana, le siguen luego eventos de difusión locales o regionales donde
se intenta promover esta misma visión al interior del país.
Pero, al mismo tiempo, y paradójicamente, coexiste con esta manera de ver el mundo
dentro del pentecostalismo, otra tradición que se aleja de la visión del "refugio de las
masas" para articularse en propuesta concreta de acción social y un nuevo tipo de
relaciones sociales, potenciados desde la identidad religiosa:
23 Llama mi atención, por ejemplo haber encontrado un pastor pentecostal de la Iglesia Evangélica Pentecostal
del Perú, preparando materiales para un evento con las iglesias del norte del país referido al tema de
"Iglecrecimiento de la Iglesia", a partir de materiales del prof. Fred Smith, del Seminario Füller, en este mismo
año
24 DEIROS, Pablo. Historia del Cristianismo en América Latina. Buenos Aires, FTL, 1992, p.758
18
comunidades pentecostales comienzan a involucrarse como tales en
los problemas sociales y económicos de los pobres que les rodean.
Aún el mundo del trabajo comienza a ser objeto de preocupación
creciente, no sólo en el sentido individual del 'buen trabajador' sino
también en el sentido social de la justicia y la humanización de las
relaciones sociales y de las condiciones de trabajo."25
Toda esta perspectiva de inserción en niveles más concretos de la vida social que el
mundo Pentecostal ha ido ganando en comprensión, parece haber sido duramente
cuestionada por los intentos restauracionistas provenientes de la asimilación de
elementos del carismatismo en la propuesta Pentecostal. La cosmovisión carismática
no favorece un modelo de iglesia al servicio del mundo, cuanto un modelo de iglesia
que enseñe al mundo cómo vivir cristianamente.
Es cierto que la clásica imagen pentecostal de clausura a las realidades del mundo
todavía subsiste en muchos sectores del pentecostalismo, sin embargo ya se ha
producido una modificación en su comprensión del concepto de santidad. Sin
embargo, este esfuerzo de renovación del pentecostalismo por parte de los sectores
carismáticos, podría desestimular este proceso y modificar esta mayor apertura al
mundo, para ser reemplazada por el uso de la tecnología y de las formas externas de
comunicación de un mensaje que sigue asentado en una perspectiva no integral de la
vivencia cristiana en la sociedad de nuestro tiempo.
La apreciación crítica se basa no en el énfasis en las señales o en los dones del Espíritu
Santo, sino en el hecho que nos estaríamos encaminando lentamente a una nueva
26 Entrevista al pastor Rodolfo Gonzáles, presidente del M.M.M, en: Avivamiento (Suplemento de La Luz), Año
2, No 9, p.4
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situación teológica donde "carisma" (dones espirituales) y "carácter" (fruto del
Espíritu) serían susceptibles de ser separados.
Lo que escandaliza a muchos sectores pentecostales es que muchas de las
experiencias cariismáticas no llevan a un mayor nivel de consagración de los que
experimentan las bondades del Señor, sino que, por el contrario, se podría hablar de
una involución en los niveles éticos considerados como referentes al hacer una
evaluación.
Sea desde un punto de vista o desde el otro, lo que se puede comenzar a percibir más
claramente en el mundo evangélico es la existencia de dos propuestas diferenciadas de
espiritualidad, entre el acercamiento Carismático y el Pentecostal.
Es cierto que el mito del pentecostalismo como "refugio de las masas" ha caducado
conforme los procesos de ascenso social e institucionalización se han venido dando
dentro de los círculos Pentecostales, sin embargo, la elección del camino del mercado
religioso como la vía por donde el Pentecostalismo podría llegar finalmente, es
producto de las interrelaciones que este movimiento ha experimentado con la
propuesta Carismática.
Tomando la perspectiva del sociólogo Peter Berger,27 estamos ante una situación de
mercado religioso cuando no existe una autoridad centralizada que determina los
niveles de validez del discurso religioso, y más bien como fruto del mundo moderno, se
llega a un momento en el que hay múltiples discursos religiosos igualmente válidos
que tienen que disputar las preferencias religiosas de los consumidores de fe, quienes
según sus propias vivencias, van condicionando que el producto final, satisfaga sus
expectativas. De allí se deriva la necesidad de interpretar y adaptarse a las
necesidades psico-sociales de los clientes que acuden en búsqueda del producto de
menor costo, de mejor calidad y de mayor atractivo.
27 BERGER, Peter. Para una teoría sociológica de la religión. Barcelona, Kairós, 1967, 258p
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