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El fuego y el suelo Ada Albanesi' y Analia Anriquez’ ‘No es el fuego lo que es danino en si, sino su uso sin criterio en condiciones antiecolégicas (Franz 1968, citado por Scifres, 1987) Facultad de Agro aanest@uolnects.co \dad Nacional de Santiago del Estero, e-mail albanesi@urse edu ad 1. Introduccion El fuego no constituye un factor completa- mente antrépico ni es siempre perjudicial a los intereses humanos y a la conservacién de la naturaleza: es un factor ambiental importante en muchos ecosistemas terrestres y lo fue mu- cho antes que el hombre intentara controlario (Mueller-Dombois y Goldammer, 1990). Es ade- mas un factor relativamente simple de contro- lar si lo comparamos con otros como las lluvias En muchos ecosistemas de regiones calidas © secas el fuego es un factor limitante (recurso) y es un factor regulador. En estos ecosistemas los incendios leves, estacionales 0 periédicos presionan selectivamente sobre algunas espe- ies que constituyen “tipos controlados por el fuego”. Su supervivencia depende del mismo porque el fuego actila como un descomponedor iologico de la hojarasca acumulada y seca, so- bre la cual la biota no puede actuar 0 actuaria muy lentamente. Es importante destacar las quemas leves, caracteristicas de los ecosistemas controlados por el fuego y las quemas contro- ladas, de las quemas intensas de bosques, que destruyen la comunidad vegetal. Los efectos del fuego se ejercen sobre la co: Fijacion (ingreso atmostérico) Reema resiliente; i) soportar una productividad prima- ria y secundaria neta sostenible; ii) proteger la calidad del ambiente’ (Hartis y Bezdicek, 1994). Este concepto involucra a las propiedades fisi- cas, quimicas y biolégicas del suelo. El fuego es un factor antrépico barato, de gran disipacién de energia capaz de ejercer un efecto benéfico o causar un gran dafo, y ello depende de muchos otros factores como su in- tensidad y frecuencia, el tipo de ecosistema y la escala espacial en que actue. El fuego influye sobre los flujos de energia y la circulacién de materia en los ecosistemas, sobre todo en el suelo, donde sucede gran parte del ciclo y ba- lance de los nutrientes (Figura 1). En el suelo, la accién del fuego se asimila a un factor fisico que actUa por transmision de calor mediante los’ mecanismos de conduccién, flujo de vapor y flujo de liquido, y donde el flujo de vapor es el mecanismo de mayor responsabilidad en la transferencia de calor (Hungerford et al, 1991). En general, se sostiene que el fuego afecta al suelo por las altas temperaturas y las cenizas, que modifican los ciclos de los nutrientes, ace- leran la mineralizacion de la materia organica y generan una mayor concentracién de gases y de humedad. En contraposicién, existe infor- macién que sefiala que los efectos menciona- Reciclado interno Volatiizacién (perdidas gaseosas) Figura 1. Simplificacién de un ciclo de nutrientes. Procesos implicados. (Modificado de Kunst, 1996.) munidad vegetal y animal del ecosistema y tam- bien sobre el suelo, afectando sus propiedades fisicas, quimicas y biolégicas. El suelo es un com- Ponente fundamental de los ecosistemas: la productividad y sostenibilidad dependen de su calidad, que se define como ‘la capacidad de i) funcionar como un ecosistema diverso y dos no deben atribuirse al fuego’en si mismo sino a su frecuencia e intensidad y, sobre todo, al manejo posterior del sitio quemado (Hobbs et al., 1991). Una serie de factores propios del ecosistema (por ej. cantidad de combustible) y otros pro- pios del suelo, como la_relacién agua-aire, la textura, [a estructura, el contenido y la calidad de la materia orgénica, las tasas de reposicién, etc., tornan dificultoso las relaciones de causalidad, porque modifican la transmision de calor en el suelo y no permiten relacionar en forma directa la intensidad del fuego con las temperaturas que se logran en el mismo (Hungerford et al., 1991) y, por lo tanto, dificul- tan la interpretacién de los efectos del fuego sobre otros atributos de los ecosistemas. El objetivo de este capitulo es revisar los efec- tos del fuego sobre el suelo y enfatizar sobre las consecuencias de los fuegos prescriptos en. ambientes semiaridos. 2. Efecto del fuego sobre las propiedades fisicas y fisico- quimicas del suelo 2.1. Temperatura del suelo El efecto del fuego en la temperatura del sue- lo es directo e indirecto (posfuego). Los efectos directos negativos del calentamiento se minimi- zan en fuegos de pastizales 0 fuegos de bosques con prescripciones porque los mismosson de baja magnitud y duracién, y la profundidad del sue- lo hasta donde influyen es escasa (meson, 1995). La temperatura no cambia a profundidades de alrededor de 5 cm, los cambios mas grandes se dan a 0,3 cm y, en general, se observan dentro de los primeros 2 cm del suelo. La temperatura del perfil y la profundidad a la que se observa el efecto del fuego varian por influencia del contenido de agua edafica, la cantidad de combustible, la duracién de la ex- posicion y-las propiedades fisicas del suelo (Scifres y O’Connor, 1987). La temperatura del suelo puede aumentar también después del fuego porque su superficie, ennegrecida por la ceniza, absorbe més eficientemente la radiaci6n solar y, lo que es mas importante, desaparece or un tiempo la proteccién natural de la vege- tacion y la necromasa y cambia la cantidad y calidad de radiacién solar disponible. 2.2. Relacién suelo-agua Luego de un fuego, generalmente se redu- ce el contenido de agua del suelo, hecho que se atribuye a la evaporacién en superficie. Sin embargo, el mayor efecto del fuego se debe al aumento de la demanda de agua del suelo por la promocién del crecimiento rapido de las plan- tas (Scifres y O'Connor, 1987). El tiempo entre una quema y la primera es- tacién de crecimiento posterior es el lapso en el que el suelo esté desprotegido y tiene ries- gos de pérdidas por escorrentia, evaporacién y erosién superficial. En definitiva, los cambios absolutos en los contenidos de agua en el sue- lo inducidos por el fuego tambien dependen del régimen y la cantidad de precipitaciones posfuego, Algunos autores indican que él fuego dismi- nuye la tasa de infiltracion por generacién de compuestos hidrofobicos que se destilan y volatilizan desde la necromasa quemada y con- densan en particulas del suelo. Sin embargo, Imeson (1995) indica que los suelos con este comportamiento ya eran hidrofébicos antes del fuego. En quemas de pastizales, donde se que- ma poca cantidad de combustible, la probabili- dad de que generen suelos repelentes al agua es muy baja. No obstante, en ecosistemas arbustificados se queman cantidades conside- rables de biomasa y de necromasa, lo que au- menta la probabilidad de presencia de sustan- cias hidrofobicas. Es probable también que la disminucién de la tasa de infiltracion sea debida a la compactacion que genera el aumento de la car- ga animal (Scifres y O'Connor ,1987). ‘Algunos cambios inducidos por el fuego tien- den a aumentar el contenido de agua en el suelo aunque otros tienden a disminuirlo (Daubenmire, 1968) porque aumenta la tempe- ratura de los sitios quemados en la primavera y ello disminuye la viscosidad del agua que me- jora la percolacién. No obstante, la evaporacién puede ser aumentada desde las superficies que- madas, y la mayor concentracién de animales en pastoreo en dreas quemadas puede aumen- tar la densidad aparente y asi reducir la infiltra- cién de agua. E| mayor crecimiento de la vegetacién posfuego puede interceptar mas agua de lluvia y aumentar su contenido de agua en los prime- Tos centimetros superficiales de los suelos que. mados. Ademés, la remocién de especies estoloniferas o de sistemas radiculares semisuperficiales, que tienden a consumir el agua del suelo superficial, pueden conservar mas humedad por reduccién de crecimiento. 23. pH En ecosistemas de pastizales, el fuego no modifica el pH, y silo hace, es por poco tiempo © en forma moderada (Quaglia et al. ,1999). La oxidacién de la necromasa, la reduccién de éci- dos organicos y el aumento de las bases luego de la liberacion de sales de calcio, potasio, magnesio y sodio, promueven la basicidad (Daunbenmire 1968; Kutiel e Inbar, 1993); pero estos cambios son temporarios porque las ceni: 2a de estos minerales son solubilizadas por las lluvias e incorporadas al suelo. El fuego no afectaria la capacidad catiénica ni los cationes intercambiables (Quaglia et al., 11999), sobretodo en quemas controladas porque la combustién incompleta hace que no se modi- fiquen sustancialmente la relacién de iones en el suelo, responsables de los cambios de pH (Abril y Gonzalez, 2000). No obstante, los minerales liberados después de las quemas en pastizales son muy pequenos ‘en comparacién a los materiales que se quema- Ton, aunque aumentan su disponibilidad con lluvias post-fuego y posee relacién con la textu- ra del suelo. El aumento del pH puede ser importante en reas arbustificadas donde la combustién de restos de plantas lefiosas resultan en el depési- to de considerable cantidad de cenizas. La conductividad eléctrica tampoco es afectada (Franco-Vizcaino y Sosa-Ramirez, 1997), salvo en fuegos muy severos por la alta disponibilidad de material combustible (Hernandez et al, 1997). 2.4, Tamafio de los agregados Altas frecuencias de fuego no modifican el tamafio de los agregados pero la distribucion del tamafio de éstos puede variar en la esta- cién de crecimiento posterior al fuego, sobre todo en los primeros 2 cm del perfil, disminu- yendo la fraccién de macroagregados mayores de 2000 mm y aumentando la fraccion de microagregados menores a 250 mm. En la pro- fundidad de 2-5 cm los cambios son menores y se observa la misma conversion de macroagregados a microagregados (Garcia Oli- va etal, 1999). ‘Quemas de frecuencia anual producen dis- minucién de la biota del suelo, de la cantidad de raices y generando combustién de la mate- ria organica, lo que se traduce en una gran compactacién y por lo tanto, en un notable ‘aumento de la densidad aparente en los prime- roscm del suelo. Sin embargo, quemas cada €0 afios no tienen efectos en los horizontes s perficiales, excepto por una leve disminucién del espesor del horizonte A (Phillips et al., 2000), 3. Efectos del fuego sobre la necromasa Se define como necromasa a los residuos vegetales, animales y al mantillo. El efecto del fuego sobre la necromasa se observa en la fo macién y deposicién de cenizas, a la que hi mos referencia en efectos sobre la temperatu- ra, sefialando una accién fisica relacionada a los cambios en la absorcién de calor desde el Suelo y otra accion en relacién ala disminuci6n de residuos para el ciclo siguiente de mineralizacién biolégica. La cantidad de cenizas depende de la canti- dad y composicién de la necromasa y de la biomasa aérea; y de la intensidad del fuego (Conteh et a/,. 1998). Cuando la combustién es incompleta, como sucede en fuegos prescriptos, las cenizas pueden contener apreciables canti- dades de materia orgénica y nitrégeno, el cual modifica la biota del suelo (Sanchez y Lazzari, 1998). Por el contrario, a mayores temperatu- ras, el aporte de carbono y de nitrégeno es menor. Grandes cantidades de diversos nutrientes, carbono y nitrégeno en particular, pueden ser volatilizados por el calor de combustion arras- trados por las corrientes de conveccién. La sus- ceptibilidad al transporte/volatilizaci6n se con- sideraen el siguiente orden: Nitrogeno > Carbo- no > Sodio > Calcio > Fésforo > Potasio > Magnesio (Trabaud, 1994). Una proporcién de la materia suspendida en particulas en el humo es redepositada en el area quemada o en las comunidades de plantas de los alrededores del fuego. Aunque estas cenizas en la superficie del suelo, estan facilmente d ponibles para la absorcién de las plantas, son altamente susceptibles a las pérdidas por erosion © lavado, particularmente en pendientes (Trabaud, 1994), La frecuencia de fuego es importante, por- que una sola quema puede no tener influencia significativa en el contenido de materia organi- ca del suelo. Las quemas anuales repetidas pue- den reducir el contenido de humus de la superfi- ie del suelo porque se disminuye la acumula- cin de residuos organicos. Para evaluar la severidad de los fuegos, prescriptos 0 accidentales, se puede medir el gra- do de consumo de la necromasa, o cuantificar las modificaciones de la materia organica nati- va, 0 valorar las variaciones en la estructura y funcionalidad de la biota del suelo. En la pract ca, se puede evaluar el consumo del material combustible. Los fuegos pueden ser de baja in- tensidad, es decir que consumen en forma par- cial el material combustible; o muy intensos, que lo volatilizan totalmente. En el primer caso, los efectos sobre el ecosistema pueden ser positi- vos, en el segundo muy negativos. La forma- cién de “puntos calientes” es escasa en fuegos de pastizales y parques, y aumenta en bosques donde incrementa la densidad de troncos, ra- mas y arboles secos. Por ello, la éscala utilizada es sumamente importante a la hora de evaluar el efecto del fuego ya que, a nivel de sitio, los recursos de agua, la intensidad, el micrositio y la profundidad del suelo son variables impor- tantes a considerar (Ragan et al, 1993; Molinay Uinares, 1998). 4. Efectos del fuego sobre la materia organica del suelo La materia orgénica (MO) de los suelos es una entidad multifuncional que varia cualita- tivamentey cuantitativamente de acuerdo al tipo de ecosistema, a las intervenciones que se reali- cen y al manejo posterior. La MO esta formada por numerosas sustan- cias de diferente estructura quimica y esta pre- sente en diferentes niveles de organizacion: desde la solucion del suelo, en forma de nutrientes de distinta complejidad, hasta la aso- ciacion a diferentes tamarios de agregados, sin olvidar la relacién con moléculas de constitu- cién humica, entre otras. Las funciones de las distintas formas de la MO del suelo son multiples y sus beneficios se traducen en el ecosistema, sobre todo, en el efecto amortiguador o “buffer” que brinda a todos los cambios de estructura y funcionamien- to del subsistema suelo. La MO ejerce un efecto protector del impacto de la radiacion y de las gotas de iluvia, mejora las condiciones de ai- reacién y el flujo de agua en el suelo, colabora en la estructuracién del mismo, aumenta la ca- pacidad de intercambio cationico, ete. (Harris y Bezdicek, 1994). Sin embargo, un exceso de MO sin degradar produce efectos negativos: dismi- nuye la temperatura del suelo que impide la germinacién de semillas y el desarrollo de pro- cesos biolégicos; y acta como pantalla que obstruye el acceso de luz a yemas basales. Todo material orgénico es sometido a pro- cesos de mineralizacion por la biota del suelo, liberando los elementos quimicos que se vuel ven disponibles para otros organismos (plan- tas, biota del suelo). Asi, todo organismo vivo cumple dos funciones, es fuente y es destino de los nutrientes, y la biota del suelo es la “llave” que permite la conversién de una a otra fun- cién donde los nutrientes son “inmovilizados” constituyendo la fuente de mas rapida dispon’ bilidad para el siguiente ciclo de mineralizacién El tiempo que tarda la biota del suelo en poner en disponibilidad los nutrientes depen- de de varios factores, entre ellos el tipo de ma terial a descomponer; por ej. los materiales celulésicos (propios de pastizales de gramineas) pueden ser transformados en dos o tres esta- ciones de crecimiento, mientras que materiales mas ecalcitrantes, como lignina, aceites, taninos (propios de coberturas boscosas), pueden tar- dar mucho més. El fuego afecta a la necromasa, a la MO na- tiva y a la biota del suelo, en forma directa e indirecta. El efecto directo es similar ala degra- dacién biolégica porque los productos finales son similares, La Unica diferencia entre el fuego y el proceso de mineralizacién biolégica es su velo- Cidad: segundos vs. dias a afios (Wright y Bailey 1982; Hungerford etal, 1991; Garcia Olivaetal, 1999). : Los efectos indirectos del fuego en la MO de los suelos se ejercen a través de una mayor in- solacién, que estimula la actividad microbiana detritivora; la remocién de la necromasa que pasa a constituir materia organica del suelo; la Fizodeposicién y la variacién en ei tamafo de los sistemas radiculares Joffrey Agren, 2001). El efecto del fuego varia de acuerdo a la tempera- tura alcanzada’ entre los 200-300°Cla MO se trans- forma por destilacién, es carbonizada entre los 300-400°Cy es consumida por arriba de los 450°C (De Bano, 1991), Los efectos del fuego son particularmente perceptibles en los horizontes superficiales, donde se favorecen los procesos de erosion y se alteran los ciclos bioquimicos de los nutrientes por los cambios estructurales, pérdida de la MO ydafiosa la biota (Boone Kaufiman et al, 1994; 1995). Aunque, en general, los fuegos inerementan la disponibilidad de los nutrientes en la superficie del suelo debido a la combus- tion de formas organicas y a la adicién de ceni- 2as desde la vegetacién quemada, el contenido de nutrientes de los suelos puede disminuir, no afectarse o incrementar (Hernandez et al., 1997), El fuego puede reducir el contenido y alterar la composicién de la MO superficial, particular- mente las fracciones labiles, los compuestos so- lubles en agua y los lipidos, aunque sus efectos dependen de la intensidad del fuego (Caldwell et al, 2002). Por ej. Orioli y Curvetto (1978) su- gieren que s6lo las temperaturas que exceden fos 250°C producirian cambios en la fraccién humica La piromorfia, es decir los efectos del fuego sobre la evolucién del humus, comprende pro- Cesos tales como la destruccion por mineralizacién y carbonizacién de parte de los constituyentes orgénicos, alteracion en la na- turaleza y estructura quimica de las fracciones hhumicas y el aporte al suelo de diversas formas de carbono organico y amorfo en forma de pr ductos pirdlicos y de restos de la vegetacion quemada. En quemas controladas se produce una des- truccién selectiva de las fracciones hiimicas poco evolucionadas y se incrementa el contenido de formas organicas estables de nitrégeno, en con- vergencia con la evolucién natural del humus. Este nuevo tipo de humus tiene un grado de maduracién mucho mas elevado aumentando el grado de aromaticidad. Estas transformacio- nes podrian considerarse favorables para la fer- tilidad del suelo, teniendo en cuenta que las re- percusiones negativas (perdida de materia orgs- nica, destruccién de arcillas, etc.) no revisten magnitud excesiva, e incluso algunas de elias pueden verse compensadas en un plazo de tiem- pono demasiado largo (Almendros et al. 1984). Una de las condiciones intrinsecas del suelo que influyen en el efecto del fuego es la textu- rar el carbono organico del suelo aumenta en pastizales de suelos arcillosos sometidos a fue- gos y disminuye en suelos arenosos (> 50 % de arena), posiblemente debido a que los organis- mos descomponedores no estén estabilizados, (Christensen, 1987), Otra de las condiciones que influye en el efecto del fuego es el sitio de pas- tizal. En areas bajas de la Regién Chaquefia, si predominan gramineas ricas en materiales mas labiles, disminuye la materia organica por ac- cién del fuego prescripto y varia la distribucion fen los diferentes tamanios de agregados por mermas en el carbono asociado a los macroagregados pequefios y a la microagre- gacién (Montenegro, 2002). Una tercera condicién que influye en el efec- to del fuego es la frecuencia de las quemas: a mayor frecuencia hay disminucién del carbono y del nitrégeno total, del carbono y el nitroge- no de la MO relacionada a la macroagregacion y a la microagregacion y del nitrégeno de la biomasa microbiana, demostrando que las re- petidas quemas reducen la MO asi como la ac- tividad biolégica del suelo (Gonzalez et a., 2001) Otra condicién es el pulso de mineralizacion, sobre todo en éreas con climas semiaridos don- dela acumulacién de materia organica es lenta por la escasa productividad de la biogeocenosis y por la mas rapida mineralizacién de la MO, Por lo que cualquier proceso que tienda a di minuir el contenido de humus es peligroso para la estabilidad del suelo (pérdida de estructura, efecto protector frente a la erosion de la hoja rasca, etc.). Ese es el riesgo de los fuegos prescriptos para reducir el combustible fores- tal; los cuales deben realizarse en condiciones sumamente controladas actuando sobre la biomasa y la necromasa aérea, no asi en hori Zontes organicos ni en organico-minerales, para enriquecer al suelo de MO y que sus cenizas sean, fuentes de fertilidad y no de degradacién (banez et al, 1983). 5. Efecto del fuego sobre los nutrientes del suelo EI fuego ejerce un efecto directo sobre los nutrientes durante el proceso de combustion, Bor la violenta mineralizacién de le MO; y un efecto indirecto por cambios en el ambiente después del fuego. Pero este efecto no sdlo de- pende de la temperatura alcanzada sino también de numerosos factores como la humedad del combustible, topogratia, la técnica de ignicion, ylatemperatura del aire, entre otros (Cook, 1994; Kunst, 1996). Por su sensiblidad al calor, los nutrientes pueden clasificarse en (De Bano, 1991). = Sensibles: Nitrégeno (N)) y Azufre (5), con temperaturas de volatilizacion entre 200°C y 375°C. ~ Moderadamente sensibles: Potasio (K) y Fosforo (P) con temperaturas de volatilizacion entre 700°C y 800°C. ~ Relativamente insensibles: Magnesio (Mg), Calcio (Ca) y Manganeso (Mn), con tem- peraturas de volatilizacion de 1107°C, 1484°C y 1962°C, respectivamente, Kunst y Rodriguez (1997) indican las pérdi- das de nutrientes del suelo en relacién ala tem- peratura.e incluyen al agua y a las arcillas (Fi gura 2), Sodio Fésforo inorganico Potasio Colgpo en Is SRE blo °C Inicio pérdida de Azufre Fésforo Organico Nitrogeno Inicio de repelencia al agua Vaporizacion de agua Figura 2. Efecto de la temperatura en los nutrientes del suelo, el agua y as arcillas (Kunst y Rodriguez 1997). El consumo del combustible por parte del fuego es variable en los distintos tipos de vege- tacién (Tabla 1). Las cenizas, ricas en Ca, P, K, etc. favorecen el crecimiento de las plantas por- que mediante las lluvias o el riego incorporan ‘elementos al suelo bajo formas disponibles para el crecimiento vegetal. Este efecto es mayor en quemas de bosques (Quirine et ai,. 2000). Tabla 1. Anélisis quimico elemental de cenizas provenientes de distinta cobertura de vegetacién, en porcen- taje (Ulery et al. 1993) “Cobertura J] Temento dominante ca_[ Mg [Wa [k [si | Al_[Fe [hin JP ‘Quercus engelmanii [38,5 | 0,9 [0,1 [42 | 0,1) trazas|trazas| trazas [0,7 + (roble) Pinus ponderos [313] 07] Ot Oa] OS] OS fat oT —]or (pino) Pinus ponderosa —|5a 01 | wazas | O7 1a [oa os —foz Preudotsuge menziesii (pino oregon) La combustion de los tejidos de las plantas _En algunos ecosistemas se recircula el N per- volatilizan sulfurosy Ny convierten lassalesmas ido por el fuego debido a una mayor activi- simples en sales solubles en agua. Losionesmas dad microbiana y a la promacién de plantas en méviles (cationes monovalentes, cloruros, etc.) _simbiosis con fijadores de N atmosférico. Aun | son los que més facilmente podrian exportarse asi, el N puede disminuir por el gran crecimien- de la comunidad, empobreciéndose de los mis- to posfuego de la vegetacion (Ajwa et al, 1999). mos (Ibafiez et al. 1983), pero ello depende de De esta manera, la actividad microbiana se cons- los tipos de fuego y del tipo de vegetacién (Ta: _tituye en el regulador de la dinamica del N au- bia 2). mentando la disponibilidad por mineralizacion Apesar de las presuntas pérdidas de elemen- al comienzo de la estacion de crecimiento y tos, especialmente de aquellos que pertenecen _conservando el N por inmovilizacién al final de un ciclo gaseoso, el suelo se enriquece en los _dicha estacidn (Choromanska y De Luca, 2001). mismos si la combustion de la biomasa y _En bosques degradados de la Regién necromasa se produjo exclusivamente a nivel Chaquefia, en quemas superficiales y de baja aéreo y no afecté al medio edéfico (Ibafiez et _intensidad, es muy poco probable que existan al. 1983) y la pérdida de los elementos se regis-_retornos de N y si se observan disminuciones tran en los primeros cm de suelo (Boone del mismo enla siguiente estacion de crecimien- Kauffman et al, 1994; 1995). to (Abril y Gonzalez, 2000; Gonzalez et al, 2001). Tabla 2. Porcentaje de transferencia de nutrientes a la atmésfera durante fuegos Nutrientes Tipo de vegetacién y referencia [ETN [P[k |$ [ca] Ma[Gu_] Za _ Bosque - [92 [6156 | 86 [54 [59 Tes [ar Parque 92 [41 ]45 | 8033 | a1 147 | 76 Parque ablerto (abana) 94 | 53/82) 85]4 | 34/42 | 76 Eucaliptus spp, Melaleuca, | Heteropogon, Digitaria. (Cook1994) Arbustal de Quercus coccifera 48 | 64 | 39/29] ~ [62 | 36 - garrigue (Trabaud 1994) | L 5.1, Nitrégeno Generalmente, el contenido de nitratos(N-NO,) EI nitrégeno (N) es un factor limitante para _en el suelo disminuye por volatilizacién inme- la productividad primaria neta en todos los diatamente después del fuego (Caldwell et ai, ecosistemas terrestres y hay 30 a40 veces masN 2002) y aumenta a los pocos dias postuego por en la materia organica del suelo queen las plan- la rapida mineralizacion de la MO y por la acele- tas de la tierra (Joffre y Agren, 2001). Una gran _racién abioldgica del ciclo de nutrientes. cantidad de N de ia vegetacion y de la El gran crecimiento del forraje posfuego est necromasa se volatiliza durante los fuegos de _limitado por el retorno de N en forma orgénica y pastizales y/o de arbustales (Redman, 1991); ge- por las condiciones climaticas y topogréficas que neralmente como N,; ello se suma al aumento _provocan perdidas del N soluble del suelo. Por eso, de la temperatura del suelo posfuego que ace- én sitios con pendientes y con lluvias torrenciales lera la nitrificacién microbiana (Ojima et af., en verano se supone que el efecto sera cada vez 1994), menos eficiente (Hernandez et a,, 1997). En las cenizas se preserva una cantidad apre- ciable de N y cada forma del N reacciona de manera diferente en funcién de la temperatu- ray del tipo de material combustible. A 300°C, en cenizas de mantillo, hay altas concentracig- nes de N-aminoacidos y N-amonico organico, las que se ven afectadas cuando aumenta la ‘temperatura del fuego. La forma N-hexosamina disminuye en las cenizas de las herbaceas cuan- do aumenta a 400°C ia temperatura y el N- aménico orgénico parece ser la forma de N or- ganico més importante por su aporte al suelo Ganchez y Lazzari, 1998) ‘A mayor temperatura, mayor grado de des- composicién de la MO, que genera un aumen- to de las formas no hidrolizables del N, origi nando compuestos de menor posibilidad de mineralizacién microbiana, sobre todo en com- bustibles con mayor grado de lignificacién, como los mantillos (Walker et al., 1986). 5.2. Fésforo La cantidad de fosforo (P) disponible, en for- ma de iones ortofosfatos, es critica para el cre imiento de las plantas. La mayoria de los sue- los contienen adecuadas cantidades de P total ero este puede estar en una forma no dispo- nible para las plantas. E! fuego libera P desde los residuos de plantas y animales, pero la dis- ponibilidad del nutriente es sensible al pH. Sin embargo el P disponible puede ser répidamen- teremovido por el gran crecimiento de las plan- tas después del fuego. Asi como el nitrégeno, los niveles de P en. los suelos pueden aumentar, permanecer inal- terables 0 disminuir después de las quemas de pastizales. El resultado de la influencia de la quema en los contenidos de P de los suelos pue- de estar relacionado al tiempo del fuego y 2 otros factores tales como el pastoreo (Scifres y O'Connor, 1987) 6. Efectos del fuego en la biota del suelo La biota de! suelo comprende un sinnime- ro de especies de diferente tamafio, forma y funcién, asociadas a los ciclos de los nutrientes. En base a su tamafio definimos la mesobiota y la microbiota, susceptibles a los efectos del fue- go (Roper y Gupta, 1995). En general, un aumen- to de la temperatura del suelo estimula las po- blaciones microbianas para convertir nutrientes del suelo a formas disponibles. 6.1. Efectos en la mesobiota Incluye a organismos de distinta estructura y funcién, con intervencién en las primeras se- cuencias de la descomposicién de la materia organica. Los efectos del fuego sobre la mesobiota dependen de una serie de factores como la frecuencia, la intensidad y la dura- ‘én del fuego, asi como de los habitos de cada especie. Pueden ser directos, por accién del calor, e indirectos por alteracién de sus nichos ecolégicos. Algunos autores sefialan que estos organis- mos se reducen inmediatamente después del fuego, y otros encuentran que ciertos grupos aumentan (Guazzelli et al, 1999). Todos coinci- den en que, con el tiempo, la mayoria de los organismos de la mesofauna vuelven a sus ni- veles anteriores, a partir de un proceso de re- poblacién del area afectada o bien porque no han sido afectados por el incendio (Pinheiro et ‘al., 2001). 6.2. Efectos en la microbiota Los cambios inducidos por el fuego en el numero y en la actividad de microorganismos del suelo dependen de la severidad del fuego, los tipos de organismos involucrados, las con- diciones medioambientales del post-fuego, la frecuencia del fuego, el nimero total (efecto acumulativo) de los fuegos y la longitud del tiempo desde el fuego (Hossain et a/., 1995). El efecto esta influenciado por el ecosistema: fen general, en ambientes con baja diversidad de especies vegetales, existe escasa diversidad bidtica del suelo, lo que no estimula la regene- racién biolégica de la estructura del mismo. Por el contrario, el fuego puede reducir los efectos de sustancias toxicas, freno de la actividad microbiana, como sucede en bosques de euca- liptos (Imeson, 1995). También, la calidad nitrogenada orgénica e Inorganica de las cen zas puede modificar el sustrato microbiano del suelo despues del fuego (Fenn et al., 1993). 6.2.1.Efectos en la estructura de las comunidades microbianas Los organismos mas pequefios mueren a tern peraturas entre 50°C y 120°C y, dentro de los, tipos microbianos, los hongos parecieran ser mas susceptibles al calor que las bacterias (Baath et al,, 1995; Neary et al, 1999). La miortalidad microbiana es mayor en condiciones de hume- dad que en suelos secos, porque existe una mayor efectividad de la penetracién del calor latente y mas rapida diseminacién del mismo (Hartford y Frandsen, 1992; Campbell et al. 1994). En contraste, las tasas més altas de sobrevivencia en suelos secos pueden deberse, en parte, a la formacién de esporasy ala adap- tacién microbiana al estres. La habilidad de lograr metabolismo inerte, por entrar en dormicién 0 producir esporas, puede dar a los microorganismos una mejor chance para sobrevivir al estrés de la exposicin al calor y convertirse en los colonizadores del suelo después del fuego (Dunn et al,, 1985). La microbiota muerta es fuente de ineralizacion de las formas orgénicas mas labiles, aportando nutrientes en disponibilidad para el ciclo de crecimiento vegetal. En el corto plazo, la microbiota muerta es restituida al poco ‘tiempo de la quema (Acea y Carballas, 1996; Abril y Gonzalez, 2000), a expensas de las fracciones de mas rapida mineralizacién. Ello genera mo- dificaciones de las tasas y de las formas de mas rapida mineralizacién, generando diferente calidad de MO y tasas de retorno (Choromanska y De Luca, 2001). En general, las tasas de mineralizacion y las formas labiles 0 de rapida mineralizacin aumentan en el corto plazo y luego disminuyen (Fernandez et ai,. 199) a frecuencia de fuego es de gran importan- cia ya que quemas frecuentes reducen la biomasa microbiana por acortar los periodos de mineralizacién - inmovilizacién necesarios para el crecimiento de las poblaciones microbianas (Hossain et af, 1995). En particular, las micorrizas ectotréficas pueden ser favorecidas en la di persion de sus esporas por micofagosis de la mesofauna (Johnson, 1995). Los microorganismos fijadores de nitrogeno en el suelo también pueden verse favorecidos luego de las quemas, sobre todo aquellos que constituyen costras criptogdmicas (Loftin y White, 1994; Evansy Johansen, 1999), como las observa das en la Regién Chaquena (Albanesi, 2002, comun. personal). 6.2.2. Efectos en la actividad biolégica La actividad microbiana disminuye, por lo general,.en suelos afectados por el fuego. El calentamiento del suelo a 200°C por una hora reduce la actividad microbiana en un 90-98 % Los microorganismos que sobreviven a altas, temperaturas poseen una alta proporcién de lipidos saturados en la membrana y también sintetizan enzimas resistentes a las altas tempe- raturas (Ciardi, 1998). Sin embargo, la recupera* cién microbiana en el suelo con fuegos prescriptos es més rapida que con fuegos sin control (Hossain et al, 1995; Prieto-Fernandez et al,, 1998; Choromanska y De Luca, 2001). En los humus de tipo piromérficos la activ dad biolégica se encuentra dificultada, al me- 19s inicialmente, por la destruccién selectiva de os compuestos facilmente metabolizables por los microorganismos (Choromanska y De Luca, 2002). La lentitud en la recuperacién de la acti: vidad microbiana luego del fuego esta relacio- nada a la disponibilidad de carbono labil y ge- era una oportunidad para el crecimiento ve- getal que toma ventajas de la gran cantidad de nitratos disponibles luego del fuego. A su vez, el crecimiento vegetal, sobretodo de gramineas, comienza la recuperacién del nitrgeno de ra pide mineralizacion La respiracion de la microflora heterotrotice en fuegos con prescripciones no es afectada debido, probablemente, a la existencia de gru- os tolerantes al fuego, posiblemente relacio- nados a la degradacién de acidos huimicos (Abril y Gonzalez, 2000), 6.2.3. Efectos en la cantidad y actividad enzimatica Se asume que el fuego puede consumir MO del suelo y cambiar la apariencia de ella sin te- ner efectos mayores en la actividad enzimatica de los suelos (Boerner et a/., 2000). Las enzimas como las proteinas pueden ser inactivadas +térmicamente total o parcialmente por efectos del fuego (Hernandez et al, 1997). La diferen- ciacién entre la contribucién de los componen- tes intra y extracelulares es importante porque la actividad de enzimas. estabilizadas extracelularmente pueden resistir la degrada- cién térmica y la protedlisis por asociacién con los coloides del suelo, La actividad enzimatica extracelular no esta ligada a la actividad microbiana y por lo tanto no estd sujeta a represion o induccién 0 proba- blemente el no ser sensibles a condiciones am- bientales afecta el estado fisiolégico de los microorganismos. Otro problema en la interpre- tacion de la actividad enzimética es separarla de lo abistico: arcillas, éxidos, hidroxidos, oxihidréxidos, materia organica y materia or- gano-mineral son capaces de catalizar reaccio- nes libres de enzimas en el suelo. Es conocido que el calentamiento por fuego causa esterilizacién parcial 0 total y que pue- den observarse efectos adversos en los microorganismos del suelo algtin tiempo des- pués del fuego. Aunque las enzimas complejadas con el humus son resistentes a la desnaturalizacién térmica (Nannipieri et al. 1982). Las enzimas intracelulares deshidrogenasas y la ureasa decrecen, junto con el ATP (adenosin trifosfato) a partir de los 60°C en suelos hime- dos, pero resisten temperaturas de hasta 200°C en suelos secos. La actividad b-glucosidasa es sen- sible a desnaturalizacién térmica y se cree que gran parte de esa actividad esta asociada con enzimas estabilizadas por coloides orgénicos. Los microorganismos de suelos frescosno estan acos- tumbrados a sintetizar y liberar polisacdridos extracelulares que cambian las propiedades fii as del ambiente permitiendo la sobrevivencia de los microorganismos origenes de esas condi- ciones severas. : 7. Consideraciones finales Cuando el fuego afecta directamente al sue- lo se deterioran la estructura y las propiedades hidrofisicas, y se afecta el estatus de nutrientes de tal manera que el desarrollo de la vegetacién post fuego, se ve perjudicado y se puede favore- cer a la degradacién y/o erosién. Si el fuego afecta exclusivamente a la vege- tacién, el aporte de cenizas o materiales que no han sido completamente carbonizados, mejoran las propiedades antes mencionadas, generando el efecto inverso de la vegetacién posfuego. ‘Se demuestra el rol del fuego prescripto para mitigar los efectos de la alta intensidad del mis- mo en los procesos del suelo.,. asi como la im= portancia de las quemas con frecuencias deter- minadas en funcién del ecosistema, El manejo posterior de los sitios quemados es tan o mas, relevante que las quemas para mantener la sustentabilidad de los ecosistemas. 8. Bibliografia Abril A.y C. Gonzalez 2000. 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