Biblioteca Roland Barthes
Tituls publicads:
1. R Berhes La aventura emioléice
2. R Barthes - Lo obeia plo obo
23. R Barthes - El saurr del lenguaje
Roland Barthes
EL SUSURRO
DEL LENGUAJE
Més allé de la palabra y de la escritura
”
PAIDOS1
LA MUERTE DEL AUTOR
Balzac, en su novela Sarrasine, hablando de un castrado
disfrazado de mujer, escribe lo siguiente: «Era la mujer,
con sus miedos repentinos, sus caprichos irracionales, sus
instintivas turbaciones, sus audacias sin causa sus bravatas
y suexquisitadelicadeza de sentimientose. Quin esti ha-
blando asi? ,E1 héroe de la novela, interesado en ignorar al
castrado que se esconde bajo la mujer? ¢E! individuo Bal-
zac, al que la experiencia personal ha provisto de una filo-
sofia sobre la mujer? ¢El autor Balzac, haciendo profesign
deciertas ideas sliverarias» sobre a feminidad? La sabidu-
fa universal? {La psicologia romantica? Nunca jamés sera
posible averiguarlo, por la sencilla razén de que la escricu-
aes la destruccién de toda voz, de todo origen. La escr
tura es ese lugar neutro, compuesto, oblicuo, al que van a
pparar nuestro sujeto, el blanco-y-negro en donde acaba
Por perderse toda identidad, comenzando por la propia
identidad del cuerpo que escribe,
Siempre ha sido asi sin duda: en cuanto un hecho pasa
ser relatado, con fines intransitivos y no con la fnalidad
de actuar directamente sobre lo real, es decir, en defnitiva,
sin més funcién que el propio ejerccio del sfmbolo, se pro-
duce esa ruptura, la voz pierde su origen, el autor entra en
su propia muerte, comienza la eseritura. No obstante, el76 DE LA OBRA AL TEXT
sentimiento sobre este fenémeno ha sido variable; en las
sociedades etnogréfica, el relato jamas ha estado a cargo
de una persona, sino de‘un mediador, chaman o revitador,
del que se puede, en rigor, admirar la «performance» (es
decir, el dominio del cédigo narrativo), pero nunca el «ge-
». El autor es un personaje moderno, producido indu-
Clixiemente por mestra sociedad, enla medida en que ea,
al salir de la Edad Media y gracias al empirismo inglés, el
tacionalismo francés y la fe personal dela Reforma, descu-
bre el prestigio del individuo o, dicho de manera més no-
‘ble, de la ,* y no «yo»: toda la poética de
Mallarmé consiste en suprimie al autor en beneficio de la
escritura (lo cual, como se werd es devalver su sitio al lec-
to). Valéry, completamente enmarafiado en una psicolo-
a del Yo, edulcord mucho la teorfa de Mallarmé, pero, al
remitir por amor al casiismo, alas leciones de la retéri-
‘a, no dejé de someter al Autor a la duda y la irtsién,
acentué la naturaleza lingifstiea y como «azarosa» de su
actividad, y reivindieé a lo largo de sus libros en prosa la
condici6n esencialmente verbal de la literatura, frente a
Ja cual cualquier recurso ala interioridad del escrsor le pas
sclapurs supers, Elm Prost apes del eae
ter aparentemente psicoldgico de lo que se suele llamar sus
‘nds, se impuso claramente como trea el emboronat
inexorablemente, gracias a una exteemada sutilizacin, la
telacién enire el escritor y sus personajes: al convertir al
narrador no en el que ha visto y sentido, ni siquiera el que
«sti escribiendo, sino en el que ve escribir (el joven de la
novela —pero, por cierto, gque edad tiene y quién es ese
joven?— quiere escribir, pero no puede, y la novela acaba
cuando por fin se hace posible la escrinura), Proust ha he-
* sun anglcismo, Lo conserve como tl enrecomillade, ya que
parece aluir =a pecformances dela grime shomnleyana, que se=
lesraducitse por stewaciin.(N. del.)