Francisco
Hinojosa
Rafe Balas
cain srawinea4 Amoi era, lo que se dice, un nfo goloso, No habia
dulce, chocolate chieloso, malvavisco paleta, mazapéin, pirul,
helado, pastel o frasco de mermelada que paseara sus gratos
aromas ante su narz sin que a6l le entraran unas ganas feroces
de devorarl,Sus compatieros de Ia escuela tenfan que esconder muy
bien sus golosinas para que Amadis no se las comiera. Su
mamé guardaba los frascos de miel de abejay las galletas
arriba del refrigerador, pues crefa que su hijo no podria
aleanzarlos alt
Don Pedro, el duefo de Ia tienda, estaba
siempre atento alas manos de Amadis para que no se fuera a
llevar sus caramelos de yerbabuena, famosos en toda la colo-
nia. ¥ su papé le decta todos los dias:
—Ya no comas dulces, hij, se te van a echar a perder
los dientes y ademés no vas a crecer como todos ls ntios
Sin embargo, Amadis no s6lo tenfa unos dientes blancos.
y brillantes, sino que era
también el més alto y
fuerte de la escuela,
‘dems, sunca
se enfermaba de
Ja panza, Como
quien dice:
Amadts era un \
nif leno de
salu.