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Esta Semana Santa ví varios documentales sobre la vida de Jesús, el

Manto de Turín y otros, la mayoría desvirtuando las verdades de nuestra


Fe, la Fe Católica cuyas bases son divinas y santas. Por otro lado, el
ataque del New York Times ante los escándalos de “religiosos”, y lo pongo
entre comillas pues quienes se esconden bajo los hábitos para hacer el
mal, no son religiosos de verdad, sino anticristos.

Me pregunto ¿quién está detrás de todo esto? Pues no puede ser más
que el maligno, satanás, lucifer o como quieran llamarlo, pero es real y es
quien empuja a los hombres a hacer el mal, atacar y hasta destruir la
dignidad humana que Jesucristo vino a restaurar a través de su vida,
pasión, muerte y resurrección. ¿Que el Diablo es más inteligente o listo
que esto? No, es el mal que en todo momento de la historia se ha valido
de débiles seres humanos para combatir el bien, querer destruir la Iglesia
de Dios, la verdadera, aquella que fue instituida por Jesús y quien pidió a
Pedro fuese la piedra de Su Iglesia, y sobre la cual no prevalecerían las
puertas del infierno. Sí, esa Única Iglesia, Santa –porque sus fundamentos
vienen de Dios y el espíritu de Cristo vive en ella-, Católica –Universal para
quienes no saben qué significa-, y Apostólica –porque requiere de nuestro
trabajo incesante en ayuda y enseñanza- también es pecadora por el
hecho de estar guiada por hombres, hombres débiles por su misma
humanidad. Sin embargo, es la verdad, la verdad que viene de lo alto y
sobre quien el Espíritu Santo es su guía y protector, pues escrito está,
que esta Iglesia será perseguida, pero jamás será vencida. Y es
precisamente a ésta a quien el maligno quiere destruir. Recordemos que,
desde sus inicios, entre los elegidos de Jesús hubo uno que lo traicionó
al punto de entregarlo por 30 monedas de plata. “A Veces los elegidos
de Dios lo traicionan. Este es un hecho que debemos asumir. Es un
hecho que la primera Iglesia asumió. Si el escándalo causado por
Judas hubiera sido lo único en lo que los miembros de la primera
Iglesia se hubieran centrado, la Iglesia habría estado acabada antes de
comenzar a crecer. En vez de ello, la Iglesia reconoció que no se
juzga algo por aquellos que no lo viven, sino por quienes sí lo viven.
En vez de centrarse en aquel que traicionó a Jesús, se centraron en
los otros once, gracias a cuya labor, predicación, milagros y amor
por Cristo, nosotros estamos aquí hoy.” (de la Homilia Jueves Santo -
Mons. Andrés Carrascosa Coso).

¿Por qué el escándalo es mayor cuando se trata de religiosos católicos?


¿Por qué los escándalos de los católicos son fuertemente señalados?
Porque el catolicismo encierra la verdad. No acepto los abusos cometidos
por hombres y mujeres en mi Iglesia, pero sí me comprometo a trabajar
por ella, a defenderla siguiendo el ejemplo de Cristo, ayudada de la Santa
Eucaristía, los demás sacramentos, la guía del Espíritu Santo y la
protección de Dios Padre y del mismo Cristo que nos prometió «Yo estoy
con vosotros hasta el fin del mundo» (Mt 28,20). Pido una oración por
todos nosotros, por Benedicto XVI y todos los que conformamos este
cuerpo místico de Jesús para salir triunfantes ante la tribulación y
defender con Amor lo que por designio divino nos pertenece.

Como católica practicante, amante de Jesús y de sus enseñanzas, de su


vida, pasión muerte y resurrección, tengo el compromiso de defender la
iglesia fundada por Cristo y entregada a Pedro para ser la cabeza. Los
Papas son los sucesores de Pedro y si bien a lo largo de la historia, han
llegado al papado hombres malvados, también es cierto que la mayoría
han llevado el Evangelio y las enseñanzas de Cristo triunfantes en
momentos de ataques severos hacia la verdad. Negar esto es negar que
Cristo vino al mundo y se hizo hombre y habitó entre nosotros. Sin
embargo Mateo 13:24-30 nos habla de la parábola del trigo y la cizaña,
ambas crecerán juntas para cuando estén listas para la ciega ahí sera la
separación, quemar lo malo y lo bueno al granero. Nuestro compromiso ha
sido, es y será mantenernos atentos y fieles y decir NO a las trampas del
mal. ¡Pero nunca perdamos la confianza en el Señor, ésta es Su Iglesia!

¡Gracias Señor por esta Iglesia, por enseñarnos la doctrina del


Amor a través de tu cruz, tu sangre y tu vida¡ Que no olvidemos
jamás de agradecerte y de defender Tu Verdad.

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