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EL PALACIO BAROLO

Entrada al Inframundo, o Puerta Dimensional

En el año 2002, un programa televisivo por cable (canal A) dedicado a la arquitectura, titulado:
“Perfiles”, mostraba el edificio conocido como Palacio o pasaje Barolo. Allí el Licenciado Roberto
Campbell, quien administra el inmueble en cuestión, era entrevistado, y explicaba las curiosas
características de su estructura, como así también el misterioso motivo de su origen y edificación.

Mi habitual curiosidad, y algunos datos concretos volcados en el reportaje que me parecían


oportunos investigar, me incitaron a visitar con nuevos ojos al edificio ya conocido por mí en otras
oportunidades. Un poco más de una docena de años atrás, en una de las oficinas de las tantas que
allí se alquilan, funcionaba la “Cámara de Joyeros de Buenos Aires” donde en un anexo a la misma,
se dictaba un curso de Gemología. Con algunos de mis compañeros del Centro Argentino de
Espeleología-los hermanos Adrián y Diego Bermejo-, nos habíamos interesado en el estudio de las
piedras preciosas (Gemas), y decidimos profundizar en dicha temática para lo cual visitábamos cada
semana dicho edificio. También era conocido a nivel popular, no solo por que allí había funcionado
la agencia de noticias “Saporiti”, de gran renombre en otra época, sino, porque en el hall del edificio
se había rodado una de las escenas de la segunda parte del film: ”Highlander”, dirigida en 1991, por
Russell Mulcahy, e interpretada por los actores Christopher Lambert, Sean Connery y Michael
Ironside, entre otros; siendo uno de los lugares elegidos en la ciudad de Buenos Aires, que utilizó su
director.

El pasaje o Palacio Barolo, está ubicado entre la Avenida de Mayo (1370) y la calle Hipólito
Irigoyen (antigua calle Victoria) lo que lo convierte en una galería o pasaje. Comenzó su
construcción en 1919 y fue terminado en 1923, constituyéndose en el más alto de Latinoamérica, y
en uno de los más altos del mundo realizados en hormigón armado.

Encargado al arquitecto italiano Mario Palanti (1885-1979), por el poderoso productor agropecuario
Luis Barolo, el Palacio ocupa una superficie total de 16.630 metros cuadrados; cuenta con 22 pisos
y 2 subsuelos y una altura máxima de 100 metros s. n. m., rematado por un gran faro de 300.000
bujías, que lo hace visible desde la costa de la vecina ciudad de Montevideo al otro lado del Río de
la Plata, en Uruguay. Precisamente en este país, el Arq. Palanti, levantó un edificio gemelo, ubicado
en la arteria principal de Montevideo -la Av. 18 de Julio- que lleva por nombre: “El palacio Salvo”.
Estos dos edificios concebidos como “Las Columnas de Hércules” (en el Río de la Plata) daban la
bienvenida a los extranjeros visitantes que llegaban en barco desde el Atlántico, no solo
compitiendo con la mayor altura sino además, que dialogaban como “faros” a escala territorial del
estuario. En tal sentido, en 1923, anunció a la ciudad el resultado de la histórica pelea de boxeo
entre Luis Ángel Firpo y Jack Dempsey por el título mundial de peso pesado que se realizaba en el
Madison Square Garden, de Nueva York. Olivia Moy en una reseña de la revista “Obras
Clasificadas”, nos cuenta además que: “el color blanco, indicaría el triunfo del norteamericano; y el
verde, anunciaría como ganador al representante local. Firpo sacó del Ring a Dempsey y el faro se
encendió de color verde. El norteamericano estuvo 19 segundos fuera del Ring pero volvió y
noqueó a Firpo; el faro, luego de unos minutos, volvió a encenderse de color blanco”, final injusto
para muchos, pero irremediable en el tiempo.

Más allá de estas anécdotas sobre el Palacio Barolo, lo que nos interesa aquí, es el hecho “que el
empresario decidió este proyecto, porque al igual que otros europeos instalados en la Argentina,
pensaba que tras la Primera Guerra Mundial, otras guerras arrasarían todo el continente”.
Desesperado por conservar las cenizas del famoso Dante Alighieri, quiso construir un mausoleo
inspirado en la obra máxima del poeta italiano; “La Divina Comedia”.
El arquitecto Carlos Hilger, profesor de la Universidad de Buenos Aires (FADU /UBA), ha
realizado un excelente trabajo sobre la obra de su colega el Arq. Mario Palanti y las relaciones del
Palacio Barolo con La Divina Comedia.

Palacio Barolo y configuración artística de las partes de “La Divina Comedia”, del Dante.

Dice el Arq. Hilger: “La distribución está basada en la métrica de la Divina Comedia del Dante... el
edificio se divide en dos bloques, con 11 oficinas por bloque en cada uno de los niveles.

El número resultante, el 22, responde a la métrica utilizada por Dante en los 100 versos. Entre las
tres divisiones de la Divina Comedia: Infierno, Purgatorio y Paraíso, se cumple la relación
Pitagórica que determina el número PI (3, 1416), conocida como Número de Oro o Sección Áurea
(remitimos a los interesados, ampliar dichos conceptos de “Divina Proporción o “Serie de
Fibonacci”, leyendo sobre la obra de Miguel Ángel Buonarotti o de Leonardo Da Vinci). “En el
pasaje central -agrega Hilger- el palacio cuenta con 9 bóvedas de acceso que representan el
Infierno: para Dante, este no era un fin teológico, sino el punto de partida en las etapas de iniciación
emprendidas para la llegada al Paraíso. Cada uno de estos pasos iniciáticos, (nueve son los pasos
que conducen al grado de magisterio en la masonería) está enumerado y descripto con frases en
latín en cada bóveda. Las citas en su totalidad son 14, correspondiendo a su vez a nueve obras
distintas. Algunas de ellas pertenecen a Virgilio, otras a escrituras bíblicas”.

Gracias a la gentileza de la oficina de la empresa: Imagen & Comunicación que funciona en el


primer piso del edificio Barolo, cuento con una copia de la transcripción y traducción de las citas, la
cual ha sido facilitada a mi requerimiento. En ella podemos leer:
”!ª): ”Operis peracti nullos strictor iudex auctore”: “ningún juez más justo que el autor de la obra”
(cita que se observa en la bóveda del hall donde están los ascensores ubicados a la derecha entrando
por Av. de Mayo, donde se aprecia en el piso un embaldosado blanco y negro como el tablero de
ajedrez que reproduce a su vez el de la logia Masónica);
2ª): ”Quí fecit pous-ut est-ut ipse mallet novit”: (quien hizo la obra conoce tal como es, así como él
la preferiría), alusión “Al Gran Arquitecto del Universo”, término masónico para designar al
“Creador” (Adonai-Jehová), concepto que, por otra parte los Gnósticos definen como “el
Demiurgo”, y que no corresponde al Dios Altísimo, sino a una deidad menor, identificada con la
materia y el elemento tierra.
3º) ”Homines quam máxime hómines” (que los seres humanos sean lo mejor posible);
4º) ”Ars, homo ádditus naturae” (el arte es el ser humano agregado a la naturaleza);
5º) ”Dittora occidit, spiritus vivificat“ (la letra mata, el espíritu vivifica);
6º)”Malis tibi placere quam pópulo” (prefiere agradar a ti mismo antes que al pueblo);
7º) “Trahit sua quemque voluptas” (No todos gozan con los mismos placeres);
8º) ”Omis pulchritudins forma únitas est” (la unidad es el molde de toda obra de arte);
9º) ”Hábeas ánimum tegit et detegit” (el cuerpo a veces oculta el alma, otras lo revela);
10º)” Nocet empta dolors voluptas” (el placer comprado daña a causa del dolor);
11º) ”Ut portet nomen eius coram géntibus” (para que lleve su nombre ante la gente);
12º) ”sic vos, non vobis malleficatis apes” (así trabajais vosotras, abejas, para otros, no para
llenaros de miel);
13º) ”Sic vos, non vobis nidificatis aves” (así trabajais vosotras, aves, para otros, no para anidaros),
y
14º) “Fundata est supra firman petram” (fue asentado sobre cimiento firme o sobre piedra firme).
Esta frase y la 5º de origen bíblico,”dan testimonio del sentido espiritual con que fuera construido el
edificio -dice Hilger- determinando su carácter y función: un templo laico que promueve las artes
liberales”.

Por otro lado, Palanti deja dicho que esto es un templo en la inscripción que dice: “Para que lleve su
nombre entre la gente”, la cual hace referencia al Templo de Salomón edificado en Jerusalén y que
es modelo de la construcción Templaria para el Cristianismo, el Islam y los hebreos”. Hilger, nos
informa que “entre las bóvedas transversales sobre las columnas, se ubican cuatro lámparas
sostenidas por ocho Cóndores y dos dragones, uno macho y una hembra, que representan los
principios alquímicos, el mercurio y el azufre, y sus atributos”. (en el simbolismo masónico el
mercurio representa el principio de: “inteligencia y sabiduría”, y el azufre: “la energía activa” que
promueve a una “nueva vida, alumbrada por la verdad”, N. Del A.) Otro dato que nos da el Arq.
Hilger es el siguiente: “El número siete- tan cargado de simbolismos- son las divisiones del
Purgatorio y de la torre del Barolo, que lo representa. En la Divina Comedia, el Dante, relata una
extraña historia, en la cual Ulises ya viejo, cansado y aburrido de su vida en Gaeta, decide
emprender un último viaje con su última nave y con algunos viejos camaradas, cruza las columnas
de Hércules y se dirige al Sur. Una acción imprudente, una infracción a la razón, un viaje sacrílego.
El hemisferio austral estaba vedado a los hombres, un mortal podía traspasar las columnas de
Hércules conducido únicamente por la soberbia. Llegan al hemisferio austral después de algunos
meses de navegación; divisan una montaña en el horizonte. Su nave da tres vueltas y a la cuarta es
tragada por el mar. Ulises arderá perpetuamente en el círculo infernal de los falsarios, cargando así
su soberbia. La montaña que divisa en el horizonte es la Montaña del Purgatorio, prohibida a los
mortales”. Dante también llega al hemisferio austral. La Tierra, en la geografía del Dante, es una
esfera inmóvil en el centro del cosmos. “...una depresión y una montaña son los principales
accidentes de la esfera terrestre; en la depresión el infierno, el purgatorio en las laderas de la
montaña. En el centro del hemisferio boreal, el único permitido a los hombres, está la Montaña de
Sión. El Hemisferio Sur es de agua y ha sido vedado a los hombres; en el centro hay una montaña
opuesta a Sión; es la Montaña del Purgatorio. Bajo la montaña de Sión, pero mucho más ancho, se
abre hasta el Centro de la Tierra un cono invertido: el infierno, dividido en nueve círculos
decrecientes, como gradas de un anfiteatro; en el centro, Lucifer.” Hilger continúa: “Una grieta que
abrieron en la roca las aguas del río Leteo, comunica el fondo del Infierno con la base del
Purgatorio, (como veremos luego este pasaje de la obra del Dante tiene su correspondencia en el
edificio Barolo. N. del A.) .

“En la ladera del Purgatorio se escalonan siete terrazas, que significan pecados mortales. El edén
ocupa su cumbre. Giran en torno de la Tierra, nueve esferas concéntricas: los nueve círculos de
Ptolomeo, las siete primeras son los cielos planetarios: Luna, mercurio, Venus, sol, Marte, Júpiter,
Saturno (la Luna y el sol eran considerados planetas), la octava era el cielo de las estrellas fijas; la
novena el Cielo cristalino, rodeado por el Empíreo (en el Barolo, el Empíreo o Luz Divina está
representado por el faro que remata el edificio).

“La Tierra es como un péndulo con el hemisferio Norte hacia abajo y el Sur hacia arriba; su cielo
está precedido por la Constelación de “la Cruz del Sur” (Purgatorio 1, 22, 27). Allí se ubica la
entrada de los Cielos, así como se entra al Infierno por debajo de Jerusalén. Sobre esta Constelación
de la Cruz del Sur, florece una rosa inconmensurable- “la rosa de los Bienaventurados”-
(reminiscencia de “la Rosa Alquímica” y de la Fraternidad Rosa Cruz. N. del A.), alrededor de un
punto que es Dios”. Como dato significativo, sobre el faro del palacio Barolo, la Constelación de la
Cruz del Sur se ve alineada con el eje del edificio en los primeros días del mes de Junio, entre las
19,30 y 19,45 hs., lo cual lo convierte en un “Axis Mundi”, es decir en un punto o centro de fusión
Cosmotelúrico.
Un documento firmado por el administrador del Palacio Barolo, el Lic. Roberto Campbell, que obra
en mi poder, da cuenta de mi primer visita- no deliberada- el día 21 de Junio de 2002, fecha que
coincide con el Solsticio de invierno, siendo por demás significativa esta ocurrencia, dadas las
implicancias esotéricas de tal día, no solo en función de los rituales que se realizan desde antiguo,
sino, como veremos más adelante con un misterio asociado a Julio Verne, según descubriera el
escritor Juan José Benitez. Amablemente recibido por el Lic. Campbell, realicé una visita guiada al
edificio con intención de conocer algunos detalles importantes para este trabajo.

Entre otras cosas llamativas del enigmático Palacio Barolo, lo primero que se aprecia cuando uno
ingresa al hall del edificio son los diseños geométricos que decoran las baldosas o mosaicos a lo
largo del Pasaje o galería que une las dos entradas ubicadas entre la Av. de Mayo y la calle Hipólito
Irigoyen. Flanqueadas por una serie de Rosetones de vidrio de tipo esmerilado que permiten el
ingreso de la luz al subsuelo, cuyo formato circular está dividido en 16 pétalos, se distinguen tres
diseños cuadrangulares con superposiciones octogonales; siendo el que se halla en el centro de la
galería, justo debajo de la cúpula-que hace techo en el tercer piso-el más elaborado de ellos.
Recordemos aquí lo dicho anteriormente respecto del octógono, que suele representar el Eje del
Mundo, epicentro de las radiaciones cosmotelúricas, es decir: “la unión del Cielo y de Tierra”. En
este lugar se observa un punto de bronce en el que se ubicaba originalmente, una estatua de” un
Cóndor con el cuerpo del Dante elevándolo al Paraíso”.

Con la intención de registrar fotográficamente estos detalles, convoqué a la fotógrafa profesional


Nora Falcioni -a quien me une un gran afecto y amistad- en el curso del año 2002, con la cual
habíamos realizado un trabajo similar en años anteriores en la Basílica de Luján (reproducción de
una Catedral gótica del siglo XIII, de inspiración templaria), que conforma parte de un trabajo de
investigación que volcaré en una futura publicación.

En la recepción del Palacio Barolo, tomé contacto con el encargado del edificio, el Sr. Carlos E.
Mamani, que gentilmente me facilitó algunas publicaciones que informaban sobre las curio-sidades
del inmueble. Preguntándole si conocía alguna relación arquitectónica singular que tuviera una
conexión directa con el “Infierno del Dante” allí representado, me reveló que el antiguo encargado
del edificio, el Sr. Héctor Godoy, que había estado al servicio del ing. Luis Barolo, le había
comentado la existencia de un “Tesoro oculto”. Quizás, éste podría estar escondido en un pozo
ubicado en el segundo subsuelo, el cual conduce a un río subterráneo (como el Leteo, en la obra
dantesca) que puede ser visualizado y el ruido que produce la corriente ser percibido.

A tal fin convoqué en otra oportunidad a Miguel Doura, un amigo espeleólogo, andinista y
fotógrafo profesional, a realizar una primera inspección del lugar y tomar algunas fotografías para
documentar la investigación. Con todos estos datos, nos dirigimos a la Asociación Argentina de
Radiestesia, para conversar con el ing. Guido Bassler, quien se desempeñaba como profesor y
Presidente de la institución. Allí fuimos recibidos por el profesor Juan Carlos Russo, quien nos
informó que del mal estado de salud del ingeniero, y de la imposibilidad de atendernos (poco
tiempo después, en el mes de febrero de 2003, el Ing. Bassler fallecería a causa de una vida
expuesta a radiaciones de carga negativa, y su avanzada edad). Sin embargo con el Sr. Russo, quien
ahora estaba al frente de la Asociación, nos habíamos conocido a mediados de la década del ‘90 en
la Biblioteca Privada y Escuela de Terapias Alternativas: “Dion Fortune” en Buenos Aires, donde él
daba un curso de Radiestesia y yo uno referente a Piramidología, donde entablamos amistad.
Recordando aquellas circunstancias, le narré lo referente al Palacio Barolo, y quedó entusiasmado,
comprometiéndose a realizar una inspección y medición radiestésica en el edificio, aprovechando la
visita de la arquitecta colombiana, Consuelo Ardila; profesora titular de geobiología en la carrera de
arquitectura de la Universidad Autónoma del Caribe, especializada en la materia, con la cual
viajarían luego a Montevideo, Uruguay, donde tendrían oportunidad de visitar el Palacio Salvo
(gemelo del Barolo).
A su regreso, el Sr. Russo me informó que sobre los trabajos prospectivos en el Palacio Barolo se
había verificado no solo la existencia de un río subterráneo, sino dos ríos que circulan por debajo
del edificio. Sobre la avenida de Mayo, frente a la entrada principal del edificio, circula la línea:
“Catedral-Primera Junta” de metro, (subterráneo o Subway), más antigua de Buenos Aires,
inaugurada en 1913 durante la Presidencia de Victorino de la Plaza, constituyéndose en la más
antigua de Latinoamérica y la 13º ciudad del mundo en contar con este transporte público; Sumado
a la gran cantidad de instalaciones de distintos servicios públicos, como telefonía por cable, cañerías
de agua potable y de gas, etc., provocan una importante interferencia en el análisis radiestésico del
subsuelo, imposibilitando por el momento al detección del presunto “tesoro oculto” y de las
características del mismo, al menos en ese lugar. Aún así han arriesgado la opinión “que el mismo,
no estaría constituido por valores monetarios en metálico o de algún otro tipo”.

Podría especularse que quizás se tratase de alguna clase de código o documentación relacio-nada a
un determinado conocimiento oculto afín a la temática Dantesca. ¿Nos encontraríamos con una
literal entrada al Inframundo, y el “Tesoro” oculto sería la llave que nos permitiera abrir dicha
puerta? Literalmente la palabra de origen latino: “Inferno” (Infierno), significa: Inferior o mundo
inferior, es decir, lo que está debajo de nuestros pies. En lenguaje del Dante, esto hace referencia al
mundo profano, en oposición al mundo espiritual (Tierra Santa o Tierra de los Santos), también
llamado mundo de “Los Cielos”, que corresponden a los grados de la jerarquía Iniciática de las
Sociedades Mistéricas. Es necesario conocer el lenguaje secreto en el que ha sido escrita” La Divina
Comedia”, para poder interpretarla, ya que una lectura literal no nos revelará más que un contenido
poético, maravilloso para algunos y tedioso para otros.

A tal fin, recomendamos leer las obras de René Guénon, particularmente: “El Esoterismo del
Dante” y “Esoterismo Cristiano”, de los cuales extractaremos algunos párrafos para aclarar
conceptos.
En el capítulo segundo de la primera de las obras mencionadas, René Guénon hace referencia a
“...dos medallas que se encuentran en el Museo de Viena, de las cuales una representa al Dante, y la
otra, al pintor Pedro de Pisa, ambas -dice Guénon- muestran en su reverso las letras F.S.K.P.F.T.,
letras que son interpretadas por Aroux (autor que señaló junto a Rossetti, la existencia de una
dimensión esotérica en la obra del Dante) de la manera siguiente: “Frater Sacrae Kadosch,
Imperialis Principatus, Frater Templarius“ para las tres primeras letras, esta interpretación es
notoriamente incorrecta y no proporciona un sentido que pueda considerarse intelegible, aclara
Guénon. Opinamos que es preciso leer: “Fidei Sanctae Kadosch”; La asociación de la FEDE Santa,
de la cual Dante fue aparentemente uno de los jefes, era una organización, una tercera orden de
filiación Templaria, lo cual justifica la denominación de Frater Templarius. Sus dignatarios
ostentaban el título de Kadosch, palabra herética (hebrea) que significa “santo” o “consagrado”, y
que aún perdura -incluso en el presente- como apelativo de los más altos grados de la masonería. De
todo lo cual se desprende la razón que guió al Dante en la elección de San Bernardo como
navegante final del viaje celeste (Paraíso XXXI), ya que éste fue quien dió forma y contenido a la
regla de la Orden del Temple. De este modo, Dante parece haber querido indicar que sólo por
medio de San Bernardo era posible, en el marco de las condiciones de la época, el acceso al Grado
Supremo de la Jerarquía espiritual”. En “El Esoterismo cristiano”, René Guénon, dedica cuatro
capítulos en el análisis de obras de otros autores que relacionan el lenguaje secreto del Dante con la
Sociedad Secreta denominada “Fieles del Amor” (Fedeli d’Amore) de la cual algunos sospechan
que el poeta Florentino había ocupado un alto cargo. Guènon, por su parte ni confirma ni niega
dicha filiación, solo haciendo referencia al carácter iniciático de la que hace gala la obra de
Alighieri, solo comprendida en su totalidad por quienes forman parte de dichas ordenes, aunque
reconoce el valor de algunos que han intentado” rasgar el velo”.

Solo como dato para reflexionar, diremos para concluir respecto de la obra del Arq. Palanti, -que
también fue miembro de La Fede Santa- (sociedad que perdura hasta nuestros días) que éste dio la
curiosa denominación para el Palacio Barolo y el Palacio Salvo, como el de: “Las Columnas de
Hércules” del Río de la Plata. Platón, el filósofo griego, comenta en “El Timeo o la Naturaleza” y
en “Critias o el Atlántico” que tras las dichas “columnas... se encontraba: La Atlántida”, el mítico
continente. Por su parte Ernesto Morales, en su obra: “La Atlántida, un continente desaparecido, su
historia y su leyenda” (Bs. As., 1940, Cap. III, Págs. 32 y 33), llama la atención del lector con un
comentario del Cronista de Indias, Pedro Sarmiento de Gamboa quien en su “Historia Indica”, nos
recuerda aquellos versos de Dante Alighieri: (purgatorio I,22-27)

Io mi volsi a man destra e posi mente


All’altro polo, e vidi quattro stelle
Non viste mai fuor ch’alla prima gente
Goder parea il ciel di lor fiammelle:
O settentrional vedovo sito
Poi che privato sei di veder quelle!

(traducido: “Me volví a la derecha y me hallé enfrente del otro polo, y vi en él cuatro estrellas que
sólo ha visto la primera gente. Gozaba el cielo de sus llamas bellas; oh, viudo Septentrión, pues que
privado tu por siempre jamás has de estar de ellas!”) Y he aquí la pregunta que surge de la lectura
de estos hermosos versos: ¿cómo Dante, en el año 1300, viviendo en Verona o Padua pudo hablar
de esas “cuatro estrellas” antárticas que forman la Cruz del Sur? ¿Qué leyenda conocía él acerca de
su existencia en el cielo austral? ¿A qué “primera gente”, única que según él, pudo verlas, se refiere
el poeta florentino?”

Morales responde las preguntas que formula, diciendo que: “Innumeras explicaciones, lógicas y
teológicas, se han querido dar al hecho. Todas son insuficientes. Sólo queda la profecía: casi
doscientos años antes del descubrimiento de América, un hombre de Europa habla de una
constelación que sólo Vespucio o Magallanes conocerían.

“Tradiciones mediterráneas, nacidas en Grecia y llevadas a la península latina, pudieron llegar hasta
Dante-aventura Morales- y éste conocerlas y acogerlas en su gran libro. Esas tradiciones son
gemelas de las que nos hablan de un continente desaparecido en cuyo cielo esas cuatro estrellas
resplandecían”. La obra de Morales, rica en detalles de este tipo, no recala en la relación del dante
con la “Fede Santa”, de la que hicimos mención, y el hecho de que la misma es una orden de
filiación Templaria. Esto nos lleva a considerar las afirmaciones del antropólogo francés Jacques de
Mahieu, y a los trabajos del Grupo “Delphos” a cargo del Ing. Fernando M. Flugberto Martì,
quienes sostienen la presencia Templaria en el continente Sudamericano y en particular en la costa
atlántica de la Patagonia Argentina, donde habrían levantado una fortaleza. Tras ocho expediciones
realizadas al Golfo San Matías y al cerro “El fuerte”, entre 1997 y el año 2000, el grupo Delphos, ha
recabado bastante información sobre el posible asentamiento de la orden Templaria, producto de de
excavaciones in situ, donde se ha podido observar piedras labradas con símbolos característicos
como la Cruz, el sol, la Luna, laberintos serpenteantes y otras figuras de tipo rúnico que se pueden
apreciar en el sitio de Internet (www.delphos.com.ar), y en las vitrinas y estantes del Museo
Regional Don Bosco de Rawson, originalmente conocido como Museo Salesiano, ubicado en la
provincia de Chubut, Argentina. “Las piedras labradas de Rawson” como también se las conoce,
fueron investigadas hace mucho por el amigo antropólogo Dick Edgar Ibarra Grasso y por el
investigador Enrique Garcìa Barthe -a quien conocí en los funerales de Dick- quienes sostenían la
autenticidad de las mismas, (al margen de las copias que se pudieran haber realizado) a las cuales le
atribuían un posible origen polinésico o procedentes del Medio Oriente. García Barthe, continuador
de las hipótesis del investigador Bernardo Graiver quien publicara la obra: “Historia de la
Humanidad en la Argentina bíblica y biblónica”, sostiene que” la toponimia de la provincia de
Chubut abunda en denominaciones de origen semítico.” El Ing. Flugberto Martì, al igual que el Dr.
Guillermo A. Terrera, sostienen amparándose en sus investigaciones en torno a la figura del
“caballero Parsifal” de la leyenda Artúrica, según el relato del trovador y caballero teutónico
Wolfram von Eschenbach, titulado: “Parzival”, que el Santo Grial o Grâal (entendiéndose como
copa o recipiente) habría sido transportado a la “tierra de Argentum” (Argentina: tierra de la plata).

Martì, sospecha su ubicación en el fuerte templario del golfo San Matías, y el Dr. Terrera en la
ciudad subterránea del cerro Uritorco, en Capilla del Monte, Pcia. de Córdoba (Rep. Argentina),
como veremos más adelante. Esta incursión Templaria a la Argentina sería en todo caso uno de los
secretos mejor guardados a lo largo del tiempo. Si este secreto era conocido por el Dante y los
miembros de la Fede Santa, se podría especular que el Arq. Mario Palanti, y el Ing Barolo ocultaron
en algún lugar del edificio, alguna información-para aquel que sabe ver- que confirmaría esta
sospecha. Sin embargo tratándose de un “tesoro”, éste puede ser interpretado de diferentes modos.
¿Nos propone este desafío que allí se oculta un tesoro templario, acaso el mismísimo Santo Grial?,
o ¿siendo el Palacio Barolo y el Palacio Salvo: “Las Columnas de Hércules del Río de la Plata”,nos
indican que aquí se resuelve el enigma de la Atlántida?¿Se encuentra en este emplazamiento una
puerta que conecta con el Reino Subterráneo de Agharta, y que como sugieren autores como Saint
Yves d’Alveydre o Florencio de Basaldúa, se corresponde con otra dimensión de la realidad,
poéticamente expresada como una experiencia onírica?

Finalmente nos preguntamos: ¿ésta puerta se abre sólo al iniciado, durante el solsticio de Invierno,
cuando el edificio se alinea con la Cruz del Sur, conduciéndolo al “Tesoro alquímico que
simbólicamente tiene como guardianes a los dragones representados en las columnas y lámparas
que observamos en las entradas y en la recepción o hall del edificio? Quizás sólo debamos estar
preparados para el próximo 24 de junio para conocer la respuesta.

JAVIER E. STAGNARO

Extraído de su libro: “AUSTERRiA“ La Puerta Secreta a los Túneles de Agharta


MITO Y REALIDAD DE UN CONTINENTE SUBTERRÁNEO

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