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Llevar a cabo un ratito de rutina diaria va a modelar nuestra mente de modo que, en un futuro
cercano, habremos instaurado en ella una nueva manera de ver las cosas. Eso s: siempre a base
de razonar. Si no nos creemos lo que nos decimos, no lo sentiremos. Ms que nunca, aqu
tenemos que aplicar el lema: Convencer antes que vencer.
Ejemplo de Juan:
Joan haba discutido por la maana con su mujer acerca de su proyecto de cambiar de trabajo. l
deseaba abrir un despacho de abogados, a lo que su esposa se opona. Ella no poda soportar que
dejase su empleo como funcionario. Por dos razones, por la prdida de seguridad y porque
imaginaba que el gabinete le iba a robar tiempo de dedicacin a la familia. Joan se enfad porque
su mujer quera imponerle su voluntad y, adems, cuando sala el tema, poda ponerse agresiva.
Aquella maana haba sido as. Joan estaba muy estresado por el asunto y no dorma bien. El
objetivo de su rutina del debate era verse menos afectado y no desear mandar su matrimonio a la
porra slo por eso.
El primer paso consisti en hallar las creencias irracionales que le haban llevado a enfadarse hasta
el punto de gritar, l tambin, aquella maana. Y las encontr rpidamente:
La rutina del debate demanda creer en los pensamientos racionales que redactamos, estar
convencidos. Si slo nos repetimos esas frases como loritos, sin creer en ellas, no estamos
haciendo nada. Por eso, hay que debatir en contra de los deberas y los no-lo
puedosoportitis , argumentarse una y otra vez, hasta aceptar las nuevas creencias.