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Las ocho bienaventuranzas que nos ense Jesucristo, y son ciertos actos
de virtudes y dones que especial mente, disponen para la bienaventuranza
celestial, en la que se dar el premio correspondiente por cada una de ellas,
como nos ensea el santo Evangelio. Los que las poseen son ciertamente
felices y bien aventurados en lo que cabe en este mundo, como lo vers por
la breve explicacin que voy darte de cada una de ellas.
Con esto ves, hijo mio, cunto te interesa no poner tu afecto en las cosas de
ac abajo; porque, adems de excluirte de la bienaventuranza propia de los
pobres de espritu, te serian una carga que te ocupara y tendra encorvado
continuamente bajo su peso, por cuya razn dijo Jesucristo en su Evangelio
En donde est tu tesoro, all est tambin tu corazn; cuales palabras explica
san Juan Crisstomo, diciendo: Que un corazn pegado las cosas y
riquezas terrenales es incapaz de entender las verdades que conducen al
reino de los cielos, est sordo las voces del Seor, que declara, que son
bienaventurados los pobres de corazn y de espritu Y lo que se dice de las
riquezas, se debe entender de todas las otras cosas cuyo amor seorea el
corazn del hombre; porque todas ellas estn comprendidas bajo este
nombre de tesoro en donde est nuestro corazn. Sea el cielo el nico tesoro
objeto de tus deseos, y sers feliz. La ansiedad y desmesurada solicitud de
las cosas terrenas son la causa de la infelicidad de las personas.