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nS eee Pog eee eno SUC eUTy OST ON ane) Na eee ISS POE CA EMU Cen Ea OTRCoRS COR COROT ANO 9 N°9 - BUENOS AIRES, ABRIL DE 2001 - ISSN 0327 - 9901 - $ 10.- SUMARIO WPresentacién, Pedro Krotsch ArricuLos Las Politicas Universitarias en América Latina en los aiios noventa: del Estado Proveedor al Estado Gerente, Nicolds Betancur Elfin del populismo académico autoritario, Roger Bartra Huelga Finisecular en la Universidad Nacional Auténoma de México (uNaM), Jorge G. Castaiieda /-Joel Ortega Los universitarios en la lupa: evaluacién de la calidad, incentivos a la actividad investigadora y sus efectos en la profesiGn académica, Sonia Marcela Araujo ‘Seguimiento de los estudiantes con rendimiento deficitario, Mario Toer ENSAYO. |: recreacién de la dimensién publica de la universidad, Osvaldo M. Jazzetta Lo paiblico universitario como conquista, Guillermo O’Donell ENTREVISTA Problemas actuales y futuros de la universidad argentina, José Luis Coraggio Cambiar la universidad para mejorar la sociedad, Juan Carlos Pugliese (h) DOSSIER: LLA HISTORIA DE LA UNIVERSIDAD Estudiantes, universidad y peronismo: el triéngulo imperfecto, Marcela A. Pronko Peronizacién de los universitarios (1966 - 1973), Ana M. Barletta RESENAS El ingreso a la Universidad. Las experiencias de Argentina y Brasil, Claudio Diaz ‘A Universidade em Ruinas, na Repiblica dos Professores, Artigo de Renato Janine Ribeiro Educacién superior en el siglo XI, Desafio globaly respuesta nacional, Axe! Rivas ILUSTRACIONES DE JORGE ABOT urante la década pasada hemos pre- senciado la imple- mentacién de po- Ifticas de educacién superior relativamente semejantes en toda Ia region. Si bien la orientacién general de la po- litica educativa tuvo como eje central Ia idea fuerza de la descentralizacién y su contra- parte necesaria la evaluacién, en la educaci6n superior estos cambios supusieron también un incremento en el control del Estado, al mismo tiempo que las politicas se orientaron a fortalecer el mercado edu- cativo asi como a estimular la introduccién de criterios de eficiencia ligados a la compe- tencia entre instituciones.y personas. Este proceso de re- forma puede ser caracterizada como la tercera reforma uni- versitaria de la regisn y la se- gunda de carécter fundamen- talmente exégeno: la primera que se remonta a 1918 fue ba- sicamente impulsada desde la base por el reclamo de los es- tudiantes, la segunda reforma de los sesenta intenta desa- rollar un nuevo modelo de universidad orientada a asi- milar el modelo académico PRaaanTO UNERTARO 3 norteamericano en la regién, reemplazo de la céitedra por el departamento, estructuras cu- rriculares mas cortas, desarto- Ilo de los posgrados de corte norteamericano, pero tam- bién impulso a la investiga- cién, creacién de nuevas ca- eras, etc. Este segundo mo- vimiento histérico que se de- sarrollé en el marco de una enorme explosién de institu- ciones, alumnos y docentes, preanuncia el desarrollo del sector privado, se feminiza la matricula y desarrollan las co- munidades académicas en el contexto global en el que el proceso de sustitucién de im- portaciones y la planificacién vineulaban el futuro de la universidad a la complejiza- cién vertical del aparato pro- ductivo y el empleo. Este pro- ceso de reforma y moderniza- cién no se desarrollé en la Argentina con la misma ve- hemencia que en otros patses de la region. La orientacién de los gobiernos militares que se sucedieron a partir de 1966 estaban fundamentalmente preocupados por encapsular a Ja universidad més que en in- cluirla dentro de un proceso de desarrollo y modernizacién sostenido. La cultura y la ciencia constitufan un pro- blema a combatir y controlar en el marco de una orienta- cién ideol6gica y cultural an- tiilustrada. Més recientemen- te, el proceso de democratiza- ci6n que se abre a partir de 1983 y la simultdnea normali- zacién de la universidad supu- so que democracia es igual a cambio e innovacién de las instituciones. La universidad se democratiz6, se abrié a la influencia internacional, en gran medida se reconstituye- ron de manera lenta y parsi- moniosa comunidades cienti- ficas que habfan sido diesma- das, pero las estructuras aca- démicas tradicionales con la cétedra como unidad central, los modelos de gestién, la orientacién profesionalista, la incidencia de las corporacio- nes profesionales, la influen- cia del campo politico en la vida interna de las institucio- nes, etc, no se modificaron en. Jo fundamental. El supuesto retorno a la prestancia del pe- riodo 55-66 que se habfa ima- ginado 0 sofiado, en que se combinaron impulso cientifi- co, democracia e innovacién, no pudo ser retomado pues los actores no eran los mis- mos, el talante intelectual se habia resquebrajado y la me- moria habfa sido dolorosa- mente obcurada por casi dos décadas de represién funda- mentalista. Hoy esta fractura permanece irresuelta como carencia de memoria y conti- nuidad en los actores y las instituciones, al mismo tiem- presentacton po que la dificultad en saldar y procesar el pasado dificulta también el imaginar nuevos horizontes y futuros posibles. El sistema tenfa hasta 1989 casi 5O universidades la mi- tad de las cuales eran piblicas y el resto privadas. En 1990 con el cambio de gobierno y como parte del proceso de re- forma del Estado, en el marco de una profundizacién de la politica neoliberal, la politica universitaria especialmente luego de 1993, se incorpora ya de manera franca a las politi- cas impulsadas por los orga- nismos internacionales en América Latina. Esta politica que se expresé a través de re- formas sectoriales se cristali- zard en la Ley 24.521 de Edu- cacién Superior de 1995, sera facilitada por la existencia de un liderazgo claro, en una co- yuntura caracterizada por la hegemonia politica del parti- do gobernante y una agenda de transformaciones que si bien en ejecucién en gran parte de la region requeria de Ja capacidad politica y técni- ca para ponerlas en practica en un espacio fundamental- mente resistente a las medi- das. En este contexto, sin un diagnéstico claro y explicito acerca del sistema y sus mo- dalidades de reproduccién, sin un ideal de universidad nueva que caracterizaron a las dos reformas universitarias anteriores de la regién, se im- pulsan cambios sectoriales que no lograrn modificar el patron de universidad tradi- cional prevaleciente. Se PRGARENTO ONVERSTTANG crean nuevas universidades piblicas y privadas, que lle- gan ahora a casi 90, se esta- blecen mecanismos e institu- ciones de regulacién, y eva- luacién, fondos especiales pa- ma el mejoramiento de las ins- tituciones, incentivos a los docentes investigadores, en un contexto en el que las dis- putas en torno a las medidas son menos una disputa en tomo a dos modelos explici- tos de universidad que posi- cionamientos politicos de cir cunstancia. De abi la falta de un debate académico e inte- lectual que merezca inscribir- se en la historia de los deba- tes universitarios. Esta tercera reforma y esto vale para el conjunto de América Latina, es como dice un autor norte- americano especializado en América Latina, amorfa, no tiene un objetivo reconocido asi como tampoco tiene un punto de partida 0 un inicio claramente identificable. A diferencia de la reforma de los sesenta ésta estuvo més alentada por el desencanto con lo realizado en la regién en las décadas anteriores, que por el ideal de forjar una nue- va universidad. Fue més un esfuerzo de correccién y una terapia que un acto con pre- tensiones fundacionales. Fue ante todo un esfuerzo de fun- cionalizacién en gran medida ligada a la necesidad de racio- nalizacién de procesos y es- tructuras. La impronta de la denominada "universidad de los abogados" como fue carac- terizada la universidad profe- sionalista latinoamericana no modified en lo fundamental su perfil. La participacién en la produccién de conoci- miento a nivel mundial de- crecié en términos relativos, sobre todo debido a la emer- gencia de nuevas regiones co- mo el sudeste asiético, con politicas cientificas y univer- sitarias activas fuertemente ligadas a los impulsos del de- sartollo. Sin embargo se ob- servan diferencias en la re- gién. Mientras Brasil ha in- crementado su inversién en investigacién cientifica y tec- nolégica superando el 1% del Pal, y ha sabido vincular tam- bién el proceso de privatiza- ciones al desarrollo cientifico del pais, en la Argentina la participacién no llega a la mitad. Pero no se trata slo de un problema de inversién, se trata de un problema sisté- mico, de articulacién entre tipos de investigacién, acto- res del sistema y modelo de desarrollo. En este contexto la universidad debe definir su rol y perfil teniendo en cuen- ta el papel de los diferentes sectores que componen la educacion superior: universi- tario piiblico y privado, no universitario (de formacién docente y técnico). EI nuevo gobierno nacional que se inicia en 1999 orienta su accién dentro de un marco de politicas hoy hegeménico y en lineas generales ya esta- blecidas en el pais sin que se observen rupturas significati- vas en materia de politica cientifica y universitaria. En presentacion gran medida las politicas an- teriores continian ya rutini- zadas en un marco en el que los actores y los intereses de los actores prevalecientes son distintos. La politica universitaria de Ja ahora Secretaria de Educa cién Superior se plantea la integracién del sistema ter- ciatio, el estimulo a las refor- mas institucionales, el desa- rrollo de las denominadas dis- ciplinas nticleo, la introduc- cién en el curriculum de practicas sociales asf como entre otras cosas el estimulo a la movilidad de los estudian- tes. El tono es correctivo den- tro de un sistema fundamen- talmente dinamizado por una demanda credencialista. En este sentido, el cambio en nuestras instituciones y el sis- tema ha sido y es més reacti- vo que sustantivo o proacti- vo, més producto moldeado por la demanda de titulos, que crecimiento asentado y multiplicado por la fecundi- dad de los cuerpos disciplina- rios, la produccién de conoci- miento o el desarrollo de po- liticas de transformacién. Ne- cesitamos de un enrome im- pulso reformista y reformador para transformar el nivel ter- ciario. Su papel no es menor residual y dos temas ademas de los presupuestarios de base son vitales, el del papel de los sectores entre ellos especial- mente el terciario no univer- sitario y el papel de a pro- duccién de conocimiento. Pero tampoco puede dejar de comprometerse con la grave PENS anaENTO UNIVERSITARIO cuestién social que sin duda constituye un extraordinario reto a la capacidad intelec- tual e investigativa de la uni- versidad, cuestién vinculada también a la construccién de una ciudadania plena. La uni- versidad debe comprometerse también con el conjunto del sistema educativo. Debe asu- mirlo. La universidad pablica es parte del Estado pero tam- bién es un actor de la socie- dad civil. Es en este espacio estratégico que podria cum- plir con el papel de intelec- tual colectivo, de conciencia critica y reflexiva del conjun- to de la sociedad. Pero para esto tiene que combinar ga- rantizar la transparencia del espacio publico, condicién basica de la autonomfa res- ponsable, lo que supone por cierto no estar condicionada por ldgicas que pertenecen a otros espacios de lo social. La universidad no puede asi de- jar de estar incluida en los de- bates que hoy se plantean en relaci6n a la gestién de los es- pacios publicos. Este ntimero de la revista que es un puente hacia el simbélico diez, gira fundamentalmente en torno a estos problemas, al mismo tiempo que contintia con en- trevistas orientadas a discutir los problemas del sistema sin olvidar Ia historia, que es siempre un estimulo y un re- quisito indispensable para pensar tun futuro posible. Pedro Krotsch Las Politicas Universitarias en America Latina en los anos noventa: del Estado Proveedor al Estado Gerente Nicolas Betancur! les se redimensionaron ~redu- ciéndose- y sus productos, las politicas piblicas, cambiaron sus orientaciones y racionali- dades de disefio e implemen- tacidn, en tomo a ejes como la descentralizacién , evalua- cién, tercerizacién de funcio- nes e incorporacién de practi- cas propias de la empresa pri- vada. Las politicas de los Estados nacionales hacia los sistemas universitarios no escaparon a esa tendencia general, lo que explica que, ain tensando la tradicional concepcién de au- tonomia de las universidades, esas politicas hayan ostenta- do sustanciales similitudes en todo el subcontinente. Los nuevos instrumentos de coor- dinacién y regulacién del sis- tema explicitan el pasaje de un tipo de Estado "provee- dor", comprometid con el desarrollo universitario como una manifestacién mas de su involucramiento activo en las actividades sociales y econé- micas, a otro que calificamos como "gerente", por su exte- rioridad a la légica de estas instituciones y su afinidad con la forma de funciona- miento del sector privado de la econom{a. 2. Desde finales de los afios setenta - y con especial vigor en la década siguiente - se re- gistra en el mundo una pro- funda mutacién en los princi- pios que orientan la gestién pablica en general y el disefio ¢ implementacién de las poli- ticas piblicas en particular, Nicolds Betancur ——— signada por el ocaso del mo- delo tradicional de adminis- tracién publica y el ascenso del paradigma del Nuevo Ge- renciamiento Pblico (en adelante: NGP). El elemento contextual que ambienta dicho trasiego es la crisis del modelo de estado de bienestar, cuyo inicio puede situarse a mediados de la dé- cada de 1970. En dicha épo- ca, autores neomarxistas co- mo O'Connor (1974) y Offe (1990) daban cuenta de las contradicciones que en esa fase de su desarrollo experi- mentaba el estado capitalista, atrapado entre el constante incremento de las demandas de la sociedad, y Ia limitacién de los recursos disponibles pa- ra satisfacer las mismas sin afectar severamente las pau- tas de acumulacin del capi- tal y la propia reproduccisn del sistema?, La crisis econd- mica internacional impulsada por el alza de los precios del petréleo constrifié atin mas los margenes de maniobra de los gobiernos, que pata con- trolar la inflaciGn y reducir el creciente déficit fiscal co- menzaron a restringir el gasto piiblico y a exigir una mayor racionalidad en el mismo. Ambas estrategias -menor gasto y racionalizacién- son en definitiva complementa- ias, por cuanto cualquier res- triccién del gasto publico exi- ge una eleccién entre opcio- nes disponibles de cancela- cién o recortes de programas, que idealmente debera estar informada por la distinta cefectividad e impacto de cada uno de ellos. En América La- tina, estas tendencias toma- ron especial impetu desde fi- nes de la década del ochenta, signada por los pobres resulta- dos obtenidos en los indica- dores econémicos y sociales. Para comprender adecuada- mente la naturaleza y entidad de los cambios en la gestién piblica, debemos previamen- te hacer una breve referencia al esquema de la Administra- cién Publica Tradicional (en adelante: APT) que se intenta superar’. En esencia, el mode- lo weberiano se encarna en un presupuesto basico: la ob- tencién de la racionalidad en la actuaci6n administrativa se apoya en la estructura jerér- quica, y se concibe como consecuencia de la especiali- zacién y acumulacién de ex- periencia derivadas de la se- guridad e incentive propor- cionados por la carrera admi- nistrativa al funcionario, y de la restriccién de la discrecio- nalidad de éste por medio de 2 La figura del "welfare sate” se situé en realidad bajo fuego cruzado: con distin- tos argumentos y preocupaciones, ya ven{a siendo cuestionado por te6ricos neo- liberales como Von Hayek y Friedman. 3 Es conveniente advertir desde ya que el esquema organizativo de las universi- ddades siempre fue peculiar, y por tanto los principios de la APT nunca se le apli- caron enteramente. No obscante, en lineas generales éstos informaron su forma de funcionamiento. normas y regulaciones preci- sas que determinan sus dere- chos, deberes y competencias, sometiéndolo asf al cumpli- miento de sus tareas de acuer- do a procedimientos preesta- blecidos y a vigilancia admi- nistrativ: Lane (1995), identifica al- gunas deficiencias intrinsecas que se le han imputado a este paradigma: centralismo, por poner a cargo de las jerar- quias administrativas proble- mas rutinarios; formalismo, tributario de la creencia en que la aprobacién de nuevas normas soluciona los proble- mas; ritualismo, derivado de la devocién por las formas, y concretado en a exigencia de trémites y requisites innece- sarios; desconfianza en usua- rios y funcionarios, eviden- ciada en la multiplicacién de los controles; y uniformismo en las soluciones que se apli- articulos can a situaciones diferentes: estructuras ministeriales, sis- temas de compras, sistemas de contralor, etc. En sfntesis, para sus criticos la preocupacién predominan- te de la APT por las garantias, Jos procesos y las formas ac- tuaria en detrimento de la eficacia en la gestion y de la obtencién de resultados. Como desarrollo de estas criticas y con pretensiones de modelo superador es que apa- rece el NOP. No se trata ex- clusivamente de un conjunto de principios organizativos de naturaleza teérica -como los difundidos por Osborne y Gaebler (1994)-, sino tam- bién de un paquete de refor- mas que ha sido impulsado por diversos organisms in- temacionales y que se ha ma- terializado efectivamente en diversos patses desarrollados, con el Reino Unido de That- cher como abanderado, y del Tercer Mundo; de alli la tras- cendencia de su anilisis. Segiin lo ha sintetizado Hood (1991:4), las principa- les recomendaciones del NCP son las siguientes: * Involucramiento de geren- tes profesionales en el sector pablico, con el objeto de que en la ctispide de las organiza- ciones se ubiquen personas visibles y responsables por su gestion, que para ello deben contar con "libertad de geren- ciamiento" (free to manage) * Explicitacién de los estan- dares y medidas de rendi- miento: fines, objetivos, indi- PENEaMENTO UNIVERSITARIO cadores de efectividad, prefe- rentemente expresados en términos cuantitativos. * Marcado énfasis en el con- trol de los productos, lo que conlleva la supeditacién de la asignacién de recursos a la perfomance desarrollada. * Tendencia a la desagrega- cién de unidades en el sector pablico, para lo cual deberfan sustituirse las unidades mono- liticas por una serie de agen- cias descentralizadas. * Introduccién de la compe- tencia a la interna del sector ptblico, canalizada por medio de contratos condicionados que favorecerin a aquellas agencias que ofrezcan menores costos y mejores productos. * Introduccién de estilos de gerenciamiento propios del sector privado, con el objeti- vo de alcanzar més flexibili- dad en la gesti6n. * Mayor disciplina y parsimo- nia en el uso de los recursos piblicos, mediante recorte de gastos, incremento de la dis- ciplina laboral, resistencia a las demandas corporativas de fancionarios, etc. 3. Cualquier observador atento de las politicas promo- vidas por los Estados naciona- les latinoamericanos hacia los sistemas universitarios, repa- rard en las correspondencias entre este catélogo y los ins- trumentos hoy en boga en el sector: evaluacién de los pro- ductos universitarios, consti- tucién de organismos estata- les de coordinacién del siste- ma, incentivos a la producti- vidad docente, descentraliza- cién y multiplicacién de ins- tituciones del subsector pii- blico, expansién de su con- traparte privada, diversifica- cién de las fuentes de finan- ciamiento, promocién de la vinculacién universidad — empresa y establecimiento de fondos competitivos, frecuen- temente canalizados a través de contratos (Bentancur 2000). Con distinta exten- sién e intensidad y mediados por las variables domésticas de cada estado nacidn', este es el instrumental basico de las politicas universitarias en nuestros paises, que ha dado lugar a lo que denominamos el "Estado gerente”: coordina dor y regulador del sistema a distancia, a través de meca- nismos importados del sector privado de la economia, ‘Affios atrés, en un trabajo pio- nero Neave (1990) acuaé el concepto de "Estado Evalua- dor" para dar cuenta de una nueva forma de relacién en- tre estados y universidades. A nuestro entender, la expe- riencia latinoamericana de las tiltimas décadas hace que esta denominacién no brinde cuenta cabal del fenémeno, en tanto la evaluacién es sélo uno de los dispositivos -sin lugar a dudas, trascendente- de un repertorio mas amplio como el citado arriba. Una mutacién de tal espe- sura merece un anilisis criti- Nicolds Betancur co sobre la posible incidencia y conveniencia del trasvase de un modelo general de re- forma de la gestién publica, a un sistema tan peculiar como el universitario. Ello requeri- ria efectuar un estudio en profundidad del impacto es- peeifico de la reforma en cada uno de los paises, luego de que transcurra el lapso nece- sario para que sus efectos se cristalicen. No obstante, cier- ta evidencia empftica ya exis- tente permite realizar algunas primeras conjeturas. Con resultados distmiles se- gin el pats de que se trate, las nuevas politicas desarrolladas por los gobiernos pueden apuntarse algunos logtos: for- mas de acreditacién asociadas a procedimientos serios de evaluacién comienzan a con- tener el crecimiento desmesu- rado de instituciones y pro- gramas de dudosa calidad aca- démica que se experiments en Ia década del achenta; los mecanismos de financiamien- to contingente han agregado fondos frescos a presupuestos uuniversitarios antes. estanca- dos o directamente en baja; se ha favorecido en ocasiones la accountability de las institucio- nes; y se ha descomprimido la presion sobre las finanzas pir blicas al captarse aportes pri- vados que coadyuvan a finan- ciar la actividad universitaria. No obstante, y sin descono- cer la validez parcial de los 4 Que imponen diferencias que, ain dentro del esquema general, no carecen de significacién y deberian destacarse en un andlsis mas extenso. PaNsaeNTO URNERITTARO asertos anteriores, creemos que las nuevas ideas gerencia- listas implican una afectacién severa a principios cardinales de la organizacién y funcio- namiento universitario, cuyas consecuencias -que ya co- mienzan a materializarse- pueden ser especialmente gravosas para la educaci6n su- perior, Concretamente, los sistemas universitarios en- frentan la amenaza de pasar a estar determinados por las fuerzas dominantes del mer- cado, controlados tecnocrati- camente y segmentados en diversos niveles de calidad, como desarrollamos a conti- a) Heteronomia. La diversifi- cacién de las fuentes de finan- ciamiento puede originar un recorte efectivo de la autono- mia _universitaria, entendida ésca no en un sentido mera- mente procedimental -dptica desde la cual la autonomia po- dria incluso expanderse - sino cualitativo. La dependencia financiera de recursos no esta- tales, como los provenientes de la venta de servicios a em- presas y de aranceles estudian- tiles, puede orientar las activi- dades de investigacién a pro- gramas que tengan resultados mediatos y seguros y aplica- cién directa a las necesidades de mercado, y los planes de ensefianza a las dreas y teméti- cas profesionales con mayor demanda actual. Naturalmente, las universi- dades deben hacerse cargo de los requerimientos del sector productive. Pero en condi- ciones de restriccién finan- ciera, ello puede llevar a atender prioritariamente el interés de algunos actores ex- temos, los que dispongan de capacidad de compra de los servicios universitarios, en desmedro del resto. Ademés, dificilmente aquéllos invier- tan en programas y planes de investigacién y formacién que apunten a acumulaciones y resultados a mediano o lar- go plazo. Por tanto, se reduci- rian los margenes de las insti- tuciones universitarias para orientar con sus propios crite- rios sus actividades, pasando a depender de condicionantes externas y cambiantes, y de tendencias de corte instru- mental y cortoplacistas. b) Control tecnocritico. La legislacién que establece or- ganismos estatales de coordi- nacién y evaluacién, los fon- dos estatales de financia- miento condicionado, y ex- pedientes similares de expan- sin de las competencias cen- trales implican una supedita- cién del saber técnico = pro- fesional especializado, resi- dente en los académicos, al juicio de actores extemos a las universidades, que se gufan por criterios técnicos de eficiencia o productividad vinculados por lo comin a determinantes superiores (va- riables macroeconémicas, po- liticas generales, etc.). En realidad, atin antes de la promocién del nuevo modelo Jas prdcticas evaluatorias articulos instrumento privilegiado del control tecnocratico- no eran extrafias en la funcién publi. ca, especialmente en la pres- tacién de servicios piblicos a cargo de profesionales (salud, ensefianza, etc.); justamente, esta fue una de las éreas de crecimiento tradicional del estado de bienestar y por tan- to sus prdcticas no pueden ca- lificarse como excepcionales © periféricas. Pero el espitita que impregna el nuevo im- pulso evaluatorio es comple- tamente distinto: radica en la desconfianza en los juicios de los profesionales del estado benefactor, que deberian ser alineados a la légica general del estado. Para ello, frecuen- temente se les impone una evaluacién de tipo gerencial, esencialmente de costo-bene- ficio, que por tanto no deberé ser autoadministrada por los especialistas en la funcién sustantiva sino por gerentes. Esta dptica se traslada desde el nivel micro (el profesional, en este caso el docente, indi- vidualmente considerado) a una escala mayor (la institu- cién universitaria). ) Segmentacién. Otra con- secuencia esperable es la constitucién de comparti- mentos diferenciados en el subsector universitario’, a dos niveles: * Entre instituciones. En este sentido operan dos factores: la descentralizacién, que por implicar el relajamiento de patrones centrales uniformes ambienta diferencias conside- rables entre universidades de distintas regiones; y la com- petencia interinstitucional, que previsiblemente arrojaré una divisién entre "ganado- ras" y "perdedoras’ en la adaptacién y captacién de re- cursos competitivos, con el consiguiente reflejo en la ca- lidad de ensefianza e investi- gacién. * Entre docentes. Otra mani- festacién de la constitucién de mercados internos e in- centivos es Ia aparicién de una diferenciacién intrainsti- tucional, entre el grupo de docentes que puede acceder a tun estatus superior (sistemas de investigadores, primas por resultados 0 similares) y el resto. Como por definicién estos son mecanismos selecti- vos, la consecuencia puede ser la dislocacién de la carre- ra docente, en término de grados, ascensos, remunera- ciones y atin estabilidad en el cargo, y la constitucién para- lela de esquemas ordenadores externos a las universidades. Aunque la heteronomia, el control tecnocritico y la seg- Mentacién son amenazas rea- les, la conereci6n en Latinoa- mérica de sistemas universita- rios con estas caracteristicas no es, por cierto, ineluctable. Las nuevas Ifneas de polfticas se han aplicado con diferen- 5 Como en este andlisis nos cefiimos al sector universitario, no hacemos referen: cia a la segmentacién entre distintos tipos de instituciones terciarias, PaxsaaenTo UNivERSTTARO 10 colds Betancur res niveles de ortodoxia en | décadas, factores todos que | que recaen sobre la ensefianza los distintos sistemas, lo que | varfan de pais en pais y que | publica superior, y no descar- cn ocasiones deja algin espa- | no permiten descartar un re- | tar de plano algunas tenden- cio para la sintesis, por cierto] flujo en la aplicacién de cier- | cias actuales tales los casos compleja, con las configura- | tos instrumentos de politicas. | de la evaluacién, rendicién ciones tradicionales. Cuando No obstante, serfa deseable } publica de cuentas y descen- no es asf, y aunque la agenda | que la respuesta no se agote | tralizacién- que, adaptadas y de reformas haya avanzadoen | en la resistencia. En buena | reinterpretadas por las pro- forma significativa, su mate- | medida, el suceso del geren- | pias universidades, pueden rializacién completa debe atin | cialismo se explica por el des-. | contribuir a una mejor ges- enfrentar resistencias de di- | crédito en que ha caido la ad- | tién yal reposicionamiento versa indole: actores sociales | ministracién piblicaen gene- | de estas instituciones frente a y universitarios, autonomfas | ral y las universidades en par- | la ciudadanfa. institucionales y culturas al- | ticular. Por ello, es necesario ternativas arraigadas durante | hacerse cargo de las criticas BIBLIOGRAFIA CITADA, BENTANCUR, V. Nicolis. 2000. "Reforma de la gestién piiblica y politcas universitarias". Nueva Sociedad n® 165. Caracas. HOOD, Christopher. 1991. A public management for all seasons? Public Administration vol. 69. Londres LANE, Jan-Erik. 1995. The public sector. Concepts, models and approaches". Sage, Londres. NEAVE, Guy. 1990. "La educacién superior bajo la evaluacién estatal". Universidad Futura vol. 2 n°5. México. ©’ CONNOR, James. 1974. Estado y capitalismo en la sociedad norteamericana. Edic. Periferia, Bs. As. OFFE, Claus. 1990. Contradicciones en el Estado de Bienestar. Alianza, México. OSBORNE, David y GAEBLER, Ted, 1994. Un nuevo modelo de gobierno. Cémo transforma el espiri- tu empresarial al sector publico. Gernika, México. Pinsannro UNveNso 1 El fin del populismo academico autoritario Roger Bartra* a Universidad ha ter- minado el ciclo regi- do por el predominio de la ensefianza masiva, el populismo académico autori- tario y los fantasmas del 68. Este ciclo se inicis en los afios setenta, durante el sexe- nio de Luis Echeverria, y se ha extendido a lo largo de treinta afios. El periodo inicis y terminé con draméticos en- frentamientos; comenz6 y fi- nalizé con el derrumbe de rectores autoritarios; empe2d y concluyé con sendas huel- gas, una de trabajadores y otra de estudiantes. Yo creo que, para vislumbrar el fururo universitario, asf sea en forma muy borrosa, debemos aban- donar las proyecciones reali- zadas a partir de este modelo, el de una academia autorita- ria masificada, cuyo ciclo cul- miné con la mis grave crisis por la que haya atravesado la UNAM, y que la paralizé du- rante diez meses. Sean cuales fuesen las virtudes y los de- fectos de ese ciclo, sus princi- pales rasgos estén dejando de operar u operan de manera sumamente defectuosa. Quie- ro exponer breve y sintética- mente algunos de estos ele- * Profesor de Ia Universidad Autonoma de México (UNAM) PRSATETO UNNETTARS 2 Roger Bartra mentos que han dejado de | ciedad civil. Con todos sus operat, para explorar las nue- | defectos y cualidades, la so- vas alternativas y tendencias. | ciedad ha invadido los espa- La sociedad, especialmente cios académicos; en las uni- desde 1968, penetré con fuer- versidades no sdlo se estudia: za los espacios culturales e in- | las tolvaneras de la vida so- fluyé en la conformacién de | cial contaminan la vida aca- una inmensa masa cultural | démica en forma constante. que gira en tomo, o se en- | Por eso se decfa que la uni- cuentra en el interior, de los | versidad era el espejo de la espacios universitarios; estos | sociedad mexicana. espacios, més que torres de ‘Asf pues, Estado y sociedad marfil, son como fortalezas: | penetraron los espacios aca- enormes conglomerados de | démicos, para bien y para fuerza burocrdtica y politica. | mal. La dinémica estatista fue Forman parte de un auténtico | ganando terreno durante los cuarto poder compuesto, ade- | afios que siguieron al 68. Su més, por la prensa, la televi- | manifestacién mas irracional sin, las escuelas, el cine, los | puede observarse en la forma hospitales, las editoriales ylos_ | en que los espacios académi- colegios y academias que | cos han ido retrocediendo an- agrupan al trabajo intelectual | te las funciones administrati en cuerpos organizados!. No | vas. Hoy en dia la universi- debe extrafiarnos que las uni- | dad no sélo se encuentra do- versidades se asemejen a otras. | minada por una cpula estre- instancias del poder estatal, | cha y poco representativa -la en donde campea la inefi- | junta de gobierno y el conse- ciencia, la corrupcién, el giv | jo universitario-, sino que en gantismo, la ambicién y la torno a ella se ha formado burocracia. Pero las universi-. | una casta burocrética que ha dades no sélo se asemejan al | ido aduefiéndose paulatina- Estado paternal que las acoge | mente de los espacios acadé- en sus brazos; se parecen tam- | micos?. Una aplastante mole bién -gracias a su crecimiento | de funcionarios, de adminis- desorbitado y a la masifica- | tradores, de planificadores, de cién- a su madre patria, la so- | empleados de confianza y de 1 Puede consultarse una reflexidn més extensa sobre el teme de la universidad como parte del "euarto podes" en mi ensayo "Poder, cultura y universidad", Of- cio mexicano, Grijalbo, México, 1993 2 Mis critica, al ser publicadas por la prensa, despertaron una respuesta de Gui lleemo Soberdn, ex rector de la UNAM, que defendi6 a la Junta de Gobiemo: el periédico, en una graciosa pero sintomética errata, hizo decir al antiguo funcio- nario que "la Junta de Gobiemo ha sido un gran cuerpo policiaco" que ha dado establidad a ia instivucién; Soberén habs en realidad de un "gran cuerpo cole- giado" (Reforma, 21 y 22 de julio de 2000). Es el mismo argumento que se ha usa- do para defender Ia larga dictadura del PR: ha dado estabilidad al pais (lo mismo decian los falangistas y los golpistas de las dictaduras de Franco en Espafia y de Pinochet en Chile). PaRtaaNio UNVRETARTS ‘B burécratas ahoga con su peso a los profesores y a los inves- tigadores, y se arroga la fun- cién de decidir arbitraria- mente la forma en que han de insertarse en la vida aca- démica miles de estudiantes universitarios. Esta burocra- cia universitaria se cohesiona gracias a la creciente y pega- josa cultura politica prifsta que ahora ha sido derrotada en las pasadas elecciones. Es claro que el autoritarismo no es solamente una tradicién profesoral reaccionaria; hay tun nuevo autoritarismo que retine el afiejo magister dixit- con una poderosa estructura burocrética y_tecnocritica. De ella emané en plan de una contrarreforma universi- taria que fue el detonador de la crisis de 1999. Esta situacién ha cambiado, pues ha cesado de operar efi- cientemente el patenalismo gubemamental y la sociedad se ha ido democratizando paulatinamente, Ahora el te- ritorio universitario ya_no puede pretender ser més libre y democratico que la sociedad que lo rodea. Esto quiere de- cir que se esté iniciando una inversi6n. Ahora se han acentuado las exigencias de que la universidad penetre a la sociedad y se convierta, de set un espejo, en un foco acti- vo que tome la iniciativa en los procesos que animan la vida social. El proceso de fragmentacién de campus y espacios universitarios tes- ponde a esta tendencia. Es evidente, habria que agregar, que bajo las nuevas condicio- nes el sentido tradicional de la autonom{fa comienza a mo- dificarse. La funcién princi- pal de la autonomfa es cada vez menos la de preservar un tervitorio més libre y demo- critico, para alojar y alimen- tar allf las fuerzas que en la sociedad no pueden crecer y desarrollarse. Si la sociedad comienza a ser mds dindmica y creativa que la universidad, en ese caso la autonomia pue- de convertirse en una barrera que conserve a la universidad como un reservorio de viejas pricticas académicas ya mar- chitas. Si la universidad va dejan- do de ser un espacio determi- nado por los usos y costum- bres de una academia autori- taria y populista, burocratiza- da y anquilosada, en ese caso ir adquiriendo necesari mente una nueva plasticidad. sos usos y costumbre han gi- rado durante tres décadas en rorno a la configuracién de espacios de poder y a la regu- lacién de los vinculos que uunen a la academia con la so- ciedad 0 el gobierno. Por ello, los ejes de los conflictos se han referido a los mecanis- mos de admisién, el pago de cuotas, la organizacién sindi- cal y estudiantil de los uni- versitarios y la intervencién. del gobiemo en el nombra- miento de autoridades. Fue- ron marginados los temas sus- tantivos sobre los contenidos mismos de la educacién y la investigacién, sobre la cali- dad y la orientacién de los es- tudios. Un enorme cascarén de poder burocrético envol- articulos vi6 a la universidad y sofocs Ja ebullicién de las ideas. Hoy en dia la profunda crisis nos obliga a plantear la necesidad de buscar formas flexibles que doten al tejido universitario de una plasticidad que permi- ta que la administracién se adapre a las nuevas ideas, a las innovaciones tecnolégicas y cientificas y, en suma, al si- glo XXI. Esca_plasticidad significa tuna apertura a nuevas ten- dencias y a cambios: ponen en un lugar destacado de la agenda un tema espinoso y que suele ser evadido: el pro- blema de la mediocridad aca- démica. Con la finalidad de sintetizar, ya riesgo de simpli- ficar, quiero poner aquf un ejemplo jocoso para ilustrar la forma en que opera el viejo modelo de universidad. To- maré el ejemplo de mi amigo Sergio de la Pefia, que falle- ci6 hace poco, quien ante la precariedad de los recursos intelectuales en la UNAM, nos consolaba con su curiosa teo- rfa sobre el necesario equili- brio entre mediocridad y creatividad. En la universidad -decia Sergio de la Pefia-, lo mismo que en otros Ambitos, hay una mayorfa mediocre que trabaja poco y que cons- tituye aproximadamente el 80% del conjunto. Si el 20% creativo que mas produce lu- cha con excesivo ahinco para expandirse, inevitablemente la mayoria se sentiré amena- zada y reduciré al grupo mi- noritario a su mfnima expre- sién. Por tanto, decfa, més vale mantener el equilibrio PisganaanTo UNWEAN 4 en una prudente relacién de 405 1. Era su manera de aplicar la geometrfa de la sec- cién durea a la conflictiva universidad y de describir al- gunos de los usos y costum- bres de la academia tradicio- nal. El peculiar equilibrio des- crito irénicamente preserva la existencia relativamente auténoma de un espacio ma- sivo donde coexisten con cierta tranquilidad, rota oca- sionalmente, casi todas las tendencias, fuerzas, vicios € ideas de la sociedad. El equili- brio conserva y protege a la estructura de poder tipica del autoritarismo académico po- pulista. Este equilibrio esta roto, o muy maltrecho, y ello ocasiona una extrafia combi- nacién de consecuencias afortunadas y desastrosas. Las consecuencias desastrosas son. al resurgimiento con gran fuerza de varios movimientos restauradores que quieren re- tomar al status quo anterior. Pero también se han abierto nuevas posibilidades, pues si ahora la universidad se ve obligada a abrir sus puertas, no solo para dejar que entren masas de estudiantes, sino también para salir y enfren- tarse a la nueva sociedad que hha estado creciendo a su alre- dedor. Pero no ser una bue- na salida si aparece, en el nuevo escenario y ante un nuevo piiblico, con el viejo disfraz y la méscara ya raida del atraso y la mediocridad. La toga y el birrete del autori- tarismo mediocratico y popu- lista serfan el hazmerreir de una sociedad que ya ha eleva- do sus exigencias. El ciclo dominado por el populism académico autori tario ha terminado, Pero no ha comenzado ain la nueva época. Es probable que el fi- nal del sistema autoritario a escala nacional, con la derro- ta electoral del PRI, acelere la transicién. Pero los obstécu- los son enormes y provienen principalmente de las fuerzas que se han disputado la UNAM durante treinta afios: los administradores duros protegidos por los poderes fe- derales, la vieja izquierda que desciende del ya remoto 68, los caudillos conservadores, los tecnécratas, la ramificada pero ineficiente burocracia, etc. Estas fuerzas se han dividi- do y han escenificado una gran disputa por la universi- dad. En primer lugar, una par- te de estas fuerzas se aglutiné para, @ tono con la tecnocra- cia gubernamental, imponer en la UNAM arbitrariamente la grotesca versién académica de una politica de aranceles, precios y controles. Desde 1986 estas fuerzas han insisti- do tercamente en imponer su proyecto, y con ello han pro- vocado enormes tensiones que han paralizado a la uni- versidad en varias ocasiones. Este proyecto, aunque acora- zado de una dura céscara efi- cientista, ha mostrado que contiene poca sustancia. Ademés, no ha logrado im- plantarse por otra razén rela- tivamente sencilla: es muy di- ficil eliminar los aspectos po- Roger Bartra pulistas de la ensefianza sin al mismo tiempo sustituir el au- toritarismo. Populismo y au- toritarismo son dos caras de la misma moneda. La estructura autoritaria crecié bajo la som- bra protectora de la masifica- cién, y su mediocridad congé- nita es fruto de una serie de componendas populistas. Por otro lado, las fuerzas que tomaron su aliento ¢ ins- piracién del 68 y que se ex- pandieron con cierta frescura y originalidad durante los afios setenta y ochenta, han terminado por anquilosarse. Muchos académicos reformis- tas acabaron en la amargura dogmética, los trabajadores democréticos dejaron paso a un sindicalismo atrasado y la imaginacién estudiantil. ter- mind en un descomunal be- rrinche fundamentalista. Estos dos conglomerados de fuerzas, que han iniciado una lenta decadencia, estén dis- puestas a continuar en el congreso universitario su tra- dicional disputa por la uni- versidad. Pero hay que adver- tir que, durante los tiltimos afios, ha ido creciendo un conjunto de espacios univer- sitarios que parecen escapar de la fuerza gravitatoria de la dispura tradicional y de sus polos. Se trata de nuevos es- pacios, de diversos_signos ideol6gicos, de estudiantes, profesores e investigadores que estén hartos de vivir so- metidos bajo los usos y cos- tumbres tradicionales. Se tra- ta de grandes grupos de un versitarios, poco o nada orga- nitados, que estén (estamos) FS aTENTO UNVRSTARS 15 mas interesados en los conte- nidos de la educacisn que en la rigida formalidad hiperpo- litizada a que ha estado some- tida. Estas nuevas corrientes tienen como prioridad la ele- vacién del nivel académico, pero predomina la idea de que para lograrlo es preciso iniciar una reforma, no de las instancias de abgjo, sino de los niveles més elevados: la universidad no podré avanzar si los puestos de direccién, de influencia y de poder se en- cuentran en manos de uni- versitatios mediocres 0 neu- tralizados por las presiones burocraticas. {Qué hacer ante esta situa- cidn? jProponer un retomo a los simulacros de excelencia humanista totalizante y de arrogancia racionalista? (Re- gresar al reparto del poder académico en funcién de tra- dicionales ceremonias y ritos? {Cerrar los claustros académi- cos para frenar la masifica- cién y evitar la postmoderni- dad? No creo que debamos retroceder. No creo que si- quiera sea posible. Pero tam- poco creo que la via de salida sea la tecnocratizacién de las practicas académicas, la en- tronizacién de la burocracia y el reinado del eficientismo. En cierta forma, estamos atra- pados entre el maltrecho mo- delo tradicional y el esquema tecnocritico. Me parece que la salida no sera hacia el en- cuentro de otro principio in- tegrador totalizante, del cual se desprenda una nueva jerar- quizacién académica. Me pa- rece que tenemos que aceptar la heterogeneidad del conoci- miento, y encontrar diferen- tes polos aglutinadores que en nuestra circunstancia concre- ta puedan conformar verda- deros centros de irradiacién de conocimientos, de ideas y de estimulos. Ciertamente, me parece que las funciones de organiza- cién, coordinacién, decisién y direccién deben ser -funcio- nes de servicio- y dejar de ser -funciones politicas-. Es pre- ciso iniciar una desburocrati- zacién de la UNAM, de mane- ra que los funcionarios estén al servicio de los académicos y no a la inversa. La eleva- cién de las exigencias acadé- micas no debe reposar princi- palmente en la imposicién de cuotas ni de mecanismos se- lectivos que disminuyan los flujos de ingreso de estudian- tes. La elevacién del nivel académico debe darse desde el interior de la cétedra y no desde la administracién. Esto no quiere decir que las nuevas condiciones dejen a un lado [a transformacién del sistema universitario de go- bierno: sera necesario ampliar la representatividad del Con- sejo Universitario y fortalecer las instancias de coordina- cién académica, cambiar las funciones de la Junta de Go- bierno o, incluso, eliminarla Es deseable que todos los sec- tores de la UNAM se encuen- tren -democrdticamente- re- presentados en un Consejo articulos Universitario compuesto por universitarios -electos- por sus respectivas comunidades, de acuerdo a una nueva pro- porcionalidad que aumente la participacién de estudiantes, profesores ¢ investigadores, y reduzca el peso de los funcio- narios. Parece asimismo con- veniente que dejen de ser prerrogativas del rector y de la Junta de Gobierno la elec- cién de directores, para per- mitir que sea el personal aca- démico de cada institucién quien los elija. Estas u otras reformas serin. bienvenidas y contribuirén a solucionar muchos proble- mas. Pero ellas mismas no ga- rantizan la extincién de los mecanismos de la mediocra- cia tradicional; puede simple- mente ocurtir que pasen a re- producirse, por decirlo asi, democraticamente y no auto- ritariamente’. La nueva situa cién requeriré algo més que la democratizacién de las formas de elegir las autoridades. La uuniversidad, si quiere sobrevi- vir mereciendo ese nombre, deberd fundar los cambios en contenidos que auspicien el més alto nivel intelectual y académico. Seré necesario equilibrar y distribuir las fuer- zas y los recursos de manera que sean los centros de més alto nivel los que se convier- tan en la columna vertebral de la universidad. Mi utopfa para los tiempos venideros imagina que los 3 Sobre este tema he escrito el ensayo *Contra la mediocracia universitaria", Oficio mexicano, Grijalbo, México, 1993. En el mismo libro se encuentra otro texto que complementa mis reflexiones: "El espiricu autoritario y la raza critica" FRSaaETO UNVESTANS 16 universitarios Heguemos a cambiar radicalmente nuestra jerarquizacién de los proble- mas. Quisiera dar unos pocos ejemplos. Me temo que en un futuro congreso universitario despertaré muchas més pasio- nes, enconos y disputas la de- cisién sobre las formas de ele- gir a directores y coordinado- res que una propuesta de re- forma para modernizar radi- calmente el sistema de biblio- tecas. Algo tan evidente co- mo crear la gran biblioteca central, aglutinando las dece- nas de bibliotecas dispersas en facultades, institutos 0 centros, significa dotar a la universidad de un inmenso cerebro al que podrfan acce- der miles y miles de estudio- sos. Hemos escuchado duran- te decenios los cacareos efi- cientistas de la burocracia académica, pero no he escu- chado nunca que propongan la creacién de una inmensa biblioteca, a imagen y seme- janza de tantas bibliotecas que se han convertido en el corazén de las grandes uni- versidades. No debemos olvi- dar que la UNAM alberga nada menos que la Biblioteca Na- cional, que se encuentra es- tancada debido a un absurdo diferendo con la burocracia gubernamental. Un proceso similar de par- celacién y redistribucién de poderes ha Ievado a que la UNAM carezca de una edito- rial normal, de alto nivel, efi- ciente y competitiva. En lu- gar de ello, tenemos decenas de changarritos publicadores, sometidos a las presiones e intrigas de cada espacio aca- démico. No podemos desco- nocer el inmenso y decisivo papel educador que tienen las editoriales no comerciales (como el Fondo de Cultura Econémica). Pero dudo que, a pesar de la enorme trascen- dencia que tendria la crea- cién de una gran editorial universitaria, una propuesta en ese sentido conmueva a fondo al congreso universita- rio (en caso de que llegue). jApasionaria a los grupos po- liticos de la UNAM una pro- puesta de crear una gran Fa cultad de las Artes, donde se reuniesen los estudios de mti- sica, cine, artes plasticas y teatro? ;O discutir la posible creacién de una Coordina- ci6n de Altos Estudios para la Investigacién, en lugar de esa Roger Bartra dualidad caduca que reparte Jas funciones segiin sean "hu- manisticas" 0 "cientificas"? Puedo desde ahora antici- par los reproches a estas in- quietudes: bibliotecas gigan- tescas, grandes editoriales, al- tos estudios... Veleidades eli- tistas que olvidarfan las mise- rias de un pafs sumido en el atraso, los grandes problemas nacionales, la globalizacién, la educacién publica popular, etc. Puedo imaginar la vieja argumentacién que, en otra dimensién, sostenfa que, an- tes de acceder a Ia democra- cia politica, México debfa primero resolver sus proble- mas de desarrollo social y econémico. Paralelamente, se crefa que antes de alcanzar una educaci6n superior sofis- ticada y de alto nivel cientifi- PSM UNNERTANS 7 co ¢ intelectual, era necesaria una universidad abocada a re- solver los més elementales problemas del pafs --como la pobreza extrema, la depen- dencia, la marginacién-- y di- rigida a educar masivamente, de la manera menos precaria posible, al pueblo. Bajo ese signo se abrié hace treinta afios el ciclo que ahora pare- ce cerrarse. Pero ahora sabe- mos que el pats necesitaba ur- gentemente la democracia politica, y que el retraso de su Iegada ha provocado inmen- sos dafios. El equivalente a la democracia, en la universi- dad, es la libertad de volar por las regiones més elevadas, aunque no siempre transpa- rentes, del espititu. ‘México, marzo de 2000 Huelga Finisecular ena Universidad Nacional Autonoma de Mexico (UNAM) Jorge G. Castaiieda- Joel Ortegas+ a huelga estudiantil més larga en Ia his- toria de la Universi- dad Nacional Auté- noma de México se inicié el 20 de abril de 1999 y fue rota por la policia el 6 de febrero del 2000- tiene miilti- ples y complejos origenes. La UNAM conquisté su au- ronomfa en 1929, luego de un movimiento conducido “Jorge Castafieda, Excrtor, profesor de la Universidad Auténoma de México (Owaw). Autor de La Uxopla Desarmada y de La vida Vida en Rojo. Colurmnis rade La Nacién ** Joel Orrega, Escritor. Ex dirigente universitario. por un liderazgo opositor a los gobiernos _revolucionarios. Segiin la historiografia oficial, compartida en parte por cier- tos intelectuales de i2quierda, esa lucha fue encabezada por la reacci6n. En realidad la lu- cha por la autonomfa fue un incipiente movimiento oposi- tor por la democratizacién. La Universidad se convirtis en un refugio de las ideas de grupos no oficialistas, tanto de las derechas como incluso de los comunistas. En 1936 el General Lazaro Cardenas funds el Instituto Politécnico Nacional, en parte como componente de un ambicioso proyecto educativo para for- mar cuadros técnicos con una filosofia nacionalista y en parte como respuesta a la Universidad Nacional Auts- noma de México. Esta insti- tucién vivi6 largos periodos de convulsién hasta 1945, cuando fue expedida su Ley Organica que sigue en vigor Esta legislacién fue enveje- ciendo y hoy es incapaz de re~ gir la vida de una Universi- dad gigantesca que alberga a mas de 300 mil personas, 250 mil estudiantes, 30 mil profe- sores e investigadores y 25 mil trabajadores y empleados administrativos. Gobernada por un Rector, que es defini- do como el Jefe Nato, y una Junta de Notables de 11 miembros, quienes designan al Rector y a los Directores 0 Decanos de cada una de las cuarenta y tantas facultades 0 escuelas, asi como a los direc- Jorge Castaiieda | Joel Ortega tores de una treintena de Ins- tirutos. Esta estructura de go- bierno universitario es ya ob- soleta. Sacudida por ciclicos movi- ‘mientos, la UNAM ha sido en los tiltimos 30 afios uno de los bastiones de resistencia ante la prolongada _dominacién priista de 71 afios, la més vie- ja presencia de un mismo par- tido en el gobierno de todo el planeta. Aunque el sistema de universidades privadas se incrementé de manera consi- derable en los uiltimos 25 afios, las universidades publi- cas siguen siendo el coraz6n de la ensefianza superior en el pais. Solamente en la UNAM se realizan casi el 70 % de las investigaciones tecnolégicas y cientificas del pats. Desde 1966 se han sucedido las protestas del movimiento estudiantil contra_medidas promovidas por las autorida- des. Ese afio consiguieron la salida del Rector, un eminen- te cardidlogo, y conquistaron el pase automético, esto es el ingreso al nivel de la licen- ciatura sin examen de admi- siGn para los egresados de los nueve planteles de la Escuela Nacional Preparatoria y de los cinco Colegios de Cien- cias y Humanidades (ambas instituciones pertenecientes a la UNAM donde se estudia el nivel medio superior equiva- lente al liceo, caso nico en las Universidades a nivel mundial). El gran movimiento estu- diantil del “68 coincidié con la rebelién juvenil a escala planetaria, y sus reivindicacio- nes rebasaron el marco uni- versitario y tuvieron un caréc- ter revolucionario y libertario, como la ha reconocido el es- critor Carlos Fuentes. Este movimiento fue salvajemente reprimido el 2 de octubre de ese paradigmatico afio en la Plaza de Tlatelolco y la huella de su recuerdo continia sien- do un trauma nacional. Nun- ca se ha sabido cusl es el ni- mero real de los muertos por el ejército, pero algunos parti- cipantes hablan de centenares de victimas, mientras la ver- sién oficial sélo reconoce tres decenas de muertos. Se han creado varias Comisiones de Ja Verdad para esclarecer lo ccurrido y delimitar las res- ponsabilidades del gobierno y del ejército, sin que se haya permitido acceder a los archi- vos oficiales. La huella de Tla- telolco sigue condicionando, para bien y para mal, el com- portamiento gubernamental y de los demés actores politicos ante los movimientos estu- diantiles y el resto de las lu- chas sociales en el pais. Tras la masacte del 2 de oc- tubre del 68, México vivid afios de terror y persecucién a los disidentes que culminaron en una nueva masacre el 10 de junio de 1971. Esta atmés- fera represiva llevé a muchos jévenes a tomar las armas du- rante la década de los 70. Una reforma politica limi- tada permitié el acceso paula- tino de los partidos de oposi- cién a la lucha electoral, par- ticularmente los de las iz- quierdas. Mientras esto ocurria en el plano politico nacional, la UNAM se fue rezagando y nun- ca se pudo concretar su refor- ma. Intentos conservadores por limitar su gigantismo y establecer ciertos mecanismo de elevacién de los niveles académicos fueron detenidos por sucesivas luchas estudian- tiles. En 1986-87 estallé una hhuelga en contra del aumento de las simbélicas cuotas de colegiatura y la salida al con- flicto fue la celebracién de un Congreso Universitario en 1990, donde se produjo un empate entre las fuerzas con- servadores y las reformistas, quedando frustrado, de nueva cuenta, el proceso de cambios en la UNAM. Las politicas econémicas prevalecientes en los tiltimos dieciocho afios, tuvieron sus efectos restrictivos en la edu- cacién y afectaron también a las universidades publicas. Como medida para atenuar los efectos de la disminucién del presupuesto gubernamen- tal a la UNAM, en 1999, el rec- tor Francisco Barnés decidié impulsar un aumento de las cuotas. Apostando a la apatia de los estudiantes y a un cier- to consenso a favor de sus propuestas, tanto del gobierno del presidente Zedillo como de las principales fuerzas eco- némicas y politicas, incluyen- do al Partido de la Revolu- cién Democratica (PRD) y al articulos gobierno del Distrito Federal (D#.), todavia encabezado en ese momento por Cuauhté- moc Cardenas. La suposicién de que los cuadros del PRD te- nian bajo su hegemonfa al movimiento estudiantil - CUENTAS EINCENTIVOS A | & LAACTIVIDAD INVESTIGADORA: BREVE | la educacién en el fin del mi- Ienio. Bajo el paraguas de la calidad se aglutinan proble- mas de financiacién de la educacién superior —fuentes de financiacién y criterios de asignacién presupuestaria-, la necesidad de reformar los cu- rriculos para adecuarlos a las demandas del sector produc- tivo, la promocién de nuevas modalidades de ensefianza destinadas a la adquisicién de competencias antes que a la apropiacién de contenidos, la revalorizacién del aprendizaje cooperativo antes que del aprendizaje individual, los cambios en las politicas de investigacién y del trabajo académico, el incremento de la oferta y la demanda de pos- sgrados y de becas para el in- greso y la permanencia en ellos, el aumento del inter- cambio creciente de estu- diantes y profesores, entre otros. Temas y problemas de tuna agenda que no suele ser percibida como parte de una orientacién generalizada que filtra los sistemas de educa- cién superior con un alto gra- do de articulacién interna y externa -o en su relacién con cambios sociales mas profun- dos. Agenda que, a su vez, es promovida con un fuerte én- fasis en la década de los 90 por diversos organismos.in- articulos ternacionales de financia- miento, y de cooperacién téc- nica y cultural (Banco Mun- dial, UNESCO, OCDE, CEPAL, OE1, entre otros). Aunque parezca paradéji- co, al mismo tiempo que no suele percibirse el grado de articulacién y penetracién que las politicas de calidad tienen en la orientacién de los actores y practicas institu- cionales, son esas mismas po- liticas las que han provocado la emergencia de la institu- cién universitaria con un al- to grado de visibilidad. Dicha visibilidad deviene de la in- corporacién de demandas centradas en la transparencia, la responsabilidad social o la rendicién de cuentas a las que debe responder superando uno de los problemas detec- tados como centrales en los sistemas universitarios: la ca- rencia de informacién con- fiable para el desarrollo de procesos de cambio. As{, po- demos afirmar que la univer- sidad esta en la lupa ya que no puede erigirse como una caja negra. Las diversas mira- das que hacia ella se dirigen ~en las que diversos buffers u organismos de amortiguacién! creados desde el Estado jue- gan un papel central-, como en el caso de la lupa, aumen- tan el conocimiento de las 1 Denominados ‘buffers’ en la literatura anglosajona, se erigen como organismos de amortiguacin de choques entre la autoridad publica y el sistema académico en cada pais. Constituyen una expresién de la descentralizacién del poder estatal pero sin pérdida de contrl- en el gobierno de los sistemas de educacién supe- rior. Véase Fabe-Bonnet et al. "The evaluation of Teacher-Researchers’, en Eu- ropean Journal of Education. Vol. 319, Nro. 3, 1999, pp. 313-323. instituciones al mismo tiem- po que el control de sus acto- res y de las actividades pro- pias. La “anatomfa’ de la ins- titucién es observada en cada tuna de sus partes y es objeto de juicios que, finalmente, tienen como propésito orien- tar Ia mejora y el desarrollo institucional en una direccién especifica y predeterminada. En este sentido, la actividad més novedosa para los uni- versitarios, la evaluacién insti- tucional, introducida en dife- rentes paises en la década de los 90 en el marco de la insti- tucionalizacién del Estado Evaluador (Neave, 1988), constituiria Ia estrategia de gestién con esta finalidad. Junto a la creacién de orga- nismos encargados de la eva- luacién institucional, se ob- setva la presencia de otras instancias, programas e ins- trumentos de evaluacién que estan empefiados en la biis- queda de la calidad. Estos tie- nen un mayor poder de pene- tracién en la vida de las insti- tuciones pues estén focaliza- dos en uno de los pilares en Jos que la reforma tiene su punto de anclaje: el profesora- do universitario. Se observa la emergencia de nuevas formas de evaluaci6n en las que el profesorado, ademés de estar sometido al juicio de distintos actores, es evaluado en dife- rentes actividades ~docencia, investigacién, transferencia, gestién-, situacién que ha provocado Ia proliferacién y multiplicacién de diversas Sonia Araujo instancias de evaluacién’. | tividad investigadora, rendi- Como consecuencia, los aca- cién de cuentas y remunera- démicos también estén en la cién diferenciada. En este lupa, pues son objeto de una | sentido, los nuevos instru mirada més fina, detallada, in- | mentos de politica educativa dividualizada y focalizada. As{, | apoyados en una modalidad la potenciacién de la insticue | de financiacién selectiva y cin universitaria como espa- | competitiva de la actividad cio primordial y estratégico | de investigacién individual y en el desarrollo de la investi- | grupal, estan alterando la cul- gacién tanto como la consi- | tura -valores, creencias, nor- deracién de esta tltima como | mas- de la profesién académi- indicador de su grado de mo- } ca asi como los rasgos patti- demizacién en un contexto | culares de campos disciplina- en el que la universidad es | trios especificos. Situacién que concebida como una empresa | ha dado lugar a la aparicién y corporativa (Bleiklie, 1998), | al ulterior aprendizaje por se ha operado a través de ins- | parte del profesorado univer- trumentos que calan profun- | _ sitario de mecanismos de aco- damente el trabajo académi- | modacién y resistencia, que co. Se trata del disefio y apli- } Megan a ocupar un tiempo cacién de una politica guber- | importante de su trabajo pro- namental que, con el propési- | fesional; mecanismos que, a co de construir nuevos patro- | su vez, parecen configurarse nes de comportamiento y de | independientemente del drea institucionalizar y legitimar } disciplinar a la que pertenez- una nueva cultura, se articula | ca, En este sentido, algunas en toro al tripode evalua- | consecuencias colaterales, su- cién del desempefio de la ac- puestamente no previstas y 2.Un estudio reciente ~proyecto EVALUE: Evaluacién y Autoevaluacién de Univer- sidades en Ewropa-, financiado por la Comisién Europea, y levado a eabo en ‘ocho paises de Europa Occidental ~Alemania, Espasa, Finlandia, Francia, Iea- lia, Noruega, Portugal, Reino Unido- entre Febrero de 1996 y Julio de 1998, muestra la presencia de miiples instancias y modalidades de evalvacién: evar luaciones para el ingreso a la earrera académica; evaluaciones de grupos de in- vvestigacisn destinadas a la obtenciéin de fondos y subvenciones especificos; eva luaciones individuales con el propésito de acceder a remuneraciones especificas vinculadas al desarrollo de la investigacién o al ejercicio de la docencia; eval ciones para asumir responsabilidades administrativas y para acceder al fio sabé- tico; y evaluaciones de las actividades de ensefianza propiamente dichas. Véase European Joumal of Education, Vol. 34, Nro. 3, 1999. 3 Jackson, en un andliss del impacto de las reruneraciones en las universidades del Reino Unido, sostiene que la remuneracién diferenciada basada en el de- sempefio ha servido para enviar mensajes al personal sobre lo que es importante ~por ejemplo, el desempefio destacado en investigaciGn- y ha sido usada en for- ras sutiles para cambiar la cultura (valores) de la organizacién. Véase. M. Jackson. "El impacto de las remuneraciones diferenciadas en el Reino Unido' cen Revista de Educacin Superior. ANUIES, Enero-Marzo de 1999. contradictorias con los obje- tivos de las politicas explici- tas, acompafian este proceso. 2. CRITERIOS DE EVALUACION DELAINVESTIGACION Y EFECTOS EN EL TRABAJO ACADEMICO Es en el campo de la investi- gaci6n donde la nueva moda- lidad de relacién entre Esta- do-Sociedad-Educacién Su- perior Universitaria, ha cons- truido los criterios de evalua- cién més claros y poderosos para implantar una perspecti- va particular de la calidad en el cuerpo académico. La po- tencialidad de este tipo de evaluacién para inducir cam- bios en la cultura institucio- nal se asienta en tres razones principales. Por un lado, la evaluacién del desempefio en la actividad de investigacién est directamente ligada a la obtencién de premios o de re- compensas monetatias y sim- bolicas, tanto por parte de grupos de trabajo como de profesionales _individuales. Por el otro, regula el ingreso ylo permanencia en segmen- tos profesionales con diferen- te jerarquia y prestigio; seg- mentos que, @ su vez, son construidos y profundizados por los méviles que sustentan esta politica. En este sentido, el acceso al desarrollo de la articulos actividad investigadora ga- | vestigador dentro de estructu- rantiza un mayor estatus pro- ras jerdrquicas construidas en fesional al mismo tiempo que | diferentes paises, y para cuyo la obtencién de mejores re- | acceso se aplican variados -y compensas. El fortisimo im- | también altamente cuestiona- pacto en la estratificacién | dos- instrumentos de evalua- académica de este mecanismo cién. Finalmente, el incenti- asentado en la remuneracién ‘vo suele reconocerse como un diferenciada segiin los ante- | sistema que tiene su origen cedentes y desarrollo profe- | en el descenso de la remune- sional individual en el érea | racién de los docentes uni- de investigacién, lleva a sos- | versitarios, descenso conco- tener que quienes sdlo se ocu- | mitante con el deterioro de la pen de las tareas de ensefian- | economia de los paises donde zay de gestion, serén conside- | se aplica, rados "ciudadanos de segun- Dos indicadores avalarfan da" en el complejo campo de | las afirmaciones anteriores. El la educacién superior. Ast, la_| primero, la participacién en antigua estratificacién del | actividades de investigacién cuerpo académico basada en | es cada vez més ponderada en la posicién ocupada como | el ingreso a un puesto de tra- profesor, actualmente parece | bajo docente y a la hora de estar siendo sustituida por el_| obtener una promocién en la lugar que se ocupa como in- | carrera académica. El segun- 4Un ejemplo de la importancia asignada a los momentos seialados es el Proyecto Piloto Europeo para la Evaluacién de la Calidad llevado a cabo por la Comisién Europea, en los 15 estados miembros de la Unién Europea, Islandia y Noruega durante el periodo comprendido entre noviembre de 1994 y junio de 1995. Se llevs a cabo en 46 establecimientos universitarios y no universitarios pertenecientes a los distintes paises participantes, y su émbito fue la evaluacién de la enseRanza teniendo en cuenta el impacto de las actividades de investi gacién en ella, en dos campos disciplinarios: ngeniera, por un lado, y ciencias de la injormacién de la comunicacin 0 areldsefio, por el otro. Cabe sefalar que el aleance de este proyeeto es mayor pues el Grupo Consultvo, encaingado de asistir 2 la Comisién Europea en su seguimiento, fueron representantes del Comité de Enlace de la Conferencia de Rectores, de Ia Conferencia de Rectores Europeos (cae), de la Asociacién Europea de Instituciones de Educacién Superior (GURASHE), del Consejo de Europa, de la Organizacién de Cooperacién para el Desarrollo Econémico (OCDE), del Centro para la Ensefianza Superior de la (Organizacién de las Naciones Unidas (CEPES) para la Education, la Ciencia ya Cultura (UNESCO). En la bisqueda de una dimensiGn europea en la evaluacién de Ia calidad, el proyecto mencionado evidencia que todo parece negociarse ~ la comparacién entre instituciones, el establecimiento de rankings, ete. con ex- cepeidn de los momentos sefalados los cuales, a su vez, son presentados como brincipios metodoldgicos antes que como parte de la incorporacidn del mercado en. el gobiemo de la educacién superior. Estas ideas han sido abordados en S. Araujo (1999) "La dimensién europea en la evaluacién de la calidad de la educacién su- perior: hacia una ideologia mundial de la calidad via “transferencia intema- ional’, en Avaliagdo, Nro. 14, pp. 15-25. do, como lo expresdramos an- teriormente, radica en la multiplicacién de evaluacio- nes de unidades o centros de investigacion en las diferen- tes disciplinas y grupos disci- plinarios. La combinacién de estrategias de evaluacién in- dividuales y colectivas parece constituir la base sobre la cual se estn edificando valo- res, normas y conductas que atraviesan la profesién acadé- mica trascendiendo, muchas de clas, las particularidades disciplinarias. De la misma manera que los momentos de la evaluacién institucional —autoevaluacién, evaluacién externa a través de expertos y elaboracién de un informe - con una larga tradi- cién en el sistema norteame- ricano de evaluacién y acre- ditacién de instituciones y disciplinas som transferidos a diferentes paises indepen- dientemente de su tradicin politica administrativa, los criterios para evaluar la cali- dad de la investigacién tam- bign participan de un proceso de transferencia internacional (Clark, 1983). Estos se erigen como los patrones desde los cuales emitir juicios acerca de la calidad de la investigacién, cualquiera sea el grado de es- tructuracin y de desarrollo cientifico de las disciplinas, y la cultura de los sistemas de educacién superior en con- textos particulares. Asi, en el marco del pro- yecto EVALUE ya citado, se reconocié la presencia de cri- Sonia Araujo terios ¢ indicadores comunes | més colectiva, es decir, que para realizar esta tarea. Entre | los miembros de un grupo son los inputs, la habilidad para a- | evaluados como integrantes traer financiacién extema ad- | de dicho grupo (departamen- quiere cada ver mayor rele- | to, equipo, instituto, universi- vancia. Entre los outputs, los | dad) de manera que el éxito criterios se tefieren a las pu- | individual queda subordina- blicaciones, la cooperacién in- | do, en parte, al éxito colecti- temacional, y la educaciém de | vo o institucional. En segun- posgrado y el entrenamiento pa- | do lugar, las relaciones entre +a la investigacién (Boffo et al., | ensefianza ¢ investigacién se 1999). En el caso de las pu- | han visto alteradas puesto blicaciones, la jerarquizacién | que los esfuerzos dirigidos a institucionalizada que va des- | sostener un mejor ranking en de los articulos con referato | investigacién van en detri- en revistas internacionales | mento del estatus y prestigio como los mas valorados, has- | de quienes se dedican, pri- ta la presentacién de ponen- | mordialmente, a la ensefianza cias y comunicaciones en reu- | (Boffo et al., 1999). Esto ha niones cientificas, no sélo su- | originado inestabilidad en las ponen la asignacién de dife- | identidades _profesionales rentes estatus entre ellas sino | pues se constituye una clara que también origina dispuras | _demarcacién entre docentes ¢ en torno al lugar y valor de | investigadores. Pareciera, e cada una en los distintos | tonces, que la demarcacién campos de conocimiento. entre docentesfensefiantes ¢ La evaluacisn de la calidad | investigadores es el rasgo més de la investigacién en las ins- | importante que estas politicas tituciones europeas estudia- | promueven y que més impac- das, muestra algunos efectos } to tiene en el profesorado importantes en la profesién | universitario(Henkel, 1999)5. académica. En primera ins- | Esta misma situacidn ha afe tancia, tiende a ser cada vez | tadoa las universidades segtin 5 En el Reino Unido la remuneracién diferencinda junto al Ejercicio de Evalua- cid de a investiga (RAE) ha provocado el fortalecimiento de Ia cultura a nistrativa, limitando el enfoque colegiado. La evaluacién ha sido vivida como tuna "humillacién'" por el profesorado pues debe demostrar que estén investigan- do cada cierto periodo de tiempo. Tal como lo demuestra la investigacién inte nacional Carnegie de 1992, "la moral del personal académico brtdnico era mas ba- jaque en ningin otro lugar de Europa, con una fuerte preoeupacién sobre los niveles salariles,elestatus 9 las condiciones de trabajo. El declve de ls “recursos or uni- dad de ensefianza” y el consiguiente empeoramiento de la proporcin personal-estu- diantes se produjo con extrema rapidez en el Reino Unido y son muchos los que se que jan dela intensfcacin del abajo. Los efectos de la evaluaciones frecuentes y deta- ladas y posiblemente muy intrusivas, de la ensefanza y la investigacién han sido comparados con un régimen de supervision de tipo Foucault y wna grave privacé de ‘autonomia profesional." (O. Fulton, 2000: 56) Pinsivaanro Usivensrtano 2 su ‘historia’ y tradicién en materia de ensefianza e inves- tigacién; en este caso, po- niendo en crisis su particular ethos institucional. Ademés, las evaluaciones realizadas por organismos administrati- vos implican un mayor con- trol que las autoevaluaciones tradicionales en tanto tien- den a enfatizar aspectos cuan- titativos y comparables en el desempefio de la investiga- cién a través de criterios e in- dicadores que se generalizan a diferentes campos disciplina- tios. Puesto que estén centra- das en aspectos exclusiva- mente cuantitativos, han da- do lugar al incremento de pu- blicaciones, incremento que hha significado “ir eras" el né- mero antes que de mejores re- sultados en términos cualita- tivos (Trinezek & West, 1999, Boffo & al., 1999). En este sentido, la evaluacién de la investigacion estarfa modi- ficando las politicas de inves- tigacién tanto como los pa- trones de publicacién. Orra de las consecuencias es la re- lacionada con la critica res- pecto del tiempo, el dinero y el esfuerzo necesarios para reali- zar las evaluaciones asi como la seleccién del tipo de précti- cas més adecuadas para la evaluacién de esta actividad Quejas en toro a Ia fatiga que genera el proceso de eva- luacién ast como referidas a la escasez de tiempo para de- dicarse, simulténeamente, a las actividades de ensefianza y de investigacién, también articulos suelen expresarse. Producto | gadores. Finalmente, la clarifi- de la construccién de crite- | cacién de los criterios y proce- tios e indicadores homogé- dimientos también constituye neos, se argumenta que el | una demanda, y una propues- concepto de ciencia asf como | ta, para que los procesos de aquello que se considera una | evaluacidn sean aceptados y, investigacién de calidad, no | al mismo tiempo, més efi- toman en consideracién la cientes. (Fave-Bonnet et al., cara simbélica de las discipli- | 1999) nas, esto es, las diferencias entre las culturas de diferen- 3, EVALUACION E tes disciplinas’. Asi, "El “tipo ideal’ de buena préctica de in- INCENTIVOS A LA vestigaciGn encuentra su origen en la ciencia natural bdsica y la INVESTIGACION EN medicina’ (Boffo et al., 199 332) Esa concepcion homo: ESPANA, MEXICO Y geneizante de la calidad cien- VENEZUELA tifica serfa uno de los factores que, en parte, contribuirian a explicar las diferentes res- | La utilizactén de remuneracio- puestas -de acomodacién y | nes diferenciadas, incentivos, de resistencia- de los univer- | recompensas o el sistema merit sitarios a patrones impuestos | pay como instrumento para desde el exterior alos campos } inducir modificaciones en el disciplinarios de origen. Para | campo de la educacién no es los académicos, los principios | nueva. Sin embargo, la im- de equidad y justicia no son te- | plantacién de recompensas nidos en cuenta, y reclaman | _individuales o institucionales un principio ético bésico en | ast como de retribuciones di- cuanto a la comunicacién de | ferenciadas, a través de una los resultados de la evalua- | politica gubernamental clara- cién de los docentes-investi- | mente definida y ejecutada 6 Para un anilisis de la relacin entre naturaleza del conocimienco y cultura de dlistineas diseiplinas puede consultarse T. Becher. "Las disciplinas y a identidad de los académicos", en Pensamiento Universitario, Afo 1, Nro. 1, pp. 56-77. B. CLARK. El sistema de educacién superior. Una visi6n comparativa de la organi- zacidn académica. México, Nueva Imagen/Universidad Futura/UaM, 1983. J KEKALE. “Preferred” pattems of academic leadership in different disciplinary (sub) cultures", en Higher Education, Nro. 37, 1999, pp. 217-238 77 En la mayoria de los sistemas de educacién superior analizados a partir de in- formes escritos por expertos de 15 palses europeos sobre la situacién de la profe- sin académica, se observa alguna clase de flujo de ingresos flexibles destinada a ser un incentivo de rendimiento y productividad. Véase J. Enders. Vientos de Cambio: Condiciones de Trabajo y Empleo del Personal Académico en Europa, en J. Mora Ruiz (editor). Profesorado Universitario: siuacién en Espata y tenden- cias internacionales. Cuadernos del Consejo de Universidades. Ministerio de Educacién, Cultura y Deporte. 2000. PRNgAWieNTO UNWVRSTTARIO 8 en diferentes paises, se esté generalizando. Esta tendencia se observa tanto en paises de Europa Occidental’ como de América Latina. Constituye un ejemplo més del valor otorgado a las estrategias de mercado en el desarrollo de los sistemas universitarios. La competicién por recursos y el acceso individual o grupal a ellos sobre la base de la rendi- cin de cuentas, constituyen tres pilares con un gran po- tencial para orientar la conse- cucién de los cambios preten- didos. Como dijéramos en el inicio, algunos efectos impre- vistos, también acompafian este proceso. Efectos espera- dos e inesperados, algunos de ellos claramente refidos con la ética en investigacién constituyen, en Ia actualidad, las dos caras de una misma moneda. Cémo afecta a los diferentes académicos ast co- mo cual de las dos caras pre- valecerd es la cuestién clave a indagar a través de estudios sistematicos En Esparia en el afio 1989 se establecen mecanismos desti- nados a reconocer méritos peciales a la actividad desa- rrollada por el profesorado universitario para incentivar el ejercicio de la misma. Ast, los profesores universitarios con régimen de dedicacién a tiempo completo —como asf también el personal de las es- calas cientificas del Consejo Superior de Investigaciones Cientificas (CSIC)- pueden presentar a evaluacién su acti- Sonia Araujo vidad investigadora cada seis | cido prestigio en su dmbito, y afios en la que se juzga el ren- | patentes o modelos de utilidad, dimiento de la labor de inves- de importancia econémica de- tigacién durante ese perfodo, | mostrable. Las aportaciones ex- y siesta es positiva percibe un | traordinarias -informes + dicté- complemento por productivi- | _menes, trabajos técnicos 0 artis- dad. Esta actividad esté a car- | ticos, participacién relevante en go de la Comisién Nacional | exposiciones de prestigio, exca- Evaluadora de la Actividad In- | vaciones arqueolégicas, direc- vestigadora (CNEAI) que d cién de tesis doctorales de méri- sempefia sus funciones bajo la_| tos excepcionales, y comunica- gada de sintetizar los temas actuales de la ES en Europa conti- nental. Lo hace, como ella destaca, desde una perspectiva orga- nizacional, pero més todavia desde una mi- rada auténticamente comparada, ya que ci- ta casos, diferencias y convergencias en los procesos y utilizando al maximo lo que la brevedad le concede: la posibilidad de pin- tar un cuadro en mo- vimiento. Entre otras cuestiones, vale sefia- lar de este cuadro, las tres dreas geograficas que la autora diferen- cia como representati- vas de las variantes en las reformas actuales (en gestion y adminis- tracién) de Ia ES eu- ropea: Patses Bajos, Escandinavia y los pafses de habla alema- ra. Por iltimo, Peter Darvas (Hungria) tra- PRNSAaENTO UNIVERSITARIO 7 ta la evolucién re- cientemente transfor- mada de los SES de Europa del este. Aqui debemos lamentar lo que podria presentarse como una oportuni- dad especialmente fructifera para el and- lisis comparado por paises en el interior de una regién en plena mutacién sociopoliti- ca. Sin embargo, no hay siquiera una refe- rencia especifica a al- guno de los paises, si- no un englobante dis- curso que sefala la creciente convergen- cia de la ES europea oriental con los patro- nes _ institucionales triunfantes en Ocei- dente. El autor remar- ca la "crisis de identi- dad* que estos cam- bios representan en las universidades, a su vez que éstas se masi- fican y diversifican como nunca antes en el comunismo, aun- que también alenta- das al financiamiento no estatal de este cre- cimiento y al alza de las desigualdades. Algunas conclusio- nes generales. Tratén- dose de una compila- cién tan variada de casos, pero ala ver tan homogénea (por el tratamiento prolijo de las consignas), cabe preguntarse si se cum- plen las posibilidades que abre el anslisis comparado. La. res- puesta deberfa ser un sf a medias, conside- rando el gran valor que supone rescatar las experiencias de Oriente, casi siempre relegadas al olvido en los textos acostumbra- dos. Pero "a medias", ya que la composicién discursiva misma, condicionada por la brevedad, indica una carencia de anélisis profundo y sisteméti- co de los casos estu- diados, que impiden TRINA PODGORNY, EL ARGENTINO Des- PERTAR DE LAS FAU- NAS Y DE Las GEN- ‘TES PREHISTORICAS, Coleccién Fragmen- tos de una Memoria (Documentos), Li- bros del Rojas/EUDE- BA, Buenos Ai- res, 2000. resetias identificar los proce- sos y las raigambres de las transformaciones que viven los SES en estos tiempos y, me- ‘nos atin, su forma his- t6rica propia y comin ala ver. En cuanto a ese res- cate de Oriente, tam- bién es oportuno mar- car su impronta. Todo el libro parece atrave- sado por el juego de presencia-ausencia de Estados Unidos. Al no tener identidad propia MARCELA PRONKO, EL PERONISMO EN LA UNIVERSIDAD, Coleccién Fragmen- tos de una Memoria (Documentos), Li- bros del Rojas/EUDE- BA, Buenos Aires, 2000. mediante un capitulo espectfico, el anslisis de este caso surge en muchos de los textos (no en todos) como parémetro y medida de comparacién. Esto no sélo por el rumbo ya familiar de las re- formas sino por la gra- mitica académica de los textos, convocados en Washington a la luz de una agenda de problemas también muy focalizada en USA. Esto deja la im- La coleccién Frag- mentos de una Memo- ria tiene por objetivo estimular el interés y el estudio de la histo- ria de la Universidad, a la ver que difundir entre un pablico am- plio su comprensién a través de textos que han tenido poca dif sién 0 son muy cono- cidos pero de dificil acceso. Cada cuader- ‘Paeaaae UNVETINO presién de un Oriente indagado en términos de Occidente, a través de las categorias de pensamiento de los SES propias del regis- tro en el cual éstos se generalizaron en la modernidad. Claro que no hay sorpresas en este terreno, pero las evidencias tam bién deben ser dichas. Axel Rivas no de la coleccisn esta precedido por un pr6- logo realizado por un especialista, ENCUENTRO "UNIVERSIDAD Y SOCTEDAD CIVIL: CONSTRUYENDO UNA ALIANZA ESTRATEGICA" BIBLIOTECA NACIONAL, BUENOS AIRES, 5 Y 6 DE OCTUBRE DEL 2000 EL ENCUENTRO Durante el mes de octubre de 1999, universidades latinoamericanas y norteamericanas que forman. parte de la Iniciativa "Building Bridges’ auspiciada por la Fundacién WK Kellogg, realizaron un se- minario en la Ciudad de Buenos Aires. Esta actividad permitié concretar visitas a distintas univer- sidades de la ciudad y del conurbano. El objetivo era conocer diversos modelos de universidad, ast como diferentes modalidades de articulacién de éstas con la sociedad. A principios de este aio, y como consecuencia de esa experiencia, la Fundacién realisé una reunién con las universidades locales con el objetivo de evaluar aquella visita. De esta reunin surgié la ini- ciativa de organizar un Encuentro en el marco del cual distinto tipos de universidades pudieran ana- lizar sus experiencias de vineulacién y articulacién con la comunidad Este Encuentro denominado "La Universidad y la Sociedad Civil: construyendo una alianza estraté- gica’ se orienté a la presentaciGn y reflexién de iniciativas coneretas con el objeto de datles visibi- lidad, estimular la discusi6n y el intercambio de experiencias y promover los procesos de reforma y cambio en los programas y en las instituciones universitarias. El cambio que estamos viviendo como producto de Ia globalisacién, as como sus efectos a nivel lo- cal, constituyen sin duda un reto que la universidad no puede dejar de asumnie. La cuesti6n social es parte fundamental de esta problemdtica. La Universidad, junto al Estado y Ia sociedad civil, a través de sus distintas formas de organizaciGn y representacién, pueden contribuir con sus experiencias y reflexiones a enriquecer y potenciar la capacidad organizacional de las comunidades en las que se insertan, al mismo tiempo que se transforma a sf misma. Este Encuentro constituyé el esfuerzo organizativo de un grupo relativamente pequefio de programas instalados en instituciones universitarias de diverso tamaso, dependencia y localizacién. En este sentido podri servir de motivacién para la multiplicacién de experiencias y para la construccién de redes entre agentes comprometidos en tareas semejantes. OssETIvos 4 Profundizar en la reflexién conceptual que contribuya a la mejor comprensién de la articulacién de la Universidad con Organizaciones de la Sociedad Civil, ‘@ Reconocer y detectar actividades de fortalecimiento de la sociedad civil que puedan constituirse cn "pricticas ejemplares" en el nivel de grado, postgrado, cooperacién técnica e investigacién. @ Instalar en la agenda universitaria la importancia de estimular los mecanismos de cooperacién en- tre Universidades, Organizaciones de la Sociedad Civil y el Estado. ESTRUCTURA ORGANIZATIVA DEL ENCUENTRO La estructura organizativa del Encuentro tuvo en cuenta los.distintos tipos de oferta y actividades que tienen lugar en la universidad: grado, postgrado, cooperaci6n técnica e investigacién. El propésito fue el de analizar experiencias concretas las que fueron_presentadas teniendo en cuen- ta el tipo de oferta, la evolucién del proceso en relacién con los distintos actores sociales y el impac- to de la actividad, tanto en la institucién universitaria como en la comunidad, poniendo de relie- ve las dificultades y conflictos ast como los logros y las altemativas derivadas de las experiencias realizadas 0 en proceso. Las actividades del Encuentro se organizaron bajo la forma de: Paneles, Talleres y Exposicién de Carteles (Posters) y el Encuentro fue abierto por Silvio Kovalsky representante de la Secretaria de Educacién Superior del Ministerio de Educacién y Andrés Thompson, Director de Programas para ‘América Latina de la Fundaci6n Kellogg. El Dr José Nun. dicté una conferencia magistral sobre la problematica de la sociedad civil que fue comentada ampliamente por el distinguido politélogo Gi- ermo O”Donnell. El evento contd con una nutrida participacién y senté las bases de lo que segu- ramente constituiré un factor de impulso al desarrollo de universidades cada vez mas comprometi- das con la cuestidn social en el pats y la regién. Comité ORGANIZADOR: Pavricia Altamirano (P. A. Universidad Catélica de Cordoba) Beawiz Balién (Facultad de Ciencias Sociales y Econdmicas - Universidad Catélica Argentina) Gabriel Berger (Universidad de San Andrés) Noemt Bordoni (Maestrfa en Salud Pablica. Universidad de Buenos Aires) Raquel Castronovo (Universidad Nacional de Lancs) Marcelo Cavarozzi (Universidad Nacional de General San Martin) Carlos Fernéndez (Universidad Nacional de Tucumn) Monice Glenz (Secretarta de ExtensiGn de la Universidad de Buenos Aires) Miriam Gonzdlez (Secretaria de Extensin de la Universidad de Buenos Aires) Inés Gonzélez Bombal (Centro de Estudios de Estado y Sociedad - CEDES) Pedro Krotsch (Fundacién W.K. Kellogg- U.B.A~ UN.LP.) Raquel Leal (Servicio Universitario Mundial - SUM-) Juan Luis Mérega (Universidad Nacional de Quilmes) Raiil Motta (Instituto Internacional de Pensamiento Complejo - Universidad del Salvador) Jorge Negrete (Universidad Nacional de Tucurn) [Néstor Navarro (Secretarfa de Extensién Universitaria - Universidad Nacional de Cuyo) Enrique Peruzzotti (Universidad Torcuato Di Tella) Horacio Praciio (Facultad de Ciencias Médicas - Universidad Nacional de La Plata) Allcia Radosinsky (Facultad de Ciencias Médicas - Universidad Nacional de La Plata) Adriana Rofman (Universidad Nacional de General Sarmiento) Allcia Rolando de Serra (P. A. Universidad Catélica de Cérdoba) Andrés Thompson (Fundacién W. K Kellogg) Elena Vila Moret (Fundacién W. K. Kellogg) Haydee Yanover (Asociacién de Graduados de la carrera de Organizacién y Direccién Institucional -AGODI)

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