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GESTIÓN DE

RESIDUOS
Tema 3

ÚLTIMA REVISIÓN
04/06/2013
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Contenido
1. OBLIGACIONES DERIVADAS DE LA NORMATIVA ACTUAL. ....................... 2

1.1. RESIDUOS NO PELIGROSOS Y PELIGROSOS. ............................................. 4

1.2. PRODUCCIÓN Y POSESIÓN DE RESIDUOS. ................................................. 7

1.3. GESTIÓN DE RESIDUOS. .................................................................................. 9

1.4. TRASLADO DE RESIDUOS. ............................................................................. 11

1.5. RESPONSABILIDAD PENAL POR DAÑOS AL MEDIO AMBIENTE. ........ 12

1.6. LIBRO-REGISTRO DE POLICÍA Y DE COBRE............................................... 13

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1. OBLIGACIONES DERIVADAS DE LA NORMATIVA ACTUAL.

La Ley 22/2011, de 28 de julio, de residuos y suelos contaminados, entró en vigor


el 30 de julio de 2011. Esta ley traspone la Directiva 2008/98/CE del Parlamento
Europeo y del Consejo, de 19 de noviembre de 2008, sobre los residuos, por la que
se derogan determinadas Directivas integrándolas en una única «Directiva marco».

Asimismo, esta nueva ley deroga la anterior Ley 10/1998, de 21 de abril, de


residuos; el capítulo VII de régimen sancionador y la disposición adicional quinta de
la Ley 11/1997 de envases y residuos de envases, y la Orden MAM/2192/2005 de
financiación del transporte a península y entre islas de residuos. El resto de
normativa sobre la materia sigue vigente, estableciéndose un plazo de tres años
para el correspondiente desarrollo reglamentario y de un año para que las
comunidades autónomas adapten su régimen a lo establecido.

Las novedades más importantes que introduce la ley son las que se tratan en los
puntos siguientes:

Nueva jerarquía y clasificación de residuos

Se formula una jerarquía de residuos que ahora antepone las operaciones de


prevención y preparación para la reutilización, reciclado y otros tipos de
valorización (incluida la energética) a la eliminación.

En este sentido, se deben establecer mecanismos para la reducción en la


generación de residuos (objetivo estratégico establecido de reducción de un 10%
en 2020 respecto a los generados en 2010) lo que implica que el productor debe
presentar a la Administración planes periódicos de minimización. No obstante,
quedan exentos de esta obligación los pequeños productores de residuos
peligrosos cuya producción no supere la cantidad reglamentariamente establecida.

Atendiendo a las competencias de gestión, la nueva ley elimina el concepto de


residuo urbano y distingue entre residuo doméstico, comercial e industrial. Esto
plantea un serio problema en el caso de residuos domésticos generados en
industria procedentes de actividad de oficina y del personal que realiza trabajos
de campo, para los que no se facilita una adecuada recogida a través de los
sistemas municipales establecidos, por quedar exentos de esta responsabilidad
que recae en el productor. Esto no es solo problemático en términos de coste sino
que en algunos casos ni siquiera a los gestores les resulta rentable acudir a puntos
alejados o de difícil acceso para su retirada, más aún cuando no se consiguen
cargas completas del camión y no se pueden establecer rutas que hagan el
recorrido más eficiente.

Cabe pensar, por lo tanto, que los productores de residuos domésticos procedentes
de la industria difícilmente tendrán cabida en los sistemas de recogida municipal.

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Conceptos de «subproducto» y «fin de la condición de residuo»

A falta de desarrollo reglamentario para su aplicación, la nueva ley introduce los


conceptos de «subproducto» y de «fin de la condición de residuo», cuestión que
abre las posibilidades para que los productores desclasifiquen algunos de sus
residuos, siempre que se cumplan unas determinadas garantías en cuanto a posible
afección a personas o al medio ambiente de los productos, usos posteriores sin
transformación, y existencia de mercado o demanda para ellos. En cualquier caso,
debe tenerse en cuenta la obligación de que sea la Administración quien resuelva
al respecto de estas sustancias u objetos.

En este sentido, la Unión Europea ya ha establecido los criterios que deben regir
para la desclasificación de determinados metales. Así, con fecha 9 de octubre de
2011 entró en vigor el Reglamento (UE) nº 333/2011 del Consejo de 31 de
marzo de 2011 por el que se establecen criterios para fijar cuándo determinados
tipos de chatarra dejan de ser residuo con arreglo a la Directiva 2008/98/CE
del Parlamento Europeo y del Consejo.

Este Reglamento, de obligado cumplimiento en el ámbito de la Unión Europea desde


su entrada en vigor, establece:

Criterios para determinar cuándo la chatarra de hierro, acero y aluminio,


incluida la chatarra de aleación de aluminio deja de ser residuo.
Obligación del productor de presentar Declaración de conformidad con
cada entrega de chatarra al siguiente poseedor.
Obligación del productor de aplicar un sistema de gestión de calidad que
demuestre que se cumplen los criterios aplicables a cada tipo de chatarra.

Será necesario ver cómo se desarrolla esta cuestión para solventar la posible
diversidad de interpretaciones entre comunidades autónomas al respecto.

Obligaciones de información

En cuanto a las obligaciones de información, la ley ya no contempla la necesidad de


presentar ante las comunidades autónomas un informe anual de producción.

Sin embargo, para el caso de los residuos peligrosos, hace referencia expresa a la
obligación de continuar con el cumplimiento de los requisitos que establecen las
normas reglamentarias al respecto (actualmente está vigente el RD 833/1988).

Dichas normas reglamentarias incluyen la obligación de presentar Declaración


Anual, para grandes productores (producción anual superior a 10 toneladas)
generándose en este caso una ambigüedad entre ambas normas, en lo que se
refiere a la interpretación que realizan las comunidades autónomas que son los
organismos con competencia en la aplicación de la norma.

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Sigue vigente la obligación de llevar un registro de los residuos producidos,
ampliándose dicha obligación también a los no peligrosos.

Se establece un plazo mínimo de custodia de la información de tres años y se


puede realizar de forma telemática, debiendo estar disponible a efectos de
inspección y control por parte de las autoridades competentes.

1.1. RESIDUOS NO PELIGROSOS Y PELIGROSOS.

La determinación de los residuos que han de considerarse como residuos peligrosos


y no peligrosos se hará de conformidad con la lista establecida en la Decisión
2000/532/CE de la Comisión, de 3 de mayo de 2000.

Por orden del Ministro de Medio Ambiente, y Medio Rural y Marino, previa consulta
a la Comisión de coordinación en materia de residuos, se podrá reclasificar un
residuo en los siguientes términos, conforme, en su caso, a los procedimientos
previstos en el artículo 7 de la Directiva 2008/98/CE:

a) Se podrá considerar un residuo como peligroso cuando, aunque no figure como


tal en la lista de residuos, presente una o más de las características indicadas en el
anexo III.

b) Se podrá considerar un residuo como no peligroso cuando se tengan pruebas


de que un determinado residuo que figure en la lista como peligroso, no presenta
ninguna de las características indicadas en el anexo III.

Cuando se den los supuestos de los dos apartados anteriores, el Ministerio de


Medio Ambiente, y Medio Rural y Marino lo notificará sin demora a la Comisión
Europea y le presentará toda la información relevante.

La reclasificación de residuos peligrosos en residuos no peligrosos no podrá


realizarse por medio de una dilución o mezcla cuyo objeto sea la disminución de las
concentraciones iniciales de sustancias peligrosas por debajo de los límites que
definen el carácter peligroso de un residuo.

Residuo no peligroso: Se trata de todo aquel residuo que no se encuentra


catalogado como residuo peligroso.

Residuo Peligroso: residuo que presenta una o varias de las características


peligrosas enumeradas en el anexo III, y aquél que pueda aprobar el
Gobierno de conformidad con lo establecido en la normativa europea o en los
convenios internacionales de los que España sea parte, así como los
recipientes y envases que los hayan contenido.

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ANEXO III

Características de los residuos que permiten calificarlos como peligrosos

H 1 «Explosivo»: Se aplica a las sustancias y los preparados que pueden


explosionar bajo el efecto de la llama o que son más sensibles a los choques o las
fricciones que el dinitrobenceno.

H 2 «Oxidante»: Se aplica a las sustancias y los preparados que presentan


reacciones altamente exotérmicas al entrar en contacto con otras sustancias, en
particular sustancias inflamables.

H 3-A «Fácilmente inflamable» se aplica a:

– Las sustancias y los preparados líquidos que tienen un punto de inflamación


inferior a 21 ºC (incluidos los líquidos extremadamente inflamables).
– Las sustancias y los preparados que pueden calentarse y finalmente inflamarse en
contacto con el aire a temperatura ambiente sin aporte de energía.
– Las sustancias y los preparados sólidos que pueden inflamarse fácilmente tras un
breve contacto con una fuente de ignición y que continúan ardiendo o
consumiéndose después del alejamiento de la fuente de ignición.
– Las sustancias y los preparados gaseosos que son inflamables en el aire a presión
normal.
– Las sustancias y los preparados que, en contacto con el agua o el aire húmedo,
desprenden gases fácilmente inflamables en cantidades peligrosas.

H 3-B «Inflamable»: Se aplica a las sustancias y los preparados líquidos que


tienen un punto de inflamación superior o igual a 21 ºC e inferior o igual a 55 ºC.

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H 4 «Irritante»: Se aplica a las sustancias y los preparados no corrosivos que
pueden causar una reacción inflamatoria por contacto inmediato, prolongado o
repetido con la piel o las mucosas.

H 5 «Nocivo»: Se aplica a las sustancias y los preparados que por inhalación,


ingestión o penetración cutánea pueden entrañar riesgos de gravedad limitada para
la salud.

H 6 «Tóxico»: Se aplica a las sustancias y los preparados (incluidos las sustancias


y los preparados muy tóxicos) que por inhalación, ingestión o penetración cutánea
pueden entrañar riesgos graves, agudos o crónicos e incluso la muerte.

H 7 «Cancerígeno»: Se aplica a las sustancias y los preparados que por inhalación,


ingestión o penetración cutánea pueden producir cáncer o aumentar su frecuencia.

H 8 «Corrosivo»: Se aplica a las sustancias y los preparados que pueden destruir


tejidos vivos al entrar en contacto con ellos.

H 9 «Infeccioso»: Se aplica a las sustancias y los preparados que contienen


microorganismos viables, o sus toxinas, de los que se sabe o existen razones
fundadas para creer que causan enfermedades en el ser humano o en otros
organismos vivos.

H 10 «Tóxico para la reproducción»: Se aplica a las sustancias y los preparados


que por inhalación, ingestión o penetración cutánea pueden producir
malformaciones congénitas no hereditarias o aumentar su frecuencia.

H 11 «Mutagénico»: Se aplica a las sustancias y los preparados que por inhalación,


ingestión o penetración cutánea pueden producir defectos genéticos hereditarios o
aumentar su frecuencia.

H 12 Residuos que emiten gases tóxicos o muy tóxicos al entrar en contacto con el
aire, con el agua o con un ácido.

H 13* «Sensibilizante»: Se aplica a las sustancias y los preparados que, por


inhalación o penetración cutánea, pueden ocasionar una reacción de
hipersensibilización, de forma que una exposición posterior a esa sustancia o
preparado dé lugar a efectos nocivos característicos.

H 14 «Ecotóxico»: Se aplica a los residuos que presentan o pueden presentar


riesgos inmediatos o diferidos para uno o más compartimentos del medio ambiente.

H 15 Residuos susceptibles, después de su eliminación, de dar lugar a otra


sustancia por un medio cualquiera, por ejemplo, un lixiviado que posee alguna de las
características antes enumeradas.

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La Ley 22/2011 como novedad la obligación de que quienes organicen los traslados
presenten información relativa a residuos no peligrosos, a efectos estadísticos y
de control.

En el capítulo III del título III de la ley 22/2011, se regulan las comunicaciones y
autorizaciones de las actividades de producción y gestión de residuos. Las
empresas que producen residuos peligrosos y residuos no peligrosos en cantidad
superior a 1.000 t/año se someten al requisito de comunicación previa en la
Comunidad Autónoma donde se ubiquen, de esta forma se dota a las Comunidades
Autónomas de información necesaria para facilitar la vigilancia y el control de la
producción de residuos, y se simplifican los trámites administrativos a las
empresas que producen residuos peligrosos, sustituyendo el régimen anterior de
autorización por el actual de comunicación.

Los residuos no peligrosos generados por las actividades industriales se pueden


clasificar, principalmente, en los siguientes tipos:

Residuos urbanos o municipales


Residuos industriales inertes
Residuos no peligrosos valorizable.
Residuos no peligrosos no valorizables
Residuos de construcción y demolición

1.2. PRODUCCIÓN Y POSESIÓN DE RESIDUOS.

Con la Ley 22/2011, de 28 de julio, de residuos y suelos contaminados, las figuras


de productor y poseedor del residuo están más claramente definidas.

«Productor de residuos»: cualquier persona física o jurídica cuya actividad


produzca residuos (productor inicial de residuos) o cualquier persona que
efectúe operaciones de tratamiento previo, de mezcla o de otro tipo, que
ocasionen un cambio de naturaleza o de composición de esos residuos. En el
caso de las mercancías retiradas por los servicios de control e inspección en
las instalaciones fronterizas se considerará productor de residuos al
representante de la mercancía, o bien al importador o exportador de la
misma.
«Poseedor de residuos»: el productor de residuos u otra persona física o
jurídica que esté en posesión de residuos.

Sigue existiendo una laguna respecto de las responsabilidades en la gestión de los


residuos aparecidos en terreno propiedad de la empresa no originados por su
actividad (pequeños vertederos incontrolados), especialmente en el caso de
infraestructuras lineales donde no siempre puede impedirse físicamente el acceso.

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El productor o el poseedor inicial del residuo debe asegurar el tratamiento
adecuado de sus residuos, para lo cual se establecen distintas opciones (que se
efectúe el tratamiento por sí mismo o que se entregue a un tercero, público o
privado), en todo caso las operaciones que se realicen deberán acreditarse
documentalmente.

Asimismo se establece el alcance de la responsabilidad de los productores y


poseedores iniciales de los residuos, se establecen las obligaciones relativas a la
entrega de los residuos domésticos y de los residuos comerciales, y se recogen
especificidades relativas a los residuos peligrosos.

Obligaciones del productor

La nueva ley mantiene las obligaciones que la antigua Ley 10/1998 establecía para
los productores de residuos peligrosos, relacionadas con el correcto
almacenamiento de los residuos (obligación que amplía a los productores de todo
tipo de residuos), así como con el envasado y etiquetado. Establece un plazo
máximo de almacenamiento para los residuos no peligrosos en función del
tratamiento final (2 años si se destina a valorización y 1 año si se destina a
eliminación), y mantiene el plazo de seis meses para los que sí lo son, introduciendo
la posibilidad de ampliación por causas justificadas.

En cuanto al tratamiento de los residuos, la ley introduce la posibilidad de entrega


por parte del productor a un Agente o Negociante (figuras nuevas), como
intermediario entre aquel y el gestor. El Agente organiza la gestión de los residuos
del productor por cuenta de terceros, mientras que el Negociante actúa por cuenta
propia, comprando y vendiendo los residuos.

Como novedad importante que afecta al productor, destaca la nueva definición de


la responsabilidad del productor sobre el residuo que entrega (siempre que no sea
a través de un Negociante) la cual no concluye hasta que éste es recibido por la
empresa de tratamiento autorizada. Este hecho, junto con la desaparición del
doble concepto de transportista (que asume la titularidad o por cuenta de
terceros) en el texto de la ley, da a entender que salvo venta del residuo, la
responsabilidad sobre el residuo pasa directamente desde el productor a la
instalación de tratamiento final, sin posibilidad de entrega a un transportista que
asuma la titularidad, como ocurría anteriormente. Con respecto a la asunción de
responsabilidades, existe riesgo de confusión entre el concepto «productor del
producto» y el de «productor del residuo», especialmente en el marco de la
responsabilidad ampliada del productor, ya que la ley mantiene básicamente las
definiciones anteriores.

Se modifica el régimen jurídico de los sistemas colectivos de responsabilidad


ampliada del productor (actuales SIG) y se dispone de un plazo de adaptación de un
año, una vez entre en vigor las correspondientes normas de desarrollo, por lo que
no parece que en breve vayan a producirse mejoras en este sentido.

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El principal inconveniente de estos sistemas, no resuelto con la nueva ley, es que
siguen estando restringidos exclusivamente a los productores del producto. Los
productores del residuo no tienen acceso directo a los SIG para la gestión gratuita
de aquellos residuos industriales sobre los que se repercute el canon de retirada
correspondiente, salvo que se lo permita el suministrador del producto. El claro
ejemplo son las retiradas de residuos de aparatos eléctricos y electrónicos
(RAEE).

No se resuelve la doble responsabilidad sobre la gestión de los residuos que parece


deducirse de la normativa, entre los productores del producto (o sus SIG) y los
responsables de la actividad donde se genera el residuo. Ello es especialmente
destacado en el caso de algunos residuos peligrosos, como las baterías usadas,
donde se superponen las responsabilidades de ambas figuras, sin que quede claro
quién debe asumir la responsabilidad de los residuos.

TÍTULO III
Producción, posesión y gestión de los residuos
CAPÍTULO I
De la producción y posesión inicial de los residuos

Artículo 17. Obligaciones del productor u otro poseedor inicial relativas a la


gestión de sus residuos.

Artículo 18. Obligaciones del productor u otro poseedor inicial relativas al


almacenamiento, mezcla, envasado y etiquetado de residuos.

1.3. GESTIÓN DE RESIDUOS.

«Gestión de residuos»: la recogida, el transporte y tratamiento de los


residuos, incluida la vigilancia de estas operaciones, así como el
mantenimiento posterior al cierre de los vertederos, incluidas las
actuaciones realizadas en calidad de negociante o agente.

«Gestor de residuos»: la persona o entidad, pública o privada, registrada


mediante autorización o comunicación que realice cualquiera de las
operaciones que componen la gestión de los residuos, sea o no el productor
de los mismos.

Las autoridades competentes adoptarán las medidas necesarias para asegurar que
la gestión de los residuos se realice sin poner en peligro la salud humana y sin dañar
al medio ambiente.

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Las administraciones competentes, en el desarrollo de las políticas y de la
legislación en materia de prevención y gestión de residuos, aplicarán para conseguir
el mejor resultado ambiental global, la jerarquía de residuos por el siguiente orden
de prioridad:

a) Prevención;

b) Preparación para la reutilización;

c) Reciclado;

d) Otro tipo de valorización, incluida la valorización energética; y

e) Eliminación.

Las administraciones públicas elaborarán y publicarán, como mínimo, cada año un


informe de coyuntura sobre la situación de la producción y gestión de los residuos,
incluyendo datos de recogida y tratamiento desglosados por fracciones y
procedencia. Estos informes serán de ámbito nacional y autonómico y, en su caso,
local. Asimismo la información contenida en el Registro de producción y gestión
será pública.

Las Comunidades Autónomas elaborarán los planes autonómicos de gestión de


residuos, previa consulta a las Entidades Locales en su caso.

Los planes autonómicos de gestión contendrán un análisis actualizado de la


situación de la gestión de residuos en el ámbito territorial de la Comunidad
Autónoma, así como una exposición de las medidas para facilitar la reutilización, el
reciclado, la valorización y la eliminación de los residuos, estableciendo objetivos
de prevención, preparación para la reutilización, reciclado, valorización y
eliminación y la estimación de su contribución a la consecución de los objetivos
establecidos en esta Ley, en las demás normas en materia de residuos y en otras
normas ambientales.

Las Entidades Locales en el marco de sus competencias, podrán elaborar programas


de gestión de residuos de conformidad y en coordinación con el Plan Nacional
marco y con los planes autonómicos de gestión de residuos. Las Entidades Locales
podrán elaborar estos programas individualmente o agrupadas.

Los planes y programas de gestión de residuos se evaluarán y revisarán, al menos,


cada seis años.

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CAPÍTULO II

De la gestión de residuos

Sección 1.ª Obligaciones en la gestión de residuos

Artículo 20. Obligaciones de los gestores de residuos.

Sección 2.ª Objetivos y medidas en la gestión de los residuos


Artículo 21. Recogida, preparación para la reutilización,reciclado y
valorización de residuos.

Artículo 22. Objetivos específicos de preparación para la reutilización,


reciclado y valorización.

Artículo 23. Eliminación de residuos

Antes de 2015 deberá estar establecida una recogida separada para, al menos, los
materiales siguientes: papel, metales, plástico y vidrio.

Antes de 2020, la cantidad de residuos domésticos y comerciales destinados a la


preparación para la reutilización y el reciclado para las fracciones de papel,
metales, vidrio, plástico, biorresiduos u otras fracciones reciclables deberá
alcanzar, en conjunto, como mínimo el 50% en peso.

Antes de 2020, la cantidad de residuos no peligrosos de construcción y demolición


destinados a la preparación para la reutilización, el reciclado y otra valorización de
materiales, con exclusión de los materiales en estado natural definidos en la
categoría 17 05 04 de la lista de residuos, deberá alcanzar como mínimo el 70% en
peso de los producidos.

Cada tres años, las Comunidades Autónomas remitirán al Ministerio de Medio


Ambiente, y Medio Rural y Marino la información necesaria para la verificación del
cumplimiento de los objetivos previstos

1.4. TRASLADO DE RESIDUOS.

La nueva ley redefine el concepto de traslado de residuos y lo acota


exclusivamente al transporte entre diferentes comunidades autónomas dentro del
territorio nacional.

Introduce la obligatoriedad para todo traslado de residuos de ir acompañado de un


documento de seguimiento y control y de presentar una notificación previa ante

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las comunidades autónomas (antes solo era obligatorio para los residuos
peligrosos).

Sin embargo, parece que deja fuera de estas obligaciones a los movimientos de
residuos que se produzcan dentro de una misma Comunidad Autónoma. Incluso
algunas comunidades autónomas comienzan a eximir expresamente a los
productores de esta obligación.

Se observa por tanto una dificultad de aplicación para el productor entre los
requerimientos de esta nueva normativa, y los contenidos en la específica para
residuos peligrosos (RD 833/1988), ya que si bien la propia ley establece que
quedan derogadas todas aquellas disposiciones que se opongan, contradigan o
resulten incompatibles con lo dispuesto en ella, se requiere el desarrollo normativo
que elimine esta posible diferencia de interpretación en los organismos con
competencia para su aplicación en cuestiones como la necesidad de emitir
Notificación de Traslado y Documento de Control y Seguimiento en todos los casos
para residuos peligrosos.

Los traslados de residuos que se destinen a la eliminación así como a valorización si


se trata de residuos domésticos mezclados, deberán regirse siempre por los
principios de autosuficiencia y proximidad.

Por otra parte, continúa sin estar claramente regulado el carácter de los
movimientos de residuos o materiales usados entre instalaciones del mismo
productor, especialmente cuando se produce acumulación o tratamiento en
almacenes intermedios.

1.5. RESPONSABILIDAD PENAL POR DAÑOS AL MEDIO AMBIENTE.

De acuerdo con el principio de quien contamina paga, los costes relativos a la


gestión de los residuos tendrán que correr a cargo del productor inicial de
residuos, del poseedor actual o del anterior poseedor de residuos.

Podrán ser sancionadas por los hechos constitutivos de las infracciones


administrativas recogidas en este capítulo las personas físicas o jurídicas que los
cometan, de acuerdo con lo establecido en esta Ley y sin perjuicio, en su caso, de
las correspondientes responsabilidades civiles, penales y medioambientales.

2. Cuando el cumplimiento de lo establecido en la Ley 22/2011 corresponda a varias


personas conjuntamente, responderán de forma solidaria de las sanciones
pecuniarias, de conformidad con lo dispuesto en el artículo 130.3 de la Ley
30/1992, de 26 de noviembre, de Régimen Jurídico de las Administraciones
Públicas y del Procedimiento Administrativo Común

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CAPÍTULO II
Régimen sancionador

Artículo 45. Sujetos responsables de las infracciones.

Artículo 46. Infracciones

Artículo 47. Sanciones.

Artículo 48. Graduación de las sanciones.

Artículo 49. Potestad sancionadora

Artículo 50. Procedimiento

Artículo 51. Prescripción de las infracciones y sanciones

Artículo 52. Concurrencia de sanciones

Artículo 53. Medidas de carácter provisional

Artículo 54. Reparación del daño e indemnización.

Artículo 55. Multas coercitivas y ejecución subsidiaria.

Artículo 56. Publicidad.

La responsabilidad será solidaria, en todo caso, en los siguientes supuestos:

a) Cuando el productor, el poseedor inicial o el gestor de residuos los


entregue a persona física o jurídica distinta de las señaladas en esta Ley.

b) Cuando sean varios los responsables y no sea posible determinar el grado


de participación de cada uno en la realización de la infracción

1.6. LIBRO-REGISTRO DE POLICÍA Y DE COBRE

La Orden del Ministro de Interior de 2 de noviembre de 1989 («BOE» de 24 de


noviembre de 1989), por la que se regulan las modalidades de elaboración de libros-
registro y otros documentos de control obligatorios para determinados
establecimientos, incluye el modelo del libro-registro correspondiente a los de
gestión de residuos metálicos y comercio al por mayor de chatarra y productos
de desecho, como efectos usados, en su anexo IV.

Por otra parte, estos establecimientos están obligados a llevar el libro-registro


por disposición del artículo 12 de la Ley Orgánica 1/1992, de 21 de febrero, sobre

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Protección de la Seguridad Ciudadana, y del apartado primero de la Real Orden de
19 de enero de 1924, norma que, con relación a los mismos, continúa vigente.

Las chatarrerías están obligadas a llevar un registro en el que indique las


cantidades recibidas y vendidas (ley 10/98 de Residuos). Además, también están
obligados a llevar un registro de material de entrada, según la ley 1/92 de
seguridad ciudadana.

Sin perjuicio del cumplimiento de sus obligaciones en esta materia por parte de los
titulares de centros gestores de residuos metálicos y, en general, establecimientos
de comercio al por mayor de chatarra y productos de desecho y de los controles
que la normativa actual prevé sobre sus libros-registro por las Jefaturas
Superiores de Policía, Comisarías y Puestos de la Guardia Civil, el crecimiento de
los robos del material de cobre que se viene produciendo como consecuencia del
incremento del precio del mismo precisa completar el control reforzando la
comunicación de una forma más inmediata y eficaz, con el empleo de medios
telemático.

La Orden INT/1920/2011, de 1 de julio, por la que se refuerza el control respecto


al comercio del cobre para los centros gestores de residuos metálicos y
establecimientos de comercio al por mayor de chatarra y productos de desecho.

Comunicación específica de datos relativos al comercio de cobre.

Los centros gestores de residuos metálicos y, en general, los establecimientos de


comercio al por mayor de chatarra y productos de desecho, comunicarán
diariamente por medios telemáticos a las Jefaturas Superiores de Policía,
Comisarías y Puestos de la Guardia Civil, atendiendo a su demarcación territorial, y
simultáneamente a su inscripción en el libro-registro, las entradas de material de
cobre, especificando la información sobre cantidad, origen y características
contenida en el anexo IV de la Orden del Ministro del Interior de 2 de noviembre
de 1989.

De forma periódica, la Policía y la Guardia Civil revisan los libros de registro de


entrada y salida para comprobar el origen del metal que se compra y se vende.

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La normativa es clara y muy exigente. Cualquier gramo de cobre que entre en un


centro de gestión debe tener un origen conocido y su vendedor tiene que ser
identificado. Además, las chatarrerías están obligadas a comunicar a las fuerzas
de seguridad en tiempo real, por medio de una conexión telemática, cualquier
entrada de cobre que registren. Pero eso no sucede siempre así, y el mercado
negro ha conseguido extenderse en los últimos años.

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