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( UN ENSAYO CRITICO )
• INDICE
• Introducción
• PRIMERA PARTE : LOS TALLERES NACIONALES
INTRODUCCION
Tras la muerte de Sartre, en 1980, han sido publicadas por la editorial Gallimard, tres obras,
que, si bien, como nos advierte el editor, son textos inacabados, el mismo Sartre deseaba que
fuesen publicados después de su muerte. De los tres libros, nos ocuparemos del que mas
importancia tiene para la investigación filosófica, que seria, el tomo 2 de la /Critica _de la
Razón _Dialéctica/, subtitulado “La inteligilibidad de la Historia”. Aparece este texto en
1985, y de él se han realizado poquísimos estudios. En español, hasta donde he podido saber,
no ha sido publicado todavía ningún comentario.
En este ensayo, me centrare en un problema muy concreto, a saber: el concepto de
“antitrabajo”. Concepto que, tal como lo exponen los editores en un glosario, al final de la
obra, se definirla como sigue:
“actividad antagonística doble (o plural), productora de objetos _a considerar como
resultados de una colaboración negativa, que ninguno d e los adversarios reconoce como
suyos”.
Para analizar estas nociones, Sartre recurre al problema planteado en el
Paris de 1848, en lo que se conoce como “Talleres Nacionales”.
Pensamos, de acuerdo con Ronald Aronson, (1987), que el problema central de este tomo dos
de la Critica, gira en torno a esta cuestión:
“de que manera dos grupos en lucha “colaboran en un trabajo común”?.(1)
Ahora bien, Sartre mismo, al referirse a los Talleres Nacionales, los define como
“totalizaciones en curso”, que son, en palabras de los editores, “trabajo de síntesis y de
integración a partir de circunstancias determinadas y en función de un objetivo; la
totalización define a la misma praxis? (2)
Aunque Sartre desarrolla especialmente el proceso del ascenso _al poder de Stalin, a lo largo
de dos terceras partes del libro, el caso de los Talleres, nos será muy útil para entender
posteriormente el caso del estalinismo. Vemos la importancia que Sartre da a esta cuestión,
en sus propias afirmaciones al respecto:
“ ... si la Historia es totalizante, hay totalización de la lucha en tanto que tal (poco importa,
desde el punto de vista formal donde nos coloquemos, que esta lucha sea un combate
singular, una guerra o un conflicto social). Y si esta totalidad es dialécticamente
comprensible, es necesario poder captar en la experiencia a los individuos y a los grupos en
lucha, como colaborando de hecho en una obra común ... ... En cuanto a los Talleres
Nacionales y a los objetos sociales nacidos de una lucha, se podría llegar a sostener que son
realidades históricas solamente en la medida en que no son conformes a ninguno de los
proyectos que los han realizado en el antagonismo reciproco. Tienen una suerte de existencia
propiamente histórica en la medida en que, hechos por los hombres, les escapan (inclusive si,
como convención, son ellos mismos agrupamientos) sin recaer por tanto en el nivel de la
materia no trabajada...”. (3)
Un planteamiento que presenta, a mi juicio, una novedosa aclaración respecto del
“marxismo” de Sartre, se refiere a lo que Èl mismo expone como “contradicción formal en la
teoría marxista”. Esta contradicción radica en el hecho mismo de que el planteamiento de la
lucha de clases como “motor de la Historia”, forma parte Èl mismo de ese desarrollo de la
Historia. En otros términos: aunque, en determinados momentos de la Historia, el
materialismo dialéctico haya sido “útil”, en la medida en que los marxistas se preocupaban
por el Éxito material de sus hipótesis, ello no impide que el problema de la “inteligibilidad
formal” permanezca sin solución. Cuando la maquina parece “trabarse”, es cuando surge el
problema. Veamos cómo plantea Sartre la cuestión:
El marxismo es verdadero rigurosamente si la Historia es totalización; ya no lo seria, si la
historia humana se descompone en una pluralidad de historias particulares o si, de cualquier
manera, en el seno de la relación de inmanencia que caracteriza el combate, la negación de
cada adversario por el otro es por principio destotalizante ... Nuestro propósito es,
únicamente, establecer si, en un conjunto práctico desgarrado por antagonismos (sea que
haya múltiples conflictos o que se reduzcan a uno solo), los desgarramientos mismos son
totalizantes y arrastrados por el movimiento totalizante del conjunto. Pero si establecemos, en
efecto, este principio abstracto, la dialéctica materialista como movimiento de la Historia y
del conocimiento histórico no tiene otra cosa sino probarse por los hechos que ella misma
aclara o, si se prefiere, que descubrirse a sí misma como un hecho y a través de los otros
hechos”. (4)
Sartre considera que es suficiente estudiar los conflictos dentro de un grupo organizado, para
que la opacidad de los productos del antitrabajo, productos que conllevan la deformación, la
semi ineficacia, la ineficacia total, la contraeficacia, sean reconstruidos, desde la perspectiva
de la inteligibilidad dialéctica. Si el trabajo es definido como una “operación material
encaminada a producir un determinado objeto, como determinación del campo práctico y en
vistas a cierto fin, debemos nombrar antitrabajo a la doble actividad antagonística , puesto
que cada sub grupo trabaja para destruir o desviar el objeto producido por el otro...”. (CRD,
T. 11, 105-106)
Nuestra labor, por tanto, consistirá en mostrar cómo es posible acceder a una inteligibilidad
del hecho histórico, para lo que es necesario desarrollar el ejemplo de los Talleres
Nacionales, y posterior mente, realizar un análisis de los términos planteados por Sartre, que
nos puedan aportar los elementos necesarios para realizar el análisis critico de toda la Critica
sartreana. (5)
PRIMERA PARTE
LOS TALLERES NACIONALES
1.1 El contexto histórico:
Jean Sigmann, (1977), plantea el caso de Paris, en la primera mitad del siglo XIX, como una
especie de “mito revolucionario europeo”. Las revueltas en Londres, no son lo mismo que en
Paris. Los obreros londinenses buscan obtener ventajas laborales. Los parisinos quieren el
control del Gobierno. Por otra parte, la crisis económica de 1825-32, que golpea más
duramente al Reino Unido que a Francia, provoca en Paris el levantamiento popular y el
derrocamiento de un rey en 1837. ... El ebanista londinense Lovett no piensa, como sus
congéneres del faubourg Saint Antoine, en levantar barricadas para obtener el sufragio
universal. Revolucionaria por principio, ya que rechaza los fundamentos mismos del
régimen, la oposición republicana y obrera de Paris acepta en un clima pasional los riesgos de
la acción revolucionaria: renacen los recuerdos del 10 de agosto de 1792 y con ellos el sueño
de una nueva república conquistada por Paris para toda Francia. La historia revolucionaria
pesa sobre París y no sobre Londres ... 11. (6)
A pesar del periodo de expansión económica que sucedió a la depresión de 1825-32, otra
recesión entre 1845 - 47 trae nuevos vientos revolucionarios. Francia se enriquecía, si, pero
las dificultades campesinas y la miseria obrera muestran que la única beneficiaria del
progreso era la burguesía. Las clases populares, divididas en Francia entre campesinos y
obreros, tenían diversos intereses. Los campesinos, “que no comprendían la diferencia entre
una república y una monarquía”, velan en Napoleón, el /petit caporal,/a través de la tradición
oral, a un amigo de los campesinos. Será axial, en palabras de Sigmann, como,”votando
masivamente por su sobrino en diciembre de 1848, los electores del campo harán una
estrepitosa entrada en la historia”. El proletariado industrial sigue siendo una minoría: “hacia
1848, los obreros de fábrica no suman más que un millón doscientos cincuenta mil mientras
que el número de trabajadores a domicilio se eleva a cuatro millones. Describir la formación
de la nueva clase, evocar sus condiciones de vida y de trabajo seria incurrir en repeticiones.
Porque en Francia, como todos los países continentales que entraron detrás de* *ella en la vía
de la industrialización, sigue el “modelo” ingles, aunque a un nivel menos elevado... ...La
esperanza de un aumento de salario o de una disminución de la jornada de trabajo (la
reivindicación de una jornada de diez horas aparece, como en Inglaterra, hacia 1840) pudo
impulsar a los obreros de la gran empresa a movimientos improvisados ... ... La conciencia de
clase es un sentimiento intermitente. La idea de derrocar el orden social está ausente”.
(Siegmann, op. cit.; p. 65) . La burguesía no puede clasificarse bajo un criterio unificador; es
decir, debemos tener presente la existencia de una clase menos numerosa y cohesionada de lo
que pareciera desde su ascenso, un tanto paradójico, en opinión de Siegmann. (7)
Concluyendo, y coincidiendo con la opinión de Siegmann, “vista desde Paris, la revolución
de 1848 aparece como la victoria de las clases obreras sobre la burguesía”. (Siegmann, op.; p.
66). Contra quienes pretendían llegar al “sufragio universal” a través de reformas
parlamentarias, contra aquellos que Siegmann llama los aprendices de brujo de la Cámara de
diputados”, “algunos miles de parisienses erigirán barricadas y derrocarán a Guizot, al rey, a
la monarquía y al sistema parlamentario”.
Los hechos revolucionarios de febrero de 1848, que Siegmann describe como un “drama en
tres actos”, son importantes para comprender la idea sartreana de antitrabajo, en especial el
tercer acto del drama.
“Tercer acto. Para obtener la consagración de la calle, única autoridad real, y para no ser
postergados ¿ quién puede serlo nunca?, tan pronto como lo permite el obstáculo de las
barricadas, los siete notables ganan el Hotel de Ville, esas “Tullerías del pueblo”, rodeado por
una muchedumbre tumultuosa y que ocupan mocetones armados y resueltos. Encuentran por
fin una oficina y comienzan a repartirse carteras ministeriales, en medio de un indescriptible
tumulto salpicado con alegres disparos.
• ¡Tarea cómoda entre compinches ! Pero hacia las ocho d e la noche aparecen con
naturalidad cuatro hombres que se dicen elegidos después de una discusión con las
sociedades secretas en los locales de La Reforme: tres periodistas, Armand Marrast,
Ferdinand Flocon, Louis Blanc y un desconocido Albert. Molestos, los otros deben
apretarse un poco!. Luego los once pasan a la sala del consejo municipal colmada por
completo para recibir de manera relativamente oficial la investidura popular ... ‘y. (8)
*SEGUNDA PARTE *
* *
Como hacen notar los editores del Vol. II de CRD, para Sartre: Una
nociÛn filosÛfica (contrariamente del concepto cientÌfico que no
_remi_te al hombre) guarda una cierta ambig¸edad porque se comprende en
in≠terioridad: “”Lo que sirve (la filosofÌa), es que estas palabras _no
es_t·n enteramente definidas ... hay en la ambig¸edad de la palabra
filo≠sÛfica algo de lo cual podemos servirnos para ir m·s lejos””.
(Sartre: _Situations IX, _1965)”.
Actividad pasiva: actividad de lo pr·ctico?inerte (de la materia
trabajada en tanto que ella domina al hombre y del hombre en tanto es
gobernado por ella).
IntelecciÛn: comprehensiÛn.
*BIBLIOGRAFIA *
BEDARIDA, F.; DROZ, J.; SOBOUL, A.; et _al.; /Historia general del
/_/socia≠lismo/; Vol. I. Te los orÌgenes a 1.875”; Ed. Destino,
Barcelona , 1976.
*NOTAS *
(1)Cfr. ARONSON, R.; Sartre’s Second _Critique; _1987. Este investigador fue el primero
que tuvo acceso a los manuscritos de Sartre, y su libro es el primero que desarrolla un
an·lisis minucioso del Tomo 2 de la Critica. A partir de ahora, en las citas al mismo, nos
referiremos como ARONSON.
Ciertamente estamos de acuerdo con Aronson, cuando afirma que “gran parte de la
historia del perÌodo entre Febrero y Junio de 1848 puede ser escrita en torno de la lucha
por, y la deformaciÛn de, los Talle≠res Nacionales”. Ver, sobre este problema, nota 7, de
pag. 45. Para lo referente al problema central, ver pag. 76, ambas en ARONSON.
(2)Cfr. SARTRE, J.P.; _Critique de la Raison Dialectique; _Tome II (inachevÈ) .
I_ntelligibilitÈ de l’Histoire; _1983. Las referencias que se hagan a esta obra, se citar·n, a
partir de este momento, mediante las siglas CRD, II.
Para comprender mejor este concepto, quisiera mencionar la cuestiÛn que preocupaba
obsesivamente a Sartre, a cerca de si es posible entender la Historia, cuando sabemos que
es una “totalidad destotalizada”, es decir, cuando la Historia misma es ambigua, y cuando
los hechos _his_tÛricos, son, as! mismo, ambivalentes. El desarrollo de este problema lo
encontramos, precisamente, en los _Cahiers pour une Morale _(1.983), obra que el mismo
Sartre, en entrevista con Michel Sicard, en la revista “Obliques”, (1978), considera
excesivamente idealista. SÌ tenemos en cuenta que, precisamente en el mismo n˙mero de la
revista, es decir, dos aÒos antes de la muerte de Sartre, aparece publicado un fragmento de
lo que era La Gran Moral de 1947,17, en el cual se plantea el proble≠ma de la ambig¸edad
de la Historia. La acciÛn histÛrica ser· equÌvoca, la Historia es posible solamente por la
mediaciÛn de agentes histÛri≠cos no abstractos, sino concretos, los cuales por el hecho
mismo _de es_tar a un tiempo “fuera” y “dentro” de la Historia, tienen un car·cter de
ambig¸edad insoslayable. Est·n fuera en tanto tienen la posibilidad de planificar sus
conductas. Est·n dentro, en tanto lo exterior a su pensamiento los aliena. AsÌ por ejemplo,
en el caso del hegelianismo como mito, desde el momento en que hay posthegelianos. El
fin d e la Historia se presenta, de esta manera, como algo inalcanzable, al menos, en tanto
no se suprima la opresiÛn de unos hombres por otros. La ac≠ciÛn histÛrica, por otra
parte, es ambivalente, en tanto que el azar interviene en las acciones histÛricas.
Ver para esta cuestiÛn, /Cahiers pour une Morale/, pp. 26?71.
(3)Cfr. SARTRE; CRD, II; pp. 21. Para un desarrollo de esta cues≠tiÛn, ver el planteamiento
que desarrollo en la parte I de mi ensayo.
(4)Cfr. SARTRE; op. cit.; p. 24. Para comprender este planteamiento, Sartre vuelve a
plantear el papel que juega en la dialÈctica dela Historia la “raretÈ”,la escasez. Este
concepto ser· desarrollado en un apÈndice, anexo a esta investigaciÛn, ya que es de
crucial importancia analizar su alcance, dentro del pensamiento sartreano.
(5)Si no prestamos atenciÛn a las otras dos obras pÛstumas hasta ahora publicadas, (/Cahiers
pour une morale/, 1983; y /VÈritÈ et existen≠ce/_, _1989), es por considerar que, en el
caso de la Moral, supone, en palabras de Aronson, con quien coincidimos, su “Etica
abortada”. En el caso de /VÈritÈ et _existence_/_ _ puede ser interesante para entender
mejor la relaciÛn de Sartre con Heidegger, especialmente en lo referente a /_El Ser y la
_Nada/.
Cfr. ARONSON, p. 9. A pesar de referirse al proyecto sartreano d e 1945?47, de elaborar
una Ètica, como un proyecto abortado, no por ello es rechazable de una manera tajante
todo el libro de los /_Cahiers pour _une Morale/; como velamos, al menos lo referente al
problema del sentido de la Historia, tiene un valor por si mismo, si tenemos en cuenta que
fue el propio Sartre quien quiso verlo publicado antes de morir, en la revista ìObliquesî
como mencion·bamos. Encontramos, adem·s, mul≠titud de planteamientos muy sugerentes
respecto de problemas Èticos y morales, que, en todo caso, aclaran m·s de un
malentendido surgido a raÌz de la publicaciÛn de /El existencialismo _es un humanismo.
_/Debemos tener en cuenta, a este respecto, que, como expresa Aronson, “.. La presencia
del segundo volumen impone nuevas lentes, a travÈs de las cuales ver los propÛsitos y
an·lisis del primero, tanto como toda la carrera de Sartre”. (ARONSON, p. 2).
(6)Cfr. SIEGMANN, J.; 1848. /Las revoluciones rom·nticas y democr·≠ticas de Europa/_;
_Ed. Siglo XXI; pp. 44?45.
(7)Quienes est·n interesados en profundizar sobre esta cuestiÛn, pueden acudir al propio
texto de Siegmann, el cual desarrolla detalladamente la composiciÛn de las “clases”
obrera y campesina, as! como la burguesÌa, con sus diversos matices. Es muy interesante
la afirmaciÛn, por parte de Siegmann, de que “el rÈgimen parlamentario estaba, (antes de
los hechos de 1848), al servicio del rey y de la burguesÌa de de los negocios”. Vid. op.
cit.; pp. 68?70.
(8)Es preciso hacer notar que la inclusiÛn de ministros como Blanc, no es de buen grado
aceptada por los “polÌticos” profesionales. E sto puede ser un factor importante en el
momento de analizar la postura de Sartre. En el caso de Trotsky y Stalin, podrÌa haber
alguna semejanza, en tanto Blanc es un teÛrico y Blanque, por ejemplo, un polÌtico m·s
pragm·tico. Este problema se desarrollar· m·s detenidamente en el _capÌ_tulo siguiente.
Sugiero la lectura de /La _revoluciÛn desfigurada_/_, _de Trotsky, para preparar una
aproximaciÛn al problema.
(9)Los _Talleres nacionales _eran vistos, sin embargo, por los cam≠pesinos, hasta los m·s
pobres, como lugar donde deambulan “haraganes y perezosos”, a quienes debÌan mantener
mediante el aumento de la contribuciÛn territorial, que desde la perspectiva campesina,
amenazaba, _des _de la responsabilidad de los escritores socialistas, su pequeÒa
frac≠ciÛn de tierra. El aumento de un 45% en todos los impuestos directos, promulgado
por Garnier, provocÛ “en el campo un descontento fa≠tal para la rep˙blica”. Cfr.
Siegmann; op. cit.; pp. 190?195.
(10) Cfr. SARTRE; CRD; II; pp. 19?20. TambiÈn es conveniente consultar la secciÛn A,
del libro II del Tomo Primero de la /Critica/. (En la Ed. ?1960? de Gallimard; pp. 381
ss.).
(11) CRD; II; p.20. Para el tÈrmino totalizaciÛn en curso , ver el apÈndice de este ensayo.
(12) CRD; II; p. 22.
(13) CRD; II; p. 107.
(14) Cfr. ARONSON; pp. 77?78.
(15) Cfr. ARONSON; p. 83. Sobre este problema, consultar el libro de RANCH SALES;
/El _mÈtodo dialÈctico en Jean?Paul _Sartre/; en especial la parte VII, que es, entre lo que
hemos encontrado publicado en es≠paÒol, de lo m·s valioso y serio.
(16) ARONSON; p. 88.
(17) ARONSON; pp. 102?103.
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