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Nació en Atenas (428 -427) a. de J. C. de familia Aristocrática. Fue educado por los mejores maestros de la época en Atenas,
Platón tuvo dos intereses: la poesía que abandono posteriormente y la política, que le preocupo siempre. A los dieciocho
años de edad, se allego al círculo de Sócrates, quien ejerció enorme influencia sobre su vida y sus doctrinas y de quien fue el
más original discípulo.

Uno de los puntos más importantes del pensamiento platónico reside en el dualismo antropológico: el alma es realmente
diferente del cuerpo y en él se encuentra en un estado violento. No es que Platón vea al cuerpo y en la materia algo malo,
pero si subraya que el hombre debe tener por principal ocupación los negocios del alma. El alma no solo es inmortal, si no
que también preexiste al cuerpo. El alma es como el grupo que forman un tronco de caballos alados y el hombre que los
guía, Los corceles y los conductores de las almas divinas son todos excelentes y de noble es triple; pero los de las almas
restantes poseen una doble naturaleza.

Toda alma es inmortal. E fectivamente todo lo que se mueve eternamente es inmortal, pues lo que es vehículo de movimiento
o lo que es movido desde fuera de sí, no deja nunca de recibir movimiento para todas las cosas que se mueve.

El alma que ha tomado parte en el cortejo de un dios, y ha llegado a ver algunas de las verdades, estará libres de trabajos
hasta la revolución siguiente; y si es capaz de hacer siempre lo mismo, eternamente se hallara libre de penalidades.

Un alma que ha habitado un cuerpo de hombre puede instalarse en el de una bestia, y al revés, desde la bestia puede emigrar
al hombre el alma que nunca ha visto la verdad no puede adoptar nunca la verdad, no puede adoptar nunca la forma humana.
Conviene ciertamente que el hombre llegue a la interacción a través de lo que se llama la idea, pasando de las diversas
impresiones a lo que está reunido en una sola cosa gracias al razonamiento.

Entre las escrituras de Platón se encuentran textos de Ética, en los cuales nos dice que cuando el hombre detiene su atención
en algo iluminado por la verdad y el ser, lo comprende, lo conoce y prueba que es inteligente.

Así como en la ciudad brota la armonía de la unidad entre las tres clases de ciudadanos, (de oro, de plata y de bronce), en la
persona brotará de la unidad de la razón concupiscible e irascible, que serán educados r espectivamente por la prudencia, la
gimnasia y la música.

La justicia, virtud del alma, es interior y es una armonía de las facultades, sin intromisiones indebid as. La justicia, virtud
social gracias a la cual cada ciudadano desempeña su propia tarea, es principio de armonía social.

Política: La colases sociales son: Los gobernantes o filósofos, los auxiliares, labradores y artesanos.

La ley: Es obra de la razón y norma de la ciudad, así como límite entre el vicio y la virtud.

La educación mediante la gimnasia, la música y la filosofía; la gimnasia es para el desarrollo del cuerpo; y la música, para la
formación del alma. La educación de la mente, mediante la filos ofía, hay que impartirla a lo largo de toda la vida.

Los filósofos no serán meramente teóricos, sino que serán gobernantes de la ciudad - estado (polis).

Formas de gobierno: Son cinco: la monarquía (gobierno de uno) o aristocracia (gobierno de los menores), la oligarquía
(gobierno de los ricos), la timocracia (gobierno militar, como en Esparta), la democracia (gobierno del pueblo) y la tiranía .

Clásicos de la pedagogía.

La educación buena es la que puede dar al cuerpo y al alma toda la belleza y toda la perfección de que son susceptibles. Más
para adquirir esta belleza es de necesidad que el cuerpo se desenvuelva con perfecta regularidad desde la primera infancia.

Los primeros elementos de la educación de los niños, tanto para el espíritu como para el cue rpo, consisten el cuidado de
lactarles y mecerles casi a cada momento, de día y de noche; que esto les es siempre útil, sobretodo en la primera infancia;
que si fuese posible, sería preciso que estuviesen en casa como una barca en el mar; y que con respec to a los niños recién
nacidos debe hacerse un esfuerzo para que se aproxime todo lo posible a este movimiento continuo el que se les procure.

A los tres, a los cuatro, a los cinco, y hasta los seis años los juegos son necesarios en los niños : y desde ese momento es
preciso curarles la falta de firmeza, corrigiéndolos, pero sin o imponerles ningún castigo ignominioso.

A los hombres y a las mujeres que dirigen la educación de la juventud corresponde tomar las medidas oportunas sobre todo
esto; éstas vigilando las diversiones de los niños y modo de educarlos, y aquéllos, dirigiendo sus ejercicios, hacer de manera
que todos los ciudadanos, hombres y mujeres, que nacen con la facultad de servirse igualmente de las dos manos y de los
dos pies, no malogren con malo s hábitos estos dones de la Naturaleza.