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La ome et Ce ae Rese at me ae ea tae eae Reem cer ee meer ee eu eta ee ‘mencién en literaturas hispanicas. Es profe- Pte tte Reo eee erat Oe Mea ay Tree ese ene Tee Cee eee eae Reem Marc aes Be Aum es ‘mado en literatura infantil y desarrollo de la Cee er gen ae oe Se eee nay Pree a ses Te em enn eid ic} UM eee ue rd oe ees ats Sor eum aie nee ar el Crete ena te ae Tar Cee Mu cee eee ed De ee eet ere ey Se et Ae Pe maine Cater aes Deaton ua aT de la vida real, cuentos con nifios de carne y re eas cocoate Dee ener eager Laabuela virtual E.. mafiana, la profesora les pidid a los nifios que se sentaran en la alfombra de Ja biblioteca, formando una rueda. Era la hora de lenguaje, y el tema de conversacién iba aser uno muy entretenido: las abuelas. Cada nifio debia elegir una abuela y hablar un rato acerca de ella. Si algunono Ja tenia, podia contar lo que recordaba, 0 conversar de alguna otra sefiora mayor, por ejemplo, una vecina o alguna amiga dela familia. - 9 Cedlia Beuchat La clase se fue dando muy bien. Cada uno de los nifios fue interviniendo, mientras los demas escuchaban en silencio, hasta que le tocé a Teo, quien partié diciendo: -Yo tengo una abuela virtual. Una gran carcajada se oyé enla sala. La profesora pidié silencio y, con gran interés, pregunté: ~A ver, Teo, zcdmo es eso de que tienes una abvela virtual? -Si, una abuela virtual. Para verla, tengo que encender el computador de mi papa, abrir un programa especial y esperar que ella anuncie su visita con un timbre. Algunos nifios disimularon la risa. -Eso pasa casi todos los dias, cuando ego del colegio -agregé Teo, sonriendo. Los nifios comenzaron a hacer preguntas: ={Quéée?, zpor qué? 10 Cecilia Beuchat La profesora le hizo un gesto a Teo para que siguiera contando. —La hora depende de la estacién del afio en que estemos. Por ejemplo, mi abuela estA ahora en otofio, y yo, en cambio, en prima- vera. A veces estoy almorzando y ella est a punto de ir a acostarse. Aqui es de dia y alla, de noche. Yo estoy viendo el sol, y ella me habla de las estrellas y de la luna. ‘Unas miradas de extrafieza aparecieron en los rostros de los nifios, pero Teo siguié contando: —Lo que ocurre es que mi abuela vive al otro lado del mundo, a miles de kilémetros de aqui. {En algiin otro planeta? —quiso saber Raul, al cual siempre le gustaba hacer preguntas. —Noooo00 -respondié Teo-. Ella vive al otro lado del océano, en otro continente. La profesora intervino entonces: ~-Nifios, como seguramente algunos de 2 PE A Rt ROR EE ES RN EO aa ustedes ya lo sospechan, el computador de ‘Teo debe tener una pequefia camara, que le permite ver a su abuela y conversar con ella. -Si-dijo Teo-. Pero el problema es que yo no puedo tocarla. A mi me gustaria hacerle carifio en su cara sonrosada. Me imagino que la debe tener suavecita. Tampoco puedo pasar mis manos por sus arrugas, y menos tocarle el pelo blanco. -2Y no Ja puedes ir a ver? -preguntd entonces Rosa. -Mi papa dice que los pasajes para ir alla, donde vive, son muy caros. Pero igual estamos ahorrando un poco. Tengo ya algiin dinero en mi chanchito. Quizas algiin dia podamos ir en avién y la visitemos. —O ella podria venir a verte a ti-agregé José. -Eso ya es més dificil. Ella es mayor y, segiin cuenta, le duelen los huesos y se cansa facilmente. ~iQué pena! ~suspird Jessica debe de ser triste no poder estar con ella, darle besitos y abrazarla bien fuertemente. ~Claro -sefialé Teo, en voz baja~, si yo le doy besos o si abrazo a mi abuela, podria romper la pantalla del computador, y ahi si que me meterfa en problemas. Luego agregé: ~Cuando yo era chico quise prestarle mi autito preferido, jldstima que ella no lo pudo tomar! Todos los nifios rieron con ganas, ima- ginando a Teo abrazado al computador. ~Pero mi abuela y yo inventamos una manera de solucionar el problema de estar tan lejos. ~@Siffiff?, ze6mo? ~gritaron varios. ~Es una forma que se nos ocurrié a los dos. Usamos las palabras de una manera especial... ta abuela viral ~¢Palabras? ~pregunté la profesora, que también estaba curiosa. -Si... Porejemplo, cuando nos saludamos, ella dice: -Hoooooola, Teo -y lo dice clari- to y con mucho amor, y yo siento alegria. Entonces le respondo: ~Hooooooo000la, abuela -y lo digo con una voz Ilena de cariifio, y ella se emociona, »Ella abre los brazos y yo también, y nos mandamos mucho amor. »-Lindo... amoroso....-dice, y se sonrie. »Luego me cuenta lo que ha hecho, y yo hago lo mismo. >-2Y cémoesté minietecito? Esté feliz? zLe han pasado cosas buenas? -pregunta siempre ella. »A veces cantamos, o ella me cuenta algun cuento. »Cuando ya hemos conversado harto, es el turno de mi mam y de mi papé. Al otro lado aparece también en la pantalla el abuelo, que tiene una voz muy fuerte y que se rie a cada rato. »Nosotros, a este lado del océano, y ellos, al otro lado, y todos conversamos. »Luego me toca a mi otra vez. Mi abuela virtual me pide entonces que le mande unos besos satelitales. Y entonces nos despedimos hartas veces. »~Chaaaaaao, abuela le digo, mirandola mente en la pantalla y tirandole besos. Y ella hace lo mismo. »~Teoooooo.... hasta mafiana... »-Luego la camarita del computador se desconecta y en la pantalla queda fija Ja imagen de mi abuela». ~|Guaaaaa...! -gritaron los nifios. La profesora pidié silencio. Mi papa me lo explicé un dia —dijo Joaquin, al que le gustaba averiguar cosas-. Todo va por Internet. Coca Beuchat Alotro dia, no habia respuesta ni tampo- co aparecieron en la pantalla. Teo estaba triste, echaba de menos la voz cantarina de la abuela. Qué se podia hacer? Estaba tan lejos. Entonces los papds decidieron lamar por teléfono. Pero nadie contestd. También lo hicieron ala mafiana siguiente, Pero nuevamente sin éxito. Pasé un diay el pap llam6a unos ami- gos que vivian en la misma ciudad, para que fueran a ver qué estaba sucediendo. Pero ellos habian puesto una grabacién anunciando que estaban de vacaciones. Teo, con su cara llena de pena, miraba la pantalla del computador, tratando de adi- vinar qué les habria ocurrido a los abuelos. Eneso tocaron el timbre. Su amigo José iba a venir a hacer las tareas con él. Entonces sucedié algo inesperado: una voz cantarina se escuché en la puerta: —Holaaaaa... ;dénde estd mi nieto que- rido? 20 Nadie podtia creerlo. Alli, de pie frente a la puerta, estaba la abuela con su maleta. Teo corrié donde ella y ambos se abra- zaron en un gran abrazo, esta vez... real. Todos gritaban de alegria y se abrazaban una y otra vez. ~2Y el abuelo? ~preguntaron de pronto, sorprendidos. ~Bueno... se quedé en casa... -dijo ella, encogiéndose de hombros, con la mirada un poco triste. Y entonces toda la familia corrié al computador y se conectaron con él. Y ese dia, Teo pudo comprobar, por fin, que las mejillas de su abuela eran muy suaves, que su voz era tan cantarina como el agua y que, ademés, olia a perfume de lavanda. Y lo mas importante fue que des- cubrié que los besos virtuales no tienen nada que ver con los besos de verdad. Amigo seereto os amigos se alegren. Y lo mas importante: que haya sido hecho por ustedes mismos. Todos estuvieron de acuerdo. Entonces, - él tom6 el frasco donde estaban los pape- litos con los nombres de los alumnos, y cada nifio sacé uno. Todos se miraban de reojo, pero anadie se le habria ocurrido decir quién le habia tocado. Al fin y al cabo era secreto y no se (Cediia Beuchat eché en una fuente y en seguida vacié uno de los tarros de leche condensada y las nueces picadas. jNo, no pensaba perdonarla nunca! Rapidamente, y con mucha energia, hizo una masa compacta. Con las manos mojadas fue formando bolitas del tamafio de una nuez y las revolcé en el chocolate en polvo. Luego las puso en una lata para que se secaran. Qué amigo secreto, ni que nada. No, definitivamente no le Ilevaria ningun regalo. Un delicioso olor invadié el lugar. Los primeros dulces habian salido un tanto deformes y aplastados, pero poco a poco, se sorprendié al ver cémo iban quedando suaves y redondos. Después se puso a preparar los demas. Vacié en una fuente el otro tarro de leche condensada y vertié el coco rallado. Todo se fue incorporando muy bien. Era hermoso ver la mezcla de color blanco, y Cecilia Beuchat al probarla con la punta del dedo, vio lo rica que estaba quedando. Los aromas se iban combinando, y el movimiento de la masa en las manos la hizo calmarse. «En realidad, es bien tonto lo que sucedié», Pens6 por un momento, mientras pasaba cada bolita por el coco rallado. «Roxana es bien simpatica, pero es tan impulsiva, A los dulces de color blanco los iba situando en perfectas filas sobre una bandeja. Y mientras los formaba, Antonia, una vez més, le dio vueltas en su cabeza alo que habia ocurrido. «Quizas deberia haberla escuchado en vez de enojarme tanto». Las dos bandejas estaban listas sobre Ja mesa. En una se veian las hileras con los dulces de nuez, espolvoreados con chocolate. En la otra, los blancos dulces de coco rallado. Y entonces, dio un grito. Con el calor, 32 ‘Amigo secreto el chocolate comenzaba a derretirse. Rapi- damente tomé ambas bandejas y las llevé al refrigerador. Alli deberian permanecer durante unas horas. Aldfa siguiente, Antonia se levanté muy una bandeja de cartén que encontré en la despensa, le puso una hermosa servilleta, y abrid el refrigerador. Alli estaban, en perfecto orden, los dulces preparados. Los observé y se puso a pensar cuales lleva- tia. Entonces vio que, si solo ponia de los oscuros, no le iba a quedar bien. Asi que los fue combinando cuidadosamente con Jos de color blanco. Envolvié todo en papel de regalo y lo terminé con un gran mofio de cinta. Final- mente, escribié una tarjeta, donde puso el nombre de su amiga secreta. La celebracién fue todo un éxito, y dicen que cuando Roxana recibié el obsequio y descubrié que se lo traia Antonia, se rio mucho. Y Antonia, cuando descubrié que Roxana era, a su vez, su amiga secreta, se acercd y la abrazé con carifio. Antonia abrié el regalo, y no pudo dejar de sorprenderse: adentro habia una caja lena de ricas galletas con forma de corazén y cubiertas de... chocolate. Campeonato de ortografia nueva? ~pregunté Ricardo, muy interesado. -Nadie sabe ~asegur6 Antonia, enco- giéndose de hombros-. Mi mamA dijo que era nueva; no ha trabajado nunca en este colegio. ~Hagdémosle una broma -propuso entonces Matias-. Yo ando con mi lagartija de pléstico y la araia peluda. ~cEstas loco? {Quieres que te echen del colegio? -lo reté Claudia, con seriedad. ~2Por qué son tan fomes? -sefialé Matias. Pongémosle la arafia en éTe imaginas cémo va a chillar? Los nifios soltaron la carcajada. Los demés, que también esperaban ala nueva profesora, se acercaron al grupo y quisieron saber de qué se reian. Roberto, después de escuchar, dijo: ~Tengo una idea mejor. Colguemos del techo la arafia peluda, y la dejamos caer en mientras borraba la pizarra, los nifios, con gestos y miradas, comentaron que la broma estaba saliendo muy bien. Allevantar la mirada, la profesora descu- brié al curso inquieto. A Lucia le bajaron unas ganas locas de reirse, y se apretaba la nariz para no soltar la carcajada. Claudia, muy seria, sentia que las mejillas se le ponfan cada vez més rojas. Ricardo daba vuelta la cabeza cada tanto rato, y miraba, amenazante, a sus compafieros. La sefiorita Pilar abrié entonces una carpeta de cuero, que habia dejado sobre la mesa, y sacé un papel. -Ximena me conté que ustedes tienen organizado para hoy un campeonato de ortografia con todos los cuartos afios. Acabo de hablar con las otras profesoras, y nos reuniremos en el gimnasio dentro de diez minutos. Aqui estén los nombres de los 4” siti i a ia ita aals ad pafio rojo. Ellos, mientras tanto, miraban el pizarrén, donde iban a tener que escribir las palabras que dictarfa el jurado. Y asi fue. A los pocos minutos se encon- traron arriba del escenario. Primero le tocd a Antonia, pero como escribié la palabra ‘desilusién’ con ‘c’, fue eliminada. Luego Cecilia Beuchat Los concursantes finalistas recibieron una hoja de papel, y uno de los miembros del jurado comenzé a dictar: ~Confusién’. Si, en realidad todo estaba muy confuso en la cabeza de Miguel. Muy nervioso, logré escribir la palabra. ~Probabilidad’, Si, no existia ninguna probabilidad de ganar. Se sentia muy ridiculo alld arriba. ~Torpeza’, Si. Todo habia sido una gran torpeza... El jurado dicté siete palabras més, y luego se dispuso a corregir. Las barras resonaban en el saldn de actos. La sefiorita Valeria seguia sin entender nada, y como no se podia mover de su asiento, decidié esperar. Luego de unos minutos, eljurado entregd Jos resultados. Miguel habia quedado en tercer lugar. Un estrepitoso griterio exploté. Los compaiieros no podian creerlo, y por supuesto, la sefiorita Valeria, tampoco. Pero el mas sorprendido era Miguel. Entre preocupacién y alegria, se quedé en el escenario junto a los otros dos finalistas. Los aplausos y los gritos de las barras resonaban en sus oidos, y de pronto pensé que era agradable estar ahi arriba por un momento, y deseé que su mamé lo viera. La voz del animador anuncié el momento final. Solo tres palabras, y se sabrian los resultados. El jurado dicté: ~Precioso’. ~Extranjero’. ~Breve’. A Miguel se le nublaron las letras. 3S, ¢, 22 gJ? 2G? cB, v? Miré por unos segun- dos al piiblico, que en silencio esperaba expectante que ellos terminaran de escri- bir, Fue entonces cuando se acordé de su profesora, la sefiorita Ximena, que siempre lo animaba. Miguel escribié las palabras. El jurado corrigié répidamente. Los resultados fueron entregados al profesor de educacién fisica, que hacia de maestro de ceremonia. ~Tercer lugar... -Lo habia obtenido el alumno de un curso paralelo. ~Y ahora un empate... Esnecesario decidir entre el primer y segundo lugar. Los dos nifios pasaron adelante. El jurado procedis a dictar: ~'Inexplicable’. Si, inexplicable era el hecho de que Miguel estuviese alli. Eljurado dicté otras dos palabras, corrigié y entregé los resultados. El segundo lugar lo habia obtenido un alumno de otro curso. Luego, se anuncié el primer lugar... Un. aplauso atronador rompié el silencio. Miguel se rionervioso. Por un momento, él era el nifio mds importante del campeonato. Y entonces pasé algo terrible. El inspector se acercé al jurado y le entregé un papel. Miguel adiviné lo que iba a suceder en los préximos minutos. Tomé el micréfono y sefialé sin pensarlo dos veces: -Yo no soy el que debe estar aqui... Se hizo un silencio sepulcral. Uno delos profesores del jurado pregunté: ~Qué quieres decir con eso? Fue una broma... me hice pasar por Rodrigo, que est4 ausente... —Efectivamente —intervino el inspector-. Su madre acaba de llamar por teléfono. Los profesores comprobaron en la lista. 8 ~Yo... solo queria demostrar que... que... Miguel, con los pufios cerrados y bafiado en sudor, no pudo seguir. ~Pido perdén... yo sé que estuvo mal lo que hice... Yentonces bajé del escenario muy triste y con la cabeza gacha. Los profesores del jurado se miraban desconcertados. El director intervino y pidié que se suspendiera el campeonato. Atras, en la ultima fila, también Ricardo habia decidido confesar la verdad. Todos estaban muy preocupados por lo que habia sucedido. Arrepentidos de su accién, los nifios del curso mandaron una carta cuando volvié la sefiorita Ximena. Rodrigo, perdén, Miguel, tuvo una larga entrevista con el director. Fue suspendido de clases por dos dias, pero no lo expulsaron. Dicen que a partir de ese dia, Miguel ha mejorado mucho su ortografia, aunque el premio se lo sacé Rodrigo, cuando a la semana siguiente se repitié el campeonato. Un regalo del Viejo Pascuero Susndo salia del colegio, a Joaquin le gustaba acompafiar a su mamé, quien vendia cuchuflis en el cruce de las calles que daban al gran supermercado. A veces tomaba un par de paquetes, y cuando daban la luz roja, se deslizaba entre los autos y los ofrecia. A la mami esto no le gustaba mucho, pero igual se ponia contenta, porque a su hijo le compreba mucha gente. — Joaquin, vende todo lo que puedas, asi 6 Cecilia Beuchat tendremos dinero para Navidad —decia la mama, contenta-. Y seguia gritando con voz cantarina: —Cuchutflis, a los ricos cuchufis... Pero Joaquin sabia que ese dinero no iba a ser para Navidad. Seria para pagar el arriendo de Ja casa donde vivian, las cuentas, y ahora, ese mes, la matricula del colegio. Los dulces eran muy ricos, los preparaban ellos mismos en la noche. Joaquin ayudaba a rellenarlos con manjar blanco, y otras veces, los untaba en chocolate fundido. Ahora en el veranono fabricaban muchos, Porque con el calor, se podfan derretir muy pronto. La mama vendia, entonces, fruta que le traia una amiga del campo. -Ricos duraznos, damasquitos para el calor... ~asi gritaba la mama con entu- siasmo. Lo que més le gustaba a Joaquin era que Cedia Beuchat ella le diera permiso para ir un ratito al su- permercado, Le agradaba entrar alli cuan- do se acercaba la Navidad y se entretenia observando a la gente apurada haciendo Jas compras, los carros llenos de regalos y Jos autos que salian en fila, uno tras otro. Pero lo que mas le encantaba era mirar al Viejo Pascuero sentado en el trono de terciopelo, mientras conversaba con los nitios. Le habria gustado acercarse y peclirle una bicicleta, pero no se atrevia. Joaquin permanecia en un rincén del pasilloy desde alli miraba cémo el anciano, vestido entero de rojo, con su barba blanca, sonreia y se dejaba retratar. Una mafiana, cuando atinno habia mucho publico en el local, Joaquin se acereé un poco més, y en eso lo vio el Viejo Pascuero. —Hola le dijo-. ;Quieres venir a conversar conmigo? zTienes algiin deseo para esta Navidad? Un regalo del Viejo Pascuero El corazén de Joaquin comenzé a latir muy fuerte. Entonces bajé la vista y neg con fuerza. ~Qué extraiio! Todos los nifios tienen algiin deseo... Acércate... Mira, aqui tengo en mis bolsillos unos caramelos. ;Quieres que te convide algunos? Joaquin se sonrojé y le dio las gracias en voz baja. Lo miré a los ojos, y entonces, descubrié algo que lo dejé aténito. ~Don Miguel... -susurré el nifio muy sorprendido. ~Shttttttt.... -dijo el anciano-. No vayas a decirle a nadie... ~Entonces, gusted no es el Viejo Pascuero? Elanciano muy nervioso, se levanté del trono y tomando a Joaquin de la mano, lo Ievé a un lado. ~En realidad soy... uno de sus ayudan- tes... Luego dijo con voz grave: -El verdadero Viejo Pascuero tiene tanto trabajo, que necesita ayuda.... Somos muchos Jos que lo auxiliamos en estos dias.... Pero, Por favor, no se lo cuentes a nadie... Joaquin se despidié rdpidamente y salié corriendo a la calle. Conocia a don Miguel. Vivia en la otra esquina, al frente del supermercado, y mas de alguna vez le habia comprado un paquete de cuchuflis asu mama. Pasaron los dias y legs el dia veinticuatro. Esa mafiana, la mamé habia traido mucha fruta para vender, y gritaba con voz clara: ~Duraznos, damasquitos para el calor... Nisperos, ricos nisperos, cerezas, ricas cerezas, frutillas, frutillitas... Los autos pasaban veloces, pero muchos compraban cuando el seméforo estaba en luz toja. Como alas nueve de la noche, lamama se senté en un pisito que tenia en la vereda, junto a unos arbustos, y conté el dinero. Joaquin estaba muy contento. Habian reunido una buena suma. Entonces ella dijo que era hora de irse a casa y celebrar. Pasarian rapidamente por el almacén de la sefiora Rosa, en la poblacién, y comprarian alguna cosita. No seria una gran cena, pero podrian disfrutarla juntos. Fue entonces cuando Joaquin vio a los tres muchachos que se lanzaron sobre la mamié, y que en cuestién de segundos, se apoderaron del dinero. Cuando pudieron reaccionar, ya era muy tarde. Los ladrones habian huido corriendo a toda velocidad. La mamé y Joaquin se miraronen silen- cio. Luego, lentamente, y casi sin hablar, guardaron sus cosas y se dirigieron al paradero para tomar el bus. Pero cuando iban pasando por las puertas B del supermercado, Joaquin se detuvo. Por la salida principal venfa en ese momento el Viejo Pascuero. ~La verdad es que si tengo un deseo para esta Navidad —le dijo entonces con voz decidida. El anciano que ya iba a atravesar la calle, se dio vuelta y lo reconocié. ~¢Qué tal? —dijo con voz fuerte-. Ya me parecia que era muy raro que no desearas nada. Luego se agaché para escuchar mejor. Joaquin susurré unas cuantas frases en la oreja del viejo. Este, sobresaltado, exclamé: ~jEs el colmo! ;El acabose! El Viejo Pascuero se presenté ante la mami y le dijo muy amablemente: ~Sefiora, ahora que sé cual es el deseo de Joaquin, iré a buscar el regalo, Ella, al principio no queria, pero luego acepté al escuchar a su hijo que decia: —Mami, el Viejo Pascuero sabe lo que hace... Un rato después, salié el anciano con una bolsa. Dentro venfan algunas cosas para preparar una comida sencilla, pero rica, y también algunas golosinas. ~Gracias, don Miguel... dijo Joaquin contento-. Perdén, Viejito, muchas gracias... La mami los miré sorprendida. En eso divisaron el bus que ya venia y como la gente se apresuraba a tomarlo, se despidieron. Don Miguel se quedé observandolos mientras se subian, —Ay, Viejito Pascuero, espero haber he- cho mi labor como tu ayudante... -suspiré, mirando hacia arriba, y sonriendo, atraves6 Ja calle en direccién a su casa. oT Ceciia BeucHAT Cecilia Beuchat nacié en Santiago en 1947. Cuando nifia le costé aprender a leer y escribir, pero para un cumpleafios, su papa le regalé la coleccién de libros de la editorial Rapa Nui, y a partir de ese momento no dejé de leer nunca mas. Su libro favorito fue La Porota, de Hernén del Solar. Desde que entré al colegio, supo inmedia- tamente que cuando grande seria profesora. Yasi fue. Estudis pedagogia en castellano en la Universidad Catélica de Chile. Estudid, ademas, educacién especial, y es magister en letras con mencién en literaturas hispanicas, Es profesora titular de la universidad 7 donde estudié. Alli trabajé por mas de cuarenta afios, haciendo docencia e in- vestigando. También ha sido profesora de otras universidades del pais, y profesora visitante de la Universidad de Wisconsin, en Estados Unidos. Actualmente se dedica a proyectos lectores y desarrolla numerosos cursos de perfec- cionamiento alo largo del pais. También es directora del diplomado en literatura infantil y desarrollo de la lectura, de la Universidad Alberto Hurtado. Ha escrito numerosos libros para nifios, entre los que se pueden mencionar Cuentos con algo de mermelada, Cuentos con olor a fruta, Un perro confundido, Delia Degti y su sombrero, Genio de alcachofa y Roses, piedritas Y mariposas, entre otros. Asimismo ha publicado libros para profesores : Narracién oral y nifios : una alegria para siempre, Poesfa, mucha poesia en la educacién bisica, y otros, 8 Cecilia Beuchat Ha preparado numerosas antologias, entre las que se destaca la coleccién Atra- palecturas, Su ultimo libro, Palabras, regalo palabras, muestra su gran amor por el idioma. Es casada, tiene dos hijos, Pablo y Clau- dia, y ahora, un nieto de tres afios: Theo. Cecilia es su abuela virtual.

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