Estimados Seores y Seoras,

Queridos amigos.

Antes que nada, quiero expresar mi ms profundo agradecimiento a todas las personas que han
organizado esta conferencia por la invitacin. Estar hoy aqu, representando a mi amado
pueblo armenio, es para m un motivo de alegra y honor. Gracias por ofrecernos la
oportunidad de presentar un tema relacionado con la cultura mozrabe y, por supuesto, con
el pueblo que cre esta cultura tan bella, profunda y nica.

Como han visto en el programa, soy el padre Shnorhk Sargsyan, Archimandrita de la Iglesia
Apostlica Armenia. Y hoy tengo el honor de participar en este Congreso presentando un
tema que - segn mi parecer - tiene bastante en comn con la cultura mozrabe: me refiero
a la concepcin del martirio.

Estoy seguro que todos los aqu presentes han odo hablar del pueblo armenio, especialmente
del testimonio de su fe y de su identidad. A lo largo de su historia, los armenios han
manifestado su fidelidad a los valores cristianos no solo con palabras sino con su propia sangre.

El ao pasado el papa Francisco pronunci estas palabras en la Santa Madre Catedral de

Echmiadzin: La fe confiri a Armenia su identidad peculiar y la hizo mensajera de Cristo
entre las naciones. Cristo es vuestra gloria, vuestra luz, el sol que os ha iluminado y dado una
nueva vida, que os ha acompaado y sostenido, especialmente en los momentos de mayor
prueba. Me inclino ante la misericordia del Seor, que ha querido que Armenia se convirtiese
en la primera nacin, desde el ao 301, en acoger el cristianismo como su religin, en un
tiempo en el que todava arreciaban las persecuciones en el Imperio Romano.

La fe en Cristo no ha sido para Armenia como un vestido que se puede poner o quitar en funcin
de las circunstancias o conveniencias, sino una realidad constitutiva de su propia identidad, un
don de gran valor que se debe recibir con alegra, y custodiar con atencin y fortaleza, a precio
de la misma vida (24 de junio de 2016).

Hoy quisiera presentarles la historia del pueblo armenio: una historia marcada por el
sufrimiento y derramamiento de sangre, pero al mismo tiempo una historia llena de coraje, fe
y esperanza en la vida eterna e inmortal que nos promete Jesucristo el Resucitado.