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EL CONCEPTO DE ANTITRABAJO EN EL TOMO II de la CRITICA DE LA

RAZON DIALECTICA
de JEAN PAUL SARTRE, Y LA RELACION CON LOS
TALLERES NACIONALES DE 1848, EN PARIS
( UN ENSAYO CRITICO )

AUTOR : DR. ELISEO RABADÁN FERNÁNDEZ


UNIVERSIDAD DE OVIEDO (ESPAÑA) 1990

INDICE
Introducción
PRIMERA PARTE: LOS TALLERES NACIONALES
1.1 El contexto histórico
1.2 La Revolución de siete semanas
SEGUNDA PARTE: ANTITRABAJO, LUCHA Y CONFLICTO EN EL TOMO
II DE LA CRITICA DE LA RAZON DIALECTICA
2.1 La relación trabajo-conflicto, como constitutiva de la historia humana
2.2 Lucha y colaboración
2.3Contradicción y lucha. Estructuras versus praxis
2.4 La unidad y sus formas
2.5 Antitrabajo
TERCERA PARTE: REFLEXIONES CRITICAS
3.1 Aspectos positivos del planteamiento sartreano
3.2 Aspectos negativos del planteamiento.
APENDICE
BIBLIOGRAFIA

INTRODUCCION
Tras la muerte de Sartre, en 1980, han sido publicadas por la edi torial
Gallimard, tres obras, que, si bien, como nos advierte el editor, son textos
inacabados, el mismo Sartre deseaba que fuesen publi cados después de su
muerte. De los tres libros, nos ocuparemos del que más importancia tiene
para la investigación filosófica, que seria, el tomo 2 de la Critica de la Razón
Dialéctica, subtitulado "La inteligilibidad de la Historia". Aparece este texto en
1985, y de él se han realizado poquísimos estudios. En español, hasta donde
he podido saber, no ha sido publicado todavía ningún comentario.
En este ensayo, me centraré en un problema muy concreto, a saber: el
concepto de "anti-trabajo". Concepto que, tal como lo exponen los editores
en un glosario, al final de la obra, se definirá como sigue: "actividad
antagonística doble (o plural), productora de objetos a considerar como
resultados de una colaboración negativa, que ninguno d e los adversarios
reconoce como suyos".
Para analizar estas nociones, Sartre recurre al problema planteado en el
Paris de 1848, en lo que se conoce como "Talleres Nacionales".
Pensamos, de acuerdo con Ronald Aronson, (1987), que el problema
central de este tomo dos de la Critica, gira en torno a esta cuestión:
"¿de qué manera dos grupos en lucha "colaboran en,un trabajo común"?.
(1)
Ahora bien, Sartre mismo, al referirse a los Talleres Nacionales, los define
como "totalizaciones en curso", que son, en palabras de los editores, "trabajo
de síntesis y de integración a partir de circunstancias determinadas y en
función de un objetivo; la totalización de fine a la misma praxis? (2)
Aunque Sartre desarrolla especialmente el proceso del ascenso al poder
de Stalin, a lo largo de dos terceras partes del libro, el caso de los Talleres,
nos será muy útil para entender posteriormente el ca so del stalinismo.
Vemos la importancia que Sartre da a esta cuestión, en sus propias
afirmaciones al respecto:
" ... si la Historia es totalizante, hay totalización de la lucha en tanto que tal
(poco importa, desde el punto de vista formal donde nos coloquemos, que
esta lucha sea un combate singular, una guerra o un conflicto social). Y si
esta totalidad es dialécticamente compren sible, es necesario poder captar
en la experiencia a los individuos y a los grupos en lucha, como colaborando
de hecho en una obra común ... ... En cuanto a los Talleres Nacionales y a
los objetos sociales nacidos de una lucha, se podría llegar a sostener que
son realidades históricas solamente en la medida en que no son conformes a
ningún o de los proyectos que los han realizado en el antagonismo recíproco.
Tienen una suerte de existencia propiamente histórica en la medida en que,
hechos por los hombres, les escapan (inclusive si, como Convención, son
ellos mismos agrupamientos) sin recaer por tanto en el n i vel de la materia
no trabajada...". (3)
Un planteamiento que presenta, a mi juicio, una novedosa aclaración
respecto del "marxismo" de Sartre, se refiere a lo que él mismo expone como
"contradicción formal en la teoría marxista". Esta contradicción radica en el
hecho mismo de que el planteamiento de la lucha de clases como "motor de
la Historia", forma parte él mismo de ese desarrollo de la Historia. En otros
términos: aunque, en determinados momentos de la Historia, el materialismo
dialéctico haya sido "útil", en la medida en que los marxistas se preocupaban
por el éxito material de sus hipóte sis, ello no impide que el problema de la
"inteligibilidad formal" permanezca sin solución. Cuando la máquina parece
"trabarse", es cuando surge el problema. Veamos cómo plantea Sartre la
cuestión:
El marxismo es verdadero rigurosamente si la Historia es totalización; ya
no lo seria, si la historia humana se descompone en una pluralidad de
historias particulares o si, de cualquier manera, en el seno de la relación de
inmanencia que caracteriza el combate, la negación de cada adversario por
el otro es por principio destotalizante ... Nuestro propósito es, únicamente,
establecer si, en un conjunto práctico desgarrado por antagonismos (sea que
haya múltiples conflictos o que se reduzcan a uno solo), los desgarramientos
mismos son totalizantes y arrastrados por el movimiento totalizante del
conjunto. Pero si establecemos, en efecto, este principio abstracto, la
dialéctica materialista como movimiento de la Historia y del conocimiento
histórico no tiene otra cosa sino probarse por los hechos que ella misma
aclara o, si se prefiere, que descubrirse a sí misma como un hecho y a través
de los otros hechos". (4)
Sartre considera que es suficiente estudiar los conflictos dentro de un
grupo organizado, para que la opacidad de los productos del anti trabajo,
productos que conllevan la deformación, la semi ineficacia, la ineficacia total,
la contra-eficacia, sean reconstruidos, desde la perspectiva de la
inteligibilidad dialéctica. Si el trabajo es definido como una "operación
material encaminada a producir un determinado objeto, como determinación
del campo práctico y en vistas a cierto fin, debemos nombrar anti-trabajo a la
doble actividad antagonística , puesto que cada sub grupo trabaja para
destruir o desviar el objeto producido por el otro...". (CRD, T. 11, 105-106)
Nuestra labor, por tanto, consistirá en mostrar cómo es posible acceder a
una inteligibilidad del hecho histórico, para lo que es ne cesario desarrollar el
ejemplo de los Talleres Nacionales, y posterior mente, realizar un análisis de
los términos planteados por Sartre, que nos puedan aportar los elementos
necesarios para realizar el análisis critico de toda la Critica sartreana. (5)
PRIMERA PARTE
LOS TALLERES NACIONALES
1.1 El contexto histórico:
Jean Sigmann, (1977), plantea el caso de Paris, en la primera mitad del
siglo XIX, como una especie de "mito revolucionario europeo". Las revueltas
en Londres, no son lo mismo que en Paris. Los obreros londi nenses buscan
obtener ventajas laborales. Los parisinos quieren el control del Gobierno. Por
otra parte, la crisis económica de 1825-32, que golpea más duramente al
Reino Unido que a Francia, provoca en Paris el levantamiento popular y el
derrocamiento de un rey en 1837. ... El ebanista londinense Lovett no piensa,
como sus congéneres del faubourg Saint Antoine, en levantar barricadas
para obtener el sufragio univer sal. Revolucionaria por principio, ya que
rechaza los fundamentos mismos del régimen, la oposición republicana y
obrera de Paris acepta en un clima pasional los riesgos de la acción
revolucionaria: renacen los recuerdos del 10 de agosto de 1792 y con ellos el
sueño de una nueva república conquistada por Paris para toda Francia. La
historia revolucionaria pesa sobre París y no sobre Londres ... 11. (6)
A pesar del periodo de expansión económica que sucedió a la depre sión
de 1825-32, otra recesión entre 1845 - 47 trae nuevos vientos
revolucionarios. Francia se enriquecía, si, pero las dificultades campesi nas y
la miseria obrera muestran que la única beneficiaria del progreso era la
burguesía. Las clases populares, divididas en Francia entre campesinos y
obreros, tenían diversos intereses. Los campesinos, "que no comprendían la
diferencia entre una república y una monarquía", velan en Napoleón, el petit
caporal,a través de la tradición oral, a un amigo de los campesinos. Será así,
en palabras de Sigmann, como,"votando masivamente por su sobrino en
diciembre de 1848, los electores del campo harán una estrepitosa entrada en
la historia". El proletaria do industrial sigue siendo una minoría: "hacia 1848,
los obreros de fábrica no suman más que un millón doscientos cincuenta mil
mientras que el número de trabajadores a domicilio se eleva a cuatro
millones. Des cribir la formación de la nueva clase, evocar sus condiciones
de vida y de trabajo seria incurrir en repeticiones. Porque en Francia, como
todos los países continentales que entrarán detrás de ella en la vía de la
industrialización, sigue el "modelo" inglés, aunque a un nivel menos
elevado... ...La esperanza de un aumento de salario o de una disminución de
la jornada de trabajo (la reivindicación de una jornada de diez horas aparece,
como en Inglaterra, hacia 1840) pudo impulsar a los obre ros de la gran
empresa a movimientos improvisados ... ... La conciencia de clase es un
sentimiento intermitente. La idea de derrocar el orden social está ausente".
(Siegmann, op. cit.; p. 65) . La burguesía no puede clasificarse bajo un
criterio unificador; es decir, debemos tener presente la existencia de una
clase menos numerosa y cohesionada de lo que pareciera desde su
ascenso, un tanto paradójico, en opinión de Siegmann. (7)
Concluyendo, y coincidiendo con la opinión de Siegmann, "vista des de
Paris, la revolución de 1848 aparece como la victoria de las clases obreras
sobre la burguesía". (Siegmann, op.; p. 66). Contra quienes pretendían llegar
al "sufragio universal" a través de reformas parlamentarias, contra aquellos
que Siegmann llama los aprendices de brujo de la Cámara de diputados",
"algunos miles de parisienses erigirán barricadas y derrocarán a Guizot, al
rey, a la monarquía y al sistema parlamentario".
Los hechos revolucionarios de febrero de 1848, que Siegmann describe
como un "drama en tres actos", son importantes para comprender la idea
sartreana de anti-trabajo, en especial el tercer acto del drama.
"Tercer acto. Para obtener la consagración de la calle, única autoridad real,
y para no ser postergados - ¿quién puede serlo nunca? -, tan pronto como lo
permite el obstáculo de las barricadas, los siete notables ganan el Hotel de
Ville, esas "Tullerías del pueblo", rodeado por una muchedumbre tumultuosa
y que ocupan mocetones armados y resueltos. Encuentran por fin una oficina
y comienzan a repartirse carteras ministeriales, en medio de un indescriptible
tumulto salpicado con alegres disparos.
¡ Tarea cómoda entre compinches ! Pero hacia las ocho d e la noche
aparecen con naturalidad cuatro hombres que se dicen elegidos después de
una discusión con las sociedades secretas en los locales de La Réforme: tres
periodistas, Armand Marrast, Ferdinand Flocon, Louis Blanc y un
desconocido Albert. ¡ Molestos, los otros deben apretarse un poco ! Luego
los once pasan a la sala del consejo municipal colmada por completo para
recibir de manera relativamente oficial la investidura popular ... 'y. (8)
1.2 La Revolución de siete semanas:
Esta "revolución romántica" será motivo de la reflexión sartreana en el
Tomo 2 de la Crítica, que, como veíamos en la Introducción, será sólo un
ejemplo previo al desarrollado más ampliamente, cuando analice Sartre el
ejemplo del stalinismo, como "encarnación" de la Revolución rusa de 1917,
tras la desaparición de Lenin. En cierto modo, Louis Blanc será semejante a
Trotsky. Pero continuemos con el asunto d e la "explosión" de 1848.
"El pueblo de Paris, nos dice Siegmann, está poseído de la "ilusión lírica":
"Por fin se va a constituir una sociedad justa cuyos miembros serán todos
libres e iguales Después, ¿quién sabe si con la ayuda del contagio muy
pronto toda Europa no va a transformarse en una federación de pueblos
libres?. Después de todo, solamente es necesaria la rectitud y la energía de
parte del gobierno provisional .... (op. cit.; p. 187). Nacen más de trescientos
periódicos, y sin embargo, en París, la acción de los clubes eclipsa a la de la
pro pia prensa. Surgen cerca de cuatrocientos clubes. Los que surgen de las
sociedades secretas son « verdaderamente temibles ». Auguste Blanqui
funda la Sociedad republicana central, que atrae al "bello mundo" parisino,
(Baudelaire, Sainte-Beuve), pero cuando descubren que no son sólo bellas
palabras en boca de un elegante hombre bien vestido, sino propuestas
políticas concretas, huyen asustados de esa teoría de la “ revolución
permanente ”. Armand Barbás, áspero y duro, funda el Club de la revolución.
La rivalidad con la sociedad fundada por Barbés, radicalizará las posiciones
iniciales del Club fundado por Blanqui. "Las promesas ilusorias - nos dice
Siegmann - marcarán todas las empresas de los voceros del pueblo
parisiense. El gobierno aprenderá poco a poco a servirse de ellas, pero en
varias ocasiones cuestionará su existencia" (Siegmann; op. cit.; p. 189).
Un obrero, Marche, presenta al gobierno un pliego petitorio, elabo rado en
las oficinas de la Démocratie pacifique de Considérant, que el mismo Louis
Blanc hubiera podido rubricar. "Enfrentado ruidosamente a las autoridades,
Marche comenta lacónicamente: " ¡ La organización del trabajo, el derecho al
trabajo inmediatamente ! Tal es la voluntad del pueblo. ¡El espera!. ¿Qué
hacer sino ceder?. Y Louis Blanc redacta con la alegrií que es de suponer el
famoso decreto: "El gobierno de la Re pública francesa se compromete a
garantizar la existencia del obrero por el trabajo ( ... ) a garantizar el trabajo
para todos los ciudadanos. Reconoce que los obreros deben asociarse entre
ellos para gozar del beneficio de su trabajo". ¡ En pocas horas - afirma
Siegmann - la república se ha convertido, en los papeles, en socialista ! ".
(Siegmann, op. cit.; p . 190).
En medio de la "fiebre revolucionaria", en medio de la elocuencia de un
poeta, Lamartine, que ante el temor a causar excesivo recelo en el exterior
de Francia, trataba de no acceder a la implantación de "un nuevo símbolo",
(la bandera roja), y la elocuencia fria de un tribuno, un gobierno que es, en
palabras de Siegmann, "prisionero" de la revolución "social", se logra
continuar, a pesar de "esa marea que suba y resonaba como un trueno", el
intento de controlar los fervores "román ticos" del pueblo.
"Al día siguiente (28 de febrero de 1848), divididos en cuerpos de oficios,
(construcción e imprenta, especialmente), 2000 obreros vienen a reclamar la
creación de un "ministerio del Progreso", es decir del Trabajo. Concertada o
no con Louis Blanc, esta reivindicación está dentro de la lógica del decreto
del 25, cuya primera aplicación práctica parece ser, el mismo 28, bajo la
denominación de Talleres nacionales(en realidad se trata de talleres de
caridad), una institución revolucionaria. Satisfacerla equivaldría a confiar a un
teórico de "la orga nización del trabajo" la misión oficial de instaurar el
socialismo. Una vez más la mayoría es superada. Por una transacción que
calma las susceptibilidades de la extrema izquierda, se decide la formación
inmediata de una "Comisión del gobierno para los trabajadores". Sesionando
en el Luxemburgo en lugar de la Cámara de los pares, bajo la presidencia de
Blanc asistido por Albert, compuesta por delegados obreros y pa tronales a
los que se agregarán cuatro escritores socialistas y econo mistas, tiene como
misión "expresa y especial ocuparse" de la suerte de los obreros. Reunida el
12 de marzo, propone la abolición del marchandage (especialmente en la
construcción, los jefes de equipo,verdaderos subcontratistas, explotan sin
vergüenza a los compañeros que contratan), y la reducción de la jornada de
trabajo ... ... Prácticamente ahogado, el gobierno hizo promesas cuya
realización se considera se gura: a comienzos de marzo, ¿por qué dudar,
entonces, de la eficacia social de los Talleres y de la Comisión del
Luxemburgo que dirige Louis Blanc?. El compromiso de retomar la
tributación indirecta (impuestos a la sal, las bebidas, etc.) y los decretos del 2
de marzo, ¿no representan en fin la prueba de una activa simpatía hacia las
"clases obreras"?." (9)
Los extremistas pierden el control de las calles de Paris. El 23 de abril de
1848 serán derrotados por el voto de los franceses, "que los condena sin
apelación". La insurrección obrera de junio será la "última manifestación de
las ilusiones perdidas y la desesperación". "Los obreros - en palabras de
Siegmann y no solamente los beneficiarios d e la institución, ven en los
Talleres un recuerdo - la victoria popular de febrero - y un símbolo: el derecho
al trabajo. Para la asamblea, intérprete del país, la existencia de los Talleres
es un escándalo financiero (150.000 francos por día), moral (más de 100.000
inscritos paga dos por no hacer nada) y político: Marie habla favorecido la
creación de un Club de Talleres nacionales y el ingreso de los obreros que él
creía controlar en la guardia nacional; la penetración de la propaganda
"demagógica" en un medio destinado a combatirla fue una de las lecciones
del 15 de mayo. Las medidas que anunciaban la disolución provocan una
serie de motines espontáneos que degeneran en una guerra estrictamente
social: contra los insurrectos del hambre, la guardia nacional y la guardia
móvil combaten con mayor ardor que el ejército; varios mi les de muertos del
lado de los insurrectos, 1.000 en las filas adversarias ... ... Las provincias
arden por combatir, armas en manos, a los perpetuos revoltosos que se
niegan a inclinarse ante el sufragio universal. ¿Cómo sorprenderse si
después de una atroz represión, seguida de la anulación de las conquistas
sociales de la revolución ... ... el derecho al trabajo no es introducido en la
constitución... ...los proletarios redescubren, más allá de los sueños de
febrero, el mito bonapartista ... ... La impresionante victoria de Luis Napoleón
el 10 de diciembre de 1848 se debe, como hemos dicho, ante todo al
campesinado..." (Siegmann; op. cit. pp. 197-98)
La esperanza de Louis Blanc de lograr una transformación pacifica de la
sociedad se vela completamente frustrada. La derrota por el voto era
tajantemente cerrada por la derrota por las armas. Las elecciones ponían de
manifiesto "el carácter minoritario del socialismo en Francia a mediados del
siglo XIX. Sin embargo, estas luchas aportan enseñanzas claves para la
historia del socialismo. Marx criticará, en sus escritos La lucha de clases en
Francia, y El dieciocho Brumario de Luis Bonaparte, las consignas "derecho
al trabajo" y "organización del trabajo" y les opondrá exigencias como la
abolición de la condición de asalariado y la de la lucha de clases. Será la
Comuna de Paris de 1871 el hecho que señalará un giro decisivo. Sin duda,
los setenta y dos días de la Comuna "conmoverán" la historia del socialismo.
Ha llegado el momento, sin embargo, de pasar, una vez planteado el
contexto histórico, al planteamiento filosófico, que abordaremos, en primera
instancia, desde la propia perspectiva de Sartre, tal como la desarrolla en
CRD, II.

SEGUNDA PARTE

ANTITRABAJO, LUCHA Y CONFLICTO


EN EL TOMO DOS DE LA CRITICA DE LA RAZÓN DIALÉCTICA
2.1 la relación trabajo - conflicto, como constitutiva de la historia humana:
Dos problemas esenciales son señalados por Sartre. En primer lugar, se
pregunta si pueden estar "en el interior de un grupo, las actualizaciones
reales de una contradicción en desarrollo", mediante la praxis común, (sea
ésta en tanto individuos comunes, individuos o sub grupos). Para completar
adecuadamente el planteamiento de esta primera cuestión, Sartre afirma
que:
"...Mas, para poder asimilar un combate a una contradicción, y los
adversarios a los términos de la contradicción en curso, seria preciso que
pudieran ser considerados como las determinaciones transitorias de un
grupo más amplio y más profundo, cuyo conflicto actualizaría una de las
contradicciones presentes; de una manera inversa seria necesario que el
grupo retotalice y supere su lucha sin piedad hacia una nueva reunificación
sintética de su campo práctico y una reorganización in terna de sus
estructuras. Tendremos que determinar si esta condición puede ser cumplida,
si lo es alguna vez o siempre y qué clase de relación implica - en el caso en
que sea cumplida - entre la pareja antagonista y la sociedad que la sostiene
y la rodea. Será preciso, por otra parte, volver a encontrar en la singularidad
de cada lucha, a partir del grupo en el cual se engendra, los tres caracteres
de la inteligibilidad dialéctica, es decir, la totalización, la particularización y la
contradicción ... 11. (10)
La segunda cuestión se refiere, en el planteamiento sartreano, al problema
del "proceso objetivo". "La lucha , nos dice Sartre, determina
acontecimientos, crea objetos, y éstos son sus productos", (CRD; T. II; p 20).
Los productos de la lucha son, al ser ellos mismos humanos, ambiguos,
insuficientemente desarrollados. Sin embargo, desde la perspectiva
sartreana, estos objetos van a ser los factores y las condiciones de la historia
ulterior". Desde su condición de indeterminación, estos objetos "hipotecan" el
futuro y comunican a la lucha que se ins taura a partir de ellos "su opacidad
de cuestiones mal planteadas, de problemas mal resueltos, de liquidación
mal hecha". (CRD; T. II; p.20). Para Sartre, la Razón positiva estará
plenamente a gusto ante estos problemas, a los que procederá a clasificar,
reduciendo lo complejo a elementos más simples. Estudiará (por ejemplo, en
el caso de los Talle res nacionales, de 1844), sucesivamente el proyecto
inicial, la res puesta, la respuesta a la respuesta, quedará satisfecha si puede
"explicar" cada uno de los caracteres del objeto estudiado relacionándolo con
la acción de uno de los grupos o con la reacción de los grupos adversarios.
Será, sin embargo, insuficiente este esfuerzo explicativo, al encontrarnos con
que los hechos analizados se nos presentan como aporías, que son a un
tiempo resultados de una "obra común", que es, sin embargo, según
muestran los propios productos de la Historia que son objeto de nuestra
consideración, una obra que en realidad nunca ha existido sino como
anverso inhumano de "dos acciones opuestas que tra tan de destruirse entre
sí".
" ... En la perspectiva dialéctica, volvemos a encontrar estos objetos como
producciones humanas y proveídas de un porvenir (los Talleres nacionales
se definen a partir de una necesidad social del momento y como la obra que
puede satisfacer esta necesidad): as! parecen, por sí mismos, totalizaciones
en curso...". (11)
El ejemplo de un campo de batalla arrasado, plantea la cuestión d e la
Historia como evento totalizante; en la guerra, hay totalización de la lucha en
cuanto tal. Es preciso poder comprender la lucha como "la objetivación de un
grupo trabajando", formado él mismo por dos subgrupos antagonistas. En el
caso de nuestra investigación, centrada en los Talleres, se plantea el
problema, al igual que sucede en el caso de otros objetos sociales, de hasta
qué punto históricos. Se plantea, e n otros términos, si estos
acontecimientos, por exceso de "indeterminación", debida a la no
significación dada a los mismos por sus antagonistas, o inclusive, en algunos
casos, por la "sobredeterminación" debida a lo que Sartre llama "exceso de
trabajo humano", pueden ser históricos, o en qué sentido lo son. Y no se
trata, advierte Sartre , de alienación, (aunque en la base misma de la lucha
se halla la alienación como "superada y conservada"); no son ni la
materialidad inanimada, ni la serialidad las que "roban", en términos de
Sartre, a cada adversario su acto:
". . es cada uno quien roba su acto al otro, es en la reciprocidad de los
grupos ya constituidos contra la serialidad y la alienación, donde se forja,
precisamente, este proceso nuevo y vivo que nace d el hombre y que le
escapa.
Estos problemas tienen una importancia capital: ha sido suficiente
formularlos, para franquear un nuevo umbral de la experiencia crítica;
acabamos, en efecto, de reencontrar la Historia. Naturalmente, se presenta
bajo su forma más abstracta...". (12)
En este momento Sartre vuelve a plantear una concepción central en su
idea de la Dialéctica: la de escasez. La inteligibilidad de la lucha, la de la
Historia, sólo será posible desde la perspectiva de la escasez. Será definida,
aquí, como elemento condicionador de conflictos y luchas sociales, como
"negación del hombre por la Tierra, negación que se interioriza como
negación del hombre por el hombre". Las luchas no son, nunca, en ningún
lugar," puros accidentes de la historia humana". "Representan la manera
misma en que los hombres viven la escasez en su movimiento perpetuo para
superarla". (CRD.; T. II; p.22).Mientras no se haya logrado que la abundancia
sea el nuevo rasgo qu e determine las relaciones de los hombres con el
Universo, los desplazamientos de la escasez (del producto, de la
herramienta, del conocimiento, etc.) serán vividos como desplazamientos de
las luchas humanas. Desde el momento en que esta teoría no puede ser
demostrada como poseedora de una validez a prior¡, ya que la escasez
como fundamento de las relaciones de reciprocidad no se da en todos los
casos analizados, Sartre acepta que lo único que podemos inferir de sus
planteamientos es que la lucha "engendra productos que, desde un punto de
vista, (el de la escasez puede ser considerada como unidad, que engendra
productos que serán las circunstancias materiales que deberán superar otras
generaciones lanzadas a otros conflictos".(CRD; T. II. p. 23). La lucha, en
tanto que desborda a los propios adversarios, se engendra a si misma como
su propio proceso. Sin embargo, remite constante mente a la praxis que será
a su vez otra, diversa, de lo que cada uno de los grupos ha proyectado. Esto
mismo es, precisamente, el proceso histórico, en tanto que temporalización
en curso de la historia humana
En estos planteamientos, Sartre va a encontrar lo que él denomina una
"contradicción formal en la teoría marxista". Esta contradicción radica en el
hecho de que el materialismo histórico pretende que el motor de la historia
sea al mismo tiempo su fundamento epistemológico. Dicho en otros términos:
la lucha de clases y el principio de inteli gibilidad de la misma , términos
opuestos, no son adecuadamente diferenciados en la interpretación marxista
de la Historia. Veamos en qué términos lo plantea el texto de la Critica que
nos ocupa:
" ... si la lucha de clases debe ser inteligible a la razón dialéctica del
historiador, es preciso poder totalizar las clases en lucha y ello nos lleva a
descubrir la unidad sintética de una sociedad desgarrada de lleno ... ...
siendo la contradicción dialéctica inmanente, es decir, siendo un
desgarramiento mantenido y producido por la realidad que él mismo
desgarra, ¿hay una unidad de las diferentes clases, que sostiene y produce
sus conflictos irreductibles?...". (13)
Lo que Sartre critica a los marxistas es, precisamente, su preocupación por
mostrar la utilidad pragmática de la teoría, en casos con cretos, pero no les
interesa si, formalmente, su propia teoría fraca sa. Esta cuestión, que es la
que Sartre analiza en el Tomo II de la Crítica, es la misma cuestión que ya
preocupaba a Merleau-Ponty en Las aventuras de la dialéctica, y que, como
veremos, es una cuestión de crucial importancia para entender el propio
planteamiento de Sartre, tal como expresa Ronald Aronson. Por ahora, es
suficiente señalar que, "cuando la máquina parece trabarse", es cuando los
problemas formales salen a la luz, y con ellos, la necesidad de
replanteárselos. Tal co mo Sartre lo plantea, "el marxismo es verdadero
rigurosamente, si la Historia es totalización; no lo es si la historia humana se
descompone en una pluralidad de historias particulares o si, de cualquier
manera, en el seno de la relación de inmanencia que caracteriza el combate,
la negación de cada adversario por el otro es por principio destotalizante".
Esto no implica, en opinión de Sartre, sino el hecho de que si la lucha, los
conflictos, son parte de un orden más amplio, que se plantea dialécticamente
como totalización en curso, el propio marxismo no seria sino una parte de
ese proceso, y no el marco privilegiado, des de el cual se plantearla el
desarrollo de la Historia. La misma crítica cabria plantear a quienes
pretenden otras formas de presentar la Historia como un proceso cerrado.
(Me refiero concretamente al caso del planteamiento de Fukuyama).
2.2 Lucha y colaboración:
Las luchas entre grupos, entre diversas praxis en conflicto, son inteligibles
desde la perspectiva más amplia de totalidades precisamente desde esas
praxis en conflicto entre si, no desde un todo previamente dado, que era el
punto de vista del marxismo. Para entender cómo la lucha se desarrolla,
Sartre la plantea como un proceso que se define "como la deteriorización de
una praxis por otra". (CRD, II, p. 19).
Para explicar ese proceso es preciso recurrir a la noción de contra dicción.
De esta manera, podemos plantear las características de la lucha: 1) expresa
una contradicción. 2) particulariza dicha contradicción. 3) totaliza el grupo.
Ver si realmente esto sucede así, es el primer problema, crucial, para el
entendimiento dialéctico. Sartre piensa que la lucha no es un proceso en el
que los intereses en oposición, defendidos por los subgrupos enfrentados,
son totalmente eliminados cuando uno de los grupos triunfa sobre el otro. El
proceso es más bien dialéctico. El trabajo destructor, (antitrabajo), supone
acumulación de energías, de medios, una real transformación del "campo
práctico". Ciertamente se da la constitución de realidades nuevas (sea por
degradación, sea por desintegración) dentro del grupo. Ante un
enfrentamiento, se producen diferentes tomas de posición: el sub grupo A
con su proyecto inicial; el sub grupo B con un contraproyecto; y el proyecto
conciliador del sub grupo C. El producto de esta lucha poseerá algunos
elementos de los tres proyectos, pero no será correspondiente con ninguno
de los tres.
" ... Recordemos ,el ejemplo es lejano, pero es uno de los más claros,cómo
el proyecto de instituir los Talleres nacionales, concebido por Louis Blanc,
irreconocible después de las enmiendas que en él se hablan introducido en
la Asamblea, fue, por todos los medios, saboteado sistemáticamente por
Marie y sus colaboradores..." (CRD; T. II; p. 107).
¿Cómo es posible que grupos en conflicto colaboren en un trabajo
común?. Este es el problema central del volumen dos de la Critica.
Comprender esto es comprender el proceso de la Historia. Dos subgrupos en
conflicto, dentro de un grupo organizado, ¿son sólo "agentes de destrucción",
que atacan la unidad colectiva?, o al contrario, ¿ventilan la contradicción,
que, expresada y trascendida, hace posible el desarrollo del grupo?.
El análisis de los subgrupos que Sartre realizó en el volumen I de la
Critica, presenta el grupo-en-fusión, con la unidad original, producida para
lograr metas urgentes, inmediatas, y necesita recurrir al “juramento” impuesto
a los componentes del grupo-en-fusión mismo. Posteriormente organiza y
diferencia a los miembros para lograr sus objetivos a largo plazo. (CRD,
Tomo I, Libro II; "Del grupo a la Historia").
En el proceso de organización, el grupo crea a su vez aparatos
especializados o subgrupos. La diferenciación creada será la que de lugar a
que los subgrupos entren en conflicto. Surgen también desacuerdos con el
grupo organizado, desacuerdos que reflejan "estructuras objetivas del
problema práctico que debe ser resuelto". Pero, como muy bien señala
Aronson, la contradicción tiene raíces en realidades objetivas de la vida del
grupo, más bien que en diferencias subjetivas.,(14).De esta manera, surge el
problema de cómo la colaboración lleva a enfren tamientos, a lo que Sartre
plantea como el concepto de contradicción.
2.3 Contradicción y lucha. Estructuras versus praxis:
Para Sartre, la contradicción no está, como un a priori dado en las
estructuras, ni siquiera de modo latente. La praxis no es, para él, el agente
de esas estructuras. La contradicción no aparece cuando un subgrupo contra
el otro,cuando la indeterminación, es decir, aquello que aún es sólo proyecto,
enfrente a ambos subgrupos en la praxis concreta. La estructura se hará
inteligible una vez que la previa indeterminación vaya configurándose en lo
que Sartre llama precisamente "praxis-proceso". As!, la indeterminación
superada por uno y otro subgrupo se convierte en la mediación que los une
en el antagonismo. (CRO; II, p. 65). El conflicto será, por lo tanto, en los
propios términos de Sartre: "la realización práctica de una coexistencia
imposible".
La praxis del grupo ha creado una nueva situación. Por ejemplo , el caso
de los Talleres, que en teoría, como señala Aronson , "debían ser eficientes
cooperativas de trabajadores, ayudadas por el Estado, que garantizarían el
trabajo y competirían favorablemente con el capitalismo". (Aronson, p.45,
nota 7). Sin embargo el proyecto se convirtió, para al gunos políticos,
enfrentados a Blanc, en una forma de controlar y despolitizar a los obreros.
Aunque los problemas puedan presentarse al análisis como estructuras, el
hecho es que el conflicto se manifiesta en primer lugar concretamente como
comportamiento. La contradicción sólo se hace explícita hasta que es
asumida por la praxis. (CRD; II; p. 64).Y estas contradicciones dadas entre
los subgrupos no se convertirán en conflictos, sino cuando la imposibilidad
práctica de la coexistencia im pida el mantenimiento de la relación de simple
contradicción de objetivos e intereses". Cuando los intereses del grupo no
pueden ser compartidos por los subgrupos aparecerá la violencia. El
problema de la inteligibilidad de la Historia no radica en entender el supuesto
"progreso"de la actividad de los grupos por superar las condiciones de
"escasez". El problema está en entender cómo un grupo que se forma para
superar condiciones concretas adversas a su propio sobrevivir como tal
grupo, llega a enfrentar luchas internas que hacen, en ocasiones, peligrar al
propio grupo. Los conflictos surgen cuando realidades que no estaban
presentes en el proyecto original, cuando los subgrupos se enfrentan debido
a indeterminación de poderes en un momento dado de la praxis.
"...Cada subgrupo ha tomado la inercia del "juramento", siendo
juramentado para responder a tales y tales situaciones, pero ahora enfrenta
"esta otra inercia que es, por ejemplo, la indeterminación de poderes".
Cuando una situación no anticipada ocurre, ambos subgrupos se encuentran
a sí mismos juramentados para responder a ella... ... actúan libremente, pero
a través de y en relación con una doble inercia : la inercia de los grupos
juramentados y la de indeterminaciones específicas en relación con una
demanda no anticipada sobre ellos.
¿No mina este énfasis sobre la inercia, la insistencia previa del Sartre
antiestructuralista, en que las contradicciones no se deben a estructuras
preexistentes?. Y, ¿no sugiere él mismo ahora que los miembros del grupo
son agentes de un más amplio proceso que sus propias acciones encarnan?.
Continuando con su crítica a Lévi-Strauss, Sartre insiste en la necesidad y en
la libertad, la una creada por la otra:"la absoluta necesidad de esta
contradicción, como estructura objetiva e interior del grupo, viene de una
oposición de inercias constituidas por los subgrupos mismos en su libre
movimiento práctico ...(15)
Sin duda, y ello está bien claro en Sartre, la existencia de contra dicciones
no lleva siempre a conflictos. Cuando un grupo ha avanzado hasta etapas
caracterizadas por una creciente "serialización", la inercia de la tradición
pesa sobre los subgrupos de tal manera que "no hay lucha". Este asunto
interesa ahora, en la medida en que muchos críticos de Sartre la achacaban
promover constantemente el terrorismo y la violencia. Sartre, en efecto,
expresa la imposibilidad de lograr avances contra la alienación, o mejor aún,
contra la explotación de unos hombres por otros, dentro de grupos inertes.
Esto, en el momento en que Sartre escribía, era un hecho histórico-politico
concreto, (la "Guerra Fría"), pero aunque actualmente se hable de la
posibilidad "real" de resolver las contradicciones "técnicamente" -políticos
tecnócratas-, los hechos muestran que las diferencias de niveles de vida son
enormes, no dentro de determinados grupos (en Europa, por ejemplo), sino
entre países avanzados y subdesarrollados. Es interesante recordar, por
ejemplo, el texto polémico de Raymond Aron, Histoire et dialectique de la
violence.
Es urgente, para nosotros, ahora, recalcar algunos puntos centrales de
nuestra investigación, antes de pasar a exponer la cuestión de qué es la
"Unidad".
El enfrentamiento con el estructuralismo nos muestra la enorme dificultad
de Sartre para hacer justicia, tanto a la praxis individual, como a los más
amplios procesos socio-históricos. En términos de Aronson, la cuestión se
plantea así:
" ...Ambas, unidad y contradicción, deben ser mostradas ahora como
productos de la praxis individual y como teniendo su propia lógica e
imponiendo sus propias demandas. La clave para la explicación radica en el
"juramento", que ha dado al grupo solidez y presencia en cada uno de los
individuos, como explica (Sartre) ampliamente a través del concepto de
encarnación.
Cada subgrupo se mira a sí mismo, legítimamente, como "el centro de esta
totalización, cuyo centro está en todas partes" (CRD, II,p. 76). Aquí, el grupo
existe como este subgrupo; allí, existe como ese subgrupo enfrentado a
aquél. Es el desarrollo de todo el grupo - su característica diferenciadora en
este punto y su desdoblarse de los epicentros (la encarnación de estos en
subgrupos)- lo que pone en conflicto a los subgrupos ... ... Los subgrupos
luchan entre si como miembros del grupo...". (16)
Sartre plantea la unidad del grupo como el motor de los conflictos. Pero la
unidad "no es una estructura, impuesta desde fuera a los miembros del
grupo, que de alguna manera se perpetúa a sí misma";(Aronson, p. 89), la
unidad, en estas palabras que clarifican, a mi juicio, lo que debemos analizar
a continuación, se presenta ante nosotros como "una realidad compleja, una
de cuyas facetas es la praxis de lucha y la otra, la exigencia inerte del
momento, es, lo hemos visto, que la unidad del grupo no es otra cosa, sino,
en efecto, su práctica perma nente de reunificación". (CRD; II; p. 78).
2.4 La unidad y sus formas:
Recordemos que la contradicción es, para Sartre, acción que realiza la
oposición práctico inerte, pero sólo como movimiento de reunifica ción. Por
otra parte, la unidad es práctica: "está perpetuamente mantenida, reasumida
por y en la acción global". (CRD; II; p. 81).
El conflicto, siempre bajo el "imperativo" - permítaseme utilizar este
término - de la unidad del grupo, se desarrolla, se presenta, b ajo estas
posibles determinaciones:
a) "mediación": sucede cuando se mantiene la posibilidad de que los
conflictos sean superados y las crisis evitadas por "órganos efectivos de
mediación". (Aronson, p. 90).
b) "cisma": cuando la mediación fracasa, puede suceder que se llegue a
cisma, tal como ocurrió en el caso de Roma y Bizancio. El cisma surge ante
la imposibilidad de liquidar uno de los oponentes. Cada uno de los subgrupos
siente la separación como una "amputación", pero al tiempo, cada uno
procede a reunificarse a sí mismo mediante la expulsión del otro.
c) "liquidación": la victoria de un subgrupo sobre otro, siempre se presenta
como "estando bajo el interés del grupo más amplio". La vic toria se presenta
siempre como una especie de garantía de progreso.
Insistiendo en el hecho de que progreso significa simplemente, en este
contexto, una "progresión irreversible" hacia el logro de las metas del grupo,
Sartre trata de evitar toda alusión a posibles juicios externos de valor. Pero, a
pesar de este cuidado, surge inevitablemente la pregunta acerca de si
siempre tiene la victoria este sentido de progreso, es decir, de aumento en la
efectividad del grupo para lograr su unidad, su supervivencia, en suma.
¿Marca siempre un progreso en el proyecto común?. Sartre dedica
aproximadamente las dos terceras p ar tes de la Critica (Tomo II), a analizar
el ejemplo del stalinismo,como "desviación" del proyecto leninista. Nosotros,
en este trabajo, no nos ocuparemos de ello, como ya hemos señalado, y
precisamente nuestro objetivo era intentar presentar la noción de antitrabajo,
en referencia a los Talleres nacionales, de tal manera que su análisis aquí,
sirva como elemento previo a un trabajo más amplio. Sin embargo, si señalo
esta cuestión, es por el hecho de que considero el asunto de interés para, al
menos, algún eventual lector de mi ensayo, y, por otra parte, para no
desvirtuar excesivamente el propio trabajo de Sartre.
Uno de los hechos que Sartre muestra, es que "el grupo existe, a buen
seguro, pero no por si mismo, independiente de la pluralidad d e praxis
individuales que, a través de incontables mediaciones, lo sostienen y le dan
su fuerza". (Aronson; p. 95). El mismo stalinismo, a pesar de la fuerza política
de quien lo encarna , en el sentido que Sartre da a esta expresión, es, en un
momento dado, superado por el desarrollo de nuevas contradicciones, de
nuevas mediaciones, etc.
Las desviaciones vienen determinadas por el azar y por lo práctico - inerte.
Desde luego, esta postura de Sartre es discutible, pero me limitaré a exponer
su tesis.
Por una parte, la praxis busca siempre limitar el poder del a zar, de lo
imprevisible. A pesar de ello, aunque el hombre gobierna la ma teria
trabajada, nunca se libra totalmente de la influencia de lo práctico - inerte,
cuando se presenta bajo forma de "azar", de hechos fuera de nuestro control,
al menos en sus primeros momentos. Me atrevo a mencionar el conocidísimo
asunto de la U.R.S.S. actual, y los problemas que enfrenta Gorbachov, ya
que es posible que sirva para entender me jor, dado el breve espacio de que
dispongo para desarrollar este pun to.
2.5 Antitrabajo:
Hemos visto cómo el concepto de antitrabajo surge de la oposición con el
de trabajo; ("si trabajo significa una operación material que busca producir
cierto objeto, como determinación del campo práctico y en vistas a cierto fin",
antitrabajo es una actividad doblemente antagonista en la que cada subgrupo
intenta desviar o destruir el objeto producido por el otro. (CRD; II; p. 105».
Lo importante, ahora, es señalar el hecho de que, para Sartre, el resultado
del proceso de antitrabajo, por ejemplo, como veíamos en el caso de los
Talleres nacionales, es lo que 61 llama "monstruoso y deformado reflejo" del
proyecto original. En ese caso, el proyecto ori ginal fue manipulado bajo
cuerda, saboteado sistemáticamente para que no fuese llevado a cabo.
Cuando el objeto inicial se convierte en un producto de nadie, se hace
parcialmente efectivo, o inefectivo por completo. Es inteligible a pesar de ello,
si lo tomamos como lo que es: un nuevo objeto. Es, en palabras de Sartre,
“la totalización dialéctica de dos tácticas enemigas en su irreductibilidad”.
(CRD; II; p. 107).
¿Cómo es inteligible esta nueva realidad?. Para Sartre, en el sen tido de
que es práctico-inerte, y por tanto, alienada de la praxis de sus antagonistas,
"como tal, escapa a la inteligibilidad" (CRD; II; p. 107). Pero una vez lo
conocemos, sabemos que, a pesar de sus malos resultados, esos resultados
negativos contribuyeron, en el caso d e los Talleres nacionales, a la
insurrección de junio de 1848. Así, de alguna manera, esos resultados que
parecían en un momento dado, como negativos, se presentan como
inclusive, esperados o deseados. Resulta muy esclarecedor a este respecto,
lo que menciona Aronson:
" ... El antitrabajo crea, entonces, un producto que objetiviza el conflicto y
negativamente unifica la dualidad. Este producto es inteligible del mismo
modo que cualquier objeto práctico-inerte producido por una praxis de grupo,
emprendida por acuerdo común: es una síntesis pasiva, que espera ser
revivida por la acción venidera. El antitrabajo crea un producto que actúa
sobre sus productores y otros dentro de su campo "a pesar de sus defectos
de construcción", y vive "a pesar de malformaciones que lo hacen inviable"
… (CRD; II; p. 108)...".(17)
Sartre sugiere, como vemos, que el producto del antitrabajo tiene un
sentido profundo, que, en sus palabras, Una Razón dialéctica puede
descubrir y que el positivismo no descubrirá". (CRD; II; p. 109).El caso de los
Talleres nacionales refleja el conflicto de clases; no simplemente un
enfrentamiento de subgrupos. Este conflicto expresa e1 grupo entero, en la
medida en que es actualizado por todos los órganos y por todos los
individuos comunes. Lo que Sartre quiere mostrar es que el antitrabajo es
producido por todo el grupo, no sólo por los subgrupos directamente
implicados en la lucha. Es en este sentido en el que sostiene Sartre que no
puede ser "alcanzado" por el positivismo. Como mencionaba antes, Sartre
procede a analizar otro ejemplo de antitrabajo, lo que él llama
"monstruosidad ideológica", el socialismo en un solo país, de Stalin.
Para terminar esta segunda parte, me parece importante recapacitar en el
siguiente hecho: la importancia que pueda tener el planteamien to que hace
Sartre radica en el papel que juegan todos los términos, o mejor aún, todos
los componentes del concepto de antitrabajo. Esto significa que el conflicto,
la lucha, de cualquier manera que se desarrollen, (queremos decir, se
resuelvan a través de cismas, acuerdos consensuales o eliminación de tal o
cual subgrupo, etc.), tiene la característica, que en la perspectiva de Sartre,
ha de ser dialéctica, de formar un todo complejo, una especie de juego entre
intereses enfrentados, en los que ninguno de sus componentes es
independiente de los demás, sea cual sea su "fuerza" aparente. En realidad,
Stalin dio lugar al stalinismo, Trotsky, al trotskismo, pero los individuos
Trotsky o Stalin, por fuerte que fuese su influencia en el propio proceso de la
Historia, no eran sino elementos más o menos decisivos dentro de la
"totalización en curso". Conceptos como este último, que Sartre introduce en
el Tomo II de la Critica, son tan novedosos y desconocidos - especialmente
en España -, que considero imprescindible añadir al final de mi trabajo, a
manera de "apéndice", un glosario de términos que tomo íntegramente de la
edición de Gallimard de la Critica (1985)
TERCERA PARTE
REFLEXIONES CRITICAS
3.1 Aspectos positivos del planteamiento sartreano:
¿Qué encontramos una vez que terminamos nuestro estudio de las
propuestas teóricas de Sartre ?. Por lo pronto, vemos que la praxis
revolucionaria ha creado su situación contradictoria. Ciñéndome al ejemplo
de los Talleres Nacionales, el hecho de que los obreros guiados por
intelectuales revolucionarios socialistas (Blanc), no lograsen triunfar
plenamente, se debe a las propias situaciones que surgen dentro del mismo
movimiento revolucionario: enfrentamiento - en buena medida provocado, lo
sabemos - con los campesinos, encarnado en los resultados electorales;
reacción temerosa de las potencias europeas, que recordaban la Revolución
de 1789 y el poder imperial de Napoleón Bonaparte, etc.
También, en tanto proyecto unificado, crea, mejor, engendra, su propia
contradicción entre moderados y radicales. Es decir, la más importante
contribución teórica del concepto de antitrabajo, es el hecho de ser un criterio
central para mostrar cómo los conflictos de clases dan lugar a unidades más
amplias, no previstas ni, en muchos aspectos, previsibles. El concepto que
Sartre introduce en su trabajo teórico nos sirve así, para desarrollar un
método dialéctico capaz de permitir nos mostrar de qué modo acciones
opuestas pueden ser consideradas como acciones que están realizando una
sola historia.
El hecho de su insistencia en que los individuos son quienes hacen la
Historia, si bien dentro de determinadas circunstancias, es un avance en el
planteamiento ontológico de El Ser y la Nada, del Sartre seguidor de Husserl
y Heidegger. El planteamiento sartreano, aporta la insistente necesidad de
plantear el estudio de las actividades de los hombres, desde un horizonte de
libertad, aún reconociendo el innegable hecho de la existencia de
estructuras. Pareciera, incluso, que para Sartre, hasta el concepto de
"escasez" tuviera la característica de ser él mismo una estructura
"fundamental". Sin embargo, la libertad no es algo dado, determinado, sino
una capacidad, una potencialidad, que la misma praxis de los grupos permite
afianzar, ampliar. Es por esto último por lo que el pensamiento de Sartre y
entendido globalmente - con lo cual quiero significar que no puede ser
juzgado desde planteamientos parciales (criticar a Sartre desde El Ser y la
Nada, o desde El existencialismo es un humanismo,pongamos por caso).
Hoy en día, tras la publicación de los escritos que mencionábamos en la
Introducción, después de su muerte, quien criticase la dialéctica sartreana
sólo desde el Tomo I de la Crítica) práctica esta muy corriente, y no por ello
menos lamentable, entre los filósofos.
3.2 Aspectos negativos del planteamiento:
En el estudio de los fenómenos históricos, la pretensión de captar la
totalidad es ciertamente utópica (los elementos de que dispone el historiador
son limitados, la visión del historiador difícilmente e s imparcial
completamente, etc.). Puede, sin embargo, resultar fértil el intento de
comprender esa "totalización" sin totalizador.
Como lo expresa Aronson (op. cit.; p. 185 ss.), el mismo Sartre, en el
último tercio del libro, cae en análisis híbridos, que no son "ni plenamente
históricos, ni plenamente formales". Este problema es común, de hecho,
cuando los filósofos analizan la Historia, o cuando los historiadores se
plantean análisis formales de la Historia. Es un peligro muy real, como se
puede comprobar en múltiples autores. Conviene recordar aquí, el
excepcional caso de Ortega, quien combina las perspectivas histórica y
formal magistralmente. Recordemos, sin embargo, que Sartre, además de
intentar establecer los parámetros de la razón dialéctica, trataba de salvar el
sentido profundo del materialismo histórico, contra las "visiones de la historia,
que hacen de las visiones revolucionarias, tabúes". (Aronson; p. 220).
Uno de los problemas que puede plantearse a quien enfoque el estu dio de
las cuestiones sociales, políticas o históricas desde la dialéctica que Sartre
busca, es, sin duda, la posibilidad de caer en planteamientos un tanto
utópicos, o subjetivos; pues, al enfatizar los términos, de crucial importancia
para Sartre, de interiorización y re-exteriorización, la teoría sartreana, acepta
una praxis - la cual no es sino la realización de proyectos humanos a través
de la transformación de lo práctico-inerte por los grupos - que está siempre
inscrita en la materia y que se desvía, pero siempre sigue siendo humana:
"en el corazón de la dialéctica está siempre un proyecto, una práctica y una
intención que es humana". (Aronson; p. 226).
APENDICE
PRINCIPALES NOCIONES (para los dos tomos de la Critica de la Razón
Dialéctica).
Como hacen notar los editores del Vol. II de CRD, para Sartre: Una noción
filosófica (contrariamente del concepto científico que no remite al hombre)
guarda una cierta ambigüedad porque se comprende en interioridad: ""Lo
que sirve (la filosofía), es que estas palabras no están enteramente
definidas ... hay en la ambigüedad de la palabra filosófica algo de lo cual
podemos servirnos para ir más lejos"". (Sartre:Situations IX, 1965)".
Actividad pasiva: actividad de lo práctico-inerte (de la materia trabajada en
tanto que ella domina al hombre y del hombre en tanto es gobernado por
ella).
Alienación: el robo del acto por el exterior; yo actúo aquí y la acción de otro
o de un grupo, allí, modifica desde fuera el sentido de mi acto.
Fundamento de la alienación: la materia aliena en ella al acto que la
trabaja, no en tanto es ella misma una fuerza ni tampoco en tanto es inercia,
sino en tanto que su inercia le permite absorber y devolver contra cada uno
la fuerza de trabajo de los otros.
Anti dialéctica: momento (inteligible) de la superación, por la materialidad,
de las libres praxis individuales, en tanto que son múltiples.
Antitrabajo: actividad antagonística doble (o plural), productora de objetos
a considerar como resultados de una colaboración negativa que cada uno de
los adversarios no reconoce como suyos.
Apocalipsis: Ver grupo en fusión ("grupo en vía de constitución por
disolución de la serialidad, bajo presión de una praxis adversa . La
Apocalipsis es el proceso violento de esta disolución (de la serialidad).
Otro: (con mayúscula): aunque no lo haya hecho con gran rigor a lo largo
del manuscrito, el autor parece haber querido dotar esta pala bra de
mayúscula cada vez que, pronombre representando una persona o adjetivo
que la calificase, insiste sobre la alteridad radical: el otro, en tanto gobierna,
o es susceptible de gobernar lateralmente (o de ser gobernado por) la
actividad de alguien ( chacun ). Hemos sistematizado esta intención,
excluyendo el adjetivo otro cuando es portador del mismo sentido pero no
califica una persona: está en general en itálicos; su lugar basta a veces para
subrayar su significación en el contexto (libertad otro / otro libertad).
Colectivo: llamo colectivo la relación de doble sentido de un objeto
material, inorgánico y trabajado, con una multiplicidad que encuen tra en él
(en el objeto) su unidad de exterioridad.
Comprehensión e intelección: nombro intelección a todas las evidencias
temporalizantes y dialécticas en tanto deben poder totalizar todas las
realidades prácticas y reservo el nombre de comprehensión a la captación
totalizante de cada praxis en tanto que esta es intencional mente producida
por su o por sus autores.
Destino: futuro del hombre, en tanto esté inscrito en la materia trabajada.
Diacrónica (totalización): desarrollo inteligible de una praxis-proceso a
través de vastos conjuntos temporales en los cuales son tomadas en cuenta
las discontinuidades arrastradas por el relevo de las generaciones.
Dialéctica (o Razón): lógica viva de la acción.
Exigencia: pretensión emitida por una materialidad inorgánica sobre una
praxis (y, naturalmente, a través de otra praxis).
Experiencia critica: búsqueda - ella misma dialéctica - de los fundamentos
del campo de aplicación de los limites de la Razón dialéctica.
Exterioridad e interioridad: estos términos no son para ser tomados en su
acepción puramente espacial: hay lazo de interioridad en un conjunto, entre
cada elemento como definido y modificado por su pertenencia a este
conjunto; lazo de exterioridad para los elementos que coexisten inertemente.
Extero-condicionamiento: operación de un grupo soberano sobre conjuntos
seriales, que consiste en condicionar a cada uno actuando sobre los otros,
produciendo así falsamente la serie como un todo para cada Otro que la
conforme.
Fraternidad-terror: lazo estatutario entre los miembros del grupo
juramentado en tanto su nuevo nacimiento de individuos comunes da a cada
uno derecho de violencia sobre la libertad de todos los otros contra la
disolución del grupo.
Grupo en fusión: grupo en vías de constitución por destrucción de la
serialidad, bajo presión de una praxis adversa. El Apocalipsis es el proceso
violento de esta disolución.
Encarnación: captación de una realidad práctica como envolviendo en su
singularidad el conjunto de las totalizaciones en curso.
Individuo común: individuo cuya praxis es común. Es creado por el
juramento.
Intelección: comprehensión.
Interés: es, en un campo social condicionado por la escasez y la
necesidad, cierta relación del hombre con la cosa, tal que él ve en es ta su
ser y su verdad y, tratando de conservar y desarrollar el con junto material
que es él mismo, se encuentra completamente sometido a las exigencias de
lo práctico-inerte.
Interioridad: ver exterioridad.
Pasividad activa: actividad del individuo común, quien consiente libremente
una cierta (disciplina , diferenciación por su función en el grupo) para mejor
servir la praxis común de conjuntos seriales, que consiste en condicionar a
cada uno actuando sobre los otros, produciendo as! falsamente la serie como
un todo para cada Otro que la conforme.
Fraternidad-terror: lazo estatutario entre los miembros del grupo
juramentado en tanto su nuevo nacimiento de individuos comunes da a cada
uno derecho de violencia sobre la libertad de todos los otros contra la
disolución del grupo.
Grupo en fusión: grupo en vías de constitución por destrucción de la
serialidad, bajo presión de una praxis adversa. El Apocalipsis es el proceso
violento de esta disolución.
Encarnación: captación de una realidad práctica como envolviendo en su
singularidad el conjunto de las totalizaciones en curso.
Individuo común: individuo cuya praxis es común. Es creado por el
juramento.
Intelección: cf. comprehensión.
Interés: es, en un campo social condicionado por la escasez y la
necesidad, cierta relación del hombre con la cosa, tal que ve en és ta su ser
y su verdad y, tratando de conservar y desarrollar el conjunto material que es
él mismo, se encuentra completamente sometido a las exigencias de lo
práctico-inerte.
Interioridad: ver exterioridad.
Pasividad activa: actividad del individuo común, quien consiente libremente
una cierta (disciplina , diferenciación por su función en el grupo) para mejor
servir la praxis común.
Práctico-inerte: gobierno del hombre por la materia trabajada
rigurosamente proporcionado al gobierno de la materia inanimada del
hombre.
Praxis: proyecto organizador que supera condiciones materiales hacia un
fin y que se inscribe por el trabajo en la materia inorgánica como reacomodo
del campo práctico y ramificación de los medios en vista de un fin.
Praxis-proceso: praxis de un conjunto social organizado, que retoma en
ella, para superarlas (les dépasser), los condicionamientos y
contrafinalidades que engendra necesariamente al temporalizarse, y que le
hace.
Proceso-praxis: es la praxis proceso tomado, no ya en interioridad como
totalización, sino en exterioridad (en tanto que surge en la dispersión del
Universo); como tal, no puede ser sino tomada en vacío.
Progresivo: ver regresivo.
Razón dialéctica constituyente: praxis, translúcida, pero abstracta, del
individuo considerado aisladamente (u organismo práctico).
Razón dialéctica constituida: inteligibilidad, fundada sobre la Razón
dialéctica constituyente, de toda praxis común.
Reciprocidad mediada (en un grupo): relación humana de tercio a tercio,
pasando por todos los miembros del grupo que se hace medio de esta
relación.
Regresivo-progresivo (movimiento): marcha de la experiencia criti ca, en
primer lugar regresiva en tanto remonta desde lo vivido inmediato hasta la
inteligibilidad de las estructuras de las praxis y de los conjuntos humanos que
se organizan por ella, después progresiva en el sentido de que propone
hacer inteligible el juego de estas mismas estructuras en la Historia.
Sentido diacrónico de la Historia: dirección axial por relación a la cual se
podría definir (y corregir) toda deriva posible, hoy y e n el porvenir infinito de
la interioridad.
Serialidad: modo de coexistencia en el medio práctico-inerte, de una
multiplicidad humana en la que cada uno de sus miembros es a la vez
intercambiable y otro por los Otros y para si mismo.
Sincrónica (totalización): desarrollo de la praxis-proceso en tan to su
temporalización es una y en tanto ramifica continuamente sus medios en
vista de un objetivo común, a partir de un conjunto definido de circunstancias
anteriores.
Tercio (tiers): cada miembro de una multiplicidad en tanto que totaliza las
reciprocidades de los demás.
Totalización: trabajo de síntesis y de integración a partir de circunstancias
determinadas y en función de un objetivo; la totalización define la praxis
misma.
Distinción entre totalidad y totalización (cf. CI, h.161 sq).
Totalización de envolvimiento: Seria temerario querer fijar aquí la
significación de esta noción: permanece inconclusa a lo largo del T. II, como
la intuición que lo anima y que el autor intenta cerner y profundizar; su
intención es la inteligibilidad y el sentido de la Historia. Más aún, su acepción
varia según la realidad considerada. Así, la totalización de envolvimiento es
simplemente la integración de todos los individuos concretos por la praxis, si
se trata de un grupo organizado; en el capitulo sobre las sociedades
dictatoriales, es definida como la praxis autónoma y afirmándose como tal,
en tanto que produce, sigue, recela y disimula su propia heteronomía como
la unidad pa siva y reactualizada de sus propios subproductos, o incluso la
exterioridad interior de una empresa común. Pero estas formulaciones no
valen para una sociedad "desunida" en la cual no hay una empresa común,
sino simple unidad de inmanencia; ¿y qué seria de ello para un proceso
histórico más vasto (diacrónico)?. Estas cuestiones son abordadas, pero sin
duda no resueltas, en las notas anexas.
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SIEGMANN, J.; (1848). Las revoluciones románticas y democráticas de Eu
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NOTAS
(1) Cfr. ARONSON, R.; Sartre's Second Critique; 1987. Este investigador
fue el primero que tuvo acceso a los manuscritos de Sartre, y su libro es el
primero que desarrolla un análisis minucioso del Tomo 2 de la Critica. A partir
de ahora, en las citas al mismo, nos referiremos como ARONSON.
Ciertamente estamos de acuerdo con Aronson, cuando afirma que "gran
parte de la historia del período entre Febrero y Junio de 1848 puede ser
escrita en torno de la lucha por, y la deformación de, los Talle res
Nacionales". Ver, sobre este problema, nota 7, de pag. 45. Para lo referente
al problema central, ver pag. 76, ambas en ARONSON.
(2) Cfr. SARTRE, J.P.; Critique de la Raison Dialectique; Tome II (inachevé)
. Intelligibilité de l'Histoire; 1983. Las referencias que se hagan a esta obra,
se citarán, a partir de este momento, mediante las siglas CRD, II.
Para comprender mejor este concepto, quisiera mencionar la cuestión que
preocupaba obsesivamente a Sartre, a cerca de si es posible entender la
Historia, cuando sabemos que es una "totalidad destotalizada", es decir,
cuando la Historia misma es ambigua, y cuando los hechos históricos, son,
as! mismo, ambivalentes. El desarrollo de este problema lo encontramos,
precisamente, en los Cahiers pour une Morale (1.983), obra que el mismo
Sartre, en entrevista con Michel Sicard, en la revista "Obliques", (1978),
considera excesivamente idealista. Sí tenemos en cuenta que, precisamente
en el mismo número de la revista, es decir, dos años antes de la muerte de
Sartre, aparece publicado un fragmento de lo que era La Gran Moral de
1947,17, en el cual se plantea el problema de la ambigüedad de la Historia.
La acción histórica será equívoca, la Historia es posible solamente por la
mediación de agentes históricos no abstractos, sino concretos, los cuales por
el hecho mismo de estar a un tiempo "fuera" y "dentro" de la Historia, tienen
un carácter de ambigüedad insoslayable. Están fuera en tanto tienen la
posibilidad de planificar sus conductas. Están dentro, en tanto lo exterior a su
pensamiento los aliena. Así por ejemplo, en el caso del hegelianismo como
mito, desde el momento en que hay posthegelianos. El fin d e la Historia se
presenta, de esta manera, como algo inalcanzable, al menos, en tanto no se
suprima la opresión de unos hombres por otros. La ac ción histórica, por otra
parte, es ambivalente, en tanto que el azar interviene en las acciones
históricas.
Ver para esta cuestión, Cahiers pour une Morale, pp. 26-71.
(3) Cfr. SARTRE; CRD, II; pp. 21.Para un desarrollo de esta cues tión, ver
el planteamiento que desarrollo en la parte I de mi ensayo.
(4) Cfr. SARTRE; op. cit.; p. 24. Para comprender este planteamiento,
Sartre vuelve a plantear el papel que juega en la dialéctica dela Historia la
"rareté",la escasez. Este concepto será desarrollado en un apéndice, anexo
a esta investigación, ya que es de crucial importancia analizar su alcance,
dentro del pensamiento sartreano.
(5) Si no prestamos atención a las otras dos obras póstumas hasta ahora
publicadas, (Cahiers pour une morale, 1983; y Vérité et existence, 1989), es
por considerar que, en el caso de la Moral, supone, en palabras de Aronson,
con quien coincidimos, su "Etica abortada". En el caso de Vérité et existence
puede ser interesante para entender mejor la relación de Sartre con
Heidegger, especialmente en lo referente a El Ser y la Nada.
Cfr. ARONSON, p. 9. A pesar de referirse al proyecto sartreano d e 1945-
47, de elaborar una ética, como un proyecto abortado, no por ello es
rechazable de una manera tajante todo el libro de los Cahiers pour une
Morale; como velamos, al menos lo referente al problema del sentido de la
Historia, tiene un valor por si mismo, si tenemos en cuenta que fue el propio
Sartre quien quiso verlo publicado antes de morir, en la revista “Obliques”
como mencionábamos. Encontramos, además, multitud de planteamientos
muy sugerentes respecto de problemas éticos y morales, que, en todo caso,
aclaran más de un malentendido surgido a raíz de la publicación de El
existencialismo es un humanismo. Debemos tener en cuenta, a este
respecto, que, como expresa Aronson, ".. La presencia del segundo volumen
impone nuevas lentes, a través de las cuales ver los propósitos y análisis del
primero, tanto como toda la carrera de Sartre". (ARONSON, p. 2).
(6) Cfr. SIEGMANN, J.; 1848. Las revoluciones románticas y democráticas
de Europa; Ed. Siglo XXI; pp. 44-45.
(7) Quienes están interesados en profundizar sobre esta cuestión, pueden
acudir al propio texto de Siegmann, el cual desarrolla detalladamente la
composición de las "clases" obrera y campesina, as! como la burguesía, con
sus diversos matices. Es muy interesante la afirmación, por parte de
Siegmann, de que "el régimen parlamentario estaba, (antes de los hechos de
1848), al servicio del rey y de la burguesía de los negocios". Vid. op. cit.; pp.
68-70.
(8) Es preciso hacer notar que la inclusión de ministros como Blanc, no es
de buen grado aceptada por los "políticos" profesionales. Esto puede ser un
factor importante en el momento de analizar la postura de Sartre. En el caso
de Trotsky y Stalin, podría haber alguna semejanza, en tanto Blanc es un
teórico y Blanque, por ejemplo, un político más pragmático. Este problema se
desarrollará más detenidamente en el capítulo siguiente. Sugiero la lectura
de La revolución desfigurada, de Trotsky, para preparar una aproximación al
problema.
(9) Los Talleres nacionales eran vistos, sin embargo, por los campesinos,
hasta los más pobres, como lugar donde deambulan "haraganes y
perezosos", a quienes debían mantener mediante el aumento de la
contribución territorial, que desde la perspectiva campesina, amenazaba,
desde la responsabilidad de los escritores socialistas, su pequeña frac ción
de tierra. El aumento de un 45% en todos los impuestos directos,
promulgado por Garnier, provocó "en el campo un descontento fa tal para la
república". Cfr. Siegmann; op. cit.; pp. 190-195.
(10) Cfr. SARTRE; CRD; II; pp. 19-20. También es conveniente consultar la
sección A, del libro II del Tomo Primero de la Critica. (En la Ed. - 1960 - de
Gallimard; pp. 381 ss.).
(11) CRD; II; p.20. Para el término totalización en curso , ver el apéndice
de este ensayo.
(12) CRD; II; p. 22.
(13) CRD; II; p. 107.
(14) Cfr. ARONSON; pp. 77-78.
(15) Cfr. ARONSON; p. 83. Sobre este problema, consultar el libro de
RANCH SALES; El método dialéctico en Jean-Paul Sartre; en especial la
parte VII, que es, entre lo que hemos encontrado publicado en español, de lo
más valioso y serio.
(16) ARONSON; p. 88.
(17) ARONSON; pp. 102-103.
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