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Denise Najmanovich
Dijo Adorno que no poda haber poesa despus de Auschwitz, y por supuesto
hubo. Dijeron muchos que no hay palabras para dar cuenta del horror, y sin
embargo hubo. Los ms extremos plantearon que la Shoa era inefable y llevamos
dcadas narrando el horror. Y lo ms importante: algunos tambin han intentado
pensarlo, y en muchos casos lo han logrado.
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sus memorias pasivas-repetitivas, sino la posibilidad de construir una memoria
activa-vital. Una memoria capaz de preguntarse, de escuchar lo inaudito, de
promover pensamiento, de desestabilizar la rutina del recuerdo para dejar pasar
aires nuevos.
No comparto la idea, tan difundida desde hace aos, de que los pueblos que
olvidan repiten sus desgracias, tambin puede ocurrirles a los que han quedado
petrificados por el recuerdo. No es el mero rememorar lo que permite cambiar,
sino el pensar activo que lleva a la construccin de otros modos de existencia.
Paradjica, y hasta dira trgicamente, ese pensar activo muchas veces resulta
obstruido por el exceso de recuerdos, inundado por la cuanta informativa y la
pomposidad de las conversaciones que nace de la obligacin de la memoria.
Por eso insisto: no se trata de oponer la memoria al olvido, sino de tejer juntos un
recuerdo con sentido, un pensamiento vital a partir del deseo de potenciar la vida
comn. Para hacer lugar a esa memoria no podemos ser espectadores pasivos,
pero tampoco crticos en el sentido de tamizar todo lo que se escucha desde un
saber ya sabido. Se trata sobre todo de estar disponibles para lo que an no se ha
producido, para que nazcan nuevas preguntas, para broten otros sentidos.