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De esta amplia categora de territorio ha devenido el feminismo comunitario, una prctica que se
ha extendido por todo el estado de Oaxaca como un susurro, pero que se ha transformado en
miles de voces exigiendo mejores condiciones de vida para los pueblos originarios y un alto a la
violencia de gnero, tanto al interior como al exterior de sus comunidades. En esta simbiosis de
cuerpos y territorios, de territorios y cuerpos, las mujeres han recuperado sus races y su dignidad,
defendiendo todo lo que es sagrado en el mundo para ellas.
El lenguaje neoliberal ha construido las crceles para nuestros cuerpos que son las construcciones
sociales-culturales y polticas que se hacen sobre los cuerpos, dice Julieta Paredes, poeta, escritora
y feminista comunitaria de Bolivia. Por ello, tanto la tierra como el cuerpo son en esta concepcin
espacios que se siembran, se cultivan, que se aman y se defienden. Las mujeres indgenas
entienden que el cuerpo de una mujer es el primer y ltimo territorio, el ms inmediato, y que
es suyo porque el cuerpo, como la tierra, es de quien lo trabaja.
Estas mujeres han hecho lo que otros feminismos no han podido: llevar a la prctica cotidiana el
empoderamiento de la mujer, el cual va ms all de instancias jurdicas para posicionarse como un
empoderamiento multidimensional en el cual se vuelven, antes que nada, regentes de su propio
cuerpo. As, y con la dignidad a tope, estas mujeres oaxqueas han hecho sus propias alianzas
productivas en sus localidades, hacindose autosuficientes y combatiendo la caresta generalizada
a la que estn sometidos los pueblos indgenas de nuestro pas. Incentivan as el apoyo mutuo en
sus comunidades, mientras denuncian la violencia de gnero e intentan reconstruir y defender su
identidad como mujeres y como indgenas.