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Colegio Dunalastair

TOK

¿Por qué deberíamos considerar que nuestro conocimiento científico es


un mapa de la realidad? ¿Qué implicancias tendría esto respecto del
avance y acumulación del conocimiento?
Rosario Sánchez Heinsohn

N° de palabras: 1330
Existen muchos intentos de definición de lo que es la ciencia. Pareciera ser que todo intento se
aproxima, pero no lo explica del todo. Haciendo referencia a un cuento extraído de un libro de
filosofía1, se tiene la situación de cuatro sabios del reino de… que dan una explicación de lo que
para ellos es la ciencia. Por un lado, Protos dice que la ciencia es un enorme registro. Deúteros
la considera un enorme calculador. Tritos, por su parte, dice que la ciencia es un juego. Y por
último, Tétartos la declara como un visionario flagelante. Todas estas concepciones de ciencia
son aceptables en la medida en que todas ellas indican una buena representación de lo que es la
ciencia, pero pareciera ser que todas estas características son necesarias, pero no suficientes.

Lo que sí se puede hacer, es establecer ciertas características y objetivos que tiene la ciencia,
tales como que es un estudio experimental que busca explicar fenómenos de la realidad y así
tener un mayor alcance al conocimiento. Se podría decir que la experimentación es una especie
de reflexión acerca de los fenómenos que ocurren en la realidad, pero no son los fenómenos
mismos.
La ciencia, por medio de su método científico, debe repetir variadas mediciones en el
experimento para así deducir una conclusión.
Y es precisamente de esto que surge la gran pregunta, ¿Hasta qué punto el método experimental
es un reflejo de la realidad?
Se sabe que en los experimentos existe un margen de error, es decir, una probabilidad de que el
experimento falle y se aleje de los verdaderos resultados, no dando un verdadero indicio de la
realidad. Así se comprueba entonces que la experimentación científica no es un reflejo de la
realidad, ya que se aproxima a esta, pero se ve expuesta a cometer errores. Esto quiere decir que
no podemos catalogar al conocimiento científico como la verdad absoluta. Muchas veces en la
historia se ha demostrado cómo la ciencia ha ido progresando, por tanto, cambiando, por lo que
no podemos asumir que el conocimiento científico refleja la realidad misma. Lo que sí podemos
decir es que, al igual que un mapa representa el mundo, el conocimiento representa la realidad.
Un mapa no tiene las mismas dimensiones que el mundo, pero sí es un indicio de cómo este está
organizado y dispuesto espacialmente. Así mismo, el conocimiento científico nos aproxima a lo
que es la realidad.

Pero, ¿Qué significa que el conocimiento científico sea un mapa de la realidad en lo que
concierne al avance y acumulación del conocimiento del mundo real?
Para reflexionar en torno a esto, es preciso considerar dos perspectivas distintas con respecto a
esta interrogante, y analizar las posibles consecuencias teóricas y prácticas que podría traer el
creer en una u otra postura.

1
Tejedor Campomanes, César. “Introducción a la Filosofía”, Editorial SM.
Mirando desde una perspectiva positiva, se asume que el conocimiento científico es una
representación de la realidad, y por esto, es favorable para el avance de la ciencia y la
acumulación de conocimiento. Favorable, porque de ésta forma sabemos que la ciencia sí nos
permite alcanzar conocimiento y acumular información acerca de la realidad, y que a pesar del
margen de error, hay una gran probabilidad de que lo aprehendido sea correcto.
Esto trae como consecuencia teórica el hecho de saber que, a pesar de que el conocimiento
científico no sea un reflejo exacto de la realidad sino una mera representación, sí sirve como
guía y aproximación a lo que es verdad. No es la verdad misma en todos sus ámbitos, pero es un
parámetro que nos permite plantearnos hipótesis y luego, experimentalmente, comprobar su
veracidad.
Esta misma postura repercute prácticamente en las áreas del conocimiento y en las distintas
asignaturas. Un ejemplo claro es la teoría atómica. No sabemos si es la realidad misma, es una
representación de lo que probablemente es, hipotéticamente. En un comienzo se creían ciertas
cosas respecto al modelo atómico, tales como lo que imaginó Thomson, en el que planteaba que
los átomos eran como esferas macizas de carga positiva neutralizada por los electrones que
estarían incrustados en ella, y la llamó pudín de pasas. Luego, pasaron los años y Rutherford
imaginó a los átomos casi vacíos con la carga positiva concentrada en una zona llamada núcleo
y los electrones dando vueltas en torno a él, en continuo movimiento. A esta teoría se le conoce
como el sistema planetario. Y luego de más años, aparece Bohr el cual utiliza la teoría de
Rutherford, pero utilizando la física cuántica.2 Así se logra ver cómo estos modelos fueron
progresando con el tiempo a medida que se iba obteniendo mayor conocimiento. De esta forma
se fue acumulando información y se llegó a una teoría que parece funcionar correctamente hasta
ahora, ya que explica muchos otros conceptos que resultan ser la base de muchos otros
empleados en biología, por ejemplo.

Pero se podría pensar, contrariamente, que si esta misma teoría atómica cambia, cambiarían a su
vez todos los conceptos construidos a partir de ella, produciendo simplemente un retraso en el
progreso científico y una acumulación inútil de este. Se podría pensar que todos estos años se ha
dado algo por hecho, que no era precisamente la realidad o la verdad, y que se ha acumulado
conocimiento que ya no sirve de nada pues los supuestos en el que éste se basaba, no son
certeros.
Esto lo creería una postura que cree que el hecho de que el conocimiento científico sea un mapa
de la realidad, es desfavorable para el avance del conocimiento, debido a que por más
experimentos que hagamos, por más que nuestra tecnología sea cada vez más avanzada, al igual
que un mapa que no representa todo el mundo, es decir, en su totalidad, así mismo, el
2
BROWN, BURSTEN, LEMAY. Química: La ciencia central, novena edición, Chile, Pearson Educación
conocimiento científico no logrará cubrir cada recoveco de la realidad, cada verdad
desconocida. Nunca se logrará saber qué falta por conocer, cuanta verdad aún no ha sido
descubierta. Esta implicancia teórica nos conduce a pensar que los esfuerzos son inútiles y en
vano, pues por mucho que sepamos, jamás lo sabremos todo, porque el conocimiento científico
es y seguirá siendo sólo una representación del mundo real.
Como consecuencia práctica, podría ocurrir que los estudios realizados respecto a los
movimientos telúricos, por ejemplo, no serían suficientes, estarían constantemente sujetos al
hecho de que lo que aprendemos es parecido a la verdad, pero no la verdad misma. Esto hace
que hoy en día no podamos predecir cuándo viene un terremoto, más sólo reaccionar luego que
éste ocurre. Esto mismo puede llevarnos a un escepticismo, a una desconfianza en las
capacidades humanas, ya que éstas nunca alcanzarán la inmensidad de la naturaleza, ni la
infinidad de la esfera del conocimiento.

En conclusión, vemos que el hecho de que el conocimiento científico sea un mapa de la realidad
y de cómo esto es significativo a la hora de avanzar y acumular conocimiento, puede tener dos
posturas muy marcadas. Pensar que es beneficioso para los hombres asemejarse a la realidad, o
pensar que es perjudicial que el hombre sólo se parezca, y no sea la realidad misma. Sería difícil
decidir cuál es más correcta, debido a las distintas argumentaciones válidas que tiene cada una.
Lo que sí se puede hacer, es una recomendación acerca de esta cuestión. En mi opinión, es
mucho más beneficioso el tomar una postura positiva al respecto, ya que como hemos visto
durante nuestra vida y experiencia, el conocimiento científico es capaz de explicar muchas
cosas, logrando que el ser humano comprenda por qué suceden ciertos acontecimientos. Esto ha
permitido que el hombre, por ejemplo, venza la fuerza de gravedad inventando aviones, cohetes,
realizando viajes fuera del mundo. Si el conocimiento acerca de la fuerza de gravedad hubiese
sido erróneo, probablemente los viajes al espacio habrían sido intentos fallidos. Pero no lo han
sido, por lo que lo que nos brinda el conocimiento científico, como mapa de la realidad, es un
avance en lo que respecta a la tecnología, a la comprensión del mundo, y a la subsistencia del
ser humano.

Bibliografía
1. BROWN, BURSTEN, LEMAY. Química: La ciencia central, novena edición, Chile,
Pearson Educación.

2. TEJEDOR, César. “Introducción a la Filosofía”, Editorial SM.

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