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Resumen
El objetivo de este ensayo es analizar someramente, desde la perspectiva de la Psicología
cognitiva, los fundamentos de la memoria humana a fin de configurar un marco teórico desde
el que abordar la plausibilidad y validez científica de términos tan familiares como “memoria
colectiva”, “memoria social” y, muy especialmente, “memoria histórica”. Tras argumentar que
estos tres términos carecen de justificación epistemológica, se concluye que la llamada “me-
moria histórica” cumple, no obstante, una función social, política y moral no sólo legítima sino
necesaria: recordar a las víctimas del franquismo y reivindicar su derecho a la verdad, a la
justicia y a la reparación.
Abstract
The aim of this work is to provide the reader with a brief overview of the foundations of human
memory from the perspective of Cognitive Psychology, in order to supply a theoretical frame-
work to assess the scientific plausibility and validity of terms such as “collective memory”, “so-
cial memory” and, above all, “historical memory”. After arguing that this three terms lack an
epistemological justification, it is concluded that so-called “historical memory” fulfills a social,
political and moral function, both rightful and necessary, which is to remember the victims of
Francoism and to claim their right to truth, justice, and reparation.
2. Concepto de memoria
La memoria es un fenómeno biológico, cerebral, que adquiere dimensiones mentales o
cognitivas en tanto en cuanto nuestra conducta presente es influenciada por nuestras expe-
riencias pasadas. Nuestro cerebro es un órgano biológicamente preparado –desde su unidad
funcional irreductible, la neurona, hasta los sistemas funcionales complejos– para almacenar
información4. Gracias a esa propiedad para conservar huellas de todo lo que experimenta-
mos, esto es, gracias a la memoria, el cerebro va creando una base de conocimiento cada
vez más amplia y más compleja de donde recuperar la respuesta más idónea a cada situación
concreta (ésta sería la función básica de la memoria)5. En otras palabras, gracias a la informa-
ción almacenada en la memoria podemos responder de la manera más eficaz posible a las di-
ferentes y continuas exigencias del mundo en el que vivimos. De lo que se desprende, a su
vez, que la memoria participa en todas y cada una de las actividades que realizamos a lo lar-
go de nuestra vida.
Si un sujeto perdiese toda su memoria, quedaría en una situación de indefensión simi-
lar a la de un recién nacido: el yo o la identidad personal desaparecería, el propio cuerpo que-
daría desprovisto de todos los atributos y destrezas adquiridos durante el desarrollo, y el mun-
do en general perdería todo su significado (los objetos, las personas y las infinitas relaciones
6 Este caso ha sido recogido magistralmente en una película/documental titulada Unknown white
male (Hombre blanco no identificado), realizada por Rupert MURRAY en 2005.
7 TODOROV, T., Los abusos…, op. cit., p. 16. Con ligeras variantes, puede encontrarse la misma
idea en la página 153 de TODOROV, T., Memoria del mal, tentación del bien. Barcelona, Península,
2002.
8 TODOROV, T. Los abusos…, op.cit.; y TODOROV, T., Memoria del mal…, op. cit., p. 155.
11 LLOYD, G. & LISHMAN, W., “Effect of depression on the speed of recall of pleasant and un-
pleasant experiences” en Psychological Medicine, vol. X, (1975), pp. 173-180.
19 Brewer ha propuesto una distinción –muy acertada, en mi opinión– entre recuerdo personal y
hechos autobiográficos. Un recuerdo personal implica “revivir” la experiencia fenoménica individual del
episodio original, mientras que los hechos autobiográficos representan el conocimiento relativo al epi-
sodio concreto en el que la persona participó, pero carente de cualquier representación imaginística y
emocional de dicho evento. BREWER, W., “What is autobiographical memory?” en RUBIN, D. C. (Ed.),
Autobiographical memory. Cambridge, UK, Cambridge University Press, 1986, pp. 25-49.
20 William JAMES se refirió a esta condición necesaria cuando escribió: «La memoria requiere
algo más que el simple hecho de fechar un hecho en el pasado. Debe ser fechado en mi pasado. En
otras palabras, debo creer que yo experimenté directamente su ocurrencia. Debe tener esa “calidez e
intimidad” que […] caracteriza a todas las experiencias de las que se “apropia” el pensador como su-
yas», JAMES, W., The principles of Psychology. Cambridge, MA, Harvard University Press, 1890, p.
612.
21 Si éste hubiese sido el caso de Lorenzo –que no lo es– la razón de su olvido sería atribuible a los
efectos negativos de la edad sobre su cerebro y al consiguiente déficit de su memoria autobiográfica.
22 Ver TULVING, E., “Remembering and knowing the past” en American Scientist, vol. LXXVII,
(1989), p. 362.
23 Para un análisis reciente y exhaustivo del caso KC, véase ROSENBAUM, R. S., KÖHER, S.,
SCHACTER, D. L., MOSCOVITCH, M., WESTMACOTT, R., BLACK, S. E. GAO, F. & TULVING, E.,
“The case of K.C.: contributions of a memory-impaired person to memory theory” en Neuropsychologia,
vol. XLIII, (2005), pp. 989-1021.
24 Salvo para aquellas personas que por su edad vivieron aquella fecha del 18 de julio de 1936 y
guardan un buen recuerdo de todo lo que ocurrió (en estos casos, no sería memoria semántica sino
memoria autobiográfica).
25 Éstos son, precisamente, ejemplos de lo que hemos llamado “hechos autobiográficos”.
28 Pueden verse, al respecto, los trabajos de SACHS, J., “Talking about the there and then: The
emergence of displaced reference in parent-child discourse” en NELSON, K. (Ed.), Children’s language.
Hillsdale, N.J., Erlbaum, 1983, pp. 1-28; y REESE, E., “What children say when they talk about the past”
en Narrative Inquiry, vol. IX, (1999), pp. 1-27.
29 Para una revisión sobre las funciones de la memoria autobiográfica, véase BLUCK, A., “Auto-
biographical memory: Exploring its functions in everyday life” en Memory, vol. XI, (2003), p. 113-123.
30 PASUPATHI, M., “Emotion regulation during social remembering: Differences between emo-
tions elicited during an event and emotions elicited when talking about it” en Memory¸ vol. XI, (2003), p.
151.
31 He analizado en profundidad las diferentes funciones de la memoria autobiográfica, con un
énfasis especial en la función relativa al yo y en el desarrollo de la identidad personal, en un trabajo re-
ciente: RUIZ-VARGAS, J. Mª “Memoria e identidad personal”. Ponencia presentada en el Curso La re-
presentación literaria de la memoria. UIMP, Santander 27-31 agosto de 2007.
32 NELSON, K., “The psychological and social origins of autobiographical memory” en Psycholo-
gical Science, vol. I, (1993), p. 1-8. Véase también COHEN, G., “The effects of aging on autobiographic-
al memory” en THOMPSON, Ch. P., HERRMANN, D. J., BRUCE, D., BRUCE, D., READ, J. D.,
PAYNE, D. G. & TOGLIA, M. P., (Eds.), Autobiographical memory: Theoretical and applied perspect-
ives. Hillsdale, NJ, LEA, 1998, pp. 105-123.
33“We are all storytellers, and we are the stories we tell” en McADAMS, D., JOSSELSON, R. &
LIEBLICH, A., Identity and story. Creating self in narrative. Washington, American Psychological Associ-
ation, 2006, p. 3. [traducción, “Somos contadores de historias y somos las historias que contamos”].
34 ALEA, N. & BLUCK, S., “Why are you telling me that? A conceptual model of the social func-
tion of autobiographical memory” en Memory, vol. XI, (2003), pp. 165-178.
35 FIVUSH, R., HADEN, C. & REESE, E., “Remembering, recounting, and reminiscing: The de-
velopment of autobiographical memory in social context” en RUBIN, D. C. (Ed.), Remembering our
past: Studies in autobiographical memory. Nueva York, Cambridge University Pres, 1996, pp. 341-359
36 RUIZ-VARGAS, J. Mª, “Trauma y memoria de la Guerra Civil y la dictadura franquista” en
GÁLVEZ, S., (Coord.), Generaciones y memoria de la represión franquista: un balance de los
«- Cuando terminó la Guerra, y después de estar en el Batallón de Trabajadores, ¿todo lo que pasó
Vd. se lo contaba a su familia, o de eso no se hablaba nunca en la casa?
- No, en la casa no podíamos hablar. En la casa no podíamos hablar de...
- ¿Ni con su padre, ni con su familia?
- Ni a nadie. Yo no le conté a mi padre nada... allí no podíamos nosotros abrir la boca... ni allí ni en
ningún sitio. ¡Si las personas estábamos, como quien dice, “muertos”! ¡Si no podíamos abrir la
boca! En cuanto veían hablando a dos, ya pasaban a ver lo que... Y escuchando de noche en las
puertas, de puerta en puerta, a ver qué era lo que oían. Ustedes no saben lo que teníamos, hom-
bre. Ustedes no saben la Inquisición que teníamos, hombre... ¡Si estaba todo el mundo muerto! Si
no podías referir nada de nada. Ni juntarnos ni unirnos ni nada.
- ¿Le afectó a Vd. eso mucho, el no poder contarlo?
- ¡Hombre, claro que me afectó mucho! Aquello me dolía mucho a mí. Yo sufría mucho... Es que ni
en el trabajo, con los compañeros ni nada»39.
movimientos por la memoria. Dossier monográfico Revista de Historia Contemporánea. Hispania Nova,
nº 6/7, (2006/2007), pp. 299-336 [http://hispanianova.rediris.es/].
37 SCHAUER, M., NEUNER, F. & ELBERT, T., Narrative exposure therapy. Cambridge, MA, Ho-
grefe, 2005.
38 FOA, E., STEKETEE, G. & ROTHBAUM, B., “Behavioral / cognitive conceptualisation of post-
traumatic stress disorder” en Behavior Therapy, vol. XX, (1989), pp. 155-176.
39 Entrevista mantenida con Rafael M. M., de 92 años, el 31 agosto de 2005.
40 ALEA, N. & BLUCK, S., “Why are you telling...”, op.cit.. Ver también BLUCK, S., ALEA, N.,
HABERMAS, T. & RUBIN, D., “A tale of three functions: The self-reported uses of autobiographical
memory” en Social Cognition, vol. XXXIII, (2005), pp. 91-117.
41 CONWAY, M. & PLEYDELL-PEARCE, C., “The construction of autobiographical memories in
the self memory system” en Psychological Review, vol. CVII, (2000), pp. 261-288.
42 PASUPATHI, M., ALDERMAN, K. & SHAW, D., “Talking the Talk: Collaborative Remembering
and Self-Perceived Expertise” en Discourse Processes, vol. XLIII, (2007), pp. 55-77.
43 Ver THORNE, A., “Personal memory telling and personality development” en Personality and
Social Psychology Review, vol. IV, (2000), pp. 45-56; y PASUPATHI, M., “The social construction of the
personal past and its implications for adult development” en Psychological Bulletin, vol. CXVII, (2001),
pp. 651-672.
55 Cf. NELSON, K. & FIVUSH, R., “The emergence of autobiographical memory: A social cultural
developmental theory” en Psychological Review, vol. CXI, (2004), pp. 486-511.
Sobrecoge leer este texto de Kundera por lo profético de sus palabras. Porque exacta-
mente eso, quitarnos la memoria reescribiendo la historia desde la falsedad y así “asesinar” el
recuerdo de las víctimas, es lo que están persiguiendo los negacionistas españoles. De ahí
que el movimiento de la “memoria histórica” haya sido desde su nacimiento una reivindicación
de la memoria, una reivindicación del recordar, un alegato contra el olvido, a fin de “recons-
truir la dignidad y la memoria de aquellos hombres que habían construido nuestra primera de-
mocracia”68. Porque, en el fondo, como también nos dice Kundera, “la lucha del hombre con-
tra el poder es la lucha de la memoria contra el olvido”.
65 CASANOVA, J., “La historia que nos cuenta TVE”, El País, 4 abril de 2005.
66 Citado en TRAVERSO, E., El pasado…, op.cit¸ p. 93.
67 KUNDERA, M., El libro de la risa y el olvido. Barcelona, Seix Barral, 1982, p. 227-228.
68 En estas pocas palabras se sintetiza el ideario de la Asociación para la Recuperación de la
Memoria Histórica [ARMH], según aparece en la obra escrita por sus fundadores SILVA, E. & MACÍAS,
S., Las fosas de Franco. Madrid, Temas de Hoy, 2003, p. 49.
69 CASTILLA del PINO, C., “La forma moral de la memoria. A manera de prólogo” en GÓMEZ
ISA, F. (Dir.), El derecho a la memoria. Bilbao, Departamento para los Derechos Humanos, el Empleo y
la Inserción Social de la Diputación Foral de Gupuzkoa, 2006, p. 20.
Entelequia. Revista Interdisciplinar: Monográfico, nº 7, septiembre 2008 José María Ruiz-Vargas / 75
Tanto en el Derecho Internacional sobre Derechos Humanos como en la jurisprudencia
de los Tribunales internacionales de derechos humanos está cada vez más firme y reconocido
el derecho de las víctimas de violaciones graves y sistemáticas de los derechos humanos a la
tríada indisociable del derecho a la verdad, a la justicia y a la reparación. Esta emergente “cul-
tura de las víctimas” está generando, a su vez, “la necesidad de construir una cultura de la
memoria que permita a las generaciones presentes construir un futuro en el que el pasado no
se repita”70.
“El hombre está hecho para ser inmortal”, mas esa aspiración sólo se hará realidad en
la memoria de los demás. Porque, en efecto, aunque nadie es inmortal, nuestro recuerdo
mantiene por siempre vivos a aquéllos que nos importan. “No hay, pues, inmortalidad; hay
memoria”, sentencia sabiamente Castilla del Pino71. Y en esa proeza repleta de generosidad
de nuestra memoria encuentra sentido y refuerza su razón de ser la llamada “memoria históri-
ca”, porque lo que este movimiento propugna es la reivindicación del recuerdo y la lucha con-
tra el olvido del drama de las víctimas silenciadas y oprimidas, eliminadas y hechas desapare-
cer, ignoradas y olvidadas. “No hay otra forma de subsanar –escribe Castilla del Pino– la
oquedad dejada por aquéllos a los que se hizo desaparecer, de muchos de los cuales no sa-
bríamos siquiera que existieron… [porque] La historia la hacen los historiadores y queda; pero
el drama o lo cuenta el personaje del mismo o desaparece” 72. Y es así, recordando, como ad-
quiere la “memoria histórica” su dimensión moral, porque recordar a las víctimas es un modo
de devolverles su derecho a la verdad, su derecho a la justicia y su derecho a la reparación.
¿Cuál es, pues, el significado del término “memoria histórica” en su actual contexto de
uso? Aunque carezca de justificación epistemológica, aunque no satisfaga a casi nadie, aun-
que los teóricos eludan su uso, es una realidad palpable que el término “memoria histórica”
está cada vez más integrado en el lenguaje cotidiano. Y ello es así porque, con independen-
cia de su estatuto conceptual, la “memoria histórica” está cumpliendo una importante función
social: mantener viva la memoria de las víctimas del franquismo hasta que sea reconocida su
verdad, restituida su dignidad y reparado el daño moral que se infringió a ellas y se legó a sus
descendientes. No en vano la memoria histórica aflora allí donde se han violado grave, siste-
mática y masivamente los derechos humanos.
70 Cf. GÓMEZ ISA, F. “El derecho de las víctimas a la reparación por violaciones graves y siste-
máticas de los derechos humanos” en GÓMEZ ISA, F. (Dir.), El derecho a la memoria…, op.cit., p. 23.
Éste es un asunto de extraordinario interés, mas los límites de este trabajo no me permiten profundizar
en él. No obstante, el lector interesado dispone de excelentes trabajos muy recientes como, por ejem-
plo, el magnífico libro colectivo dirigido por GÓMEZ ISA, F. El derecho a la memoria…, una obra exten-
sa, muy bien documentada y con un planteamiento impecable en el abordaje del recuerdo como un de-
ber moral.
71 CASTILLA del PINO, C., “La forma moral de la memoria. A manera de prólogo” en GÓMEZ
ISA, F. (Dir.), El derecho a…, op.cit., p. 20.
72 CASTILLA del PINO, C., “La forma moral de la memoria. A manera de prólogo” en GÓMEZ
ISA, F. (Dir.), El derecho a…, op.cit., p. 20.
Al reutilizar o distribuir la obra, tiene que dejar bien claro los términos de la
licencia de esta obra.
* Debe incluir claramente el nombre de su autor o autores y el texto “Artículo originalmente publicado en
Entelequia. Revista Interdisciplinar. Accesible en <http://www.eumed.net/entelequia>”.