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Elementos mitológicos entre los habitantes de los ejidos el

Tigre y el Chilar, en el Municipio de Candelaria, Campeche.


Un acercamiento por medio de la experiencia del trabajo
arqueológico.

Arqueólogo.Martín Cuitzeo Domíinguez Núñez


Egresado de la ENAH

Introducción
El trabajo arqueológico permite el contacto diario con los habitantes de las comunidades
rurales, con su vida cotidiano, costumbres y creencias. La siguiente ponencia describe e
intenta proponer como el trabajo arqueológico permite acercarse a los elementos míticos
manejados por los habitantes de una comunidad rural, en este caso se describe la
experiencia vivida con los habitantes de los ejidos el Tigre y el Chilar en el Municipio del
Tigre, Campeche.
En la ponencia se presentan, además, los elementos míticos encontrados entre los habitantes
de los ejidos y se intenta plantear un esbozo de interpretación. Finalmente se concluye con
una reflexión entorno al trabajo arqueológico como vehículo para acercarse a la mitología y
cosmovisión de las comunidades vivas.

Definición de conceptos
En este apartado definiremos los principales conceptos que manejaremos en a lo largo de la
ponencia.
Experiencia de trabajo arqueológico
La experiencia de campo arqueológico no es otra cosa que el trabajo llevado a cabo por el
arqueólogo en templos, casas habitación, abrigos rocosos. Es el recorrido de superficie, la
identificación y mapeo de sitios, y la excavación sistemática. Para llevar a cabo estas tareas,
generalmente, aunque no en todos los casos, el especialista en el pasado debe de
transportarse, moverse físicamente, entrar en contacto con comunidades que en un principio
le son ajenas. El trabajo de campo implica necesariamente socialización, proceso que, por
desgracia, no siempre se lleva con éxito. La interacción llevada a cabo con los pobladores
es indispensable para llevar a buen término cualquier empresa de carácter arqueológico. Por
trabajo en campo es algo más que sacar tierra, que hacer mapas y clasificar cerámica, es
acercarse al lado humano, reflexionar entorno a nuestra propia otredad y nuestra
interrelación con otro tipo de cosmovisiones.

El acercamiento
Acercase es compenetrarse, aproximarse a la comunidad, a sus problemas sociales y a sus
costumbres y a su ideología. Es un intercambio que permite al extranjero volverse parte de
la cotidianidad, ganarse la confianza de la gente. En nuestro nos referiremos a la manera en
la que el trabajo arqueológico nos permite compenetrarnos con los estratos más profundos
de ideología de una sociedad, a los elementos míticos.

Elementos míticos
Hemos decidido acuñar este término para tratar de explicar el hecho de que en las
comunidades rurales, aunque ya no se conservan los viejos relatos míticos, si continúan
presentes elementos y personajes de los mito de antaño.
El elemento mítico es entonces una reminiscencia del mito que adquiere nuevas
dimensiones y se desvincula del relato original. Existen varias categorías de elementos
míticos, como personajes, lugares sagrados, y explicaciones aisladas de ciertos fenómenos
naturales y sociales.
El lugar
Los ejidos el Tigre y el Chilar se encuentran a las orillas del río Candelaria en el Municipio
de Candelaria, Campeche. Se trata de regiones rurales alejadas más o menos 80 km de la
cabecera Municipal.
El ejido el Tigre se encuentra asentado en las partes altas de las estribaciones al sur del río,
el Chilar en cambio, se encuentra ubicado al norte del río candelaria en una región
pantanosa.
Los ejidos son de creación más o menos reciente, pues fueron creados en los años 70. Una
buena parte de los habitantes del Ejido venía de regiones rurales de Tabasco.
Las principales actividades económicas son la pesca , la ganadería, la agricultura. Sin
embargo la mayor de los recursos que sostienen economicante a las familias provienen de
actividades realizadas por uno o más miembros de familia afuera del ejido. La mayor parte
de los habitantes se va a realizar cualquier tipo de trabajo a ciudades como Campeche,
Playa del Carmen, pero sobre todo Estados Unidos.
Los proyectos arqueológicos (cuando los hay) representan una importante fuente de
ingresos para la mayor parte de los pobladores. Al trabajo arqueológico se incorporan dos o
más miembros de cada familia y participan tanto mujeres como hombres. Un fenómeno que
lamo la atención quien escribe estas líneas fue que muchas de las mujeres que participaban
en el poyecto arqueológico eran cabezas de familia.
Ahora bien en el ejido del Tigre existen más o menos 50 casas, las casas se encuentran
dispersas y en su mayoría están hechas de madera con techos de lámina.
El ejido cuenta con una escuela primaria en la cual un solo profesor imparten todos los
grados. También existen servicios de agua potable y luz eléctrica, aunque esta última no fue
instalada, tras muchas gestiones, un año antes de que el proyecto se llevará a cabo es decir
en el 2004. La mayor parte de las casa no cuentan con servicio telefónico y sólo existen dos
pequeñas tiendas de abarrotes y excepto el camino principal, las calles no se encuentran
pavimentadas.
El Ejido el Chilar cuenta con un patrón más concentrado, cuenta con más o menos con 70
casas que forman un patrón de traza urbana. El ejido cuenta con una primaria y una
secundaria y posee los mismos servicios y las mismas carencias que el Tigre.
El río Candelaria y los pantanos que conectan con este son parte fundamental de la vida de
ambas comunidades. Representan una fuente de ingresos económicos por la pesca (antes de
la prohibición de su prohibición, una buena parte de la población se dedicaba la cacería del
lagarto que vivía en el río), una vía de comunicación y de interacción social pues el río y
los pantanos conectan a los dos ejidos, así como una fuente de mitos y leyendas.

El acercamiento. Una descripción

El proyecto y las actividades


La experiencia de campo a la que me voy a referir ocurrió en Noviembre-Diciembre del
año 2005, nosotros éramos estudiantes del octavo semestre de la carrera de arqueología,
realizábamos las prácticas de campo de la materia de Excavación, dentro del proyecto
arqueológico el Tigre, dirigido por el Doctor Ernesto Vargas del Instituto de
Investigaciones Antropológicas de la UNAM. Si se quiere más información del proyecto
arqueológico sugiero consultar a Vargas, 2001.
Como estudiantes nuestras tareas consistían en trabajar en áreas restringidas, dedicadas
especialmente a la formación de estudiantes; sin embargo un pequeño incidente nos
permitió entrar en contacto con otras áreas de la excavación. Una de las arqueólogas
encargadas del trabajo de campo tuvo que ausentarse por motivos familiares, razón por la
cual algunos de los estudiantes fuimos asignados a otro frente de excavación y pudimos
entrar en contacto con los trabajadores del ejido. El frente al que fuimos asignados se
encontraba en el interior del Ejido, a un lado de la primaria, se trataba de un pequeño
montículo conocido como la “escuela”.

La convivencia
No voy a relatar día a día la manera en la cual se dio la convivencia, quiero destacar
únicamente los puntos más importantes relacionados con el tema de esta ponencia.
La dinámica del trabajo de campo implicaba que nosotros lleváramos a cabo el registro de
los objetos encontrados por los trabajadores. Esta actividad nos permitía un primer
acercamiento con los trabajadores. Los descansos que de vez en vez teníamos dentro del
trabajo de campo nos permitía también conversar y conocer un poco mejor a la gente del
Ejido.
El trabajo diario era el que no permitía tener un contacto más directo con la población. De
manera secundaria teníamos algunos encuentros después del trabajo, especialmente durante
la época de la comida puesto que conversábamos con la persona que nos preparaba los
alimentos.
Si bien al principio la gente era bastante reservada con nosotros, con el paso del tiempo nos
ganamos su confianza, fue así que dentro de las charlas que teníamos con ellos, emergió de
manera espontánea y sin que nosotros nos lo hubiéramos propuesto de manera consciente el
tema mitológico, los relatos de criaturas fantásticas que habitaban los confines de los sitios
arqueológicos, las veredas, los pantanos y los ríos.

Convivencia de trabajo y relatos


En este pequeño apartado quiero describir el contexto social en el cual nos fueron relatados
por los habitantes de los ejidos, algunos de los elementos míticos que describiré en la
siguiente sección. Hablaré en primera instancia de las generalidades.
Lo que más me llamó la atención, con respecto al contexto social, era que los relatos nunca
se llevaban a cabo cuando estábamos en presencia del director del proyecto, frente a los
demás arqueólogos encargados o cuando el maestro de la escuela se asomaba a
inspeccionar las excavaciones.
Las conversaciones se daban, si así se me permite decirlo, en un ambiente de mayor
intimidad, ya fuera dentro del trabajo cotidiano como una charla entre los trabajadores, ya
fuera por medio de una conversación directa con nosotros.
Las personas que llevaban a cabo estas conversaciones fueron siempre las poseedoras de
mayor influencia y jerarquía dentro del trabajo de campo. Eran generalmente las
trabajadoras o trabajadores que llevaban más tiempo en el proyecto. Los jóvenes no
participaban mucho en este tipo de conversaciones, más bien estaban centrados en
escuchar. Las conversaciones parecían formar un circuito entre cuatro o cinco trabajadores,
mientras el resto del equipo de trabajo no participaba dentro de ellas.

Los informantes
Denomino “informantes” a todas aquellos habitantes de la comunidad que nos narraron
algún tipo de relato que contuviera elementos míticos. En esta ponencia voy a dar cuenta de
cuatro relatos distintos. Estas narraciones nos fueron brindadas por cuatro personas: Doña
Carmen, El Pigua, Arturo y Don Pancho. A continuación presento una tabla que resume los
datos principales de los informantes, así como el lugar en el cual se llevó a cabo la
conversación.

Informante Edad Ocupación Lugar de la


conversación
La Pigua 26 Pescador, Sitio arqueológico
(Hombre) campesino, “La escuela”
ayudante de
arqueólogo
Don Pancho 60 Campesino Sitio arqueológico
“La escuela”
Doña Carmen 60 Campesina Sitio arqueológico
“La escuela”
Arturo 45 Cocinero Cocina del
proyecto

Los elementos míticos


En el siguiente apartado vamos a presentar cuatro elementos míticos de los que la gente del
lugar nos dio cuenta. Se trata de los aluxes, la mujer que se aparece a los enamorados, un
fantasma del río y las luces que sobrevuelan los pantanos.
Aluxes
La gente del pueblo les llama alushitos, son en palabras del Pigua duenditos “duendes” que
habitan en cuevas ubicadas en muchos casos al interior de las pirámides. Uno puede ir
caminado al atardecer, no hay nadie, pero de pronto alguién arroja algunas piedras detrás de
uno, son los aluxes que quieren jugar con uno.
Son seres pequeños y traviesos que gustan jugar bromas a los humanos, así no sólo arrojan
piedras al caminante solitario, jalan las cobijas durante la noche, realizan sonidos extraños,
inidentificables, montan los caballos durante las noches, haciéndoles correr cientos de
kilómetros y enredándoles los cabellos.
Los aluxes, de acuerdo con Doña Carmen y la Pigua, salen de las pirámides por las noches,
brincan y saltan, juegan con las rejas que protegen algunos elementos arqueológicos
importantes. Defienden sus territorios, se enfurecen con aquellos que los molestan y les
avientan piedras, no los dejan dormir.
En los sitios arqueológicos se encuentran a veces, de acuerdo con Don Pancho, los juguetes
de los Aluxes. Pequeñas bolas de barro, empleadas en tiempos precolombinos al interior de
soportes cerámicos, son interpretadas como canicas de los Aluxes, como juguetes suyos.
Los duendecillos, además, se roban a los niños, o por lo menos lo hacían antes, pues según
doña Carmen, está mala costumbre ha desaparecido completamente, no existen relatos de
que esto haya ocurrido últimos años. Sin embargo La Pigua nos contó que hace unos veinte
años un niño despareció y nunca lo pudieron encontrar, cuentan que los aluxes lo
encontraron a las afueras del pueblo y se lo llevaron con ellos, el niño, según nuestro
informante, nunca volvió a aparecer.

Mujer que se aparece a los enamorados


Los habitantes de los ejidos creen que cuando alguien esta profundamente enamorado
puede encontrarse en medio de la noche a una mujer muy hermosa que cuando da la vuelta
tiene la cara de algún animal monstruoso. Este ser podía matar al enamorado engañándolo y
llevándoselo consigo. Por desgracia obtuvimos muy poca información con respecto a este
tipo de apariciones.
Fantasma del río
El río Candelaria es un elemento fundamental para los ejidos, como ya hemos dicho arriba.
Del río obtienen recursos alimenticios. La Pigua, que es pescador, nos relato la historia de
un fantasma del río. El estaba pescando un día cuando se adentro en el río, todo iba bien
hasta que la lancha se quedó atorada en una estribación del río. El comenzó a remar pero no
podía a avanzar, de pronto sintió que la lancha se comenzaba a hundir, el se angustió y
continuó remando. Estaba angustiado pero en un momento de lucidez recordó su abuelo se
había hundido justo en aquel punto, entonces comenzó a decirle a su abuelo en voz alta que
el era su nieto, que lo dejará pasar por favor. Después de un rato la lancha salió a flote y
pudo pasar por fin.

Luces
A un costado del río Candelaria se forma un sistema de pantanos que conectan el Ejido del
Tigre con el Chilar. Arturo nos relato, mientras comíamos, que por las noches de las
épocas de secas se vía una luz que sobrevolaba el pantano. La luz provenía de las ruinas del
Tigre, comenzaba a girar hasta que llegaba al pantano, luego volvía a girar y se dirigía
hacia otras ruinas ubicadas en el extremo opuesto.
Las luces son temidas, Arturo nos dijo que esas luces eran el diablo y para comprobarnos
nos relato la siguiente historia. Un señor viajaba en su cayuco (lancha rústica tallada en un
tronco), ya había caído la noche, el señor vio entonces una luz que se le acercaba, la luz
tenía alrededor suyo esferas de colores. Las bolas giraban y parecían multiplicarse, el señor
estaba aterrorizado, entonces se acordó de los rezos que su madre le había enseñado de
niño, cuando comenzó a orar la luz se alejó, por eso Arturo nos decía que la luz era el
diablo, porque se alejaba con oraciones.
Arturo nos relato otra historia. Había un señor al que le gustaba cazar venado, una noche
andaba merodeando venados por la zona pantanosa, de pronto vió a la luz acercarse hacia
él, la luz se dividió y le comenzó a dar vueltas, el se tiró en el piso y apagó su linterna, en
ese momento la luz se marcho.
Arturo y su sobrina nos platicaban que la luz se veía sobre el pantano sobre todo durante la
época de secas, en Mayo. Cuando la luz se les llegaba a acercar a la casa de nuestro
informante, él sacaba su biblia y se ponía a rezar. La luz según el, podía ser el diablo,
aunque el nos comentaba también otra interpretación. Se pensaba que la luz era una
máquina o un experimento hecho por los alemanes.
La mayor parte de los habitantes del ejido hablaba de la luz, aunque relataban nunca
haberla visto.

Interpretación de los elementos míticos


La interpretación estará basada en la comparación con relatos de otras partes del país, así
como en narraciones de origen prehispánico. En algunos casos se rastreará el posible origen
prehispánico de los elementos míticos.
Asimismo se laborará un análisis con respecto a la función de cada uno de los elementos
míticos. La función será determinada por medio del tipo de relación que guardan con
respecto a los seres humanos, así como por medio de la clase de acciones que llevan a cabo.
Cabe señalar que este enfoque se encuentra inspirado, no basado, en los trabajos de
Vladimir Propp (Propp, 1999) y A.J Greimas (Greimas, 1989) y en la propuesta
metodológica de Roberto de la Guardia (de la Guardia, 1976).

Aluxes
Los duendes, chaneques o Aluxes son pequeños personajes que forman parte de un folklore
que se extiende desde Veracruz hasta Yucatán. En Veracruz los chaneques, equivalentes de
los Aluxes, habitan en cuevas y montañas y se encuentran bajo las ordenes del chaneco o
señor de los animales, son sus servidores, sus intermediarios con el otro mundo, se
encargan de proteger los bosques del chaneco y castigan a aquellos que matan sin permiso a
los animales de su amo (González, 1993).
Las características de los Aluxes o chaneques, la organización jerárquica de la que dan
cuenta autores como González Phillips los emparentan con los Tlaloques, o servidores de
Tláloc, pequeños seres de la mitología prehispánica, habitantes de cuevas y montañas
(Sahagún, 1985)
Los aluxes tienen varias funciones, realizan travesuras a los seres humanos, los molestan
cuando transgreden sus espacios, roban a los niños. Es decir la relación puede ser de
carácter dañino o de carácter lúdico enfocada en defender sus territorios o sustraer a los
niños. Cabe destacar la asociación que existe entre niños y aluxes, pues estos pequeños
personajes poseen características infantiles, el juego por ejemplo, además son pequeños
como un niño y encaminan sus acciones más dañinas a la sustracción de infantes.
Ahora bien los aluxes comparten algunas de las características descritas para los chaneques
en el área de Veracruz, habitan en cuevas y montes, son seres pequeños con características
mágicas y causan daños, los aluxes comparten también características con los tlaloques. La
cuestión es que en el Ejido del Tigre no se les relaciona con ningún personaje como el
Chaneco, no se le menciona siquiera. No se habla de jerarquías y no se relatan más mitos
con respecto a este personaje. Son pues elementos míticos aparentemente aislados,
seguramente nuevos trabajos de campo nos mostrarán nuevos tipos de información.

Mujer que se aparece a los enamorados


Hay leyendas coloniales con respecto a este personaje, el origen de este elemento mítico
posiblemente sea de origen colonial. Debemos de señalar que desde el centro de México
hasta Guatemala, sino es que más al sur, encontramos este personaje.
La función del personaje es dañar, asustar a quién esta enamorado, parece ser un personajes
que ejerce, como los aluxes, una sanción muy especial, castiga al enamoradizo, al que se
encuentra justo en la etapa del enamoramiento, no tengan muchos elementos pero pienso
que este personaje nos habla acerca de la percepción social del enamoramiento. Desde
nuestra perspectiva es una etapa no muy bien vista desde la perspectiva social. El hecho de
que un fantasma se aparezca y castigue a los enamorados nos habla de ello. Creo que hay
también algunas cuestiones de género implicadas en esta construcción social, pues sólo a
los hombres se les aparece, me gustaría poderlo profundizar más tarde.

Fantasma del río


No contamos con mucha información de época prehispánica con respecto a aparecidos en
cuerpos de agua. Hay menciones en Sahagún de monstruos acuáticos que atraen a sus
víctimas al agua imitando el llanto de un bebé (Idem, 1985). En época colonial y otras
regiones del país existen relatos de un fantasma femenino que se aparece cerca de ríos y
lagos, se trata de la llorona, sin embargo no podríamos relacionarlo directamente.
El fantasma del río cumple con todas las características de un espectro, salvo que se aparece
en el río. Es el espíritu de alguien que tuvo una muerte violenta e intenta llevarse a los
vivos consigo. Su función es la de dañar, la de no dejar pasar a la gente, la de llevarse a la
gente consigo. El lugar en el que obra es un lugar de poder, un lugar que se vuelve
peligroso puesto que allí ocurrió una muerte, son estos lugares liminales en donde se puede
entrar en contacto con los muertos. Por su parte el fantasma daña, a menos que se hablé con
él, que se le aclaré algún nexo de parentesco.

Luces
Existen relatos de luces en otras partes de México. En regiones rurales dl Altiplano central
se habla de bolas de fuego que sobrevuelan por las noches lugares con agua, se trata, según
los pobladores, de brujas. En Veracruz y en las regiones de los Tuxtlas se habla también de
luces. En jalisco y el occidente de México se dice que las luces suelen verse sobre lugares
en los que existen tesoros enterrados. En Panamá se dice que las luces son espíritus que
indican la ubicación de tesoros y de cofres con dinero (de la Guardia, 1976: 411-412).
En el caso de los ejidos el Tigre y el Chilar las luces son atribuidas al diablo o a
experimentos de científicos extranjeros. Llama la atención como la ciencia y el científico se
vuelven parte de un folklore. Creo que el elemento importante aquí es el del extranjero, las
luces son maléficas y son atribuidas a personajes provenientes que vienen de afuera, como
si el mal fuera siempre algo externo a la comunidad.
Ahora bien hablemos de lo más importante, la función. Las luces siguen a las personas
durante la noche, en un caso es claro que castigan por transgredir ciertas reglas, es decir,
por intentar cazar al venado, en el otro caso la luz simple espanta al viajero nocturno,
pudiera ser que la luz es una especie de aviso o de castigo por andar en el pantano a hora
impropias; en todo caso parece que la función de la luz es dañar, como la de casi todos los
seres fantásticos.

Funciones comunes a los elementos míticos


Una cuestión interesante consiste en que algunas de las funciones llevadas a cabo por las
luces son compartidas con otros elementos míticos. Tanto las luces, como el fantasma de la
mujer, el fantasma y los aluxes en algunos casos, tienen la función de dañar, de castigar
alguna trasgresión a las normas sociales o a un territorio.
Conclusión
La ponencia ha querido mostrar como la labor de campo del arqueólogo trasciende la
excavación y permite acercarse a las comunidades, en específico a sus creencias y a los
elementos míticos que aún existen en el seno de las comunidades rurales. El trabajo arroja
alguna información entorno a las características y funciones de cuatro elementos míticos:
los aluxes, la mujer que se aparece a los enamorados, el fantasma del río y las luces del
pantano. Estos elementos son quizás las partes superficiales de un estructura mítica más
profunda y articulada; provienen indudablemente de distinta temporalidades y son parte del
folklore de otras regiones del país.
Desearía incitar a mis colegas arqueólogos para que continuemos realizando trabajos de
esta índole puesto que nos encontramos en una situación privilegiada para realizar esta
clase de acercamientos y me gustaría invitar a los compañeros antropólogos y etnólogos a
que se acerquen a lo proyectos arqueológicos de tal modo que podamos colaborar de
manera conjunta en el intento por entender a la otredad de las comunidades, pero sobre todo
nuestra propia otredad.

Bibliografía

De la Guardia Roberto
1976 Mitología Panmeña, Instituto Nacional de Cultura, Panamá, Colección Dabaibe,
Número 2, Panamá.

González Phillips Graciela


1993 Los chaneques en el mundo imaginario de los Tuxtlas, Veracruz, ENAH, Tesis para
obtener el título de Antropóloga social
Greimas A.J
1987 Semántica estructural. Investigación metodológica, Editorial Gredos, , Manuales 27
Biblioteca Románica Hispánica, España

Propp Vladimir
1999 Morfología del cuento Séptima Edición, Editorial Colofón, México
Sahagún Fray Bernardino De
1985 Historia General de las Cosas de Nueva España Sexta Edición, Sepán Cuantos,
300, Editorial Porrúa, S. A, México

Vargas Ernesto
2001 Itzamkanak y Acalán: Tiempos de crisis anticipando el futuro, Instituto de
Investigaciones antropológicas, Universidad Nacional Autónoma de México,
México

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