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No hay vida correcta en la vida falsa. La filosoffa moral de Adorno Jost Luis Lépez pe Lizaca. Universidad de Zaragoza Como siempre sucede tratindose de este autor; las teflexiones de Adomo sobre filosoffa moral son atipicas y un tanto inclasifi- cables. No encontramos en Adorno una ética en el sentido, na, de una reflexién sobre las condi vos. Tampoco encontramos en sus escritos una teorfa de las virtu- des morales o un intento de defini el summum bonum, ala manera de las éticas neoaristotélicas contemporineas. En la teorfa ética es relacionadas con la felicidad. propia, pao Adomo no nos dice ni lo que debemos a los otros tendriamos que decit 4 justo» ni do bueno» constituye 178 José Lins Lévez nx Lavaca menos, no de un modo directo, ina de cerca Minima moralia, va que Adorno tiene al cuestiones fundamentales de la ética, la cues- a Adorno es, sobre todo, atisbos de una vida buena jetivas correctas invierten inexorablemente su significado, y aparecen a.una mirada més atenta como lo contrario de lo que pretenden ser. ste cardcter para filosoffa moral la dialéetica d su objeto, y es el objeto mismo, la vi hoy aparece penetrado de contradicciones, en la medida en que todo esbozo de vida justa y de vida buena, todo esfuerzo por establecer relaciones verdaderamente humanas en- tre los hombres 9 por lograr una individualidad libre y digna, queda inevitablemente fr burlado, por su incardina- cidn en una totalidad social cosificada, que incluso sus de la autorreproduccién de En la tot opre moral mds eserupulosa resulta ser ag lenta. La sentencia més conocida de Minima moralia rest- 5 2003, 87, pag. 37). En ge- bien en algtin [No ny viba CORRECTA UN 1A VIDA PALSA. LA HLOSOrfA MORAL-DEADORNO 179 ina teorfa «negativay®, Pero no porque deba recha- zarse la anticipacién utépica ticia 0 de la eudaimonta, 0 porque Adorno prefiera pro imagen de la vida correcta, al modo en que el judaismo prohfbe como idolateia mostrar la imagen de Dios. Esta filosoffa moral es negativa porque parte de la conviccién de que los sist sis no sdlo tiene interés para comprender fa de Adorno, sino que encierra un serio problema filos6fico det que han sido tes otros pensadores marxistas. El problema puede exponerse concisamente mediante algunas interrogantes como actuar moralmente en una sociedad des! Te, como condicién de posi sociedad? En las paginas que siguen quisicra analizar de qué modo la sofia moral de Adorno permite abordar estas cucstio primer lugas, ue la afirmacién de que cién moral es imposible en la sociedad contempordnea se finda- menta, a su vez, en la tesis de que la nuestra es tina sociedad cosi- Sead, en el seni (siguiendo a Marx) daa este ‘érmino (1). Llevando el andlisis mds lejos del punto en que lo dejé el propio Lukes en Historia y conciencia de clase, Adorno aplica brillantemente este concepts de cosificacién a la observa de fenémenos concretos, cotidianos (II). Sin embargo, en lad, la emancipacién de oda la tersubje- se admite su critica de la filoso- dela concepeién kantia- ciedad capitalista, fla moral de Kant, en concreto s1 2 Che. G. Sch st, «Adorno's Negative Moral Philosophy», nT Huhn (ed), The Cambridge Companion to Adorno, Cambridge, University Press, 2004, pags. 328-353, Bias preguntas conducen pors{mismas a algunas ott Ja accién moral requiere la emancips jané aqui de lado, y me atendeé a las anteriores. 180 Jost Luis Lovez pe Lizaca na de la conciencia moral. Interpretando a Kant desde el psicoandlisis de Freud, Ad categérico, que prohibe expresa lizar al otto, es en el fondo un instrumento de dominacién, una inscancia que convierte a los sujetos e funcionales de la sociedad. Si se’admite esta interpretacién del imperativo categérico de Kant (sin duda, muy arriesgada), en- de escape a esta situacidn, que consistrfa en desarrollar una con- a moral menos represiva, y por tanto también menos opre- rasgos de una autocomprensién moral pora las necesidades e intereses de los otros. Al apuntar esta alter- nativa, Adorno parece aproximarse a ciercas reformulaciones de la filosofia moral kantiana que han llevado a cabo algunas teorfas Gticas contempordneas, como la ética del discurso, Con la impor- tante salvedad de que, para Adorno, dicha transformacién de la seria realmente posible en una sociedad I .odemos tomar completamente en serio las preguntas sofla moral de Adorno si aceptamos un concep- concepto de co- acuiia el término, el concepto sificacién, Aunque es Lukes mismo estd ya presente en los escritos del propio Marx’. En el a de qué modo la produccién de mercanclas genera necesariamente un quid pro quo, una especie de ica. De acuerdo con la teorfa econdmica marxista, el va- lor de las mereancias procede del tiempo de trab: su produccién: el valor econémico no es otra cosa F Cle sobre esto el articulo eRe nario del pensamiento marssa, Madi en T. Bottomore (ed, nos, 1984. [No nav vid conRuCTA EN LAVINA TALSA, LA ILOSORIA MORAL-DEADORNO 181 in embargo, para cl observador de la socie- ita (incluidos los propios par 1 valor de las mercanelas aparece de entrada como cd objetiva de éstas, comparable a sus propiedades quimicas nes de consumo, las mercancfas, apare- cen dorados de un valor econémico que no muestra ninguna hhuella de su verdadero origen en el trabajo huma sentido su efecto sobre la conciencia es comparabl los poderes sobrenaturales que | yen falsamente a los fetiches. Pero las mercancias no sélo presen- tan su valor econémico como una propiedad natural, obran sobre la un efecto mds importante ati aparecer como relaciones objetivas, impersonales, las relaciones sociales en las que dicho valor ha sido producido. De este mo. para Marx el encubri dobl Lo misterioso de la forma mercantil consiste sencillamen- teen que refleja ante los hombres el carécter social de su pro~ pio trabajo como caracteres o entes los produc- sociales naturales de dichas abajo global como una rela- existente al margen de lopta, para los hombr 1a relacién entre cosas, es sélo fa relacién ida existente entre ellos’. Estos dos aspectos del fetichismo de las mercanclas estén es- trechamente relacionados. El valor de las mercancias puede apa- jicdad objetiva, en lam econémicas enteramente independientes de los individuos. Quien compra una mercancia cree participar en un proceso regi- do por leyes putamente econémicas, en el que se intercambian cosas (dinero por mercancfas) en proporciones establecidas im- 6 K. Marx, El Capital, tomo I, vol. 1, Madr glo XI, 198, pag. 88. 182 cién y explotacién en que tiene lugar su prod brimiento de las relaciones de dominacién bajo un « nifiesto: el siervo esté obligado bajo amenazas a prestar servicios al sefior, 0 a entregarle una parte del producto trabajo, En la sociedad. ca reproduccién) de lat que dl lleva al mercado, su propia fuerza de trabajo. rercambio puramente econémico encubre una si dadero abuso, pues oc zade trabajo en Y que por tanto es el verdadero secreto iad burguesa, la forma de dominacién social que queda ‘oculta bajo el cardcter impersonal del proceso productivo. ichismo de la mercancfa Marx des men de opresin normalizada; una opresié ¢ ejerce velada y anénimamente a través de procesos econdi personales, Profundizando este analisis, en Historia y conciencia de clase Lukes muestra que, ademis de ima, 1a opresién capitalista es una opresién generalizada. Pues cuando la produccién de mercancfas pasa a definit la activi- dad econémica de una sociedad, todos los fenémenos sociales se 7 bid, pig 9. No narvina! cias personales a cosas, es decir, a objetos que podemos percibit y medida en que vende su fuera de tral ‘a mercantilizacién de la subje- tividad s adoptan basicamente a capitalista totalidad del mundo objetivo, de larelacién mercantil en una cosa de de, pues, derenerse en la con- ncvesidad que imprime su estructura a toda la con. sus cualidades y capacidades dejan ya de La tansformaci fantasmal obj hombre ‘pose’ y ‘enajena’ exactamente igual que los diversos objetos del mundo externo. ¥ por supuesto, no hay ni forma de relaciones entre los hombres, comunidad para el uso reefproco de Historia y conciencia de yeonciencia de clase, Barcelona, Kant, Meta de las a comunidad sexual (commerciun sexuale) ese Uso eeipt0co

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