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el comienzo de la historia.
Y se basa, al menos en parte, en informes de encuentros,
inclusive de Papas y Santos.
Algunos podrían burlarse diciendo que es una idea
supersticiosa.
Y los extremadamente rígidos, dirán que es una herejía.
Pero nada de eso.
Los exorcistas y la historia de la Iglesia dan cuenta de estas
almas.
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¿EXISTEN LOS
FANTASMAS?
Para responder a esta pregunta tenemos que definir “fantasma”.
Según el diccionario Webster, la palabra significa “el alma de
una persona muerta, un espíritu sin cuerpo”.
Eso parece encajar con el uso popular del término, por lo que
tendremos que aceptarla como definición de trabajo.
Debemos tener en cuenta, entonces, que en la presente
discusión, “fantasma” no se refiere a un ángel o un demonio,
un poltergeist o incluso un extraterrestre.
EVIDENCIA DE LA
ESCRITURA
¿Pueden los muertos aparecer a los vivos?
.
La Escritura muestra que pueden.
El ejemplo bíblico más claro de una aparición fantasmal es el
relato evangélico de la Transfiguración de Nuestro Señor en el
monte.
Cuando Moisés (que había muerto siglos antes) apareció a Jesús y
tres de sus apóstoles, conversando con él. (Ver Mt 17:1-3.
No incluimos a Elías en este pasaje como un
“fantasma”, porque la Escritura parece indicar que él no había
muerto, sino que su cuerpo fue tomado cuando dejó la tierra. Ver 2
Reyes 2:11-12).
En el Antiguo Testamento, un ejemplo de debate de un
visitante fantasmal es la del fallecido profeta Samuel, que
apareció al rey Saúl (ver 1 Sam 28:3-20).
EVIDENCIA DE LA
TRADICIÓN
Más allá de los ejemplos en la Escritura, numerosos relatos de
apariciones fantasmales han llegado hasta nosotros en la tradición
católica desde los tiempos bíblicos.
En el siglo VI el Papa San Gregorio Magno, por ejemplo, relata
varios de estos casos en sus famosos Diálogos.
Para Gregorio como San Agustín y otros doctores de la Iglesia,
las apariciones fantasmales, sin duda tenían su lugar en una
visión católica del mundo.