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EL FEDÓN DE PLATÓN
SOBRE LA INMORTALIDAD DEL ALMA
La presente reseña crítica tiene por objetivo, en un primer lugar presentar la mega teoría de las
Ideas por medio de los argumentos que componen el diálogo platónico del Fedón o del alma; en
un segundo lugar presentar algunos datos contextuales de este filósofo tan esencial para la historia
de la filosofía universal y en un tercer momento proponer una crítica al texto.
1) CONTEXTUALIZACIÓN:
Al tener una acercamiento a los diálogos platónicos aparecen los personajes de Sócrates (el
protagonista del diálogo) y Platón (el escritor de los textos). Se ha comprobado la figura histórica
de Sócrates1 como maestro de Platón, inspirador y germen del pensamiento platónico. Sócrates
vivió entre los años 470-469 hasta el 399 a.c. oriundo de Atenas. Fue un “escrutador de conciencias
y […su objetivo fue…] estimular a todos a efectuar su propio escrutinio” (Cfr. Mondolfo, 1996,
p.13-14). Aristocles de Atenas o mejor conocido como Platón (el de las espaldas anchas)2 nació en
el 427 y murió en el 347 a.c. Miembro de una familia aristocrática con influencias radicalmente
pitagóricas a causa de su madre. En su juventud aspiró exclusivamente a la vida política, pero las
influencias de Sócrates le redireccionaron la vocación hacia la vida filosófica. (Cfr. Morla, 2007,
p.18-20).
La conformación de los diálogos en una periodización determinada ha sido tratada por Guthrie en
su texto Historia de la filosofía griega IV, en el apartado III destinado a la reflexión en torno a los
diálogos. En este acápite aparecen las consideraciones más antiguas de ciertas etapas de
conformación de los diálogos, a saber, por Diógenes en una lista de diez, Aristófanes con sus
triadas y Aristóteles como el discípulo directo de Platón, quien atribuía algunos diálogos a su
maestro y otros a Sócrates. (Cfr. Guthrie, 1998, p. 47-48). En las investigaciones contemporáneas
han sido muchas las formas en que se han organizado estos diálogos, tal como ya se ha presentado
1
Rodolfo Mondolfo en su obra Sócrates sostiene la existencia histórica de este filósofo ateniense contenidos en los
acápites del estudio De Strycker, en contraposición a las posturas de Dupréel, Olof Gigon,. (Cfr. Mondolfo,1996,p.9)
2
Apuntes biográficos tomados del artículo Platón de Atenas: vida e ideas principales de Rafael Morla. Revista
especializada Eikasia. Revista de filosofía, 12, extraordinario I (Agosto 2007).
1
en el estudio de Carlos García Gual,3 pero otra organización es la planteada por Guthrie, citando a
Cornford.4
Rafael Morla en su artículo Platón de Atenas: vida e ideas principales dedica un apartado del para
presentar las influencias significativas en el pensamiento platónico. La más importante y más
evidente entre ellas es la figura de Sócrates, su maestro, quien con el método mayéutico, sus
prácticas de vida, sus profundas indagaciones e incitaciones introspectivas dejaron una huella
imborrable. La consideración de los universales que cuestionaba Sócrates, el telos y el logos, entre
otros, son asumidos por Platón. También se le atribuye una presencia importante a las posturas de
Heráclito (lo mutable –mundo sensible– no es afín a las ciencias, aquel conocimiento pleno –lo
inmutable- , Parménides (el ser –lo en sí, las ideas– que es uno, eterno e inmóvil) el pitagorismo
con la relevancia de las geometrías en la academia con su relación a la verdad, las prácticas
ascéticas, el cultivo filosófico… (Cfr. Morla, 2007, p. 21-23). Y el orfismo, influencia
inmediatamente reconocida por Guthrie, donde “hay que aceptar que los misterios han ejercido un
influjo importante sobre su pensamiento, especialmente los órficos, cuya hostilidad contra el
cuerpo era tan acusada.” (Guthrie, 1998, p. 328).
El Fedón o del Alma cosiste en el diálogo sostenido por Fedón –uno de los discípulos más cercanos
de Sócrates- y Equécrates –un pitagórico interesado en la inmortalidad del alma-, quien este último
solicita al discípulo quien hizo presencia en los últimos momentos antes de la muerte de Sócrates,
recontarle todos los detalles del coloquio filosófico que sustentaban la actitud serena y gozosa del
ateniense frente a su muerte. La audiencia de Sócrates estuvo caracterizada por la presencia de 15
personas aproximadamente. Los personajes sobresalientes de este coloquio fueron Simmias y
Cebes, dos pitagóricos que mantuvieron el diálogo con Sócrates.
3
Carlos García Gual ubica esta obra junto al Banquete, el Fedro y la República en la etapa de Madurez. (Cfr. Platón,
1988, p.9).
4
“Primer período: Apología, Critón, Laques, Lisis, Cármides, Eutifrón, Hipias Menor y Mayor, Protágoras, Gorgias,
Ion. Período medio: Menón, Fedón, República, Banquete, Fedro, Eutidemo, Menéxeno, Crátilo. Último período:
Parménides, Teeteto, Sofista, Político, Timeo, Critias, Filebo, Leyes.” (Guthrie, 1998, p. 57)
2
2) TESIS Y ARGUMENTOS:
A. TESIS: Demostración de la inmortalidad del alma por medio de la Teoría de las Ideas de
Platón.
La Teoría de las Ideas es la propuesta filosófica de Platón5 por medio de la cual sintetiza su visión
metafísica, epistemológica, política, ética y antropológica de la realidad, articulando todas estas
dimensiones bajo un solo constructo conceptual.
B. ARGUMENTOS:
II. LA REMINISCENCIA:
Cebes recuerda el argumento de la reminiscencia ya tratado por Platón en otros momentos6 para
traer al escenario de la argumentación de la Inmortalidad del Alma, argumento que inquieta a
5
Hay amplias discusiones a la hora de definir si es Sócrates o Platón el autor de los diálogos y el que expone esta
teoría, pero apelando al estudio introducido por Carlos García Gual en la edición de Gredos sobre la obra del Fedón,
es Platón el autor de los diálogos y de la teoría. Al respecto afirma que “Platón ha llegado a construir un sistema
filosófico propio (…) con una ética y una política subordinadas a una concepción metafísica idealista del universo.”
(Platón, 1988, p.9).
6
El mejor ejemplo de este argumento ya tratado en otros diálogos es el Menón o de la virtud, donde discuten Menón
y Sócrates acerca de la posibilidad o imposibilidad de proseguir en la investigación acerca de lo que es la virtud. La
respuesta socrática parte de la creencia de la inmortalidad del alma, aquella que al transmigrar por varios cuerpos
en sus distintas muertes ha a adquirido conocimiento de lo suprasensible y lo sensible, por medio de la reminiscencia,
pues aprender es recordar. Posterior a este argumento demuestra Sócrates dicha teoría indagando a un esclavo
sobre cuestiones geométricas, las cuales responde a cabalidad. (Cfr. Platón: Menón 80d-86c)
3
Simmias y es aclarado por el filósofo ateniense. Con este argumento se demuestra no sólo lo
inmortal del alma, sino también su facultad racional.
Pasos:
1. Descripción argumento de la reminiscencia:
1.1 Al percibir datos de los sentidos de las cosas, el conocimiento adquirido o el aprender consiste
prácticamente en recordar una noción ya familiar, y saber es conservar el conocimiento que se
ha adquirido y no perderlo. (Platón, Fedón 75d). En esto se resume la reminiscencia o
anamnesis.
1.2 Pero, el conocer en esta relación con el mundo sensible no sólo es recordar lo ya aprendido
“sino, además, intuye otra cosa de la que no informa el mismo conocimiento.” (Platón, Fedón
73c). ej: la percepción de los amados con el manto y la lira, el dibujo de Simmias, etc.
3. Dos conclusiones: a. El conocimiento previo de las ideas, cosas en sí, de lo inteligible que en el
mundo sensible se recuerdan gracias a la activación de los sentidos que son afectados por las cosas,
demuestran la preexistencia del alma que ya contempló dichas ideas; además, demuestra que el
alma tiene la capacidad racional de contemplarlas. b. La preexistencia del alma en el mundo
suprasensible sustenta la misma existencia de las ideas y viceversa.
7
Cfr. Descripción de los argumentos sobre la Inmortalidad del Alma. Guthrie, W.K.C. (1998). Fedón. En Historia de
la filosofía griega IV. Trad. A. Sánchez Pacheco. Madrid: Editorial Gredos. Pag. 319
4
argumentos. Como resultado de la mezcla de los dos primeros argumentos y el temor a que el alma
desaparezca, expone su cuarto argumento argumento:
Pasos:
1. Existencia de la naturaleza de las entidades (cosas): simples (Ideas) que no cambian,
permanecen en las mismas condiciones y compuestas (cosas) que cambian y padecen
transformaciones.
2. El mundo inteligible y el mundo sensible: aunque ya se había anunciado en acápites del
dialogo ya tratados, entre el pasaje 79 a al 79 c se explicita de mejor forma. Platón expone que
existen dos entidades:
COMPUESTAS SIMPLES
SENSIBLES INTELIGIBLES
VISIBLES INVISIBLES
3. El cuerpo y el alma (dualidad): En el transcurso de todo el diálogo aparecen todas las ideas
expuestas en estos argumentos, como es el caso de la dualidad platónica del cuerpo y el alma.
Pero esta visión adquiere mejor lugar de enunciación en este argumento apologético del alma
inmortal, puesto que el hecho de ser el alma afín al mundo de las ideas sustenta el anhelo a la
muerte y el rechazo radical al cuerpo. Para Platón: “el alma es lo más semejante a lo divino,
inmortal, inteligible, uniforme, indisoluble y que está siempre idéntico consigo mismo (…) el
cuerpo es lo más semejante a o humano, mortal, multiforme, irracional, soluble y que nunca
está idéntico a sí mismo.” (Platón, Fedón 80b)
4. Conclusión: El alma es indisoluble así como el reino de lo invisible, de lo eterno, pues no
cambia, es simple, de allí que sea afín a las ideas. Por ende, el alma al compartir naturaleza
divina, inmortal, imperecedera, no le corresponde la corrupción, entonces es inmortal.
En este argumento se evidencia el carácter ético de Platón, bien heredado por su maestro Sócrates,
donde las prácticas humanas determinan su destino. En esa secuencia argumentativa dirigida por
la inquietud transversal de si el alma es inmortal y si sobrevive a la muerte, aparece de nuevo este
cuestionamiento para hacer referencia a la forma como el alma se separa del cuerpo y que rumbo
toma. En base a la dualidad entre cuerpo y alma, mundo sensible y mundo inteligible, el telos
5
existencial que genera sentido y plenitud para Platón está en el mundo suprasensible, en el Hades
junto a las divinidades, y es el ejercicio filosófico la garantía de este destino.
Pasos
1. Destino del alma según sus prácticas en vida: (La necesidad de la dualidad para conocer)
El alma sensata (buena) que en vida se ejercitó fuertemente, “que estuvo filosofando rectamente”
(Platón, Fedón 80e) al apartarse del cuerpo y sus inclinaciones es afín a lo divino, de allí que su
destino está dirigido hacia el Hades, junto a las divinidades, para contemplar la verdad, las cosas
en sí, las Ideas, “y al llegar allí está a su alcance ser feliz, apartada de errores, insensateces, terrores,
pasiones salvajes, y de todos los demás males humanos (…)”(Platón, Fedón 81a).
El alma (mala) que “se separa del cuerpo contaminada e impura, por su trato continuo con el cuerpo
y por atenderlo y amarlo, estando hechizada por él, y por los deseos y placeres…” (Platón, Fedón
81b) se carga de impureza y de pesadez que no es capaz de ascender al Hades sino que cae una y
otra vez “al terreno visible, por temor a lo invisible y al Hades” (Platón, Fedón 81d).
Es necesaria la dualidad del alma con el cuerpo porque este último es su cárcel, la aprisiona y le
impide conocer, le oculta la verdad de las cosas. Bien Platón proponía que “los amantes del saber
–dijo- que cuando la filosofía se hacer cargo de su alma, está sencillamente encadenada y apresada”
(Platón, Fedón 82e). y es la filosofía la que la libera para “que ella por sí misma capte lo real como
algo que es en sí.” (Platón, Fedón 83b).
Las almas que no logran acceder al Hades de forma directa después de separarse del cuerpo,
necesitan limpiar su alma. Hay unas que están más limpias que otras. Esta purificación se da
mediante la reencarnación, donde volviendo a la vida tenga la oportunidad de reflexionar y corregir
sus actos y aquellas limpias, livianas son las que pueden acceder al Hades.
Las almas buenas en su plenitud son las que se ejercitaron con la filosofía, estas son dignas de
tener acceso a la estirpe de los dioses. (Cfr. Platón, Fedón 82b).
Hay otras buenas buenas que aun sin filosofar, practicaron la virtud democrática, política, la
cordura y la justicia; estas reencarnan en abejas, avispas, hormigas o al mismo linaje humano
en hombres sensatos. (Cfr. Platón, Fedón 81b).
Las salmas malas que complacieron al extremo sus cuerpos con glotonerías, lujurias, bebidas,
reencarnan en asnos y bestias de esta clase. (Cfr. Platón, Fedón 81e). Las que prefirieron
injusticias, tiranías y rapiñas reencarnan en lobos, halcones y milanos. (Cfr. Platón, Fedón
82a).
3. Conclusión: Las buenas prácticas de los filósofos que anhelan el Hades demuestran por su
lucha constante con el cuerpo, que el alma es inmortal. Como consecuencia de los anteriores
argumentos, se cree en la realidad suprasensible, realidad que evidencia una inmortalidad del
alma. Pero esta teorización necesita comprobaciones ya no lógicas sino prácticas, fácticas, y es
6
precisamente las acciones humanas tematizadas en este argumento lo que da sustento a dicha
teoría. Aquí aparece de nuevo la reencarnación, creencia ya determinante en los atenienses de
aquel entonces.
C. OBJECIONES:
1. Simmias: Como síntesis de todos los argumentos expuestos, Simmias acepta algunos de los
argumentos pasados, pero expone que el alma es mortal, tiende a perecer, es una armonía
(Harmonía-ajuste). (Cfr. Platón, Fedón 85e-86b), pues así como la armonía de un instrumento
tiende a desaparecer, incluso antes que el mismo instrumento, el alma perece al morir y el
cuerpo se descompone al transcurrir cierto tiempo. La alegoría se da así: la lira, que posee su
armazón y sus cuerdas –hace las veces de cuerpo- y al interpretarse aflora la armonía – hace
las veces del alma- Para que haya armonía se necesita de las cuerdas y el armazón de la lira.
Eso mismo suele suceder con el alma, para existir necesita del cuerpo.
Simmias deduce del argumento de los contrarios que el alma al igual que el cuerpo es una
combinación (armonía) entre contrarios lo caliente y lo frio, lo seco y lo húmedo (Cfr. Platón,
Fedón 86b). En esta relación el alma y la armonía poseen los mismos atributos (invisible,
incorpórea, hermosa y divina) tal cual como sucede en la relación del cuerpo y la lira “ (…)
corporales, compuestos y terrestres, y congénitos a lo mortal” (Cfr. Platón, Fedón 86a). Pero esta
concepción del alma a pesar de tener cualidades divinas, de lo inteligible o invisible, de lo hermoso,
al estar en armonía (ajustado) al cuerpo tiende a corromperse, así como el cuerpo en un tiempo
determinado le llega el momento de desaparecer.
Conclusión: A pesar de ser el alma más divina, inteligible, y más bella que el cuerpo, tiende a
perecer, aún antes que el cuerpo, así como sucede con la lira, el armazón y las cuerdas tardan más
en pudrirse que la misma desaparición de la armonía. “el alma, aun siendo algo más divino y más
bello que el cuerpo, perezca antes de ser como un tipo de armonía” (Platón, Fedón 91C).
2. Cebes: Está de acuerdo con que antes del nacimiento, el alma existía en otro lugar, pero la
argumentación a favor de la inmortalidad del alma no ha sido demostrada cabalmente.
Propone otro argumento en contra de la inmortalidad del alma, un poco contrario al expuesto por
Simmias, donde expone “cuando nosotros muramos, aún exista en algún lugar, no me parece de
igual modo. No le concedo a la objeción de Simmias que no sea más fuerte y más duradera que el
cuerpo el alma.” (Platón, Fedón 87a). Él afirma que el alma es más fuerte que el cuerpo, pero tras
migrar muchas veces por distintos cuerpos (reencarnación) llegará el punto en que se encuentra
con su muerte final. Este argumento es presentado con un símil: el tejedor –que representa al alma-
y el manto –que representa el cuerpo-. Así como el tejedor repara su tejido, remendándolo una y
otra vez, extinguiéndose el tejido y obteniendo otras más, llegará el momento en que el tejedor
mura, así haya pasado por sus manos muchos mantos, y su última prenda se pudrirá poco después
7
que el tejedor. Eso mismo ocurre con el alma y el cuerpo, tras reencarnar en muchos cuerpos,
puede llegarle el momento de su muerte definitiva. De allí que el alma puede desaparecer.
a. Sócrates cifra la objeción de Cebes bajo las nociones: generación y corrupción según su
causalidad.
b. Para ello hace un examen de doxa. Retoma su experiencia pasada donde se indagaba por estas
nociones, pasando por estudios naturalistas, acerca del origen de la razón desde la fisiología. Estos
argumentos no fueron suficientes. Además, realiza cuestionamientos de mayoridad o minoridad,
de pares o impares, donde se evidencia la tematización del principio de no contradicción. Pasó por
el tratamiento de Anaxágoras sobre la inteligencia, renombrado por sus contemporáneos, el cual
tampoco fue de su agrado. Ninguno de estos exámenes describe lo que es la causa como punto de
partida para generar efectos.
c. Con este examen cayó en cuenta que el asunto indagatorio debía partir de la percepción de los
conceptos reales, para comprender mejor ciertos fenómenos de la naturaleza y conocer su
causalidad.
Conclusión: hay que partir de las cosas en sí, aquellas nociones reales, las ideas, que son las causas
reales de las cosas: “la presencia o la comunicación o la presentación en ella en cualquier modo de
aquello que es lo bello en sí” (Platón, Fedón 100d)
8
no admite al Calor para no perder su naturaleza, y el fuego tampoco puede asimilar el Frío. El tres
no puede ser Par, y el dos no puede ser Impar. (Cfr. Platón, Fedón 103a-104b). El otro sentido de
la distinción es que en el proceso de germinación los contrarios se dan paso el uno al otro, pero
esto no equivale a que admitan sustancialmente sus propiedades. Esta aclaración hecha por Sócrates
distingue el primer argumento y el nuevo, acerca de la inmortalidad del alma. De allí que la vida
(alma) no pueda admitir a la muerte (cuerpo). Así se aplica el principio de la exclusión de los
contrarios en sí.8
3) CRÍTICA:
Antes de hacer crítica a la obra analizada, es pertinente mencionar groso modo, el innegable legado
platónico para la historia del pensamiento universal. Aristóteles, el discípulo más representativo de
Platón fundamenta su filosofía en las teorías de las ideas pero haciendo una crítica a las mismas y
exponiendo sus propias conclusiones. Ya no hay un idealismo sino un materialismo aristotélico.
La causalidad, la sustancia, el método dialéctico, entre otros tópicos son heredados de Platón pero
reformulados por el estagirita. (Cfr. Gonzáles, 2014, p.2-3).
Ahondando específicamente al diálogo del Fedón, considero que Simmias y Cebes, o al menos el
discurso personificado en estos son invenciones platónicas, figuras construidas por Platón para
crear su ejercicio dialéctico, porque los argumentos, a mi consideración, carecen de solides
argumentativa pues son a partir de analogías que se dan por supuesto realidades suprasensibles. A
esto se le sigue que no basta un orden lógico argumentativo para sustentar realidades inteligibles.
Otra crítica al texto es considerar que Sócrates en su influencia pitagórica expone su teoría de las
Ideas fundamentados en un espíritu pitagórico, exposición que persuade con mucha facilidad a la
audiencia de Sócrates, específicamente a la aceptación de Simias y Cebes. No obstante Grube
demuestra la imposibilidad de esta consideración a partir de los argumentos que Platón propuso,
tales como la percepción de lo inteligible con independencia a los sentidos físicos, la reminiscencia
como proceso epistemológico, la división entre el mundo sensible e inteligible, la causalidad de las
Ideas y las cosas y su participación mutua. (Cfr. Grube, 1987, p.438-439).
8
Cfr. (Guthrie,1998 ,p. 324)
9
BIBLIOGRAFÍA:
Fuentes principales
Platón. (1988). Fedón. En Diálogos III Fedón, Banquete, Fedro. Traducción, Introducción y Notas
de Carlos García Gual. Madrid: Edición Gredos.
Platón. (1987). Menón. En Diálogos III Georgias, Menéxeno, Eutidemo, Menón, Crátilo.
Traducción, Introducción y Notas de F.J. Olivieri. Madrid: Edición Gredos.
Guthrie, W. (1998). Historia de la filosofía griega VI. Traducción de Alvaro Vallejo Campos y
Alberto Medina. Madrid: Edición Gredos.
Grube, G. (1987). El pensamiento de Platón. Trad. Tomás Calvo Martínez. Madrid: Editorial
Gredos.
Fuentes secundarias
Mondolfo, R. (1996). Sócrates. Universidad de Buenos Aires: Editorial Eudema.
Morla, R. (2007) Platón de Atenas: vida e ideas principales. Revista especializada Eikasia. Revista
de filosofía, 12, extraordinario I (Agosto 2007).
Gonzáles, J. (2014). La crítica aristotélica a la teoría platónica de las Ideas. Revista especializada
Dianoia Vol. 59. N° 73. Noviembre. México.
Cañas, R. (2010). La Dialéctica en la filosofía griega. Revista de las Sedes Regionales, vol. XI,
núm. 22, 2010, pp. 37-56 Universidad de Costa Rica.
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