You are on page 1of 7

Tobas (Qom), Espiritualidad, rituales.

Identidad
TOBAS (QOM), RITUALES Y ESPIRITUALIDAD

Hay cantos de alegría, de lamento -por la pérdida de un ser querido-, y


tradicionales; generalmente comienzan como un murmullo para gradualmente
elevarse y luego caer en un tono bajo. La música es producida por sonajas de
calabaza y tambores, durante el siglo XVIII se incorporó el violín y la quena de
caña. Los chamanes hacían girar una especie de zumbador para atraer la lluvia.

Las danzas, rituales y ceremonias tienen por objeto neutralizar algún poder
maléfico o influenciar en forma directa a la naturaleza o al hombre. Así cantando
y danzando hasta el agotamiento trataban de acelerar la madurez del
chañar. Alfred Métraux, aporta la descripción de algunas danzas:

 Final de la época seca. Las mujeres dirigidas por un chamán, danzan y se


arrojan al suelo como atacadas de un súbito mal. El chamán simula
curarlas, mientras otros danzarines giran alrededor de ellos, golpeando el
suelo con los pies, aullando y agitando las matracas. Esta danza es para
asegurar la salud de las mujeres durante el verano.
 Danza del Jaguar. Se realiza para proteger a las mujeres de los ataques
de dicho animal. Los muchachos y las jóvenes danzan en círculo, cada uno
de los primeros enlazando las caderas de la joven frente a él con una tela.
La chica cae al suelo cuando un chamán haciendo el papel de un jaguar,
simula succionarla y jadear sobre ella.
 Cura de enfermedades. Mientras el chamán murmura encantamientos
sobre un paciente, sus asistentes ornados con cinturones con cascabeles
y pulseras de pezuñas de venado ejecutan una suerte de marcha rítmica,
semisaltarina. Entre los rituales la más importante es la del Inicio de la
Pubertad y en cuanto a las festividades se destaca la de Naimatac:

Inicio de la Pubertad

Rito celebrado cuando una muchacha tiene su primera menstruación. La


circunstancia motiva una celebración colectiva de gran significación. Cada
integrante de la comunidad aporta miel de diversas clases, a la protagonista le
proporcionan miel agria para asegurase su fecundidad hasta la ancianidad.

La madre elegirá a otra mujer -robusta y buena en todo sentido- que se subirá
sobre la joven echada boca abajo y caminará sobre su cuerpo, masajeándola con
sus pies. Esta acción busca que la iniciada adquiera la robustez y cordura de
quien la masajea.

La joven se mantendrá encerrada en una habitación mientras dure su primer


período, impidiéndosele salir por cualquier motivo. Solo podrá realizar tejidos y
no debe tocar el agua, los utensilios de la familia, ni los arcos o flechas para no
quitarles el poder de caza.

La madre es la encargada de preparar la comida de su hija con utensilios nuevos


de cocina, preparados para ella, que serán usados exclusivamente durante cada
nuevo período hasta su matrimonio.

Durante esos días la madre le enseña las clases de comida que puede ingerir en
esa circunstancia. Se le prohíbe comer carne de animales, aves, peces y sólo
puede alimentarse de raíces y frutas.

El padre, en esos días, tiene impedido intentar cazar o pescar porque no obtendrá
nada ni él ni su grupo con el que sale a cazar.

Naimatac

Es la fiesta más importante del año, un agradecimiento a las bondades de la


naturaleza. Se convoca a todos los clanes, los invitados deben llevar un poco de
miel y frutos de algarrobo para contribuir al llenado de un recipiente hecho de un
tronco de yuchán o timbó, una vez colocadas la miel y la harina de las chauchas
de de algarrobo comienza la fermentación de la Lataxa na amap (aloja).

Cuando el Apishi lo’o, (encargado de la preparación de la aloja), anuncia que ya


está todo listo, entonces comienza la fiesta. La bebida está a disposición de todos
y después de varios sorbos el tono de la conversación sube aceleradamente. Los
mayores y ancianos se alternan al lado del fuego dando discursos de tono político
y social.

Algunas veces se presenta el mitológico Qatalo –“traga gente”-, el cuidador de


las colmenas y con su poder mágico hace que la aloja salga agria, entonces no
deberá ser bebida.

En esta festividad es costumbre poner nombre a los niños. Después de una


consulta entre los participantes, la persona a cuyo hijo dan el nombre está
obligada a traer el fruto de su faena diaria: miel o animales cazados.

La fiesta continúa, la alegría es desbordante, está permitida cualquier broma


como tomar con la mano un puñado de miel y embadurnar el rostro o la cabeza
de los demás, y la actuación de los nayicpi (bromistas calificados), que se dirigen
a sus amigos con expresiones burlonas y despectivas, una manera de representar
las actitudes antagónicas de la vida diaria: verdad y mentira, honestidad y
engaño, soberbia y humildad.

Fuentes: Rasgos culturales de los tobas. Orlando Sánchez, 2006. Etnografía del
Chaco. Alfred Métraux, 1946.

LEONARDO LORENZO, VOZ TOBA


A principios de noviembre arribamos a Villa Río Bermejito, una localidad ubicada
en el llamado Impenetrable chaqueño, donde diversas comunidades tobas se
congregaron para celebrar un festival de música indígena, entre otras muchas
actividades que el pueblo qom está llevando a cabo por la reivindicación de su
identidad, su cultura y su memoria. Allí dialogamos con Leonardo Lorenzo, un
joven integrante de la comunidad que nos sumergió en la realidad y en las
reivindicaciones de su gente. En un diálogo profundo y revelador, nos contó qué
sucedió tras el avance colonizador y la consecuente llegada del Estado y las
iglesias.

—En esta región la evangelización empezó alrededor del año ’30, en una primera
misión que se fundó en El Espinillo. Fue allí que las comunidades indígenas de la
zona tuvieron un encuentro con la Biblia. Y fue ahí donde se dio el primer paso
hacia el cambio cultural, por el hecho de aprender otro idioma y aprender un
poco a trabajar o a fabricar objetos de otra manera. Y bueno, fue un primer paso
hacia la interculturalidad, si podríamos llamarlo así, porque también fue un
choque de culturas, porque no hubo una consideración de nuestro idioma. Al
indígena se le enseñaba solamente a hablar el castellano y no se demostró interés
por su propia cosmovisión. Se trataba de negar su cultura y transformarlo
totalmente. Y eso es lo que se llamaba civilizarlo.

—En esa misión comenzó a hablarse de Dios. Pero nuestra espiritualidad difería
mucho de la religión cristiana, y existían complicaciones a la hora de traducir
teológicamente, porque las diferencias entre nuestra cosmovisión y la
cosmovisión occidental son notables, en cuanto a cómo el mundo indígena cree,
cómo es el punto de vista respecto a Dios, a la tierra…
Por ejemplo, nuestros abuelos nos transmitieron que la tierra es la esposa o la
compañera de Dios, y que de ahí sale el hombre. Es por eso que el indígena
considera que la tierra es la madre. Y para nosotros también es distinto el origen
de la mujer, distinto del relato bíblico, que dice que salió de la costilla del hombre.
Para la cosmovisión toba, la mujer vino directamente del cielo, es sagrada, y
tiene una esencia divina: es un ser que ha sido creado en otra dimensión, y que
bajó del cielo como una compañera que puede resguardar la vida.

—No sé si a la religión occidental le interesa o simplemente ignora nuestras


creencias, pero la Teología no tiene en cuenta nuestra espiritualidad y aún no
incorpora nuestra cosmogonía. O sea que la teología indígena está fuera de la
teología o la filosofía universal, no se tiene en cuenta porque nuestra
espiritualidad está considerada como retrasada. Pero deberíamos pensar quién
cuidaba la naturaleza antes de la llegada de los españoles, quién cuidó por miles
de años los pájaros, quién cuidó el árbol, quién cuidó el río… toda una
espiritualidad en la que no había exclusiones, no había marginaciones… No es
que no hubiese problemas internos, porque no existe una cultura santa. Las
comunidades tenían y tienen sus conflictos, pero no hay una violencia
sistemática. Pero también hay conflictos porque están implantados, planificados,
sistematizados. Todas las divisiones y fragmentaciones son cosas que vienen de
afuera, y las comunidades sufren mucho eso. Si bien hay problemas al interior
de las comunidades, eso nunca ha generado exclusión.
—Al interior de la comunidad, los problemas siempre se resuelven hablando, se
resuelven en reuniones familiares, con los abuelos y abuelas, que son los que
tienen el consejo, son los que enseñan, los que trasmiten la sabiduría, aunque
ahora nos quedan muy poquitos. Los antiguos consejos estaban integrados por
los sabios llamados piogonak, gente con poder sobrenatural, con profundos
conocimientos de la naturaleza, el agua, el monte. Y esa gente era la que daba
las soluciones a los problemas que surgían en las comunidades. Ahora algunos
de los que dan consejos son los pastores. A partir del año ‘30 son ellos los que
tienen la gran responsabilidad de responder ante los problemas de la gente.

—En la actualidad quedan pocos piogonak serios. Y es imposible que surjan


nuevos porque ya se trata de otra cultura, porque cuando se exterminó todo el
ambiente natural, a través de la contaminación del agua, del suelo, la
deforestación y la imposición religiosa, el pueblo mismo ha abandonado esa
espiritualidad. Los espíritus más importantes, es decir los que eran enviados por
dios y estaban para resguardar la vida, fueron desapareciendo. Esos espíritus
prevenían las enfermedades, con el profundo conocimiento de yuyos, de árboles,
de frutos, que usaban para medicar. Todo esto se fue yendo con la llegada de la
religión occidental. Quizás ahora puede surgir algún piogonak, pero no es lo
mismo, porque no tendría la misma capacidad, no tendría la misma visión ni el
mismo poder, porque está afectado por el cambio cultural. Antes lo que a los
piogonak le interesaba era salvar la vida. Ahora los nuevos que surgen sólo
buscan su comodidad. Entonces te ofrecen curarte pero te piden dinero. Si lo
comparamos con los políticos es lo mismo: lo que importa ahora es el bienestar
individual. Todos estos cambios han surgido, por un lado, a causa de la religión
y, por otro, por el encuentro frontal de las culturas, aunque algunos dicen
encuentro, pero nosotros decimos que fue un choque, un choque frontal, porque
un encuentro es a través del diálogo, y esto fue la imposición. Es hasta ahora
que la guerra no termina. Sigue la discriminación y el genocidio.

Pero el pueblo toba, como el wichí, mocoví, pilagá, hemos resistido, porque, esto
es muy notable, no hemos perdido el idioma y eso es porque las mujeres son las
defensoras de la cultura, porque nuestros papás salían a trabajar en los obrajes,
en la cosecha, y no estaban con nosotros. Y mientras nuestros padres
entendieron el castellano por salir a trabajar, nuestras madres son las que
transmitieron el idioma de generación en generación. Ellas han cumplido un papel
muy importante.

—A partir del 2000 hubo un cambio rotundo de pensamiento, de organización, y


creo que ahora es otro tiempo, porque hemos entrado en otro nivel de capacidad,
de comprensión de la organización institucional, en que la comunidad aborigen
vuelve a retomar lo suyo y le interesa saber su historia y trabajar por el
fortalecimiento de su identidad. Como que hubo un despertar del interés de
rescatar, de defender la cultura, de defender a las comunidades y empezar a
entender y conocer cómo es el funcionamiento político institucional del mundo
blanco. Entonces es como que hay un nuevo paso de integración en esta
sociedad, y por eso es que ahora surge este problema, como otro
enfrentamiento, no con las armas sino a través de papeles, de organizaciones.
Luchamos por la reivindicación del idioma, el respeto a nuestra cultura, contra el
desmonte, por el acceso a los servicios sociales y la articulación de los planes de
salud y educación más acordes a nuestras necesidades. Muchos están totalmente
en contra de nuestra postura. Es como que no entienden el motivo de este
levantamiento del pueblo… y que no es justamente por capricho, sino porque el
pueblo indígena comienza a conocer sus derechos, como personas, como
ciudadanos. Y eso les molesta. Algunos misioneros creen que las comunidades
indígenas han perdido la fe en Dios por reclamar sus derechos. Y muchos
pastores blancos consideran que el indígena se ha vuelto infiel a Dios. Es un
discurso de poder, porque la sociedad le está dando mucha importancia a los
derechos institucionales y no al derecho humano o al valor de la vida cultural.

—El efecto de la exclusión social es muy terrible, porque el indígena está, más
que excluido, invisibilizado, no tiene el mismo acceso a los servicios sociales. Y
además los nuevos, los hijos ya perdieron la marisca (caza), se perdió el pescado,
la miel. Los alimentos culturales, tradicionales, quedaron totalmente
desaparecidos. Entonces el indígena tiene que buscar un trabajo y es muy difícil
conseguir trabajo para el indígena acá. ¿Y entonces qué pasa? Muchos indígenas
se ven obligados a cortar un árbol por 30 pesos. Y se lo culpa de que él lo vende.
La política estructural del sistema lo obliga a destruirse a sí mismo. No sé si esa
política le servirá también al mundo blanco. A mí me parece que no le sirve.

—Nuestros abuelos se sienten tristes y en ocasiones pierden incluso las ganas de


vivir, porque para ellos la vida ya no tiene sentido, porque la naturaleza está
maltratada. Y por ahí el abuelo, por ese estado de ánimo casi destrozado, quizás
ni siquiera tiene ganas de comer, porque está viendo una parte de su vida misma
que se está destruyendo. ¿Por qué el abuelo se muere a los 70 si antes los
indígenas llegaban a los 100 ó 120 años? Y parece que los funcionarios no se dan
cuenta porque, claro, no conocen, no entienden nada. Mandar cajas de alimento
no va a cambiar nada, porque el problema es otro. Un abuelo, por ejemplo, se
siente feliz cuando ve un blanco plantando un algarrobo. Él se siente feliz de ver
a un blanco reforestar otra vez el hábitat donde vive. Pero acá se ven a los
blancos tumbando los árboles y dejando ahí los pedazos. El mundo indígena y su
cultura se consideran como inservibles para este mundo.

—¿En la escuela cómo se enseña hoy el choque cultural?

—En las escuelas es muy difícil que se enseñe, porque está considerado como
algo chocante. Una vez escuché que nosotros tenemos muchos prejuicios. Qué
irónico, ¿no? En la escuela se habla del descubrimiento de América, con Cristóbal
Colón y esas cosas. Y se habla de Sarmiento como “el padre de la educación”.
En la historia oficial nosotros siempre somos los otros. Acá hubo una
implementación del sistema educativo a través de Sarmiento, quien afirmaba que
los indígenas son seres que no podían vivir porque eran como animales para él.
Hoy gran parte de los educadores continúa con esa línea. Y en el caso de la
historia y la geografía de Chaco, al niño se le enseña a conocer el elefante, la
jirafa, el león… y no conoce un oso hormiguero, por ejemplo, un tatú, una iguana
no conoce, y son los animales con los que convive. Entonces, ¿cómo pretendemos
educar a nuestros hijos? Si los niños no saben ni dónde viven. Los chaqueños no
saben lo que es el Chaco. En la escuela se enseña cualquier cosa, el Eufrates…
qué se yo… En las iglesias pasa lo mismo. Yo me he encontrado con folletos que
decían: “El pueblo de Dios”, que mostraban toda una fila de rostros occidentales,
sin ningún indígena, sin ningún africano. Entonces la misma religión expresa un
mensaje que apoya la globalización. No sé si es que se dio cuenta. Tal vez no se
dio cuenta. No sé. A Jesús siempre lo venden en las estampitas, en los
almanaques con cara de inglés. No sé cómo. ¿Y qué pasa si nosotros dibujamos
un rostro indígena y decimos: “Éste es Jesús de Nazaret”? ¿Qué dirían las
iglesias? Todavía estamos pensando.

—El 70 % de la comunidad no habla español, habla sólo toba. Y esto es


fundamental para mantener nuestros relatos, conocer y proteger nuestra historia.
Nuestras abuelas y abuelos nos cuentan que los relatos, en algún momento,
fueron prohibidos en las iglesias, porque se consideraban como algo profano. Los
pastores vinieron y dijeron que todos nuestros relatos míticos eran fábula y los
condenaron. Entonces los abuelos no hablaron más en la iglesia, pero hablaban
en la casa, donde nadie podía entrar. Así fue que nosotros pudimos proteger
nuestra cultura como un gran valor. Que la religión evangélica no pretenda creer
que ha sido una religión apropiada o asimilada por el indígena. No. La religión
evangélica es como una religión de refugio, fue utilizada como una estrategia de
supervivencia. Es por eso que la religión evangélica es como una religión
espiritual superficial, digamos, que está por fuera. En el fondo, el indígena es
indígena. El indígena tiene una espiritualidad muy imprecisa para el blanco,
porque a Occidente le resulta muy compleja. Entonces dice que es supersticioso,
porque no lo entiende. Nuestra espiritualidad está muy vinculada con los sueños,
con los relatos orales transmitidos de generación en generación. Se trata de una
espiritualidad que los blancos muchas veces prefieren no entender.

Cuando llega el pentecostalismo, es como que hay una coincidencia con todo
esto. No es que se la acepta, pero es una coincidencia. Entonces ahora todas las
iglesias tobas que encuentres son pentecostales, porque se dio esa coincidencia.
El pentecostal permite más esas cosas que la iglesia histórica.

—¿Y qué sucede con los jóvenes que se insertan hoy al mundo blanco?

—Ahora los jóvenes que van al secundario hablan muy bien el castellano, pueden
tener tranquilamente una larga charla, pero cuando llegan a su casa es como que
se sacan el “guardapolvo” que traen de la escuela y entran a lo que es suyo.
Hablamos sólo en lengua qom.

You might also like