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HISTORIA
^MVNDO
A n ig v o
m EL PUEBLO ETRUSCO
,
Esta historia obra de un equipo de cuarenta profesores de va
f im m ,
rias universidades españolas pretende ofrecer el último estado
,
de las investigaciones y, a la vez ser accesible a lectores de di
HISTORIA versos niveles culturales. Una cuidada selección de textos de au
, ,
tores antiguos mapas, ilustraciones cuadros cronológicos y
orientaciones bibliográficas hacen que cada libro se presente con
°^MVNDO ,
un doble valor de modo que puede funcionar como un capítulo
del conjunto más amplio en el que está inserto o bien como una
ANTÎGVO monografía. Cada texto ha sido redactado por. el especialista del
tema, lo que asegura la calidad científica del proyecto.
ROMA
Director de la obra:
Julio Mangas Manjarrés
(Catedrático de Historia Antigua
de la Universidad Complutense
de Madrid)
Diseño y maqueta:
Pedro Arjona
Págs.
I. Introducción ...................................................................................................... 7
C ronología................................................................................................................... 69
Bibliografía.............................................................................................. .................... 70
El pueblo etrusco 7
1. Introducción
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8 A ka l Historia d el M undo Antiguo
Etruria entre los siglos VIII y VI a.C.; de los Alpes. Esta teoría ya no tiene
algunos aspectos de la civilización su origen en la antigüedad, al contra
etrusca, sobre todo en el cam po de la rio de las otras dos, sino que es un
religión (revelación, prácticas adivi producto de las elucubraciones erudi
natorias), sólo pueden explicarse abo tas del siglo XIX y justo es decir que
gando por un origen oriental; relacio pocos seguidores tuvo en su m o m e n
nes lingüísticas y onomásticas entre to y todavía menos en la actualidad.
el etrusco y algunas lenguas del ám bi Esta teoría busca tam bién un punto
to egeo-anatólico, especialmente con de partida en la tradición literaria y
la inscripción hallada en la isla de cree encontrarlo en u na aislada frase
Lemnos y escrita en lengua pre-griega; de Tito Livio (V.33.11), cuand o éste
finalmente, la identificación de los dice que los «pueblos alpinos, y en
tirrenos o tyrsenoi con los Trs.w, uno particular los retos, tienen el mismo
de los llamados «Pueblos del mar» origen [que los etruscos]». A partir de
m encionados en las inscripciones de aquí, los partidarios de esta opinión
K arnak que conm em o rab an la vic acuden a los testimonios de otras dis
to ria egip cia s o b re estos p u e b lo s ciplinas para encontrar apoyos que
inVasores. avalen su teoría, y así en el cam po ar
En segundo lugar está la teoría de queológico defienden la llam ada «re
nominada septentrional, es decir aque construcción pigoriniana» de la pre
lla que propugna una entrada de los historia de Italia, propuesta por L.
etruscos en Italia por el norte, a través Pigorini y según la cual la cultura
sin explicación y aten tan do contra máticamente les confería el ser des
hechos confirmados por varias vías. cendientes de un pueblo oriental de
Así la teoría oriental carece de cual cultura elevada, h o n o r reservado a
quier fundam ento arqueológico, pues los latinos y a la propia Roma, y para
la cultura orientalizante no es patri ello nada mejor que hacerles autócto
monio exclusivo de Etruria y ni si nos de Italia. En cuanto a los argu
quiera de Italia, ya que con tem porá mentos epigráficos y arqueológicos,
neam ente se desarrolla tam bién en nada hay más falso no solamente en
Grecia y en general en todo el M edi el método empleado, sino también y
terráneo, sin que ello implique nece más evidente en los hechos constata
sariamente una invasión generaliza dos. pues entre otras cosas los itálicos
da procedente de Oriente. Asimismo son inhumantes, no incinerantes como
los datos de la tradición son eno rm e se pretende.
mente artificiales, respondiendo a pre En la actualidad el problem a no se
s u p u e s to s id e o ló g ic o s m ás q ue a plantea en términos de invasión sino
hechos reales. Por otra parte la identi sobre todo de formación, según las
ficación de los tyrsenoi con los Trs.w propuestas avanzadas ya hace tiempo
de las inscripciones jeroglíficas egip por M. Pallottino y F. Altheim y acep
cias es sum am ente dudosa, por no de tadas hoy día por la m ayor parte de
cir imposible, como ocurre en general los etruscólogos: «El concepto anti
con los otros étnicos m encionados en guo y m oderno de migración y de in
dichas inscripciones, salvo los Jqjxvs.xv vasión debe replantearse en términos
y los Prst.w, identificados respectiva más próximos a la realidad histórica:
mente a aqueos y filisteos. Tan sólo no es correcto h ablar de "llegada” de
las relaciones lingüísticas y o n o m á s los etruscos, ya que los etruscos como
ticas con la inscripción de Lemnos y pueblo son un producto de vicisitu
con am bientes lingüísticos de Asia des históricas desarrolladas en nues
M enor parecen ser un argumento de tra península», dice el especialista ita
cierto peso, au nqu e todavía existen liano M. Torelli. En efecto, los datos a
grandes dificultades de interpretación. nuestra disposición indican una con
La teoría septentrional es la más tinuidad muy clara entre la edad del
débil, pues ni la arq ueo log ía, que bronce y la sucesiva del hierro, sin
en ningún m omento prueba una pre ninguna interrupción brusca que pue
sión del norte hacia el sur, ni la epi da denunciar la entrada masiva de un
grafía proporcionan argumentos se nuevo pueblo en Italia en las postri
guros. C iertam ente la presencia de merías del segundo milenio, fecha en
elementos etruscos en la región alpi la cual se situaría la llegada de los li-
na es un hecho constatado, pero no se dios según el relato de Heródoto y la
refiere a la época de los orígenes sino de los Trs.w/tyrsenoi, y m ucho más di
a momentos muy posteriores, cuando fícil. por no decir imposible, sería co
como consecuencia de las invasiones locar tal invasión en el siglo VIII a.C..
celtas de finales del siglo V a.C , gru coincidiendo con los comienzos de la
pos de etruscos establecidos en el va cultura orientalizante. La nación etrus
lle del Po huyeron hacia las m o n ta ca nació y se formó en el territorio de
ñas del norte. F inalm ente la opinión la propia Etruria, y aunque no puede
que defiende la autoctonía de los etrus rechazarse a priori la inclusión e in
cos tampoco está exenta de dificulta fluencia de elementos alógenos, in d u
des, com enzando por el propio texto dablem ente hiende sus raíces en las
de Dionisio de Halicarnaso: en efec culturas de la prehistoria italiana, y
to, según ha puesto en relieve D. Musti, es aquí por donde debemos com en
Dionisio pretendía privar a los etrus zar nuestro recorrido por la historia
cos del «título de nobleza» que auto etrusca.
El pueblo etrusco 15
Esta primera presencia griega en las Eolias, Cerdefta y Etruria. En esta úl
costas italianas responde a las mis tima región h an aparecido restos ce
mas causas que en el siglo VIII h a rá n , rámicos y metálicos de fabricación
repetir la experiencia: la búsqueda y micénica en las localidades de Luni
aprovisionamiento de aquellas m ate sul Mignone, San Giovenale, Monte
rias primas, especialmente metales, Rovello y Contigliano, situadas las
totalmente necesarias para la econo tres primeras en íntima vinculación
mía de los desarrollados palacios mi- con los montes de la Tolfa, un a de las
cénicos. Sin embargo, no puede h a principales áreas metalíferas de Etru
blarse de u na auténtica colonización, ria, lo que no deja lugar a dudas so
pues en la mayor parte de los lugares bre cuál era el motivo de la presencia
donde se ha encontrado cerámica mi- micénica.
cénica los fragmentos son tan escasos Todos estos hallazgos de restos ar
en número, que tan sólo permiten su queológicos micénicos han sido pues
poner una frecuencia que obedece a tos en relación con aquellas leyendas
motivos comerciales. El único centro que tom ando como protagonistas a
donde los hallazgos inducen a pensar héroes griegos de la era troyana, si
en un auténtico establecimiento mi- tuab an sus andanzas en Italia, y en
cénico se sitúa en la proxim idad de definitiva tam bién con lo ya visto so
Tarento, en Scoglio del Tonno, que bre el origen del pueblo etrusco. El
desempeñaría una función de víncu tema es ciertamente espinoso y no p a
lo entre Grecia y aquellos puntos con rece que por el m om ento puedan es
cretos de Italia en los que se centraba tab lecerse eq u iv ale n cias seguras
el interés micénico, a saber las islas entre am bos datos, para concluir fi
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tos de Italia, como en Fermo (M ar rio, pero sin grandes diferencias entre
che) y en Sala Consilina (Lucania), los ajuares: los vasos son más a b u n
que a diferencia de los anteriores no dantes y aparecen objetos con una es
tendrán continuidad, desapareciendo pecial carga ideológica; la diferencia
en el siglo VIII bajo la presión de las ción sexual se hace más m arcada,
culturas indígenas circundantes. enfatizando la función guerrera en
Los lugares donde se establece el los enterramientos masculinos y los
poblam iento hum an o siguen los mis adornos personales en los femeninos.
mos criterios que durante el protovi- El siglo VIII se inaugura con un pro
llanoviano, es decir, lugares elevados fundo cambio que irá ya en continuo
entre dos cursos de agua. La zona de avance: la figura del guerrero asume
habitación se articula a partir de pe una relevancia excepcional, enc o n
queños grupos de cabañas, distribui trándose una manifestación grandio
dos en razón a la producción p rim a sa en la tum ba tarquiniense del Gue-
ria, mientras que las necrópolis quedan rriero\ las tumbas femeninas siguen
al margen, relegadas a colinas escasa un desarrollo paralelo, algunas con
mente productivas. Las tum bas son gran manifestación de riqueza, hecho
siempre de incineración, limitándose que viene a materializarse con la a p a
tipológicam ente a la de pozo y de rición de la cerámica geométrica, pri
fosa; en el norte aparecen unas pri mero de fabricación griega y luego
meras sepulturas de cámara que an u n tam bién de imitación local.
cian los grandes túmulos característi Todos estos datos vienen a infor
cos del período sucesivo, lo que hace m arnos de un hecho de gran im por
suponer la existencia de una fuerte tancia que comienza a manifestarse
jerarquía social en el interior de la en los inicios del siglo VIII: el naci
comunidad. miento de la aristocracia. En efecto,
Es precisamente a través de la in la docum entación arqueológica nos
formación proporcionada por las ne enseña que en este siglo se rompe de
crópolis como podemos acercarnos a finitivamente la ho m og eneidad so
la com prensión de la estructura so cial de los poblados villanovianos, tí
cial de las aldeas villanovianas y de m idam ente puesta en entredicho en
su evolución durante los siglos IX y las postrimerías del siglo X a.C. El es
VIII a.C. Durante la primera mitad tudio de la necrópolis de Quattro Fon-
del siglo IX los ajuares funerarios son tanili en Veyes, muestra cómo a co
escasos y en general uniformes; los mienzos del siglo VIII algunas tumbas
vasos son los exclusivos del ritual fu se destacan por encima de las demás
nerario, es decir el osario, n o rm a l en cuanto a la riqueza depositada en
mente de forma bicónica cubierto con ellas, ofreciendo mayor cantidad de
una escudilla, apareciendo en ocasio objetos y siempre de mejor calidad,
nes la urna-cabaña característica de entre los cuales se observa la presen
la Etruria meridional; la única distin cia de productos de importación egeos
ción apreciable es indicativa del sexo y orientales, contrastando con la m a
del· difunto, y así en las deposiciones yoría de las deposiciones funerarias,
masculinas la cubierta del osario puede cuyos ajuares parecen contin uar la
tom ar la forma de yelmo y aparecen tradición del siglo IX. La diferencia
algunos objetos característicos como ción social no se manifiesta en térmi
la navaja de afeitar, mientras que las nos polarizados ricos-pobres, sino que
femeninas se distinguen por la pre se presenta como una realidad estra
sencia del huso de hilar y tipos espe tificada, en la cual existe u na articu
ciales de fíbula. La segunda mitad de lación de los niveles de riqueza y en
este mismo siglo IX asiste a una cierta consecuencia una compleja situación
complejidad en el pan o ram a funera social. Este fenómeno obedece a va
El pueblo etrusco 21
rias causas. Por una parte está la co n ticas pasan a manos de especialistas,
cen tración de los excedentes de la com o ocurre con la cerám ica, que
producción agraria en unas pocas m a gracias a la influencia griega, mejora
nos, culm inando así un largo proceso su nivel técnico y am plía su oferta
iniciado en el protovillanoviano de con la imitación de modelos helénicos.
privatización de la tierra y en el cual Un aspecto de enorme interés para
unas cuantas familias tienden a acu la historia de Etruria en el siglo VIII
m ular gran parte de la misma, sin que se centra en las relaciones con el exte
esto signifique la desaparición de pe rior, determinantes a su vez para su
queños y medianos campesinos. Tam propio desarrollo interno. En todo
bién hay que considerar un notable este proceso juega un papel funda
incremento demográfico a lo largo de mental la presencia de los griegos,
todo el siglo VIII, debido no sólo al que lanzados al redescubrimiento del
propio crecimiento natural de la po Tirreno y en su afán de búsqueda de
blación, sino tam bién a la llegada de metales, llegan de nuevo a las costas
nuevas gentes que presumiblemente se de Etruria renovando así unas rela
colocaron en una situación de subor ciones que se h abían visto interrum
din ació n económ ica y social. Todo pidas tras el hundim iento del m undo
ello se acom paña de un movimiento micénico. Los contactos greco-villano-
dirigido hacia una progresiva divi vianos afectaron sobre todo al área
sión y especialización en el trabajo, c am pan a y a la Etruria meridional,
en virtud de la cual no solamente la que a su vez sirvió de intermediario
metalurgia, sino asimismo activida para el resto de Etruria. En un primer
des consideradas hasta ahora dom és momento, coincidiendo con la fase
Palacio de Acquarossa
28 A kal Historia del M undo Antiguo
Los antiguos griegos y rom anos te tinuación seguían las operaciones de
nían una idea muy precisa de la u rb a la limitatio, durante las cuales el fun
nística etrusca, según la cual la fu n dador, con un vestido ritual, iba abrien
dación y organización de la ciudad do un surco mediante un arado de
obedecía a unos rígidos imperativos bronce arrastrado por un toro y una
religiosos. Tal planteamiento contie vaca, m arcando así el contorno de las
ne un fondo verídico, pues los etrus murallas, y levantaba el arado para
cos se preocuparon de estas cuestio señalar la ubicación de las puertas; el
nes y elaboraron al respecto unas no r resto de las calles se trazaban a cordel
mas que incluyeron en su literatura paralelas al kardo y el decumanus, di
sagrada. Según dice Festo, los libri ri bujando un sistema ortogonal.
tuales etruscos comprendían, entre otras N aturalm ente ninguna ciudad de
cosas, «las prescripciones relativas a la Etruria propiam ente dicha nació
la fundación de las ciudades, la c o n m ediante la aplicación sistemática de
sagración de los altares y de los tem esta preceptiva, ya que no deben su
plos, la inviolabilidad de las m u ra origen al acto voluntario de un fun
llas, las leyes relativas a las puertas» dador, sino que son el resultado de
(358 L). En su conjunto, tales precep un largo proceso evolutivo que h ien
tos constituían el denom inado etrusco de sus raíces en el protovillanoviano:
ritu y se creía que la misma Roma h a ni las condiciones geográficas ni las
bía sido fundada según esta n orm ati históricas perm itían una fundación
va, y aunque esto no responde a la de estas características. Los p rin ci
verdad, sí lo es por el contrario el que pios urbanísticos etruscos tienen un
posteriormente Rom a hiciera suyos origen relativamente reciente, en n in
tales principios aplicándolos a sus gún m om ento anterior a m ediados
fundaciones coloniales. He aquí una del siglo VT, y surgieron como conse
síntesis de este ritual de fundación: cuencia de un esfuerzo de racionali
después de haber consultado a la d i zación tendente a conseguir una pla
vinidad sobre la conveniencia del acto nificación ideal del m u ndo terreno,
a realizar, un sacerdote orientaba la reflejo del cosmos divino, y aunque se
futura ciudad delim itando los puntos ha propuesto u na influencia griega,
cardinales, con lo cuaj trazaba las la concepción última de tales princi
dos vías principales, el kardo y el de pios reposa sobre la m entalidad que
cumanus, orientados de norte a sur y del m u n do poseía el pueblo etrusco.
de este a oeste respectivamente; a con Las ciudades se forman en Etruria
El pueblo etrusco 29
a partir de los antiguos núcleos villa- cia del factor externo no se puede de
novianos. Lógicamente no todos en ja r de percibir.
tre estos últimos alcanzarán el esta Los lugares donde surgen las ciu
do urbano, sino que la oposición entre dades suelen ser una especie de pe
aquéllos con mayores posibilidades queñas mesetas, limitadas por cursos
económicas y otros más em pobreci de agua que con el paso del tiempo
dos va m arginando poco a poco a los hab ían excavado unos barrancos que
que no pu ed e n m antenerse. C o m o servían de protección a los poblados.
co nsecuencia de ello unos cuantos Aquéllos situados en las proxim ida
centros emergen sobre los restantes des del m ar no se asom an sin em bar
asum iendo un evidente carácter de go directam ente a sus orillas, sino
superioridad demográfica y económ i que haciendo b uena la teoría platóni
ca sobre áreas territoriales bastante ca, se m antenían a la suficiente dis
amplias, y en este proceso la influen tancia del m ar para no sufrir sus peli-
Quinto Florentino
• Fiesole
Cortona
R. Cecina ^
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Gravisca· Luni ^ 1 ^
^°^ a L. di Bracciano Capena
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Roma
LACIO
Etruria
30 AkaI Historia del M undo Antiguo
gros, pero al mismo tiempo lo suficien tros etruscos, a unq ue sin entrar en
temente cerca para aprovecharse de una descripción p o rm en o riz ad a de
sus ventajas. La razón de esta cons las mismas, limitándonos tan sólo a
tante —tan sólo Populonia era coste algunos aspectos concretos como la
ra— se encuentra en u na mejor ex situación, el territorio y los recursos
plotación de los recursos naturales y económicos. Para ello vamos a seguir
ya desde el villanoviano los núcleos un orden geográfico, distinguiendo
de población más desarrollados pre entre las tres áreas fundamentales que
ferían un a situación interior. Estas ya veíamos al h ablar del villanovia
mesetas no estaban ocupadas por un no, a saber Etruria meridional, Etru
único poblamiento, sino que sim ultá ria septentrional y Etruria interna,
neamente existían diversas aldeas que au nq ue conscientes de que tal divi
aú n co m partiendo u na c o m u n id a d sión no supone una total conjunción
de intereses, m antenían cierta auto de factores geográficos, históricos, eco
nom ía entre ellas, dirigidas cada una nómicos y culturales.
por sus respectivas aristocracias. Sin
embargo no todas las aldeas tenían la
misma vitalidad, de m anera que las 1) Etruria meridional
más potentes van im poniendo poco a Esta sección está compuesta por los
poco su im pronta atrayendo hacia sí territorios históricos de Caere, Tar
el conjunto de la energía dispersa. En quinia, Vu Ici y Veyes, a los que habría
conclusión, el origen de la ciudad en que añ adir otras dos áreas de transi
Etruria es sinecístico y nuclear al mis ción entre la Etruria meridional y la
mo tiempo, sinecístico, porque resul septentrional e interna, el ctger Ccile-
ta de u na unión entre diferentes po- tranus y el Viterbese respectivamente,
blamientos, y nuclear porque el m o m ás u n a tercera, la región falisco-
vimiento viene im pulsado por algu capenate, que no siendo propiam ente
nos de ellos. etrusca gravitaba sin embargo de una
La urbanización no se produjo si m anera total hacia Veyes, que a la lar
m ultáneam ente en toda Etruria, ni ga casi consiguió etrusquizarla por
tam p oco es un fenóm eno puntual. completo.
Respecto a esto último es interesante Veyes (lat. Veii) marca con su terri
observar cómo la definición última torio el límite meridional de la Etru-
del aspecto urbanístico de una ciu ria histórica. La ciudad se situaba so
dad no se produjo de golpe, sino que bre un altoplano lim itado por dos
en m uchos casos la fijación del perí cursos de agua, constituyendo el m a
metro u rb a n o no se consigue sino yor núcleo etrusco en extensión (190
hasta el siglo V a.C., cuan do la ciudad lia). Durante el villanoviano el n ú
era tal doscientos años antes. El fenó cleo veyense era de los más desarro
meno de la urbanización alcanzó pri llados de Etruria, iniciando un proce
mero a la Etruria meridional, que gra so de urbanización a finales del siglo
cias a su mayor desarrollo económico VIII que culminó en el siguiente. El
logró este estado a m ediados del si territorio de Veyes estaba limitado por
glo VII: por el contrario la Etruria in los ríos Tiber y Arrone y un sector
terna presenta cierto retraso, no crean costero determ inado por la desem bo
do sus ciudades sino hasta un siglo cadura de estos dos ríos; hacia el no r
más tarde. En general puede afirmar te limitaba con el área falisco-capenate,
se que en las postrimerías del siglo VI sobre la cual Veyes nunca llegó a ejer
en todo el territorio de la Etruria his cer un poder político efectivo, pero
tórica la ciudad se había ya constituido. siempre la mantuvo bajo un estrecho
A continuación vamos a ver cuáles control económico y cultural. Veyes
eran las ciudades y principales cen alcanzó un mom ento culm inante en
El pueblo etrusco 31
Necrópolis
Acrópolis·:?
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Cementerio galo
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Necrópolis 4
r· ZS.S.
“·< Puerta este /
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Los etruscos era un pueblo muy fata blo etrusco; pero las dificultades son
lista. Tenía una conciencia muy desa prácticamente insuperables, ya que se
rrollada sobre el destino y su ineluc parte de un hecho en sí mismo inse
table determinación sobre la vida del guro. como son los signos mostrados
hombre, tomado tanto individual como por la divinidad, dato extraordinaria
colectivamente. Por ello sabían que mente manipulable a efectos políticos.
su historia, su propia vida como p u e Sin embargo, a pesar de todos estos
blo, tenía un comienzo y un final, que inconvenientes, el hecho en sí p erm a
todo estaba previsto y que nada podía nece con toda su validez, esto es el
intentarse para variar el curso de los sentido extraordinariamente fatalista
acon te cim ie n to s. Los etruscos p o que los etruscos tenían de su propia
seían una cosmogonía según la cual historia, de que había tenido un co
el m undo habría de du ra r doce mil mienzo, que ellos situaban en torno
años, de los cuales los seis últimos al año 1000 a.C., y que necesariam en
milenios correspondían a la historia te tenía que tener una muerte, que
del hombre; Etruria disponía de una vendría a coincidir con el siglo I d.C.
parcela de este tiempo, en concreto En las páginas anteriores hemos teni
diez siglos (saecula). al término de los do ocasión de ver el nacimiento y los
cuales se produciría la desaparición primeros pasos de la historia etrusca.
de este pueblo. Un escritor rom ano Vamos a entrar ahora en el camino
del siglo III d.C., Censorino, nos dice que nos conducirá a su final.
qué era el saeculum, ya que no se tra
taba de un período de cien años, sino 1) La «expansión» etrusca
de «la más larga duración de la vida
h u m an a delimitada por el nacim ien C uando los escritores antiguos, tanto
to y la muerte» (Censorino, De die na griegos como latinos, h ab lab a n sobre
tali, 17.2). definición tom ada de los los etruscos, constituía un lugar co
propios libros rituales etruscos. Estos mún en sus obras decir que este p ue
últimos in form ab an adem ás de los blo había dom inado en Italia con a n
signos enviados por la divinidad que terioridad a la conquista romana, prác
m arcaban el final de un saeculum y el ticamente desde la época de la guerra
comienzo del siguiente. A partir de de Troya, y que su poderío se extendía
todos estos datos se ha intentado re desde los Alpes hasta la punta meri
construir un cuadro cronológico, ex dional de la península Itálica. Estas
presión del tiempo histórico del pue afirmaciones generales se precisan con
El pueblo etrusco 39
mayor fuerza a propósito de dos re núcleos extra-etruscos en diversas
giones concretas de Italia, la C a m p a regiones de Italia; algunos sucum bie
nia en el sur y la llanura del Po en el ron ante la presión de las culturas cir
norte, para las cuales todos los auto cundantes, pero otros —el de C a m p a
res antiguos invocan siempre un ori nia y el de Em ilia— continuaron con
gen etrusco. Así, respecto a la llanura un desarrollo paralelo al de Etruria
padana, una tradición atribuía a Tar integrándose en una misma dinám i
chon, héroe epónim o de Tarquinia, la ca cultural. Las necesidades agrícolas
fundación de las doce ciudades que y posteriormente también las comercia
com pon ían la clásica dodecápolis de les sirvieron de motor en este proceso.
esta región, mientras que otros h a Antes de com enzar con la exposi
cían de Aucnus, hijo del rey Aulestes ción de las diferentes directrices de
de Perugia, el fundador de Bologna y expansión etrusca. conviene detener
de M antua; algo similar encontramos se m om entáneam ente en el caso del
para los orígenes de C am pania, cuyas Lacio, ya que sobre todo para aque
principales ciudades p retendían te llos partidarios de una conquista mi
ner asimismo un antepasado etrusco. litar de C am pan ia por parte de los
Los nuevos datos arqueológicos y etruscos, como paso previo e impres
epigráficos, fundam entalm ente estos cindible se admite que el Lacio, Roma
últimos, vienen a corroborar en sus incluida, fue asimismo objeto de do
grandes líneas el testimonio de la tra minio por parte etrusca. N ada más le
dición, confirm an do una extensión jos de la realidad, pues no se puede
de la cultura etrusca en esas dos re confundir influencia cultural con con
giones m encionadas, hasta tal punto quista militar. Etruria era una de las
que es com pletam ente lícito h ablar regiones de Italia más desarrolladas
de una Etruria padana y de otra c a m ya desde época villanoviana y su enor
pana. con unas características cultu me dinam ism o no dejó de influir a
rales y políticas en nada diferentes a los pueblos vecinos: lo hemos visto
las de la Etruria propiam ente dicha. en el caso del área falisco-capenate,
El problema se plantea a la hora de geográficamente inserta en el m undo
determ inar cómo se llevó a cabo esta etrusco; igualmente se puede hacer
« etrusq uizació n», si m ediante una extensible a los pueblos umbros si
conquista militar o por el contrario a tuados inm ediatam ente al otro lado
través de un proceso colonizador. Pa del Tiber, como fehacientemente lo
rece que la primera causa hay que ex demuestran la arqueología y la epi
cluirla. pues es de todo punto im pen grafía. El caso del Lacio se sitúa en la
sable u na colaboración de todas las misma dinámica aunq ue ciertamente
ciudades etruscas, caracterizadas tra con una fuerza superior por la proxi
dicionalmente por su desunión, para midad geográfica a los principales fo
acometer una empresa de esta enver cos de irradiación cultural etrusca de
gadura, la cual es además imposible la región m eridional. C o m o h ab rá
de cum plir por cualquiera de las ciu ocasión de ver en el lugar correspon
dades individualmente con sus pro diente, la cultura protohistórica lacial
pios recursos. La colonización se pre bascula fundam entalm ente hacia los
senta en la actualidad como el medio ambientes culturales de la Etruria me
más idóneo para la explicación de ridional, pero conservando siempre
este fenómeno. Anteriormente hemos una independencia manifiesta. El La
visto cómo en época villanoviana los cio fue deudor de Etruria por muchos
portadores de esta cultura dem ostra elementos que contribuyeron decisi
ron su dinam ism o y vitalidad reba vamente en su desarrollo, pero existe
sando los límites geográficos del pro- una prueba decisiva de la indepen
tovillanoviano e instalan do nuevos dencia latina: al contrario de lo que
40 A ka l Historia d el M undo Antiguo
, Capua
• Atella
• Nola
• Acerra
• Cumas
Μ · Vesuvio
• Pompeya
PITHEKOUSSAI • Salerno
• Vico Equense
• Pontecagnano
mentó comercial, de m anera que a fi gar el episodio no tuvo pro bab lem en
nales del siglo VII a.C. y comienzos te un alcance internacional, pues no
del siguiente, justo cuando se p ro d u afectó a las relaciones entre los etrus
ce el nacimiento de los empória etrus cos y otras ciudades griegas de Occi
cos, la talasocracia tirrénica es un dente. La consecuencia fundamental
hecho constatado. Sin embargo, este fue sin duda la consolidación del do
dom inio etrusco del m ar Tirreno no minio marítimo etrusco en esta parte
significó un claro contraste con los del Tirreno, completado con el esta
intereses griegos, sino que por el con blecimiento en Alalia de u na colonia
trario se establece un equilibrio entre etrusca a finales del siglo VI, basada
las diversas fuerzas que ni siquiera la en la riqueza agrícola y en las explo
prim era presencia fócense pudo alte taciones mineras y que m antuvo un
rar. En efecto, en las postrimerías del desarrollo continuo hasta la conquis
siglo VII los griegos de Focea com ien ta romana. Otro punto interesante del
zan a frecuentar las aguas del M edi relato herodoteo es la alianza etrusco-
terráneo occidental, cu lm in and o cartaginesa, a la cual también se re
acción con la fundación de Massalia, fiere Aristóteles (Pol., 1280a) al h ablar
la actual Marsella, en las bocas del de un tratado entre estas dos nacio
Ródano; a continuación los focenses nes destinado a facilitar los intercam
van creando u n rosario de estableci bios comerciales, pero con una cláu
mientos en la costa del golfo de León sula de carácter defensivo ante todos
y con ello interfieren tradicionales ru aquellos que atenten contra sus inte
tas comerciales etruscas, pero sin crear reses mutuos. N aturalm ente este h e
una situación conflictiva. cho no puede dejarse de poner en re
El equilibrio se rompió a mediados lación con otro tratado, ahora entre
del siglo VI, cuando se presentan los Rom a y Cartago, fechado por Polibio
fugitivos focenses, a continuación de en el año 509 a.C. (Polibio, 111.22),
la conquista de su ciudad por los per toda vez que R om a m antenía estre
sas, y fundan en la fachada tirrena de chísimos vínculos con Caere. F inal
Córcega la colonia de Alalia hacia el mente en el puerto de esta última ciu
año 545 a.C. Según el relato que nos dad, en Pyrgi, el hallazgo de unas
ha transmitido Heródoto (1.165-167), lám inas de oro escritas en etrusco y
los focenses de Alalia se dedicaron en púnico ilustran la m isma situa
sistemáticamente a la piratería, am e ción, pues aunque se refieran a un he
nazando las rutas comerciales de etrus cho religioso, en nin gún m om ento
cos y cartagineses, lo que provocó la pueden ocultar la existencia de un
alianza de estos últimos, culm inando e n te n d im ie n to p olítico en los c o
el episodio con la batalla del m a r Sar mienzos del siglo V a.C. entre Caere y
do, la victoria de la coalición y el Cartago.
ab a nd on o de Córcega po r los focen La talasocracia etrusca en el Tirre
ses, quienes se retiraron hacia el sur no desaparece en la primera m itad de
de la península Itálica fundando el este siglo V. Primero choca con los pi
nuevo em plazam iento de Elea/Velia. ratas griegos de origen cnidio y rodio
Este acontecimiento merece algunos instalados sólidam ente en las islas
comentarios de cierta importancia his Lípari, pero es sobre todo la apari
tórica. En prim er lugar hay que tener ción del nuevo poder siracusano la
presente que no se trata de una alian causa de la decadencia marítima etrus
za entre dos bloques: la participación ca. Los años iniciales del siglo V asis
etrusca parece limitarse a algunas ciu ten en Sicilia a unos momentos de
dades, a cuyo frente se destaca Caere, conflictos entre las ciudades griegas,
la más beneficiada luego con la colo emergiendo con gran fuerza la poten
nización de Córcega. En segundo lu cia de Siracusa que acabará im po
El pueblo etrusco 45
, Mantua
• Bagnolo
lAdria
• Spina
Etruria Padana
46 Akal Historia d el M undo Antiguo
«standard» y con una sensible reduc nes, ni tampoco afecta por igual y en
ción en el ajuar funerario. el mismo m omento a todas las ciuda
Sin embargo, la exacta interpreta des. Los grandes centros de la Etruria
ción de estos datos se hace s u m am en meridional fueron los más afectados
te difícil, pues chocan con el testimo por la crisis mientras que en el inte
nio u n ánim e de la tradición literaria, rior ésta se presentó más tarde; por el
que siempre se refiere a la estructura contrario, las regiones «colonizadas»
social etrusca en términos de bipola- continuaron su desarrollo, sobre todo
ridad, es decir m arcada por una clase la llanura p adana. y en C am p an ia si
aristocrática dominante, los principes, la zona costera se vio seriamente afec
opuesta a otra sometida, sin mención tada. la situación era m ucho menos
de unas clases medias que serían pre crítica en el área interna. En conjunto
cisamente el soporte de la tendencia se observa una gran restricción de la
isonómica. Por otra parte, las clases dem anda, tanto privada como públi
medias reflejadas en el material ar ca, com probándose esta última en el
queológico que acabam os de ver p a cese de la actividad edilicia en las
recen estar recluidas en determinados construcciones religiosas.
puntos, aquéllos calificados como em Las causas de esta crisis se han vin
porio por su vocación mercantil y ar culado siempre a una situación desfa
tesanal, resultando muy difícil preci vorable en el contexto internacional.
sar los términos en que se produce su El desastre del año 474 tuvo repercu
integración social y política. Por el siones calamitosas para el comercio
momento parece más apropiado m an etrusco en el Tirreno, ya que dejó la
tener una postura prudente y no avan puerta abierta a las ambiciones de la
zar interpretaciones que puedan ser gran potencia griega de Occidente, Si
un tanto aventuradas. Sea como fue racusa, libre asimismo de la rivalidad
re. lo cierto parece que las tendencias cartaginesa tras su victoria de Him era
isonómicas no tuvieron gran repercu en el 480. La presencia de Siracusa en
sión en la historia inm ediatam ente el bajo y medio Tirreno es intensa
posterior, pues durante el siglo V Etru- y aunque las ciudades de la Etruria
ria atraviesa una crisis que perjudicó septentrional m antienen todavía cier
en mayor medida a las clases medias, ta firmeza, no son capaces de hacer
favoreciendo la aparición de esos sis frente a las incursiones siracusanas
temas oligárquicos tan característicos con destino a Alalia y a Elba. Todo
de las ciudades etruscas. ello provoca que las ciudades etrus
cas no puedan defender su comercio
3) La decadencia de Etruria y que los productos de procedencia
griega no lleguen con la frecuencia
Los años que siguen a la derrota n a del siglo anterior. Esta situación afec
val etrusca frente a C um as en el 474 tó más profundam ente a aquellas ciu
vienen señalados por la crisis. En ge dades con m ayor vocación marítima,
neral. la documentación arqueológi como Vulci, Tarquinia, Caere e inclu
ca es ahora mucho más pobre, con so la latina Roma, cuyas importacio
trastando enormemente con la riqueza nes de cerámica ática decrecen consi
que nos ofrece el siglo VI: se produce derablemente; sin embargo, Populonia,
una dism inución en el nivel de vida, gracias a su intensa actividad m eta
las importaciones de cerámica ática lúrgica, conserva todavía cierta pros
decaen vertiginosamente, la produc peridad.
ción local no alcanza las cotas de ca En las ciudades de la Etruria p a d a
lidad anteriores, se construyen menos na la situación es muy diferente, pues
templos, etc. Sin embargo, el fenóme su comercio marítimo no dependía
no no es general en todas las regio del Tirreno sino del Adriático. Tras la
52 A ka l Historia del M undo Antiguo
total sujeción de Jonia por parte de vés de los textos latinos como mejor
los persas, Atenas, victoriosa en las puede apreciarse al fenómeno: Roma
Guerras Médicas, hereda los intereses y el Lacio se enfrentaron en el siglo V
en Occidente de los griegos orienta a volscos y ecuos quienes se h abían
les, intentando extender su área de asentado en tierras de los latinos y
influencia por esta parte del M edite am en a zab a n su propia existencia. El
rráneo. Aquí chocó con Siracusa, pero pueblo etrusco no fue ajeno a este pe
salvó este inconveniente cen tran do ligro, pues una de estas invasiones, la
gran parte de su interés en la ruta del de los samnitas, terminó con su pre
Adriático, cuyo punto final, Spina, se sencia en C am pania, al tiempo que
convirtió en lugar de encuentro entre los umbros, cuyo territorio se exten
etruscos y atenienses. La cerám ica día al otro lado del Tiber, presiona
ática, magnífico instrumento de eva ban sobre la Etruria interna.
luación económica, confirma las m e Las dos mayores am enazas proce
jores perspectivas de la Etruria p a d a den del norte y del sur, representadas
na: en efecto, el empórion de Spina se respectivamente por las tribus celtas y
revela ahora como la localidad etrus por Roma. Según la tradición (Livio,
ca que mayor cantidad de cerámica V. 33-35) la presencia de los celtas en
ática recibe, y esta situación se extien Italia se eleva al año 600, fecha en
de a ciudades como Felsina y M arza- consonancia con una inscripción de
botto, favoreciendo incluso a aq u e Volsinii que m enciona a un tal Kata
llas regiones de la propia Etruria que rinas, nom bre etrusquizado del celta
m an tien en contactos más estrechos Catacus. Sin embargo, hasta el último
con el valle del Po, como Chiusi y tercio del siglo V ésta no com enzó a
Volsinii, que ven de esta m anera re asum ir forma de auténtica invasión,
trasar durante algunos años la crisis que a comienzos del siglo IV ha va
que ya afectaba al Tirreno. riado notablemente el aspecto del va
Además el pueblo etrusco, en este lle del Po. Los centros menores prác
mismo siglo V, comienza a ser am e ticamente desaparecen y los de mayor
n az ado por otros peligros externos im portancia, com o Felsina, M arza-
que a la larga serán decisivos para su botto y Spina se resienten notable
desaparición como nación indepen mente de la presión celta, repercu
diente. El interior de la Península itá tiendo en la propia Etruria que igual
lica se encuentra entonces en un esta mente se siente am enazad a por este
do de efervescencia. La noticia, pro peligro: la tradición a propósito de la
cedente de un autor griego y conser am bición de los celtas sobre Chiusi y
vada en Dionisio de H alicarnaso (VII la inm ediata expedición sobre Roma
3), sobre un ataque conducido contra confirmaron este temor. Los etruscos
C um as por un ejército de etruscos, perdieron el dom inio de la llanura
daunios y umbros en el año 524, mues padana. pero su cultura siguió en cierta
tra perfectamente la nueva situación manera todavía viva en la región, como
que se está creando en Italia. Los pue puede observarse en la pervivenda de
blos del interior de la península, ago las tradiciones etruscas en fechas muy
b ia d o s p o r el rá p id o c re c im ie n to posteriores y en la existencia del gru
demográfico y ante unos recursos n a po reto-etrusco, surgido a partir de la
turales no muy abundantes, com ien huida de elementos etruscos hacia los
zan a moverse violentamente hacia valles alpinos.
las llanuras costeras, más ricas y de En la región m ás m eridio nal de
sarrolladas. Las fuentes'griegas h an Etruria el siglo V a.C. está definido
conservado el recuerdo de la presión por la serie de guerras que enfrenta
que tuvieron que soportar algunas de ron a Roma y a Veyes. Esta debe con
sus ciudades; pero es sobre todo a tra siderarse en sus comienzos como una
El pueblo etrusco 53
Revuelta de Volsinii del año 265 a.C. hacia la indolencia, abandonaron los asun
tos de la ciudad a los siervos y en la m ayo
S iendo cónsules Q uinto Fabio y Emilio, se ría de las ocasiones dejaban a éstos la d i
org an izó una e x p e d ició n a Volsinii para rección de la guerra. Hasta tal punto se
asegurar la libertad de sus ciu da dan os, fortalecieron, que los siervos ganaron p o
con los cuales estaban ligados por un p a c der y ánim o y creyeron que tenían derecho
to. Eran éstos los más antiguos de los etrus a la libertad, lo que finalm ente obtuvieron
cos, habían con seg uid o poder y levantado gracias a sus propios esfuerzos. Más a d e
una fuerte ciu da dela y tenían un buen g o lante, ellos m ism os se aco stum bra ron a
bierno. Sin em bargo, en una ocasión, es casarse con sus dueñas, a suce de r a sus
tando en guerra con los rom anos, resistie dueños, a ser adm itidos en el senado, a
ron durante m ucho tiem po, pero una vez desem peñar las m agistraturas y a con ser
que fueron vencidos, se dejaron arrastrar var toda la autoridad. ...
(Zonaras, 8.7)
tos por cl interior del país. El carácter turación, ya que a través suyo se in
de centro internacional viene confir trodujeron no sólo objetos com ercia
m ado por el am biente religioso, cons bles, sino tam bién un co n jun to de
truyéndose templos dedicados a divi nuevos elementos que determ inaron
nidades «empóricas» con característi en gran medida el posterior desarro
cas similares a las de otros m uchos llo económico, social e ideológico de
centros com erciales del M ed iterrá las ciudades etruscas. Así en el siglo
neo, divinidades que por otra parte VII. coincidiendo con la mayor inten
garantizaban en última instancia la sidad del comercio corintio, se intro
libre existencia y la dedicación de sus ducen nuevas tecnologías concreta
pobladores. Pyrgi. Gravisca y Regisvi- das en la leyenda de Demarato y en
11a en el Tirreno y Adria y Spina en el los préstamos lingüísticos dóricos; en
Adriático fueron destacados empórici el siglo siguiente, con el comercio greco-
en los siglos VI y V a.C., fiel reflejo de oriental, se pueden descubrir diferen
la internacionalidad de tales puntos y tes influencias en los estratos aristo
del im portante papel del comercio cráticos, que asum en un estilo de vida
etrusco: ejemplo característico y sin similar al de sus homólogos de Asia
gular lo constituye sin d ud a aquél Menor; en el m u ndo religioso, con la
Sostratos de Egina, calificado por H e in troducción de nuevas prácticas e
rodoto como comerciante de in m e n iconografías, y en la vida económica
sas riquezas y que dedicó en el s a n y social, con el nuevo asentamiento
tuario de Gravisca un ancla al dios de especialistas griegos —consecuencia
Apolo. esta vez de la diáspora producida tras
Pero además de esta actividad co la conquista persa de la costa oriental
mercial, tales puertos añaden a sus del Egeo—, se completa el riquísimo
funciones una importantísima de acul- m undo de la helenización de Etruria.
Cronología
1800 C u ltu ra a p e n ín ic a .
750 C u m as.
580 V ib e n n a y M a sta rn a .
474 B atalla de C u m a s.
A kal Historia del M undo Antiguo
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