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La Estrella, Antioquia, 12 de mayo de 2017

Padres de Familia del grupo 9°A


Todo proceso educativo implica un componente de formación humana. Es
decir, el aula de clase o el laboratorio creativo como me gusta llamarlo, no
es solo un espacio de orientación académica, sino un escenario inaplazable
para la construcción de la identidad del individuo. En esta medida, la
práctica docente se transforma para mí en un lenguaje de intervención
integral. Un profesor comprometido no puede ser simplemente el vehículo
de un discurso sobre una determinada área del saber, menos aún, en el
contexto de formación de los jóvenes del grado 9°A.

Mi labor como docente de castellano no se limita entonces a la instrucción


académica. En realidad, debido a mi formación filosófica y literaria, estoy
convencido que las formas de arte y pensamiento son lenguajes que
permiten conocer y transformar al individuo. La creación literaria revela
la imaginación inaudita de los hombres, sus más profundos temores y la
forma secreta de sus nostalgias.

A través de los ejercicios de creación literaria de sus hijos he podido leer


un universo inquietante en el que se acumulan imágenes de abandono,
distancias emocionales y una incapacidad profunda para delatar sus
sentimientos y aspiraciones: un entramado simbólico que denuncia la
imaginación de una soledad prematura. He leído entre las líneas de su
lenguaje inconexo y con deficiencias ortográficas, anhelos y apetitos
emocionales que buscan prolongarse en el encuentro con un sentido
amoroso de la vida y la adolescencia. Incluso, más allá de todos los
imaginarios violentos o disparatados que puedan evocar, el trasfondo de
su escritura deja ver una serie de mundos fracturados que desean narrar
el origen de sus silencios y la desviación de su inocencia.

Pero no sólo en la escritura he podido examinar el universo emocional de


sus hijos. Los he observado en la interacción cotidiana y en el
comportamiento del grupo. Es difícil para mí ignorar la capacidad atípica
que tienen para inaugurar situaciones violentas, su habilidad para el
insulto e incluso para la humillación mutua. También es llamativo el modo
como desafían las orientaciones de los docentes amparándose en la
indiferencia o retando con aires de superioridad individual la formación
disciplinaria que propone la institución. Dicho de otro modo, creen vivir
en un mundo sin dilemas morales, y al margen del peso de los actos y sus
consecuencias.

De manera pasiva o activa, todos los estudiantes del grupo de 9°A


legitiman estas conductas y pensamientos, conviven diariamente en
medio de una tensión insana que produce malestar disciplinario y
académico. Han creado un ambiente de clase que supera los límites
tradicionales de una crisis de transición hacia la adolescencia, y se
aproxima a crear unos fuertes efectos de deformación en el carácter de sus
hijos que podría comprometer el futuro de su formación integral.

Considero que el contexto de los estudiantes de 9°A no es tanto un


fenómeno de normalización de la desobediencia, que es típico en
cualquier proceso formativo, sino, producto de un profundo
debilitamiento del lenguaje emocional, y de la experiencia solitaria de las
cuestiones trascendentales de la identidad. En suma, lo que en apariencia
puede parecer indisciplina, en realidad, revela una necesidad radical de
diálogo y amor propio. De allí, mi motivación para escribir esta carta, ya
que, la creación de dicho diálogo no es solo un asunto que se debe iniciar
en el contexto académico, sino que es preciso involucrar a todos los
agentes comprometidos en la formación integral de los estudiantes: la
familia y la institución. De lo contrario, solo prolongaríamos los conflictos
y no habría continuidad en el proceso educativo; porque el mundo que le
imprime a los jóvenes la realidad de las consecuencias de los actos nace
en el hogar y se traslada al colegio.

Finalmente, con la firme intención de devolverle el peso a los valores que


modelan la formación integral de sus hijos, me dirijo a ustedes con la
voluntad de crear un diálogo edificante en el que se pueda plantear una
reflexión sobre las anteriores observaciones.

Atentamente,

___________________________________
Milton Andres Ortiz Escobar
Filósofo e investigador académico

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Docente de Castellano, Filosofía y Ciencias Políticas del Colegio
Gimnasio Cantabria

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