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BOLETÍN DE INFORMACIÓN DISCOGRÁFICA

AÑO IX - Nº 81 - ABRIL 2000


c/ELOY GONZALO, 27 • 28010 MADRID • TFNO.: 914 47 77 24 • FAX: 914 47 85 79
e-mail: diverdi@sintax.es

El disco del mes


Esteban Sánchez:
un Fauré surgido en libertad

Diverdi entrevista:
Antonio Armet, fundador de ENSAYO

OPUS 111 cumple 10 años

Novedades GLOSSA: Marais por Pandolfo y Dornel por Hazelzet

Donizetti, Verdi, Marchetti, Gomes, Wagner y Massenet:


aluvión de novedades operísticas

El Brahms sinfónico de Toscanini

Savall y Koopman:
25 años después, el reencuentro en Bach
Sellos en Distribución
exclusiva
(Abril 2000)
Los sellos indicados con un Z
disponen de catálogo gratuito a
disposición de nuestros lectores
A
partir del 1 de abril DIVERDI asume la distribución en España del sello alemán Winter &

ACCENTZ
Winter, catálogo que, por su diseño, filosofía y contenidos, puede situarse entre los más atípi-

AGORAZ
cos y exquisitos que hoy pueblan el mercado independiente. En él, no sólo el repertorio clási-
co, sino también jazz, folk y otras músicas se dan cita de la mano de artistas que, como Uri Caine,

AGRUPARTEZ
Marianne Rônez, La Gaia Scienza, Paolo Beschi y Vittorio Ghielmi, no necesitan presentación. WIN-

ALIA VOXZ
TER & WINTER supone, en definitiva, una auténtica caja de sorpresas en la que, de lo más tradicio-

ALMAVIVA
nal a lo más insólito, se acumulan toda clase de tesoros discográficos arropados bajo una vestidura

ARCANAZ
que, desde el principio, resulta inconfundible.
El lector hallará en nuestro próximo boletín comentarios de varias de sus novedades a cargo de

ARKADIAZ
Federico González, así como una entrevista con Stefan Winter, fundador del sello.

ARTSZ
BBC LEGENDSZ
BISZ
BONGIOVANNIZ
COL LEGNO
CPOZ
DURIAN
DYNAMIC
ENSAYOZ
GLOSSAZ
GOLDEN MELODRAMZ
HARMONIC RECORDS
JUBAL
K 617Z
KOCHZ
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LINDORO
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EL TELETIPO
MUSIC & ARTS
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MYTOZ
BBC anuncia el lanzamiento de su quinta entrega de la serie BBC Legends, que se abre con un

NUOVA ERAZ
doble álbum de interpretaciones de Giulini con la Philharmonia de los años sesenta (Réquiem de

OLYMPIA
Verdi y Misa en mi bemol mayor de Schubert), prosigue con un amplio programa Debussy, Ravel y
Schumann en el teclado de Walter Gieseking y se redondea con sendas y apasionantes primicias discográficas de

ONDINE
John Barbirolli -Séptima de Mahler y Novena de Bruckner- con la Orquesta Hallé, y de Jascha Horenstein, que inter-

ON STAGE
preta la Quinta de Bruckner con la Sinfónica de la BBC (1971).

OPERA RARAZ
TESTAMENT, por su parte, continúa ofreciéndonos los tesoros de los fondos EMI, algunos inéditos, como
el dedicado a Elisabeth Schwarzkopf, con un aria de concierto de Mozart y cantatas y arias de Bach; y

OPERA TRESZ
otros nunca publicados en CD: André Cluytens dirigiendo la Pastoral y la Inacabada shubertiana al fren-

OPUS 111Z
te de la Filarmónica de Berlín. Benno Moiseivitsch acomete los conciertos de Schumann y Grieg con la
Philharmonia y Ackermann, así como otras piezas en calidad de solista. Y el añorado London Baroque Ensemble de

ORFEOZ
los años cuarenta y cincuenta reaparece con muchos de los grandes solistas de la Philharmonia: Sutcliffe al oboe,

PANTONZ
Thurston y De Peyer al clarinete y Brain a la trompa, entre otros, en tres serenatas -la 11 y 12 de Mozart- y esa joya
de Dvorák que es el op. 44, dirigidos por Karl Haas.

PEARLZ
PREISERZ
ON STAGE regresa a estas páginas con su más reciente tanda de variadas grabaciones operísti-
cas, que serán comentadas en meses sucesivos: dos piezas representativas del repertorio fran-

RICERCARZ
cés de comienzos del XIX -el Fernand Cortez de Spontini (1809), en las voces de Ángeles

RICORDIZ
Gulín, Bruno Prevedi, Bottion, Roni y Blancas (Turín, 1974); y Le cheval de bronze, ópera cómica de Auber (1835),
en versión de Radio France de 1979-; un Don Carlo verdiano ofrecido en Tokio en 1967 con Sandor Konya,

ROMOPHONEZ
Gwyneth Jones, Biserka Cvejic, Sesto Bruscantini y Nicola Rossi-Lemeni; y, por último, un Marino Faliero proce-
dente de la RAI y dirigido por Boncompagni en 1977, con Cesare Siepi en el rol titular y nuestra hoy poco conoci-

STRADIVARIUS
da Marisa Galvany como Elena.

SUPRAPHONZ
TIMPANI, el innovador sello francés del siempre inquieto Stéphane Topakian, amplía su colec-

SYMPHONIAZ
ción La mélodie française con tres nuevos títulos: el dedicado a Guy Sacre -último exponente,

SYMPOSIUM
aún joven y en activo, del género-, una esperada integral Duparc, y un monográfico del siempre
interesante André Caplet. A todo ello hay que añadir el tercer volumen de la serie dedicada a la

TAHRA
música orquestal de Ohana, dirigida por nuestro Arturo Tamayo (Livre des Prodiges, Anneau du Tamarit, Synaxis), y

TESTAMENT
un disco dedicado a Xenakis que verá la luz después del verano.

TIMA CLUB
CPO continúa su regular lanzamiento de media docena de títulos por mes, entre los que se anun-
cian músicas de todas las épocas y géneros, y que casi siempre suponen descubrimientos para el

TIMPANIZ
aficionado español: sinfonías y obras instrumentales de autores nórdicos como Peterson-Berger o

WERGOZ
Dag Wirén, alemanes como Henze o norteamericanos como George Antheil o Ruth Crawford-Seeger. También hay
lieder de Robert Stolz, más conocido por sus operetas, y el volumen 5º de obras corales de Schubert por Die

WINTER & WINTER


Singphoniker. En el apartado de la música barroca, el Oratorio de la Pasión, de Telemann, con Ludger Rémy; la inte-
gral de Pequeños Conciertos Espirituales de Schütz, las Canciones sacras sobre textos de Sturm, de C.P.E. Bach y las
Siete Sonatas para flauta y cuerdas de A. Scarlatti por la Camerata Köln.
(2)
ENSAYO presenta un nuevo registro de Esteban Sánchez con su Fauré «surgido en libertad»

Un artista absoluto
EL DISCO

« Me parece urgente, si de verdad estimamos nuestro acervo cultural y


artístico, la reimpresión de cuanto grabó Esteban Sánchez. Será infor-
mación y enseñanza para todos y, además, hará más corta la distancia
que separa su vida y su desaparición». Exactamente tres años después de
que Enrique Franco redactara estas clarividentes palabras -publicadas en
cionado pero insuficiente sambenito que parece
haberle caído tras el deslumbramiento producido
por las reediciones de sus referenciales discos de
música española. Fue, además, intérprete ejemplar
y refinadísimo de Chopin, Liszt, Brahms -¡quién
DEL MES
EL PAIS el 4 de febrero de 1997, exactamente al día siguiente de la repen- olvida su Scherzo, op. 4!-, Schumann,
tina muerte del inolvidable pianista extremeño a bordo de un taxi con- Mendelssohn, Chaikovski, Rachmáninov, Beethoven, Saint-Saëns,
ducido por su paisano Francisco Fernández Marfil-, parte sustancial de Fauré...
ese legado único ya felizmente reprocesado al soporte digital y publica- Ahora, tras la cuidada recuperación de los discos de Albéniz, de las
do en óptimas condiciones por el sello español ENSAYO, la modélica y ingeniosas y escuetas bagatelas de Beethoven, del fulgurante y recóndito
-en nuestro país- pionera firma en el difícil arte de combinar el trata- Falla o del por él universalizado pintoresquismo de Turina, le ha llegado
miento de lo autóctono con las máximas exigencias de calidad. el turno al fragante e imaginativo disco Fauré que grabó en 1972 bajo la
Tras la luminosa, vibrante y coloreadísima Iberia albeniciana, comen- ejemplar producción del infatigable y jamás suficientemente reconocido
zaron a llegar a los modernos y como nunca surtidos estantes de las tien- Antonio Armet, creador y alma mater de ENSAYO. Dice Luis Gago en el
das de discos, casi con cuentagotas, una a una, las lecciones magistrales muy perspicaz y valioso texto que acompaña la grabación que, ya en la
de esa «enseñanza para todos» que nos haría «más corta y soportable» la primera pieza del disco -el Impromptu nº 1, op. 25-, se percibe de inme-
pérdida del gran artista, del eximio maestro y, sobre todo, de la gran diato «una manera de tocar que nada tiene que ver con el Fauré sobrio y
humanidad que habitaba en un hombre que quiso exiliarse de la multi- equilibrado de la escuela pianística francesa. El extremeño es mucho más
tud y los competitivos y zancadilleros corrillos musicales para replegarse libre, menos manierista o exquisito si se quiere, y los contrastes entre
al calor y sosiego de su bondadosa y calma tierra natal. unas y otras secciones se extreman en sus interpretaciones».
Como siempre, Luis Gago dice muy bien. Pero Esteban, que cierta-
Ejemplo y modelo mente era un artista libre y extremado como el que más, fue al mismo
Ahora, esta imprescindible y paulatina recuperación en disco com- tiempo un perfeccionista indagador y escrupuloso hasta lo inimaginable.
pacto de una parte remarcable de su formidable legado fonográfico está Nadie que haya trabajado cerca de él dudará acerca del afán perfeccio-
ayudando a las nuevas generaciones y a todos a comprender mejor y dis- nista que siempre le guió. La idea que, de alguna manera, se está esta-
frutar aún más de la música ante el ejemplo y modelo de unas visiones bleciendo de que fue un artista genial e intuitivo pero ajeno a escuelas,
que subyugan y emocionan por esa imaginación, viva, natural y arrolla- estilos y, hasta cierto punto, desinformado, es absolutamente falaz. Tenía
dora que siempre desprendían sus interpretaciones. A esa inagotable una cultura musical y pianística que envidiarían la mayoría de sus cole-
naturaleza artística añadía Esteban un virtuosismo trascendente de primer gas. Intuitivo sí, pero manejando y considerando siempre enorme infor-
orden que era siempre regido por un sentido estético que en él era con- mación. Se sabía de memoria las sonatas de Beethoven de Schnabel o
sustancial. Gulda; las Iberias de todos sus colegas; el Prokófiev de Petrov o
Esteta del teclado, frecuentemente la lógica de sus digitaciones, inclu- Ashkenazy o los Brahms de su amigo Katchen (con quien, por cierto,
so la articulación de los ataques o los movimientos de brazos, no res- compartió muchas cosas en París) o Richter... pero también conocía de
pondían a la conveniencia técnica, sino a su mero impacto estético. «Pon pe a pa las sinfonías de Mahler o Rachmáninov, compositor al que ado-
la mano así, ladeada y bien alta, y luego la dejas caer suavemente en ver- raba y del que corre por los coleccionistas del mundo un disco suyo
tical desde arriba», recomendaba para el inicio de la mano derecha del tocando el Segundo Concierto para piano grabado en Copenhague bajo
Preludio nº 15, en re bemol mayor, de Chopin; mientras que, por ejem- la dirección de Pietro Gamba que quita el aliento y que, ¡ojalá!, llegue
plo, las abundantes notas pedales que pueblan la Iberia, contra toda lógi- algún día al compacto.
ca, solía atacarlas con el dedo pulgar de la mano izquierda. Cuando sus
alumnos -que le adoraban como a un lama tibetano- le preguntaban el Profundamente francés
porqué de tan particulares procederes, la sencilla respuesta solía ser Este Fauré, referencial como casi todo lo que hizo Esteban, es, además
siempre la misma: «Es que así se ve más bonito». de intuitivo y documentado, profundamente francés. No al modo «sobrio
Alumno de Julia Parody y de Alfred Cortot -quien se entusiasmó con y equilibrado» al que alude Gago mirando probablemente más a Ravel
él hasta tal punto que se lo llevó a París para tutelarlo con vocación pater- que a Debussy, sino a la manera de una tradición y de una escuela en las
nal-, Esteban fascinaba allá donde iba. Ya fuera Badajoz, Estados Unidos que el pianista extremeño bebió y se sumergió durante sus bien aprove-
o Madrid, donde su debú dejó a todos estupefactos ante una lectura que chados años parisienses. En este sentido, sus románticas lecturas -pero
aún nadie ha olvidado del Concierto nº 4 de Beethoven junto a la también muy analíticas y meditadas, como fue todo el pianismo de
Nacional. Fascinaba por su pianismo, pero también por su idiosincrasia Esteban- entroncan con las interpretaciones de artistas como Samson
personal. François -una figura genial como el extremeño, pero mucho más irregu-
lar- y una pléyade de herederos -a través de Cortot y Marguerite Long- de
Personaje, gran personaje la escuela francesa establecida por Georges Mathias y su maestro
Era un personaje, un gran personaje, entrañable y fuera de toda con- Chopin.
vención. Su origen humilde y rural -había nacido en 1934 en el remoto Tenuemente sensual y exento de cualquier amaneramiento, este Fauré
pueblecito badajocense de Orellana la Vieja- no le impidió acumular un «surgido en libertad» (Gago) explora la tímbrica del piano a través de
nutrido bagaje cultural que le permitía saborear muy especialmente las aquella envidiable capacidad de Esteban de extraer colores del teclado.
tertulias de algunos amigos y poetas extremeños -Luis Álvarez Lencero, Sus sólidos dedos (tenía una privilegiadísima mano para el teclado que
José Díaz-Ambrona, Manuel Pacheco-. Este contacto casi militante con la incomprensiblemente él se empeñaba en calificar de «pequeña») podían
intelectualidad extremeña de los años setenta nunca le limitó la capaci- mutarse en un santiamén de ser como un sólido y punzante garfio a mos-
dad de disfrutar de todo. Académico de número de la Real Academia de trar una capacidad tan sedosa que podrían dibujar una raya en el agua.
las Letras y las Artes, Esteban Sánchez casi nunca dejó de disfrutar del Esta suntuosa riqueza tímbrica, apoyada en una muy aséptica e inteli-
placer de tomarse una y mil cervezas con un campesino de su pueblo o gente utilización del pedal (he aquí otra de las variadas señas de identi-
con el primer buen amigo que tuviera ante sí. dad del pianismo estebaniano), configura, junto con la enorme vitalidad
Viajero del mundo -había tocado por todos sus rincones- se nutrió de interna y el natural entronque con su entorno francés, el punto fuerte de
todo para estimular una vida intensa y exagerada que -en el fondo- le este Fauré tan hondamente sentido y tan alejado de las voluptuosas y pre-
llevó a refugiarse en sí mismo. Había conocido a muchos de los grandes ciosistas elucubraciones rubinsteinianas. Las ocho cristalinas (escúchen-
del siglo, que le admiraron sin recato. Uno de ellos fue Barenboim, rival se, por ejemplo los arpegios del Impromptu nº 3, op. 34) y desinhibidas
y compañero de Esteban en concursos internacionales finalmente gana- (Vals- capricho nº 2, op. 38) versiones que anima Esteban en este nuevo
dos por el extremeño. Siempre deslumbrado por el genio de Esteban, al y afrancesado compacto suponen nueva y enriquecedora oportunidad de
pianista y director judeo-argentino aún se le hace la boca agua cuando disfrutar las «enseñanzas» de uno de los músicos más magistrales y ejem-
habla de las interpretaciones de nuestro pianista. plares surgidos en la geografía española.
Justo Romero
Artista absoluto [justito@arrakis.es]
Como Barenboim, Esteban fue un artista absoluto, capaz de asumir
con análogo éxito los más diversos pentagramas. Nunca fue solamente G. FAURÉ: Musique pour piano / Esteban Sánchez (piano) / ENSAYO / Ref.: ENY 9738
(1 CD) D10
«el gran intérprete de la música de Albéniz, Falla o Turina», bieninten-

A partir del 1 de marzo, DIVERDI se ha responsabilizado de la distribución en nuestro país del más veterano de los sellos españoles, ENSAYO, al que
debemos tantas grabaciones hoy consideradas históricas por la crítica y el público nacional e internacional. Junto al comentario de su más reciente
reedición, que figura en esta página, el lector encontrará en las páginas 24 y 25 una amena e ilustrativa entrevista con el creador del sello, Antonio
Armet, así como, junto a este Boletín, su catálogo completo, fresco aún de la tinta de imprenta.
Agradecemos a ENSAYO la confianza depositada en DIVERDI e invitamos a nuestros lectores a examinar con atención su variadísima oferta.

(3)
Música orquestal y vocal de Il Complesso Barocco presenta la primera grabación mundial de
Johann Friedrich Fasch (1688-1758), en CPO Assalonne Punito, oratorio de Pietro Andrea Ziani (1616-1684)

Ampliando el La grandeza del


repertorio oratorio barroco
a composición de oratorios se convirtió durante el Barroco en objeti-

P
oco a poco y sin alardes, el sello CPO se ha converti-
do en uno de los más serios promotores europeos de
la música renacentista y barroca. Raro es el mes que
L vo prioritario para la mayoría de los compositores, que encontraron
en esta forma musical todo un filón que les permitía aunar el nuevo
lenguaje operístico, la brillantez de la música instrumental y los reflejos
no presenta novedades en este campo, casi siempre con de la polifonía sacra. Aunque ciertamente durante el último tercio del
novedosos programas centrados preferente, pero no exclu- siglo XVII los oratorios pasaron a ser
sivamente, en el área germánica, y no pocas veces con auténticas óperas encubiertas -valién-
intérpretes poco o nada conocidos en el mundillo disco- dose de un «libreto» sacro-, fueron
gráfico, pero con un encomiable nivel de calidad. Simple muchos los años del Seicento en los
cuestión de política editorial que, por lo visto, no todas las que se cultivó la forma más ortodoxa
empresas del sector están dispuestas a asumir. Porque mate- del oratorio, siguiendo los modelos de
ria prima existe, y no poca. Abundan, en Europa y fuera de Carissimi. Así se desarrolló una frené-
ella, los grupos y orquestas tica actividad musical en la Italia de
barroquizantes que piden su mediados de siglo, con una legión de
oportunidad. Y renovar el compositores que ponían música a las
repertorio no es excesiva- historias bíblicas, con frecuencia
mente difícil: según los datos adaptadas por los poetas barrocos,
publicados en la época por que oportunamente acercaban la
Johann Nikolauss Forkel, hagiografía a la estética del momento.
sólo en el territorio germano Un hito extraordinario de este panora-
había en 1784 más de 340 ma lo constituía la música veneciana, dominada primero por los influjos
compositores en activo que, de las obras de Monteverdi -que tantos años duraron- y luego, en la déca-
lógicamente, se transformarí- da de 1670, por las de Giovanni Legrenzi. Es en este contexto donde
an en una cifra mucho más emergió un excelente compositor, hoy apenas conocido, llamado Pietro
elevada al ampliar el período Andrea Ziani (1616-1684) -tío de Marco Antonio Ziani, otro formidable
y el espacio considerados. compositor contemporáneo de Corelli-, quien desplegó una intensa acti-
No eran -no podían ser- vidad musical por toda Italia, siendo maestro de capilla en Bérgamo,
todos de primera fila, ni siquiera de segunda, pero aun así organista de la basílica de San Marcos y maestro de música de la capilla
hay montañas de excelentes partituras, publicadas o inédi- real de palacio en Nápoles, ciudad en la que encontró la muerte. Con
tas, esperando recibir el aliento vital de la interpretación. todo, aún tuvo tiempo para pasar un fructífero periplo (1663-1667) en
Lo demuestra bien a las claras este disco dedicado al Austria, al servicio de la casa real en calidad de maestro de capilla de la
más afamado en su tiempo que en nuestros días (aunque no emperatriz Eleonora. Allí compuso Assalone Punito, un oratorio en dos
sea precisamente un desconocido) J.F. Fasch, durante casi partes para cinco voces, cuerdas y bajo continuo, que se ejecutó en Viena
cuarenta años maestro de capilla de la corte de Anhalt- en la capilla de la emperatriz, sobre la adaptación poética del Padre
Zerbst, desde donde organizó un activo intercambio de par- Lepori. Es esta una joya del Barroco central que atesora todos los ele-
tituras con Telemann, Pisendel y Graupner, entre otros, para mentos del repertorio y que atestigua la soberbia maestría de Ziani en la
estar al tanto de las novedades estilísticas que se iban pro- pintura de la palabra en música, valiéndose de una riquísima sabiduría
duciendo. Su interés por los instrumentos de viento y las contrapuntística -cristalizada en el entretejido de voces e instrumentos- y
combinaciones tímbricas audaces (chalumeaux, oboes y, en de una apasionada vena lírica con la que describe las emociones de la
su caso, fagot, además de la cuerda) queda patente en tres historia. Música que, basada todavía en el idioma monteverdiano, acari-
de las obras seleccionadas: una espléndida obertura en que cia ya los nuevos procedimientos de Legrenzi, Stradella o Pasquini, y nos
los inevitables ecos franceses se adornan con multitud de brinda toda una suerte de barroquismo exuberante, con arias y madriga-
toques personales y movimientos de danza de acusado les de incesantes ideas melódicas y tensiones polifónicas. Il Complesso
ritmo; una página concertante justamente famosa (es la Barocco, el veterano conjunto historicista que dirige el clavecinista Alan
única del disco grabada con anterioridad) por su originali- Curtis, con renovada plantilla, ofrece en primicia la grabación mundial
dad y belleza melódica; y una Cantata de Pentecostés para del Assalone Punito de Ziani, complementado con un bellísimo
bajo que pone de relieve las más que notables cualidades Magnificat del propio compositor veneciano; y lo hace con todas las
del compositor en el campo de la música vocal. Algo que garantías de la autoridad musicológica de Curtis, que dispone un enfoque
se remacha con la Cantata de Año Nuevo, también para sumamente camerístico para los instrumentos -uno por parte, más un flo-
bajo, de estructura algo más arcaica que la anterior (lo que rido bajo continuo- y un planteamiento vocal muy clarificador de textu-
ras y planos. Así, las partes polifónicas, como cuando intervienen todos
no va en detrimento de sus cualidades estéticas), y con la
los cantantes e instrumentistas, quedan transparentemente expuestas y
grácil miniatura sobre el Salmo Laetatus sum para soprano
empastadas, con afinación impoluta y pleno conocimiento estilístico. La
y bajo, donde es la cuerda quien proporciona el soporte a
labor de los cantantes resulta por completo adecuada a la estética y retó-
los solistas. Klaus Mertens, el gran protagonista vocal del
rica de la obra, con gran cuerpo sonoro y nulo vibrato. Hay que destacar
registro, nos deleita una vez más con su bello timbre y mati- a la soprano Roberta Invernizzi en el papel protagonista de Assalone, que
zada emisión, resolviendo con su habitual seguridad los canta con dramatismo y elegancia, exhibiendo grandes agilidades.
pasajes virtuosísticos, que no faltan en estas páginas. Le Muy bien también el contratenor Roberto Balconi, caracterizando con
acompaña en el Laetatus la soprano Deborah York, de quien mucho calor y color vocal a Architofele, así como el excelente tenor Gian
sólo lamentamos la brevedad de su intervención. La parte Paolo Fagotto, que logra un expresivo magnetismo desempeñando el con-
instrumental corre a cargo de la Academia Daniel, joven sabido papel del teatral Testo barroco de la historia. Furio Zanasi -baríto-
grupo israelí fundado y dirigido por Shalev Ad-El, cuyos no- y Carlo Lepore -bajo- redondean con sus sobrias intervenciones esta
integrantes están curtidos en otras renombradas orquestas nueva y excelente producción de STRADIVARIUS, a la que sólo le podrí-
europeas y que exhibe un envidiable nivel técnico -por des- amos reclamar una cosa: la inclusión como apertura del oratorio de una
tacar a alguno de sus solistas lo haremos con Gili Rinot sinfonía instrumental original de Ziani, de quien se conservan magníficos
(chalumeaux)-, una cabal comprensión de las gradaciones ejemplos instrumentales a tres y cuatro partes, lo cual hace incomprensi-
estilísticas y una sonoridad redonda y refinada. Buena toma ble que para el CD se haya recurrido a la composición actual -una sinfo-
de sonido. Y, en consecuencia, plena satisfacción para el nía al estilo del período, por otra parte muy filológica y meritoria- del vio-
aficionado. linista barroco Alessandro Ciccolini.
Mariano Acero Ruilópez Pablo Queipo de Llano
J.F. FASCH: Obertura en re menor; Concierto en si bemol mayor; Cantatas / P.A. ZIANI: Assalonne punito [Oratorio en 2 partes]; Magnificat / Invernizzi, Balconi, Fagotto,
Klaus Mertens (barítono); Deborah York (soprano) / Accademia Daniel. Dir.: Zanasi, Lepore, Ciccolini / Il Complesso Barocco. Dir.: Alan Curtis / STRADIVARIUS / Ref.: STR
Shalev Ad-El / CPO / Ref.: 999674-2 (1 CD) D2 33548 (1 CD) D2

(4)
Jordi Savall y Ton Koopman: una nueva referencia absoluta para Bach

Que veinte años son nada


B
ien, helos aquí de nuevo reunidos al calor del venerable no. El clave expansivo de
Bach. Se les esperaba. La primera vez ante el micrófono fue Koopman es lo contrario de
hace casi cinco lustros, y su fruto ha sido durante este tiempo una inerte «dama de com-
en nuestras discotecas un polo luminoso, un tibio céfiro latino fren- pañía», sin por ello com-
te a los rigores implacables de Wieland Kuijken y Leonhardt, sin los prometer a su partenaire ni
cuales, ay -ese oscuro mecanismo comprensivo de la emoción, que frivolizar el discurso. No
se burla del principio de no contradicción-, tampoco sabríamos han envejecido un ápice,
pasar. Unos con otros, desmintiéndose mutuamente, como alguien pero la estupenda toma
ha dicho, se complementan y ensanchan nuestro horizonte. Por no sonora les sirve hoy mejor.
entrar en las versiones «tradicionales»: cuántas a violonchelo y - El juego de la transcripción, que está implícito en el origen de
horror- piano, empezando por aquella de Casals y Baumgartner. las obras, se prolonga -esto es novedoso- al adoptar como preám-
Estas Sonatas en trío para viola de gamba con clave obbligato, de bulo del disco la quinta Triosonata para órgano (BWV 529), en la
incierta procedencia, netamente flautística (!) en alguna ocasión, se que la viola (una altus Andreas Doerffel para el caso) asume la voz
prestan tanto a la viola como a lo más insospechado: dentro de un intermedia, en sandwich entre las dos manos del teclado, con
orden, claro está, lo admiten prácticamente todo. Y lo del violon- resultados perfectamente «naturales», como si así se hubiese cono-
chelo no es sólo una extravagante traición anti-historicista: oigan, cido toda la vida. A fin de cuentas, logros bachianos de la rotundi-
óiganlas también en el grandísimo chelo piccolo de Bylsma y el dad de la tercera de las sonatas (en sol menor, BWV 1029), o cual-
órgano positivo de Van Asperen. quiera de las maravillas que pueblan las tres de este ciclo tan que-
Aquellos chiflados con sus viejos cacharros eran in illo tempore, rido del aficionado, tampoco se sabe con qué excusa instrumental
mediados los setenta, unos jovenzuelos casi (pantalones de cam- vieron primitivamente la luz.
pana el catalán, en quien hoy se acentúan sus rasgos de talla romá- Ya que ha salido a colación, el instrumentarium usado merece
nica; «lisérgico» a lo Timothy Leary el holandés, con pinta ahora de quizá nota expresa. Además de la Doerffel citada y la inseparable
científico loco) que celebraban felices el descubrimiento de sus afi- siete cuerdas Barak Norman de Savall, aún puede escuchársele una
nidades musicales, plasmadas con los años en hitos discográficos Pellegrino Zanetti de 1550. Koopman, por su parte, se sirve de un
imposibles de olvidar: Marais, Couperin, Ortiz... La historia queda Christian Zell, joya del Museo de la Música de Barcelona. Un señor
evocada a través de una serie fotográfica y una doble entrevista de clave asimismo, para una señora grabación. Señora y señera.
la radio francesa, recogidas en el libreto del digipack.
Las discretas melenas que lucían no impedían ya por entonces Jesús S. Villasol
«ver la oreja» sin equívoco a su talante como intérpretes: enemigo
de cualquier anquilosis, volcado en el canto y el color, generoso J.S. BACH: Las Sonatas para viola de gamba y clave / Sonatas I-IV, BWV 1027, 1028,
1029 y 529 / Jordi Savall (viola de gamba); Ton Koopman (clave) / ALIA VOX / Ref.: AV
con el ornamento. Siempre vital, cálido, atrevido como una impro- 9812 (1 CD) D2
visación. Un espíritu al que siguen siendo fieles. Carácter es desti-

Misa Non sine quare, de Johann Caspar Kerll (1627-1693), en SYMPHONIA

El siniestro jinete de la peste cabalga de nuevo


C
omo espoleadas aún por los ecos del diar con Carissimi y quizá con Frescobaldi. cinco partes del ordinario de esta misa están
revuelo suscitado por los originales Encontramos su primera obra publicada en basadas en un versículo para órgano de la
puntos de vista sobre la creación la Musurgia Universalis de Kircher. colección Modulatio Organica super
musical y su relación con los procesos infec- Pachelbel, y probablemente Fux, fueron Magnificat, escrita en trágicas circunstan-
ciosos, brillantemente expuestos por los cias, durante la epidemia de peste en Viena
doctores Manuel Gomis y Beatriz Sánchez de 1679-82.
en su recién aparecido libro Las enfermeda- La exquisita exhibición de recursos esti-
des infecciosas y la música (Círculo lísticos expuestos en esta grabación nos ayu-
Médico/Bristol-Myers Squibb), a cuya pre- darán a entender por qué este compositor
sentación en el Teatro Real de Madrid tuve fue tan admirado por Pasquini o el gran
la fortuna de asistir hace unas semanas, las Bach, y por qué el propio Haendel usó algu-
casas discográficas parecen haber coincidi- no de sus motivos melódicos para teclado
do en poner en circulación referencias que en obras de la categoría de El Mesías.
vinculan música y peste. Si en el mes de Para este registro (cuyo único inconve-
febrero reseñábamos en este querido boletín niente es quizá su escasa duración: no supe-
nuestro la reconstrucción de una misa de ra los 54 minutos), el grupo La Risonanza,
Gabrieli en el sello RICERCAR en acción de de Fabio Bonizzoni, ha escogido una acerta-
gracias por la finalización de la peste en da instrumentación a base de cornetto y
Venecia (207412), hoy es la casa SYMPHO- alumnos suyos. Desgraciadamente, no se grupo de cuerdas, cuyos razonamientos para
NIA quien nos brinda la oportunidad de des- conserva la partitura de ninguna de sus 11 la elección se incluyen en las notas del
tacar desde estas páginas las concomitan- óperas, pero sí sabemos que la primera, libreto (traducidas al español, como ya
cias entre la Yersinia pestis (antes L’Oronte, fue un encargo para la inaugura- viene siendo habitual en los discos de este
Pasteurella), bacilo causante de este terrorífi- ción de la Ópera de Múnich. Aunque casi sello). Para el propio de la misa se han
co azote de la humanidad, y la bellísima y todos los aficionados a la música antigua le empleado tres Sacrae Cantiones y unas deli-
escasamente conocida producción vocal de recordamos por su Capriccio sopra il cucu, ciosas sonatas instrumentales obtenidas de
Kerll. la calidad de su música sacra es incuestio- manuscritos inéditos en vida del compositor
La interesante vida de este brillante com- nable. La Missa non sine quare («no sin y que por primera vez han sido llevadas al
positor y virtuoso organista sajón nos daría razón») es la primera de la colección Missae disco.
pie para escribir varias páginas. Siendo aún Sex a IV.V.VI Vocibus, cum Instrumentis con-
muy joven, su talento fue recompensado certantibus et vocibus in Ripieno, Adjuncta Rafael del Fresno
con el privilegio de recibir las enseñanzas una pro Defunctis cum seq. Dies Irae (1689),
de Valentini, entonces maestro de capilla en dedicada a Leopoldo I. El propio Kerll nos J.C. KRELL: Missa «Non sine quare» / Franzetti, Bianchi,
Cecchetti, Foresti / La Risonanza / SYMPHONIA / Ref.: SY
Viena. Fue enviado luego a Roma para estu- explica en un larguísimo prefacio que las 99171 (1 CD) D2

(5)
STRADIVARIUS afronta un nueva integral Un paisaje alemán de la transición XVII-XVIII
de las Sonatas de Scarlatti

Una propuesta A nadie le amarga


diferente un dulce
A
ningún amante de la historia de la música para tecla se le escapa la tras-
cendencia que en la misma tiene la figura de Domenico Scarlatti, autor

P
de una monumental obra para tecla que comprende más de quinientas resenta el sello italia-
sonatas de una variedad extraordinaria en cuanto a colorido y ámbito de no DYNAMIC un
expresión. Para nosotros, la influencia del disco misceláneo de
músico napolitano va aún más allá, a través música alemana, instru-
de su prolongada estancia española, su mental y vocal, próxima o
relación con María Bárbara de Braganza y inmersa de lleno en la
la indudable influencia que nuestro país, estética galante. Concre-
los ritmos y colores de nuestra música, tamente, dos conciertos,
tuvieron en buena parte de su obra, además dos sonatas a cuatro y tres
de la que introdujo él mismo a través de su arias. De aquéllos, para flauta dulce y cuerda, el pri-
enseñanza a uno de nuestros grandes auto- mero (precioso, de verdad) es del otro Graun, el her-
res, el padre Antonio Soler, que sin embar- mano pequeño del autor de La muerte de Jesús. El
go evolucionaría hacia un lenguaje bien segundo, abiertamente italianizante y con un delicioso
individualizado y a quien constituye una Andante en que la flauta es mecida por la cuerda en
notoria injusticia considerar -como se ha pizzicato, fue escrito por J.C. Graupner, el prolífico
hecho alguna vez- un mero epígono de su maestro de capilla de Hesse-Darmstadt. De J.F. Fash,
maestro. El atractivo colorido, la fantasía, el aquel compositor tan dado a escribir conciertos para
carácter a menudo casi improvisatorio, el muchas veces contagioso ritmo, dos instrumentos y cuyas obras fueron interpretadas, al
constituyen ingredientes que hacen de esta música un bocado de gran atracti- menos, por Telemann, Pisendel y J.S. Bach, son las dos
vo para el público. Sus elevadas demandas técnicas y su carácter a menudo graciosas y amables sonatas, una de ellas con original
virtuoso pero siempre lleno de un singular encanto, las han convertido en pie- y atractiva distribución (traverso, dos flautas dulces y
dra de toque muy codiciada por los pianistas, que sin embargo tan a menudo continuo); la otra, para flauta dulce, dos violines y con-
ignoran la producción de otros compositores de la época menos, por así decir- tinuo (de ambas recordamos otra versión a cargo de la
lo, «digeribles». El carácter monumental de la producción ha hecho, por su Camerata Köln cambiando, por cierto, un violín por el
parte, que la historia discográfica sólo haya conocido un integral, eso sí, extra- oboe en el segundo caso). Y también de Graupner y
ordinario: el llevado a cabo por el clavecinista canadiense prematuramente Fash son las arias (de origen no especificado), deleita-
desaparecido Scott Ross para Erato. El sello discográfico italiano STRADIVA- bles y no exentas de virtuosismo y cuyo carácter reli-
RIUS afronta ahora con decisión la nada fácil empresa de ofrecer una alterna- gioso, cosa frecuente por aquellos años, se revela más
tiva al ciclo de Ross. Y los primeros ejemplares demuestra que, como mínimo, por el contenido de sus letras que por el fervor ema-
lo hace con inteligencia. La empresa será acometida por diferentes artistas ita- nado de su música. El italiano y ya curtido Collegium
lianos, aunque la «coordinadora» del asunto, según parece evidente en las Pro Musica realiza una interpretación totalmente satis-
notas de estos tres primeros volúmenes, será Emilia Fadini. Ninguno de los tres factoria, con destacadas intervenciones de su director
artistas hasta ahora escuchados supera -ni supongo lo pretende- la excelencia Stefano Bagliano a la flauta dulce y Fabrizio Cipriani al
técnica y artística de Ross. Sin embargo, todos ofrecen una perspectiva no violín, aunque tal vez la parte vocal habría requerido
exenta de atractivo: su aproximación es rítmicamente más libre, propende más mayor ligereza que la exhibida por la joven mezzoso-
a destacar ese carácter de fantasía antes apuntado, aunque en algunos casos prano Susanne Kelling. No se trata, ciertamente, de un
bien conocidos -así las K159 y K460- la flexibilidad de tempo puede hacer repertorio esencial, pero ¿no aprecia el buen gastróno-
levantar las cejas a más de un oído acostumbrado a aproximaciones más mo un aperitivo estimulante, un exquisito postre o
«regulares» en este sentido. Otro aspecto interesante lo constituye la variedad incluso una comida completa a base de delikatessen?
de instrumentos empleados -con total legitimidad-, que incluirá no sólo dis- Pues mutatis mutandis... O dicho de otra forma: a
tintos tipos de clave (los dos primeros presentan una copia de un Taskin y otra nadie le amarga un dulce.
de un instrumento portugués de Antunes), sino otros como el órgano, el forte-
piano o, como en el tercer volumen, una espineta «grande» con la insólita M.A.R.
extensión de seis octavas, que posee un timbre precioso aunque adolece de
J.F. FASH: Sonata en sol mayor; Aria para mezzosoprano; Sonata en si
indudable debilidad en la zona más aguda de la tesitura. En una «carrera de bemol mayor - J.C. GRAUPNER: Concierto en fa mayor; 2 Arias para
fondo» como ésta es difícil pronunciarse sobre resultados artísticos con apenas mezzo - J.G. GRAUN: Concierto en do mayor / Susanne Kellying
(mezzo); Fabrizio Cipriani (violín) / Collegium Pro Musica. Dir.:
tres volúmenes escuchados. Sí puede anticiparse, por las razones apuntadas, Stefano Bagliano / DYNAMIC / Ref.: CDS 186 (1 CD) D2
que la colección no carece de ingredientes de interés. Entre los aspectos a
mejorar, la información sobre los intérpretes, que distan de encontrarse entre
los nombres más destacados del panorama internacional. Personalmente tengo
también mis dudas de que los sistemas de afinación elegidos sean los óptimos
O P U S 1 1 1
en algunas obras, e incluso de que la afinación misma sea perfecta en algunas
de ellas, aspecto que debería cuidarse más en futuras entregas. Por lo demás, OPUS 111 PRESENTA
estos primeros volúmenes permiten disfrutar de manera más que aceptable de EL PRIMER VOLUMEN
una música para teclado que cuenta, sin duda alguna, con muchas, muchísi- DE UNA COLECCIÓN
mas páginas de enorme belleza. No es poco bagaje. HISTÓRICA QUE IN-
CLUIRÁ TODAS LAS
Rafael Ortega Basagoiti OBRAS DEL ANTONIO
D. SCARLATTI: Integral de las Sonatas para teclado - Vol. I: La influencia española / Sonatas K 99, VIVALDI SEGÚN LAS
105, 115, 119, 132, 133, 184, 185, 192, 193, 208, 209, 215, 216 y 239 / Emilia Fadini (clave) / STRA- COLECCIONES FOÀ Y
DIVARIUS / Ref.: STR 33500 (1 CD) D2 GIORDANO CONSER-
D. SCARLATTI: Integral de las Sonatas para teclado - Vol. II: El estilo italiano / Sonatas K 37, 43, 46, VADAS EN LA BIBLIO-
51, 52, 53, 54, 56, 59, 60, 61, 63, 67, 69, 77 y 87 / Ottavio Dantone (clave) / STRADIVARIUS / Ref.: TECA DE TURÍN. CIEN-
STR 33501 (1 CD) D2
TOS DE MANUSCRITOS
A. VIVALDI: Stabat Mater; Conciertos y
D. SCARLATTI: Integral de las Sonatas para teclado - Vol. III: Nápoles ibérica / Sonatas K 159, 287,
sonatas / Sara Mingardo / Concerto INÉDITOS SE DISPO-
288, 328, 394, 420, 421. 460, 461 y 477 / Sergio Vartolo (clave y órgano) / STRADIVARIUS / Ref.:
STR 33502 (1 CD) D2 Italiano. Dir.: Rinaldo Alessandrini / NEN, POR FIN, A SALIR
OPUS 111 / Ref.: OPS 30-261 (1 CD) D2 A LA LUZ.

(6)
Dos nuevos títulos en el catálogo del sello GLOSSA: obras de Marais por Paolo Pandolfo
y música para flauta de Dornel por Wilbert Hazelzet

El barroco francés en sus luces y sombras:


el deleite y el tormento
EL DELEITE... el centro. Hay incluso un tercer tipo, el que vuelve siempre al
¿Fue Dornel un compositor secundario, autor de obras de punto de partida. (Para el lector interesado en estas reflexio-
carácter intrascendente? Quizá este disco de serenas y dulces nes, recomiendo El libro de los laberintos de Paolo
piezas para flauta contribuirá a matizar esta generalizada opi- Santarcangeli, en Siruela.) Si no es mirándolo desde arriba, a
nión sobre quien ha tenido la desgracia de ser coetáneo de vista de pájaro, no hay manera de saber cuál es el laberinto
figuras de la categoría de Michel de la Barre, Hotteterre, que nos ha tocado hasta que estamos dentro, rodeados por
Rameau, Campra, Charpentier, Chambonnières, Clérambault paredes más altas que nosotros, desconcertados, sin saber si el
o los Couperin. Su música vocal, que desgraciadamente no se sendero escogido será el correcto, eligiendo la ruta al azar,
conserva, parece haber sido muy apre- quizá desesperados, dejándonos arras-
ciada en su tiempo. Su obra para tecla- trar por el instinto. ¿Puede el lector ima-
do, muy irregular, fue tenida en gran ginar la traducción en música de tal
estima por la burguesía, tal vez por la sentimiento? Tal música existe: es Le
facilidad de su ejecución, muy apta para Labyrinthe de Marin Marais. Sumido
los diletantes. aún en estas meditaciones, llega a mis
Los salones del duque Philippe manos este nuevo disco (¿casualidad?)
d’Orléans, quien se convertiría en de Paolo Pandolfo con la colaboración
regente de Francia a la muerte de Luis de Mitzi Meyerson, Thomas Boysen,
XIV, ofrecían una muestra del contraste Juan Carlos de Mulder, Alba Fresno y
entre el gusto aristocrático y el monár- Pedro Estevan, amén del recitador
quico. El duque había recibido leccio- François Fauché, que interviene en la
nes del propio Charpentier (formado en famosa Le Tableau de l’Operation de la
Italia) y favoreció la expansión del estilo Taille, detallada descripción de una
musical italiano. De esa forma, y bajo su operación quirúrgica de cálculos bilia-
mecenazgo, lo que podía escucharse en res. Pandolfo siempre había soñado con
París sin miedo a ser tildado de «traidor añadir a estas bellísimas obras para viola
a la patria» era muy diferente de lo que de gamba unos comentarios que desper-
se oía en la corte de Versalles. Dornel tasen la imaginación dormida del oyen-
gozó de su protección, y esto se percibe te. En sus notas destaca el paralelismo
en la variedad de las formas que se exhi- entre los laberintos de los jardines de
ben en su música, donde las suites como Versalles, el laberinto armónico de esta
agrupaciones de movimientos de danzas música y el propio laberinto de nuestro
(típicamente francesas) coexisten con las devenir existencial. Pandolfo no se limi-
sonatas italianas, aunque se trata de ta a tocar las obras de Marais; toma par-
sonatas híbridas: terminan con una cha- tido, argumenta una historia, radicaliza
cona, pero fugada. Otra peculiaridad su versión. Su acertada meditación, tras-
francesa es que en la designación de los pasada a sus textos casi poéticos, se
movimientos aparecen a menudo dedi- funde así con su inflamada interpreta-
catorias a personalidades del momento ción, realzándola. Una vez más, nos fas-
(sobre todo musicales) en lugar de indi- cinará el virtuosismo que nos anonadó
caciones de tempi: De la Barre, Forqueray... algunas son inclu- en A solo (GCD 920403) y la asombrosa capacidad expresiva
so alusiones crípticas de difícil descodificación, presumible- a la hora de hacer hablar a su instrumento, cuyo discurso
mente de personajes vinculados a la masonería, como se nos resulta exquisito, glorioso, tempestuoso, arrebatador; jamás
dice en el libreto de la grabación. música alguna describió tan exactamente el pánico, la deso-
Se trata de una música luminosa, encantadora, deliciosa, lación, el miedo ante el inexorable avance del destino; el llan-
aunque encadenada a las normas entonces vigentes, quizá sin to, el agotamiento, el dolor lacerante que, como el bajo con-
grandes alardes de creatividad, similar al alegre -pero aprisio- tinuo, sirve paradójicamente de soporte a la melodía de nues-
nado- gorjeo procedente de la pajarera de un jardín, obras tra existencia; la melancolía, la exasperante ansiedad, el terri-
galantes sin enormes pretensiones, aptas para permitir el goce ble sentimiento de soledad interior, ese «Dios mío, si es que
de nuestros sentidos sin llegar a conturbarlos, en las muy existes, ¿por qué me has abandonado?» Y también el agrade-
correctas interpretaciones de Hazelzet junto a Jacques Ogg, cimiento y la rabia por la autocompasión irrefrenablemente
Jaap ter Linden y Brian Berryman. desbocada, y la alegría desbordante, capaz de destruir nues-
tros fantasmas interiores. Un disco de Marais diferente... aun-
... Y EL TORMENTO que quizá sólo los que hemos tenido la oportunidad de besar
Adoro los laberintos desde que era un niño. Bajo sus suge- a la Muerte seamos capaces de entender la desgarradora cari-
rentes imágenes subyace siempre la idea atávica del viaje ini- cia destilada por la sutileza presente en cada una de sus notas.
ciático que todo hombre debiera emprender a lo largo de su Mas, dejadme; la viola llora en mi salón. Me llama, me busca,
vida, en su eterna búsqueda del conocimiento. me atisba, me besa, me espera... Debo partir. Todo yo soy
Hace unos meses recibí como regalo una hermosa fotogra- dolor, todo yo soy esperanza.
fía del laberinto de Chartres. Se la enseñé orgullosamente, a
R.F.
modo de trofeo de caza, a un buen amigo que por aquellas
fechas yacía en el lecho del dolor, forzado por la enfermedad MARIN MARAIS: El laberinto y otras historias - Piezas características / Paolo
a otorgarse a sí mismo más tiempo para cultivar la capacidad Pandolfo (viola de gamba); Mitzi Meyerson (clave); Thomas Boysen (tiorba, gui-
tarra); Juan Carlos de Mulder (guitar); Alba Fresno (viola de gamba); François
de observación del que probablemente nunca se hubiera atre- Fauché (narrador); Pedro Estevan (percusión) / GLOSSA / Ref.: GCD 920404 (1
vido a desear. Fue él quien me hizo notar que hay varios tipos CD) D2
de laberintos: unos poseen múltiples caminos, tan sólo uno de RÉFLEXIONS - (c.1685-c.1775) / LOUIS-ANTOINE DORNEL: Sonatas,
los cuales lleva al objetivo final, generalmente el centro; otros, Conciertos y Sinfonías / Wilbert Hazelzet (flauta); Brian Berryman (flauta); Jaap
poseen un solo recorrido arrollado en numerosas circunvolu- Ter Linden (viola de gamba); Jacques Ogg (clave) / GLOSSA / Ref.: GCD 920806
(1 CD) D4
ciones, a la manera de un cerebro o de un intestino, y es obli- [oferta especial de lanzamiento válida hasta el 30 de junio]
gado pasar por todas y cada una de las vueltas para alcanzar
(7)
El sopranista Angelo Manzotti interpreta seis cantatas de G.F. Haendel en el sello BONGIOVANNI

Una gota más en el vaso


L
a música vocal de cámara es uno de los apartados menos nutri- Por eso no deja de tener algo de contradictorio nuestro senti-
dos de la discografía de Haendel, sobre todo en comparación miento ante un disco como el que ahora comentamos: de satisfac-
con otros géneros. Sin agotar todos los campos de su muy con- ción, porque reúne seis cantatas del caro Sassone; de cierta decep-
siderable producción, comprobamos que están ción, porque sólo contiene una inédita («Un sos-
disponibles en disco, con criterios historicistas y pir a chi si more»; de «Un’alma innamorata»
hasta en varias versiones, la inmensa mayoría de había una versión, hoy de difícil acceso) y dos
las óperas (faltan sólo cinco, si no nos equivoca- («Nel dolce dell’oblio» y «Mi palpita il cor») que
mos), la totalidad de los oratorios (The Choice of son de las más trilladas, por ser también de las
Hercules, por excepción, sólo con instrumentos más hermosas. Pero, al menos, hay una gota más
convencionales), la mayoría de la música reli- en el vaso y, además, la selección, repartida a par-
giosa, lo esencial de la música orquestal y de tes iguales entre las cantatas con instrumento obli-
cámara instrumental, y buena parte de la música gado (flauta travesera en este caso, a veces suplan-
para clave (aquí las faltas son numerosas, debido tando a los tradicionales violín o flauta dulce) y
a la abundancia de obras menores)... Y aunque las acompañadas sólo por el bajo continuo, es
los dúos están registrados casi en su totalidad y acertada y constituye una buena muestra del
sobreabundan las versiones de las Nueve arias género, contando con los reducidos límites de un
alemanas (y siguen llegando nuevas), nada sólo disco, aunque sea, como éste, de larga dura-
puede encontrarse de las otras arias de cámara ción. Y tiene el quid añadido de escuchar al
ni de las canciones inglesas. Y del centenar casi sopranista Angelo Manzotti, peculiar integrante
justo de cantatas recogidas en el catálogo de B. Baselt (HWV 77- del grupo de los comúnmente denominados contratenores. Según se
177), unas cuantas en dos o más versiones), no llegan a sesenta las dice en las notas, ha desarrollado tras larga experimentación una
llevadas al disco, aunque, eso sí, las hay hasta con ocho grabacio- técnica propia que le permite, cuando es necesario, «hacer vibrar
nes; incluso la discreta, pero original Cantata española cuenta con sólo la parte anterior de las cuerdas vocales, reduciendo así su lon-
cuatro, entre ellas la recientísima de María Bayo. Habrá, sin duda, gitud al arquetipo femenino, por naturaleza más corto que el mas-
quien vea el vaso medio lleno, pero a nosotros nos parece medio culino». De esta forma, su voz posee más cuerpo y mayor extensión
vacío. que las habituales entre los contratenores, lo que le permite afrontar
Y no es que las cantatas carezcan de música de calidad. Si excep- cómodamente las tesituras de soprano y contralto a las que fueron
tuamos un puñado, de mayor envergadura, fueron en general com- destinadas las cantatas que interpreta. Su timbre no carece de atrac-
posiciones de circunstancias, acogidas escrupulosamente a las con- tivo, tampoco le falta musicalidad y se muestra aceptablemente
venciones formales establecidas poco antes por A. Scarlatti (con seguro en las agilidades. Cuenta ya con un puñado de discos en su
leves modificaciones ocasionales, dos o, a lo sumo, tres bloques de haber (alguno, premiado) y merece que sigamos con atención su tra-
recitativo secco-aria da capo), y a veces casi improvisadas sobre la yectoria: si lima algún defectillo -nadie es perfecto- puede dar bas-
marcha: uno de los ejercicios intelectuales practicados por los tante juego en el futuro. La flauta obligada -¿por qué metálica?- y el
miembros de la romana Academia Arcadia, frecuentada por el com- bajo continuo -violoncelo y clave, como suele ser habitual- desem-
positor con sus aristocráticos patronos, consistía en escribir la letra, peñan discreta y eficazmente su papel. Interesante.
componer la música e interpretarla inmediatamente en el transcur-
so de una de sus periódicas reuniones. Pero Haendel, que avanzaba M.A.R.
hacia la madurez a pasos agigantados, dejó en ellas magníficos fru-
tos de su genio a los que volverá después asiduamente para injertar G.F. HAENDEL: 6 Cantatas italianas para soprano y contralto, HMV 125b, 132c, 134,
172a, 173 y 174 / Angelo Manzotti / Georges Kiss (clave); Massimo Mercelli (flauta);
sus fragmentos en otras obras mayores, donde fueron cumplida- Sofia Ruffino (cello) / BONGIOVANNI / Ref.: GB 5568-2 (1 CD) D2
mente celebrados.

Diego Fasolis dirige notables versiones de Dixit Dominus y Te Deum de Dettingen, de G.F.Haendel (1685-1759) en el sello ARTS

Haendel católico y anglicano


fortunadamente, ya no es raro encontrar en los sellos económicos grabaciones que superen abierta-

A mente el nivel de la mera dignidad (con el que, dado su precio, debería supuestamente conformarse el
comprador) y puedan codearse sin desdoro con otras aparecidas bajo etiquetas de postín (y dos o tres
veces más caras). Es lo que ocurre en este caso. Diego Fasolis, que tiene en su haber muy estimables versio-
nes de obras de J.S. Bach (Misa en si menor, por ejemplo), Monteverdi o Carissimi en este mismo sello ARTS,
firma ahora dos notables interpretaciones de obras religiosas de Haendel. Son piezas distantes en el tiempo
y escritas en muy distintas circunstancias: de su juventud italiana (1707) y concebido para la liturgia católi-
ca, el Dixit Dominus, un salmo que formaba parte de la ceremonia de Vísperas; de su madurez inglesa (1743)
y destinado al ritual cortesano anglicano, el Te Deum de Dettingem, cantado en acción de gracias por una
victoriosa batalla en que el monarca Jorge II tuvo un heroico comportamiento... como resultado del súbito e
imprevisto desbocamiento de su caballo. Tampoco poseen el mismo nivel de calidad: la primera es una
auténtica obra maestra; la segunda, abundante en «préstamos» (sobre todo, de otro Te Deum del oscuro Francesco Antonio Urio, que también
utilizara en Israel en Egipto), es más discreta, aunque no carezca de pasajes destacables. Pero en las dos desempeña un papel esencial el coro,
ambas derrochan la fuerza y vitalidad característica de su autor y son de las partituras más apreciadas por el público (durante la segunda mitad
del siglo XVIII y todo el XIX, el de Dettingen fue en Inglaterra el Te Deum por antonomasia). Fasolis, que dirige con autoridad y energía y sin des-
cuidar matices y contrastes, cuenta con un coro, el de la Radio Suiza de Lugano, que reverdece bajo su batuta pasados laureles; con un grupo
instrumental historicista, el Ensemble Vanitas, todavía no muy experimentado, pero que cumple sobradamente y cuyas trompetas (en el Te Deum)
son particularmente brillantes; y con unos meritorios solistas, que en el caso de las voces femeninas del Dixit -no se sorprenderán quienes las
conozcan por otras grabaciones- rayan la excelencia: oigan, si no, a la contralto Gloria Banditelli en «Virgam virtutis», a la soprano Roberta
Invernizzi en «Tecum principio» y a esta última acompañada por Lena Lootens en el «De torrente» (como es sabido, uno de los más sublimes
momentos de toda la creación haendeliana). La toma de sonido es muy buena y sólo unos segundos de aplausos al final testimonian que se trata
de grabaciones en directo. Estamos, pues, ante un disco de gran calidad que puede recomendarse abiertamente. El Dixit, en una discografía de
competencia casi feroz, está a sólo un paso de las dos o tres referencias indiscutibles (Gardiner, Parrott, ¿Minkowski?). Del Te Deum apenas hay
actualmente alguna versión en el mercado español. Y cuenta, además, con el consabido aliciente del precio.

M.A.R.
G.F. HAENDEL: Dixit dominus; Dettingen Te Deum / Cecchi-Fedi, Lootens, Invernizzi, Schofrin, Banditelli, Beasley, Abete, Zanasi / Coro de la Radio de Suiza y Ensemble Vanitas.
Dir.: Diego Fasolis / ARTS / Ref.: 47560-2 (1 CD) P.V.P.: 995 ptas.-

(8)
STRADIVARIUS presente una selección de piezas de Dionisio Aguado (1784-1849)

Sólo Aguado
E
l pecado mayor de los guitarristas de los Digo que es buena muestra, pero podía ser a l g u n a s
últimos tiempos es que no se deciden a mucho mejor, porque la selección del reperto- licencias.
colocar definitivamente a Dionisio rio interpretado da demasiado peso a la vena Unas, guita-
Aguado en el lugar que le corresponde entre pintoresquista que en la obra de Aguado, rrísticas y
Sor y Giuliani, dejando injustificadamente como en la de Sor, es sólo un aspecto muy más o menos
coja la trinidad de músicos que dio a la guita- marginal. Es decir, que no creo que tenga justificadas,
rra moderna su primer repertorio. La razón de mucho sentido dedicar casi un tercio de la como añadir
esto es tan misteriosa como tantas otras que duración total del disco a las variaciones un bajo antes
rigen la formación de los repertorios, pero sobre el Minué afandangado op. 15 y a las de la primera
cabría reflexionar sobre el hecho de que las variaciones sobre el Fandango op. 16, porque cadencia del
obras completas de Aguado se acaben de son obras demasiado similares. Y en el catálo- segundo ron-
publicar a mediados de los 90, cuando las de go de Aguado hay muchas opciones para ele- dó, repercu-
Sor y las de Giuliani fueron saliendo en la pri- gir sin caer en el tópico en el que se cae aquí. tir los bajos
mera mitad de los 80: eso explicaría al menos Por ejemplo, lo que a mi juicio es la obra con el trino del Estudio nº 16 o terminar octa-
una década de desfase entre uno y otros. No maestra de Aguado -junto a los Tres rondós vando el último sonido de la escala de octavas
hay un estudio de referencia sobre Aguado brillantes op. 2 con los que se inaugura esta partidas de la última variación del fandango,
como los que Brian Jeffery y Thomas Heck grabación- es la Colección de Andantes, Valses por ejemplo; otras más dudosas, como la de
dedicaron respectivamente a Sor y a Giuliani, y Minuetos publicada en 1844 y, en especial, los primeros tiempos de los compases 5, 9 y
y además, habría que considerar en último tér- los diez andantes con los que empieza la 13 del Estudio nº 17 en los que Aguado pide
mino la situación miserable de desmantela- colección, que podrían haber reemplazado a en el texto de su método que se apaguen los
miento de la guitarra en España, sin una edi- las variaciones sobre el Minué afandangado sonidos con los mismos dedos con los que se
torial que difunda el patrimonio guitarrístico dando lugar a un programa mucho más redon- han pulsado las cuerdas y Micheli, sin embar-
de forma sistemática, sin una revista digna que do y representativo. Extraña que a un guita- go, les da el valor completo de negras, per-
articule y organice la afición a la guitarra, con rrista con vocación y formación musicológica diendo la articulación que quiere Aguado; o la
los festivales de capa caída, los concursos en como es Zigante se le escape esto y firme unas mala lectura del bajo en los compases 23 y 25
fase regresiva, y un único sello discográfico - notas tan insulsas como las que acompañan al del Estudio nº 26. Hay una resolución poco
OPERA TRES, por fortuna- que, en cualquier disco, cuando las que acompañaban sus gra- meditada de los compases 44, 45 y 47 del
caso, no puede dar abasto con todo lo que baciones de Tansman y Villa-Lobos son casi segundo rondó, muy mal escritos en las dife-
queda por hacer de forma urgente. trabajos de investigación. En cualquier caso, si rentes ediciones de esta obra. Algunas ligadu-
Por ello, lo primero que llama la atención se tiene muy presente que el tema español es ras directas y casi todas las indirectas que fun-
ante una grabación como la que comentamos sólo una anécdota en la obra de Aguado, aun- cionan mejor en instrumentos románticos que
aquí es que se dedique monográficamente a la que no lo parezca en esta grabación, se puede en la guitarra actual, se resuelven como glis-
música de Aguado, lo cual ya es de por sí bas- ver cierto sentido al programa en el que se ha sandi perdiéndose aquella forma de articula-
tante extraordinario. El guitarrista francés tenido el buen criterio de separar los dos fan- ción que enriquece tanto la guitarra clásico-
Frédéric Zigante, como director de la serie de dangos con 20 minutos de estudios del Nuevo romántica y exagerándose la proporción de
grabaciones guitarrísticas del sello STRADIVA- método (1843), siendo el Estudio nº 18 tam- glissandi en un momento en el que todavía no
RIUS, ha decidido que el volumen segundo - bién bastante afandangado, dicho sea de corresponde. Y, finalmente, también con res-
después del monográfico que él mismo dedi- paso. pecto a las ligaduras, Aguado se preocupó en
có a Alexander Tansman (STR 33534)- se dedi- El intérprete es un joven discípulo de escribir en sus obras la forma exacta en la que
que íntegramente a Aguado. Decisión atinada Zigante, el italiano Lorenzo Micheli, que toca él ligaba (a veces de forma distinta grupos
por lo interesante de la música del guitarrista una guitarra romántica parisina. Frente a la similares) y Micheli prefiere la uniformidad de
madrileño y muy oportuna por la necesidad homogeneidad de sonido que se tiende a per- las ligaduras siguiendo prácticas interpretati-
perentoria de difundir este repertorio y sacar a seguir en la mayoría de las guitarras actuales, vas contemporáneas. Se ve, no obstante, que
Aguado del encierro en que se le tiene dentro en la guitarra de Micheli -una Husson, Buthod cuando Micheli tiende a hacer algunas de las
de los confines de la didáctica. Efectivamente, et Thibouville en torno a 1850- se distinguen ligaduras marcadas caprichosamente por
Aguado fue un pedagogo excepcional, el más con bastante claridad tres registros: el agudo Aguado, como en la última cadencia del ter-
grande del siglo XIX, pero fue también un de la primera cuerda, el registro central de las cer rondó, el fraseo se enriquece notablemen-
compositor de gran mérito, un hombre muy al cuerdas segunda, tercera y cuarta, y un nivel te. Pero todo esto son pequeñeces que se pue-
día de las corrientes musicales de su tiempo de bajos formado por los dos primeros bordo- den resumir en que Micheli opta por una arti-
que contribuyó en gran medida al desarrollo nes. Micheli saca el mayor partido de este ins- culación moderna con una guitarra antigua.
de la guitarra en los primeros pasos de su exis- trumento articulando unos arpegios clarísimos Eso es todo, de modo que no quitan un ápice
tencia moderna. Dedicándose en cuerpo y y brillantísimos, produciendo un sonido lleno de valor a una grabación óptima y muy reco-
alma a este instrumento porque su posición que nunca se rompe y cantando con aliento mendable que me ha interesado hasta el
social así se lo permitía (mejor que a muchos las melodías en allegro cantabile tan caracte- punto de analizarla con mayor detalle que el
músicos profesionales), Aguado contribuyó al rísticas de la música de aquella época. Su acostumbrado. Y así siempre salen cosas.
desarrollo de la técnica, de la música y de la buena dosificación del tempo, por otra parte,
propia guitarra como instrumento de una le ayuda a expresar muy musicalmente las tex- Javier Suárez-Pajares
manera determinante. Esta grabación de tres turas más violinísticas que guitarrísticas con
de sus obras y de una pequeña selección de las que Aguado construye algunas secciones D. AGUADO: 3 Rondós brillantes, op. 2; Minueto afan-
dangado, op. 15; 12 Estudios; Le Fandango varié, op. 16
una docena de sus estudios es buena muestra de sus obras. / Lorenzo Micheli (guitarra) / STRADIVARIUS / Ref.: STR
de su faceta creativa. En su interpretación, Micheli se permite 33563 (1 CD) D2

J.S. BACH C.P.E. BACH Los BANDIDOS


Integral de Los Conciertos El trombón
Cantatas para teclado criminal (Vol. 2)
(Vol. 12) (Vol. 9) Obras de
Cantatas Conciertos H. 407, diversos autores
BWV 21 y 147 446, 449 y 451 Christian Lindberg
Bach Collegium Miklós Spányi (trombón)
Japan Concerto Armonico Roland Pöntinen
Masaaki Suzuki Dir.: Péter Szúts (piano)
Ref.: BIS 1031 Ref.: BIS 868 Ref.: BIS 988
(1 CD) D2 (1 CD) D2 (1 CD) D2

(9)
KOCH prosigue con su integral de KOCH añade a su catálogo un nuevo disco
divertimentos y casaciones de F.J. Haydn de obras religiosas de E.T.A. Hoffmann

Exquisita melancolía Romanticismo entrevisto


P
oco a poco se va conociendo algo de la producción musi-
cal del famoso romántico E(rnst) T(heodor) A(madeus)

E
ntre la extensa producción discográfica del gran Joseph Haydn es
sorprendente comprobar cómo apenas hay grabaciones referidas Hoffmann, venido al mundo en 1776 en la cuna de Kant,
a sus composiciones de juventud, sobre todo cuando al escuchar Königsberg, y fallecido en 1822 en Berlín. En medio, una corta
algunas de ellas en este magnífico CD comprobamos que no sólo vida agitada, viajera, cambiante y aventurera desarrollada entre
son obras de una excelente calidad musical sino que, además, en la las pandectas, la música y la literatura. Fue esta última la que sin
mayoría de los casos nos anuncian el magistral músico que llegó a duda le dio celebridad. Sus Cuentos, base de inspiración para
ser durante sus años de madurez. Offenbach, sus artículos y escritos en la prensa y otros medios,
El prolífico director austríaco Manfred Huss, sabedor de esta enor- muchos en forma de crítica musical, firmados con el seudónimo
me deuda musical, continúa con la exitosa colección de divertimen- de Kapellmeister Johannes
tos y casaciones que viene realizando con la todopoderosa orquesta Kreisler, caldo de cultivo para
de instrumentos originales Haydn un músico como Schumann
Sinfonietta Wien para el sello ale- (Kreisleriana), que convirtió al
mán KOCH. Este volumen, el 4º ficticio personaje en una espe-
de la serie, viene a confirmar lo cie de alter ego, han tenido
que los otros tres anteriores ya nos enorme importancia para la
habían revelado, es decir, que posteridad. Aunque las teorías
estamos ante una orquesta y un hoffmannianas sobre el arte de
director realmente extraordinarios los sonidos conectaban curio-
y grandes conocedores del estilo y samente con el pasado, el
la época musical, pero además suyo a través de la influencia
tiene el enorme acierto de incluir de Gluck o Mozart, y el de
obras del genio de Rohrau -hasta otras latitudes, como los Países
ahora muy poco conocidas y gra- Bajos, en algunos de sus
badas en contadas ocasiones- que Cuentos deliberadamente se trasladaba al pasado y tomaba el
nos aportan mucha luz sobre los papel de un compositor de la escuela polifónica neerlandesa, lo
años iniciales de su actividad mismo que en otros interpretaba el de un coetáneo de Mozart.
como compositor al servicio de sus primeros patronos, allá por Su admiración por este compositor le llevó a sustituir su verda-
1755-1760. dero tercer nombre, Wilhelm, por el de Amadeus.
Conforman el programa de este interesante CD tres divertimenti y No es de extrañar por tanto que su música, de excelente fac-
una cassatio que podemos calificar, sin temor a equivocarnos o exce- tura técnica -aprendida aquí y allá, en buena parte durante una
dernos, de obras maestras de juventud, todas ellas rebosantes de una de sus estancias en Berlín con su paisano Johann Friedrich
gracia exquisita, de un delicado y elegante perfume de primavera, de Reichardt-, sin plantear ninguna ruptura esencial con la forma,
un equilibrio formal que sólo Haydn sabía dar a sus composiciones intentara en ocasiones utilizar estilemas del pasado más o
ya desde sus primeros pasos como compositor. menos próximo. Lo apreciamos, por ejemplo, en partes del tra-
Nos resulta difícil resaltar unas obras sobre otras, pues todas son zado y armonía de las seis Canciones para cuatro voces a cap-
portadoras de verdades musicales absolutas, de momentos irrepeti- pella (1808), donde hallamos, al lado de un evidente aire
bles, como el Adagio inicial del Divertimento en re para barytón, mozartiano, aspectos nítidamente heredados de Palestrina.
viola y bajo continuo, que además abre el CD, como adelantándo- Menos presencia tiene la música antigua en su Misa en re menor
nos a los tesoros que vendrán después. La Cassatio o Divertimento (1805), de línea tradicional y construcción grandiosa, sólida-
en sol para dos oboes, dos trompas, dos violines, cello y contrabajo, mente levantada y sin duda muy mozartiana en sus plantea-
que cierra la grabación también nos reserva sorpresas deliciosas, en mientos generales y aun particulares: los diseños descendentes
especial el corte número 12, Adagio, de una belleza melódica que de la cuerda en el Kyrie nos traen a la memoria los del
nos produce una exquisita melancolía, casi divina, evocándonos Recordare del Requiem del salzburgués, obra escrita en la
cualquiera de las iluminadas salas de estilo rococó del palacio del misma tonalidad. En el resplandeciente Gloria hallamos la hue-
conde Morzin, en Lukavec, muy cerca de la ciudad bohemia de lla de las misas de Haydn, especialmente en el comienzo y en
Plzen, primer patrono de Haydn, para quien fue compuesto hacia la entrada en canon de los solistas. El Credo es quizá el núme-
1758. ro más flojo, el que se revela menos concentrado y en ciertos
De la orquesta, ¿qué se pueden decir sino los más altos elogios? momentos más vacuo. No hay la más mínima unción en instan-
Seguramente estamos ante los mejores conocedores del estilo y la tes clave como el Crucifixus. Tras un Sanctus conciso y de sabor
obra instrumental de Haydn. Aquí todo suena equilibrado, armóni- schubertiano y una hermosa y apretada fuga en el Hosanna, el
co, perfectamente afinado (ya lo demostraron en los dos volúmenes Benedictus nos suena a un joven y apacible Beethoven. El
dedicados a las oberturas de ópera de este mismo compositor), con Agnus, coronado por una solemne y bien trabada fuga, cierra
unas trompas naturales que debemos resaltar de manera muy sobre- con brillantez una obra estimable, aunque no del todo repre-
saliente, y todo ello envuelto en un sonido nítido y transparente que sentativa de la importancia que para la cultura posterior tuvo el
ayuda a dar un mayor vigor a las obras comentadas. En fin, un regis- compositor-director-narrador-abogado-amante-etc.-etc. Como
tro desde todos los puntos de vista muy recomendable, que nos hace músico, Hoffmann daría una medida mayor en algunas de sus
esperar con ansiedad futuros lanzamientos y, sobre todo, ¿por qué óperas, singularmente en Undine (1816), obra clave para el
no?, una futura integral de las sinfonías de Haydn. romanticismo alemán.
No es el Coro de la Capella Cracoviensis el más refinado y
Francisco de Paula Cañas Gálvez empastado del mundo, pero actúa, bajo la funcional y conoce-
dora batuta del especialista Roland Bader, con el suficiente
F.J. HAYDN: Los divertimentos (Vol. 4) - Divertimento en re mayor, Hob. X:10; impulso y vigor. Mejor en la Misa, que requiere menos sutilezas,
Divertimento en mi bemol mayor, Hob. IV:5; Divertimento en do mayor, Hob. II:11, El
cumpleaños; Divertimento (Casación) en sol mayor, Hob. II:G1 / Haydn Sinfonietta que en las canciones a cappella. Los innominados solistas
Wien. Dir.: Manfred Huss / KOCH / Ref.: 314822 (1 CD) D2 resuelven con discreción las no demasiadas dificultades de
También disponibles: aquella composición, en la que cumple bien la Orquesta del
F.J. HAYDN: Los divertimentos (Vol. 1) - Divertimentos Hob. II:20-22 / Haydn Sinfonietta grupo.
Wien. Dir.: Manfred Hsss / KOCH / Ref.: 312742 (1 CD) D2

F.J. HAYDN: Los divertimentos (Vol. 2) - Divertimentos Hob. II:1, 9, D22 / Haydn Papageno
Sinfonietta Wien. Dir.: Manfred Huss / KOCH / Ref.: 312862 (1 CD) D2
E.T.A. HOFFMANN: Canciones para 4 voces a cappella; Misa en re menor /
F.J. HAYDN: Los divertimentos (Vol. 3) - Divertimentos Hob. II:2, 24, 17 / Haydn Solistas, Coro y Orquesta de la Capella Cracoviensis. Dir.: Roland Bader / KOCH /
Sinfonietta Wien. Dir.: Manfred Huss / KOCH / Ref.: 314812 (1 CD) D2 Ref.: 314452 (1 CD) D2

( 10 )
Primera grabación digital de un gran título donizettiano: Parisina d’Este

Alexandrina es Parisina
1
833 fue un año extraordinariamente activo para Donizetti, figuración de una vocalidad romántica di forza; la crónica del
ausente de su residencia napolitana y dedicado a viajar inten- estreno en la Gazzetta di Firenze refiere las apasionadas discusio-
samente por la Península: Il furioso all’isola di San Domingo nes en la platea entre los detractores de un canto próximo al urlo
(Roma, 2 de enero), Parisina (Florencia, 7 de marzo), Torquato (grito) y sus defensores por exigencias expresivas de la situación
Tasso (Roma, 9 de septiembre) y Lucrezia Borgia (Scala de Milán, dramática. Y, en efecto, Parisina prefigura una vocalidad luego defi-
26 de diciembre) fueron las cuatro nuevas óperas, todas ellas bien nida como «verdiana»: voz con mucho cuerpo de la Ungher, voix
recibidas, que marcaron un significativo progreso sombrée de Duprez, de potencia sonora entonces
del compositor bergamasco hacia el pleno domi- desconocida, en contraste con la voz mixta y clara
nio de sus recursos como dramaturgo musical, de un Nourrit o un Rubini; vocalidad baritonal de
con la colaboración de los dos libretistas italianos un Coselli, distinta de la tradicional figura del bajo
más importantes del momento, Jacopo Ferretti y cantante.
Felice Romani. Parisina, debut florentino del ber- Parisina, que fue la primera ópera donizettiana
gamasco, ofrece un especial interés; fue escrita representada en los Estados Unidos (Nueva
para el empresario Alessandro Lanari, quien ya Orleans, 1837), sufrió un largo eclipse hasta la
comenzara su larga y fecunda colaboración con década de los sesenta de este siglo, en que
Donizetti encargándole, un año antes, el sonoro comenzó a ser repuesta en diversas ciudades ita-
triunfo milanés de L’elisir d’amore; especialmente lianas, a las que tomó el relevo Nueva York en
activo en Florencia y Venecia, la gestión de 1973, en célebre versión de concierto a cargo de
Lanari se caracterizaba por lo cuidado de sus una Caballé en excelente momento vocal, oca-
compañías de canto y lo lujoso de sus producciones. sión preservada por el disco y actualmente disponible en el sello
Segunda de las tres óperas de Donizetti con argumento tomado Myto. Con motivo de las conmemoraciones del bicentenario doni-
de Byron (entre Il diluvio universale y Marino Faliero), Parisina es zettiano, se repuso en Wexford, Lugano y Lugo de Romagna. Si esta
una de sus obras más trágicas por su tema y más sombrías por el última reposición dio lugar a una discreta versión publicada por
clima de desesperanza, de inexorable destino que, de principio a Bongiovanni y comentada por Fernando Fraga en estas páginas en
final, marca el fatum de sus personajes, sin apenas momentos lumi- octubre de 1998, la radiofónica de Lugano, que ahora nos ofrece
nosos que sirvan de contraste. Su argumento, que en 1913 retoma- DYNAMIC, contó, para una grabación digital en estudio abierta a
rá Mascagni sobre texto de D’Annunzio, recrea una historia real un reducido público, con excelentes mimbres: ante todo, la
acaecida en la corte del soberano de Ferrara, Niccolò III d’Este Orquesta y el Coro de la Radio Suiza Italiana dirigidos por
(Azo para Byron, Azzo para Romani y Donizetti), que en 1431 hizo Emmanuel Plasson y Diego Fasolis, respectivamente, junto a un
ejecutar a su esposa y su hijo bastardo por sus amores adulterinos. reparto de juvenil atractivo: el tenor napolitano Amedeo Moretti,
Byron, en su narración en verso, fechada en 1816, envuelve en presente en las tres citas del bicentenario arriba reseñadas, quien,
misterio, tras la decapitación de su joven amante, el destino final sin poseer un timbre especialmente atractivo, resuelve más que
de Parisina, cuyo nombre desaparece de labios y oídos («Her name airosamente las múltiples dificultades del rol creado por Duprez; el
-as if she ne’er had been- / Was banish’d from each lip and ear»). barítono español -tal condición le atribuía, al menos, Alexander
Romani y Donizetti, amigos del coup de scène, hacen morir de Weatherson, presidente de la Donizetti Society, en su crónica apa-
dolor a Parisina y convierten a Ugo, de bastardo, en hijo legítimo y recida en el Boletín nº 71 de la entidad- Ramón de Andrés, de
desconocido de Azzo, cuya filiación se revela en una escena de medios no muy refinados pero efectivo y temperamental en el
gran efecto al final del segundo acto, aunque, previamente, el clí- desagradable rol del celoso Azzo; a ellos hemos de añadir el par de
max de la historia se ha alcanzado cuando Parisina, espiada por excelentes contribuciones ofrecidas por el bajo Eldar Aliev y la pro-
Azzo, pronuncia en sueños el nombre de Ugo, con el consiguien- metedora mezzo Daniela Barcellona (que ha sido un sugestivo
te enfrentamiento violento entre los esposos. Con esta obra, Tancredi en Pésaro el pasado verano).
Donizetti crea una espléndida figura femenina, patética y doliente Pero el mayor interés del registro lo ofrece la sensacional pres-
en el primer acto («È in me natura il pianto», dirá al comparecer en tación de la joven soprano búlgara Alexandrina Pendatchanska,
escena), desafiante tras el descubrimiento de su amor en el segun- estrella ascendente en el firmamento donizettiano tras sus Parisinas
do acto, y anonadada por la tragedia, pero a la vez imprecadora, de Wexford y Lugano y sus inolvidables Elisabettas de Roberto
en el acto conclusivo. Desde su aparición en una larga escena ini- Devereux en el Regio de Turín y el San Carlo de Nápoles, ocasión
cial con coro y pertichini hasta el breve tercer acto a ella sola con- esta última en la que el abajo firmante pudo admirarla en junio de
fiado, su figura domina el escenario, del que sólo se ausenta en una 1998 (aunque, todo hay que decirlo, su reciente Adina de Pésaro
breve secuencia. Los demás personajes, aun sirviendo de contra- resultó bastante pálida): voz lírica con cuerpo, provista de un efec-
punto a la protagonista, no carecen de interés: Ugo, con su impru- tivo mordiente, excelente zona aguda y graves suficientes, agilida-
dente vehemencia de joven amante romántico, y Azzo, con su vio- des impecables y, sobre todo, temperamento, credibilidad escéni-
lento y celoso amor por Parisina. ca y capacidad para, a través del canto, transmitir intensidad y
Al servicio de los formidables intérpretes reunidos por Lanari -la emoción a la sufrida Parisina, que resulta no ser ya un personaje de
húngara Carolina Ungher, quien, jovencísima, había participado patetismo pasivo y monocolor, sino una mujer que sufre, lucha e
como contralto en los estrenos de la Novena Sinfonía y la Missa increpa. Y, para evitar ser tachado de parcial, recurro al testimonio
Solemnis de Beethoven, luego reaclimatada en Italia como soprano del antes citado Weatherson en la ocasión arriba mencionada:
limitato, cuyos agudos, trabajosamente adquiridos, eran considera- «Todo parecía diseñado para arropar la interpretación de la prima
dos «puñaladas» (stillettate) por Bellini, grande y expresiva actriz; donna, y logró hallarse una espléndida joya para tan cuidado
el joven tenor francés Gilbert Duprez, en el primer gran papel pro- entorno: Alexandrina Pendatchanska, tan seductoramente joven y
tagonista de su mítica carrera, que seguidamente crearía para hermosa como era la trágica duquesa de la historia, si bien dotada
Donizetti los roles tenoriles de Rosmonda, Lucia y, ya en París, los de una perspectiva psicológica de este gran papel que fascinó al
de Mártires, Favorita y Don Sebastián; y Domenico Coselli, exce- auditorio, [...] la soprano muestra una voz dramática capaz de
lente barítono dramático y creador asimismo del Ashton de Lucia-, enfrentarse a todos los desafíos vocales, una voz cuidadosamente
Donizetti compone una música que, si no alcanza las últimas cotas afinada y de notable contraste entre sus abrasadores pianissimi y su
de inspiración de Lucia o Elisir, ofrece abundantes situaciones de enorme vehemencia». Aunque el registro contiene mucho más,
alta tensión dramática e intensidad lírica, especialemente el dúo sólo por ella merecería la pena poseerlo. Colegas donizettianos:
Ugo-Parisina del primer acto, el dúo del enfrentamiento Azzo- no se lo/la pierdan.
Parisina, consecutivo a la revelación en sueños de su pasión, el
cuarteto que cierra el segundo acto tras descubrirse la filiación Santiago Salaverri
secreta de Ugo, y todas las escenas a solo, una por acto, de
Parisina. Pero, sobre todo, Parisina resulta, vista con ojos de hoy, G. DONIZETTI: Parisina d’Este / Pendatchanska, Moretti, De Andrès, Aliev, Barcellona
/ Orquesta de la Suiza Italiana. Dir.: Emmanuel Plasson / DYNAMIC / Ref.: CDS 227/1-
especialmente interesante por suponer un paso esencial en la con- 2 (2 CD) D2 x 2

( 11 )
PREISER recoge en disco una selección Una rareza se añade al catálogo BONGIOVANNI:
de grabaciones de Charles Dalmorès Ruy Blas, de Filippo Marchetti (1831-1902)

Empaste fino Descubriendo a Ruy Blas


harles Dalmorès no tiene una entrada propia en el diccio-

C nario Le Grandi Voci; ni en el estudio más específico de


Celletti sobre la voz de tenor; ni tampoco en el de intér-
pretes editado por su compatriota Robert Lallont. Sin embargo, C
uando en 1857 se le pidió a Giuseppe Verdi componer una ópera para
el Teatro Imperial de San Petersburgo, el maestro propuso Ruy Blas de
Victor Hugo, un autor y un tema bien a propósito para despertar su
pertenece a un momento en que el canto francés tenía infinita- entusiasmo creativo. La censura dio al traste con el proyecto, porque no se
mente más nivel que el actual, de ahí que la historia se pudiera podían ver en escena a un criado enamorado de una reina y correspondido
permitir el lujo de silenciar algunos nombres importantes. por ella, que además era, al menos de pensamiento, adúltera. (Recordemos
Kutsch y Riemens seguramente sí advirtieron su posición de que Verdi, al final, compondría para aquel teatro la fabulosa Forza del desti-
inferioridad, a todas luces injusta, pues incluyeron una nota no). Varios años después, las circunstan-
sobre Dalmorès (fundamentalmente biográfica) en su propio cias políticas eran otras y, por tanto, la
gran diccionario universal de voces, publicado en Berna en mentalidad de los censores había «mejo-
1979. rado», pudiendo el drama de Victor
Con los discos, pocos y dispersos, había tenido hasta ahora Hugo acceder a los escenarios operísti-
pareja suerte. Sus grabaciones pertenecían a sellos más bien cos. Pero no asistido por notas verdia-
raros, como Rococó, TAP o nas, que por entonces se ocupaban en
Scala, para gente con mucha ponérselas a Aida, sino por las de un
fortuna en su vida auditiva. De músico de cerca de Macerata, que se
lo poco localizable, en tiempos hallaba agotando la tercera década de su
del gran paisajista y tenedor de vida y que parecía no superar un bache
discos Turner, era el «Arrêtez, ô compositivo desde su triunfante y prime-
mes frères!» de Sansón y Dalila, riza Gentile da Varano de 1856.
contenido en el segundo volu- (Aquí es preciso hacer un inciso:
men de A Record of Singers (en hubo adaptaciones operísticas previas
el espacio que tales discos asig- del tema huguiano, como la del triestino Giuseppe Rota, que estrenó un Ruy
naban a la escuela francesa), o Blas en Teatro Carcano de Milán en 1858. Pasó la censura porque no era tan
el «Aria de la flor» de Carmen, notorio, y por tanto «peligroso», como Verdi, y porque se adaptó a todos los
que incluía la edición de Pearl cambios exigidos).
Covent Garden on Record, Fue Filippo Marchetti (1831-1902) quien con esta obra se aseguró una
también en su volumen nº II. merecida presencia en la historia de la ópera italiana del Novecientos.
Así estaban las cosas cuando de golpe se nos vienen encima Estrenada en la Scala de Milán en 1869, Ruy Blas viajó por los principales
dieciséis facciatas con la aguerrida presencia de dieciséis hidal- escenarios europeos, llegando a escucharse hasta en Nueva York. En Madrid
gos infanzones. Son caras mejor rasuradas, de eso no hay duda, se estrenó en 1873, parece que con poco éxito, a pesar de que la acción de
que atestiguan incluso la elegancia y el estilo del tenor francés, la obra transcurre en esta capital, algo susceptible de despertar inmediatas
su voz de empaste fino y el uso que de ella hacía. Héroes mito- simpatías; pero meses antes gustó bastante a los espectadores del Liceo bar-
lógicos, trovadores, poetas que suspiran por quimeras o milita- celonés. La popularidad de la ópera se extendió hasta principios del siglo
res enamorados de gitanas, se agrupan con una unidad de tono veinte, y muchos tenores (Fernando de Lucia, Bernardo de Muro, Francesco
que no implica forzosamente uniformidad. Llaman la atención, Marconi, Giovanni Zenatello), sopranos (sobre todo, Celestina Boninsegna)
dentro de la colocación de las vocales, sus preciosas úes, a las y algún barítono (Mattia Battistini) inmortalizaron en disco selectas páginas
que -siendo la más difícil de todas- sabe buscar una posición de la ópera, en especial el dúo del tercer acto entre soprano y tenor, que es
muy adelantada en los centros de resonancia faciales. La emi- de enorme calidad dramática y musical, hermosísimo.
sión de la vocal que parecía patrimonio casi secreto de Schipa, Si en la década de los veinte del Ochocientos no se podía hacer ópera en
Pertile o Kraus, es ahora uno de los sonidos clave en la organi- Italia sin oír y dejarse influenciar por Rossini, en la época de Franchetti nadie
zación, vocal también, de Dalmorès. se sustraía al influjo verdiano, y Ruy Blas suena a Verdi por los cuatro costa-
Pese a no tener la voz de un Franz, ni probablemente la de dos, dicho todo a su favor y no en su contra. Las partes tenoriles, sobre todo,
un Scaramberg, Dalmorès busca sonoridades de cierta ampli- tienen el aliento y la virilidad propias del bussetano, como demuestra a pri-
tud, un poco a la italiana y, además, no recurre virtualmente mera vista, especialmente, el gran monólogo del protagonista titular del acto
nunca al uso del falsete (lo que bien pensado, hecho por gentes III, «Già l’Olanda e la Bretagna». La obra tiene de todo para gustar al segui-
de su época y latitud, puede ser hermoso), optando por sonidos dor de la ópera italiana más genuina, o sea, arias, dúos, coros y concertan-
naturales, de pecho o cabeza. En «Ah! si ben mio», de El trova- tes; permite a los cantantes, además, su lucimiento vocal y expresivo, ya que
dor, se recrea en un trino bellísimo, del que luego sabe desasir- las melodías son de calidad y surgen espontáneas y fáciles.
se suavemente. Su aria de Carmen, sin la talla de otra tríada El Teatro Pergolesi de Jesi (la rima es involuntaria) tiene la costumbre de
inalcanzable (Fleta, Thill y el propio Pertile), está muy bien can- rescatar partituras de compositores nacidos en su región de Le Marche y, en
tada, respirada y hasta suspirada, aunque la vocalidad no sea septiembre de 1998, le tocó el turno a Marchetti. Pese a lo que pensarse
perfecta como consecuencia de los contrastes dinámicos algo pueda de un teatro de provincias (pero, ojo, de provincias italianas), el repar-
bruscos. El Lohengrin (una de sus especialidades interpretativas; to elegido funciona a la perfección. Comenzando por el más conocido de
debutó con Wagner) tiene una dicción alemana que se le des- todos, el tenor Mario Malagnini, que pone en Ruy Blas una voz brillantísima
hace literalmente en el paladar, y de Los cuentos de Hoffmann de timbre y una bravura de acentos convincente. La griega Dimitra
grabó varios de los momentos más delicados, dejando constan- Theodossiou está equipada con un centro robusto de colorido dramático y
cia de algún problema en el pasaje. Cantando con menos gasto sabe adaptarlo a los momentos sentimentales y líricos de los muchos que
de aire, frasea admirablemente en tres obritas que satisfarán a tiene su personaje de la reina Maria de Neubourg. La sorpresa viene, sin
los buscadores de rarezas: Ninon, de Tosti y, especialmente -por embargo, por parte del joven barítono Alberto Gazale (Don Sallustio), al que
su deje nostálgico-, «Je t’aime», de Massenet, y «Bonjour, se augura una excelente carrera gracias a unos medios por encima de lo nor-
Suzon!», de Leo Delibes. mal y a un talante interpretativo de consideración. Ya se va destacando como
El disco finaliza con unos bonus de infrecuente humildad barítono verdiano, según llegan noticias de su reciente Rolando de La batta-
para Lebendige Vergangenheit, donde nos es presentado el glia di Legnano en esa plaza fuerte del músico que es el Teatro Regio de
impávido e inexpresivo tenor yanqui Riccardo Martin, quien Parma. El bajo Gabriele Monici saca adelante al antipático Don Guritano
luce furibundos mostachos de general mexicano de aquellos con más voluntad que provecho, pero los restantes papeles están bien servi-
que se devoraban unos a otros en escaramuzas revolucionarias. dos, como el de Casilda, que es de bastante relieve, que bien sabe dar la
Tiene bonita voz, pero la artillería pesada del elogio ha de soprano Sylvia Marini. Todos bajo la ponderada dirección de Daniel Lipton.
enmudecer en esta ocasión. Sólo una pega a esta lectura: ¿por qué los cortes?

Joaquín Martín de Sagarmínaga Fernando Fraga


RECITAL CHARLES DALMORÈS - Obras de Verdi, Gounod, Bizet, Meyerbeer, F. MARCHETTI: Ruy Blas / Theodossiou, Gazale, Malagnini, Marini, Consolini, Nencini /
Offenbach, Wagner, Saint-Saëns, etc. / Grabaciones de 1907-1912 / (+ Orchestra Filarmonica Marchigiana. Dir.: Daniel Lipton / BONGIOVANNI / Ref.: GB
Registros de Riccardo Martin cantando Massenet, Mascagni, Dvorák, etc.) / 2237/38-2 (2 CD) D2 x 2
PREISER / Ref.: 89506 (1 CD) D2

( 12 )
MASTER CLASS prosigue con su difusión de las óperas del «Verdi brasileiro»

Cuatro óperas más de Carlos Gomes


E
n la segunda entrega de grabaciones completas de óperas de Gomes de San Paolo, base de la presente
se incluyen cuatro títulos del brasileño, cada uno aportando un inte- grabación, transcurre en un clima
rés añadido más: A noite do castelo («La noche en el castillo») es su de entusiasmo que se corresponde
primera ópera; Il guarany, su partitura más famosa y la primera estrena- con la entrega vocal de todos los
da en Italia; Salvator Rosa es la que aporta su música más personal; y intérpretes, desde el director musi-
Maria Tudor será su último título «italiano». Con las cuatro grabaciones cal Simon Blech a todo el equipo
se redondea plenamente el marco sonoro de este músico, brasileño de vocal, en el que destaca el cuarteto
nacimiento e italiano de corazón, muy dotado para el escenario lírico y protagonista formado por Nina
la melodía, autor de numerosas páginas al servicio del lucimiento y la Carini en Isabella, un emulador de Mario del Monaco, Benito Maresca,
expansión vocal de los cantantes. en el papel de Rosa, Edilson Costa en Arcos y Paolo Fortes en Masaniello.
La noche en el castillo se estrenó en Rio de Janeiro en 1861, cuando Este veterano barítono, bastantes años atrás en los inicios de su carrera,
Gomes tenía 25 años y aún no había viajado a Italia. No importa: la en 1951, había protagonizado un destacado De Siriex en la Fedora de
ópera es tan italiana como cualquier partitura de ese momento estrena- Giordano, al lado de un inconmensurable Loris de sesenta y una prima-
da en la Península, aunque esté cantada en portugués. Dos años poste- veras: Beniamino Gigli. La obra se estrenó en Génova en 1874; cuatro
rior al Ballo in maschera verdiano y perfectamente contemporánea del años atrás, en Nápoles, el compositor local Giovanni Zoboli daba a
Lohengrin wagneriano, Gomes jalona su obra de magníficos momentos conocer otro Salvator Rosa.
solistas, briosos despliegues corales y muy bien construidos concertan- Con Maria Tudor, su última partitura destinada a un teatro italiano, la
tes. Y, quizá sin querer, parece evocarnos el mundo nocturno, tétrico, habitual Scala milanesa, donde se estrenó en 1879, Gomes parece recu-
exasperado de Il trovatore, codeándose con la húmeda Escocia de la perar aires, a una década de la aparición del verismo, del primer roman-
Lucia donizettiana, con cuya protagonista comparte destino su Leonor. ticismo italiano al elegir una reina inglesa, como si siguiera ejemplos de
En el bellísimo preludio se adelanta la melodía en que se basará la Rossini, Mayr, Pavesi, Palumbo, G.B. Ferrari, Coccia, Donizetti, Pacini...
espléndida aria de la soprano y, a partir de ahí, el tema será como el El exigido cuarteto vocal sobre el que Gomes construye su trama musi-
estandarte del primer amor entre Leonor y Henrique, o sea, el detonante cal y dramática ha de ser de nivel. Piénsese que quienes estrenaron la
de la tragedia, que reaparecerá en las oportunidades dramáticas más obra en Milán se llamaban Anna D’Angeri, a quien Verdi directamente
relevantes. La clásica distribución vocal a la italiana en «A noite» se alte- eligió para que estrenara su Simon Boccanegra, revisado en 1881,
ra un tanto. La pareja amorosa sigue siendo de soprano y tenor, mientras Francesco Tamagno, Giorgio Kaschmann y Edouard De Reszke. La madu-
que otro tenor más lírico hace las veces de rival del primero. No es un rez compositiva de Gomes aparece ya en el soberbio y melancólico pre-
barítono porque en realidad es un rival sin quererlo: Fernando, pues así ludio que da inicio a la composición donde, como es su costumbre, ade-
se llama, va a casarse con Leonor, y en ese momento aparece Henrique, lanta los principales motivos de la ópera.
dado por muerto en Tierra Santa. Barítonos son el padre de Leonor, el Con el personaje de Maria, Gomes culmina su trayectoria de heroínas
conde Orlando y Raymundo, un viejo servidor, papel que bien podía fuertes pero vulnerables, capaces de los mayores sacrificios y renuncias
haberle sido atribuido a un bajo. Las voces están tratadas a lo grande, y cuando encuentran un ideal en su vida que no es el simple acomodo a
el coro cuenta con destacada presencia. La soprano necesita una autén- laa convenciones. Aquí, la Reina inglesa se ve indecisa ante dos dilemas:
tica intérprete dramática de agilidad, con un registro agudo animoso perdonar o castigar a su amante italiano Fabiano Fabiani (el tenor), que
(escúchense las palabras «Escuta, atende» que dan paso a su aria, o las le traiciona con la plebeya Giovanna (otra soprano). El italiano irá final-
de la escena del delirio) y un empuje y una coloratura (cabaletta de la mente al patíbulo, por un malentendido en torno a un puñal que lleva su
citada aria) de órdago. Exigencias bien sacadas adelante por Niza de nombre en la empuñadura. Y todo ocurre ante la mirada desesperada de
Castro Tank, a quien ya conocíamos por la interpretación de Adin de la Reina, en una situación que recuerda la escena final de Roberto
Condor. Los tenores, Luiz Tenaglia y Alcides Acosta, responden a la voca- Devereux de Donizetti. Por consiguiente, se precisa para la Tudor, de
lidad exigida por sus respectivos Henrique y Fernando, lírico uno y líri- nuevo, un tipo de soprano spinto, vigorosa en los acentos y sobrada de
co spinto el otro. El personaje del conde Orlando, poco a poco, va registros, como la argentina Mabel Veleris, que luce un temperamento
tomando interés en la trama y, en el tercer acto, tiene a su cargo una her- considerable y unos agudos firmísimos, particularmente en sus dos y
mosa página solista donde el barítono José Dainese se emplea a fondo. magníficas páginas solistas, al final del acto II y al comienzo del IV. Tenor,
Todas las cualidades que distinguen a Gomes (habilidad constructiva, barítono y segunda soprano están correctamente representados, respecti-
equilibrado desarrollo escénico, encanto melódico, interés por el luci- vamente, por las voces de Eduardo Alvares, Wilson Carrara y Adriana
miento de las voces, orquestación sencilla pero diferenciada y adecuada Cantelli, cada uno de ellos, como corresponde, con numerosos instantes
a las situaciones dramáticas) confluyen perfectamente en su ópera más de lucimiento. Dirige el compositor argentino Mario Perusso, autor de La
conocida: Il guarany. Obra que se enriquece escénicamente por el exo- voz del silencio, una de las óperas argentinas contemporáneas más sin-
tismo de sus situaciones, debe a ello que mantenga una irresistible atrac- gulares.
ción para el público, pese a que, actualmente y salvo en tierras brasile- Estas cuatro grabaciones, todas en vivo, sumadas a las comentadas en
ñas, no goce de la atención que, sin duda, merece. Esta versión de 1970 el anterior boletín, ofrecen una visión completísima del mundo de
viene a sumarse a dos anteriores en mercado: una «histórica», también Gomes, tienen un sonido en general suficiente y, por ello, son capaces
brasileña, de 1959 (donde Cecilia es aquella Niza de Castro Tank, preci- de aproximarnos a un compositor tan dotado para el escenario musical,
samente) y otra registrada por la Sony en la Ópera de Bonn con el Pery permitiéndonos así el gozar de partituras tan atractivas.
del incansable Plácido Domingo. La versión que ahora nos llega se inter-
pretó en 1970 en el Municipal de Río, y esa velada se motivó por un F.F.
acontecimiento especial: recordar el estreno escalígero de la obra en
centenario. Convocó a un equipo de intérpretes de los más populares por A.C. GOMES: Maria Tudor / Veleris, Alvarez, Teixeira, Carrara, Kiulitzian / Orquesta y
entonces en Brasil y, aunque haya de enfrentarse a la competencia Coro del Teatro Municipal de São Paulo. Dir.: Mario Perusso (1978) / MASTER CLASS /
comercial del llamativo equipo que preside Domingo, la lectura brasile- Ref.: MC 009 (2 CD) D2 x 2
ña resulta de una enorme sinceridad y eficacia teatral, porque todos los A.C. GOMES: Il Guarany / Pacheco, Azevedo, Ditter, Prochet, Braga / Orquesta del
cantantes dan lo mejor y más valioso de sí. Teatro Municipal de Rio de Janeiro. Dir.: Santiago Guerra (1970) / MASTER CLASS / Ref.:
Salvator Rosa hace referencia al pintor napolitano del Seicento del MC 008 (2 CD) D2 x 2
mismo nombre, quien además fue poeta y músico, y trabajó en la corte A.C. GOMES: La noche del castillo / De Castro Tank, Dainese, Tenaglia, Costa, Pessagno
de los Médici de Florencia, a quien el libretista Ghislanzoni (el de Aida / Orquesta Sinfónica Municipal de Campinas. Dir.: Benito Juárez (1978) / MASTER
de Verdi y el de la Fosca del propio Gomes) sitúa en Nápoles en la época CLASS / Ref.: MC 005 (2 CD) D2 x 2
de la revuelta popular contra los españoles en Masaniello (1647), héroe A.C. GOMES: Salvator Rosa / Maresca, Carini, Fortes, Staerke, Costa / Orquesta y Coro
operístico también de Auber, Keiser y Telemann. (Curiosa semejanza: del Teatro Municipal de São Paulo. Dir.: Simon Blech (1977) / MASTER CLASS / Ref.:
Masaniello, aquí barítono, canta un aria, «Povero nacqui», que se corres- MC 010 (2 CD) D2 x 2
ponde perfectamente, en intenciones dramáticas, con «Du pauvre seul»
También disponibles:
del homónimo protagonista tenoril de la partitura de Auber.) La trama A.C. GOMES: Fosca / Miccolis, Marques, Ayres, Mascitti, Rinaudo / Orquesta y Coro del
política se entrecruza con otra sentimental protagonizada por Salvator e Teatro Municipal de São Paulo. Dir.:Armando Belardi (1973) / Ref.: MC 001-1/2 (2 CD)
Isabella, la hija del gobernador español, el duque de Arcos, enemigo de D2 x 2
Masaniello y Salvator. Tema muy verdiano que permite a Gomes lucirse A.C. GOMES: Odalea / Lucci, Albertini, De Castro, Boschetti, Silva / Orquesta y Coro
tanto en los momentos heroicos como en los líricos, con páginas de del Teatro Municipal de São Paulo. Dir.:Armando Belardi (1986) / Ref.: MC 007-1/2 (2
enorme fuerza y belleza, tal y como se evidencia en las arias para tenor, CD) D2 x 2
soprano y bajo. Avalan este interés las grabaciones efectuadas en su
A.C. GOMES: Colombo / Mascitti, Morsello, Albertini, Adonis, Scavone / Orquesta y
época por Enrico Caruso y Claudia Muzio de «Mia piccirella» (cancion- Coro del Teatro Municipal de São Paulo. Dir.:Armando Belardi (1964) / Ref.: MC 0011
cilla de Gennariello, travestido personaje en la línea del Oscar verdiano) (1 CD) D2
o la de «Di sposo, di padre», aria del duque de Arcos, de la que se con-
servan precisas lecturas de Adamo Didur, José Mardones y Mark Reizen. A.C. GOMES: Lo schiavo / Miccolis, Braga, Colosimo, Nascimento, Claudia, Terranova
/ Orquesta y Coro del Teatro Municipal de São Paulo. Dir.:Armando Belardi (1959) /
La representación del 11 de septiembre de 1977 en el Teatro Municipal Ref.: MC 006-1/2 (2 CD) D2 x 2

( 13 )
Una década de O P U S 1 1 1
OPUS 111 cumple diez años esta primavera. Diverdi, nacida contemporáneamente, quiere dedicarle esta doble página central de nuestro núme-
ro de abril de 2000, en la que se recogen comentarios a diversas colecciones y novedades recientes, a la vez que aprovechamos para informar
a nuestros lectores de los múltiples tesoros que la infatigable actividad de Yolanta Skura (ver entrevista publicada en el número 75, de octubre
de 1999) prepara para todos nosotros, cualquiera que sea nuestra particular afición: la evocación de la cultura italiana medieval en Cantico
della terra, a cargo de Micrologus y el cuarteto vocal Giovanni Marini; un mosaico de música ortodoxa de diversos países, conservado en el
manuscrito del monasterio polaco de Suprasl (siglo XVI), con el Coro del Patriarcado Ruso de Moscú que dirige A. Grindenko; un álbum de pie-
zas pianísticas de Tchaikovsky, conteniendo Las Estaciones, Dumka y Tema y Variaciones, en versión de Olga Tverskaya en un piano Érard de
1867; el oratorio Cristo en el Monte de los Olivos, de Beethoven, con Christoph Spering al frente de Das Neue Orchester y, como nuevo pro-
yecto monstruo, pensado para conmemorar su décimo aniversario y digno de figurar al lado de los Tesoros de la música napolitana y tantos
otros, la OPUS 111 Vivaldi Collection, que irá publicando todas las obras de Antonio Vivaldi contenidas en las colecciones Giordano y Foà de
la Biblioteca Nacional de Turín: más de 110 discos de los que ya está en la calle el volumen I, que será comentado en el próximo boletín.
Felicidades, OPUS 111, y ¡adelante!

OPUS 111 presenta el CD del Jubileo: Dos excelentes recopilaciones del folklore ruso
2.000 años de Cristiandad

O Jerusalem, Por los caminos de la


aurea civitas vieja y santa Rusia
E
stos dos nuevos discos de la serie ta a solo), sobrados de técnica y cargados
l grupo Discantus, formado exclusivamente por que el sello OPUS 111 dedica a la de expresividad, logrando en conjunto un

E voces femeninas bajo la dirección de Brigitte


Lesne, presenta en el sello OPUS 111, como
conmemoración del bimilenario del nacimiento de
música rusa poseen un rasgo común:
su vinculación con el folclore, en el
más amplio sentido de la palabra. Aunque
atractivo trabajo que invita a la escucha
repetida y sosegada.
El segundo disco, del que comenzamos
la religión cristiana, un recital de motetes, organa, desde ópticas radicalmente distintas. El pri- por destacar su original y rica presentación
rondeaux, tropos, secuencias e himnos dedicados a mero de ellos está destinado a ilustrar el en forma de libro ilustrado con imágenes
la ciudad de Jerusalén. El disco comprende 17 interés existente a finales inéditas del fotógrafo
composiciones de estilos muy diversos; no en vano del siglo XVIII en los Andreï Kolosov, se interna
pertenecen a un intervalo de más de siete siglos -
ambientes cultos del país por los sendero del más
aunque inevitablemente la interpretación de las
de los zares por su música puro folclore, presentando
que tienen un origen más antiguo (s. V) está basada
popular, concretada en las veintidós temas, la mayoría
composiciones de Ivan (unos pocos proceden de la
en la notación rítmica de documentos provenientes
Khandoshkin (1747-1804) liturgia ortodoxa) tradicio-
del s. X y en la tradi-
sobre melodías tradiciona- nalmente interpretados por
ción oral transmitida
les. Khandoshkin, muy afa- los putnik, cantores ambu-
hasta nuestros días- y
mado en su tiempo, fue un lantes que recorrían a pie la
proceden de fuentes
virtuoso violinista, quizá vieja Rusia difundiendo a
tan diversas como
discípulo de Tartini, compo- los cuatro vientos pequeñas
ma-nuscritos de la sitor de renombre y acredi- composiciones de conteni-
Es-cuela de Notre- tado profesor, gran conoce- do espiritual: alabanzas al
Da-me, el himnario dor de la música popular Creador o a su Santa
de Nevers, los gra- de su tierra, que gustaba de Madre, enseñanzas evan-
duales de introducirla en sus interpre- gélicas, reflexiones sobre la
Moosburgo, Laon o taciones y emplearla como brevedad de la vida y la
Gaillac, colecciones base para sus brillantes confianza en Dios... Su ori-
alemanas o le-mosi- improvisaciones. gen, al parecer, es antiquí-
nas (San Mar-cial), y Desgraciadamente, la simo y subsistieron hasta
hasta una obra de Hildegarda de Bingen. mayor parte de su muy mediados del siglo XX para
Tanta abundancia de alusiones musicales a los copiosa producción instru- después caer en el olvido.
Santos Lugares no parece fruto de la casualidad; mental y vocal se ha perdi- Los ha rescatado el grupo
algunos de sus textos casi podrían parecer panfle- do, pero entre lo conserva- Sirine, especializado desde
tos propagandísticos realizados con el fin de pro- do figuran 6 Melodías su fundación en 1989 en la
mocionar entre los feligreses el fenómeno de las populares con variaciones, investigación de la música
Cruzadas que tantas repercusiones tuvo en ámbitos para dos violines sin bajo, publicadas en popular de su país. Acompañándose con
tan diversos como el social y el económico, a la par 1783, que constituyen el grueso del disco. instrumentos tradicionales de singulares
que un intento de recaudar fondos para fines mili- Casi todas van precedidas de la canción en timbres o cantando, coro y solistas, a cap-
tares durante la colecta en los servicios. la que se basan, procedente de alguna de pella, van desgranando tersa o desgarrada-
El conjunto constituye una especie de pequeña las recopilaciones contemporáneas (se mente, según los casos, este rosario de
corona engastada con diminutas joyas procedentes citan dos, una de las cuales, debida a Ivan extrañas y audaces melodías en las que no
de parajes muy diversos, todas ellas diferentes y a Pratsch y el príncipe N.A. Lvov, tuvo gran faltan los contornos angulosos y las armoni-
cual más valiosa. La grabación -realizada en la éxito en toda Europa, siendo la fuente en zaciones sorprendentes, pero siempre lle-
abadía francesa de Caunes Minervois, y coproduci- que bebieron cuantos compositores deci- nas de una profunda belleza que no dejará
da por la abadía de Sylvànes- goza de una agrada- monónicos, Glinka y Tchaikovski incluidos, indiferente a nadie dispuesto a sumergirse
ble toma de sonido. No deja de ser interesante adornaron sus obras con aires rusos). Y, a en los más recónditos recovecos del alma
escuchar algunas de estas piezas en voz femenina, modo de colofón, se incluye una sonata rusa. Una aventura cargada de inesperadas
apesar de algunos detalles extraños, como la men- para violín solo que hará las delicias de los y gratas sorpresas.
ción en las fuentes de un corte 18 procedente del amantes del instrumento. La interpretación M.A.R.
Códice de las Huelgas, cuando tal corte no existe corre a cargo del grupo Musica
en el compacto. Petropolitana, reducido a su mínima expre- I. KHANDOSHKIN: Canciones populares para los
sión: la soprano Olga Pasiechnyk, que dice salones rusos - Músicas galantes sobre temas popula-
res rusos / Musica Petropolitana. Dra.: Olga
R.F. con encanto y tiñendo de cierto aire de Pasiechnyk / OPUS 111 / Ref.: OPS 30-259 (1 CD)
melancolía las sencillas, pero hermosas, D2
JERUSALEM - Canto gregoriano y antiguas polifonías de melodías populares, acompañada al clave
los siglos V al XIII / Conjunto vocal femenino Discantus. por Irina Shnyerova, y los violinistas Andrei PUTNIK - Canciones de los peregrinos rusos / Sirine
Dir.: Brigitte Lesne / OPUS 111 / Ref.: OPS 30-291 (1 CD) Ensemble / OPUS 111 / Ref.: OPS 30-300 (1 CD +
D2 Rechetin y Sergei Filchenko, que asumen la libro) D2
parte del león (el primero, también la sona-

( 14 )
OPUS 111 aporta a las conmemoraciones bachianas una exquisita colección a precio especial

Bach, comme tout le monde!


P
ermitirá el paciente lector de esta hoja parroquial que el abajo fir- Bach. Están también las celebérrimas Variaciones Goldberg que en
mante -tan sólo una vaga sombra que se agita en una de las gran- 1992 grabara Pierre Hantaï y que pasaron a colocarse, de forma casi
des películas de Robert Bresson- rememore una visita que hace inmediata, a la cabeza de las interpretaciones con clave de esta obra
años realizara al apartamento que el recientemente desaparecido cine- fundamental. El tiempo no ha hecho sino confirmar las iniciales impre-
asta poseía en uno de los cabos de la isla de San Luis, en pleno centro siones: estas Goldberg de Hantaï congregan en extraña síntesis la arit-
de París. El amplio salón en el que discurrió la conversación, desde mética y la fantasía, la poesía y el
cuyas ventanas la fachada oriental de Notre Dame se adivinaba discre- pensamiento, el virtuosismo y la ins-
ta y majestuosa, estaba forrado de una amplia librería, uno de cuyos piración, siendo servidas por una
flancos había sido reservado a una bien nutrida colección de discos. toma sonora en verdad magnífica.
Pudo más mi curiosidad que mi pudor cuando, ya al término de la visi- Están las Suites para violoncello de
ta y en el momento en que franqueábamos el umbral de la puerta que Peter Bruns, casi contemporáneas de
comunicaba con el recibidor, osé formular al maestro la pregunta: las de Rostropovich, al que literal-
«Robert, ¿cuál es la música que más le gusta escuchar?» Bresson me mente desenmascara en su bachiana
lanzó una mirada de perplejidad desde sus ojos profun- ineficacia. ¿Por qué tanto arrebato si,
dos y clarísimos, agitando al tiempo su enorme melena como aquí hace Bruns, se puede
blanca, como si acabase de preguntarle la más estúpida alcanzar la expresión justa mediante
de las obviedades, y me respondió secamente: «Bach, una sabia combinación de fuerza y
comme tout le monde!» contención? ¿Por qué tanta gestuali-
Si es cierto que el arte pertenece al dominio de la sub- dad añadida si esta música la contiene en sí misma,
jetividad y que no hay verdad ni valor artístico que pueda reclamando del ejecutante una sobria adecuación a
considerarse inamovible, no lo es menos que algunas su germinal potencia? No decepcionará a nadie esta
obras, algunos autores, parecen querer esca- lectura de unas obras demasiado cocidas por el
par a esta relativización imponiéndose a la ardor romántico de intérpretes que gritan y gimen
conciencia histórica con una unanimidad convencidos de servir con mimo al delicado
que se diría científica. Kierkegaard, en un Sebastian. Está, cómo no, el Bach meridional, ligero
ejercicio de sublime extravagancia, trató de y transparente, de Fabio Biondi y Rinaldo
demostrar matemáticamente que el Don Alessandrini, juntos una vez más para realizar una antológica
Giovanni de Mozart representaba el punto versión de las Suites para violín y clave, sin duda una de las joyas
más alto de la creación artís- máximas de esta colección de joyas. ¡Qué sensualidad, qué emo-
tica universal, no sólo cionante despliegue de lirismo el de estos dos portentos italianos
insuperado sino aun insu- que nos devuelven una música deliciosa en su más deliciosa exu-
perable en los siglos y berancia! Poco menos se puede decir de las otras dos aportacio-
milenios venideros. Pero nes de Alessandrini al frente del Concerto Italiano: la versión ins-
si un artista existe que trumental, pletórica de vida y de color, de El Arte de la Fuga fue
haya congregado en torno recientemente comentada en estas páginas por Rafael Ortega. En cuan-
a su obra el acuerdo más to al registro que reúne los Conciertos para clave, baste decir que es una
completo en cuanto a fiesta del ritmo, una bacanal armónica y melódica que arrebatará al
supremacía y permanen- oído más perezoso. Y está, por fin, el Bach alucinante y alucinado de ese
cia, ese artista responde al prodigio llamado Grigory Sokolov, quien recupera la gran tradición pia-
nombre de Johann Sebas- nística rusa para brindarnos su increíble visión de la más abstracta y eso-
tian Bach. térica de las obras del alemán. Su Arte de la Fuga no se parece a nada:
La avalancha discográ- Sokolov se encierra en el sublime laberinto de esta música termi-
fica motivada por el ani- nal para, desde él, ir sutilmente desgranando sus infinitos matices
versario de su muerte, con un sentido del detalle en el que cabe todo: la meditación, el
como hace años ocurriera cálculo, la introspección, el humor, la melancolía, transformando
con el propio Mozart, puede provocar indi- el aritmético juego de sus fugas y contrapuntos en un viaje ini-
gestiones múltiples si no se aplican estrictas ciático al universo, erótico y magnético, de la música pura.
normas prescriptivas que, bien entendu, La colección se ofrece, con carácter temporal, a precio especial,
pasan por una adecuada y minuciosa selec- y gráficamente se presenta con un atractivo diseño unificador. Sin
ción de la gigantesca oferta. Permítale de duda un gran antídoto contra indigestiones conmemorativas y un
nuevo el lector de esta gaceta a este humil- remedio infalible para el aburrimiento integralista. La coherencia
de ratero bressoniano hacer hincapié -sin está en la propia música, la de aquel al que volve-
perjuicio de importantísimas novedades mos y volveremos siempre como se vuelve al primer
como el nuevo Savall con Koopman (casi amor, aquí servida de la más primorosa de las mane-
nada) o la excelsa Pasión según san Mateo de Suzuki y ras. Bach es eterno, ¡qué obviedad!, y el regusto de
sus nipones- en la Edición Bach que acaba de lanzar al eternidad es placer al que hasta el más humilde rate-
mercado el bien conocido sello francés OPUS 111 y que ro no puede sustraerse. Comme tout le monde.
supone, pese a su escueta modestia, una de las aporta-
ciones más exquisitas, suculentas y digestivas de todas las Martin Lasalle
realizadas hasta la fecha.
Nada nuevo bajo el sol: tan sólo siete volúmenes -los
justos para hilvanar en la parte superior de sus respecti- J.S. BACH: 6 Sonatas para violín y clave,
BWV 1014-1019 / Fabio Biondi (violín);
vos cantos las cuatro letras sagradas: BACH- que reúnen Rinaldo Alessandrini (clave) / OPUS 111 /
lo que hasta hoy llevan producido Yolanta Skura y su Ref.: OPS 2016/17 (2 CD) D2 x 2 [-25%]
equipo en torno a la obra del Cantor. Sin ánimo pedagógico, sin estruc-
tura interior que justifique colección alguna, sin mayor relación entre J.S. BACH: Conciertos para clave BWV 1044,
1052, 154 y 1057 / Rinaldo Alessandrini
obras e intérpretes; simplemente siete volúmenes -número que al propio (clave) / Concerto Italiano. Dir.: Rinaldo
Bach no hubiera disgustado- que son siete joyas de la discografía Alessandrini / OPUS 111 / Ref.: OPS 2018 (1
bachiana, que se bastan a sí mismos y que componen una especie de CD) D2 [-25%]
camafeo en el que se refleja en todo su esplendor la proteica, multifor- J.S. BACH: El Arte de la Fuga / Concerto
me e ilimitada invención del más grande de los ángeles de la música. Italiano. Dir.: Rinaldo Alessandrini / OPUS
Está, por supuesto, esa imprescindible Pasión según san Mateo en la 111 / Ref.: OPS 2019 (1 CD) D2 [-25%]
versión que Mendelssohn realizara en 1841 en Leipzig y que supuso el J.S. BACH: 6 Suites para violoncello solo, BWV 1007-1012 / Peter Bruns (violoncello) /
definitivo acceso de Bach a la gloria, presentada en primicia por el OPUS 111 / Ref.: OPS 2020/21 (2 CD) D2 x 2 [-25%]
espléndido Christoph Spering y su grupo Das Neue Orchester, los cua-
les logran que la arriesgada empresa trascienda la anécdota musicológi- J.S. BACH: La Pasión según San Mateo [Versión F. Mendelssohn, 1841] / Jochens, Lika,
Kasimierczuk, Browner, Schäfer, Selig / Chorus Musicus & Das Neue Orchester. Dir.:
ca mediante un trabajo de traducción y adaptación musical que seduce Christoph Spering / OPUS 111 / Ref.: OPS 2022/23 (2 CD) D2 x 2 [-25%]
y asombra a la vez; con sus cortes -impuestos por el propio
Mendelssohn-, sus cambios instrumentales y la transformación cromáti- J.S. BACH: Variaciones Goldberg, BWV 988 / Pierre Hantaï (clave) / OPUS 111 / Ref.:
ca que de ellos se deriva, esta atípica Pasión es uno de los más bellos OPS 2024 (1 CD) D2 [-25%]
homenajes que un intérprete moderno haya realizado a la figura de J.S. BACH: El Arte de la Fuga / Grigory Sokolov (piano) / OPUS 111 / Ref.: OPS 2025/26

( 15 )
PREISER, ORFEO y GOLDEN MELODRAM compiten en nuevas recuperaciones wagnerianas

Sesenta años de Wagner


E
ntre estas misceláneas mías en la «Hoja parroquial», llega hoy el de Hunding amenazadora, estupendo ritmo en el relato de Siegmund,
turno de una wagneriana muy interesante, pues ahí es nada retro- relato de Sieglinde claro y limpio aunque la espada no se envaina en
ceder a 1907, para escucharle al legendario Jacques (Jacobus) el tronco del fresno, canción de la primavera llevada lírico-épica, finu-
Urlus la Despedida del cisne (primer acto) más todo lo que sigue, sal- ra en el acompañamiento a la Schech, poco crescendo para no sofocar
tar luego a la primera Walkyria que dirigió Solti (1947) en su larga e a Völker, final: el Solti, posterior, casi histérico. Es decir, salvo en la pre-
intensa actividad como gran profesional de la batuta y cerrar con algo cipitada resolución del acto, por otra parte habitual a no ser que se
que pertenece a mi experiencia propia, esto es, el Tannhäuser bayreut- imite el ritardando exclusivo de «Kna», Solti insufla el hálito de la vida
hiano de 1966, que presencié inquietado por los alarmantes rumores - y su suma teatralidad al maravilloso acto.
¡y tan alarmantes!- sobre el estado de salud de Wieland Wagner. En el reparto de este acto inicial de una función, sin duda, de gran
Seguiré, pues, el orden cronológico. nivel,(4) la baza segura es Friedrich Dalberg, Hunding robusto y sufi-
Jacques Urlus (1867-1935) era holandés y empezó a cantar en este cientemente ominoso sin exceso. Al contrario, los welsungos resultan
idioma, aunque con el tiempo llegó a hacer el repertorio alemán, el ita- un tanto complicados. Ya he declarado en varias ocasiones que recha-
liano y el francés en los idiomas originales cuando así se lo requerían; zo las burdas descalificaciones galas de Marianne Schech, quizá por-
por desgracia, LEBENDIGE VERGANGENHEIT nos lo ofrece sólo en la que yo sí tuve la oportunidad de oírla al natural, en Madrid, justamen-
lengua de los teutones, sin duda por el origen de las grabaciones y lo te en este mismo papel, mas en la versión de concierto pagada del bol-
temprano de la mayoría de ellas (1907-1912). Urlus debutó en 1894 sillo de su señora y dirigida -es un decir- por el pintoresco César de
(Beppo), pero siguió estudiando, con la particularidad de que en 1898 Mendoza Lasalle; el tenor fue Ramón Vinay. En 1947 la soprano tenía
preparó sus papeles wagnerianos en Bayreuth, supongo que en la 33 años y aquí demuestra que era entonces una Sieglinde sensible y
escuela que, bajo el patrocinio de Cosima, dirigía Julius Kniese; sin expresiva, dentro de una línea vocal que recuerda a Pilar Lorengar. La
embargo, no actuó allí hasta 1911 (Siegmund, Siegfried), justo un año voz corre bien, el temperamento es generoso y apasionado, la progre-
antes de debutar en Nueva York, aquí como Tristán. Curiosamente, no sión culmina con ese grito exultante, cuando Siegmund arranca la
es en Wagner donde ahora me ha entusiasmado espada, que algunos creen que fue invención de
más Urlus, salvo en los dos registros, aparente- Leonie Rysanek; pero hay en su canto una parte,
mente tardíos, de 1924, de los que el último de que va desde el momento en que Sieglinde quie-
ellos, el Höchstes Vertraun del tercer acto de re saber cómo perdió Siegmund sus armas hasta el
Lohengrin, suena fulgurante y corona la muestra comienzo del dúo subsiguiente a la Canción de
de esta voz privilegiada; pues, a juzgar por los primavera, donde la voz se afea de improviso, da
hechos, digo y sostengo: Urlus es el paradigma la impresión de estar mal sustentada y, sacada de
de tenor heroico aun en mayor medida que contexto, puede avivar la guasita de los hijos de
Melchior, ya que el holandés no provenía de la Chauvin: Voilà. Respecto a Völker, el gran
cuerda de barítonos y mantuvo toda su vida un Siegmund de los años treinta, viene aquí al caso el
repertorio considerablemente más amplio que el recuerdo del incombustible Urlus porque, a una
del danés. Además, Urlus debe de haber sido «de edad todavía buena (48), el antiguo contable apa-
verdad» uno de los tres o cuatro tenores más ver- rece ya relativamente envejecido y con su otrora
sátiles y capaces conservados por el disco, bri- bello esmalte desgastado. Por supuesto, el oficio,
llante tanto en Bach como en Mozart, Beethoven, la experiencia y el pleno conocimiento de causa
Weber, Rossini, Verdi (¡espléndida Muerte de le bastan para salir en general airoso y convencer
Otelo!), Bizet (¡bella línea en la flor, francesa a al oyente, pues la articulación sigue siendo clara y
pesar de estar cantada en alemán!), Gounod, a Völker no le faltan el valor y la decisión necesa-
Saint- Saëns, D’Albert, Massenet, Leoncavallo, rios para llegar a un final en punta algo prepara-
Mahler (retirado de la escena, aún cantó en 1934 do, pero firme. Mas lo en verdad importante hoy
La canción de la tierra) y obviamente Wagner. Por es el poder comprobar la convicción, el amor y la
último, la condición «sana» de la voz era asom- autoridad con que el casi desconocido Georg
brosa, como lo demuestran los registros de 1924, Solti, salido de la noche del inmediato pasado
donde el maduro cantante, curtido ya por treinta con terribles heridas en el alma, comenzaba a
años de profesión, aparece como si tal cosa, con caminar por el vastísimo reino de la obra de arte
la frescura, la tersura y el brillo de la juventud. La total.
conclusión es que este documento precioso
recrea en conjunto una verdad, pues, además, la ***
voz de Urlus «funcionaba» muy bien en las con- La última producción wielandiana de Tannhäuser,
diciones técnicas de los registros de su tiempo. en Bayreuth, tuvo dos formatos: el primero, los
Así, sabemos que el tenor heroico genuino o años 1961 y 1962, con el escenario muy abierto
natural no es una utopía, puesto que ha existido. y la famosa Bacanal a cargo del Ballet del Siglo
He aquí la prueba.(1) XX, de Maurice Béjart; el segundo, desde 1964 a
1967, con el escenario delimitado por el ciclora-
*** ma y una coreografía menos espectacular; pero la
Ya en las primeras páginas de su autopanegírico, The Ring producción era en sustancia la misma -concepto, vestuario, color,
Resounding, John Culshaw relata la gran impresión que le produjo una dirección de escena-, y puede decirse, así, que el nuevo documento de
Walkyria de Georg Solti en el Prinzregententheater, en 1950. Culshaw GOLDEN MELODRAM es el tercero aparecido, ya que existe otro
dice allí que la representación era de puro repertorio, sin grandes estre- registro «privado» (1961) y uno oficial (Philips, 1962).
llas,(2) realizada con una orquesta de buena pero no excepcional cali- En 1966 hubo renovación de efectivos. Para suceder a Sawallisch y
dad; sin embargo, Solti dirigió con tanto poder y nobleza que aquello a Cluytens, se contrató a un prometedor director húngaro de 40 años,
le pareció parangonable sólo a sus experiencias recientes de un Tristán Carl Melles, a quien ya había oído yo con la ONE unas estupendas
de Beecham, una Salomé de Clemens Krauss y el concierto que Danzas de Galanta. Pero Melles fue flor de un día en Bayreuth y no
Richard Strauss dirigió en el Albert Hall el día 19 de octubre de 1947. cuajó en general, al parecer por un problema de su personalidad en el
Pues bien, lo que edita ahora ORFEO es el primer acto de la primera que no puedo entrar. Este Tannhäuser era, además, su primera ópera, y
función de esa Walkyria de puro repertorio, que tuvo lugar el 7 de así las dificultades se le acumularon durante el primer acto después de
mayo de 1947. Para el joven director húngaro, aquello supuso también una obertura -en la versión preparada por Wieland se tocaba comple-
la primera Walkyria de su vida, pues él era director titular de la Ópera ta- entendida más como pieza de concierto que como prólogo instru-
de Múnich desde enero de ese mismo año (presentación con Carmen), mental a una representación de ópera. Todo le sonó muy fuerte, poco
y las óperas que dirigió allí hasta 1952 -un total de 259 representacio- diferenciado, y si las cosas discurrieron mejor en los actos segundo y
nes de 23 obras distintas- fueron todas para él novedad absoluta.(3) tercero, hay que anotar el haber en la cuenta de resultados a los coros
Confieso que el documento me ha sorprendido, y no porque yo le de Pitz, los cuales, favorecidos por este segundo formato del dispositi-
niegue el pan y la sal -no soy tonto ni tan sectario, que viene a ser la vo escénico, contaron con una presencia -nada diré de la afinación- en
misma cosa- a sir Georg como director wagneriano, sino porque los verdad protagonista. Ellos son lo mejor de este registro, en el que hay
registros de diez años después (tercer acto de La Walkyria, El oro del también otras cosas buenas y hasta muy buenas.
Rin, Tristán) no dejan adivinar a un maestro -éste de 1947- tan directa- Asimismo eran nuevos, como Tannhäuser y Venus, Jess Thomas y
mente proveniente de la gran tradición alemana. En mis garrapateos de Ludmilla Dvoráková, ésta sustituyendo a Anja Silja, con quien iba a
audición puede descifrarse: preludio bien medido y con las violas con alternarse en un principio. El tenor americano cantó con frescura,
el color adecuado, bellos chelos, madera destacada, entrada orquestal potencia y resistencia; además el timbre era entonces grato; pero el

( 16 )
antiguo psicólogo no era Fricsay dirige Verdi, con un Fischer-Dieskau
capaz de llevar de la teo- recién estrenado en la ópera

Don Carlo en disco:


ría a la práctica sus consi-
deraciones sobre el com-
plejo personaje que tan
acabadamente había rea-
lizado desde 1961 el gran
Windgassen:(5) este
los primeros pasos
Tannhäuser nos deja en
n la biografía de Fischer-Dieskau siempre hemos leído que su

E
conjunto un poco indife-
rentes. Por su parte, la primera función de ópera fue un Don Carlos en Berlín, 1948,
soprano checa se mostró dirigido por Fricsay: helo aquí, gracias a MYTO. Cantado en ale-
en todo -la presencia, el mán y acogido por el público
canto- como una notable con entusiasmo creciente,
Venus. Por el contrario, acorde con la calidad supe-
no eran «nuevos» la rior de la interpretación en
Rysanek, Prey y Talvela, los dos últimos actos, tiene
aunque sí «recientes». La
gran Leonie está inmensa en el segundo acto, que es el gran logro de
varios puntos de interés. En
esta representación. Si ya canta admirablemente la hermosa y radian- 1948, Don Carlo era un título
te aparición de Elisabeth, es en el conjunto de la acción dramática muy poco habitual, y en el
donde impone su arrolladora personalidad: ¡así se domina y se apla- catálogo discográfico no figu-
ca a una tropa de guerreros dispuesta a aniquilar al blasfemo entre raba versión alguna. Tanto
ellos!; sin embargo, el canto es un punto lineal en la plegaria, y la mayor, entonces, el mérito de
expresión resulta algo afectada, como deliberada: nadie es perfecto. un casi debutante Ferenc
Prey, en sus gloriosos 37 años, canta y dice con la nobleza de los Fricsay, sensible a las muchas
mejores las bellas canciones del minnesänger Wolfram y, además, bellezas de una partitura de la
sostiene con suficiencia la pugna con el desesperado Tannhäuser. Al que ofrece la versión en cinco
menos, esta es mi sincera opinión. Pero hace poco más de una sema- actos -aunque el de Fontainebleau está muy abreviado y hay cortes
na, un notable Wolfram actual, Eike Wilm Schulte, me comentó en
frecuente en los demás- con la inclusión, al comienzo del tercero,
Santa Cruz de Tenerife que a Prey le faltaba el lado dramático del per-
sonaje; quizá tenga razón su colega.(6) Quedan aún el buen Walther de música infrecuente.
de Willy Hartmann, el notable Biterolf de Gerd Nienstedt, un todo Lo más flojo del reparto es, como de costumbre, el protagonista,
terreno de Bayreuth durante catorce años, y sobre todo el magno que ha de medirse con un papel largo, difícil y poco agradecido.
Landgrave de Martti Talvela, lujo de su cuerda por la figura, la voz y Boris Greverus poseía medios considerables y un buen registro
la nobilísima expresión a los 31 años de edad. agudo, pero su prestación tiene muchos altibajos, y la línea de
La muerte de Wieland iba a abatirse sobre el «Nuevo Bayreuth» canto es muy poco depurada. Los nombres de Irma Demuth, Isabel,
tres meses después. La decadencia proyectaba una sombra aún y Johanna Blatter, Eboli, no nos dicen hoy gran cosa; también el
pequeña -por el momento extendida ya al foso- sobre la magnificen- libreto es parco en información sobre sus carreras, pero ambas cum-
cia de aquel bello Tannhäuser. Entre Urlus y los cantantes de 1966 plen con bastante acierto en sus temibles papeles. Dieskau firmaría
hay ya sesenta años de distancia. Luego, han transcurrido casi treinta para DECCA, unos 20 años más tarde, un Posa excelente, que ya se
y cinco más de creciente ruina acumulada detrás de la fachada de la anuncia aquí, especialmente en el fraseo elegante e imaginativo y
técnica y del dinero. Estos documentos me ponen alegre y a la vez
triste. Alegre, porque son testimonios de la historia, pruebas, informa- en la bella calidad vocal, sólo empañada por algunos defectos de
ción real. Triste, porque vienen a hacer aún más evidente la estupidez emisión (agudos abiertos) que siempre limitaron sus prestaciones en
del último cuarto de siglo, que se ha complacido y hasta refocilado al las óperas de Verdi. Bien en conjunto Greindl como Felipe II, espe-
hacer de «lo más grande» un horroroso esperpento o una nadería cialmente a partir de su gran escena del cuarto acto: su línea cano-
ra es poco verdiana -en buena medida, por cantar en alemán- pero
Ángel-Fernando Mayo interpreta con acierto y se adivina su presencia escénica imponen-
te. Y muy bien Josef Herrmann como Gran Inquisidor; el estuche de
Notas: 3 CD se completa con un recital de este notable barítono en pági-
nas de Wagner (muy buen Sachs) y Verdi, dirigidas por Karl Böhm.
(1) Urlus no aparece relacionado en el Diccionario de intérpretes que más
circula, traducido, en España, el de Alain Pâris. ¡Qué bonito! Sonido bastante bueno para la época, procedente de transmisión
radiofónica.
(2) Wotan fue Ferdinand Frantz, y Brünnhilde, su mujer, Helena Braun.
Una curiosa opinión más de John Culshaw sobre lo que es o no es primera Roberto Andrade
fila.
G. VERDI: Don Carlo / Fischer-Dieskau, Greindl, Demuth, Greverus, Herrmann, Blatter
(3) Como Celibidache en Berlín, Solti fue elevado al cardenalato, en / Coro y Orquesta de la Ópera Estatal de Berlín. Dir.: Ferenc Fricsay (1948) / +Bonus:
Múnich, por los rectores culturales de las fuerzas de ocupación, aprove- Arias por Josef Greindl / MYTO / Ref.: 3CD 001.H038 (3 CD) D10 x 3
chando que los «colaboracionistas» no podían dirigir temporalmente. Una
cosa que tengo que averiguar es el porqué de que Knappertsbusch, ciu-
dadano de honor, colmado de honores y venerado en la ciudad del Isar,
no recuperara su titularidad vitalicia en la ópera al marcharse Solti. Los
sucesivos titulares en vida de «Kna» fueron Kempe, Fricsay y Keilberth.
(4) El Wotan de esta función fue Hotter; la Brünnhilde, Helena Braun.

(5) En 1966, Windgassen tenía ya bastante con Tristán, los dos Sigfridos y
Loge.

(6) Schulte fue el Wolfram del Tannhäuser de Werner Herzog en Sevilla.


Cantó francamente bien, pero la figura no le ayuda en este papel. Por el
contrario, es en todo un Beckmesser excelente.

RECITAL JAQUES URLUS - Registros de 1907, 1910, 1911, 1912 y 1924 de frag-
mentos de obras de Bizet, D’Albert, Halévy, Leoncavallo, Meyerbeer, Mozart, Verdi,
Wagner y Weber / Con Melanie Kurt (soprano) y Desider Zador (bajo) / Orquestas y
directores desconocidos / Registros originales: Gramophone y Odeon / PREISER /
Ref.: 89502 (1 CD) D2
R. WAGNER: La Walkyria - Primer acto / Völker, Schech, Dalberg / Orquesta de la
Ópera de Baviera. Dir.: Georg Solti (7.5.47) / ORFEO / Ref.: C019991Z (1 CD + catá-
logo de ORFEO D’OR) D14 SAMPLER OPERA RARA BELLA IMMAGIN
(Vol. II) RECITAL DIANA MONTAGUE
R. WAGNER: Tannhäuser (Versión mixta) / Thomas, Rysanek, Prey, Talvela, Extractos de las mejores óperas, Obras de Rossini, Mosca, Mayr,
Hartmann, Nienstedt, Winkler, Slembeck, Miljakovic / Orquesta y Coro del Festival recitales y antologías del sello. Benedict, Meyerbeer, Paer,
de Bayreuth de 1966. Dir.: Carl Melles / GOLDEN MELODRAM / Ref.: GM 1.0033 (Incluye catálogo actualizado Mercadante, Winter y Donizetti
(3 CD) D10 x 3 de la marca) Dir.: David Parry
OPERA RARA OPERA RARA
Ref.: ORR 209 (1 CD+catálogo) D6 Ref.: ORR 210 (1 CD) D1
( 17 )
CPO publica los dos últimos volúmenes de su integral de lieder de Hans Pfitzner

Un pino se alza solitario


A
sí comienza uno de los poemas, éste por cierto, son diecinueve los lieder sobre chor, jamás
del gran Heinrich Heine, a los que textos de éste, mientras que el conjunto de queda sacri-
Hans Pfitzner (1869-1949) puso autores, empezando por Walther von der ficada, el
música en plena juventud y que no llevan Vogelweide, Petrarca, Uhland, Bürger y piano si-gue
número de opus. Visto hoy el panorama de Goethe para acabar con los contemporáne- sus ca-minos
su vida y el del conjunto de su obra, este os Dehmel, Grun o Huch, se eleva a cua- con la liber-
lied de 1884 o 1885 ha de parecernos pre- renta más tres anónimos. Suele hablarse tad que ya
monitorio; pues Pfitzner fue siempre ese siempre, en estos casos, de la «distinta cali- había conquistado en Wolf. Una de las
pino solitario «en el Norte sobre la altura dad» de los poemas. Como yo sé cual es su cosas que más me impresionan son algunas
pelada», que siempre soñó con la palmera calidad singular y de conjunto, porque los introducciones donde el piano obtiene
que está triste, a causa asimismo de su sole- he traducido ahora para Diverdi, puedo sonoridades correspondientes a acordes
dad, en una pared rocosa ardiente del sol decir que, efectivamente, Grun no es propios de la madera a tres, en la orquesta;
de Oriente. Heine, por referirme sólo a dos de los poe- otra, el sentido de lo estático o «suspendi-
Ya he dicho en otras ocasiones que tas que ya he citado, pero también puedo do», como si el tempo no existiera: el ejem-
Pfitzner, tan poco utilizado en los progra- asegurar que no hay en estos textos una plo más acabado de esta singularidad lo
mas de conciertos, reci- sola obra vulgar o pro- ofrece la Canción nocturna del caminante,
tales y óperas, sí está, saica: véanse, por ejem- de Goethe, con su anhelo infinito de des-
curiosamente, bastante plo Historia curiosa (R. canso: «Tú, que eres del cielo, que acallas
bien representado en el Reinick), Ave de paso (J. toda pena y dolor al que es doblemente
disco; en realidad, Grun), De los hijos del desdichado...». Atractivos, pues, para los
cuando se graben La pescador (W. Müller pianistas, novedad asimismo para los can-
rosa del jardín del amor von Königswinter), El tantes, quiero decir -y así retomo el hilo de
y El corazón, podrá organillero (C. Busse), La la quiebra de mi pronóstico general- que
decirse que ya dispone- ciudad callada (R. los conjuntos de lieder, como por ejemplo
mos de su producción Dehmel), las Seis can- los dedicados a Heine (Op. 4), a
completa a falta sólo de ciones de amor, de Eichendorff (Op. 9), a Meyer (Op. 30), a
cosas menores. A esta Ricarda Huch, tan ine- Keller (Op. 33) y a Ricarda Huch (Op. 35),
feliz realidad ha contri- quívocamente femeni- bien pueden pasar poco a poco a formar
buido CPO con ejem- nas, o las Viejas melodí- parte de recitales que busquen salirse de los
plares visión y dedica- as del escritor suizo caminos más trillados.
ción, seguramente poco Gottfried Keller, muy No me extenderé sobre los intérpretes,
rentables además en términos de suma y apreciado en su tiempo, quien conoció y pues son los mismos de toda la serie: can-
sigue, pues aunque «el bicho que picó al trató a Wagner en Zúrich. Las atmósferas tantes importantes y con estilo; pianistas
tren», como he llamado a Pfitzner en otra románticas reinan en la mayoría de estos creativos y acompañantes habituales de
ocasión y en otro lugar, murió en la indi- poemas: anhelos, soledades, silencios, nie- aquéllos. Los comentarios canción por can-
gencia, la editorial que posee sus obras blas, espacios vacíos, caballeros y corceles, ción se ofrecen en alemán, inglés y francés,
exige un dineral por su programación o viejos relatos, caminantes, alegorías y sím- y los poemas, en los dos idiomas primera-
emisión. ¿Cambiará este estado de cosas - bolos del amor, de la vida y de la muerte. mente citados, a los que puede añadirse mi
me refiero ahora a un hipotético boom Pero también aparece aquí y allá otro versión española si cada interesado se pone
Pfitzner- cuando prescriban estos derechos Pfitzner más risueño e incluso el satírico de de acuerdo con Diverdi, cuestión que a mí
de autor? Traiga lo que quiera traer el futu- sus diatribas y polémicas, que escoge cosas no me concierne.
ro internetizado que se nos viene impara- como Gretel (C. Busse), La canción del Y ahora, a esperar la llegada de Das
blemente encima, no creo que la música cuco (M. Graf-Bartholomew), Revelación Christelflein, grabado por ORFEO en cola-
del autor de Palestrina llegue a ser nunca (A. Kaufmann), De otro modo (J. Von boración con la Radio de Baviera, otra rama
cuestión de multitudes (obviamente las Eichendorff), o el grotesco Historia trágica verde y sana del «pino solitario», a la que
melómanas, que forman sólo un puñado de (A. von Chamisso), donde un desdichado se también procuraré abrirle las piñas para
arena en la inmensa playa de las masas); empeña en vano en tener la coleta no que todos podamos probar sus piñones.
por el contrario, insisto ya por tercera o detrás, sino delante. Á.-F.M.
cuarta vez en señalar a Pfitzner como buen Mas visto por encima el fino gusto litera-
compañero doméstico, educado, nada rio de Pfitzner, lo que nos interesa aquí es la H. PFITZNER: Integral de Lieder (Vol. 4) / 5 Lieder, op.
22; 4 Lieder, op. 24; 5 Lieder, op. 26; 4 Lieder, op. 29 /
escandaloso, abstemio -aunque en esta calidad, el sabor de sus lieder. Al comentar Julie Kaufmann (soprano); Iris Vermillion (mezzo);
vida bebía a su gusto, como relata Thomas las dos entregas anteriores de CPO, ya Christoph Prégardien (tenor); Andreas Schmidt (baríto-
no); Robert Holl (bajo) / Donald Sulzen, Axel Bauni,
Mann- con el encanto de lo melancólico expuse que nuestro hombre no poseía la Michael Gees y Rudolf Jansen (piano) / CPO / Ref.:
exterior que oculta el fuego, por otra parte maravillosa inventiva melódica de 999490-2 (1 CD) D5
no abrasador, existente en las almas solita- Schubert, la hermosa reciedumbre renana H. PFITZNER: Integral de Lieder (Vol. 5) / 4 Lieder, op.
rias. de Schumann, el poderoso aliento de 30; 4 Lieder, op. 32; Alte Weisen, op. 33; 6 Liebeslieder,
op. 35; 6 Lieder, op. 40; 3 Sonetos, op. 41 / Julie
Lo que antecede como pronóstico puede Brahms ni la fabulosa creatividad de Wolf. Kaufmann (soprano); Iris Vermillion (mezzo); Robert
fallar en parte y a contrario en el terreno del Es más, hay cuarenta o cincuenta lieder de Holl (bajo); Donald Sulzen, Axel Bauni y Rudolf Jansen
lied. CPO ha culminado felizmente con los Richard Strauss fastuosos que, una vez más, (piano) / CPO / Ref.: 999491-2 (1 CD) D5
volúmenes cuarto y quinto la aventura de postergan a su coetáneo al ingrato puesto También disponibles:
grabar todas las canciones de Pfitzner para de segundón, que le marcó de por vida. H. PFITZNER: Integral de Lieder (Vol. 1) / Ref.: 999228-
2 (1 CD) D5
voz solista y piano: en conjunto 115 piezas Pero dicho esto, y limitándonos al territorio
compuestas entre 1884 y 1931, que en su de la canción alemana de concierto, el H. PFITZNER: Integral de Lieder (Vol. 2) / Ref.: 999364-
2 (1 CD) D5
mayoría aparecen agrupadas en conjuntos mundo de Pfitzner es sugerente, diverso y
de tres a ocho, dando lugar a números de rico. No se encontrará aquí la imitación de H. PFITZNER: Integral de Lieder (Vol. 3) / Ref.: 999461-
2 (1 CD) D5
opus: la gama de voces comprende todas los grandes modelos. Este músico alemán
las fundamentales masculinas y femeninas, amaba y respetaba a sus mayores, pues él se NOTA: CON LA COMPRA DE LOS LIEDER DE
a excepción de la de contralto. No hay sentía como «el último eslabón de la cade- HANS PFITZNER, DIVERDI OFRECE GRATUITA-
aquí, pues, grandes ciclos, reemplazados na» (Palestrina); pero tenía una personali- MENTE A SUS LECTORES UN DISQUETE DE ORDE-
en el propósito de Pfitzner por su magna dad no por poco comunicativa menos inte- NADOR CON LA TRADUCCIÓN COMPLETA DE
cantata Del alma alemana sobre poemas de resante. Si la línea vocal es siempre clara y LOS MISMOS POR ÁNGEL-FERNANDO MAYO.
su poeta más afín, Joseph von Eichendorff; la cantabilidad, en el sentido más bienhe-

( 18 )
Una nueva recuperación de CPO: Roma, por primera vez en grabación completa
obras orquestales de Richard Wetz (1875-1935) en el sello DYNAMIC

Singular La Roma francesa de


personalidad Jules Massenet
A U
porta el sello discográfico CPO un compositor y stedes perdonen, pero el de sus limitaciones, digamos
profesor germano apenas conocido, ya que no le mejor Massenet -el de también que hay en ella, como
veremos reflejado en los habituales diccionarios de Werther y el de Manon, señalara Fauré en su crítica al
música, aunque sí, con escaso comentario, en el célebre el de Don Quijote y, sobre todo, estreno, un admirable uso de
New Grove. Se trata de Richard Wetz, del que podemos el de su obra maestra, los medios que el propio autor
afirmar, una vez oídas las dos obras que el CD de refe- Chérubin- me parece un músico se proporciona y que la grande-
rencia contiene, que su música goza de un rico croma- fascinante. Malquerido por za buscada llega a través de una
tismo y de un muchos que economía
minucioso y lo conside- de medios
escrupuloso con- ran dema- que la aleja
trapunto. Carac- siado sensi- del cromo
terísticas éstas ble -o sea, que pudo
que han hecho sensiblero-, ser. No hay
que sus creacio- se olvida su desarrollos
nes se vieran sentido de la adecuados
calificadas, con progresión de la perso-
cierta lógica, co- dramática, nalidad de
mo fruto de pro- su sabiduría sus persona-
fundas reflexio- orquestado- jes principa-
nes a la vez que ra, su talen- les -la aris-
como obras to- to para el tócrata
talmente racio- detalle expresivo. Ya sabemos Fausta y su amante el soldado
nales. Juicios que que le gustaba a Fauré, que no Lentulus, tras los cuales tiene
a la vista del compositor eran totalmente erróneos, pues dejó de gustarle a Debussy, que lugar la afirmación patriótica-
siempre, según él, abordaba sus composiciones sin el su público le adoraba, que fue pero, claro está, ahí aparecen
menor trabajo preliminar, no reflexionaba en términos el epítome de una música fini- los detalles massenetianos, esta
de estructura, armonía o instrumentación, y los temas de secular sin futuro alguno, pero vez transidos de un anhelo por
sus creaciones se encadenan unos a otros como si estu- su toque personalísimo, sus gui- hacer más esencial su escritura:
vieran movidos por una voluntad propia, lo que no tiene ños llenos de inteligencia aca- el preludio del tercer acto, la
nada que ver con la razón y todas sus sutilidades. ban por rendir a cualquier preciosa aria de Lentulus «Soir
Hasta 1900 estudiaría en Leipzig y Múnich. A partir oyente que deje a un lado las admirable», la de Junia «Le
de 1906, tomaría la dirección de la Musikverein y de la obligaciones a que la cátedra soleil se couchait», únicos frag-
Academia de Canto de Erfurt. Después de 1916, fue pro- parece conducirle. Roma es la mentos conocidos, siquiera
fesor de la Escuela de Música de Weimar. Sería elegido última de sus óperas estrenadas medianamente, antes de esta
en 1928 para enseñar en la Academia de las Artes de en vida, pues luego, ya póstu- primera grabación de la ópera
Berlín. Su producción no abarca más de sesenta obras, mas, vendrían Panurge -asom- completa recogida en una de
entre las que se encuentran piezas para orquesta: tres brosa la dedicación de un hom- las sesiones del Festival de
Sinfonías, la Kleist Overture, op. 16 y sus dos Conciertos bre en sus últimos días a com- Martina Franca -cuyo productor
para violín, op. 33 y op. 57, este último en un solo movi- poner una ópera cómica-, es el conspicuo Sergio Segalini-
miento. Obras vocales: Hyperion, op. 32, para barítono, Cleopatra y Amadis. Estrenada de 1999. La versión que se nos
coro mixto y orquesta; su notable Réquiem, op. 50 y el en 1912 -naturalmente en ofrece da de la obra de
voluminoso Oratorio de Navidad, op. 53, como ejem- Monte Carlo-, la verdad es que Massenet una lectura intensa y
plo. Obras de cámara: dos Cuartetos para cuerda, a los Roma nada añade a la gloria de entregada al mando de Marco
que se unen unas Variaciones románticas, op. 42, y una quien ya había dado a la escena Guidarini, con destacada califi-
Toccata, Passacaglia y Fuga, op. 55 para órgano. Chérubin y Don Quijote como cación para los dos personajes
Richard Wetz era un gran admirador de la cultura ale- verdaderos testamentos en vida principales: la Fausta de la
mana, como lo demuestran su pasión por Johann de lo que había sido lo mejor de excelente -y cada vez más dada
Wolfgang Goethe y sus homenajes a dos grandes poetas su obra. Roma es la obra de un a unas rarezas cuya recupera-
por los que confesaba igual admiración: Hölderlin y Von creador doliente, que vuelve la ción hay que agradecerle- Iano
Kleist, así como su interés por el estudio de la creación mirada atrás, hacia un tema que Tamar, y el Lentulus de Warren
musical de los grandes maestros clásicos, Mozart, ya parecería rebasado con cre- Mock, con el apoyo del Sumo
Beethoven, Mendelssohn, para llegar a Liszt y Bruckner, ces si no fuera porque hay Sacerdote del bien conocido
cuya influencia es decisiva en su obra como podremos entonces en Europa una suerte Francesco Ellero D’Artegna, sin
comprobar en el registro que se nos brinda, con una de deseo de reafirmaciones olvidar al siempre solvente
Kleist Overture que fue un verdadero éxito y de la que patrióticas que hacen que el Coro de Cámara de Bratislava.
Arthur Nikisch haría una revisión, y su Sinfonía nº 2, op. libreto de Henri de Bornier - Ningún amante de la obra de
42, concebida en tres movimientos (renuncia al Scherzo basado en Tito Livio y con para- Massenet se perderá esta irregu-
para hacer del tiempo central un amplio y bello Adagio). da intermedia en Alexandre lar pero bella Roma que, sin
Así, reconocemos a un Wetz que permanece casi impa- Parodi, sin olvidar que en el alcanzar otras glorias, nada des-
sible ante las modernas tendencias, manteniendo su mismo asunto se fija Spontini dice, en definitiva, del genio de
lealtad romántica a las formas establecidas pero, todo en La vestale- lleve una peligro- su autor.
hay que decirlo, con una personalidad muy singular. La sa carga de autocomplacencia -
experimentada batuta de Werner Andreas Albert le da la Roma es una entidad metafísica Luis Suñén
relevancia que se merece. trasplantable a la Francia que
quiere ser grande- que segura-
Manuel García Franco mente le agradaría al público J. MASSENET: Roma / Tamar, Arginbaeva,
Franzil, Masi, Mitchell / Orquesta
R. WETZ: Sinfonía nº 2, op. 47; Obertura Kleist, op. 16 / Orquesta
burgués a quien tanto compla- Internacional de Italia. Dir.: Marco
Filarmónica Estatal de Rheinland- Pfalz. Dir.: Werner Andreas Albert / cía Massenet. Pero sentada la Guidarini / DYNAMIC / Ref.: CDS 267/1-
CPO / Ref.: 999695-2 (1 CD) D2 2 (2 CD) D2 x 2 [1ª grabación mundial]
base de su calidad intrínseca,

( 19 )
TESTAMENT presenta una integral sinfónica de Brahms a cargo de Arturo Toscanini

La Filarmonía acerca a Brahms y a Toscanini


L
os dos conciertos que Toscanini ofreció en 1952, al frente de la habían hecho dudar de que Toscanini conociera el pianissimo, en estos
Filarmónica de Walter Legge, señalaron su retorno y última apari- conciertos los hay en abundancia. El Finale redondea una gran inter-
ción en Londres. TESTAMENT ha reprocesado las cintas originales pretación, que entusiasmó a Legge con todo motivo. No cabe duda de
en que EMI los grabó y nos ofrece su mejor edición hasta la fecha, con que el impacto de estos conciertos en el recién inaugurado Royal
sonido seguramente no mejorable. En el aspecto musical, este ciclo Festival Hall, a cargo de quien pasaba por ser batuta número uno del
Brahms con la Filarmonía es superior mundo y de la mejor orquesta de Londres, que se contaba entre las más
al que Toscanini grabó con la NBC. perfectas de la época, hubo de ser inolvidable. Mucho de ella se per-
En primer lugar, la toma de sonido, cibe en esta excelente publicación.
aunque monoaural y con las limita- En la Primera Sinfonía, los movimientos extremos, de gran dramatis-
ciones inherentes a sus casi cincuen- mo, son muy impresionantes, aunque no se aproximen a la intensidad
ta años, es más cálida que las de y emoción conseguidos por el inalcanzable Furtwängler (TAHRA: con
RCA en el estudio 8H o el Carnegie la NDR y la Concertgebouw; o con Berlín, DG) y por Giulini (EMI). En
Hall. Además, la admirable sonori- la Segunda, el final es electrizante y provoca el delirio del público; es
dad de la Filarmonía de aquellos obligado destacar el fraseo cálido y amplio del segundo tema que,
años queda patente en esta cuidada como en la Primera Sinfonía, Brahms pide «largamente». Pero los dos
edición. Por último, en estos dos «allegrettos», es decir los terceros tiempos de ambas sinfonías, resultan
conciertos -precedidos de unos ensa- apresurados, impacientes, bruscos, o todo a la vez; así, su magia se
yos, muy relajados, cosa poco habi- esfuma y, con ella, el contraste que han de aportar, con lo que la ver-
tual en el maestro- Toscanini suavizó bastante su concepto brahmsiano, sión no alcanza la plenitud y equilibrio de las que firmaron los citados
casi siempre rápido y enérgico hasta la brusquedad. Aquí, los tempi, u otros grandes brahmsianos (Wand, Bruno Walter o Sanderling). La
aunque movidos, son más elásticos y relajados; el fraseo, más cálido, y Cuarta no me parece particularmente lograda: pese a su admirable
la dinámica, de mayor riqueza de matices, por lo que las obras suenan dinamismo, los movimientos primero y segundo se hallan carentes de
más centradas estilísticamente, en especial la Tercera, la mejor de sus la atmósfera adecuada, y quedan muy, muy lejos del ideal que señaló
versiones de esta obra tan problemática y la más perfecta de las ofreci- Furtwängler (TAHRA, ORFEO, EMI), y el final transmite una extraña
das en Londres. Creo que el punto débil de Toscanini en estas sinfoní- sensación, pues su segunda parte -es decir, desde la variación 16 hasta
as fueron siempre sus movimientos centrales, cuyo carácter íntimo, fre- que concluye- está llevada a tempo más retenido que la primera mitad.
cuentemente expresado con texturas camerísticas e impregnado de un Impecables, por el contrario, las versiones de obras tan diferentes entre
sentimiento de la naturaleza sólo explícito en el Adagio de la Segunda, sí como las Variaciones Haydn y la obertura Trágica.
pero siempre perceptible, no hallaban eco en la sensibilidad del maes- En suma, una óptima ocasión de conocer el Brahms de Toscanini en
tro italiano. La música de Brahms tardó en abrirse camino en la Europa las mejores condiciones musicales y técnicas; un Brahms que parte de
meridional y, salvo la excepción de Victor de Sabata, hasta la llegada la crítica americana e inglesa sigue considerando de referencia y que,
de Cantelli y -sobre todo- Giulini, no hallamos a directores italianos a despecho de las reservas expuestas, revela la calidad indiscutible de
identificados plenamente con ella. uno de los grandes directores del siglo XX, que a los 85 años aún daba
En esta ocasión los movimientos centrales de la Tercera resultan muy lecciones de energía y de entusiasmo por esta música imperecedera.
hermosos: la aterciopelada sonoridad de cuerda y madera de la Muy buenos comentarios de Alan Sanders.
Filarmonía, muy preferible a la seca de sus colegas de la NBC, resulta
admirable; los tempi son perfectos; y el fraseo, cálido y flexible. En el R.A.
Allegro inicial, Toscanini repite acertadamente la exposición y consigue
el necesario equilibrio entre el todo y las partes; el contrapunto es J. BRAHMS: Integral de las 4 sinfonías; Obertura Trágica, op. 81; Variaciones sobre un
tema de Haydn, op. 56a / Philharmonia Orchestra. Dir.: Arturo Toscanini (1952) / TES-
claro, y el impetuoso fraseo habitual del maestro se matiza con los con- TAMENT / Ref.: SBT 3167 (3 CD) D2 x 3
trastes y remansos que pide Brahms. Y si las versiones de la NBC nos

Obras orquestales de Josef Suk, en CPO

Los sinfonismos crepusculares


S
abemos que el compositor checo Josef Suk (1874-1935) es uno de los grandes posteriores a Dvórak
y contemporáneos de ese otro compositor especialísimo que, pese a ser veinte años mayor, se dio a
conocer más o menos al mismo tiempo que la generación de Suk. Suk, además, fue yerno y discí-
pulo de Dvorák. Su cometido no fue el de innovar, sino el de continuar una tradición nacional y con-
solidarla, junto con músicos como Foerster o Novák. Ahora bien, como intérprete, Suk fue un espléndi-
do segundo violinista del Cuarteto Checo, que dio a conocer las grandes obra de la especialidad de su
patria y de otras patrias. El propio Suk compuso un par de cuartetos para cuerda y alguna otra obra para
esa formación.
El gran Josef Suk orquestal no se limita a os cuatro poemas sinfónicos compuestos entre 1905 y 1933 y que formaban algo parecido
a un ciclo o un legado (Asrael, Cuento de estío, Maduración, Epílogo), sino que tiene su correspondencia en obra como las dos aquí
incluidas. Hasta hace algún tiempo, era imposible conseguir un registro del poema sinfónico Praga, pero ahora es posible acudir a varias
lecturas fonográficas, entre las que necesariamente destacará ésta, la de Alun Francis con la Filarmónica del Nordeste de Alemania, que
no se le debe a una orquesta ni a un director checos, y que acaso sea muestra de la salida del repertorio nacional fuera de las fronteras
y los estudios de grabación de la pequeña república centroeuropea.
El poema sinfónico Praga (que, por cierto, empezó Suk a esbozar durante una gira por España del Cuarteto Checo) incluye el motivo
del mismo coral husita utilizado por Smetana para los dos poemas sinfónicos históricos de Mi patria, Tábor y Blánik (los otros cuatro se
refieren a la naturaleza y a la leyenda), y este tema le presta carácter a la obra, recorriéndola como un hilo conductor unitario, como un
nervio dramático esencial para el sentido del discurso. Pero Suk incluye también en Praga el tema de amor de la música incidental que
compuso en plena juventud, en 1897, para Radúz y Mahulena, drama de Julius Zeyer. Y aquí es donde entra Pohádka, Cuento de hadas
(¡cuántos compositores checos, entre ellos Smetana, no tienen su propio Pohádka!), porque esta suite sinfónica, esta sinfonía en cuatro
movimientos, utiliza música de esas piezas incidentales mediante una transformación posterior que no se atiene por completo a la pro-
puesta original. En ambas obras, el sinfonismo de Suk queda patente por la fuerza expresiva de sus planteamientos y desarrollos, por el
lirismo sugerente de los episodios lentos, por el pathos poderoso de su dramatismo. Alun Francis y esta orquesta consiguen con esos
materiales y su comprensión de los discursos un CD realmente notable.
Santiago Martín Bermúdez

J. SUK: Praga, op. 26; Cuento de hadas «Pohádka», OP. 16 / Filarmonía del Noroeste de Alemania. Dir.: Alun Francis / CPO / Ref.: 999576-2 (1 CD) D14

( 20 )
CPO expende la docena de Sinfonías completas de Darius Milhaud (1892-1974), en edición galardonada
con el premio CANNES CLASSICAL AWARDS 2000 en la categoría de estrenos orquestales en CD

Insaciable anhelo de componer

E
ntre los títulos seruendos del copioso catálogo creativo de Buda»), en conmemoración del 250 aniversario de la reconquis-
Milhaud fue el postrero Ani maamin, un canto perdido y ta de la plaza húngara del dominio otomano-. Regresó Milhaud
recobrado, cantata compuesta para la edición de 1973 del a su ciudad natía para crear una obra festiva y de gran enverga-
Festival de Israel sobre un texto de Elie Wiesel con la cual alcan- dura en cuatro tiempos que revistiera forma de sinfonía -su
zó su opus 441. Escribió en 1962 Claude Samuel: «¿Puede una Tercera- para coro (sin palabras en el segundo movimiento y
producción inmensa ser acaso perfecta? ¿Puede uno imaginarse sobre el texto latino en el último) y orquesta, avivada por un
cuatrocientas obras todas igualmente impregnadas por la gracia ánimo laudatorio debido al desenlace acaecido.
del genio? [...] Incluso en sus páginas Retornado a su morada estadounidense
más flojas, Milhaud conserva un estilo, recibió Milhaud en 1947 la proposición
su estilo...» Observó atinado Adolfo del ministro francés de Educación nacio-
Salazar: «La facilidad y la fecundidad de nal de escribir una composición para la
Milhaud se hicieron pronto legendarias». ocasión del centenario de la Revolución
Incomparablemente industrioso en el de 1848. De ella derivó la Cuarta sinfo-
marco del siglo XX, se mantuvo activo nía, en cuatro evocativos cuadros con
por igual en la salud como postrado en música programática sin acción, reminis-
su lecho de enfermo o incluso sumido en cente de marcialidad y tonos insurreccio-
las molestias de los viajes, creando obras nales, plena de elocuencia y sugestivo
voluminosas (óperas, ballets, conciertos, colorido.
partituras sinfónicas) a la par que otras Fechadas en la década de los cincuenta,
numerosas de reducido formato (ciclos las sinfonías Quinta (1953), Sexta (1955),
de canciones, piezas de cámara e instru- Séptima (1955), Octava (1957; Del
mentales). Enemigo de los sistemas, Ródano: descriptiva del curso de este río,
Milhaud utilizó todos los procedimientos crucial para la historia de Francia, desde
de expresión factibles con un estro meló- su nacimiento entre las brumas alpinas
dico innovador sin cesar, en una descon- suizas hasta su desembocadura del delta
certante mezcolanza de sencillez y com- de La Camargue en tierras provenzales) y
plejidad siempre ajena al hermetismo. Novena (1959), fueron originadas por las
«Soy un francés provenzal y por religión un judío», declaró al respectivas encomiendas de la itálica RAI, Charles Münch y la
comienzo de su autobiografía Ma vie heureuse. Si bien transitó Orquesta Sinfónica de Boston, la Radio belga, la Universidad de
por múltiples movimientos estilísticos (neoclasicismo, exotismo, Berkeley (California) y Mario de Bonaventura para la Orquesta de
influencias del jazz, politonalismo) debido a su curiosidad y Fort Lauderdale. Presentan recíprocas concomitancias tales como
goloso apetito, se desenvolvió por los cauces del gusto armónico la duración oscilante entre los veinte y treinta minutos y una gra-
latino y la claridad francesa pero sin desdeñar cierta monumen- fía suelta impelida por un ímpetu de alígera progresión, embebi-
talidad altilocuente. De la causticidad cara a Les Six hasta un liris- da en la tinta secretada por un abundante e inextinguible ideario
mo denso, el politonalismo -que no anula la tonalidad sino estético.
superpone tonalidades diversas- ejemplifica la particularidad téc- La tríada sinfónica final de Milhaud data del bienio 1960-61,
nica más lucida de su música. época en que el autor mantenía -en transoceánico acaballamien-
Las seis sinfonías de cámara previamente compuestas por to- la responsabilidad de sus puestos americanos y franceses.
Milhaud entre 1917 y 1923 equivalieron al ejercicio de estilo Cimentado su estilo en el formalismo tradicional, difería palma-
propedéutico a su inmersión en el genuino elemento sinfónico, riamente del furibundo vanguardismo de sus contemporáneos.
requeridor de una más nutrida plantilla orquestal. Promediada su Mientras que la Décima (1960; compuesta por el centenario del
prolífica andadura artística y recluido en su residencia de su natal estado de Oregón) inhala el alborozo neoclásico, la Undécima
Aix-en-Provence a causa de la artritis reumática que le aquejaba (1960; Romántica: encargo de la Biblioteca pública de Dallas)
y ocasionalmente le confinó en una silla de ruedas, afrontó en consecuentemente exhala un aire meditativo y la Duodécima
1939 la escritura de su Primera sinfonía, portadora del núm. 210 (1961; Rural: requerida por la Universidad de Davis) muda con
de opus. Acicateado por esta comisión de la Orquesta Sinfónica naturalidad las impresiones en sensaciones sonoras, y la lumino-
de Chicago que celebraba así su aniversario, pudo enfrentarse a sa sustancia mediterránea en cálida claridad californiana.
su severa incapacidad física y sobrellevar la inquietud suscitada CPO realizó entre 1992 y 1997 la primera grabación integral
por las expectativas aciagas que los acontecimientos de la con- de las doce sinfonías (invariablemente perspicuas) de Milhaud
tienda bélica hacían presagiar. Ilustra sus cuatro movimientos la con la estimable aportación de la Orquesta Sinfónica de la Radio
premisa que Milhaud se propuso imprimir en sus demás obras de Basilea y la participación del Coro del Teatro basiliense en la
sinfónicas: esbozar estampas características discordantes entre sí Tercera, regidas ambas formaciones por la diligente (y ducha en
mas concertados sus contrastes en el lienzo conjuntivo, fuesen de el repertorio coetáneo) batuta de Alun Francis. La edición (en un
talante jubiloso, extravagante, solemne, vigoroso o relajado. estuche de cinco discos) añade el aliciente gráfico de reproducir
Huido en 1940 de la Francia invadida por y rendida a los en las portadas de los librillos cuadros de Paul Cézanne, ínclito
nazis, el semita Milhaud durante el resto del transcurso de la con- conciudadano del compositor.
flagración europea se refugió en los Estados Unidos, donde Podría la sinfonía coral Pacem in terris (1963) ser considerada
ocupó un puesto de profesor en el Mills College de Oakland cual Decimotercia integrante del ciclo sinfónico de Milhaud.
(California) y luego aceptó, en 1944, el encargo de componer su Basó el músico judío esta obra en fragmentos de la encíclica
Segunda sinfonía (en cinco movimientos), proveniente de la homónima dirigida por el papa Juan XXIII al orbe católico (pro-
Fundación Koussevitzky en memoria de Nathalie. En 1946 la vocadora del interés universal), cuyo estreno fue conducido por
estrenó el mismo compositor al frente de la Orquesta Sinfónica el protestante Charles Münch. Consistía su mensaje ecuménico
de Boston, desplegando una sucesión de acentos serenos, miste- en una llamada para terminar con el racismo, por el reconoci-
riosos, fúnebres o recónditamente gozosos. miento de la igualdad de todos los pueblos en dignidad y dere-
A modo de manifestación del regocijo inspirado por la finali- chos, así como por el desarme mundial y la consiguiente desa-
zación de una guerra de tan funestos efectos para la humanidad parición de las armas nucleares: fruslerías utópicas.
cuan execrable sea para siempre el recuerdo de sus instigadores,
Henri Barraud, director de la Radiodifusión francesa, pidió a José Luis Gómez Lozano
Milhaud en 1946 que compusiera un Te Deum según el himno
ambrosiano en alabanza de Dios -como, asimismo, hiciese en D. MILHAUD: Integral de sinfonías - Sinfonías 1-12 / Orquesta Sinfónica de la Radio
1936 Kodály con su Budavári Te Deum («Tedéum del castillo de de Basilea. Dir.: Alun Francis / CPO / Ref.: 999656-2 (5 CD) D14 x 5

( 21 )
BIS presenta su segundo y último CD dedicado BIS publica el segundo volumen de la
a las sinfonías de Albéric Magnard (1865-1914) integral pianística de Isaac Albéniz,

La summa sinfónica de un por Miguel Baselga

creador insobornable Añorada en


on la publicación del presente disco, BIS completa la integral sinfónica de Albéric la lejanía
C Magnard a cargo de Thomas Sanderling y la Orquesta Sinfónica de Malmö, iniciada el

S
pasado verano con el dedicado a las Sinfonías 1 y 3, que fue comentado en estas pági- e ha dicho que de un modo original, y
nas en el Boletín nº 74. Razones de minutaje han obligado a utilizar dos discos de corta un tanto tardío, España se incorpora
duración, uno por sinfonía, aunque el álbum se vende a precio de un disco sencillo; ya con Albéniz al lado pianístico del
puestos, quizá hubiera sido preferible aprovecharlos romanticismo europeo. Cierto es que el
para editar una auténtica integral orquestal del compo- músico aglutina todas las características del
sitor francés, incluyendo en el álbum sus restantes intérprete romántico: niño prodigio triunfan-
obras, de dimensiones más reducidas, encuadradas en te, nomadismo, autodidacta, desbordante
el género sinfónico-poemático: el Canto fúnebre, la humanidad, viajero con Liszt por varias ciu-
Obertura, el Himno a Venus y el Himno a la justicia. dades europeas...
En el artículo anterior ya se comentó la importancia del Si en un principio, como todos los com-
legado sinfónico de Magnard como lazo de unión del positores de la época, Albéniz aprende a
sinfonismo francés de los años ochenta (Saint-Saëns,
hacer música siguiendo fielmente el con-
Franck, Lalo, Chausson) y el del nuevo siglo, cuyo
cepto de lo «español» que les venía de
representante más egregio será Albert Roussel. La per-
fuera: Glinka, Liszt, Lalo, Bizet, con ese
sonalidad de Magnard no ha dejado de intrigar a quie-
nes se han acercado a su figura: hombre de insoborna-
carácter pintoresco y «tópico», finalmente,
ble honestidad y consecuente con sus ideas, vivió en su instinto de
un creciente aislamiento frente al tumulto parisino, gran músico,
retirándose con su familia a Baron, pequeña población su autodidac-
en el nordeste de Francia, donde le sorprendió el esta- tismo perfec-
llido de la Guerra del 14. Tras evacuar a su mujer e hijas, permaneció tranquilamente com- to, le encum-
poniendo hasta que el avance del ejército alemán le llevó, en un acto de absurdo heroísmo brarán a
-ilustrativo de su intransigente personalidad- a enfrentarse en solitario desde su propiedad sobrepasar
con las tropas enemigas, que arrasaron su casa, pereciendo su autor y destruyéndose todos esa estética
sus papeles, recuerdos y manuscritos, incluidas las obras en curso de composición. costumbrista,
La Segunda Sinfonía, compuesta entre 1892 y 1893 -una vez concluidos sus estudios con llegando a ser
D’Indy-, no siendo una obra perfecta, supone un avance sobre la inmadura Primera. Tras uno de los
una inicial ejecución pública en Nancy en 1896 a cargo de su amigo Guy Ropartz, mal aco- grandes hitos
gida por la crítica, que la motejó de complicada, oscura y «logarítmica», Magnard sustitu- del pianismo
yó el segundo movimiento -Fugas- por el frescor popular de unas Danzas «deliciosas de ins- del siglo XX.
piración y ritmo» a juicio de Ropartz. Cuatro movimientos componen la obra: una Obertura Su música no
(Assez animé) en forma sonata con un doble tema, el primero, lleno de energía, a cargo de ha nacido de una escuela, y aunque lleve
los cellos, y el segundo, más lírico y soñador, confiado a las maderas; un Scherzo -las asimilada los postulados de la nueva escue-
Danzas antes citadas-; un extenso y apasionado tiempo lento (Chant varié), consistente en la francesa, es más fiel al radical individua-
un expresivo tema a cargo de los violines seguido de tres desarrolladas variaciones, cerrán- lismo español, en su caso decidido a tomar
dose la obra con un Final (Vif et gai) coronado por un fortissimo en unísono. la vieja raíz hispana para expresarla con
La Cuarta Sinfonía, compuesta entre 1911 y 1913, a más de quince años de distancia de savia nueva.
la anterior, la sugestiva Tercera (1895-96), es una página de plena madurez, sin duda la obra Casi año y medio después de la graba-
maestra del entero ciclo y una de las más elevadas muestras del quehacer sinfónico francés, ción del primer volumen de la obra comple-
digna de figurar entre las mejores de su tiempo al lado de las de Franck, Dukas o Roussel. ta para piano de Isaac Albéniz, el sello BIS
Su estreno triunfal tuvo lugar en la Sociedad General de Música el 16 de mayo de 1914, dos pone a nuestro alcance este segundo álbum
meses antes del estallido de la conflagración que acabaría con sus días. Obra que transpira registrado en julio de 1999 en el Auditorio
serenidad por todos sus poros, y sin embargo compuesta «en un completo marasmo», a jui- de Zaragoza por el pianista que ha iniciado
cio de su autor, cuenta con una orquesta rica: maderas a dos, más piccolo, corno inglés y la serie: Miguel Baselga, quien está compro-
clarinete bajo; cuatro trompas y restantes metales por tres, arpa y percusión. El primer movi- metido a finalizarla. El CD incluye esta vez
miento se abre con un Moderé -que contiene el tema generador de la obra, con tres célu-
el segundo de los cuatro cuadernos de esa
las o elementos que reaparecerán a lo largo de la sinfonía en citas textuales, desarrollos o
síntesis colosal del virtuosismo romántico
superposiciones con otros temas-, seguido del tradicional Allegro bitemático, que respeta
que es Iberia. Las tres piezas que lo compo-
todos los cánones del género (exposición, desarrollo, reexposición y coda con cita del tema
generador; el segundo (Vif), es un Scherzo también con dos temas, el segundo de los cuales nen, Triana, Almería y Rondeña, se nos ofre-
es una transposición de la recurrente célula inicial, al que sigue sin interrupción un tiempo cen por el orden en que se publicaron por
lento, aunque precisamente titulado Sans lenteur et nuancée (Sin lentitud y matizado), vez primera en 1907. Habitualmente esta-
extenso lied variado en cinco secciones que alternan pasajes líricos y otros de mayor inquie- mos acostumbrados a escucharlas invertidas
tud e inestabilidad, y que a su vez se encadena con un grandioso final (Animé) que con- las secuencias de las piezas, al tomarse
cluye en la calma y la serenidad. Pero toda descripción técnico-estructural, aun la más pre- como modelo una segunda edición que el
cisa, no alcanzará a expresar lo que constituye el rasgo más característico de esta summa compositor publicó poco tiempo después y
sinfónica magnardiana: lo noble y bello de sus ideas, su contagiosa energía, su optimismo en la que la gracia impresionante de
y ternura, su amor a la vida. Auténtica radiografía del alma exigente y autocrítica de su Rondeña aparece en primer término con
autor, resulta merecedora del conocimiento de un público todavía alejado del mundo sin- Triana en último lugar, manteniéndose
fónico francés, al que esta brillante interpretación de la centuria sueca, dirigida por un here- Almería en el lugar central. El segundo cua-
dero de la mejor tradición directorial alemana como Thomas Sanderling, puede desvelar derno de Iberia fue dado a conocer por la
nuevos horizontes, insospechadas cimas. Un disco de los que hacen afición. pianista Blanca Selva en septiembre de 1907
en St. Jean de Luz, aunque Triana se daría a
S.S. conocer, meses antes, por Joaquim Malats
en Barcelona y Madrid, respectivamente.
A. MAGNARD: Sinfonía nº 2 en mi mayor; Sinfonía nº 4 en do sostenido menor / Orquesta Sinfónica de Malmö. Siguen a estas piezas los 7 Estudios en los
Dir.: Thomas Sanderling / BIS / Ref.: BIS 928 (2 CD) D2 [2 CD al precio de 1]
tonos naturales mayores, op. 65, deudores
También disponible: de la estética listziana, aunque también
A. MAGNARD: Sinfonía nº 1 en do menor, op. 4; Sinfonía nº 3 en si bemol menor, op. 11 / Orquesta Sinfónica
de Malmö. Dir.: Thomas Sanderling / BIS / Ref.: BIS 927 (1 CD) D2 podemos averiguar tras sus notas a
Schumann y a Chopin. Estudios éstos de

( 22 )
gran expresividad y de cierta ALMAVIVA publica una cuidada selección de grabaciones históricas de Joaquín Turina
complejidad para el intérpre-
te. Las dos mazurkas de salón:
Amalia, op. 95 y Ricordatti, Sombras benefactoras
op. 96, son tributos al con-

R
cepto burgués de la música ebuscando en el túnel del tiempo y en instrumento que tañe el propio Turina. Bastantes
de salón en la que si no hay archivos raros, el sello ALMAVIVA, depen- grados peor que la ya citada Victoria, Los dos mie-
hondura sí hay algo del alma diente del Centro de Documentación dos y Tu pupila es azul son otras dos páginas para
y musicalidad de su autor. Musical de Andalucía, ha espigado una serie de soprano que aborda doña Lola.
Continúa con las dos piezas recónditos tesoros: interpretaciones históricas de Dos obras para guitarra, la Sonata, op. 61 y el
que forman la colección pentagramas de Joaquín Turina, un compositor Fandanguillo,
Espagne (Souvenirs), que andaluz de mucho tronío, un competente artesa- op. 36, nos re-
apuntan al estilo maduro en no, dotado de una preparación musical importan- cuerdan las ha-
un alarde de cálida sensibili- te, de una notable inspiración para aprovechar bilidades de
dad poética y de audacias temas populares de su tierra, de una formación los dos quizá
armónicas. El disco se com- académica -la parisina Schola Cantorum de por más grandes
pleta con la única obra escri- medio- a prueba de bomba y de una sutil capaci- guitarristas
ta y acabada que está pensa- dad para, desde esa altura, colorear todo tipo de españoles de la
da para suite sinfónica articu- imágenes musicales; siempre partiendo de una posguerra,
lada en seis piezas y denomi- por lo común impecable factura en la que lo fol- Narciso Yepes
nada Alhambra. En La Vega, klórico no llegaba a adquirir casi nunca el vigor, y Andrés Se-
que así se llama la pieza en el grado de estilización, la trascendencia que govia, respecti-
cuestión, se nos muestra entrañaban algunas de las mejores composicio- vamente, en
como una «reflexión musical» nes de Albéniz, Falla o, incluso, Granados. Gusta grabaciones
en su mismo forcejeo formal. siempre en todo caso escuchar la música del sevi- muy alejadas en el tiempo. La del primero, toma-
Ella nos indica el tránsito llano, aunque a veces, a fuerza de repetir esque- da en el Teatro Real en 1969, suena con mucha
hacia una unión del gran vir- mas, giros, diseños melódicos y rítmicos, se sitúe presencia aunque un tanto oscura; la segunda es
tuosismo pianístico, con un próxima al cliché. de 1928 y pese a ello se sigue con cierta limpie-
sentido claramente «naciona- Cómo no seguir con atención, por ejemplo, za. Dos relevantes pianistas se hacen cargo de
lista» de la composición: la esa sensacional interpretación de los cuatro tres de las Cinco danzas gitanas, op. 55 y de
evocación de la vega granadi- números vocales -no se incluyen los tres instru- Mujeres españolas, op. 17. El uno, José Cubiles,
na, el fondoso paisaje que mentales- del Canto a Sevilla, en los que brilla que toca con su sentido del ritmo y su gracia tra-
bordea la ciudad. No es tanto como un diamante la impoluta voz de una dicionales en un registro de los años cuarenta; el
una descripción, es una inte- Victoria de los Ángeles de 28 añitos (1951), tersa, otro, Esteban Sánchez, que exhibe su digitación
riorización la que nos hace cristalina, capaz de dar a unas piezas algo anodi- primorosa y su fraseo incisivo en una exultante
sentir esa música de Albéniz: nas y repetitivas un misterio y un encanto que no interpretación para RNE de 1974 perjudicada por
la vieja raíz hispana añorada poseen en tal grado; ni siquiera en la versión con una toma sonora metálica en la que el piano
en la lejanía. Indiquemos que acompañamiento orquestal, que es la que en este parece una pianola; algo en lo que intervenía
caso se brinda y en la que presta su brío la batu- también la tímbrica agresiva y el estilo percutivo
esta bella pieza está colocada
ta de Antal Dorati, que hace vibrar a la Orquesta del instrumentista extremeño, un artista de talla
en la banda 11 en lugar de en
de la Residencia de La Haya. Siguiendo con lo que, inexplicablemente y por diversos problemas
la 15 como se señala en los
sinfónico, hay que resaltar la presencia de una que no vienen al caso, no llegó a hacer, en con-
créditos del disco.
soberana recreación, plena de vida y color -en tra de lo que se podía prever, una carrera interna-
Si a Miguel Baselga ya en
ocasiones solamente entrevisto dada la pobreza cional de altura pareja a sus dotes y méritos, fácil-
sus inicios se le daba como
del espectro sonoro-, fechada en 1954, de La pro- mente comprobables en esta marchosa y calurosa
un prometedor ejecutante,
cesión del Rocío, debida a Argenta y la Nacional recreación del juvenil Op. 17, uno de cuyos
hoy ya no queda duda de su
de las grandes épocas, y la estupenda aunque números, el segundo, La andaluza sentimental,
ascenso en el escalafón. Nos
lejana lectura de Ensueño, una de las tres Danzas encuentra un arreglo abreviado en los precisos y
proporciona un registro del fantásticas, con nada menos que Fernández Arbós garbosos palillos de Antonia Mercé, La Argentina.
todo atractivo, con un piano y su Sinfónica (1929); la sensitiva y poética narra- Otra bailarina no menos famosa, Encarnación
brillante y ágil al que no le ción de La oración del torero de Toldrá y la López, La Argentinita, nos obsequia con el
falta expresividad. La forma Sinfónica de Barcelona (1949) y la curiosa inter- Zapateado, de tres Danzas andaluzas, op. 8, gra-
de presentarnos la obra del pretación de la Rapsodia sinfónica, op. 66 a cargo bación, como la anterior, de 1930.
compositor hace interesante de la pianista inglesa Moura Lympany y el direc- Un álbum de dos discos que, según lo expues-
su audición, ya que en su tor checo Walter Süsskind con la Philharmonia de to, nos trae, como apunta Justo Romero en sus
simultaneidad pueden distin- Londres (1947). documentadas notas, un cierto olor a naftalina:
guirse las distintas etapas y En lo vocal, aparte lo comentado acerca de no porque la música recogida en sagaz labor de
evolución del maestro catalán Victoria de los Ángeles, nos encontramos con una producción por José María Martín Valverde no
que le llevaron a ocupar un auténtica joya: Cantares, del ciclo Poema en posea un valor artístico innegable, sino por la
puesto de privilegio en el uni- forma de canciones, op. 19, en versión de antigüedad de las tomas y por las características
verso musical. Excelentes Conchita Supervía (1928), que despliega, en un de unos pentagramas que, en algunos aspectos,
comentarios de Jacinto Torres tono más bajo del habitual, una magistral lección más allá de su acertada configuración formal,
en el librito que acompaña al de gracia, intención y arte, con la palabra muy podían acercarse demasiado a la frontera del sen-
disco. dicha y la voz, con su característico trémolo, en timentalismo y no llegaban a trascender del todo
sazón: timbrada, caliente, llena de sugerencias y el límite de lo genial. La publicación tiene en
M.G.F. de envolventes significados. No es corriente escu- todo caso calidades suficientes y ofrece aspectos
I. ALBÉNIZ: Integral de la obra para
char hoy en día grabaciones de la durante tantos instrumentales y vocales de rango y categoría
piano (Vol. 2) - Iberia (Cuaderno II); años profesora y fundadora de la Escuela de canto indiscutibles, contenidas en una selección que no
Siete Estudios en los tonos naturales de Madrid, Lola Rodríguez de Aragón. Aquí la guarda ningún aparente orden.
mayores, op. 65; Amalia, op. 95;
Ricordatti, op. 96; Espagne tenemos a sus 36 primaveras (1946), con su fres-
(Souvenirs); La Vega / Miguel Baselga ca y ligera sonoridad de jilguero, una moderna Papageno
(piano) / BIS / Ref.: BIS 1043 (1 CD) D2 Elisabeth Schumann -de quien había sido pasaje-
ra discípula- pero con menor encanto tímbrico y GRABACIONES HISTÓRICAS DE JOAQUÍN TURINA -
También disponible: Registros de 1928 a 1974 / Interpretaciones de Victoria de los
I. ALBÉNIZ: Integral de la obra para unas dosis mayores de infantilismo interpretativo. Ángeles, Antal Dorati, Esteban Sánchez, Narciso Yepes, Ataúlfo
piano (Vol. 1) - Iberia (Cuaderno I); 12
Piezas características, op. 92; Mallorca Algunos ocasionales ataques al agudo faltos de Argenta, Conchita Supervía, A. Mercé «La Argentina», E.F.
Arbós, José Cubiles, Lola Rodríguez Aragón, Eduardo Toldrá,
(Barcarola), op. 202 / Miguel Baselga redondez y de exactitud tonal perjudican una Andrés Segovia y Joaquín Turina / ALMAVIVA / Ref.: DS 0128
(piano) / BIS / Ref.: BIS 923 (1 CD) D2
plausible aproximación a las cuatro canciones del (2 CD) D10 x 2
Canto a Sevilla, esta vez en su versión con piano,

( 23 )
DIVERDI
ANTONIO ARMET entrevista

E
NSAYO es el sello español que, desde finales de los años sesenta, supuso sin duda la aventura más exitosa de la industria discográ-
fica nacional. En su rico catálogo es posible hallar lo mejor de muchos de los grandes nombres de la música española, tanto autores
-de Albéniz, Arriaga o un hispanizado Boccherini, pasando por Falla, Guridi y los Halffter, hasta Sor, Toldrá y Turina- como intérpre-
tes -ante todo, Federico Mompou y Esteban Sánchez, y también Ros Marbá, López Cobos, Achúcarro, Zanetti, los García Asensio y can-
tantes de la talla de Teresa Berganza y José Carreras-; pero no es menos posible encontrar los nombres de Beethoven, Brahms, Liszt,
Mozart, Pergolesi o Vivaldi, o los de Bergonzi, Bolet, Marco Scano, el Cuarteto Rasoumovsky o la Orquesta de Cámara Inglesa. Y, como
muestra de la apertura de horizontes del sello, que nunca se planteó la falsa dicotomía música culta-música popular, la zarzuela, las can-
ciones de toda la vida, los pasodobles, los boleros, la música sudamericana y las grandes aportaciones jazzísticas de Tete Montoliu se
codean en condiciones de igualdad en sus páginas con los grandes clásicos.
Hemos pedido a Antonio Armet, alma mater del sello desde su creación, que nos hable de sus orígenes, su historia, sus proyectos y
sus sueños, realizados o no. Estas son sus confesiones.

DIVERDI: comentaríamos acerca de Teresa Berganza y José Carreras, sin olvidar a


Es sabido que ENSAYO se creó en Barcelona en 1968. ¿Quiénes fueron Renato Capecchi, uno de los artistas que más me han impresionado
las personas y entidades involucradas en la aventura fundacional, cuá- humana y artísticamente. Hemos tenido suerte con las voces. A todos les
les fueron las razones que llevaron a la creación del sello y qué criterios propuse repertorios que a un tiempo no colisionaran con sus grabacio-
editoriales se formularon? nes habituales y que casaran con el carácter eminentemente latino de
ENSAYO. Todas estas producciones han merecido premios y galardones,
ANTONIO ARMET: y creo que el paso del tiempo no las dejará en el olvido.
ENSAYO nació en el ámbito de una pequeña empresa ubicada en
Barcelona y pionera en el mundo de la alta fidelidad, una empresa que D.: Dos grandes figuras del piano español, Esteban Sánchez y Federico
distribuía algunas de las mejores marcas del momento, marcas míticas Mompou, han hecho aportaciones sustanciales al catálogo de ENSAYO,
algunas de las cuales aún perduran. En ella se vivían y recomendaban ambos como intérpretes y el segundo, además, como compositor.
con fervor aquellas grabaciones que destacaban por sus méritos técni- ¿Cómo se produjeron sus respectivas colaboraciones con el sello? ¿Qué
cos y musicales. ENSAYO se gestó en este ambiente como un proyecto hitos recuerda como especialmente significativos en ambas relaciones?
personalizado, y sin ambiciones profesionales ni empresariales. Sólo
como un reto ilusionado, ingenuo, un punto osado, de emular aquello
que tanto admirábamos. Por supuesto, no olvidábamos nuestros escasos A.A.: En el avión, regresando de Londres, donde habíamos grabado los
recursos, las dificultades del empeño... Creo que el nombre de la marca, salmos y motetes de Vivaldi con Teresa Berganza y la Orquesta de
ENSAYO, ya insinúa las aprensiones de nuestro entusiasmo. Cámara Inglesa, Ros Marbá y yo especulábamos acerca de futuros pro-
yectos. Dos de ellos se harían realidad con el tiempo: Ros Marbá sugi-
D.: ¿Cuál fue el primer disco grabado y publicado por el sello, y por qué rió el enorme interés que supondría que Mompou grabara su propia
precisamente ése? ¿Recuerda usted alguna anécdota relevante en el pro- obra pianística; y yo tracé el esbozo de lo que más adelante sería El
ceso de su elaboración? ¿Cómo fue recibido por el público y la crítica? Madrid de Chueca. Colaborar con Mompou, tratarle personalmente,
compartir su entrañable personalidad, su mundo musical hecho de ter-
A.A.: La primera producción grabada enteramente y publicada fue el nura, de magia... ¡extraordinario! ¿Y qué voy a decir de Esteban
Trío con piano de Tchaikovsky. ¿Por qué? Fue el primer proyecto que Sánchez? Desde su primer disco Albéniz de 1968, año fundacional de
encontró las maneras adecuadas para poder plasmarse en realidad. ENSAYO, se convirtió en un amigo y colaborador de nuestros proyectos,
Admiraba y defendía la música de Tchaikovsky, en gran parte descono- hasta que decidió tomar el camino de su pudoroso retiro de la escena.
cida en aquellos tiempos y algo menospreciada por la crítica y los ini- Significativo en nuestra relación y que define anecdóticamente su per-
ciados. Tenía predilección por su hermoso Trío, del que sólo existía una sonalidad, era cuánto disfrutaba yo cuando preparando un nuevo pro-
versión que apenas se encontraba. Por otro lado, Víctor Martín, uno de yecto le hacía leer a primera vista partituras candidatas. Era sorpren-
los primeros intérpretes admirados con quien contacté, era un magnífi- dente, cautivador, genial...
co intérprete del Concierto para violín del compositor ruso. Él se puso
en contacto con el violonchelista italiano Marco Scano y con el pianis- D.: ¿Hay alguna peculiaridad especial en el proceso de grabación de sus
ta Jorge Bolet. Me extendería en exceso hablando de ello: ¡son tantas discos? ¿Existe un especial «sonido ENSAYO», un estilo de la casa que
cosas, tantas circunstancias aleatorias que se encadenaban...! ¿Cómo Vd. quiera resaltar? Y, como complemento a esta pregunta, ¿de qué pre-
fue recibido? Con sorpresa y admiración. Año 1968, un sello autóctono mios conseguidos por el sello a lo largo de su trayectoria se siente usted
graba en Barcelona, un trío apenas conocido de un compositor ruso, más satisfecho?
interpretado por un español, un italiano y un cubano... era un hecho sin-
gular. Y la vehemencia y emoción que rodeó los preparativos y las sesio- A.A.: Creo que sí tengo una cierta idea, una cierta sensibilidad acerca
nes de grabación casaban perfectamente con las que emanan de la obra de cómo debe ser una grabación discográfica. Tenía mis admiraciones
de Tchaikovsky. Y esto se nota. cuando inicié el periplo de ENSAYO y, de algún modo, intenté emular-
las. Pero las posibilidades de una pequeñísima empresa, en tiempos en
D.: En ENSAYO grabaron algunos de los artistas líricos españoles más que en este país no había tradición ni estructuras adecuadas, eran más
importantes de aquellos años, en un momento de espléndida plenitud bien escasas. He amado el disco; he visto en él algo más que el simple
vocal, señaladamente Teresa Berganza y José Carreras. ¿Cómo y por qué testimonio enlatado de unas interpretaciones musicales. He creído que
se grabaron esos discos? ¿Cuáles le resultan especialmente próximos o tiene un lenguaje, una emoción propia; que ha de ser respetuoso con el
mejor conseguidos? En este mismo sentido, ¿qué nos diría de los pro- hecho musical, pero sin complejos... En definitiva, siempre me he pro-
yectos, realizados o no, con Carlo Bergonzi? puesto cotas muy altas y nunca, ni en el mejor de los casos, la dicha ha
sido completa. Deseo que lo poco alcanzado sea suficiente para darle a
A.A.: Permítame que altere el orden de las preguntas. Un cierto pudor ENSAYO una cierta personalidad. Con respecto a los premios alcanza-
que se siente al comentar públicamente aquello que se ha vivido perso- dos a lo largo de nuestra trayectoria, acudiré al tópico: todos y cada uno
nal y entrañablemente se hace evidente con fuerza al hablar de Carlo de ellos me han dado momentos de alegría y reconocimiento. Los años
Bergonzi. Me limitaré a decirle que desde 1960, en que le escuché la relativizan, un tanto, su importancia. Ahora, el mejor premio es ver que
Madama Butterfly que grabó para la Decca junto a Renata Tebaldi, he alguien compra un disco en el que has involucrado razones y emocio-
sido un admirador-cómplice de su forma de cantar, de interpretar, a nes personales y se lo lleva a su casa, a su ámbito. E imaginar que cundo
niveles más comprensibles en edades tempranas. Fue mi ídolo, como lo lo escuche percibirá alguna de esas razones y emociones.
fueran Leonard Warren y Ettore Bastianini, y se me morían prematura-
mente por aquella época. Pues bien, que en el año 1972, con un D.: ¿Qué discos hubiera deseado grabar en esa etapa que no llegaron a
pequeño catálogo como único reclamo, lo que sólo tenía que ser un hacerse realidad?
encuentro para conocerle y expresarle mi admiración se convirtiera en
propuesta y origen de un proyecto que se plasmaría seis meses después A.A.: En treinta años, sobre todo en los períodos más entusiastas, es lógi-
en los estudios Fonogram de Madrid, aún hoy en día me parece una co que proyectos imaginados no fueran posibles. Deseo y realidad
pirueta, un golpe del destino con ribetes mágicos. Cosas parecidas pocas veces coinciden. Pero recordaré un caso por su trascendencia:

( 24 )
paseando con Carlo Bergonzi por Villa Agata, residencia de Verdi, le
propuse una grabación en la que interpretara todas las romanzas para ONDINE prosigue su recorrido por la obra
tenor habidas en la obra verdiana y cuya edición coincidiría con el 75 del finlandés más actual, de la mano de Ashkenazy
aniversario de su muerte (1976). Aceptó y puse manos a la obra.
Cuando todo estaba a punto, tuve que cancelarlo porque la envergadu-
ra económica y el riesgo que comportaba era superior a nuestras posi-
Recientísimo
bilidades. Afortunadamente, una gran empresa retomó el proyecto y lo
llevó a cabo tal y como Carlo y yo lo habíamos planeado. Ahí está, y
eso es lo importante. Algo parecido me ocurrió con los conciertos de
Rautavaara
Liszt proyectados con Jorge Bolet y la New Philharmonia; un Retablo de

E
Falla al que le faltó un último detalle, etc. stamos ante dos obras recientísimas de Einojuhani Rautavaara,
el compositor finlandés nacido en 1928 al que estas páginas
D.: ¿Cómo afrontó ENSAYO la transición al CD? ¿Cuáles han sido las le han dedicado ya considerable atención. Rautavaara, pese a
premisas de su relanzamiento actual? su fecha de nacimiento, no tiene nada que ver con los composi-
tores vanguardistas de su genera-
A.A.: Sin entrar en las sutilezas que han venido cuestionando las cuali- ción. Obras como el Concierto para
dades del CD, he de confesar que fui un decidido partidario desde su piano nº 3 (1998), aquí incluido,
aparición, convencido de que venía a solventar milagrosamente podrían hacernos deducir que se
muchos problemas del vinilo que siempre me habían perturbado. Tuve trata de un creador apegado a la tra-
la suerte de que un distribuidor y amigo en Holanda tuviera buenas rela- dición. En efecto, este Concerto en
ciones con las fábricas (en 1983, en los inicios, no sobraba la produc- tres ortodoxos movimientos y con la
ción), y eso nos permitió que ENSAYO fuera una de las pioneras en la carga enfática y dramática de las
edición en CD. En cuanto al actual relanzamiento, éste significa el grandes obras del repertorio, desde
punto de partida, el arranque de una etapa, en un contexto de nueva Grieg a Rach-maninov, desde
savia, de nuevas aportaciones y expectativas acordes con los tiempos Schumann a Chai-kovski (e incluso
que corren, ¡tan distintos!, pero sin traicionar el talante de ENSAYO. Este parodias cinematográficas como el
relanzamiento nos ha permitido editar aquellas producciones del fondo Concerto macabro de Herrmann o
de ENSAYO que consideramos vigentes y hacerlo en las mejores condi- el Concerto de Varsovia de
ciones. A la vista del catálogo alcanzado, creo que es una buena cre- Addinsell). Pero los niveles de conciencia sonora e histórica no
dencial para acometer futuras ambiciones. admiten marcha atrás así como así. El tenso discurso de
Rautavaara no responde en esta obra concertante a las referencias
D.: ¿Qué discos importantes de la etapa anterior están aún pendientes heroicas de sus modelos, ni siquiera a sus demandas virtuosísti-
de lanzamiento? ¿Cuáles son las novedades discográficas más significa- cas, y mucho menos a la lucha que, pretendiéndolo o no, retratan
tivas de la nueva etapa? aquellos artistas y retrata éste. El Concerto de Rautavaara es muy
fin de siglo, y en su desarrollo a partir de acordes plenamente
A.A.: Con los anunciados para este año 2000 creo que ya hay poco por tonales hay al menos uno de los hallazgos de la música del siglo
reeditar. Quedarán grabaciones que sí fueron muy importantes y signi- XX, la desolación. Y la desolación, descubierta por Mahler y desa-
ficativas en su momento, pero que por diversas razones han perdido rrollada por compositores tan distintos como Shostakovich y unos
actualidad. De la nueva y aún breve etapa, viniendo de hablar de la cuantos soviéticos más; como Bernd Alois Zimmermann o Luigi
anterior, en la que el tiempo ya ha hecho su criba y selección, se me Nono, es marca de una época, de una conciencia y de una crisis
hace difícil e incluso inoportuno destacar nada. Sólo desear que todo lo que va más allá del derrumbamiento de la tonalidad clásica y la
hecho esté justificado y tenga un digno nivel de calidad. generalización del serialismo (lo integral: ¿lo integrista?). El liris-
mo del Concerto es desbordado, pero esto no es noticia en
D.: ¿Qué distribución internacional tiene actualmente ENSAYO? ¿Está Rautavaara. Como tampoco lo es que ese lirismo se convierta en
usted satisfecho de los dos años transcurridos desde el relanzamiento abierto drama. Y hasta en sugerencia de tragedia, si es que la tra-
del sello?
gedia es posible en música no teatral.
El Concerto nº 3 es encargo de Ashkenazy, como pianista y
A.A.: ENSAYO se distribuye en Francia, Benelux, Alemania, Japón,
director. Si sabemos esto, descubriremos un sentido profundo en
Estados Unidos, Suiza... con las esperanzas y dificultades que compar-
te la industria discográfica en general. Estoy satisfecho (o todo lo satis-
el discurso de estos tres movimientos, un sentido más allá del sim-
fecho que puede estar un perenne insatisfecho) del trabajo realizado en ple divismo, del puro virtuosismo.
esta nueva etapa. He de reconocer que ENSAYO, por razones persona- Por título, por planteamiento y por modelos, Jardines de otoño
les que no vienen al caso, languidecía, y tengo que agradecer los nue- (1999) tiene presente nombres como Debussy, el maestro que
vos entusiasmos personalizados en la juventud de David Martí, ¿eco de desmiente el monopolio vienés; como Messiaen, incomprensible
los de 1968?, que han venido a reconducir la situación. sin la comprensión espiritual de los materiales; como Takemitsu,
el de los sueños sonoros. Pero el cromatismo de los acordes bási-
D.: Y, por último, las preguntas obligadas: ¿Cuáles son los futuros planes cos y la reorganización del material sitúan a Rautavaara en otra
del sello? ¿Cuáles los anhelos que espera ver satisfechos? línea, la de un lirismo ajeno a Debussy; la de un sinfonismo extra-
ño a Messiaen y a Takemitsu; la de una tradición que tiene a gala
A.A.: Esta es la pregunta que me resulta más difícil de contestar. En reivindicar las modernidades del pasado, que no son muerte, sino
treinta años largos de actividad hace uno acopio de mucho escepticis- vida que transcurre por caminos paralelos. Por eso, de nuevo está
mo o, como mínimo, de mucha prudencia hablando del futuro. Mi aquí el gran finlandés, Sibelius, con el poderío de sus frases
talante natural ya era ése, y las experiencias vividas me han reafirmado inmensas y desmentidas, inspirador de ideas y episodios que se
en él. Déjeme que le diga, simplemente, que los hay, y que algunos me abren, culminan y decrecen, que viven y se extinguen, inquietos
recuerdan sensaciones pretéritas un tanto olvidadas. y se diría que sin fin y sin solución de continuidad. Pero hay ges-
ticulaciones británicas en esta obra en tres movimientos cercana
a la ópera del compositor La casa del sol: Delius, pero también
Entre los próximos lanzamientos del sello se encuentran la reedición Vaughan-Williams. En rigor, Jardines de otoño, que parece menos
de su primer disco, publicado en 1968 y ampliamente comentado en tradicional que el Concerto nº 3, muestra un apego más cerrado
la entrevista que antecede (Trío, op. 50, de P.I. Tchaikovsky), y dos con los modelos tradicionales de los que saca inspiración y fuer-
novedades dedicadas, respectivamente, a obras de autores catalanes za.
contemporáneos con la London Sinfonietta bajo la dirección de La belleza sonora de este CD la consigue Vladimir Ashkenazy
Edmon Colomer, y a un monográfico de Manuel Castillo (n. 1930), en lo que sin duda es uno de sus mejores discos como director, al
con Ana Guijarro al piano y la batuta de Juan Luis Pérez al frente de margen de su espléndido cometido como pianista en el Concerto.
El CD se cierra con una jugosa conversación en inglés entre el
la Real Orquesta Sinfónica de Sevilla.
compositor y su intérprete, que es algo más que una propina
* (como el encargo era algo más que lo de siempre).
Junto con el presente boletín, el lector encontrará un catálogo
completo de la marca. Los códigos de precio correspondientes S.M.B.
a los discos que lo integran son los siguientes:
De ENY 9701 a ENY 9738: D10(salvo el ENY 9710 [Iberia], un E. RAUTAVAARA: Concierto para piano nº 3, Regalo de sueños; Jardines de otoño /
disco doble a precio sencillo D2) Entrevista de Einojuhani Rautavaara por Vladimir Ashkenazy / Vladimir Ashkenazy
(piano) / Orquesta Filarmónica de Helsinki. Dir.: Vladimir Ashkenazy / ONDINE /
De ENY 9770 a ENY 9806: D3 Ref.: ODE 950-2 (1 CD) D2

( 25 )
BIS presenta nuevas grabaciones ORFEO publica los lieder de Ernst Krenek (1900-1991)
de un prometedor Ilya Gringolts
Un universo fascinante
Savia joven
E
l caso del compositor Ernst Krenek es bastante atípico dentro
para el de la música del siglo XX. Nacido en la capital austríaca,
comenzó allí sus estudios musicales con Franz Schrecker,

repertorio
siguiéndole después a Berlín, donde entró en el círculo de
Ferruccio Busoni y Hermann Scherchen, entre otros. Sus obras
fuertemente disonantes de esta época le alejaron de su profesor, y
infrecuente pronto asumió también elementos de jazz, que llegarían a su cul-
minación en su genial ópera Jonny spielt auf. Al mismo tiempo, sus
primeras obra sinfónicas y camerísticas muestran la influencia de Bartók, y también se sintió
fascinado por la elegancia de la música francesa y el neoclasicismo stravinskiano. Por otra

E
n el Boletín nº 72 comenté el CD
con que se presentaba el jovencí- parte, tras una inicial crítica al sistema dodecafónico adoptó en su madurez la música seria-
simo violinista Ilya Gringolts (San lista.
Petersburgo, 1982). BIS anunciaba Todo esto puede hacernos pensar en un autor de un absoluto eclecticismo, pero esto no
entonces la publicación de éste que debe entenderse como una crítica sino todo lo contrario. Puede decirse que Krenek mantuvo
ahora ve la luz y que propone una siempre una absoluta libertad creativa, que se hace especialmente perceptible en sus cancio-
combinación, el dúo de violines, nes, donde alternó las melodías populares (siempre con un tratamiento muy personal) con
infrecuente y muy difícil, pues los pro- páginas de trasfondo autobiográfico, que reflejan una azarosa trayectoria vital (en 1938, como
blemas técnicos que acehan al instru- tantos de sus coetáneos, tomó el camino del exilio americano), mientras que otras reflejan la
mentista se multiplican no por dos, profunda huella que ejerció en su obra su estrecho contacto con el escritor Karl Kraus.
La soprano Katherine Arthur domina apreciablemente bien estos cambios de lenguaje y de
atmósfera, que van desde la ligereza hasta el dramatismo, lo cual se refleja también en una
exigente línea vocal. No menor dificultad implica la escritura pianística, que Reinhard
Schmiedel supera con holgura, tanto en el acompañamiento a la cantante como en las dos
piezas en solitario. Ambos nos conducen por este viaje absolutamente fascinante al universo
de Ernst Krenek.

Rafael Banús Irusta


E. KRENEK: 3 Baladas italianas, op. 77b; Hoja de álbum, op. 228; La balada de los ferrocarriles, op. 98; 4 Canciones
sobre poemas antiguos, op. 53, y otras canciones / Katherine Arthur (soprano); Reinhard Schmiedel (piano) / ORFEO /
Ref.: C383991A (1 CD) D2

Fe de lapsus: En el número anterior indicábamos erróneamente la noble Viena como lugar de estreno de
Capriccio, de Richard Strauss. Como el avispado lector ya sabrá, no fue tal el marco de su presentación,
sino la ciudad de Múnich.

sino por cuatro, cuando ha de tocar a


BIS nos ofrece una colección de obras corales «apocalípticas
dúo con otro colega: el fraseo, el
de Bengt Hambraeus (n. 1928)
encaje rítmico, la afinación, la com-
patibilidad de timbres y de vibrato...
Todos estos problemas, que los apren- Arrepentíos, ha llegado
el día de la bestia
dices conocen bien, parecen inexis-
tentes para estos dos jóvenes
(Alexander Bulov nació en 1983) que
tan admirablemente tocan. De las tres

V
obras incluidas, la más interesante son erdaderamente devastador, este pri- el artista de
mer compacto que BIS dedica al Nuremberg reali-
los 8 Estudios-Capricho, op. 18 de
organista, pedagogo, granjero y com- zó, también por
Wienawski (1835-1880), en los que el
positor Hambraeus. Las dos obras escogidas encargo de la
gran violinista y compositor polaco
tienen relación con el libro del Apocalipsis, Iglesia de su tiem-
derrocha ingenio, encanto e inspira-
y están escritas para coro y orquesta. En el po, en 1499, para
ción, y que halla perfecta respuesta en
Motetum Archangeli Michaelis, este peculiar «festejar» la llega-
estos intérpretes. El Dúo, op. 27/3 de
creador sueco retrata el paisaje mundial una da del Apocalipsis
Alard (1815-1888), profesor nada
vez realizadas sus tareas los correspondien- al año siguiente.
menos que de Sarasate y Auer, resulta
tes ángeles de fuego, pero traslada semejan- Durero tenía entonces 27 años, y la Iglesia
grato; e incluso la obra más conven-
te panorama al vacío y la soledad de la vida había «declarado» que 1500 iba a ser el año
cional, la Suite para dos violines y humana. La obra, especialmente protagoni- del Apocalipsis. Como se acababa el
piano, op. 71, de Moszkowski, se zada por la sección femenina de los canto- mundo, era necesario realizar una serie de
escucha con gusto, admitiendo su res, se inspira lejanamente en Déserts, de códices que prepararan al personal de la
estética de salón. En esta última pági- Varèse, compositor al cual, por cierto, va comunidad cristiana para la total devasta-
na, nuestro dúo resiste sin pestañear la dedicada. ción, arrepentimiento y redención incluidos.
comparación con Perlman y Pero este Motetum no es más que un pre- Si ustedes pudieron asistir el año pasado a la
Zukerman (EMI); creo que sobran más ludio tras la catástrofe que, mediante un exposición de estas placas y libros origina-
elogios. La excelente toma sonora flash-back, se nos comunica abigarradamen- les, seguro que quedaron impresionados por
pone de relieve la excepcional cali- te con este Apocalipsis cum figuris secun- el detalle meticuloso del trazo (en muchos
dad tímbrica de estos dos músicos - dum Dürer, escrito veinte años más tarde y casos se trata de auténticas miniaturas), así
Bulov toca un Stradivarius deslum- cuya redacción fue comisionada por la como de la escatología y violencia domi-
brante- cuya carrera hay que seguir. Iglesia de San Sebaldo, en Nuremberg (tam- nantes en las imágenes.
bién Motetum fue financiado por una iglesia Pues Hambraeus procede, mediante
R.A. de Estocolmo: encomiable la labor artística narrador-bajo, un luciférico gran órgano y
H. WIENIAWSKI: 10 Estudios-capricho, op. 38 -
de las entidades religiosas de algunos paí- estremecedor coro mixto, a plasmar en
J.-D. ALARD: Dúo nº 3 (De los Dúos brillantes, ses). música lo que Durero hizo con sus litografí-
op. 27) - M. MOSZKOWSKI: Suite para dos violi- Este Apocalipsis con imágenes según as, y si este último intentaba conseguir el
nes y piano, op. 71 / Ilya Gringolts y Alexander
Bulov (violín) / BIS / Ref.: BIS 1016 (1 CD) D2 Durero se basa en la serie de litografías que arrepentimiento y la redención final, el

( 26 )
Nuevo registro STRADIVARIUS de obras de Franco Donatoni

Aportación y entusiasmo

M
e parece que éste es el quinto compacto que STRADIVA- da empuja al compositor a plantearse una obra más centrada en las
RIUS nos ofrece de la obra de Franco Donatoni, tras uno potencialidades del timbre, con secciones claramente definidas por
dedicado a la música de cámara, el predominio de una determinada familia de
otro a las obras para piano, otro a Madrigale percusiones.
(obra para coro de niños y percusiones) y el Completa el disco una larga pieza para cinco
más reciente, consagrado a piezas orquesta- percusiones y electroacústica del joven com-
les. El particular feeling que el sello milanés positor Andrea Molino, Earth and Heart
ha establecido con el compositor nos va rega- Dances, escrita en 1998 y dedicada a los
lando grabaciones de obra de muy rara audi- setenta años de Donatoni. Se trata, pese al
ción. Proporciona cierta curiosidad verificar título primitivista, de una composición bási-
el artesanado y la versatilidad de Franco camente delicada, aunque no faltan en ella
Donatoni en contacto con la ardua dimen- momentos de intensidad sonora. Articulada
sión de la percusión solista. La verdad es que en cuatro partes sin interrupción, la obra uti-
tampoco en esta ocasión el compositor liza de forma personal procedimientos de
renuncia a los que han venido siendo las escritura queridos por Donatoni que se
bases de su poética actual. Así, por ejemplo, acompañan con una exaltación vital y espon-
en Omar (1985), para marimba, predomina la tánea del gesto musical y el ritmo. Esto para
manipulación prácticamente exhaustiva de producir, en palabras del autor, «no una
un material inicial del que emerge una com- pieza intelectual y tampoco programática. Al
ponente de lúcido intelectualismo y poten- contrario, un trabajo que se reconoce en una
ciación de las cualidades artesanales del quehacer compositivo. intensa dimensión emotiva». Las prestaciones del Demoé
De estos presupuestos no se aleja tampoco Clair (1980), para clari- Percussion Ensemble, otro grupo italiano de formación bastante
nete (ya un clásico de la literatura contemporánea para este instru- reciente, y del clarinetista Edmondo Tedesco, resaltan los valores
mento), donde las sonoridades más sensuales del instrumento de de músicas en las que la aportación convencida y el entusiasmo
viento alcanzan una dimensión casi teatral. Se señala también la del intérprete constituyen un elemento indispensable.
extroversión continuamente renovada de Mari (1992), para marim-
ba, y sobre todo de Mari II, para cuatro marimbas, donde el mate- Stefano Russomanno
rial de la pieza precedente es sometido a un proceso de prolifera-
ción dentro de un contexto rigurosamente contrapuntístico. La F. DONATONI: Darkness; Omar; Mari; Mari II; Bok; Clair - A. MOLINO: Danzas del
corazón y del hogar [Dedicado a Franco Donatoni] / Edmondo Tedesco (clarinete) /
composición más lograda me parece Darkness (1984), para seis Conjunto de percusión Demoe’. Dir.: Daniele Vineis / STRADIVARIUS / Ref.: STR
percusionistas. La utilización de percusiones a altura indetermina- 33499 (1 CD) D2

CPO publica Esquisses hébraïques, una colección de quintetos sobre temas judíos
monumental apocalipsis del
sueco reproduce un retrato de
la catastrófica situación mun- Nostalgia eterna
dial en la actualidad: triunfo
a música judía está de moda. La variante klezmer, estilo que los ash-

L
total de la alienación humana
(cuya cúspide se ha alcanza- kenazi de la Europa oriental trasladaron, en especial a Estados
Unidos, en sus incesantes olas migratorias, está demostrando una
do con la irrupción del teléfo- creciente capacidad de influencia. Quizá el caso más llamativo de revi-
no móvil), destrucción del talización del fenómeno se esté produciendo en el jazz, espacio estéti-
ecosistema y genocidios co cada vez más amplio y flexible que en los últimos años ha reforzado
constantes. considerablemente sus lazos con el klezmer. El proceso de absorción en
Recordemos que el perso- este campo, y en otros colindantes, ha sido tan intenso y rápido que hoy
naje de la novela Doktor se cuentan por cientos los grupos que practican esta música desde una
Faustus, de Mann, el compo- perspectiva tradicional, o incluso con talante decididamente experimen-
sitor Adrian Leverkühn, aco- tal. En ambos casos, el sabor predominante suele ser popular, y la impro-
metía también la creación de visación desarrolla un papel crucial.
una obra descomunal basada Por eso tiene particular significación este doble disco que presenta la música judía desde un enfoque bien
diferente. Aunque los compositores propuestos, todos judíos excepto Alexander Gretchaninov, utilizan moti-
en el Apocalipsis de Durero. vos tradicionales en abundancia, el carácter camerístico de las composiciones (enteramente escritas), anima
Hambraeus ha conseguido a pensar en una aproximación «culta» al fenómeno. Ninguno de los nombres convocados resulta familiar
una partitura escalofriante, a pero, a juzgar por lo escuchado en estas genuinas exquisiteces hebraicas, su solvencia musical está fuera de
la vez tenebrosa y angelical, toda duda.
un tránsito de la catástrofe a La inicial Kol Nidrej, una deliciosa miniatura de belleza penetrante y evocadora, enamora a primera escu-
la paz, expresado este último cha. En sus seis minutos de duración se suceden esas ráfagas de nostalgia incurable tan características de un
concepto con un motivo del pueblo que nació nómada y se vio obligado a crecer lejos de su lugar de origen. La impresión se refuerza des-
órgano que va salpicando pués en el Quinteto, op. 40, cuyo planteamiento más ambicioso no le impide a su autor, Jacob Weinberg, lan-
cada vez más al agitado coro zar guiños festivos de nítida intención danzable. Más adelante van surgiendo pasajes de bravura agitanada
hasta culminar todos en un que parecen mirar a un oriente misterioso y espacios en los que menudean melodías tiernas y risueñas.
Lástima que no haya espacio material para detallar todos los matices que convierten estos discos en una mues-
estado de placidez etérea. tra variada pero homogénea y, no menos importante, en un documento de primer orden para todo aquel inte-
Arrepentíos, pues, por no resado en una cultura de tan enorme trascendencia histórica.
haber conocido antes a Bengt Los miembros del Cuarteto de cuerda Vlach de Praga tocan con admirable dominio idiomático y extraen
Hambraeus. de las partituras toda la humilde grandeza que encierran. Por su parte, el excelente clarinetista Dieter Klöcker,
gran conocedor de la materia y promotor de la idea, sigue el criterio interpretativo ideal y sabe imprimir, sin
Mel Smith-Window merma de pulcritud, el aliento popular que ha hecho del clarinete judío uno de los emblemas del siglo XX
(¿quién no ha escuchado el glissando inicial de Rhapsody in Blue)?
B. HAMBRAEUS: Motete para el
Arcángel San Miguel; Apocalipsis con
figuras según Durero 1498 / Hans-Ola Federico González
Ericsson (órgano) / Coro de la Radio
Sueca. Dir.: Stefan Parkman / BIS / Ref.: ESQUISSES HÉBRAÏQUES - Quintetos para clarinete sobre temas judíos / Obras de S. Gurowitsch, J. Weinberg, S. Gardner, F.
BIS 1048 (1 CD) D2 Gorodezky, A. Krein, S. Secunda, B. Levenson, A. Gretchaninov y Abraham W. Binder / Dieter Klöcker (clarinete) / Cuarteto Vlach de
Praga / CPO / Ref.: 999630-2 (2 CD) D2 [2 discos al precio de 1]

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L
a música de Luciano Berio está arrebatada por una sensualidad luminosa sólo
comparable al insolente virtuosismo de su escritura, a la perfección inverosímil
de su acabado. La de Berio es una música cuyo refinamiento roza la exquisitez:
una perfección que se ha depurado, si cabe, con el curso del tiempo, pero que se
manifestaba con total plenitud desde sus primeras obras importantes. Perfección
inseparable de la naturaleza más o menos interdisciplinar de una creación inscrita a
caballo del espectáculo teatral puro, la acción musical miscelánea y el espacialismo
sonoro, pugnando por articular nuevos ámbitos significantes que integren a la músi- Dos Berios imprescindibles: un estreno
ca el lugar topográfico y el símbolo visible, dotando de nuevas dimensiones al tiem- canario y una espectacular obra coral
po y la memoria. Por eso resulta oportunísimo el registro que aquí se comenta: regis-
tro que enfrenta su última composición orquestal anterior a Cronaca del Luogo (la
ópera escrita para la última edición del Festival de Salzburgo) con una de las obras
mayores del período medio (la inmediatamente posterior a Sinfonia), en una suerte Berio de ayer,
de hoy y de
de díptico tan atractivo como revelador. Ekphrasis (Continuo II) fue la obra encarga-
da por el Festival de Canarias, donde se estrenó en enero de 1997: una de esas ini-
ciativas que prestigian y definen esta clase de celebraciones filarmónicas. Por su
parte, Coro es una de las más famosas y originales invenciones del músico de
Imperia (y también de las más complejas y difíciles): estrenada en el Festival de
Donaueschingen de 1976 por el autor al frente en aquella ocasión del Coro y la
siempre
Orquesta de la Radio de Colonia, fue grabada por DGG tres años más tarde por los por José Luis Téllez
mismos intérpretes, siendo distribuida en 1980 en un registro hoy inencontrable.
De ahí la oportunidad de su retorno, en versión ahora del Coro de la Radiodifusión
de Baviera y la Sinfónica de la Radio de Frankfurt, orquesta con la que Berio había
ofrecido la première de Ekphrasis y que registra ahora su magnífica interpretación.

Edita y realiza: DIVERDI, S.L. - Imprime: ESTUDIO - Dep. legal: M-10066-94


Ambas obras exploran la espacialidad de las fuentes sonoras: Ekphrasis divide la
orquesta en grupo heterogéneos que se sitúan en diferentes alturas y que, o bien
dialogan entre ellos, o se desarticulan en familias que se reconstruyen desde dife-
rentes puntos. Coro, como es sabido, es un inmenso fresco en el que cada uno de
los cuarenta cantantes forma dúo con un instrumento de su misma tesitura, con el
que conversa, dobla su parte o se integra en registros de más amplio espectro tím-
brico (para dar una idea de la mixtura: las diez sopranos se asocian a cuatro flau-
tas, un oboe, un clarinete, una trompeta y tres violines).
Ekphrasis son veinte minutos de música de un misterio, delicadeza e imagina-
ción admirables: obra de texturas cambiantes que se prolongan y se interpenetran,
texturas cuya mutación define una suerte de continuidad irisada penetrada aquí y
allá por fogonazos contrastantes y fuertemente coloreados que desembocan de
modo gradual en episodios de violenta agitación. Texturas en las que determina-
L. BERIO: Ekphrasis [Continuo II]; Coro
dos modos de producción del sonido (trinos, trémolos, frullatti...) asumen una / Orquesta Sinfónica de la Radio de
función sustancial, configurando una obra que exige a los intérpretes una abso- Stuttgart. Dirs.: Luciano Berio; Lucas
luta exactitud en la emisión y al director una gradación de matices y planos sono- Vis / COL LEGNO / Ref.: WWE 20038
ros de la más variada y sostenida intensidad. Berio habla de analogías arquitec- (1 CD) D1
tónicas no deliberadas (con Mies, Sulliva o Renzo Piano), pero semejante imagen
se antoja innecesaria y poco operativa. Ekphrasis es, ante todo, un deslumbrante
itinerario por la infatigable coloración del tiempo, un juego de alturas y tensiones
cuya mutable topología fluye y refluye sobre sí, cristalizando y disolviéndose a
cada paso en lugar de definirse, como la Arquitectura lo hace, por oposiciones tec-
tónicas y significantes (lleno/vacío-interior/exterior-estructura/cerramiento-susten-
tante/sustentado-tracción/compresión...): Ekphrasis es un trabajo magistral que
atestigua un asombroso dominio de la materia sonora y del modo de percibirla.
Coro, además de un monumental collage, es obra al tiempo sencilla en la audi-
ción (por su carácter directo y su arrolladora inventiva) y de una complejidad no
abordable en nota como ésta. Delirante canto a la Música, en tanto que forma
suprema del arte (y de la vida), obra de la que es imposible hablar sin hipérbole o
desmesura, heterofonía de heterofonías en que conviven técnicas y escrituras muy
diferenciadas, la multiplicidad de las citas y las referencias cruzadas se ofrece como
el mapa de una realidad exterior multiforme, inabarcable y arbórea, proliferante
hasta el infinito, en la que la individualidad se subsume para encontrar su más secre-
ta raíz en la palabra poética, como una selva en que el texto de Neruda que escan-
de la sucesión (y superposición) de textos anónimos obra como hilo conductor o, si
se prefiere, como inconfeso refrain de un gigantesco rondo, tanto más presente cuan-
to menos legible en su lectura coral y multiplicada. Música a la que hay que arro-
jarse como a un verdadero río, la nueva interpretación, a dos décadas de distancia,
es aún más madura y matizada si cabe que la antigua (solamente cabe lamentar que
los 31 episodios de la obra no aparezcan indizados, como lo estaban en el disco de
1980), permitiendo apreciar, en su quizá ilógica proximidad con Ekfrasis, la coherencia
y sinceridad de un itinerario creativo que es, por derecho propio, uno de los más imagi-
nativos y brillantes de esa música que en el año que viene será del Siglo pasado.

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