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Requisitos para un Buen Intérprete de la Biblia

En esta lección examinaremos cinco claves más para interpretar correctamente la Biblia:

 Ser nacido de nuevo.


 Depender del Espíritu Santo.
 Obedecer lo que se entiende.
 Tener una mente abierta y un espíritu dispuesto a aprender.
 Estudiar para ser aprobado por Dios.

Examinemos cada uno de estos cinco requisitos.

Un intérprete calificado debe nacer de nuevo.

Jesús declaro, “De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de nuevo, no puede ver el reino
de Dios” (S Juan 3:3).
El Espíritu de Dios entra en la persona en el nuevo nacimiento. En ese momento, la persona está
en el Reino—bajo el gobierno de Dios. El Espíritu de Dios dentro de la persona la capacita para la
comprensión espiritual.
El maestro más sabio de la tierra, sin el Espíritu, sería ciego a la verdad espiritual. Pero los niños
con el Espíritu pueden entender la Biblia.

25En aquel tiempo, respondiendo Jesús, dijo: Te alabo, Padre, Señor del cielo y de la tierra,
porque escondiste estas cosas de los sabios y de los entendidos, y las revelaste a los niños.
26Sí, Padre, porque así te agradó (Mt 11:25-26).

Los que no tienen al Espíritu Santo podrían entender lo básico de la Biblia, como datos, lugares y
algunas enseñanzas. Pero nadie puede captar completamente las profundas verdades de la Palabra
Dios si el Espíritu no vive dentro de él o ella. En el capítulo final de este curso, estudiaremos más
sobre el lugar del Espíritu Santo en la interpretación de la Escritura.

Un intérprete calificado debe depender del Espíritu Santo.

El escritor del Salmo 119 reconoció que necesitaba que Dios le ayudara a comprender las
Escrituras. Él oró: “Abre mis ojos, y miraré las maravillas de tu ley” (Sal 119:18).
Jesús nos enseñó que el Espíritu Santo nos guiaría a la verdad:

Pero cuando venga el Espíritu de verdad, él os guiará a toda la verdad; porque no hablará
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por su propia cuenta, sino que hablará todo lo que oyere, y os hará saber las cosas que habrán
de venir. 14Él me glorificará; porque tomará de lo mío, y os lo hará saber. 15Todo lo que tiene
el Padre es mío; por eso dije que tomará de lo mío, y os lo hará saber (S Juan 16:13-15).
Por lo tanto, debemos depender del Espíritu Santo a medida que tratamos de interpretar las
Escrituras. Así que a diferencia de los que confían solamente en sí mismos, humildemente confesamos
nuestra necesidad del Espíritu Santo para que nos guíe.

La Escritura es la espada del Espíritu (Ef 6:17).Debemos tener su ayuda para manejar correctamente
la Biblia. Nosotros oramos mientras buscamos interpretar para no contristar al Espíritu Santo dentro
de nosotros (Ef 4:30).Y le pedimos *iluminación—luz y comprensión. En respuesta a nuestras
oraciones, actitud humilde y duro trabajo, el Espíritu ayuda a guiarnos para entender y aplicar la
Palabra de Dios.

Un intérprete calificado debe andar en la luz de la verdad que él entiende.


La obediencia precede a la compresión espiritual madura. Jesús dijo: “El que quiera hacer la
voluntad de Dios [obedecer], conocerá si la doctrina es de Dios,...” (Jn 7:17).Cuando obedecemos,
Dios añade a nuestro entendimiento. Como el ojo de la aguja sigue adónde va la punta, así el
entendimiento sigue a la obediencia. La comprensión es como un vagón de pasajeros que sigue a la
locomotora de la obediencia. Examinemos dos principios relacionados con la obediencia y la
interpretación de la Escritura.
1. El entendimiento del desobediente disminuirá. Lea Romanos 1:18-25.Porque la gente
desobedeció a Dios, entendían cada vez menos la verdad.
18Porque la ira de Dios se revela desde el cielo contra toda impiedad e injusticia de los

hombres que detienen con injusticia la verdad, 19porque lo que de Dios se conoce les es
manifiesto, pues Dios se lo manifestó... 21Pues habiendo conocido a Dios, no le glorificaron
como a Dios, ni le dieron gracias, sino que se envanecieron en sus razonamientos y su necio
corazón fue entenebrecido. 22Profesando ser sabios, se hicieron necios,... 24Por lo cual,
también Dios los entregó a la inmundicia, en las concupiscencias de sus corazones, de modo
que deshonraron entre sí sus propios cuerpos, 25ya que cambiaron la verdad de Dios por la
mentira, honrando y dando culto a las criaturas antes que al Creador, el cual es bendito por
los siglos. Amén (Ro 1:18-19, 21-22, 24-25).
Muchos miembros de las sectas de hoy una vez estuvieron en la iglesia. Pero hoy no pueden
discernir la verdad porque se negaron a obedecer. Para interpretar bien la Biblia, debemos obedecer
lo que conocemos.
2. El entendimiento del obediente aumentará. Observe que los *magos entendían cada vez más.
1 Cuando Jesús nació, en Belén de Judea en días del rey Herodes, vinieron del oriente a
Jerusalén unos magos, 2diciendo: ¿Dónde está el rey de los judíos, que ha nacido? Porque su
estrella hemos visto en el oriente, y venimos a adorarle. 3Oyendo esto, el rey Herodes se turbó,
y toda Jerusalén con él. 4Y convocados todos los principales sacerdotes, y los escribas del
pueblo, les preguntó dónde había de nacer el Cristo. 5Ellos le dijeron: En Belén de Judea;
porque así está escrito por el profeta (Mt 2:1-5).
Al principio los magos sabían muy poco. Un nuevo rey había nacido, pero no sabían dónde. Aun
así viajaron siguiendo en la luz de la estrella que Dios les dio. Fue duro cabalgar en camello noche
tras noche, pero fueron fieles. Siguieron la dirección de Dios hacia el nuevo rey. Una tenue luz de
estrella los condujo hasta la plena luz de conocer a Jesús. En contraste, los escribas nunca
reconocieron al Mesías. Su conocimiento se hacía cada vez menor. Dios les quita a los que
desobedecen, pero les añade a los que obedecen. Él substrae del negligente, pero añade al diligente.
David era un hombre que amaba la Palabra de Dios. Mostró su amor a través de la obediencia.
Por lo tanto recibió una gran bendición.

¡Oh, cuánto amo yo tu ley! Todo el día es ella mi meditación. 98Me has hecho más sabio que mis
enemigos con tus mandamientos, porque siempre están conmigo. 99Más que todos mis enseñadores
he entendido, porque tus testimonios son mi meditación. 100Más que los viejos he entendido, porque
he guardado tus mandamientos. 101De todo mal camino contuve mis pies para guardar tu palabra
(Sal 119:97-101).

Mas la senda de los justos es como la luz de la aurora, que va en aumento hasta
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que el día es perfecto. 19Pero el camino de los impíos es como la oscuridad; no saben
en qué tropiezan. (Proverbios 4:18-19)

La obediencia afecta lo que la gente discierne.

Un intérprete calificado debe tener una mente abierta y un espíritu enseñable.

Nadie entiende menos que el que no quiere aprender. Por lo tanto es importante oír con el corazón
dispuesto.
“Entonces les dijo: El que tiene oídos para oír, oiga” (Marcos 4:9).Es decir, sí tienen oídos,
úsenlos! Note que Apocalipsis 2–3 repite este pensamiento siete veces. Asimismo, Santiago dice que
deberíamos ser “pronto para oír” y eso significa oír con una mente dispuesta (Stg 1:19).

En comparación, los fariseos no aprendieron mucho de Jesús porque no quisieron aprender de Él.
Su mente era como una puerta cerrada con llave. Oyeron a Juan el bautista, pero no se arrepintieron.
Vieron a los ciegos ser sanados en el templo, pero ellos mismos no veían. Vieron a Lázaro levantado
de entre los muertos, pero no siguieron a Cristo. Tenían oídos, pero apenas oían (Mt 13:15).

No todos los fariseos tenían una mente cerrada. Nicodemo era un fariseo que deseaba aprender
nueva verdad. Le hizo preguntas a Jesús y oyó con todo el corazón. Así que recordemos que tener
una mente dispuesta es una clave para entender la Biblia. Como María, sentémonos a los pies de Jesús
para aprender (Lc 10:38-47).Y como los de Berea, escudriñemos las Escrituras para ver lo que es
verdad (Hch 17:11).
Un intérprete calificado debe estudiar para ser aprobado por Dios.
Un evangelista estaba parado al frente de una iglesia. El pastor lo había llamado para apagar un
fuego espiritual (vea 1 Ts 5:19).Este fuego pentecostal comenzó en un hogar. Varios de los
miembros de la iglesia habían estado orando juntos. Tenían hambre de recibir más de Dios.
Entre ellos estaban el líder de la ciudad, el director de música de la iglesia y el líder de la
Escuela dominical para adultos. Mientras oraban y estudiaban el libro de los Hechos, el Espíritu
Santo los llenó. Rebosaban de gran gozo. Algunos dijeron que se sentían como si habían sido
bautizados en amor. En medio de esto, comenzaron a alabar a Dios en nuevas lenguas. Estos
alegres creyentes querían que todos tuvieran esta bendición de Pentecostés. Las Escrituras los
habían llevado a una nueva relación con Dios. Pero el evangelista habló fuertemente con
autoridad diciéndoles: “¡Ustedes no necesitan hablar en lenguas, porque yo no hablo en
lenguas!”

Procura con diligencia presentarte a Dios aprobado, como obrero que no tiene de qué
avergonzarse, que usa bien la palabra de verdad (2 Ti 2:15).

Los cristianos deben depender del Espíritu Santo para que les ayude a interpretar la Biblia. Esto
no hace inútil el estudio—lo hace fructífero.10 Dios alimenta a las aves, pero las aves trabajan
duramente para conseguir ese alimento.

La palabra Biblia en castellano viene de la misma palabra en latín que significa “libro”. La Biblia
es un libro. La interpretación de la Biblia exige de todas las habilidades que se necesitan para estudiar
cualquier otro libro. En 1 Corintios 10:15, Pablo dice: “Como a sensatos os hablo; juzgad vosotros
lo que digo”. Está diciendo a sus lectores que usen la mente. Los siguientes versículos enfatizan que
la comprensión espiritual exige de trabajo mental.

1Bienaventurado el varón que no anduvo en consejo de malos, ni estuvo en camino de pecadores, ni


en silla de escarnecedores se ha sentado; 2sino que en la ley de Jehová está su delicia, y en su ley
medita de día y de noche (Sal 1:1-2).

Entonces me dijo: Daniel, no temas; porque desde el primer día que dispusiste tu corazón a
entender y a humillarte en la presencia de tu Dios, fueron oídas tus palabras; y a causa de tus
palabras yo he venido (Dn 10:12).
Uno hace diferencia entre día y día; otro juzga iguales todos los días. Cada uno esté
plenamente convencido en su propia mente (Ro 14:5).
Considera lo que digo, y el Señor te dé entendimiento en todo (2 Ti 2:7).
Por tanto, ceñid los lomos de vuestro entendimiento… (1 P 1:13).

Lo más importante bendición que Dios ha dado para el estudio bíblico a toda persona:

 ojos para leer;


 una mente para pensar, reflexionar y meditar;
 y al Espíritu Santo para ayudarnos.
De modo que siempre comience con oración y tratando de entender la Biblia por sí mismo. Leer lo
que otro dice antes de estudiarlo es como pedirles a otros que lo lleven cargado. ¡Y podrían llevarlo
en la dirección opuesta! Aprenda a caminar por sí mismo. Dependa de otros para que le ayuden a
subir los lugares más empinados, o a pasar sobre las rocas más grandes Pero no hay gozo como el
de descubrir las verdades directamente del Señor a medida que estudia su biblia.

PALABRAS CLAVES DE REFLEXION

PROVERBIOS 2:1AL 11 JEREMIAS7:22AL28

SAN JUAN 16:1 SAN JUAN 16:25

SAN JUAN 15:22 SAN JUAN 9:41

HEBREOS 10.38,39 SANTIAGO1:23 AL 25

SAN JUAN 3:3

VER:

eído
verbo primario; usado solo en ciertos tiempos pasados, los demás siendo prestados del
equivalente G3700 y G3708; propiamente ver (literalmente o figurativamente); por
implicación (solo en perf.) conocer, saber:- percibir, reconocer, saber, ver, comprender,
conocer, conocido, entender, ignorar, informar, mirar. Compare G3700.

RAIZ GRIEGA DE VER

G3700
ὀπτάνομαι
optánomai
forma (voz media) prolongado del primario (voz media)

ὄπτομαι óptomai; que se usa por él en ciertos tiempos; y ambos como alternos de G3798;
mirar fijamente (i.e. con ojos bien abiertos, como a algo asombroso; y por lo tanto
diferente de G991, que denota simplemente observación voluntaria; y de G1492, que
expresa meramente visión mecánica, pasiva o casual; mientras que G2300 y todavía más
enfáticamente su intensivo G2334, significa una inspección ferviente pero más continua; y
G4648 observa de una distancia):- mirar, mostrar, aparecer, ver.
ὁράω
joráo
propiamente fijarse en [Compare G3700], i.e. (por implicación) discernir claramente
(físicamente o mentalmente); por extensión asister a; por hebraísmo experimentar;
pasivamente aparecer:- ver, mirar.

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