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HISTORIA MEDIEVAL DE ESPAÑA II

SIGLOS XIV-XV
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COMENTARIO DE TEXTO HISTÓRICO: LA FARSA DE ÁVILA
[9] Para lo qual, en un llano questá çerca del muro de la cibdad de Avila, se fizo un grande
cadahalso, abierto, como de todas partes los que allí eran por ver este acto podiesen ver todo lo
que ençima se fiziese. E allí se puso una silla real, con todo el aparato acostumbrado de se poner
a los reyes, y en la silla una estatua, a la forma del rey don Enrrique, con corona en la cabeça e
çetro real en la mano. [10] Y en su presençia se leyeron muchas querellas que antél fueron dadas,
de muy grandes eçesos, crímines e delitos antél muchas vezes presentadas, sin las querellas aver
avido cumplimiento de justiçia. E allí se leyeron todos los agravios por él fechos en el Reino, e
las causas de su depusiçión, e la estrema neçesidad en que todo el Reino estava para fazer dicha
depusiçión, aunque con gran pesar e mucho contra su voluntad.
[11] Las quales cosas ansí leídas, el arçobispo de Toledo, don Alonso Carrillo, subió en el
cadahalso, y quitole la corona de la cabeça, como primado de Castilla; y el marqués de Villena,
don Juan Pacheco, le quitó el çetro real de la mano (aviéndole fecho marqués de Villena, que su
padre Diego Telles no tenía más de a Belmonte en la Mancha de Aragón); y el conde de
Plazencia, don Álvaro de Estúñiga, le quitó la espada, como justiçia mayor de Castilla; y el
maestre de Alcántara, don Gómez de Solis (al qual el Rey fizo maestre, de un escudero fijodalgo,
natural de Cáceres), y el conde de Benavente, don Rodrigo Pimentel, y el conde de Paredes, don
Rodrigo Manrique, le quitaron todos los otros ornamentos reales, y con los pies le derribaron
del cadahalso en tierra, y dixeron: “¡ A tierra, puto¡”
[12] Y a todo esto gimían y lloraban la gente que lo veían. [13] E luego, incotinente, el príncipe
don Alonso subió en el mismo lugar, donde por todos los grandes que ende estavan le fue besada
la mano por rey y señor natural destos Reinos; y luego sonaron las tronpetas, y se fizo muy grande
alegría. [14] Lo qual acaeçió, jueves, a çinco días del mes de junio, del año de Nuestro Redentor
de mill y quatroçientos y sesenta y çinco años, seyendo el prínçipe don Alonso de edad de onze
años y çinco meses e çinco días. Ansí duró el reino del rey don Enrrique, desdel día que començó
a reinar fasta esta deposeçión de su Corona, diez años e onze meses e quatro días.
Crónica anónima de Enrique IV de Castilla, 1454-1474 (Crónica Castellana), ed. de Mª.
Pilar Sánchez–Parra. 2 vols.Madrid: Ediciones de La Torre, 1991.
Historia Medieval de España II La Farsa de Ávila

El documento que vamos a comentar tiene como título Crónica anónima de Enrique IV
de Castilla que rememora los hechos de la llamada Farsa de Ávila. Como bien ya hemos
indicado anteriormente es una crónica en cuyo título aparece como anónima, sin embargo
éste relato tiene como autor al cronista Diego de Valera, cronista de tradición humanista
de la corte castellana que completa el texto con las adhesiones posteriores de otros
grandes del reino al nuevo rey Alfonso, proclamado allí mismo. El documento es un
documento público, de estilo de crónica histórica. Cronológicamente lo situamos en el
año 1465, según el texto, el cinco de junio.

Brevemente las ideas principales del texto vienen determinadas por los sucesos que éste
nos relata. En primer lugar, nos muestra con todo lujo de detalles el escenario del hecho
en sí. El lugar elegido para el acto sería Ávila, en un llano situado cerca de la muralla,
donde se construyó un cadalso de madera a modo de escenario para un acto solemne. En
dicho escenario, según el documento, se situó en él una silla real, y sentado en él una
estatua que representaba al monarca castellano, el rey Enrique IV, con todos sus objetos
reales. En dicho cadalso se leyeron los motivos de dicha actuación contra el rey, allí
representado por una estatua. A continuación, el texto muestra numerosas personalidades
allí reunidas, como el arzobispo de Toledo, don Alonso Carrillo, el marqués de Villena,
don Juan Pacheco, el conde de Plazencia don Álvaro de Estúñiga, el maestre de Alcántara
don Gómez de Solís, el conde de Benavente don Rodrigo Pimentel y el conde de Paredes
don Rodrigo Manrique. Todos ellos actuaron de la misma forma, y como de forma
simbólica le desposeyeron de los objetos de poder regio del monarca castellano. Mientras
se producía dicha actuación, el texto menciona el sentimiento de pesar y tristeza del
pueblo. Para finalizar el texto se nombra al joven príncipe don Alonso (Alfonso), que
subió al cadalso para que todas las personalidades le rindieran el homenaje como legítimo
rey.

Para un mejor análisis del texto vamos a pasar a contextualizar el texto. Con el
fallecimiento de Juan II en 1454 sube al trono su hijo Enrique IV a los veintinueve años
de edad. Éste monarca castellano con experiencia, demostró desinterés por los asuntos de
gobierno y por la misma asamblea, carecía de autoridad moral para enfrentarse a los
nobles y ni siquiera podía recurrir a las ciudades, que habían perdido su fuerza política y
estaban dominadas por la poderosa nobleza. Durante su reinado continuó la política de
concesión de mercedes a los nobles, característica de sus antecesores trastámaras. Con
estas maniobras el monarca pretendía apoyarse en un grupo fiel que le afirmara en el

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Historia Medieval de España II La Farsa de Ávila

gobierno y le defendiera de los rebeldes. Entre su grupo de fieles destacaban los hermanos
Pacheco-Girón, uno de ellos, el ya marqués de Villena que aspiraba a ser sucesor de don
Álvaro de Luna. Tenía gran ambición personal y desprecio por la monarquía.

Poco después de su ascenso, en 1458, el monarca aragonés, Alfonso V, muere,


sucediéndole su hijo Juan II de Navarra, quien reanudó sus antiguas injerencias políticas
en Castilla. Enrique IV reaccionó invadiendo Navarra con el apoyo de Carlos de Viana,
que se encontraba en guerra contra su padre, Juan II de Aragón. Muerto el príncipe de
Viana, y en pleno conflicto del Principado de Cataluña contra la corona aragonesa, la
Generalitat elige como soberano al rey castellano, Enrique IV. Pero el monarca castellano,
a falta de éxitos y perjudicada la economía castellana por culpa de la enemistad con
Francia, devolverá las plazas conquistadas a Aragón y abandonará Cataluña, tal y como
se mantiene con el tratado de Bayona de 1463.

Mientras, Enrique IV, sólo aceptaba la alianza con los rebeldes catalanes para debilitar a
su enemigo Juan II, promotor en gran parte de la guerra civil castellana, y éste organizó
una complicada maniobra para neutralizar al rey de Castilla y separarlo completamente
del conflicto en Cataluña. En la entrevista de Bayona, que ya hemos mencionado, la única
posible reconciliación sería la unión matrimonial entre Juana de Aragón y Alfonso de
Castilla, y el de Isabel de Castilla con Fernando de Aragón. Las negociaciones de Bayona,
parecieron afectar tanto a Cataluña como a Castilla, en ésta última provocó el conflicto
entre los nobles de Castillas en torno al Marqués de Villena y a Beltrán de la Cueva. El
marqués de Villena se había alejado del grupo fiel de monarca y había adherido a la Liga
nobiliaria. Beltrán de la Cueva sería ahora la mano de gobierno del rey. El 28 de
septiembre de 1464 la Liga nobiliaria, que había sido creada años atrás en Castilla, se
reúne en Burgos para la realización de un manifiesto contra el rey y su privado don Beltrán
por iniciativa del marqués de Villena. Juan II de Aragón estaba también detrás de toda
esta maniobra. El rey castellano se hallaría rodeado de traidores y dominado por su valido,
con un fracasado gobierno. En dicho manifiesto se declaraba de forma difamatoria que la
infanta Juana no sería hija del rey sino del valido, por lo cual el derecho de sucesión
correspondía al joven hermanastro del monarca, el infante Alfonso. Siguen unas
peticiones concretas: encarcelamiento del privado y sus colaboradores, convocatoria de
Cortes en Burgos, implantación de unas normas para el buen gobierno y para el ejercicio
de la justicia, y que Alfonso, el infante, fuese maestre de la orden de Santiago, según el
testamento de su padre, y heredero del reino, que su hermana Isabel no se pudiera casar

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Historia Medieval de España II La Farsa de Ávila

sin el consentimiento de los tres Estados de los reinos. Así, con esta maniobra, se ve la
mano de Juan II que aseguraba la mano de Isabel para Fernando de Aragón.

Enrique IV caerá en el error de negociar sobre esta base, contra la opinión de su canciller
Lope de Barrientos, seguramente para proteger a su hija y su herencia. La Liga, segura de
su éxito, realizaron todo un golpe de estado, bajo la apariencia de una concordia y así el
rey permitió el nombramiento de una comisión, cuya tarea sería preparar la
reorganización del reino. Fruto de esta reunión sería la sentencia de Medina del Campo
(16 de enero de 1465) sobre varios puntos del gobierno y la legislación civil, y el poder
regio quedaba supeditado a la nobleza. Ante este atropello, el rey actuó, pero ya era tarde.
El arzobispo de Toledo, Alonso Carillo, le traicionaría y entregaría a la Liga la ciudad de
Ávila, donde el 5 de junio del mismo año se realizó la llamada “farsa de Ávila”, de la que
trata el texto.

Dicha actuación, de la que tratamos en este comentario, sería un hito en la lucha de la


nobleza contra la monarquía desprestigiada completamente. En esta ciudad se hallaba un
grupo de los grandes del reino junto con el infante Alfonso dispuestos a deponer al rey
Enrique, por lo cual discutieron diversos procedimientos. Se organizó un acto solemne
que tuvo lugar en un llano cercano a las murallas. Allí, como ya hemos dicho se realizó
la farsa de Ávila, en la que diversas personalidades, tales como el arzobispo de Toledo o
el marqués de Villena. Este acto de rebeldía sin precedentes provocó una larga guerra
civil.

Entre 1465 y 1480 se suele hablar de un periodo de guerras civiles en los reinos
peninsulares. Las connotaciones del término “guerra civil” pueden provocar algunos
malentendidos, pues las guerras que suceden durante el siglo XV no afectarán a la
totalidad de la sociedad, si no únicamente a las clases dirigentes. La pugna nobleza-
monarquía o los desequilibrios estamentales, son viejos problemas de fondo que enturbian
las aguas. La Corona de Castilla fue una de las más afectadas por estas contiendas, aunque
en su historia inmediatamente anterior la inestabilidad y el conflicto habían llegado a ser
habituales. Hay dos momentos especialmente violentos que conviene ver con cierto
detalle: la guerra civil entre Enrique IV y su hermano Alfonso entre 1465 y 1468; y
posteriormente la guerra de sucesión al trono entre Isabel la Católica y Juana la Beltraneja
entre 1474 y 1479. En el resto de reinos de la península se produjeron sucesos bélicos del
mismo modo, como la guerra entre agramonteses y beamonteses de Navarra; la
revolución catalana de los años sesenta y setenta; y la situación inestable de Granada y

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Historia Medieval de España II La Farsa de Ávila

del reino Nazarí. Portugal, en cambio, no sufriría ningún conflicto, exceptuando su


posterior participación en la guerra civil castellana de 1474 a 1479.

Cabe mencionar que, tras la farsa de Ávila, la guerra civil castellana terminará en 1467
en la que Enrique IV vencerá a la Alta Nobleza en Olmedo. En 1468, con el Tratado de
Guisando se nombra sucesora a Isabel, su hermana. En 1470 nombrará a su hija, Juana la
Beltraneja. La pugna por la sucesión acabará en guerra, como ya hemos dicho, que
finalmente terminará con la batalla de Toro en 1476, y las cortes de Madrigal proclamarán
reina a Isabel I. Hasta 1479 no se aceptará esta proclamación por parte de Portugal.

En mi opinión, en la segunda mitad del siglo XV Castilla y Aragón siguieron historias


convergentes. La guerra entre el rey y la Generalitat en la Corona de Aragón y la guerra
por la toma del trono en la Corona de Castilla acabaron confluyendo en la unión de sus
futuros soberanos: Isabel y Fernando. Así se hizo realidad el viejo sueño de los
Trastámara de la unidad peninsular, dotando de pleno sentido a las estrategias
matrimoniales urdidas a ambos lados de la frontera desde tiempos de Enrique de
Trastámara y Pedro el Ceremonioso.

Con la Farsa de Ávila, se da el primer caso de intento de toma de poder por parte de los
nobles contra el rey y su gobierno. Lo importante del este hecho no fueron las
consecuencias posteriores de sucesión, que ya hemos visto, si no la lucha del poder entre
nobleza y monarquía. Durante la Edad Media, el feudalismo había instituido a los señores,
miembros de la aristocracia, en un puesto aventajado en los reinos europeos. El poder
entre monarquía y nobleza estaba equilibrado. Con la llegada del siglo XV y el fin de la
Edad Media se dará comienzo a la Edad Moderna. En dicha etapa el monarca se convertirá
en rey absoluto, se conformarán los Estados en Europa Occidental y por tanto la nobleza
irá perdiendo peso. Lejos estaba Enrique IV de convertirse en un rey absoluto, que
únicamente veremos ya en el siglo XVI con el emperador Carlos V, pero si vemos algunas
pinceladas de que esta sociedad bajomedieval va llegando a su fin. La farsa de Ávila nos
muestra el primer intento de los nobles por alcanzar más poder, un poder cada vez más
inaccesible para ellos y sólo posible para la monarquía. Pero también nos muestra el
camino a seguir por la nobleza, que tendrá que recurrir a diversos actos y sucesos
diferentes en un futuro para conseguir una porción del pastel del poder del reino, y pronto
del Estado.

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