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Descartes en Meditaciones Metafísicas, Segunda Meditación.
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Descartes en Meditaciones Metafísicas, Segunda Meditación.
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Goethe en Fausto, Ed. Club Internacional del Libro, Madrid, España. 1999
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Kant, Manuel en Crítica a la razón Práctica, par. 2, Teorema I.
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Kant, Manuel en Crítica a la razón Práctica, par. 3, Teorema II, Observación I.
Luego Hegel planteará un movimiento dialéctico de la sustancia en la cual deviene
como sujeto, es decir, que a través del continuo movimiento de oposiciones entre lo
particular y lo total, la sustancia toma cada vez más autoconciencia, se sabe, se articula
a sí misma hasta llegar a lo absoluto, la conciencia plena, el sujeto. De ahí que todo lo
real es racional, es decir que un sujeto absoluto, autoconsciente, real, se sabe, es
racional. El ser es apareser-se, es Espíritu. En este sentido, la historia tiene el fin de que
en ella se despliegue esta autoconciencia del Espíritu donde el ser y el saber sean uno,
sujeto y racionalidad juntos:”Pero el único pensamiento que la filosofía aporta es el
simple pensamiento de la Razón: que la Razón domina el mundo y que por lo mismo
también en la historia universal ha ocurrido todo según la razón.”6 De esta forma, sólo
lo racional es lo real, el sujeto es sólo el racional, aquel que tiene pensamiento, que se
sabe, el cual contiene el Espíritu y, de modo contrario, aquel individuo que no es
racional, en el cual no coincide el saber con el ser, no es sujeto. Como dirá luego: Sólo
en los grandes hombres, el espíritu coincide con el individuo.
Feinmann en La filosofía y el barro de la historia dice: “no hay exposición
inocente”, es así que la concepción dualista tuvo la principal consecuencia política en
los años subsiguientes del Siglo XX, de poner la razón al servicio del capitalismo y el
totalitarismo que vendrían. Hanna Arendt dirá que los totalitarismos, en este sentido,
suprimen el pensamiento espontáneo de los hombres, puesto que su irrefutable poder
lógico no admite ningún argumento que no sea deducible de sus premisas7. En otras
palabras, la razón puesta sólo en el individuo burgués fundamentará la dimensión
organizativa y cultural de los totalitarismos separando, siguiendo a Arendt, a la elite del
populacho. Del mismo modo, la sociedad disciplinaria de Foucault, donde la disciplina
se focaliza en la formación de cuerpos dóciles y sometidos, busca reducir la fuerza del
cuerpo, en tanto fuerza política, y maximizarla como fuerza económica, lo que permitirá
dentro de una sociedad desarrollada por el crecimiento de las fuerzas productivas,
ubicar, clasificar y, por fin, vigilar y castigar.
6
Hegel, Georg en Filosofía de la Historia, cap. La historia filosófica.
7
Arendt, Hanna en Los Orígenes de los totalitarismos.