El abuelo tiene casi noventa y tres años pero todavía piensa con lucidez. A pesar de su edad avanzada, aún se viste solo y disfruta tocando el órgano dos veces al día. Da paseos cortos diariamente salvo cuando llueve o hace frío en invierno.
El abuelo tiene casi noventa y tres años pero todavía piensa con lucidez. A pesar de su edad avanzada, aún se viste solo y disfruta tocando el órgano dos veces al día. Da paseos cortos diariamente salvo cuando llueve o hace frío en invierno.
El abuelo tiene casi noventa y tres años pero todavía piensa con lucidez. A pesar de su edad avanzada, aún se viste solo y disfruta tocando el órgano dos veces al día. Da paseos cortos diariamente salvo cuando llueve o hace frío en invierno.
“Usted quiere saber sobre mi abuelo. Bueno, el tiene cerca
de noventa y tres años de edad y aún piensa tan lúcidamente como siempre. Se viste solo, y se pone su vieja chaqueta negra que comúnmente, tiene varios botones menos.
Una larga barba cuelga de su cara inspirando, a aquellos
que lo observan, un profundo sentimiento de respeto. Cuando habla, su voz parece un poco quebrada y temblorosa.
Dos veces al día, él disfruta tocando hábilmente un
pequeño órgano.
Todos los días, el abuelo da un corto paseo, excepto en el
invierno cuando la lluvia o el frío se lo impiden.”