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“Dijo también a sus discípulos: Había un hombre rico que tenía un mayordomo y éste fue acusado ante él
como disipador de sus bienes. Entonces le llamó y le dijo: ¿Qué es esto que oigo acerca de ti? Da cuenta de
tu mayordomía, porque ya no podrás más ser mayordomo” (Lc. 16:1-2).
Jesús habló de cierto hombre rico que oyó un reporte de que uno de sus mayordomos estaba malgastando
sus posesiones. Así que lo llamó a que le diera cuentas, y le dijo: ¿Qué es esto que oigo acerca de ti? Entrega
cuenta de tu mayordomía, porque ya no serás mayordomo”.
Esta parábola es muy importante para el cuerpo de Cristo ahora. Es la trágica historia de un siervo de Dios
que pierde su poder y unción y termina ofreciendo un evangelio rebajado y barato. El hombre rico de esta
parábola es Cristo mismo en quien moran todas las riquezas de gloria. El mayordomo que está siendo
despojado de la autoridad es cualquiera a quien le ha sido confiada la Palabra de Dios, pero que ha sido
hallado culpable de desperdiciar los recursos de su Señor.
Este mayordomo era culpable de malgastar las posesiones de su señor, una acusación que se podría hacer en
nuestros días en contra de multitud de ministros, de obreros cristianos y de ovejas. ¡Qué desperdicio vemos
en el reino de Dios hoy en día!
1. Los Elegidos de Dios desperdician tiempo, el más precioso recurso que el cielo pudo
confiar a la humanidad.
Los pastores ungidos de Dios, maestros y evangelistas son tan culpables como las multitudes del redil que
sólo buscan los placeres. Los mayordomos del evangelio deberían estar redimiendo el tiempo y no
malgastándolo en pasatiempos, deportes, recreación y la televisión. Muéstrame un hombre de Dios que se
sienta enfrente del ídolo de la televisión, desperdiciando horas preciosas, perturbando su alma y su mente
con la corrupción del infierno, y yo te mostraré a un mayordomo injusto a quien Dios traerá a cuentas y le
despojará de toda autoridad espiritual.
Este mayordomo se consintió a sí mismo. El tomó los recursos de su amo y se los derramó encima. Uno
pensaría que todas las riquezas eran solamente suyas, por la manera en que se gastaba los recursos y en que
se consentía a sí mismo.
Hoy vemos este triste espectáculo en la iglesia, a cristianos yendo de un lado para otro, desperdiciando los
recursos divinos sin saber que Dios les va a pedir cuentas por ese desperdicio.
2. El poder, otro de los gloriosos recursos de Cristo, está siendo egoísta y tontamente
malgastado.
Los reyes del poder en la casa de Dios son aquellos que malgastan el poder de su amo para justificarse a sí
mismos. Quieren ser conocidos y respetados como profetas, como los hombres del momento, buscados como
poderosos guerreros de fe, acción y poder. Aman el aplauso de los hombres, la adulación como para un héroe;
les gusta ir por ahí oyendo esas palabras de autoaprobación. “¡Miren, ahí esta! ¡Ahí va ese poderoso hombre
de fe, acción y poder!” Pablo denunció esa adulación a ministros. Debemos dar honor a quien honor merece,
y ése es ¡solamente Cristo!
Los creyentes sin discernimiento hacen pequeños dioses de los autonombrados profetas, sanadores, y
maestros de nuevas revelaciones.
El poder malgastado está corrompiendo al ministerio y la casa de Dios. Los cristianos superficiales son
atraídos al poder como las abejas a la miel. Y una terrible acusación en contra de la iglesia apóstata es oír a
los cristianos decir: “¡Qué bárbaro, qué poder tiene!”, en vez de susurrar con santa reverencia: “¡Está lleno
de Jesús! ¡Jesús se revela en él maravillosamente! ¡Hace a Cristo real!”
El verdadero mayordomo del evangelio no busca el poder para demostrarlo enfrente de multitudes curiosas.
Las multitudes pueden ver la fuerza del poder sanador de Dios, como cuando Jesús sanaba a los enfermos.
Sin embargo, a Él le oían decir una y otra vez: “No le digas a nadie”. Dios le confía su mayor poder a aquellos
que van a los hospitales, a las calles, a los hogares, y en secreto, lejos de los ojos de aprobación y de los
aplausos, derriban fortalezas, atan a los demonios y libertan a los cautivos, sanan a los enfermos y son
verdaderos y desconocidos ministros del poder sanador de Cristo. El verdadero don de sanidad no se
manifiesta en una atmósfera de espectáculo, sino que se manifiesta solamente cuando es usado por siervos
humildes que son completamente celosos de la gloria de Dios, como Cristo lo era.
Un poco del santo poder de Dios que no es usado o aprovechado solamente para la gloria de Cristo es un
desperdicio. Es un mayordomo injusto gastando para sí mismo lo que no le pertenece. Sin embargo, aún hay
hombres que se levantan grandes nombres para sí mismos, robándole la gloria y el poder al Señor, para
engrandecerse ellos mismos.
3. La fe es otro recurso de Cristo que está siendo desperdiciado por los cristianos hoy en
día.
¡Toda la fe verdadera proviene de Cristo! Cuando hablas de todas las riquezas de Dios en Cristo Jesús, debes
incluir la fe. Somos salvos por la fe de Cristo. Pero la preciosa fe que debería haber sido cuidadosamente
invertida, está siendo desperdiciada en trivialidades. Los héroes del capítulo once de Hebreos se apropiaron
de su fe para conquistar reinos, tapar la boca a los leones, extinguir el poder del fuego, poner en fuga a los
ejércitos del enemigo, ejecutar actos justos, recibir a sus muertos de regreso, y finalmente, para soportar
torturas, vituperios, azotes, prisiones y cárceles.
¡Hoy la fe de Cristo es a menudo desperdiciada en egoísmo! ¡Logros personales, éxito, aumento de bienes,
riquezas terrenales y prosperidad sin límite, con perfecta salud y una felicidad sin mancha!
¿Por qué será que los cristianos pueden invertir todas las clases de fe en un intento de llegar a ser prósperos
y felices, pero no pueden tener fe para que su casa y sus vecinos sean salvos? ¿Por qué tan poca fe para recibir
la santidad de Cristo? ¿Por qué tan poca fe para evangelizar a un mundo perdido?
Uno de estos días, muy pronto, Dios nos va a poner de espaldas contra la pared y nos va a pedir cuentas de
la forma en que manejamos Su preciosa fe. ¿La gastamos sólo en trivialidades, como si la fe sólo existiera
para hacernos la vida más fácil? ¿No nos preguntará el Señor, con ojos penetrantes, por qué no usamos sus
riquezas sabiamente? ¿Qué pasará en el tiempo que viene pronto, cuando legiones de demonios sean
soltados sobre esta generación, y los gobernadores de las tinieblas extiendan sus reinos siniestros, y furiosas
tentaciones; cuando los ejércitos de Satanás vengan en contra de nosotros, y los burladores y los torturadores
y los anticristos se levanten para acosar a los hijos de Dios? ¿Estará el pueblo de Dios, los mayordomos de
Dios, en la línea del frente haciendo una gran demostración de fe para la gloria de Cristo, o estarán de pie
delante del Juez para ser despojados y echados fuera por malgastarla? ¡Señor, ayúdanos!
LA GRAN LECCIÓN
La gran lección de esta parábola va más allá de la tragedia de una iglesia que desperdicia las riquezas de
Cristo en intereses egoístas; va hacia el pensamiento corrupto de los mayordomos cristianos que han sido
despojados de la autoridad divina. Los mayordomos del evangelio que desperdician el tiempo, la fe, el poder
y otros recursos divinos van, por consiguiente, a perder su autoridad espiritual en Cristo y van a ser libres
para comprometerse con sus propios planes y proyectos. Perderán su unción y se arrastrarán inventando un
evangelio que perpetúe sus propios intereses.
“Entonces el mayordomo dijo para sí: ¿Qué haré? Porque mi amo me quita la mayordomía” (Lc. 16:3).
Los mayordomos que malgastan la riqueza de su amo y pierden la unción llegan a estar completamente
dedicados a su propia supervivencia.
Ya no es su interés principal: “¿Qué puedo hacer por el Señor?”, sino, “¿Qué puedo hacer por mí?”. Esto
incluye tanto a discípulos como a ministros.
Le pregunté al espíritu Santo por qué este mayordomo no se arrepintió simplemente y se arrojó en la
misericordia de su amo. ¿Por qué salió y empezó a planear y a hacer proyectos para protegerse a él mismo y
su futuro? Yo creo que la respuesta es que había ido muy lejos y se había colocado más allá de la redención.
Sus propios intereses le habían endurecido, se había entregado a un corazón dividido. Si crees que los
predicadores centrados en sí mismos y los discípulos nunca están más allá de salvarse, no conoces la Biblia.
Así eran Ananías y Safira; también Alejandro e Himeneo a quienes Pablo entregó a Satanás para que otros
temieran; también aquellos de Romanos 1, que cayeron de la fe a la profundidad de una mente reprobada.
Te lo digo con dolor en mi corazón, que ahora ya hay ovejas, ministros y ministerios que han sido desechados
por Dios. Estos son los que han sido engañados por espíritus mentirosos, habiendo sido advertidos una y
otra vez por el Espíritu Santo y por los profetas de Dios, de que se arrepintieran y que se humillaran. Ellos
fueron absorbidos por el egoísmo; empezaron a fornicar con madera y piedras, se convirtieron en
constructores de templos y de monumentos de realizaciones personales; y rechazaron una vida de
quebrantamiento y humildad. ¡Dejaron el closet de oración por sus intereses y por la obra de sus manos!
Temerariamente malgastaron el dinero de Dios, la fe de Dios, el tiempo de Dios y el poder de Dios.
Por toda la nación, oigo de gente santa de oración, la misma cosa que oigo de mi Padre del cielo. Aquellos
que están caminando con Dios, viviendo en el Espíritu, instintivamente sienten que Dios ha descubierto, y
que deplora, todas las abominaciones en la iglesia, en el púlpito, en las predicaciones y en algunos ministerios
populares.
No todos son corruptos, ¡gracias a Dios! Hay un remanente creciente de santos y ministerios que se han
vuelto a la justicia y a la oración. Pero el verdadero cuerpo de Cristo debe orar por sabiduría divina para
discernir a aquellos que ya han sido despojados de la autoridad espiritual y de la unción. Un mundo creciente
de cristianos de oración ahora comparten el mismo dolor de Dios por toda la mezcla con el mundo, y sus
corazones claman que Dios trate esto pronto. ¡Creo, sin lugar a dudas, que está a punto de hacerlo! Si Dios
puede hacer caer a Babilonia en una hora, seguramente puede limpiar esta mezcla en Su templo en un
momento.
La mayor parte de los mayordomos modernos que han sido despojados por Dios de todo servicio espiritual
no son tan sabios como el mayordomo injusto, no se dan cuenta de que ya todo terminó. No se han dado
cuenta de que ya han sido despojados de su mayordomía. Pero tú te puedes dar cuenta que se acabó, por los
planes y proyectos que presentan centrados en el hombre. Los intereses de Dios ya no son lo más
sobresaliente, ahora lo único importante para ellos es su próximo proyecto. Terminan un proyecto de
hombre solamente para lanzar otro más espectacular que el anterior.
Mi corazón clama: “¡Oh, mi bendito Señor! ¿Cuándo se despertará el pueblo de Dios y empezará a discernir
que todo ese loco gastar, esa construcción, y esa mentalidad mundana representan un despilfarro hecho por
cristianos y por ministros que ya han sido desechados por el Espíritu Santo y que están a punto de ser
llamados a cuentas? ¿Cuándo dejará el pueblo de Dios de aguantar tal tontería? ¿Cuándo se despertará el
cuerpo de Cristo y gritará en contra de esto y dirá: ¡Basta!” No hay ya profetas de Dios en la tierra? ¿No
quedan pastores con suficiente discernimiento del Espíritu Santo y con autoridad espiritual para despertar
a esta gente respecto a ese peligroso desperdicio de los recursos de nuestro Señor? Es triste, pero es cierto,
que en algunos de los más conocidos ministerios del país hoy en día, ni con mucho se escucha la verdadera
Palabra de Dios. Yo no soy juez, pero por sus hechos es patente que algunos están más allá de la censura,
cegados por sus propios consejeros, cegados por ambición, cegados por los dioses del éxito y el poder.
Algunos de ellos no recibirían un solo profeta hoy en día, están tan altos y son tan poderosos, están tan
confiados en sí mismos, tan ricos, tan influyentes, tan establecidos en sus caminos, tan comprometidos con
sus propios planes y proyectos, que no pueden escuchar nada.
¡Sus ojos están cerrados, sus oídos no oyen, y no saben que la gloria se ha ido y que Icabod ha sido escrito
sobre sus puertas! Y tan cierto como que el mayordomo injusto fue derrocado, así también ellos caerán. Dios
va a cortar el suministro y va a hacer una cosa tan sorprendente que los oídos de todos los que lo oigan van
a retumbar.
Llamo a todos los santos que oran en toda la tierra que empiecen a ayunar y a orar por la limpieza dentro de
la casa de Dios y entre sus ministros y ministerios. Que empiece conmigo y con el ministerio a mi cargo. Yo
necesito esta purificación tanto o más que todos los otros. Ora porque el fuego santo de Su santidad llene de
temor todos los púlpitos. Ora para que Dios salve los ministerios que aún pueden ser salvados, que Dios
humille y rompa las voluntades necias de los hombres centrados en ellos mismos, que haya arrepentimiento
y un regreso a la pureza y a la honestidad. Ora para que ellos respondan pronto. Únete a todos los otros
santos que oran. ¡Que ya no se malgasten los recursos de Dios! Ya no más alianzas con aquellos que no tienen
preocupación por los intereses de Dios, sino que usan a otras personas para aumentar sus intereses egoístas.
¡Ya no más confiar en aquellos que ofrecen un evangelio barato y de oferta!
¡Dios danos profetas y pastores y evangelistas, puros, separados, quebrantados, que se den completamente
para la gloria de Jesús, que puedan tronar en contra del pecado y de la corrupción y hagan temblar a los
adúlteros, a los que se divorcian, a los laicos y ministros tibios en la casa de Dios! Creo que el pueblo de Dios
está clamando por líderes que sean ejemplo de santidad, y que los conduzcan a caminar más profundamente
con Cristo. Creo que la congregación está más hambrienta de Dios que muchos del púlpito. Algunos
ministros jóvenes me dicen que no pueden encontrar a hombres ancianos de Dios a quienes puedan mirar
como modelos de santidad y pureza. La gente quiere moverse en Dios, quieren fuego en el púlpito y
convicción en las bancas. Quieren que el Espíritu de Dios despierte a sus iglesias y los saque de la corrupción.
Al menos, eso es lo que oigo de los que me escriben.
Procedió a llamar a todos los deudores de su amo y les ofreció tratos con tarifas reducidas. Al deudor que
debía a su amo cien medidas de aceite le decía que sólo pagara cincuenta. El redujo el trato de otro deudor
que debía cien medidas de trigo. Le dijo que sólo necesitaba pagar ochenta medidas. Les ofreció a todos los
deudores atractivas rebajas en los tratos.
Cuando el Espíritu Santo se va de un hombre o de un ministro, y él toma el control, toda clase de convenios
se ofrecen a los deudores. Es por eso que estamos oyendo ese evangelio barato y rebajado desde tantos
púlpitos.
Ahora hemos llegado al corazón del mensaje de esta parábola. Estos mayordomos que han sido despojados,
van por ahí haciendo tratos rebajados con deudores que andan buscando una forma de pago barata. ¿Quién
quiere pagar el precio completo de la redención cuando hay en pie una oferta de saldar la cuenta con una
salvación barata? ¿Quién quiere llevar los sufrimientos de Cristo cuando puedes “cumplir” con menos? ¿Por
qué soportar la muerte, la cruz, el oprobio y el rechazo cuando simplemente, reclamas tus derechos y puedes
volar justo hasta el paraíso sin pena ni sacrificio? ¡Santos, alíniense -es tiempo del evangelio basado en tratos
baratos-!
¡Quédate enfrente de tu televisión, llena tu alma y tu mente con toda la porquería de los pozos del infierno,
sigue adelante, disfruta el cine escandaloso, el teatro para adultos; corre con la multitud, bebe, fuma, ve a
centros nocturnos, cuenta chistes groseros; divórciate, haz trampas, fornica; gasta, compra y endrógate; no
ores, no ayunes, no clames, no hables de cargas, de santidad y de apartarse del mundo! ¿Por qué? ¡Porque
es el día del evangelio barato y rebajado, sin dolor, sin poder, contaminado! Se ofrece diariamente por radio,
por televisión y en cruzadas y en las iglesias por todo el mundo.
“Y alabó el amo al mayordomo malo por haber hecho sagazmente... Y yo os digo: Ganad amigos pro medio
de las riquezas injustas, para que cuando éstas falten, os reciban en las moradas eternas” (Lc. 16:8-9)
Que quede esto claro. Dios no está alabando el mal proceder del mayordomo, ni está recomendado sus
acciones como tales. El sólo recomienda la forma astuta en que el mayordomo injusto se condenó a sí mismo.
El amo alabó la manera en la que selló su ruina. En otras palabras: “Tú pensaste sabiamente en ofrecer estos
tratos rebajados. Pero cuando todo se venga abajo, y se vendrá, tú y todos los que participaron contigo en
tus ofertas deshonestas, serán enviados a los lugares donde habita Satanás”.
Lo que Dios nos está diciendo es que no hay atajos, no hay consagraciones a medias, no hay caminos fáciles
a la gloria, o sin dolor. Vamos a pagar el precio completo, esto significa que tomemos nuestra cruz, nos
neguemos a nosotros mismos y lo sigamos a El hasta la plenitud de la vida de resurrección. En el día del
juicio todos los mayordomos despojados y sin poder se van a parar delante del trono del juicio de Jesús,
mirando no sólo sus ojos llameantes sino que también verán a los pobres hijos perdidos del reino a quienes
ellos engañaron con ese evangelio parcial. ¡Qué alarido será oído! Ellos rechazarán a sus falsos profetas,
gritando: “¡Falso! ¡Impostor! ¡Pastor cruel! ¡Hijo de Icabod! ¡Inventor de mentiras! ¡Nos heriste con ceguera
con tus medias verdades!”.
Todo lo que le puedes elogiar a algunos hombres de Dios y a ciertos ministros hoy en día, es que su astucia y
su ingenio están proveyendo para ellos y sus seguidores un camino con Jesús a un precio de oferta. Y es
astuta la manera en que las Escrituras son torcidas y entrelazadas para hacer que suenen correctas y
aprobadas por Dios. Han ido ya tan lejos que muchos pueden pecar a voluntad y no ser convictos de pecado.
Pueden decir con el Israel apóstata, “Librados somos para seguir haciendo todas estas abominaciones” (Jer.
7:10). Doctrinas de demonios y doctrinas de falsa seguridad son ofrecidas a aquellos que escogen vivir vidas
carnales y sensuales.
El mayordomo injusto pensó que había asegurado su futuro, pero era una falsa seguridad. El seguía siendo
el mismo hombre permisivo, tramposo y sensual que siempre había sido, y los amigos que iban con él eran
de su misma naturaleza, todos ellos cegados por una falsa seguridad. Puedes estar seguro que pagó un alto
precio por su engaño. ¿Quién puede dudar que el amo rechazó los tratos rebajados que ofreció el mayordomo
injusto? Yo creo que el amo demandó el precio completo.
Dios le dijo a la iglesia de Laodicea, tan llena de bienes y que alardeaba de no tener necesidad de nada, en
realidad eres desventurada, pobre, miserable, ciega y desnuda. Y hasta que no renuncie a toda la tibieza, Dios
la vomitará de Su boca a ella y todo lo que representa. Este hecho espantoso ya está sucediendo.
¡Dios danos mayordomos fieles! Danos santos en el púlpito y en las bancas que se vuelvan al Señor con todo
su corazón, que rompan sus ídolos, y caigan contritos delante de Tu presencia. Y Dios, vuelve a traer el
evangelio de justicia, de separación del mundo, y mandamientos santos de amor, y levanta ejércitos de
vencedores que alisten sus lámparas y se preparen para recibir al Novio. Dios, llévanos a la Cruz, a la muerte
de nosotros mismos, a reconocernos muertos al pecado por fe, y a la resurrección en el reino de Vida Eterna
en Cristo. Amén.
Este Libro trata acerca de una aterradora profecía de los días finales del mundo, que ha comenzado a
manifestarse ya en la actualidad.
Todo el mensaje de este libro ha de ser datado a partir de Abril de 1973 muchas predicciones de esta visión
se han cumplido ya, algunas se verificaran en un futuro próximo y otras, en años venideros. No todo ocurre
de la noche a la mañana, todo tendrá su tiempo.
http://rapidshare.com/files/224157050/La_vision_David_Wilkerson.pdf
Me siento obligado por el Espíritu Santo de mandar un mensaje urgente a todos los que están en nuestra
lista de correo, y a los amigos y obispos que hemos conocido alrededor del mundo.
Por diez años yo he estado advirtiendo que mil fuegos arderán en la ciudad de Nueva York. Engullirá a toda
el área, incluyendo a Nueva Jersey y Connecticut. Las ciudades principales en toda América experimentarán
disturbios e incendios – como vimos que sucedió en Watts, Los Ángeles, años atrás.
Habrá disturbios y fuegos en ciudades en todo el mundo. Habrá saqueos – incluyendo a Times Square, y la
ciudad de Nueva York. Lo que estamos experimentando ahora no es una recesión, ni siquiera una depresión
económica. Estamos bajo la ira de Dios. En el Salmo 11 está escrito,
“Si fueren destruidos los fundamentos, ¿qué ha de hacer el justo?” (v. 3).
Dios está juzgando los pecados atroces de América y de las naciones. Él está destruyendo los fundamentos
seculares.
El profeta Jeremías le suplicó al Israel pecaminoso, “Así ha dicho Jehová: He aquí que yo dispongo
mal contra vosotros, y trazo contra vosotros designios; conviértase ahora cada uno de su
mal camino, y mejore sus caminos y sus obras. Y dijeron: Es en vano; porque en pos de
nuestros ídolos iremos, y haremos cada uno el pensamiento de nuestro malvado corazón”
(Jeremías 18:11-12).
En el Salmo 11:6, David advierte, “Sobre los malos hará llover calamidades; Fuego, azufre y
viento abrazador será la porción del cáliz de ellos.” ¿Por qué? David respondió, “Porque Jehová
es justo” (v. 7) Este es un juicio justo – igual que los juicios de Sodoma y de la generación de Noé.
Primero, yo le daré una palabra práctica que recibí yo mismo. Si le es posible abastézcase de suministros de
alimentos y cosas esenciales que puedan durar por treinta días. En las ciudades grandes, los mercados se
vacían en una hora cuando hay alguna señal de desastre.
Y sobre nuestra reacción espiritual, sólo tenemos dos opciones. Esto está delineado en el Salmo 11.
Podemos “escapar al monte cual ave.” O, como dice David, “Fijó sus ojos en el Señor sentado en
su trono en el cielo – sus ojos ven, sus párpados examinan a los hijos de los hombres” (v. 4).
“En Jehová he confiado” (v. 1).
Yo le diré a mi alma: No hay necesidad de que corra… no hay necesidad de que me esconda. Este es un acto
justo de Dios. Yo contemplaré a nuestro Señor en su trono, con su mirada tierna, misericordiosa y amorosa
pendiente de cada paso que doy – confiando que él salvará a los suyos aún de los diluvios, fuegos,
calamidades, pruebas, aflicciones de toda clase.
Nota: Yo no se cuándo sucederán éstas cosas, pero sé que no está distante. Le he descargado mi alma a usted.
Haga con éste mensaje como le parezca.
En Cristo,
David Wilkerson
Publicado por Administrador en 12:23 a. m. 0 comentarios
Etiquetas: David Wilkerson, Profecía
Isaías dijo que habría un gran despertar mundial justo antes del regreso de Cristo.
Esta profecía se encuentra en Isaías 54 y es resumida en estos versos: “Porque te extenderás a la mano
derecha y a la mano izquierda; tu descendencia heredará naciones y habitará las ciudades asoladas.” (54:3)
Yo creo con un número de estudios Bíblicos que la profecía de Isaías tiene una doble aplicación. No habla
tan solo acerca del Israel natural después de su cautiverio en Babilonia, sino que también acerca del Israel
espiritual que estaba por venir: el cuerpo de Jesucristo, la iglesia de la Nueva Jerusalén. Pablo cita de Isaías
54 cuando hace referencia a la “Pero la Jerusalén de arriba, la cual es madre de todos nosotros, es libre,“
(Gálatas 4:26). Pablo vio la profecía de Isaías como dirigida “a los hijos de promesa,” aquellos en Cristo por
fe.
Si Isaías dirigió su profecía solo al Israel natural, significaría que sus promesas aun no se han cumplido. En
resumen, no se ha cumplido que “Porque te extenderás a la mano derecha y a la mano izquierda; tu
descendencia heredará [Gentiles en ingles] naciones” (Isaías 54:3). Sin embargo esa palabra fue
claramente cumplida en Cristo, en la cruz y en Pentecostés. Piénsalo: cuando Isaías dirigió este mensaje,
algunos 42,000 israelitas habían salido del cautiverio Babilónico. Para el tiempo de Jesús, su número
había aumentado solo cerca de tres millones.
Isaías se refiere a su profecía como una promesa departe de Dios, una palabra jurada desde el cielo. Vemos
los juramentos del Señor cerca de las montañas y hasta refiriéndose a su pacto con Noe. El dice, en esencia,
“Tan seguro como no permitiré otro diluvio sobre la tierra, te digo que habrá un despertar de mi iglesia en
los últimos días.”
Dios no esta enfocado en la economía, el alza en religiones mundiales, o sobre el rugir de los impíos. Según
Isaías, las naciones son para Dios “He aquí que las naciones son para él como la gota de agua que cae del
cubo,” (Isaías 40:15). Todos están bajo su gobierno y reino soberano.
El sabe todo acerca de las amenazas terroristas, guerras y rumores de guerras. Su Palabra advierte que los
impíos rugirán, poderes seculares trataran de proscribir el Cristianismo, y movimientos anticristo en
rápido crecimiento se jactaran de que gobernaran al mundo y destruirán a los seguidores de Jesús. La
Biblia dice esto acerca de todo:
“Se levantarán los reyes de la tierra, y príncipes conspirarán contra Jehová y contra su ungido, diciendo:
‘Rompamos sus ligaduras y echemos de nosotros sus cuerdas’” (Salmo 2:2-3). En resumen, “echemos todo
estorbo moral, toda señales morales del pasado.”
Aquí tenemos la reacción de Dios ante estos poderes mundanos y hombres influenciados por demonios: “El
que mora en los cielos se reirá; el Señor se burlará de ellos.” (2:4). No importe cuan desesperante se vean
las cosas, todo permanece bajo el control total de Dios.
“y las puertas del Hades no prevalecerán contra ella. (Mateo 16:18). Nada de las entrañas del infierno
puede esperar destruir la iglesia de Cristo. Su ojo siempre esta sobre su pueblo, y a través de todo el
advierte a Satanás y sus huestes, “No toques la niña de mi ojo.” “Si alguno conspirare contra ti, lo hará sin
mí; el que contra ti conspirare, delante de ti caerá.” (Isaías 54:15). ¿Puedes ver lo que Dios esta diciendo
aquí? “El diablo va a venir contra tuya. Enemigos salidos del infierno se unirán contra tuya. Pero Satanás
no tendrá éxito.”
Deja que el diablo haga lo que le plazca. Deja que el infierno abra sus entrañas y derramen cada cosa vil.
No tendrá impacto alguno sobre el plan de últimos días de Dios para su pueblo. ¡Gloria al Señor, su iglesia
no puede ser destruida!
La iglesia de Cristo se extenderá más allá que las limitaciones anteriores para llevar las buenas nuevas.
“Ensancha el sitio de tu tienda y las cortinas de tus habitaciones sean extendidas; no seas apocada; alarga
tus cuerdas y refuerza tus estacas. Porque te extenderás a la mano derecha y a la mano izquierda; tu
descendencia heredará naciones y habitará las ciudades asoladas.” (Isaías 54:2-3). Sencillamente, la iglesia
aumentara sus fuerzas y levantara multitudes en Cristo.
Mientras miramos la profecía de Isaías más de cerca, vemos que no es dirigida solamente al cuerpo
eclesiástico sino también a individuos. Yo conozco a siervos piadosos, amigos míos, quienes han echado
mano de esta profecía como una palabra personal del Espíritu Santo. Y han aumentado su fe por sus
promesas: “No temas, pues no serás confundida; no te avergüences, porque no serás afrentada, sino que te
olvidarás de la vergüenza de tu juventud y de la afrenta de tu viudez no tendrás más memoria.” (Isaías
54:4). Isaías aclara en este versículo: la iglesia de Dios no será avergonzada.
Pero solo unos versículos mas abajo, leemos esta advertencia a la iglesia de los últimos días: “¡Pobrecita,
fatigada con tempestad, sin consuelo! He aquí que yo cimentaré tus piedras sobre carbunclo y sobre zafiros
te fundaré.” (Isaías 54:11). Nos dice que seremos afligidos, lanzados de lado a otro por tempestad. Pero nos
promete un fundamento de zafiros. ¿Qué significa esto, exactamente?
Como creyentes, podemos estar bajo pacto con Dios, llevando en nuestros corazones sus preciosas
promesas de no temer, ninguna vergüenza, ninguna confusión, ningún reproche. Sin embargo, aun es
posible que seamos lanzados de acá para allá por tormentas personales, experimentar soledad, y no tener
quien nos consuele. En resumen, se permite que Satanás nos zarandee.
En el versículo 16, Isaías nos ofrece una imagen de cómo obra nuestro adversario. Dios dice, “Yo hice al
herrero que sopla las ascuas en el fuego y saca la herramienta para su obra; y también yo he creado al
destructor para que destruya.” (54:16). Aquí tenemos una imagen de un herrero, bombeando los bramidos
en su fuego para hacer un calor blanco. Entonces él usa ese calor para martillar armas de guerra en su
yunque. El herrero representa a Satanás, quien constantemente idea nuevas armas contra la iglesia y
creyentes.
Que increíble imagen. Es como si Dios dijera, “Mira, el diablo esta ventilando su fuego, haciendo armas que
el usa para tratar de destruir a mi pueblo. Yo cree a este herrero, creándolo como un ángel. El una vez tuvo
poder y autoridad, pero fue echado por su rebelión. Yo lo cree, y yo puedo encadenarlo. El puede ir tan
lejos como yo se lo permita.”
Nota la sorprendente promesa de Dios en el siguiente versículo: “Ninguna arma forjada contra ti
prosperará, y tú condenarás toda lengua que se levante contra ti en el juicio. Esta es la herencia de los
siervos de Jehová: su salvación de mí vendrá, dice Jehová.” (54:17). En otras palabras: “Deja que el
enemigo haga sus armas. Deja que apunte legiones de demonios. Ni una sola arma que el forme contra ti te
echara abajo.” ¡Que gloriosa promesa!
Satanás esta usando sus armas de desesperanza contra el pueblo de Dios, tempestades demasiado violentas
para ser soportadas sin el consuelo del Espíritu Santo. Sin embargo Dios declara, “…sobre zafiros te
fundaré.” (54:11). El mensaje aquí es, “Cuando todo en el mundo es sacudido, tu no te moverás. El
fundamento que yo estoy echando debajo de ti es tan sólido como estas piedras. Lo que yo estoy haciendo
en ti no puede ser sacudido”
Estos zafiros representan conocimiento y sabiduría espiritual, penetración dentro del mismo corazón de
dios. Sabemos que aquellos que soportan el sufrimiento salen armados con mayor entendimiento de la
misericordia de Dios. Tu puedes ser tentado, lanzado de un lado a otro, afligido y solo, pero a través de
todo eso el esta formando debajo de ti un fundamento de roca sólida. Es todo para que puedas consolar a
otros en sus pruebas.
Yo ofrezco prueba indisputable que la promesa de Isaías 54 es para la iglesia de Dios de hoy. Isaías
claramente habla de Cristo en 53:10: “… verá descendencia… “El vera su simiente [en Ingles, énfasis
propio]. Sencillamente, el esfuerzo y sacrificio de Cristo dará a luz muchos hijos: “Verá el fruto de la
aflicción de su alma y quedará satisfecho; por su conocimiento justificará mi siervo justo a muchos, y
llevará sobre sí las iniquidades de ellos.” (53:11). Esto también se cumplirá después de la cruz.
Los clavos que perforaron las manos y pies de Jesús fueron moldeados en el yunque del diablo. La espada
que perforo su lado fue forjada en la tienda del herrero infernal. Pero la sangre que salio de su cuerpo
nunca perdió su poder. Isaías nos esta diciendo: “Dios ha jurado que la sangre de su Hijo será rociada
sobre los transgresores en cada nación en la tierra. Tiene poder en cada nación árabe, en Israel, en África,
en Europa. El vera su simiente esparcida a muchas multitudes, de todas las tribus y lenguas.” Un gran
despertar continuara en los últimos tiempos.
Puede ser desalentador ver como crecen las religiones falsas en gran números mientras la iglesia de Cristo
parece tan poca en numero. Pero Isaías dice, “Es tiempo de cantar, oh esposa estéril. Ensancha las
habitaciones de adoración, alarga y fortalece tu visión. Vas a ver adelantos en la izquierda y derecha.”
“¡Regocíjate, estéril, la que no daba a luz! ¡Eleva una canción y da voces de júbilo, la que nunca estuvo de
parto!, porque más son los hijos de la desamparada que los de la casada, ha dicho Jehová.
¿Cómo va a suceder este último avivamiento? Requiere algo poderoso, algo que sacuda al mundo para
precipitarlo. Isaías nos dice que este sacudir sucederá en un día. En el capitulo 47, el dice que el espíritu de
Babilonia debe ser tratado. A través de las Escrituras, Babilonia siempre ha representado un espíritu de
prosperidad, comodidad y placer. Y el espíritu babilónico es el mismo en cada edad.
En resumen, Isaías dice que no puede haber ningún esparcimiento de avivamiento en los últimos días
hasta que el espíritu de avaricia y falsa seguridad se echado abajo. Podemos orar por avivamiento,
podemos clamar a Dios que derrame su Espíritu, pero es imposible a menos que el Señor primero sacuda
todas las cosas: “Oye, pues, ahora esto, mujer voluptuosa, tú que estás sentada confiadamente, tú que dices
en tu corazón: ‘Yo soy y fuera de mí no hay otra;… Vendrá, pues, sobre ti un mal cuyo origen no conocerás;
caerá sobre ti un quebrantamiento que no podrás evitar. Una destrucción que no podías suponer vendrá
de repente sobre ti.’” (Isaías 47:8, 11; énfasis propio).
Dios no va a dejar pasar el pecado, sino que fulminara las fortalezas del diablo. El va a sonar un llamado de
despertar a su iglesia con “unas desolación repentina.” Ciertamente, este será un gran acto de amor de
parte del Señor. El ama tanto a su iglesia que se niega a permitir que la comodidad, placer y apostasía
cieguen y arruinen el objeto de su amor.
“Se mostrará piedad al malvado, pero no aprenderá justicia, sino que en tierra de rectitud hará iniquidad y
no mirará a la majestad de Jehová.” (26:10). Aquí tienen la prueba que un avivamiento es imposible en
tiempo de comodidad y prosperidad. Isaías dice en términos claros, “En tiempos de bendición, el pueblo no
se volverá.” Nada va a suceder hasta que la cartera sea afectada. Solo “… porque luego que hay juicios tuyos
en la tierra, los moradores del mundo aprenden justicia. “ (26:9).
Isaías ofrece una última prueba que un último avivamiento vendrá después de una sacudida:
“… como para vindicación, como para retribuir con ira a sus enemigos y dar el pago a sus adversarios. … Y
temerán desde el occidente el nombre de Jehová, y desde el nacimiento del sol, su gloria, porque él vendrá
como un río encajonado, impelido por el soplo de Jehová. Vendrá el Redentor a Sión y a los que se vuelven
de la iniquidad en Jacob dice Jehová.
“Y este será mi pacto con ellos, dice Jehová: ‘Mi espíritu que está sobre ti y mis palabras que puse en tu
boca, no faltarán jamás de tu boca ni de la boca de tus hijos ni de la boca de los hijos de tus hijos.’ Jehová lo
ha dicho, desde ahora y para siempre.” (Isaías 59:18-21)
El espíritu de Babilonia esta a punto de ser quebrantado a través de la destrucción. Pero, no mal interprete
la profecía de Isaías como un mensaje de penumbra y condena. Al contrario, Jesús dice, “Cuando estas
cosas comiencen a suceder, erguíos y levantad vuestra cabeza, porque vuestra redención está cerca.” (Lucas
21:28).
"En los postreros días --dice Dios--, derramaré de mi Espíritu sobre toda carne, y vuestros
hijos y vuestras hijas profetizarán; vuestros jóvenes verán visiones y vuestros ancianos
soñarán sueños;” (Hechos 2:17). En todos mis años de ministerio, nunca pude ser capaz de
imaginar que esta profecía este sucediendo en nuestros días. Ahora, yo creo que se esta
cumpliendo.
En naciones por todas partes, Cristo se esta revelando a multitudes en sueños y visiones. En
China, India y naciones árabes, la gente esta reportando sus experiencias con Jesús en
sueños. Hasta aquí, en la iglesia de Times Square esta sucediendo.
Uno de los hombres de seguridad de nuestra iglesia fue una vez el sumo sacerdote tercero
en rango en la adoración diabólica de Santería. El territorio de el era el Bronx, y su
apartamento estaba lleno de huesos humanos. El se había vendido alma y cuerpo a Satanás.
Pero el corazón de este hombre fue conmovido por el Espíritu Santo. Se puso inquieto, y una
noche desafió a Jesús, “Si tu eres mas poderoso que el diablo al que yo sirvo, muéstramelo
en sueños esta noche.”
Esa noche en un sueno, el hombre se vio a si mismo en un tren rumbo al infierno. Mientras
pasaba por un túnel, al otro lado estaba Satanás. El diablo le dijo al hombre: “Tu me has
sido fiel. Ahora te llevo a tu lugar de descanso eterno.” Entonces de repente, apareció una
cruz. En ese momento, el hombre despertó.
El salio de esta experiencia encendido por Jesús, saco cada indicio de maldad de su
apartamento, y entrego su vida al Señor. Hoy, el es un dulce y devoto hombre de Dios y esta
activo en nuestra iglesia. Lo detuve recientemente y le dijo, “Veo a Jesús en ti.” El contestó,
“Hermano David, usted no sabe lo que esas palabras significan para mi después de veinte
años de servirle al diablo.” Su nueva vida milagrosa salió. de ese sueño dado por Dios.
Querido santo, el día viene cuando el mundo entero vera a Jesús. El apóstol Juan vio,
“Después de esto miré, y vi una gran multitud, la cual nadie podía contar, de todas las
naciones, tribus, pueblos y lenguas. Estaban delante del trono y en la presencia del Cordero,
vestidos de ropas blancas y con palmas en sus manos. Clamaban a gran voz, diciendo: ‘¡La
salvación pertenece a nuestro Dios, que está sentado en el trono, y al Cordero!’” (Apocalipsis
7:9-10).
Esto no es un pequeño remanente, sino una innumerable multitud, como Isaías profetizo. Y
todos ellos están adorando al Señor. ¡Alabado sea Dios por ese día prometido!