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En los últimos años el valor del conocimiento ha adquirido cada vez más importancia.
Estamos en la era del conocimiento. Hay que complementar el capital tangible y financiero
con el intelectual. Una medida de este fenómeno se puede apreciar en lo que se conoce como
la Q de Tobin. Este indicador relaciona el precio de mercado de las acciones con el valor de
reposición de los activos tangibles. En estos días ese valor ha estado alrededor de 1,25 en los
Estados Unidos. En Colombia, el promedio de las 14 más transadas durante el mes de agosto
de 2007 fue de 2,65. De esas 14 sólo 4 tuvieron una Q menor que 1. En Argentina de las 75
acciones más transadas en la bolsa sólo 28 tuvieron Q menor que 1. Esto muestra la
importancia de los intangibles en el valor de la firma.
La idea es medir la diferencia entre una firma que tiene el activo intangible y otra que no lo
tiene. En el caso de una marca, por ejemplo se trata de medir el valor asociado al hecho que
por un producto de marca el cliente paga más que por uno genérico.
En valoración de intangibles hay métodos para valorar una marca o activo intangible, pero
dejan mucho que desear. Unos son más subjetivos que otros. Algunos pueden calificarse de
arbitrarios o que no tienen sentido desde el punto de vista teórico o empírico.
La diferencia entre el valor de mercado de una firma y el valor de los activos tangibles es el
valor de los intangibles. La medición de intangibles de manera específica (una marca, patente,
know how, etc.) se está desarrollando y hay mucho por hacer. Lo cierto es que los intangibles
siguen siendo parte substancial del valor de una firma.