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DEPORTIVA1
Los empleados públicos son, sin duda, una de las piezas clave para la
implantación de la calidad en los servicios que se prestan a la ciudadanía. Sin
embargo, en la mayoría de organismos no existe una política coherente de
recursos humanos, a pesar de que suela existir una buena administración de
personal. El reto estratégico para las entidades públicas es pasar de la
“administración de personal” a la “gestión de recursos humanos” (GRH).
1
Adaptado del Programa de Formación Virtual en Gestión y Desarrollo Local. Especialización en Gestión Deportiva Municipal. Módulo 5:
Gestión de los Recurso Humanos en las entidades deportivas. Profesor: José Antonio Camacho Olmedo
sus unidades operativas. Ellos deberían poseer parte de las competencias
ahora en manos de las unidades centrales de personal. Estas deberían ser
unidades de soporte y apoyo, en lugar de la actual función reguladora y
controladora.
2
Longo, F. (2004) Mérito y Flexibilidad. La gestión de las personas en las organizaciones del sector público. Barcelona: Paidós
Empresa.
No obstante, conviene precisar que el modelo que presentamos no es exclusivo
del sector público, si bien en cada uno de los elementos del modelo se ha
tomando el sector público como referente para su aplicación.
Sin duda, precisar este alcance es materia que deberá dilucidarse examinando
en cada caso la etiología específica de los resultados producidos y ponderando
los diversos factores de influencia concurrentes. El grado de influencia de las
personas sobre los resultados puede oscilar en gran medida, dependiendo de
factores como el sector de actividad (por ejemplo, industrial o de servicios), el
sistema técnico (más o menos regulador o mecanizado, más o menos
sofisticado), el entorno (más o menos complejo, dinámico, hostil) o la propia
estrategia de la organización. Ahora bien, la transcendencia que actualmente se
atribuye a la GRH deriva, precisamente, de que en nuestros días, a diferencia de
otras épocas, se ha generalizado la percepción de que, sin desconocer estas
diferencias, las personas son, en todo caso, cruciales para que las
organizaciones alcancen los resultados a los que aspiran.
En este punto nos tropezamos con una de las mayores dificultades que afronta
la gestión de las personas en los entornos públicos. Se trata, en realidad, de un
dilema fundamental de la gestión pública, manteniéndonos en el campo
específico de la gestión del empleo y las personas. Podemos formularlo así: por
una parte, exigimos a la GRH su coherencia estratégica, es decir, su alineamiento
con la estrategia de la organización y, por otra parte, a menudo esa estrategia no
existe, o cuando menos, matizando, son considerables las dificultades que
los gestores de personas encuentran frecuentemente para detectar, en las
organizaciones públicas, estrategias consistentes y reconocibles como tales.
Apuntamos esquemáticamente algunos de los problemas más
frecuentes:
A menudo compiten en una misma organización perspectivas
diferentes e incluso contradictorias, sin que quede clara la opción de la
dirección por una de ellas y la exclusión de la otra. Hay veces en
que la ambigüedad es deliberada. En el fondo, se ha dicho, clarificar
objetivos es adecuado desde el punto de vista gerencial, pero
políticamente irracional. Los políticos han aprendido que con frecuencia
da más votos ser ambiguos en materia de prioridades que pecar de
un exceso de precisión. Esta ambigüedad se traduce a veces en
decisiones poco coherentes de asignación de recursos: por ejemplo,
en contradicciones entre las declaraciones de los programas de
gobierno y las partidas presupuestarias.
A su vez, la turbulencia del entorno, la brevedad de los ciclos
político- electorales y la frecuente volatilidad de las preferencias políticas
confieren a la estrategia una extrema inestabilidad. Lo que hoy es una
prioridad deja de serlo en breve plazo.
La frecuente debilidad de los sistemas de planificación retroalimenta
esta naturaleza volátil de la estrategia y favorece la formación reactiva
de las agendas públicas, a remolque, a veces, de aquellas
expresiones de la demanda social que adquieren en un momento dado
mayor notoriedad, en especial por su mejor acceso a los medios de
comunicación.