JOSE WATANABE

José Watanabe nació el 17 de Marzo de 1945 en Laredo, un pequeño pueblo

al este de Trujillo. El legendario poeta tuvo una infancia muy pobre. De madre
peruana y padre japonés. pero algo cambiaría su destino: ganaron la lotería de
Lima y Callao y lograron viajar a Trujillo. José, sin embargo, dejó Trujillo
para ir a Lima a realizar sus estudios superiores, pero Laredo quedó en su
memoria: muchos de sus poemas te transportan al pueblo de su infancia.

En Lima estudió arquitectura, pero ganado por el amor a la poesía que le había inculcado su padre
leyéndole haikus cuando era niño, abandonó los estudios universitarios para dedicarse a la
literatura. Además de desarrollarse como poeta, fue también guionista de cine y

documentales, es así que vuelve a Laredo para dirigir la película "Ojos de

perro".

La obra poética de José Watanabe es una de las más bellas y cautivantes de la poesía
contemporánea en lengua castellana. tiene mucho de su infancia, de Laredo, de
sus cañaverales, del río y de las acequias, de los pajaros y de su gente. La
característica central de su obra: la contención en la expresión de los sentimientos y la sencillez en
la palabra, una sencillez que le confería una particular elegancia a su verbo poético.

Su poema El guardián de hielo apareció en el libro Cosas del

cuerpo, del año 1999.
José Watanabe pertenece a la llamada Generación Poética del 70 en la literatura peruana. una
generación caracterizada por sus experimentos con el coloquialismo, y su radicalismo
ideológico. La producción literaria no se mantuvo alejada del contexto por lo que se vio el
surgimiento de grupos de jóvenes con una marcada opción política de izquierda, poetas y
escritores en su mayoría universitarios había una fuerte dosis de ideología política, característica
de esta época.
En la poesía fueron dos principalmente los grupos de la época: Hora Zero, en la Universidad
Villarreal, donde militaban Jorge Pimentel, Juan Ramírez Ruiz, Jorge Nájar, Enrique Verástegui,
entre otros, y Estación reunida, de San Marcos, con José Rosas Ribeyro, Tulio Mora, Óscar Málaga
y Elqui Burgos. Ambos grupos compartían un compromiso ideológico la convicción de que la poesía
podía convertirse en un motor productor del cambio social, la sostenida creencia en el poder de la
palabra para convertirse en acción efectiva.
se propugnó el uso deliberado y radical del lenguaje coloquial, que se convirtió en norma, el
poema debía ser explícito para toda clase de lectores).
En este contexto, José Watanabe aparece como una voz singular, muy particular dentro de un
grupo generacional creyente en el valor social de la literatura. Pese a vincularse amicalmente con
otros integrantes de Hora Zero, y pese a compartir con ellos ciertas características comunes,
Watanabe destaca por su insularidad respecto del grupo.

Watanabe, con sus poemas, no busca cambiar la realidad social de su tiempo; tampoco la carga
narrativa de sus poemas tiene la función de “acercamiento al lector común”, al “proletario”, Lo
suyo fue la narratividad textual como estrategia discursiva que busca simplificar los recursos
formales. Un rasgo fundamental que lo vincula a su generación es, sin embargo, el uso de
una línea narrativa dentro del poema