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Para conseguir evaporar el agua sin que los costes energéticos se disparen, la evaporación no
se lleva a cabo a presión atmosférica, sino al vacío. Así se ahorra energía. A medida que
disminuye la presión, la temperatura a la que el agua hierve, también se reduce. Por ejemplo,
si a la altura del nivel del mar (presión 760 mm Hg) el agua hierve a 100 ºC, en la cima del
Aneto (3.404 m sobre el nivel del mar, presión atmosférica entorno a los 500 mm Hg) la
temperatura de ebullición del agua es de 88 ºC; y en la cima del Everest (8.848 m, 225 mm Hg)
el agua hierve a 68 ºC. Así pues, si en el interior del evaporador se reduce la presión
sustancialmente, el agua hierve a temperatura casi ambiental: operando a 40 mm Hg de
presión absoluta, el agua se evapora a 34 ºC. A la práctica, como el líquido que hierve no es
agua pura, la temperatura de ebullición es ligeramente superior.
Los evaporadores al vacío son una solución competitiva y eficiente para tratar aguas residuales
que con los métodos más convencionales (tratamientos físico-químicos y biológicos) no se
consiguen resultados aceptables. Esto sucede fundamentalmente cuando el efluente contiene
una concentración de sales muy elevada, compuestos no biodegradables, sustancias tóxicas
para los microorganismos, metales, etc. Estos efluentes son producidos en la industria por
servicios generales: purgas de calderas, efluentes de regeneración de resinas de intercambio
iónico, rechazos de procesos de ósmosis inversa, fangos de tratamiento de agua de proceso,
purgas de torres de refrigeración, etc., así como efluentes específicos de la industria
alimentaria (tratamiento de salmueras), la industria galvánica (baños agotados, aguas de
lavado y de tratamiento de superficies), las industrias química, farmacéutica y cosmética
(aguas de lavado de tanques y reactores, etc.), la industria de fabricación de pinturas (lavado
de reactores), la industria del automóvil y del metal en general (emulsiones aceitosas,
desengrasantes, taladrinas, líquidos penetrantes), de artes gráfica (tratamiento y
concentración de tintas y aguas de lavado de rodillos), gestores de residuos (lixiviados de
vertederos, aguas de elevada conductividad, etc.), residuos sanitarios, etc. La evaporación no
sólo se utiliza para el tratamiento de efluentes, sino que en la industria alimentaria se utiliza
extensamente para concentrar todo tipo de sustancias sensibles al calor (concentración de
zumos, fabricación de leche condensada, eliminación del alcohol para obtener cerveza sin
alcohol, etc.).