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MAURICIO PINTO - LIBER MARTÍN

DIRECTORES

EMBID IRUJO - MARTIN - PINTO - SALINAS ALCEGA


RECALDE - JIMÉNEZ COMPAIRED - DIAZ ARAUJO
GONZALEZ DEL SOLAR - ANDINO
RODRÍGUEZ SALAS

AGUA, AMBIENTE
Y ENERGÍA
APORTES JURÍDICOS
PARA SU VINCULACIÓN
1ª Edición: Septiembre de 2017

Antonio Embrid Irujo ... [et al.] ; dirigido por Pinto, Mauricio
Esteban ; Martin Liber
Ambiente, agua y energía : Aportes jurídicos para su relación -
1a ed. - Ciudad Autónoma de Buenos Aires : Lajouane, 2017.
390 p. ; 23x15 cm. - (Obras de derecho / Alejandro Stornelli)

ISBN 978-950-9580-29-9

1. Derecho Medioambiental. I. Embrid Irujo, Antonio II. Pinto,


Mauricio Esteban, dir. III. Liber, Martin, dir.
CDD 344.046

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© Lajouane S.A.
México 1448, (C1097ABD) Ciudad de Buenos Aires
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Hecho el depósito que marca la ley 11.723

Libro de edición argentina.


EL CAUDAL ECOLÓGICO Y SU REGULACIÓN JURÍDICA
Aldo Rodríguez Salas

I. Introducción
El caudal ecológico es una herramienta de gestión hídrica
que no cuenta en nuestro ordenamiento jurídico con regulación
jurídica especializada. Su análisis jurídico como potencial me-
canismo a ser regulado dentro del derecho exigible debe consi-
derarse igualmente, en tanto el mismo remite a las condiciones
necesarias para garantizar la dinámica de los sistemas ecológi-
cos, contenido mínimo de las normas de presupuestos mínimos
(art. 6, Ley 25.675), que se relaciona con el mandato de tute-
la ambiental impuesto a las autoridades por la Constitución
Nacional, particularmente, en lo relacionado con la utilización
racional de los recursos naturales (art. 41, 2° párr.).
Tal como sucede con toda la materia ambiental, el principio
de sustentabilidad modela las regulaciones sobre los recursos
naturales a partir de considerar los aspectos ecológicos, sociales
y productivos, que deben ser atendidos en forma proporcional
para su gestión racional. En relación a la gestión de las aguas,
como expresa Martín, el caudal ecológico es inherente al princi-
pio de utilización racional y sustentable del agua (Martín, 2010,
p. 268).
Cuestiones ambientales más acuciantes, como el cambio
climático, imponen su tratamiento jurídico. Por ello se ha dicho
que el manejo de caudales ambientales adecuados prevendrá
de daños potenciales serios e irreversibles de los impactos del
cambio climático al mantener y preservar la resiliencia de los
ecosistemas (Declaración de Brisbane, 2007).
El esclarecimiento del alcance de esta herramienta requie-
re identificar sus antecedentes y evolución a fin de alcanzar una
adecuada regulación.
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II. Evolución
El término caudal ecológico tuvo su origen en EEUU don-
de se lo denominó “instreamflow” y surgió como una medida
para conservar los sistemas acuáticos de los salmones, una es-
pecie importante desde el punto de vista económico. Entonces,
la idea inicial era resguardar el caudal necesario en un río o
tramo para mantener las condiciones adecuadas para algunas
especies acuáticas con un valor para la conservación, manejo o
reproducción. Esta definición se fue ampliando para compren-
der los componentes del sistema hidrológico. Finalmente, la
tendencia mundial que considera incorporar el caudal ecológico
como componente del manejo integrado de los recursos hídri-
cos. Así se ha incorporado a políticas y regulaciones estatales
(Palma, 2013).
Técnicamente las metodologías comenzaron por disponer
en el sistema fluvial un caudal mínimo con un valor fijo (años
70). Posteriormente se planteó la necesidad de que este cau-
dal mínimo variara estacionalmente, simulando la variación
natural del sistema (décadas de los 80). Más adelante se pro-
puso establecer el régimen de caudales relacionando los cam-
bios en el hábitat y las funciones ecológicas del sistema (años
90). Finalmente, los enfoques más recientes plantean la nece-
sidad de mantener un buen estado ecológico del sistema (UNC-
MAVDT, 2008).
Críticamente se ha observado que en América Latina “la
mayoría de las regulaciones y metodologías adoptadas por con-
sultores y especialistas en recursos hídricos, son reproduccio-
nes de normas europeas y norteamericanas, fundamentadas en
simplificaciones a veces extremas de los métodos científicos y su
objetivo está más enfocado a definir “caudales ecológicos” míni-
mos a partir de porcentajes directos del caudal medio anual o
expresiones simples. Por ejemplo, el criterio de definir el cau-
dal mínimo puntual como el 10% del caudal medio anual de
la legislación suiza, desconoce que los ríos tiene una variabili-
dad hidrológica natural de la cual dependen y a la cual están
E l caudal ecológico y su regulación jurídica 371

adaptadas las especies acuáticas y todo el sistema fluvial”


(Carvajal Escobar, Y., 2013).
Por ello se sostiene que “en los últimos años se están pro-
duciendo notables cambios conceptuales a la hora de estable-
cer el régimen ambiental de caudales en un río, siendo el más
importante el que sitúa estos estudios no como un fin en sí
mismo, sino como un valioso instrumento para incorporar la
información adecuada en los procesos de toma de decisiones”
(Fernández Yuste et al, 2011).
Así, se señala que: “hoy en día la comunidad científica in-
ternacional reconoce que un régimen ambiental de caudales
debe mantener de forma sostenible la funcionalidad y estructu-
ra de los ecosistemas acuáticos y de los ecosistemas terrestres
asociados. Por ello, y sobre la base de la variabilidad hidrológica
natural de los ríos, se asume la inutilidad de criterios como el
uso de caudales mínimos fijos, establecidos de manera arbitra-
ria a partir de estadísticos, o la extrapolación de valores pro-
cedentes de estudios realizados en regiones con características
ecohidrológicas notablemente diferentes” (Magdaleno Mas, s/f).

III. Definiciones
La búsqueda del establecimiento de un caudal que permita
el desarrollo de las funciones del ecosistema fluvial se ha de-
nominado de diferentes formas, entre ellas, caudal ambiental,
caudal de mantenimiento, caudal mínimo, caudal recomenda-
do, caudal reservado, caudal regulado, caudal ecológico y régi-
men de caudales aceptables (Pizarro, 2004).
La profusión de definiciones, desde la más sencilla hasta la
más compleja y técnica, tienen en común que todas se refieren a
la idea del volumen y calidad de agua que se debe mantener en
un río para conservar su funcionamiento ecológico y asegurar
el ciclo de vida de los organismos que lo habitan (Aguilera y
Pouilly, 2012).
Cada definición incorpora elementos y criterios específicos
para procurar mayor precisión.
372 M auricio P into - L iber M artín
D irectores

Así, se han desarrollado los siguientes conceptos (García


De Jalón y González Del Tánago, 1998):
- El caudal de mantenimiento, es el caudal que hay que dejar
en un río aguas abajo de cada aprovechamiento de regulación
o derivación (modificación del régimen natural) para que se
mantenga un nivel admisible de desarrollo de la vida acuáti-
ca (Palau, 1994)
- También como el flujo necesario para sostener los hábitats
(incluso la morfología del cauce y substrato), que estimulen
los desoves y la migración de especies de la fauna hacia há-
bitats anteriormente despoblados, que habilite los procesos
sobre los cuales la sucesión y la biodiversidad dependen, y
que mantengan la estructura deseada de nutrientes en lagos,
arroyos, humedales y áreas riparias. Los flujos ambientales
podrían comprender todos los elementos de las condiciones
del flujo, como son los flujos promedios a largo plazo, la va-
riabilidad de flujos, incluyendo los flujos bajos y los eventos
irregulares de inundación (Brendan Smyth, 1999)
- Es el flujo que debe mantenerse en cada sector hidrográfico,
de tal manera que los efectos abióticos (disminución del perí-
metro mojado, profundidad de calado, velocidad de corriente,
difusión turbulenta, incremento en la concentración de nu-
trientes, etc.), producidos por la reducción de caudal no alte-
ren la dinámica del ecosistema (Aguirre y De Bikuña, 2000)
- Flujo ambiental es el caudal que es dejado en un ecosiste-
ma fluvial, o liberado en este, para propósitos específicos en
el manejo de las condiciones de ese ecosistema (The World
Bank, 2003)
- El caudal ambiental como el régimen hídrico que se establece
en un río, humedal o zona costera para sustentar ecosistemas
y sus beneficios donde hay empleos del agua que compiten
entre sí y donde los caudales están regulados (UICN, 2003)
- Los caudales ecológicos, tendrían como finalidad ser capaces,
de mantener el funcionamiento composición y estructura del
E l caudal ecológico y su regulación jurídica 373

ecosistema fluvial, que ese cauce contiene en condiciones si-


milares a las naturales (Baeza y García, 2003).
- La cantidad de agua, expresada en términos de magnitud,
duración, época y frecuencia de flujos específicos y la calidad
de agua expresada en términos de rangos, frecuencias y du-
ración de la concentración de variables claves de calidad de
agua que son requeridas para mantener un nivel deseado de
salud en el ecosistema”(Costa Rica, 2003).
- Un caudal circulante por un cauce podría ser considerado
como ecológico, siempre que fuese capaz de mantener el fun-
cionamiento, composición y estructura del ecosistema fluvial
que ese cauce contiene en condiciones naturales.
Una definición más amplia, que considera el ambiente hu-
mano, se encuentra en la Declaración de Brisbane (Declaración
de Brisbane, 2007). Parte de afirmar que los caudales ambien-
tales son esenciales para la salud de los ecosistemas y el bien-
estar humano. Para ella, los caudales ambientales incluyen la
cantidad, periodicidad y calidad del agua que se requiere para
sostener los ecosistemas dulceacuícolas, estuarios y el bienestar
humano que depende de éstos ecosistemas.
La Instrucción de Planificación Hidrológica - IPH
(ARM/2656/2008) de España, como premisa, define los regíme-
nes ambientales como aquellos que, teniendo en cuenta los usos
y demandas humanas, permitan mantener de forma sostenible
la funcionalidad y estructura de los ecosistemas acuáticos y de
los ecosistemas terrestres asociados, contribuyendo a alcanzar
el buen estado o potencial ecológico en ríos o aguas de transición.
Finalmente corresponde distinguirlo del balance hídrico.
El concepto de balance hídrico se deriva del concepto de balan-
ce en contabilidad, es decir, que es el equilibrio entre todos los
recursos hídricos que ingresan al sistema y los que salen del
mismo, en un intervalo de tiempo determinado. Es la relación
entre oferta y demanda del uso del agua.
Determinar el balance hídrico permitirá recopilar informa-
ción de la variación física que experimenta la dinámica del agua
(factores abióticos = nivel de la columna de agua, velocidad de
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corriente, aforo del cauce) y relacionarla posteriormente con


los factores ecológicos (calidad de agua y bio indicadores) cuya
dinámica depende de los patrones físicos de comportamien-
to del agua, en un tramo o segmento predeterminado (Arias y
Terneus, 2012).
La interrelación entre balance hídrico y caudal ecológico es
esencial para determinar este último.

IV. Derecho comparado


Algunas regulaciones que lo establecen son:

Europa:
Si bien en la Directiva Marco del Agua, 2000/60/CE (DMA)
no se establece el requerimiento de establecer regímenes de
caudales ecológicos, sus normas han dado lugar a regulaciones
nacionales sobre los mismos. En estas los caudales ecológicos no
se conciben como un fin en sí mismo, sino como un medio para
alcanzar el logro del buen estado de las masas de agua, objetivo
concreto y principio que inspira la directiva.

Francia:
La Ley 84-512 del año 1984 lo establece como la décima
parte del caudal medio interanual en un periodo de 5 años o a
la totalidad del caudal fluyente si este fuera menor.

Portugal:
DL 46/94: establece que el caudal ecológico o de manteni-
miento no podrá ser inferior al 2,5% o 5% del caudal medio.

Suiza:
Ley Federal de protección de las aguas: los caudales se
definen en función del caudal Q347. Es decir, es el que es su-
perado sólo 347 días al año. Establece reglas para difernetes
situaciones.
E l caudal ecológico y su regulación jurídica 375

España:
El régimen de caudales ecológicos es adoptado en el Texto
refundido de la Ley de Aguas (TRLA), la ley del Plan Hidrológico
Nacional (PHN) y sus modificaciones, el Reglamento de
Planificación Hidrológica (RPH) y la Instrucción de Planificación
Hidrológica (IPH (ARM/2656/2008)).
El Reglamento de Planificación Hidrológica, aprobado me-
diante el Real Decreto 907/2007, de 6 de julio, recoge el arti-
culado y detalla las disposiciones del TRLA relevantes para la
planificación hidrológica.
El artículo 3 j) lo define:
Caudal ecológico: caudal que contribuye a alcanzar el buen
estado o buen potencial ecológico en los ríos o en las aguas de
transición y mantiene, como mínimo, la vida piscícola que de
manera natural habitaría o pudiera habitar en el río, así como
su vegetación de ribera.
México:
La norma mexicana NMX-AA-159-SCFI-2012 establece el
procedimiento para la determinación del caudal ecológico en
cuencas hidrológicas.
La norma simplifica jurídicamente la relación entre flujo y
caudal: Es la calidad, cantidad y régimen del flujo o variación de
los niveles de agua requeridos para mantener los componentes,
funciones y procesos de los ecosistemas acuáticos epicontinen-
tales. Para los fines de esta norma caudal y flujo ambiental se
consideran sinónimos de caudal ecológico.
Posee apéndices normativos sobre procedimientos y meto-
dologías de gran importancia.
Chile:
La Ley 20.017/2005, que modifica Código de Aguas estable-
ce en su art. 129, bis 1:
Al constituir los derechos de aprovechamiento de aguas,
la Dirección General de Aguas velará por la preservación de la
naturaleza y la protección del medio ambiente, debiendo para
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D irectores

ello establecer un caudal ecológico mínimo, el cual sólo afectará


a los nuevos derechos que se constituyan, para lo cual deberá
considerar también las condiciones naturales pertinentes para
cada fuente superficial.
El caudal ecológico mínimo no podrá ser superior al veinte
por ciento del caudal medio anual de la respectiva fuente su-
perficial. En casos calificados, y previo informe favorable de la
Comisión Regional del Medio Ambiente respectiva, el presiden-
te de la República podrá, mediante decreto fundado, fijar cau-
dales ecológicos mínimos diferentes, sin atenerse a la limitación
establecida en el inciso anterior, no pudiendo afectar derechos
de aprovechamiento existentes. Si la respectiva fuente natu-
ral recorre más de una región, el informe será evacuado por la
Comisión Nacional del Medio Ambiente. El caudal ecológico que
se fije en virtud de lo dispuesto en el presente inciso, no podrá
ser superior al cuarenta por ciento del caudal medio anual de la
respectiva fuente superficial.
El Oficio DGA Nº584/2009, establece la Minuta Técnica
Nº173/2009 con los “Lineamientos y criterios sobre pronuncia-
mientos de la Dirección General de Aguas, en materia de caudal
ecológico, en el marco del SEIA” (Mitigación de Impactos: cali-
dad y cantidad).

Perú:
El Reglamento de Ley de Recursos Hídricos (aprobado
por Decreto Supremo Nº 001 2010 AG) dedica todo el Capítulo
VIII del Título V (sobre Protección del Agua) a los Caudales
Ecológicos, el cual está compuesto por tres artículos (153 a 155).
El artículo 153 contiene una definición de caudales eco-
lógicos: “153.1. Se entenderá como caudal ecológico al volumen
de agua que se debe mantener en las fuentes naturales de agua
para la protección o conservación de los ecosistemas involucra-
dos, la estética del paisaje u otros aspectos de interés científico
o cultural”). El referido artículo 153 señala en sus 6 incisos las
responsabilidades de las autoridades de aplicación.
E l caudal ecológico y su regulación jurídica 377

V. Metodologías
La definición del caudal ecológico está íntimamen-
te relacionada con la metodología que se establezca para su
determinación.
Las metodologías son variadas y de diversa complejidad.
Así, se han identificado 207 metodologías por Tharme (2003),
que las pueden clasificarse en: hidrológicas, hidráulicas, de si-
mulación de hábitats y holísticas (TNC, 2015). Existiendo com-
binaciones de unas y otras.
Por lo que se ha expresado que: “No hay una sola forma
mejor que todas las demás para evaluar los caudales ambien-
tales. Cada método, enfoque o marco resultará, pues, adecua-
do solo para un conjunto de circunstancias particulares. Entre
los criterios para escoger un método, enfoque o marco especí-
ficos están la clase de asunto (p.e. extracción, presa, plan de
derrame fluvial), competencia, tiempo y dinero disponibles, así
como el marco legislativo dentro del cual deben establecerse los
caudales. En años recientes, la distinción entre métodos, que
se centran en necesidades ecológicas, y marcos, que se centran
en caudales ambientales, se ha ido diluyendo. Muchos de ellos
se están volviendo mucho más integrales y utilizan grupos de
partes interesadas y equipos multidisciplinarios de expertos
para definir la cantidad de agua que hay que dejar en el río”
(Bergkamp, Dyson Scanlon, 2003).
Es muy interesante al respecto la determinación del caudal
ecológico realizada en los ríos de Córdoba por el Laboratorio
de Hidráulica de la Universidad Nacional de Córdoba (Langa
Sánchez, 2009), en el que la metodología se adapta a cada régi-
men y situación fluvial.
En el mismo sentido se ha señalado: “Es evidente que por
la complejidad y diversidad de casos en donde sería útil aplicar
métodos de estimación de caudales ambientales se impone
que la selección y adaptación de los métodos sea caso a
caso. Por lo tanto, es más útil una aproximación de “caja
de herramientas” donde los gestores puedan elegir las meto-
dologías adecuadas para el grado de conflictividad, apremio de
378 M auricio P into - L iber M artín
D irectores

tiempo y costos económicos y disponibilidad de información,


que una recomendación a modo de receta rígida” (Rodríguez
Gallego et al, 2012).

VI. Relación con la variabilidad hídrica


La importancia de la variabilidad hidrológica para el man-
tenimiento de los ecosistemas naturales es hoy un paradigma
aceptado en el ámbito internacional, dado que el régimen de
caudales controla la mayor parte de los procesos físicos y ecoló-
gicos que se desarrollan en los ríos y condiciona su integridad
ecológica (Magdaleno Mas, s/f).
Hay una idea central en esta materia que parte de reco-
nocer que hay tantos regímenes de caudales como tipos de ríos
(O’Keeffe y Le Quesne, 2010):
• Están los ríos que fluyen todo el año (ríos perennes), los que
fluyen sólo durante la estación húmeda (ríos estacionales),
y aquéllos que fluyen rara vez (ríos o arroyos desérticos efí-
meros). En este sentido la IPH (ARM/2656/2008) de España
parte de una clasificación hidrológica del conjunto de masas
de agua superficial.
• Existen arroyos de montaña –empinados, pedregosos y de
agua clara–, arroyos en las faldas de los cerros –que alternan
estanques y rápidos– y ríos de llanuras aluviales –serpen-
teantes, de fondo lodoso y humedales ribereños.
• Hay ríos repentinos –propensos a las inundaciones y la se-
quía– y ríos confiables – alimentados por manantiales- que
les proveen un caudal constante.
Es decir, la morfología de los cauces y de las comunida-
des biológicas que los habitan está adaptada a un determinado
régimen de caudales. Esto supone distinguir cursos con flujos
variables, no siempre permanentes. “La variabilidad hidroló-
gica tiene un papel muy importante en la estructura de la di-
versidad biótica de los ecosistemas de los ríos, ya que controla
las condiciones de hábitat dentro del cauce del río, las llanuras
de inundación y las zonas hiporréicas” (Castro Heredia et al,
2013).
E l caudal ecológico y su regulación jurídica 379

Así, en ecosistemas áridos y semiáridos se ha considerado


que: “La singular climatología de las regiones áridas y semiá-
ridas da lugar a ecosistemas acuáticos caracterizados por regí-
menes hidrológicos con una acentuada variabilidad interanual
y estacional, siendo la temporalidad un fenómeno natural que
se repite periódicamente” (Junta de Andalucía, 2008). Todos los
elementos del régimen natural de un caudal, incluyendo las se-
quías, son importantes para el control de las comunidades na-
turales de un río (O’Keeffe y Le Quesne, 2010).

VII. Crítica a la metodología aplicada a los humedales


Corrobora lo expresado en cuanto al riesgo de adoptar de-
finiciones y metodologías extrañas al sistema fluvial a prote-
ger, el pronunciamiento de la Conferencia de las Partes de la
Convención Ramsar (2015) que reconoce un grave déficit en las
metodologías para el cálculo de caudales ecológicos aplicados a
humedales:
La mayoría de los métodos para el cálculo de caudales eco-
lógicos están fundamentalmente enfocados a ecosistemas de
aguas corrientes (ríos), mientras que este tipo de sistemas re-
presentan sólo el 10 % en el conjunto de los humedales Ramsar.
Además, en muchos casos los métodos para calcular las necesi-
dades de agua de los ecosistemas han sido diseñados para de-
terminados tipos de ríos mientras que no son adecuados para
otras regiones (por ejemplo, los modelos de simulación de hábi-
tat muy utilizados en algunos países presentan grandes limita-
ciones en el caso de los grandes ríos tropicales)”.

VIII. Evolución de la regulación española


Reviste particular importancia la evolución de las regula-
ciones españolas para la determinación del caudal ecológico. La
misma ha tenido fuertes cambios impulsados por la necesidad
de adoptar una metodología que responda en forma consistente
con la heterogeneidad de las masas de agua superficiales y las
diversas necesidades sociales de sus regiones.
380 M auricio P into - L iber M artín
D irectores

En España se pueden distinguir dos etapas regulatorias.


La primera corresponde a la Ley de Aguas de 1985, que contem-
pla de un modo vago y genérico diversos aspectos relacionados
con la conservación de las aguas continentales y ecosistemas
asociados. Así quedaba establecido, en su artículo 40d, la nece-
sidad de mantener un caudal mínimo que garantice la conser-
vación del medio natural. Dichos caudales se fijarán de acuerdo
con las previsiones de los correspondientes Planes Hidrológicos.
Esta legislación carecía de definiciones precisas, ni cuali-
tativas ni cuantitativas, de los caudales mínimos, aunque va-
rias Comunidades Autónomas ya habían presentado algunas
propuestas (Principado de Asturias, Diputaciones Forales de
Navarra y Guipúzcoa, etc.) en general muy similares a las adop-
tadas en las legislaciones suiza y francesa, basándose funda-
mentalmente en porcentajes fijos.
Se observó entonces la necesidad de llevar a cabo estudios
más específicos que tengan en cuenta las peculiaridades de los
ríos, máxime si se considera la gran variación de regímenes y
condiciones hidrológicas de las distintas cuencas españolas.
La segunda etapa en cuanto a la determinación de regí-
menes de caudales ecológicos en España, viene establecida por
el Real Decreto 1/2001, de 20 de julio, por el que se aprueba
el Texto Refundido de la Ley de Aguas; por la Ley 10/2001, de
5 de julio, del Plan Hidrológico Nacional; por la Ley 11/2005,
de 22 de julio, por la que se modifica la Ley 10/2001, de 5 de
julio, del Plan Hidrológico Nacional y por el Real Decreto
907/2007, de 6 de julio, por el que se aprueba el Reglamento
de Planificación Hidrológica. Pero, más precisamente, es en la
Instrucción de Planificación Hidrológica, aprobada por la Orden
ARM/2656/2008, del 10 de septiembre, donde se regula el cau-
dal ecológico, se determinan los contenidos y se define la meto-
dología (Junta de Andalucía, s/f.a).
La regulación vigente parte de distinguir las masas de
agua superficiales (ríos permanentes, temporales, efímeros)
como paso previo a la determinación del caudal ecológico, esta-
bleciendo una metodología específica para cada una de ellas. Lo
E l caudal ecológico y su regulación jurídica 381

mismo hace con las lagunas y humedales, no confundiendo la


metodología a aplicar en ningún caso.

IX. Impacto ambiental


Una cuestión relevante en toda metodología es evaluar los
impactos sobre los usos del agua que la determinación de un
caudal ecológico podría causar. Salvo que se trate de ríos prís-
tinos, la regulación insidirá sobre los usos existentes, debiendo
identificarse previamente los eventuales perjuicios que la mis-
ma pueda causar.
Una consulta pública y difusión social que explique su ne-
cesidad es una condición de su aplicabilidad. Una tensión entre
múltiples usuarios será inevitable ante su imposición aislada o
autoritaria, incluso cuando tenga sustento científico. El institu-
to supone que se acepte socialmente que una parte del agua de
un río no estará disponible para su uso.
Ello supone que en la matriz de decisión para la determina-
ción del caudal ecológico debe constar la siguiente información:
a) Marco legal de los usos existentes, incluyendo las caracte-
rísticas técnico-administrativas de los mismos y un análisis ju-
rídico de los efectos de la aplicación del régimen de caudales
ecológicos en las concesiones vigentes.
b) Repercusión, tanto positiva como negativa, en los niveles de
garantía de las unidades de demanda afectadas y análisis de la
disponibilidad de caudales y de la compatibilidad con las conce-
siones existentes.
c) Repercusión económica y social, tanto positiva como negati-
va, de la implantación del régimen de caudales ecológicos (ver
al respecto España IPH (ARM/2656/2008) 3.4.5. Repercusión
del régimen de caudales ecológicos sobre los usos del agua).
Esto responde a la naturaleza que tiene la determinación
del caudal ecológico, en cuanto, como herramienta de gestión,
debe sujetarse a una evaluación comprensiva de los usos conce-
didos y el desarrollo alcanzado.
El ambiente humano es la referencia última del bien a pro-
teger. “Los caudales ecológicos no se conciben como un fin en
382 M auricio P into - L iber M artín
D irectores

sí mismo sino como un medio para alcanzar el objetivo citado”


(Junta de Andalucía, s/f.b).

X. Conclusión
La sustentabilidad de los sistemas hídricos indica recurrir
a este instituto como presupuesto para la gestión racional e in-
tegrada del uso de las aguas1. Sin embargo, su aplicación de-
pende, en última instancia, de la voluntad social, económica y
política de las partes interesadas.
Su definición queda subsumida en el contenido que las re-
gulaciones de protección ambiental deben atender. Sin embar-
go, la variabilidad hídrica de las aguas superficiales en nuestro
país, exige que todo intento de regulación tenga una especial
consideración de la metodología a aplicar en cada caso. No
cumpliría con la función instrumental del instituto imponer
una metodología estandarizada, muchos menos atada a un por-
centaje fijo. Tampoco lo sería una metodología que divorcie el
sistema natural del ambiente humano, lo que sería contrario
al principio constitucional de sustentabilidad. Un límite a las
series hidrológicas históricas debe considerarse para no caer en
escenarios inexistentes.
Su determinación debe responder al régimen real de cada
cauce, a su variabilidad fluvial, vinculando la preservación de
los ecosistemas naturales con el bienestar y actividades de las
personas que dependen del ecosistema fluvial; y ello requiere
de la correspondiente evaluación del impacto ambiental como
condición ineludible.

1 El manejo de caudales ambientales debe ser un requerimien-


to básico e integrado de la Gestión Integrada de los Recursos Hídricos
(GIRH), de la evaluación de impacto ambiental (EIA) y de la evaluación
estratégica de impacto ambiental (EEIA); para el desarrollo de infraes-
tructura hidráulica e industrial, certificación ambiental, uso del suelo
y agua, así como estrategias de producción de energía (Declaración de
Brisbane, 2007).
E l caudal ecológico y su regulación jurídica 383

XI. Bibliografía
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