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AGUA
SOCIEDAD
SOCIEDAD AGUA, AMBIENTE Y
MAURICIO PMINTO
AURICIO ENERGÍA
- JIMENA
PINTOE-STRELLA
JIMENA -EASTRELLA - AGLEJANDRO
LEJANDRO ENNARI GENNARI
COMP IL ADOR
COMPESIL ADO RES
APORTES JURÍDICOS PARA SU VINCULACIÓN
AGUA Y Y
AGUA
SOCIEDAD
SOCIEDAD
R R
R
R
MAURICIO PINTO - LIBER MARTÍN
DIRECTORES
AGUA, AMBIENTE
Y ENERGÍA
APORTES JURÍDICOS
PARA SU VINCULACIÓN
1ª Edición: Septiembre de 2017
Antonio Embrid Irujo ... [et al.] ; dirigido por Pinto, Mauricio
Esteban ; Martin Liber
Ambiente, agua y energía : Aportes jurídicos para su relación -
1a ed. - Ciudad Autónoma de Buenos Aires : Lajouane, 2017.
390 p. ; 23x15 cm. - (Obras de derecho / Alejandro Stornelli)
ISBN 978-950-9580-29-9
© ®
© Lajouane S.A.
México 1448, (C1097ABD) Ciudad de Buenos Aires
Tel. fax: (54-11) 4373-8793/8968
www.lajouane.com
E-mail: info@lajouane.com
Liber Martin
Mauricio Pinto
Marina Y. Recalde
I. Introducción
El Nexo ha sido definido como “un nuevo modelo de acción
informado por las interconexiones entre los diferentes sectores.
Se construye sobre una larga historia de enfoque de gestión
integrada. La principal premisa del enfoque del Nexo es que
nuestros hiperconectados mundos del agua, de la energía y de
la alimentación son cada vez más interdependientes y que los
impactos en un sector afectan a los otros. En un planeta bajo
la presión del cambio climático y de las crecientes demandas
de una población cada vez mayor, comprender y tener en cuen-
ta estas interdependencias es vital para alcanzar a largo plazo
las metas económicas, medioambientales y sociales” (Bellfield,
2015).
El enfoque del Nexo busca ofrecer mecanismos para la adop-
ción de decisiones para conseguir determinadas “metas econó-
micas, medioambientales y sociales”, formuladas en el contexto
de “presión del cambio climático” y las demandas de una pobla-
ción urbana creciente, consecuencia de la existencia cada vez
más pronunciada de megaciudades (Hoff, 2011). Igualmente, el
Nexo sugiere un método de planteamiento de políticas hídricas,
energéticas, agrícolas, de seguridad alimentaria y nutrición y
Producción de bioenergía
3. Heterogeneidad regional
América Latina y el Caribe tienen una gran variedad
de climas, regiones geográficas y se caracterizan por abun-
dantes y variados recursos naturales en los tres ámbitos
del Nexo, pero que se encuentran distribuidos de forma
muy heterogénea tanto a nivel regional como dentro de los
países.
Tomando por ejemplo la energía, es clara la importancia que
tiene la generación hidroeléctrica para Sudamérica donde re-
presenta más del 70% de la producción de energía en Colombia,
Brasil, Perú, Uruguay y Paraguay (IEA, 2013). Esa es también
la situación en Costa Rica, que durante varios meses en los años
2015 y 2016 alcanzó a producir toda su electricidad a partir de
la generación hidroeléctrica. Estos casos no pueden compararse
con el Caribe o Mesoamérica, donde resulta relevante la gene-
ración termoeléctrica o la geotermia, por ejemplo, pero no —o
en menor medida— la hidroelectricidad. De la misma manera,
la disponibilidad abundante de agua en los primeros contrasta
con la potencialidad que la desalación pudiera tener en los se-
gundos. Sin considerar a México, la zona Andina, produce cerca
del 65% del petróleo y el 34% del gas natural de América Latina
(Altomonte y otros, 2013). La situación de países como México
y Venezuela, en tanto los principales exportadores regionales,
contrasta con la de países netamente importadores de petróleo
y gas como Chile, Paraguay y Uruguay. Hay rasgos regionales
comunes, pero hay al menos tres circunstancias que hacen
extremadamente difícil elaborar una tipología consistente de
países con relación a la implementación del Nexo:
La falta y mala calidad de información sobre los as-
pectos fundamentales involucrados.
La heterogeneidad que presentan los países en cuanto
a la población, niveles de desarrollo, disponibilidad de re-
cursos de diferente tipo, geografía, tamaño, capacidad del
Estado, poder de negociación, nivel de pobreza, etc.
La multiplicidad de variables y aspectos que involu-
cra el Nexo.
E l nexo agua - energía - alimentación . P lanificación , ... 65
VI. Conclusiones
VII. Bibliografía
ADB (Asian Development Bank (2013), Thinking about water
differently: Managing the water-food-energy-nexus, Metro
Manila.
AGECC (The Secretary-General’s Advisory Group on Energy
and Climate Change) (2010), Energy for a Sustainable
Future. Summary Report and Recommendations, Nueva
York.
E l nexo agua - energía - alimentación . P lanificación , ... 99
I. Introducción
La cooperación en torno a las aguas transfronterizas acre-
cienta su importancia en la medida que el uso del agua se inten-
sifica por múltiples causas. Se estima que existen 276 cuencas
transfronterizas en el mundo, de las cuales 38 corresponden a
América del Sur. Hasta 148 Estados comparten los recursos
hídricos en esas cuencas, donde la cooperación en materia de
aguas es indispensable no sólo por ser esencial para la vida y
el desarrollo, sino por presentar características sistémicas que
implican una dependencia entre ecosistemas y usuarios de dis-
tintos ámbitos territoriales.
El presente capítulo analiza el estado de la cooperación
en materia de aguas transfronterizas en la región de América
Latina y el Caribe. Sin desconocerlo extenso y complejo del
tema, procuramos una aproximación que permita dilucidar los
principales aspectos de las relaciones internacionales vincula-
das a sistemas hídricos compartidos que existen entre países
de la región, identificando los progresos realizados y los retos
pendientes.
Esta contrastación entre progresos y retos, facilitará ex-
traer las lecciones aprendidas en la materia y arribar a algunas
conclusiones sobre el estado de la cooperación regional existen-
te en torno a cursos de agua y acuíferos internacionales.
Para efectuar este análisis, hemos realizado una revisión
de los Tratados existentes en la materia en la región latinoame-
ricana, reseñando los mismos en un Anexo que se incluye en la
parte final de este trabajo. De igual modo, se ha considerado la
110 M auricio P into - L iber M artín
D irectores
VII. Bibliografía
Aguilar Rojas, G.; Iza, A. (2009), Gobernanza de aguas compar-
tidas. Aspectos jurídicos e institucionales. UIC, Gland, Suiza.
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nal del agua dulce. Práctica española, Aranzadi, Navarra.
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ción actual y perspectivas, CEPAL, Santiago de Chile.
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Haya, vol.235 (1992-IV), p.81-230.
Barberis, J.; Armas Pfirter, F.; Querol, M. (2002), “Aplicación
de principios de Derecho internacional a la administración
E l derecho internacional de aguas en américa latina ... 163
Brasil 0,19 - -
Corantin 41800 Guyana 52,06
Surinam 47,75
Argentina 17 Protocolo sobre Recursos Hídricos Compartidos (Argentina y Chile, 1991) -
Cullen 600
Chile 83
Costa Rica 8,5 - -
Changuinola 3.200
Panamá 91,5
Convenio para el aprovechamiento de las cuencas hidrográficas binacionales de los ríos Comisión Mixta Peruano
Puyango – Tumbes y Catamayo – Chira (Ecuador y Perú, 1971) Ecuatoriana para las
Chira- Ecuador 37,23
15.700 cuencas Puyango –
Catamayo Perú 62,23 Tumbes y Catamayo
– Chira
Costa Rica 13,83 - -
Chiriqui 1.700
Panamá 86,17
189
México, 1987)
Acuerdo para la creación de la Comisión Internacional de Límites y Aguas (Guatemala y Comisión Internacional
Belice México, 1961) de Límites y Aguas
10,36
Guatemala Convenio sobre protección y mejoramiento del ambiente en la zona fronteriza (Guatemala y
Hondo 14.600 28,5
México México, 1987)
61,14 Acuerdo para la creación de la Comisión Internacional de Límites y Aguas (Belice y México,
1993)
Colombia 82,11 - -
Jurado 700
Panamá 17,89
Argentina 85,17 Protocolo sobre Recursos Hídricos Compartidos (Argentina y Chile, 1991) -
Lago Fagnano 3.200
Chile 14,83
Tratado de la Cuenca de la Laguna Merín (Brasil y Uruguay, 1977) Comisión Mixta
Uruguayo-Brasileña
Brasil 43,24
Laguna Merín 55.000 para el Desarrollo de la
Uruguay 56,76 Cuenca de la Laguna
Merín
El Salvador Tratado para la ejecución del Plan Trifinio (El Salvador, Guatemala y Honduras, 1997) Comisión Trinacional
52,45 del Plan Trifinio
Guatemala
D irectores
Brasil - -
0,5
Guayana
Maroni 65.000 41,8
Francesa
57,7
190 M auricio P into - L iber M artín
Suriname
Honduras 15,68 - -
Negro 5.800
Nicaragua 84,32
Brasil - -
41
Oiapoque 23.300 Guayana
59
Francesa
Brasil 0,08 - -
Orinoco 927.400 Colombia 34,68
Venezuela 65,24
Acuerdo Constitutivo de la Comisión Trinacional para el desarrollo de la cuenca del Río Comisión Mixta
Pilcomayo (Argentina, Bolivia y Paraguay, 1995) Uruguayo-Brasileña
Acuerdo para el Aprovechamiento Múltiple de los Recursos de la Alta Cuenca del Río para el Desarrollo de la
Argentina 30
Brasil 45 Bermejo y del Río Grande de Tarija (Argentina y Bolivia, 1995) Cuenca del Río Cuareim
Tratado para el aprovechamiento de los recursos hídricos compartidos de los tramos limí- y sus áreas de influencia
del Plata 3.100.000 Bolivia 7
trofes del río Uruguay y de su afluente el río Pepiri-Guazu (Argentina y Brasil, 1980) directa
Paraguay 13 Tratado de la Cuenca del Plata (Argentina, Bolivia, Brasil, Paraguay y Uruguay, 1969) Comisión Binacional
Uruguay 5 Convenio y Protocolo Adicional para el aprovechamiento de los rápidos del río Uruguay en Administradora de la
la zona de Salto Grande (Argentina y Uruguay, 1946) Cuenca Inferior del Río
Tratado del Río Uruguay (Argentina y Uruguay, 1961) Pilcomayo
Comisión Trinacional
para el Desarrollo
de la Cuenca del Río
Pilcomayo
de la cuenca del río Cuareim (Brasil y Uruguay, 1991) del Frente Marítimo
Acuerdo sobre cooperación en el área de recursos hídricos (Brasil y Uruguay, 1991) Comisión
Acuerdo Múltiple de Transporte Fluvial por la Hidrovía Paraguay-Paraná (Argentina, Administradora del Río
Bolivia, Brasil, Paraguay y Uruguay, 1992) de la Plata
Tratado del Acuífero Guaraní (Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay, 2010) Comisión
Costa Rica 72 Tratados sobre el Río San Juan (Costa Rica y Nicaragua, 1858, 1940, 2002) -
San Juan 36.905
Nicaragua 28
Titicaca- Convenios sobre el Lago Titicaca (Bolivia y Perú, 1955, 1957, 1992, 1993) Autoridad Binacional
Bolivia 56,32 Autónoma del Sistema
Desaguadero-
111.800 Chile 42,94 Titicaca-Desaguadero-
Poopó-Salar de
Perú 0,74
192 M auricio P into - L iber M artín
I. Introducción
En las últimas décadas la energía, insumo principal de
todo el sistema económico social, se ha convertido en un punto
crítico del desarrollo sustentable a nivel mundial; no solo por
su impacto ambiental, sino también porque aún en el siglo XXI
un porcentaje de la población mundial no tiene cubiertas sus
necesidades energéticas.
En primer lugar, si bien existe un claro reconocimiento
de que el acceso a los servicios energéticos modernos es cru-
cial para el bienestar humano y para el desarrollo económico,
de acuerdo a la Agencia Internacional de la Energía (IEA por
sus siglas en ingles), en la actualidad 1,2 billones de personas
continúan sin acceso a la electricidad y más de 2,7 billones se
mantienen sin servicios energéticos de calidad para la cocción
(IEA, 2016)2. Si bien, América Latina no es la región con ma-
yores problemas en lo que respecta al acceso a la electricidad,
ya que tal como destaca el REN21 (2017) el 95% de la pobla-
ción de la región tiene acceso a la red eléctrica, aún cerca de 22
millones de personas en Bolivia, Colombia, Guatemala, Haití y
Nicaragua no cuentan con dicho acceso; mientras que cerca del
14% de la población (65 millones de personas) no tienen acce-
Fuente: WRI
196 M auricio P into - L iber M artín
D irectores
sino que otros factores han jugado un rol primordial, como por
ejemplo los cambios tecnológicos y la calidad de los energéticos,
aún mucho más que el precio de los recursos (Grübler, 2007).
Quizás en forma más exacta podría asegurarse que a lo largo
de la historia han existido tanto drivers endógenos y exógenos
como por ejemplo la aparición de la electricidad luego de la in-
vención del dinamo por parte de Faraday en el primer caso, y
la crisis del petróleo de 1973 en el segundo caso (Grübler et al.,
1999 en Patwardhan et al., 2012). En este sentido, de acuerdo
a los autores, estos cambios en los sistemas energéticos pue-
den ser explicados, quizás principalmente, a través de cambios
tecnológicos.
La teoría económica muestra que el desarrollo tecnológico
es de gran importancia para cualquier cambio económico, más
aún en el caso de las transiciones. Así, las futuras transiciones
energéticas de las cuales el mundo habla en la actualidad de-
penderán en gran medida de la capacidad de penetración de las
tecnologías de conversión energética.
De acuerdo al REN21 (2017), existen al menos cuatro prin-
cipales drivers para la transición hacia la energía renovable en
la actualidad a nivel global. En primer lugar, la mitigación del
cambio climático ha sido la principal motivación de los esce-
narios que plantean altos porcentajes de energías renovables.
En segundo lugar, en algunos casos una de las motivaciones de
relevancia es la reducción de la contaminación local y los pro-
blemas de salud que ésta causa. En tercer lugar, el alcance de
la seguridad energética, relacionado además en algunos casos
con la creación de una capacidad de incrementar la resiliencia
nacional, frente a la vulnerabilidad creciente de los sistemas
energéticos al cambio climático. En cuarto lugar, los últimos
años han evidenciado una reducción significativa de los costos
de algunas de las principales tecnologías, lo que las convirtió
en costo efectivas con otras tecnologías como la generación a
base de fósiles o nuclear. Finalmente, en muchos casos (y de-
pendiendo de la forma en la que se estructura la regulación) ha
sido la posibilidad de creación de empleos, impulso al desarrollo
La transición energética hacia las energías ... 201
4 http://www.ren21.net
La transición energética hacia las energías ... 203
Cambio Climático.
5) Condiciones La existencia de buenas condiciones macroeconómicas puede contribuir
macroeconómicas a la remoción de las barreras enfrentadas por las energías renovables, o
locales puede ser el caso contrario. Los contextos de incertidumbre política pueden
Aspectos afectar las inversiones, así como el mal desempeño económico.
económicos y 6) Disponibilidad Las inversiones en proyectos de energías renovables requieren inversiones
financieros efectiva y uso de públicas y privadas. Cuando no existen fondos nacionales se requiere de
fondos e inversión financiamiento externo. Se requiere entonces contextos de muy bajos o
nulas restricciones al crédito externo, así como crédito a tasas de interés
competitivas.
7) Información ener- Se requiere de información específica del sector energético para el diseño
gética transpa- y monitoreo de las políticas de promoción; como para la toma de decisiones
Información rente, clara y de de inversión por parte de los agentes privados.
para la toma de calidad.
decisiones y el 8) Información Los inversionistas requerirán de información sobre la disponibilidad de los
La
ambiental.
...
Fuente: Recalde (2016 y 2017), en base a Bouille (1999) y Boldt et al. (2012)
207
208 M auricio P into - L iber M artín
D irectores
Desempeño
Acceso al económico
financiamiento nacional
Políticas de
Inversión FNRE
promoción
Rentabilidad y precios
Licitaciones públicas Son licitaciones organizadas por el sector para abastecer una determinada cuota de la
energía total sobre la base de las FNRE, estableciendo un contrato en el largo plazo
y garantía de pago por la energía proporcionada. Se constituyen en un instrumento
que mezcla precio y cantidad, ya que determinan la cantidad a poner en disponibili-
D irectores
a. Metodología e información8
La definición de condiciones de entorno discutida en la sec-
ción 3 pone de relieve que un marco propicio para el desarrollo
de energías renovables incluye aspectos económicos, políticos y
sociales. En este apartado se pretende realizar una compara-
ción de las condiciones de entorno para un conjunto de países de
la región latinoamericana. El conjunto de países seleccionados
incluye a Argentina, Brasil, Chile, Colombia, Ecuador, Perú y
Uruguay; y la elección se basa en que estos países son en los
que las energías renovables cuentan con mayor promoción o
desarrollo.
La comparación en el tiempo de estas condiciones entre
países y en un mismo país requiere un marco analítico que in-
tegre las distintas dimensiones. En este caso, siguiendo el enfo-
que desarrollado en Recalde (2016) se emplea una variante del
análisis multicriterio (AMC)9 en donde se hace una evaluación
de las diferentes dimensiones en función de información secun-
daria disponible, y sin proceder al establecimiento de pesos re-
lativos a cada una de las dimensiones. Por estos motivos, es que
no se obtiene un índice que permita realizar un ranking con los
países, sino un conjunto de puntuaciones para cada dimensión
2. Instrumentos
El segundo punto destacado para la performance de una
política de FNRE se relaciona con los instrumentos selecciona-
dos para remover las barreras a la entrada. Si bien con algunas
diferencias, las barreras que enfrentan los países de la región
son similares y por ello todos los países han utilizado una com-
binación de instrumentos relativamente similar: cuotas, FITs
o FIPs y subastas. Si bien en un principio los países se inicia-
ron utilizando instrumentos secundarios (incentivos fiscales),
y como instrumentos primarios las FITs o FIPs, en los últimos
años la gran mayoría de ellos se encuentran orientándose a la
implementación de licitaciones, tal como lo indica la tendencia
global, también se observa un cambio en lo que hace a la ambi-
ción de las cuotas o targets.
Todos los países analizados han establecido targets de pe-
netración de las energías renovables en su generación eléctrica.
La tabla IV muestra los targets para los países estudiados. En
algunos casos, los más ambiciosos como el caso de Colombia,
Ecuador, Perú o Uruguay, esos targets incluyen la penetración
230 M auricio P into - L iber M artín
D irectores
V. Reflexiones finales
A lo largo de la historia de la humanidad las naciones han
transitado diferentes senderos de transición energética. En las
últimas décadas, bajo el reconocimiento de los efectos actuales
y futuros del cambio climático y del rol del consumo de energía
en dicho fenómeno, el mundo ha reconocido la importancia y
la necesidad de iniciar una transición con menores niveles de
consumo energético y matrices energéticas más limpias. Si, tal
como muestra la literatura, las transiciones pasadas no se han
debido a escases de los recursos dominantes sino a desarrollos
tecnológicos que mejoraron la calidad de los servicios energé-
ticos y redujeron su costo de suministro, entonces parecería
no ser necesario llegar a una era de escases de recursos fósiles
para transitar a matrices energéticas más amigables desde la
perspectiva ambiental.
Sin embargo, y aun cuando se reconoce la importancia de
la transición energética en el marco de la lucha contra el cambio
climático, hay un interrogante que debe ser resuelto. ¿A que
costo deberían los países en desarrollo iniciar esta transición?
La energía es un recurso fundamental en el desarrollo socioeco-
nómico y por ello su utilización es más intensa en los primeros
estadíos del desarrollo, por lo cual los países de menor grado de
desarrollo serán los que mayor responsabilidad en el consumo
energético tendrán en el futuro cercano. Aunque existen alter-
nativas de senderos de desarrollo menos intensivos en energía e
implementados en base a fuentes energéticas de menor impacto
234 M auricio P into - L iber M artín
D irectores
VI. Bibliografía
Altomonte, H. 2007. “Estado actual y desafíos para la promo-
ción de la energía sostenible en América Latina y el Caribe”,
presentado en el foro “Energía sostenible para un desarrollo
sostenible”, Ciudad de Guatemala, marzo de 2007.
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auctions for renewable electricity support. Renew Sustain
Energy Rev, 35:42–56.
Foxon, Tim; Robet Gross, et al. 2007. Energy Technology
Innovation: A Systems Perspective–Report for the Garnaut
238 M auricio P into - L iber M artín
D irectores
PREVISIONES
DS
PRESUPUESTARIAS DS EXCESO/
DS DS DS RECAUDACIÓN PENDIENTES
P aradojas
1. La base imponible
El apartado 4 del artículo 112 bis del TRLA dice que “La
base imponible de la exacción se determinará por el Organismo
de cuenca y será el valor económico de la energía hidroeléctri-
ca producida, y medida en barras de central, en cada período
impositivo anual por el concesionario mediante la utilización y
aprovechamiento del dominio público hidráulico”.
A la base imponible se refiere asimismo el artículo 3 del
Reglamento, que precisa de manera detallada en qué consistan
estos elementos.
Su apartado segundo define qué se considera valor econó-
mico de la energía producida: la retribución total que obtenga
el contribuyente por la energía producida que incorpore al sis-
tema eléctrico durante cada año natural -o fracción de año en
el primer y último año de la concesión- de funcionamiento de la
instalación.
Añade el apartado tercero que a efectos del cálculo del
valor económico se tendrán en cuenta las retribuciones pre-
vistas en todos los regímenes económicos que se deriven de lo
establecido en la normativa reguladora del sector eléctrico y se
P aradojas del tratamiento fiscal de las energías ... 261
WT = We + Wb
Wb = EB*K
Donde:
n We es la cantidad de energía producida mediante el turbi-
nado directo del agua aportada a los embalses por corrien-
tes, escorrentías, surgencias o alumbramientos, sean o no
naturales.
n Wb es la cantidad de energía producida mediante el turbina-
do del agua previamente bombeada.
n WT es la cantidad de energía total producida en la instala-
ción en el período de referencia.
n EB es el consumo de bombeo entendido como la cantidad de
energía consumida por el generador para bombear el agua
que ha permitido la generación.
n K es el factor de corrección que compensa la diferencia entre
el rendimiento por bombeo y la energía consumida en la ele-
vación al vaso superior. Su valor será de 0,7.
Conocidas las cuantías de las producciones energéticas, cal-
culadas de acuerdo con este precepto reglamentario y expresa-
das en MWh, procedentes de turbinado directo y de bombeo en
la misma instalación, se procederá a determinar qué importe del
valor de la energía producida corresponde a una y a otra técnica,
mediante la distribución de la base imponible total en proporción
P aradojas del tratamiento fiscal de las energías ... 265
2. Liquidación y pago
El apartado 2 del artículo 112 bis del TRLA previene que
el canon será exigible en los plazos que se señalen en las con-
diciones de la concesión o autorización. Esta potencial fórmu-
la de aplicación a la carta del tributo queda desmentida por el
Reglamento.
En efecto, dice el artículo 10 del Reglamento que el mes de
marzo de cada año natural el contribuyente vendrá obligado a
autoliquidar el canon e ingresar la cuota correspondiente al año
natural anterior, al objeto de que haya podido disponer para su
cálculo de las mediciones definitivas de la producción eléctrica.
El primer ejercicio en el que deba realizar la autoliquidación,
lo hará por la parte proporcional correspondiente al período
de tiempo de vigencia de la concesión durante ese primer año.
Añade que si se produjeran liquidaciones de la producción eléc-
trica de carácter definitivo por parte del operador del mercado,
del operador del sistema o del órgano encargado de las liquida-
ciones con posterioridad a la fecha de autoliquidación del canon,
el contribuyente estará obligado a realizar una autoliquidación
complementaria en los tres meses siguientes a la citada liquida-
ción definitiva de la producción.
Como dice el artículo 12, ya visto, la cuota se ingresará al
organismo de cuenca u órgano que haya conveniado la gestión.
La disposición adicional segunda del Reglamento se refiere
a los modelos de autoliquidación del canon. Se utilizará pues el
modelo 791 con las particularidades y datos que figuran como
anexo al real decreto regulador. Se habilita al Ministerio de
Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente –dice- a modifi-
car, por orden, el contenido del anexo y a dictar las instruccio-
nes para la ejecución de las autoliquidaciones.
Respecto de los períodos 2013 y 2014, la disposición transito-
ria segunda del Reglamento señaló que la autoliquidación corres-
pondiente al ejercicio 2013 debió presentarse en el plazo máximo
de un mes desde la entrada en vigor del real decreto y que, asi-
mismo, la autoliquidación correspondiente al ejercicio 2014 debió
P aradojas del tratamiento fiscal de las energías ... 269
VIII. Bibliografía
Becker, Fernando; Cazorla, Luis María y Martínez-Simancas,
Julián, dir. (2013), Los tributos del sector eléctrico,
Iberdrola-Aranzadi.
Borrero Moro, Cristóbal José (2013), “La pretendida tributación
ambiental al rescate del déficit tarifario (I)“, Tribuna Fiscal,
núm. 269, pág. 22-34.
Borrero Moro, Cristóbal José (2014), “La pretendida tributación
ambiental al rescate del déficit tarifario (II)“, Tribuna Fiscal,
núm. 270, pág. 16-29.
Codes Calatrava, Gerardo (2013), ”El canon a la generación hi-
droeléctrica“, en Los tributos del sector eléctrico, Iberdrola-
Aranzadi, pág. 623-650.
Flores, Jordi y Esteve Bargués, Jordi (2013), ”Una visión ge-
neral de la fiscalidad de la actividad eléctrica en España“,
en Los tributos del sector eléctrico, Iberdrola-Aranzadi, pág.
145-170.
Jiménez Compaired, Ismael (2015), “El canon por utilización
de las aguas continentales para la producción de energía
I. Régimen constitucional
La Constitución Nacional establece en su artículo 124, den-
tro del esquema federal, el dominio originario de los Recursos
Naturales, tanto los recursos hídricos, como los energéticos que
se generan en el ámbito provincial, son del dominio originario
de la provincia y le corresponde a la misma disponer sobre su
uso y reglamentación. Respecto de su disposición se debe velar
por su utilización racional, el cuidado del ambiente y el desarro-
llo sustentable (art. 41).
La Provincia tiene facultades de creación, organización y
regulación de las actividades de interés general y así como de-
terminar las actividades que constituyen servicio público y, por
ende, le corresponde dictar las normas y ejercer la jurisdicción
en todo lo concerniente a la generación, transporte y distribu-
ción de la energía eléctrica local (Art. 121)
Dicha jurisdicción cesa cuando la energía generada se
transporte y comercialice fuera del ámbito provincial, quedan-
do sometida a la legislación nacional, a sus reglamentaciones y
a las autoridades competentes del Gobierno Nacional. (Art. 75
inc 13)
Por su parte, la Constitución de Mendoza, Articulo 1º,
prevé el dominio público de los recursos energéticos y realiza
un tratamiento pormenorizado del Régimen de Aguas. Así el
texto constitucional local expresa que cuando se asignan de-
rechos de aguas para riego y para la construcción de grandes
obras sobre sus ríos se requiere la concesión y la intervención
de la Honorable Legislatura; y que todo lo concerniente a la
278 M auricio P into - L iber M artín
D irectores
a. Normas nacionales
a.1.2. Resoluciones
a.3. RenovAr 1
i. Contenido de la oferta
Las ofertas debían cumplir con los requisitos legales y técni-
cos exigidos para su calificación, incluyendo: 1) Documentación
Legal y Contable. 2) Memoria descriptiva del Proyecto. 3)
Evaluación de disponibilidad del recurso. 4) Características
técnicas de la oferta. 5) Tecnología y producción estimada de
energía. 6) La habilitación ambiental otorgada por la autoridad
competente, al momento de la presentación de las ofertas, y de-
berá asegurar el cumplimiento íntegro de la normativa ambien-
tal aplicable durante la construcción, al momento de la puesta
en servicios del equipamiento de generación o las unidades ge-
neradoras involucradas, y durante toda la vida de los proyectos.
Como conclusión de la Ronda 1 del Programa RenovAr con-
vocada por la Resolución N° 136/2016 se adjudicaron contratos
por un total de MIL CIENTO CUARENTA Y DOS megavatios
(1142 MW), a VEINTINUEVE (29) proyectos.
a.3.2. Resolución 202 /2016
El Régimen dispuesto ofrece una alternativa para contra-
tos de provisión o abastecimiento de energía eléctrica a partir de
fuentes renovables celebrados en el marco de otros regímenes o
programas,-Resoluciones N° 712 y N° 108-, que se encuentran
con inconvenientes de distinta índole respecto de su vigencia y
ejecución.
Deroga la Resolución N° 712/09 con excepción de la vi-
gencia del Anexo 39 - “GENERACIÓN CON FUENTES
RENOVABLES DE ENERGÍA, EXCLUIDA LA HIDRÁULICA
Y LA EÓLICA” y del Anexo 40 - “GENERACIÓN EÓLICA”
incorporados, respectivamente, por los Artículos 6° y 7° de la
Resolución ex SE N° 712/2009 a “Los Procedimientos para la
Programación de la Operación, el Despacho de Cargas y el
Cálculo de Precios (LOS PROCEDIMIENTOS)”, aprobados por
Resolución ex SECRETARÍA DE ENERGÍA ELÉCTRICA Nº
61 de fecha 29 de abril de 1992 y sus normas modificatorias y
complementarias.
R égimen de las energías renovables en argentina . ... 287
b. Normas provinciales
2. Aspectos negativos
La primera de ellas se refiere a la cuestión semántica res-
pecto a que se considera energía renovable y qué no se conside-
ra tal. La definición del texto legal es errónea cuando denomina
Energía Renovable solo a la energía hidroeléctrica de baja po-
tencia. Es un error que va contra la ciencia y la técnica, en el
cual también incurre la norma local. La energía hidroeléctrica
es renovable en todo su rango de potencia, como tal. Siendo éste
un régimen de fomento debería explicitarse que dicha defini-
ción no se refiere a la naturaleza de la actividad sino a la posi-
bilidad de acogerse a los beneficios de promoción otorgados por
la norma.
Dicha afirmación ha traído consecuencias no positivas
respecto de la categorización de la actividad en las situaciones
posteriores tal como fuera sostenido en varias posiciones desa-
rrolladas en la audiencia pública por las represas Cepernic y
Kirchner ante el Congreso de la Nación.
Asimismo, afirma la técnica que resulta imposible cumpli-
mentar el objetivo previsto de inclusión del 8% de energía re-
novable7, hubiera sido preferible que el legislador establezca un
porcentual asequible para evitar el innecesario incumplimiento
de la primera pretensión legislativa.
3. Aspectos críticos
El pliego licitatorio exige un patrimonio mínimo de 250.000
US$ por MW instalado para los oferentes, implica claramen-
te una barrera de ingreso al sector obligando la constitución
IV. Bibliografía
IAE-IEIA-IPSE (s/f).Taller sobre el programa RenovAR
Abastecimiento de energía eléctrica a partir de energías
renovables Documento final. Disponible en: http://web.iae.
org.ar/wp-content/uploads/2016/07/DOCUMENTO-FINAL-
TALLER-DE-ENERGI--AS-RENOVABLES-7-de-Julio-16.
pdf
Altomonte, H. -coord.- (2017). Las energías renovables no con-
vencionales en la matriz de generación eléctrica: tres estu-
dios de caso. Santiago: CEPAL.
Embid Irujo, A. y Martín, L. (2017). El Nexo entre el agua, la
energía y la alimentación en América Latina y el Caribe: pla-
nificación, marco normativo e identificación de interconexio-
nes prioritarias. Santiago: CEPAL.
COMPLEJIDADES DEL COSTO DEL AGUA
SUBTERRÁNEA Y EL ENFOQUE DEL NEXO
Nicolás González del Solar
I. Introducción
La cuestión del régimen económico-financiero del agua
subterránea en es objeto de análisis desde hace décadas en los
Estados en los cuales el recurso hídrico ha sido considerado un
recurso escaso, crítico o estratégico para su desarrollo. Sin em-
bargo, en la última década al menos, esa cuestión se ha expan-
dido a otras regiones que gozaron de abundancia hídrica en tér-
minos relativos, el tan mentado valor del agua ha comenzado a
traducirse en costo del agua, costo que involucra no solamente al
líquido esencial sino también al esfuerzo que implica la disponi-
bilidad del mismo a partir de su extracción por medios mecáni-
cos que utilizan grandes cantidades de energía y a las obras hi-
dráulicas necesarias para su correcto manejo y gestión racional.
Además, el cambio climático ha extrapolado y modificado
los pronósticos del tiempo y la demanda de energía que el hom-
bre requiere para mantener o mejorar constantemente su es-
tándar de vida, ponen la cuestión más evidente.
El agua subterránea utilizada para actividades tan prima-
rias como esenciales tales como la agricultura y la ganadería o
secundarias como los procesos productivos tendientes a agregar
valor a aquellos, tiene un costo que repercute en más o en me-
nos en el costo final del bien obtenido.
Así por ejemplo, agua, energía y seguridad alimentaria.
Son los tres grandes retos a los que se enfrenta la humanidad a
nivel mundial1.
13 Por caso, la Res. 774/14 del HTA del DGI, que aprueba el pre-
supuesto de gastos y recursos para el año 2015 fija como base de tribu-
tación anual el diámetro según la inscripción en el Registro General de
Perforaciones y las hectáreas factibles de riego, según las característi-
cas del oasis en el cual se encuentre dicha perforación (art. 11). Además,
gozan de ciertos beneficios algunos concesionarios encuadrados en cate-
gorías especiales tales como aquellos usuarios de agua subterránea con
fines de regadío agrícola que posean una superficie igual o menor a 30
hectáreas o los concesionarios que se encuentren inscriptos en el denomi-
nado Registro de Agricultura Familiar.
14 Foster, Stephen y Garduño, Héctor (2005), p. 3.
312 M auricio P into - L iber M artín
D irectores
15 Las formas praeter legem y contra legem, creadas por el DGI para
la obtención de permisos de perforación, que son analizadas más adelante
en este trabajo; trajeron también sus propios tributos bajo la denominación
de “aportes pecuniarios” y “acordadas” que en realidad son soportados por
el permisionario en vías de convertirse concesionario. Resultaría difícil la
tarea de discernir el destino real de esas sumas a pesar de lo que expresan
las normas administrativas que las crean, además parte de esas sumas se
desvían a optimizar y mejorar sistemas de riego superficiales, desnatura-
lizando el fin de tales tributos. Sin perjuicio de lo expuesto, la normativa
declara que tales fondos son utilizados para estudios técnicos de viabilidad
técnica: [“El solicitante debe abonar una tarifa especial, bastante elevada,
cuyo fundamento de imposición radica en los estudios que la administración
debe efectuar para evaluar si técnicamente es viable aceptar la baja de la per-
foración ofrecida; finalmente, debe hacer un depósito en garantía que cubra
el cegado, que debe realizarse antes de construir la nueva perforación que se
autorice”, Andino, Mónica Marcela (2016), p. 250].
C omplejidades del costo del agua subterránea ... 313
18 Ibíd., p. 17.
19 Ibíd., p. 18.
20 Embid, Antonio y Martín, Liber (2017), p. 24.
C omplejidades del costo del agua subterránea ... 315
21 Ibíd., p. 24.
22 Clasificación Nacional de Actividades Económicas de la
Secretaría de Comercio de la Nación.
23 EPRE (2015).
24 Cfr. Decreto 134/15 Poder Ejecutivo Nacional.
316 M auricio P into - L iber M artín
D irectores
25 CERES (2016).
26 Según el Centro de Estudios de la Regulación Económica de los
Servicios Públicos (CERES), Argentina mantiene, junto con Venezuela y
Paraguay, las tarifas residenciales, comerciales e industriales más bajas
de la región para todos los escalones de consumo analizados. Esto se debe,
en parte, a que el incremento de tarifas se minimiza al efectuar el análisis
en términos de dólar estadounidense, debido al fuerte aumento del tipo de
cambio operado a partir de diciembre de 2015 [CERES, 1016)]. El Decreto
134/15 PEN, declaró la emergencia energética también, a partir de los
gravísimos problemas sobrevenidos por la desinversión por parte de las
compañías distribuidoras y comercializadoras que sometían a cada vez
más frecuentes cortes del servicio a gran parte del país.
27 En el año 1997, Argentina construyó un gasoducto para venderle
gas a la República de Chile, en el año 2004 el suministro al país vecino
dejó de producirse por graves problemas de abastecimiento interno nacio-
nal. No obstante ello, Argentina pasó del autoabastecimiento y la exporta-
ción de energía a la dependencia energética, comprando gas natural, gas
licuado y gas oil provenientes de Chile y Bolivia, entre otros países.
28 En septiembre de 2015, se sancionó la ley 27.191 que modificó la
antigua ley de Fomento Nacional para el uso de Fuentes Renovables de
C omplejidades del costo del agua subterránea ... 317
VIII. Conclusiones
La cuestión de los costos y las tarifas respecto del agua
subterránea resulta un tópico tan importante de fijar y tratar
como el del agua superficial. Aquí no se menciona el valor del
agua pues se descarta y reconoce que es altísimo. Ese valor está
dado por el carácter crítico del recurso que deviene en su esca-
sez como así también por los bienes y servicios únicos e irrem-
plazables que provee con su utilización.
En referencia del costo, y por ende desde la posición del
usuario, al menos en la provincia de Mendoza y en la mayoría
de las provincias Argentinas que aún sostienen en sus legisla-
ciones el sistema de extracciones individuales y no colectivas
(estas últimas solo por excepción), se afirma como se adelantó
en la introducción del presente trabajo, que representa un muy
bajo porcentaje dentro del cuadro de inversión de su proyecto,
tanto para grandes usuarios como pequeños usuarios pues estos
últimos son alcanzados con algunos beneficios impositivos que
dispone la administración (por ejemplo determinado por la can-
tidad de hectáreas empadronadas, el tipo de cultivo, actividad,
etc.). Sin embargo se afirma que la contracara de ello es la impu-
tación que las administraciones suelen hacer de tales ingresos,
pues precisamente al existir un sistema de captaciones particu-
lares en las cuales la inversión es totalmente privada, las obras
hidráulicas públicas no suelen beneficiar a los usuarios de aguas
subterráneas.
Asimismo y en la generalidad de las administraciones de
aguas del país, la estructura tecno-burocrática para atención
del sistema de aguas subterráneas en su conjunto es significa-
tivamente menor a la destinada a atender el sistema de aguas
superficiales.
La tarifa del agua, en el caso de Mendoza en consecuencia
no repercute significativamente en el costo final de los bienes
que el privado produce, incluso podría estar dispuesto a pagar
más como contrapartida de un mejor, más eficiente mejor capa-
citado y más transparente servicio.
C omplejidades del costo del agua subterránea ... 325
IX. Bibliografía
Andino, Mónica Marcela (2016), Régimen jurídico de la financia-
ción del agua en Argentina. Un estudio comparado de tribu-
tos hídricos, Ciudad autónoma de Buenos Aires, Ministerio
de Agroindustria, Unidad para el cambio rural (UCAR).
Arévalo Cunich, Gonzalo (2011), Clasificación de las Aguas
Terrestres y Ámbito de aplicación del Código de Aguas. El sis-
tema normativo de las aguas terrestres, en Vergara Blanco,
Alejandro (dir.), Código de Aguas Comentado, Santiago de
Chile, Abeledo Perrot.
- (2013), Comunidades de Aguas Subterráneas: Dificultades
en su organización y ejercicio. publicado en Actas de Derecho
de Aguas n° 3, Santiago de Chile, Thomson-Reuters.
Armagnague, Juan F. (2006), Constitución de la Provincia de
Mendoza Comentada, Buenos Aires, La Ley.
326 M auricio P into - L iber M artín
D irectores
I. Introducción
Desde 1994 la Constitución Nacional argentina prescribe
expresamente en su artículo 41 que todos los habitantes gozan
del derecho a un ambiente sano, equilibrado y apto para un de-
sarrollo humano sustentable; y tienen el deber de preservarlo.
Con ello, el reconocimiento de un derecho a un am-
biente adecuado es un hecho palpable desde hace tiempo en
Argentina, aunque la evolución que ello conlleva ha tenido dis-
tintos matices a lo largo de los años.
Así, el enfoque desde el Derecho objetivo sobre el ambien-
te -es decir del conjunto de normas que prescriben conductas
en relación al entorno- ha sido incuestionablemente superado
por un enfoque basado en el derecho subjetivo al ambiente,
perspectiva donde ya no sólo se atiende las conductas pres-
criptas normativamente en relación al entorno, sino especial-
mente la posibilidad de los individuos de reaccionar frente a
un menoscabo ecológico.
Ese salto cualitativo, que refuerza la eficacia de la pro-
tección legal del ambiente al colectivizar la posibilidad de ac-
cionar frente a una afección ilegítima, tiene como presupues-
to una situación de incumplimiento previo que hubiera sido
preferible evitar: ha sido una realidad que el derecho objetivo
en relación al entorno presenta falencias de eficacia (Pigretti,
1992), siendo usual que leyes con un contenido ambiental es-
tricto presenten debilidad en su aplicación (Bec, 1995).
Pero esta evolución, que modula la debilidad de eficacia
del orden jurídico, ha requerido tiempo y etapas, y lo que hoy
330 M auricio P into - L iber M artín
D irectores
V. Conclusiones
El derecho al ambiente es un derecho humano que en
Argentina presenta recepción constitucional expresa desde
1994 como una prerrogativa cuyo objeto y contenido importa un
ambiente antropizado, cualificado como sano y equilibrado, y
cuya finalidad es el desarrollo sustentable del hombre. Con an-
terioridad, fue reconocido por la doctrina y jurisprudencia como
una prerrogativa implícita de todo habitante que, proveniente
de la soberanía popular y la forma republicana –democrática-
de gobierno, era merecedora de tutela jurisdiccional.
Además del reconocimiento expreso por parte de la Carta
Magna nacional, el derecho provincial que caracteriza al ré-
gimen federal argentino resguardó la prerrogativa ambiental
como un derecho subjetivo tutelable.
La naturaleza de tal derecho que surge de la regulación
constitucional importa una doble faceta. La primera de ellas –
con sustento en los arts. 41 y primer párrafo del 43 CN- consiste
en una configuración de corte individual; mientras la segunda,
de tinte colectivo, ha sido contemplada por el segundo párrafo
del art. 43 CN para situaciones supraindividuales donde –ob-
viamente- los intereses pueden no ser personales ni directos.
La anticipación judicial que inició un proceso hacia la cons-
titucionalización explícita del derecho al ambiente no conclu-
yó allí, sino que la praxis jurisprudencial continuó generando
bases para una posterior regulación legal, con incidencia en la
E l ambiente como derecho humano tutelable en ... 361
VI. Bibliografía
Alberdi JB. 1837. Fragmento Preliminar al Estudio del Derecho.
Imprenta de la Libertad, reimpresión 1955 (Librería
Hachette), Buenos Aires, Argentina: 266 p
Amaya Navas OD. 2003. La naturaleza jurídica del derecho a
gozar de un ambiente sano en el derecho constitucional com-
parado. En: Lecturas sobre Derecho del Medio Ambiente”.
Universidad Externado de Colombia, Bogotá, Colombia: IV:
11-52
Bec E. 1995.El sistema legal argentino en materia de protección
ambiental. La Ley. 1995-B: 1387-1395
Bergel SD. 1992. Desarrollo sustentable y medio ambiente: la
perspectiva latinoamericana. Revista del Derecho Industrial.
41: 303-344
Bidart Campos GJ. 2004. La legitimación del afectado en mate-
ria de Derecho Ambiental. La Ley. 2004-D: 787-799
362 M auricio P into - L iber M artín
D irectores
I. Introducción
El caudal ecológico es una herramienta de gestión hídrica
que no cuenta en nuestro ordenamiento jurídico con regulación
jurídica especializada. Su análisis jurídico como potencial me-
canismo a ser regulado dentro del derecho exigible debe consi-
derarse igualmente, en tanto el mismo remite a las condiciones
necesarias para garantizar la dinámica de los sistemas ecológi-
cos, contenido mínimo de las normas de presupuestos mínimos
(art. 6, Ley 25.675), que se relaciona con el mandato de tute-
la ambiental impuesto a las autoridades por la Constitución
Nacional, particularmente, en lo relacionado con la utilización
racional de los recursos naturales (art. 41, 2° párr.).
Tal como sucede con toda la materia ambiental, el principio
de sustentabilidad modela las regulaciones sobre los recursos
naturales a partir de considerar los aspectos ecológicos, sociales
y productivos, que deben ser atendidos en forma proporcional
para su gestión racional. En relación a la gestión de las aguas,
como expresa Martín, el caudal ecológico es inherente al princi-
pio de utilización racional y sustentable del agua (Martín, 2010,
p. 268).
Cuestiones ambientales más acuciantes, como el cambio
climático, imponen su tratamiento jurídico. Por ello se ha dicho
que el manejo de caudales ambientales adecuados prevendrá
de daños potenciales serios e irreversibles de los impactos del
cambio climático al mantener y preservar la resiliencia de los
ecosistemas (Declaración de Brisbane, 2007).
El esclarecimiento del alcance de esta herramienta requie-
re identificar sus antecedentes y evolución a fin de alcanzar una
adecuada regulación.
370 M auricio P into - L iber M artín
D irectores
II. Evolución
El término caudal ecológico tuvo su origen en EEUU don-
de se lo denominó “instreamflow” y surgió como una medida
para conservar los sistemas acuáticos de los salmones, una es-
pecie importante desde el punto de vista económico. Entonces,
la idea inicial era resguardar el caudal necesario en un río o
tramo para mantener las condiciones adecuadas para algunas
especies acuáticas con un valor para la conservación, manejo o
reproducción. Esta definición se fue ampliando para compren-
der los componentes del sistema hidrológico. Finalmente, la
tendencia mundial que considera incorporar el caudal ecológico
como componente del manejo integrado de los recursos hídri-
cos. Así se ha incorporado a políticas y regulaciones estatales
(Palma, 2013).
Técnicamente las metodologías comenzaron por disponer
en el sistema fluvial un caudal mínimo con un valor fijo (años
70). Posteriormente se planteó la necesidad de que este cau-
dal mínimo variara estacionalmente, simulando la variación
natural del sistema (décadas de los 80). Más adelante se pro-
puso establecer el régimen de caudales relacionando los cam-
bios en el hábitat y las funciones ecológicas del sistema (años
90). Finalmente, los enfoques más recientes plantean la nece-
sidad de mantener un buen estado ecológico del sistema (UNC-
MAVDT, 2008).
Críticamente se ha observado que en América Latina “la
mayoría de las regulaciones y metodologías adoptadas por con-
sultores y especialistas en recursos hídricos, son reproduccio-
nes de normas europeas y norteamericanas, fundamentadas en
simplificaciones a veces extremas de los métodos científicos y su
objetivo está más enfocado a definir “caudales ecológicos” míni-
mos a partir de porcentajes directos del caudal medio anual o
expresiones simples. Por ejemplo, el criterio de definir el cau-
dal mínimo puntual como el 10% del caudal medio anual de
la legislación suiza, desconoce que los ríos tiene una variabili-
dad hidrológica natural de la cual dependen y a la cual están
E l caudal ecológico y su regulación jurídica
371
III. Definiciones
La búsqueda del establecimiento de un caudal que permita
el desarrollo de las funciones del ecosistema fluvial se ha de-
nominado de diferentes formas, entre ellas, caudal ambiental,
caudal de mantenimiento, caudal mínimo, caudal recomenda-
do, caudal reservado, caudal regulado, caudal ecológico y régi-
men de caudales aceptables (Pizarro, 2004).
La profusión de definiciones, desde la más sencilla hasta la
más compleja y técnica, tienen en común que todas se refieren a
la idea del volumen y calidad de agua que se debe mantener en
un río para conservar su funcionamiento ecológico y asegurar
el ciclo de vida de los organismos que lo habitan (Aguilera y
Pouilly, 2012).
Cada definición incorpora elementos y criterios específicos
para procurar mayor precisión.
372 M auricio P into - L iber M artín
D irectores
Europa:
Si bien en la Directiva Marco del Agua, 2000/60/CE (DMA)
no se establece el requerimiento de establecer regímenes de
caudales ecológicos, sus normas han dado lugar a regulaciones
nacionales sobre los mismos. En estas los caudales ecológicos no
se conciben como un fin en sí mismo, sino como un medio para
alcanzar el logro del buen estado de las masas de agua, objetivo
concreto y principio que inspira la directiva.
Francia:
La Ley 84-512 del año 1984 lo establece como la décima
parte del caudal medio interanual en un periodo de 5 años o a
la totalidad del caudal fluyente si este fuera menor.
Portugal:
DL 46/94: establece que el caudal ecológico o de manteni-
miento no podrá ser inferior al 2,5% o 5% del caudal medio.
Suiza:
Ley Federal de protección de las aguas: los caudales se
definen en función del caudal Q347. Es decir, es el que es su-
perado sólo 347 días al año. Establece reglas para difernetes
situaciones.
E l caudal ecológico y su regulación jurídica
375
España:
El régimen de caudales ecológicos es adoptado en el Texto
refundido de la Ley de Aguas (TRLA), la ley del Plan Hidrológico
Nacional (PHN) y sus modificaciones, el Reglamento de
Planificación Hidrológica (RPH) y la Instrucción de Planificación
Hidrológica (IPH (ARM/2656/2008)).
El Reglamento de Planificación Hidrológica, aprobado me-
diante el Real Decreto 907/2007, de 6 de julio, recoge el arti-
culado y detalla las disposiciones del TRLA relevantes para la
planificación hidrológica.
El artículo 3 j) lo define:
Caudal ecológico: caudal que contribuye a alcanzar el buen
estado o buen potencial ecológico en los ríos o en las aguas de
transición y mantiene, como mínimo, la vida piscícola que de
manera natural habitaría o pudiera habitar en el río, así como
su vegetación de ribera.
México:
La norma mexicana NMX-AA-159-SCFI-2012 establece el
procedimiento para la determinación del caudal ecológico en
cuencas hidrológicas.
La norma simplifica jurídicamente la relación entre flujo y
caudal: Es la calidad, cantidad y régimen del flujo o variación de
los niveles de agua requeridos para mantener los componentes,
funciones y procesos de los ecosistemas acuáticos epicontinen-
tales. Para los fines de esta norma caudal y flujo ambiental se
consideran sinónimos de caudal ecológico.
Posee apéndices normativos sobre procedimientos y meto-
dologías de gran importancia.
Chile:
La Ley 20.017/2005, que modifica Código de Aguas estable-
ce en su art. 129, bis 1:
Al constituir los derechos de aprovechamiento de aguas,
la Dirección General de Aguas velará por la preservación de la
naturaleza y la protección del medio ambiente, debiendo para
376 M auricio P into - L iber M artín
D irectores
Perú:
El Reglamento de Ley de Recursos Hídricos (aprobado
por Decreto Supremo Nº 001 2010 AG) dedica todo el Capítulo
VIII del Título V (sobre Protección del Agua) a los Caudales
Ecológicos, el cual está compuesto por tres artículos (153 a 155).
El artículo 153 contiene una definición de caudales eco-
lógicos: “153.1. Se entenderá como caudal ecológico al volumen
de agua que se debe mantener en las fuentes naturales de agua
para la protección o conservación de los ecosistemas involucra-
dos, la estética del paisaje u otros aspectos de interés científico
o cultural”). El referido artículo 153 señala en sus 6 incisos las
responsabilidades de las autoridades de aplicación.
E l caudal ecológico y su regulación jurídica
377
V. Metodologías
La definición del caudal ecológico está íntimamen-
te relacionada con la metodología que se establezca para su
determinación.
Las metodologías son variadas y de diversa complejidad.
Así, se han identificado 207 metodologías por Tharme (2003),
que las pueden clasificarse en: hidrológicas, hidráulicas, de si-
mulación de hábitats y holísticas (TNC, 2015). Existiendo com-
binaciones de unas y otras.
Por lo que se ha expresado que: “No hay una sola forma
mejor que todas las demás para evaluar los caudales ambien-
tales. Cada método, enfoque o marco resultará, pues, adecua-
do solo para un conjunto de circunstancias particulares. Entre
los criterios para escoger un método, enfoque o marco especí-
ficos están la clase de asunto (p.e. extracción, presa, plan de
derrame fluvial), competencia, tiempo y dinero disponibles, así
como el marco legislativo dentro del cual deben establecerse los
caudales. En años recientes, la distinción entre métodos, que
se centran en necesidades ecológicas, y marcos, que se centran
en caudales ambientales, se ha ido diluyendo. Muchos de ellos
se están volviendo mucho más integrales y utilizan grupos de
partes interesadas y equipos multidisciplinarios de expertos
para definir la cantidad de agua que hay que dejar en el río”
(Bergkamp, Dyson Scanlon, 2003).
Es muy interesante al respecto la determinación del caudal
ecológico realizada en los ríos de Córdoba por el Laboratorio
de Hidráulica de la Universidad Nacional de Córdoba (Langa
Sánchez, 2009), en el que la metodología se adapta a cada régi-
men y situación fluvial.
En el mismo sentido se ha señalado: “Es evidente que por
la complejidad y diversidad de casos en donde sería útil aplicar
métodos de estimación de caudales ambientales se impone
que la selección y adaptación de los métodos sea caso a
caso. Por lo tanto, es más útil una aproximación de “caja
de herramientas” donde los gestores puedan elegir las meto-
dologías adecuadas para el grado de conflictividad, apremio de
378 M auricio P into - L iber M artín
D irectores
X. Conclusión
La sustentabilidad de los sistemas hídricos indica recurrir
a este instituto como presupuesto para la gestión racional e in-
tegrada del uso de las aguas1. Sin embargo, su aplicación de-
pende, en última instancia, de la voluntad social, económica y
política de las partes interesadas.
Su definición queda subsumida en el contenido que las re-
gulaciones de protección ambiental deben atender. Sin embar-
go, la variabilidad hídrica de las aguas superficiales en nuestro
país, exige que todo intento de regulación tenga una especial
consideración de la metodología a aplicar en cada caso. No
cumpliría con la función instrumental del instituto imponer
una metodología estandarizada, muchos menos atada a un por-
centaje fijo. Tampoco lo sería una metodología que divorcie el
sistema natural del ambiente humano, lo que sería contrario
al principio constitucional de sustentabilidad. Un límite a las
series hidrológicas históricas debe considerarse para no caer en
escenarios inexistentes.
Su determinación debe responder al régimen real de cada
cauce, a su variabilidad fluvial, vinculando la preservación de
los ecosistemas naturales con el bienestar y actividades de las
personas que dependen del ecosistema fluvial; y ello requiere
de la correspondiente evaluación del impacto ambiental como
condición ineludible.
XI. Bibliografía
Aguilera, G. y Pouilly M. (2012). Caudal ecológico: definicio-
nes, metodologías y adaptación a la región andina. En: Acta
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Arias, V. y Terneus, E. (2012). Análisis del marco legal e ins-
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Bergkamp, G., Dyson, M. y Scanlon. (2003). Elementos esencia-
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Carvajal Escobar, Y. (2013). Régimen de caudal ambiental en el
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Ricardo Cantera Kintz, J.R., Carvajal Escobar, Y. y Castro
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Castro Heredia, L.M., Carvajal Escobar, Y. y Jiménez Escobar,
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caudales%20ambientales%20mejoran%20el%20funciona-
miento%20de%20un%20r%C3%ADo.pdf
Conferencia de las Partes de la Convención RAMSAR (2015), 12ª
Reunión. Resolución XII.12: Llamado a la acción para ase-
gurar y proteger las necesidades hídricas de los humedales
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